Cosmogonía en la Obra de Ramón Palomares
Resumen
La obra de Ramón Palomares nos remite inmediatamente al cosmos. Encontramos que la vida ha dado al poeta la plena medida de su cosmicidad. Por la multiplicidad de las imágenes, el poeta nos vuelve sensibles al poder de los distintos refugios. La realidad tomada como el conjunto de todos los símbolos de un alma con respecto al mundo -es la idea de macrocosmo- y la palabra -la forma-, indica algo que se extiende en la extensión. No al azar el poeta elige una manera particular de nombrar. El pretérito perfecto, el imperfecto y las perifrasis verbales, indican una acción pasada que no se muestra como acabada, que expresa persistencia o duración en el pasado. Y esta forma especial acusa un sentido del sino ";infinitesimal";, llamado así por Spengler, porque se propaga en un espacio infinito y en tiempos infinitos, sin tocar la existencia corpórea, euclidiana, y refiriéndose sólo al alma. Notamos una preocupación ontológica significativa en la obra que nos da testimonio de la rebeldía frente al tipo de ser absolutamente permanente. Es probable que esta inquietud sea propia de los hombres de su generación, llamada por Manuel Caballero la ";generación del miedo";. Según Carlos Jung, el rasgo cósmico, es decir, la referencia a las imágenes contenidas en sueños y fantasías de cualidades cósmicas, como infinitud espacial y temporal, conexiones ";astrológicas";, analogías telúricas, lunares y solares, significan, el estado de ";semejanza divina";. La semejanza divina se refiere, como es evidente, al saber, al conocimiento del bien y del mal.
