Camuflaje y Política de la Impureza en Zárate de Eduardo Blanco
Resumen
En su novela Zárate Eduardo Blanco recurriría al tradicional estilo romántico hispanoamericano de exponer mediante el trasunto de la historia sus propias creencias, su preferencia política y su sentimiento de clase para presentarnos un nuevo proyecto de nación. Blanco se apoyaría en el dispositivo novelesco de recurrir a un momento particular de la historia de Venezuela, recreando un contexto de inestabilidad y terror en torno a la figura del bandolero Zárate, para mostrarnos que la verdadera justicia social no podría radicar en las leyes establecidas por hombres comunes de oscuro linaje sino en la voluntad de Dios, la cual había sido tradicionalmente conferida a la aristocracia como la clase dirigente de los designios de la nación. Esto con el propósito de criticar y eliminar no necesariamente a Zárate, el bandido de la historia social, sino a su némesis, el jurisconsulto y bandido materialista Sandalio Bustillón; el político burgués de su tiempo que se escudaba bajo la máscara de la legalidad que éste mismo dictaminaba; el individuo que abusaba de la política como escudo protector de su impureza racial, social y cultural. Esto es lo que finalmente se erradica para recuperar el pasado, dice el narrador, de “las sanas costumbres de nuestro pueblo” sujeto al orden de paz y armonía regido por la aristocracia venezolana. Era éste un proyecto de nación distante de la realidad política del autor: un proyecto fallido, como se verá, edificado a raíz de un sentido desencanto que lo condujo a imaginar la nación en base a la nostalgia por un pasado que no fue