La decepción del Siglo XX y posibles vías para el filosofar.
Resumen
Esta ponencia, que se ubicó como cierre del VII Congreso Nacional de Filosofía, en el Perú, examina las profundas decepciones que, como opciones filosóficas, en el siglo XX, significaron el positivismo lógico y el marxismo. En realidad, yendo más a fondo, devela al positivismo lógico como el ápice del afán de evidencia absoluta (evidentismo) que surgió con Descartesy dominó, desde Hume, los Tiempos Modernos. Esta tendencia socava la vida cotidiana y es demoledora del conocimiento científico del mundo físico. Semejante desarrollo es sorprendente, porque con Galileo este tipo de conocimiento tiene como objeto el cambiante mundo físico, desdeñado por los griegos debido a su carencia de algo permanente en él: pero esta nueva ciencia aparece y se constituye porque la mente humana en la época moderna infiere que hay estructuras no evidentes, pero permanentes bajo la variabilidad de los hechos sensoriales (es, pues, un conocimiento inferencialista y de allí la intrínseca oposición del evidentismo). Y considera al marxismo como el ápice del afán de dominio sobre la naturaleza, proclamado por la visión instrumentalista de Francis Bacon y, ahora, por extensión, aplicado a los seres humanos. Se juzga que una salida para el futuro del pensamiento filosófico puede hallarse en la obra del segundo Wittgenstein, las Investigaciones Filosóficas.