Editorial
Abstract
La investigación es una de las actividades académicas medulares en las instituciones de educación superior y como tal requiere de aprendizaje permanente, independientemente de la experiencia que tenga el investigador. Cuando esos aprendizajes se transmiten a la universidad y se convierten en parte de su patrimonio intelectual, la misma se transforma en lo que Peter Senge1 denomina una organización inteligente o una organización que aprende. Todo proceso de aprendizaje, está sustentado en otros procesos humanos como el trabajo en equipo, conversaciones interesantes, construcción voluntaria de redes de aprendizaje, libertad de pensamiento, acceso a la información.