Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXX, No. 2, Abril - Junio 2024. pp. 80-95
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Como citar: Leyva-Hernández, S. N., Terán-Bustamante,
A., y Arango-Ramírez, P. M. (2024). Patrones de consumo alimentario con enfoque
socialmente responsable. Revista De Ciencias Sociales, XXX(2),
80-95.
Patrones
de consumo alimentario con enfoque socialmente responsable
Leyva-Hernández, Sandra Nelly*
Terán-Bustamante, Antonia**
Arango-Ramírez, Paola Miriam***
Resumen
A través del consumo socialmente responsable es posible para los países
un crecimiento sostenible y el logro del objetivo 12 de la Agenda de las
Naciones Unidas. Por lo cual, es importante conocer los patrones de consumo
alimentario para el desarrollo de estrategias efectivas de comunicación, no
obstante, después de la pandemia por COVID-19, los patrones de consumo se
modificaron orientándose al cuidado de la salud y del ambiente, entre otros.
Este estudio tiene como objetivo contribuir a la literatura sobre el consumo de
alimentos socialmente responsables a través del desarrollo de la segmentación
de estos, de acuerdo con sus patrones de conducta, después de la pandemia por
COVID-19. Por medio de un estudio exploratorio y transversal, se recolectó una
muestra de 834 adultos de la región metropolitana de la Ciudad de México. Se
realizó un análisis por segmentación por análisis de conglomerados de dos pasos:
Jerárquicos y de k-medias. Se identificaron tres segmentos de consumidores
socialmente responsables: Los preocupados por el ambiente y la sociedad, los
racionales, y los cuidadores de la salud. El conocimiento de las
características de estos consumidores puede permitir el desarrollo de
estrategias de marketing adecuadas y programas de política pública que impulsen
este consumo.
Palabras
clave: Patrones de consumo alimentario;
responsabilidad social; salud; comunicación; políticas públicas.
Food consumption
patterns with a socially responsible approach
Abstract
Keywords: Food
consumption patterns; social responsibility; health; communication; public
politics.
Introducción
Actualmente, derivado de la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19
un mayor número de personas se ha incorporado a un mercado de alimentos más
responsable, cambiando así los patrones de consumo. Los patrones de consumo
alimentario son un componente clave del sistema alimentario porque son una
manifestación del funcionamiento de dicho sistema y, a su vez, determinan el
estado nutricional de la población (Rapallo y Rivera, 2019; Sánchez et al.,
2022).
De acuerdo con Rapallo y Rivera (2019), los patrones alimentarios son
determinantes para la definición de los estados nutricionales. Estos estados
nutricionales están compuestos por tres elementos: 1. La cadena de suministro
de alimentos; 2. Los entornos alimentarios; y, 3. El comportamiento de los
consumidores. Estos tres elementos definen los patrones alimentarios; los
cuales están influenciados a su vez por factores ambientales, de innovación,
infraestructurales, políticos y económicos, socioculturales y demográficos,
entre otros.
Para que exista un crecimiento sostenible, es necesario el impulso del
consumo socialmente responsable, puesto que “la sostenibilidad mantiene
la postura ante la sociedad de salvaguardar una mejor calidad de vida de los
individuos” (Guillén et al., 2020, p. 293). Al
respecto, dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos en el
2015 en la Agenda para las Naciones Unidas, se encuentra el objetivo 12, que
tiene como fin garantizar consumo y producción sostenibles (United Nations,
2015; 2022).
Por ello, antes de que las acciones tengan un efecto perjudicial sobre
la naturaleza, se debe hacer un esfuerzo por comprender y respetar los límites
a los que se puede empujar por medio de los patrones de consumo y producción (United
Nations, 2022). En otras palabras, las formas en que se producen, distribuyen y
consumen los alimentos, así como la manera en que los consumidores perciben
estos factores, no pueden descuidar la sostenibilidad (Peano et al., 2019).
Una dieta nutritiva, que es óptima para prevenir enfermedades y
preservar el medio ambiente, debe mencionarse cuando se habla de alimentación
responsable. La inmunidad reducida, el aumento de la susceptibilidad a las
enfermedades, el deterioro del desarrollo físico y mental, así como la
disminución de la productividad, son todos efectos de la mala nutrición (FAO, FIDA,
OMS, PMA y UNICEF, 2021). Por ello, los consumidores han cambiado su selección
a alimentos sostenibles, dado que estos respetan su salud, a la sociedad y al
medio ambiente (Leyva-Hernández et al., 2022; Sánchez et al., 2022).
La crisis actual derivada por el COVID-19, ofrece la oportunidad de
generar un cambio significativo y sistémico en la dirección de una economía más
sostenible que beneficie tanto a las personas como al medio ambiente, puesto
que esta pandemia ha enmarcado la interdependencia de la humanidad y la
naturaleza, así como la incapacidad del planeta para satisfacer las necesidades
humanas ilimitadas (United Nations, 2022).
Después de la epidemia de COVID-19, las personas comenzaron a
preocuparse más por su salud y preferían alimentos que fueran buenos para el
medio ambiente, el productor y el consumidor (Brugarolas et al., 2020). Además,
la pandemia ha provocado cambios en los patrones de conducta prosociales (Alfirević, Arslanagić-Kalajdžić y Lep, 2023).
Lo que actualmente ofrece un beneficio para el consumo de alimentos que
es socialmente responsable. Por lo que el COVID-19 tiene el potencial de
impulsar el cambio social con la adopción de prácticas de producción y consumo
más sostenibles (United Nations, 2022).
No obstante, en el contexto de la nueva normalidad después de la
pandemia por COVID-19, se ha investigado poco sobre cómo segmentar eficazmente
a los consumidores mexicanos de alimentos con características socialmente
responsables. El mercado objetivo vinculado debe identificarse y segmentarse
con precisión para que las tácticas de marketing
que fomentan el consumo socialmente responsable se implementen con éxito; dado
que uno de los factores que determinan la compra responsable es la información
sobre temas de responsabilidad social y la imagen que proyecte la empresa sobre
responsabilidad social (Murgado, 2016).
Por lo tanto, una comprensión profunda y la creación de una segmentación
de mercado relevante y útil son de vital importancia para la comunicación
enfocada a cada segmento y con ello el incremento de este tipo de consumo. De
acuerdo con lo anterior, las preguntas que guían esta investigación son: ¿Cuáles
son los patrones de consumo en la nueva normalidad después de la pandemia por
COVID-19?; ¿Cómo se puede segmentar a los consumidores socialmente
responsables?
En ese sentido, el objetivo de esta investigación es contribuir a la
literatura sobre el consumo de alimentos socialmente responsables. Para lo
cual, primero, analiza la segmentación del mercado de consumidores de alimentos
socialmente responsables en México; así, el instrumento de medición toma como
base los estudios realizados por Villa et al. (2016), por lo que la
segmentación puede ser útil en países similares a estos. Segundo, se
desarrollan perfiles sociodemográficos de los segmentos hallados.
1. Fundamentación teórica
El consumo responsable es posible gracias a la conciencia del impacto
que tiene el consumo sobre el medio ambiente, la salud y la sociedad en
general. En ese sentido, está ligado a la protección del medio ambiente y al
bienestar social (Schor, 1998). Al tomar decisiones sobre su consumo, los
consumidores éticos tienen en cuenta factores como la sostenibilidad ecológica,
la biodiversidad, la conservación de energía, las condiciones laborales y la
estabilidad financiera de los agricultores (Thompson y Coskuner-Balli, 2007;
Entrena y Jiménez, 2013).
Inicialmente, la idea de un consumidor con conciencia social era aquel
que usaba sus recursos financieros para promover el cambio social o examinar
cómo su consumo podría afectar a otros (Webster, 1975). Posteriormente, se
cambió a la persona que patrocina las empresas con mayores beneficios
ambientales y/o menos daño ambiental (Roberts, 1993). Desde una perspectiva más
amplia, el comportamiento socialmente responsable se ha vislumbrado en la
responsabilidad social empresarial, que tiene en cuenta las responsabilidades
económicas, legales, éticas y filantrópicas. Junto a estos, el marketing social se enfoca en el
compromiso empresarial de reducir o eliminar los daños y aumentar los
beneficios para la sociedad (Carroll, 1991; Kotler, 1994; Mohr, Webb y Harris,
2001; Calanchez et al., 2023).
La agricultura orgánica provee un sistema de producción sostenible desde
el punto de vista ecológico, económico y sociocultural (Bustamante, Carrera y Schwentesius, 2017). La comercialización de estos alimentos en México y otros como
agroecológicos y locales se realiza en mercados locales alternativos, algunos
de ellos itinerantes, que se basan en la solidaridad y participación ciudadana (García, Rappo y Temple, 2016). El consumo de este tipo
de alimentos puede considerarse como un consumo socialmente responsable, pues
se relaciona con la conservación del ambiente y el bienestar social.
La elección de los alimentos a consumir es determinante en la salud
humana y la sustentabilidad a futuro, tanto de las personas como del planeta.
Por lo anterior, es relevante la comprensión del impacto de la implementación
de sistemas alimentarios saludables y sostenibles, para alcanzar la seguridad
alimentaria en el presente y en las futuras generaciones (Vásquez et al., 2018; Lutz, 2021), seguir patrones de consumo saludable es imprescindible para lograr
este propósito. Este concepto es sistémico y abarca no solo la
salud y bienestar de las personas, sino también el contexto ambiental,
económico, sociocultural e involucra un enfoque de políticas públicas (Lutz,
2021).
Además, cada vez es más evidente que las empresas alimentarias han
evolucionado a proporcionar tipos de alimentos enfocados en mejorar la salud
del consumidor y que atienden distintos tipos de consumidores responsables (Pascual, Peñalosa y López, 2015), esto
se demuestra en el hecho de que los consumidores han adoptado un enfoque
responsable al mantener un consumo ético que parte de la solidaridad y respeto
de los actores involucrados, en la protección del ambiente y en la generación
de una realidad sostenible (Murgado, 2016).
2. Metodología
El estudio es exploratorio con una dimensionalidad temporal transversal.
Se recolectó una muestra de 834 adultos de la región metropolitana de la Ciudad
de México a través de un cuestionario estructurado por un muestreo a
conveniencia. Para reducir la representación excesiva de compradores éticos, no
se incluyeron criterios de selección que segmenten un estilo de consumo en
particular, solo se eligieron adultos mayores de 18 años que residían en la
región metropolitana de la Ciudad de México.
Para determinar el tamaño mínimo de muestra, se consideró un nivel de
significancia de 0.05 y se optó por un tamaño de efecto pequeño, lo cual
representa un enfoque conservador. Se incluyó el mayor número de predictores
posible para garantizar la validez estadística de los resultados. Con estos
parámetros, se determinó que el tamaño requerido fue de 757, de acuerdo con
Cohen (1992), menor que el tamaño de muestra obtenido.
El instrumento de medición se integró por variables sociodemográficas y
variables cuantitativas como el consumo socialmente responsable y la frecuencia
de consumo. La variable edad, se midió por cinco categorías: Generación Z,
generación Y, generación X, baby boomers
y posguerra. La variable género, se midió por dos categorías mujer y hombre.
Las medidas del nivel de estudio, fueron secundaria, bachillerato,
licenciatura, maestría y doctorado. Las medidas de ocupación, fueron
estudiante, empleado, emprendedor, empresario, ama de casa y retirado. Y la
variable frecuencia de consumo por causa del COVID-19, se midió con una escala
tipo Likert de 5 puntos, desde totalmente en desacuerdo hasta totalmente de
acuerdo.
La variable de consumo socialmente responsable de alimentos fue adaptada
y conceptualizada por Villa et al. (2016). Esta se definió como el
reconocimiento del consumidor de que la empresa es responsable de los efectos
que causa la producción de sus alimentos hacia el medio ambiente o grupos
vulnerables. Esta variable se midió mediante nueve ítems con una escala Likert de 1 totalmente en desacuerdo a 5
totalmente de acuerdo (ver Cuadro 1).
Cuadro 1
Escalas de
la variable consumo socialmente responsable de alimentos
Código |
Ítem |
CSREXT3 |
Hago
un esfuerzo por apoyar y comprar a empresas de alimentos que practican la
gestión de residuos y el reciclaje. |
CSREXT4 |
Hago
un esfuerzo por apoyar y comprar a empresas de alimentos que promuevan la
producción limpia y eviten contaminar el medio ambiente. |
CSREXT5 |
Hago
un esfuerzo por apoyar y comprar a empresas de alimentos que contraten
refugiados (personas desplazadas o reincorporadas) en la sociedad. |
CSREXT7 |
Hago
un esfuerzo por apoyar y comprar a empresas de alimentos que promocionan
alimentos locales o agroecológicos como una forma de apoyar el comercio
local. |
RAC1 |
Hago
un esfuerzo por racionalizar el consumo de alimentos que parecen tener
contaminantes |
RAC2 |
Hago
un esfuerzo por comprar solo aquellos alimentos que necesito, para que
nuestros recursos duren más. |
RAC3 |
Hago
un esfuerzo por evitar el desperdicio de alimentos. |
EVI2 |
Evito
consumir en restaurantes, bares o espacios cerrados que no mantengan
prácticas para evitar el contagio por COVID-19. |
EVI3 |
Evito
comer productos alimenticios altos en calorías o grasas saturadas. |
Fuente: Elaboración propia,
2023 adaptado de Villa et al. (2016).
Los datos se analizaron utilizando el software SPSS, versión 26. Se realizó un análisis por segmentación
mediante un estudio de conglomerados de dos pasos. En primer lugar, se utilizó
el conglomerado jerárquico para identificar los segmentos óptimos con un dendrograma
con diez como punto de corte, debido a que en esa distancia de Ward se pudo observar la mayor
homogeneidad entre los grupos; así como su fiabilidad de cada uno de los
segmentos y su análisis de la prueba de KMO y la prueba de esfericidad de
Bartlett. Se realizó el análisis de ANOVA, con la finalidad de comparar si
existe diferencias significativas entre las medias de los grupos analizados. En
segundo lugar, se realizó un análisis de K-medias con el número de
conglomerados generados (Portilla et al., 2006).
3. Resultados y discusión
De acuerdo con el análisis de clúster jerárquico
utilizado, el número óptimo de conglomerados fue tres, considerando una
distancia de Ward de diez como punto
de corte, que fue donde los grupos estaban mayormente asociados. A estos conglomerados
se les llamó: I: Consumidores con preocupaciones sociales y ambientales; II: Consumidores
racionales; y, III: Consumidores cuidadores de la salud. En la Figura I, se
muestra el dendrograma en que se clasificaron los casos atribuidos a los tres
grupos o segmentos.
Eje X Eje Y
Fuente:
Elaboración propia, 2023 con base en análisis estadístico de SPSS
Figura I: Dendrograma de clasificación
De los tres componentes que se observan en el
dendrograma (ver Figura I): El primer componente, se etiquetó como consumidores
con preocupaciones sociales y ambientales, representado por ítems que explican cómo los consumidores
se esfuerzan por apoyar y comprar a empresas de alimentos que no explotan
recursos y trabajadores. El segundo componente, como racionales, los ítems, reflejan el esfuerzo por
racionalizar el consumo de alimentos que parecen tener contaminantes y hacer un
esfuerzo por realizar prácticas de compostaje. El tercer componente, representó
a los cuidadores de la salud, los ítems
que manejan el compromiso de evitar consumir alimentos que son peligrosos para
la salud, así como comer productos alimenticios altos en calorías o grasas
saturadas.
Los consumidores con preocupaciones sociales y
ambientales se agruparon 349 (41,85%) casos, entre los racionales se agruparon
73 (8,75%) casos, y en los cuidadores de la salud se agruparon 412 casos (49,40%),
dando el total de 834 casos analizados.
Se utilizó el análisis de confiabilidad
utilizando el alfa de Cronbach para evaluar la consistencia interna de los
factores que se formaron. Un valor del coeficiente alfa de Cronbach (α)
superior a 0.6 indica un nivel aceptable de fiabilidad, de acuerdo con Norman y
Streiner (2008); y, Ursachi, Horodnic y Zait (2015). Los valores de α oscilaron
entre 0.625 y 0.895. Por lo tanto, es razonable concluir que los factores
revisados tenían una buena consistencia interna de confiabilidad. Para
examinar más a fondo la validez de los dos factores revisados, se realizó la
prueba de esfericidad de Bartlett,
siendo significativa al nivel 0.000 y el valor de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) fue de 0.883. Estos resultados aseguraron
la confiabilidad de los datos (Bennett y Allen, 2012), como se ilustra en el
Cuadro 2.
Cuadro 2
Prueba de KMO y Bartlett
Prueba de KMO y Bartlett |
||
Medida Kaiser-Meyer-Olkin de adecuación de muestreo |
0.883 |
|
Prueba de esfericidad de Bartlett |
Aprox. Chi-cuadrado |
3915.084 |
gl |
36 |
|
Sig. |
0.000 |
Fuente: Elaboración propia, 2023 con base en análisis estadístico en SPSS.
Es relevante
destacar que se encontraron diferencias significativas entre los grupos, tal
como lo reflejan los valores estadísticos F para cada indicador de consumo
socialmente responsable, con un nivel de significancia de p ≤ 0.000. Se
llevaron a cabo pruebas estadísticas para evaluar la normalidad de las
variables y la homogeneidad de las varianzas entre los grupos. Para determinar
la normalidad, se utilizó la prueba de Kolmogorov-Smirnov.
Los resultados indican que los tres casos agrupados en los clústeres se
clasifican de manera precisa según sus indicadores, según lo revela el análisis
de ANOVA (ver Tabla 1).
Tabla 1
Análisis
de ANOVA
|
Clúster |
Error |
F |
Sig. |
||
Media cuadrática |
gl |
Media cuadrática |
gl |
|||
CSREXT3 |
245.460 |
2 |
0.457 |
831 |
536.713 |
0.000 |
CSREXT4 |
245.226 |
2 |
0.498 |
831 |
492.699 |
0.000 |
CSREXT5 |
162.231 |
2 |
0.622 |
831 |
260.935 |
0.000 |
CSREXT7 |
183.060 |
2 |
0.576 |
831 |
317.935 |
0.000 |
RAC1 |
224.176 |
2 |
0.608 |
831 |
368.832 |
0.000 |
RAC2 |
203.090 |
2 |
0.605 |
831 |
335.428 |
0.000 |
RAC3 |
222.034 |
2 |
0.587 |
831 |
378.563 |
0.000 |
EVI2 |
153.851 |
2 |
1.087 |
831 |
141.521 |
0.000 |
EVI3 |
139.420 |
2 |
1.127 |
831 |
123.684 |
0.000 |
Fuente: Elaboración propia, 2023 con base en análisis
estadístico en SPSS.
El análisis de ANOVA
es una herramienta estadística empleada para contrastar las medias de tres o
más grupos independientes. Su propósito principal radica en determinar si
existen diferencias significativas entre las medias de los grupos en una o más
variables independientes (Portilla et al., 2006).
En esta Tabla 1, se puede observar que en el análisis de varianza
(ANOVA) realizado para investigar las diferencias entre los grupos en relación
con las variables de interés, se observaron resultados significativos. Los
valores de significancia (p ≤ 0.000), indican que existen diferencias
estadísticamente significativas entre al menos uno de los grupos para cada una
de las variables estudiadas. Al examinar los valores F y sus correspondientes
valores de significancia (p-value) para cada clúster o grupo, se encontró que
todas las comparaciones resultaron significativas. Esto sugiere que hay
variabilidad significativa entre los grupos en relación con las variables analizadas.
Los hallazgos del ANOVA confirman que las
diferentes categorías de consumidores, agrupadas en clústeres, muestran
comportamientos distintos en cuanto a las dimensiones de consumo socialmente
responsable, racionales y relacionadas con la salud. Estos resultados sugieren
la presencia de patrones de comportamiento distintivos entre los grupos, lo
cual es crucial para comprender las preferencias y actitudes de los
consumidores hacia el consumo socialmente responsable y relacionado con la
salud. Las diferencias encontradas entre los grupos proporcionan información
valiosa para la segmentación del mercado y el diseño de estrategias de marketing dirigidas a audiencias
específicas. En la Tabla 1: ANOVA, se proporcionan algunos elementos observados como
son:
a. Suma de cuadrados:
Esta columna muestra la suma de los cuadrados de las desviaciones de las medias
de los grupos respecto a la media global. La cual está midiendo la variabilidad
total en los datos.
b. Grados de libertad:
Los grados de libertad están asociados con la suma de cuadrados y representan
el número de elementos en el sistema de datos que son libres de variar.
c. Media Cuadrática:
Es el cociente entre la suma de cuadrados y los grados de libertad asociados.
Representa la variabilidad media en los datos.
d. Estadístico F y
Significancia: El estadístico F está comparando la variabilidad entre los
grupos (entre-grupos) con la variabilidad dentro de los grupos (dentro-grupos).
La significancia indica si la diferencia entre las medias de los grupos es
estadísticamente significativa.
Dado
que la Tabla 1 proporciona información sobre los factores “Consumidores con
preocupaciones sociales y ambientales”, “Racionales”, y “Cuidadores de la
salud”, los valores presentados corresponden a los efectos de estos factores en
el modelo ANOVA. Las escalas revisadas del consumo socialmente
responsable que constan de tres factores, se utilizaron en el análisis de
conglomerados. Este análisis de conglomerados por K medias, es un método de
agrupación de casos que se basa en las distancias entre ellos en un conjunto de
variables (Bennett y Allen, 2012). Los resultados del análisis de conglomerados
utilizando el método de Ward (K-Means) indicaron que el número óptimo
de conglomerados son tres. La Tabla 2, muestra las calificaciones medias de los
tres factores atribuidos a los grupos o segmentos.
Tabla 2
Análisis
de K-medias
Número de caso de clúster |
Consumidores con preocupaciones sociales y ambientales |
Racionales |
Cuidadores de la salud |
|
1 |
Media |
2.05 |
2.16 |
2.12 |
2 |
Media |
3.88 |
3.81 |
1.91 |
3 |
Media |
3.82 |
4.05 |
3.68 |
Total |
Media |
3.62 |
3.77 |
3.10 |
Nota: Las cifras en negrita indican la calificación media más alta para cada
uno de los factores analizados.
Fuente: Elaboración propia, 2023 con base en análisis
estadístico en SPSS.
3.1. Características de los tres segmentos
La Tabla 3, muestra los perfiles demográficos y
psicográficos de los tres segmentos de encuestados que se obtuvieron con el
análisis de clúster, que indican los patrones de consumo desarrollados a partir
de la pandemia por COVID-19. Para determinar la frecuencia de consumo de estos
alimentos, se preguntó a los encuestados qué tan de acuerdo estaban con el aumento
de su consumo por el COVID-19, de alimentos orgánicos, agroecológicos, de
comercio justo, de empresas que tienen actividades proambientales, de empresas
que brindan buenas condiciones de trabajo a sus empleados, y disminuyeron el
consumo de alimentos ultraprocesados.
Tabla 3
Perfil demográfico y psicográfico de los
segmentos del consumo socialmente responsable de alimentos
Frecuencia
de consumo de alimentos |
Consumidores con
preocupaciones sociales y ambientales |
Racionales |
Cuidadores de la salud |
||||
Totalmente en desacuerdo |
4,5% |
3,9% |
11,3% |
||||
En desacuerdo |
8,7% |
7,4% |
19,3% |
||||
Ni de acuerdo ni en desacuerdo |
37,4% |
30,6% |
24,3% |
||||
De acuerdo |
40,1% |
45,5% |
39,1% |
||||
Totalmente de acuerdo |
9,2% |
12,6% |
6,0% |
||||
Total % |
100% |
100% |
100% |
||||
Generación |
|||||||
Generación
Z |
61,63% |
59,2% |
60,0% |
||||
Generación
Y |
14,62% |
1,.8% |
14,8% |
||||
Generación
X |
20,14% |
19,3% |
21,5% |
||||
Baby
boomers |
3,35% |
3,5% |
3,35% |
||||
Posguerra |
0,23% |
0,18% |
0,25% |
||||
Total % |
100% |
100% |
100% |
||||
Género |
|||||||
Mujer |
57,6% |
58,0% |
59,9% |
||||
Hombre |
42,3% |
42,0% |
40,0% |
||||
Total % |
100% |
100% |
100% |
||||
Nivel de
estudio |
|||||||
Secundaria |
4,6% |
1,1% |
3,4% |
||||
Bachillerato |
8,7% |
17,9% |
19,3% |
||||
Licenciatura |
40,1% |
74,3% |
69,0% |
||||
Maestría |
37,4% |
5,7% |
5,5% |
||||
Doctorado |
9,2% |
0,71% |
2,5% |
||||
Total % |
100% |
100% |
100% |
||||
Ocupación
|
|||||||
Estudiante |
55,7% |
59,3% |
52,1% |
||||
Empleado |
25,5% |
15,5% |
28,6% |
||||
Emprendedor |
7,3% |
9,5% |
8,2% |
||||
Empresario |
6,1% |
7,1% |
7,6% |
||||
Ama de casa |
4,1% |
5,3% |
2,1% |
||||
Retirado |
1,0% |
2,8% |
1,0% |
||||
Total % |
100% |
100% |
100% |
||||
Fuente: Elaboración propia, 2023 con base en análisis
estadístico en SPSS.
Había cinco categorías de respuesta: 1: Totalmente en desacuerdo, 2: En
desacuerdo, 3: Ni de acuerdo ni en desacuerdo, 4: De acuerdo, y 5: Totalmente
de acuerdo. El 40,1% de los encuestados contestó que está de acuerdo con el
consumo por preocupaciones sociales y ambientales; el 45,5% está de acuerdo con
la racionalización de los alimentos; y, el 39,1% está de acuerdo en cuidar de
su salud.
a. Consumidores con preocupaciones sociales y ambientales
Este segmento comprendió el
41,85% de los consumidores socialmente responsables. Estos consumidores se
caracterizaron por hacer un esfuerzo en apoyar y comprar a empresas de alimentos
que practican la gestión de residuos y el reciclaje, que promueven la
producción limpia y evitan contaminar el ambiente, y que contratan refugiados y
que promocionan alimentos locales o agroecológicos como una forma de apoyar el
comercio local. Este segmento presentó un nivel relativamente alto de
frecuencia de alimentos socialmente responsables debido al COVID-19, pues el
40,1% de estos consumidores estuvo de acuerdo con aumentar su frecuencia de
compra de estos alimentos por el COVID-19.
De acuerdo con su perfil demográfico, el 61,63% pertenece a la
generación Z y el 20,14%, a la generación X. La mayoría son mujeres (57,6%) con
un nivel de estudios de licenciatura (40,1%) y maestría (37,4%), lo que implica
que son personas con un alto grado de estudios tal como lo ha demostrado Camarena-Gómez,
Romero-Valenzuela y Camarena-Gómez (2020), al analizar el consumo de alimentos
orgánicos. Asimismo, el 55,7% son estudiantes y el 25,5% son empleados.
b. Consumidores racionales
Este segmento representó el
menor porcentaje de los consumidores socialmente responsables, el 8,75%. Los
racionales son consumidores que se enfocan en consumir solamente los alimentos
que necesitan con el fin de que los recursos tengan una mayor duración. También
ellos hacen un esfuerzo por evitar el desperdicio de alimentos y los alimentos
con contaminantes. Lo que concuerda con
la noción ortodoxa de racionalidad económica, que propone que el individuo
busca la maximización de sus beneficios (Kahneman, 2017; Mejía y Delgado,
2023).
Además, los participantes de este grupo en su
mayoría tienen estudios de nivel licenciatura, lo que concuerda con que
mediante un proceso racional tomen decisiones, pues son los que más información
tienen y con ello pueden tomar una decisión. Sin embargo, no solo la
racionalidad económica es tomada en cuenta para su patrón de consumo, sino
también lo es la noción de gratuidad involucrada en el consumo responsable (Mejía
y Delgado, 2023). La mayoría de los consumidores de este segmento (59,2%),
pertenece a la generación Z, y en menor medida a las generaciones Y y X, con un
17,8% y 19,3% respectivamente.
c. Consumidores cuidadores de la salud
Este segmento representó el
49,40% de los consumidores, siendo el segmento más grande. Los cuidadores de la
salud se caracterizan por evitar consumir alimentos en restaurantes o espacios
cerrados en los que no se mantengan prácticas para evitar el contagio por
COVID-19, así como evitar el consumo de alimentos que pongan en riesgo su
salud, como los altos en calorías o grasas saturadas. De acuerdo con Polzin, Lusk y Wahdat (2023), el factor nutricional es un
elemento clave dentro de un patrón de dieta sostenible. Aunque este grupo este
orientado hacia el cuidado de la salud, no implica que no propicie un consumo
socialmente responsable, pues también un marco basado en la salud conduce a
patrones alimenticios sostenibles (Morren et al., 2021).
Al igual que en los segmentos anteriores, la mayoría de estos
consumidores son mujeres con estudios de licenciatura, además, el porcentaje de
personas con grado de bachillerato en este segmento es mayor que en los
anteriores, siendo este de 19,3%. El 60% de los entrevistados pertenece a la
generación Z, y el 21,5% a la generación X. El 52,1% son estudiantes, el 28,7%
empleados, y el 8,1% emprendedores.
Para este tipo de consumo, los adultos jóvenes son cruciales porque sus
demandas son principalmente de una mayor calidad ambiental (Nieves, 1998).
Adicionalmente, según Peñalosa y López (2016), los jóvenes aspiran a proteger
el medio ambiente y adquirir bienes sustentables. Los consumidores jóvenes,
estudiantes y graduados que tienen menos de 24 años también son un grupo de
mercado importante para estos productos (Pham et al., 2019).
A pesar de que pudiera verse que se trata de dos factores diferentes, el
comportamiento enfocado con el bienestar social y con la preocupación ambiental
han sido considerados por otros investigadores como un solo factor (Polzin et
al., 2023), que confirma que el segmento de consumidores, que se esfuerza por
garantizar mejores condiciones a actores vulnerables, también se esfuerza por
realizar prácticas en pro del ambiente.
El grupo de consumidores racionales fue el que tuvo mayor porcentaje de
jóvenes de la generación Y. Mientras que los consumidores que cuidan su salud
integraron al mayor número de adultos de la generación X. Y el grupo de
consumidores preocupados por la sociedad y el ambiente fue en el que se
localizan la mayor parte de jóvenes de la generación Z. Lo que implica que, si
bien en todos los grupos están conformados por todas las generaciones, se
observa que cada generación tiene características específicas de consumo.
Estos cambios en la segmentación pueden deberse a que los consumidores de
la generación Y son más escépticos con la imagen de responsabilidad social que
los de la generación Z, pues estos últimos no cuestionan los motivos ocultos de
marcas socialmente responsables (Formánková et al., 2019; Chatzopoulou y De
Kiewiet, 2021; Alfirević et al., 2023). Lo que puede llevar a que los
consumidores de la generación Y se preocupen más por la racionalidad económica
que por el bienestar social, y los consumidores de la generación Z tengan una
mayor motivación por la preocupación social.
Al igual que otras investigaciones como la de Palacios-González y
Chamorro-Mera (2020); y, García-Salirrosas et al. (2023), el género de los
participantes no modifica los patrones de consumo debido a que hay una
representación casi homogénea entre mujeres y hombres en todos los segmentos. También
los niveles de estudio los modifican, pues el segmento de consumidores
preocupados por el ambiente y la sociedad tienen estudios de licenciatura y
maestría; mientras que los consumidores racionales y cuidadores de la salud en
su mayoría tienen estudios de licenciatura.
Las instituciones de educación superior pueden fomentar el comportamiento
prosocial en los estudiantes que puede intervenir en sus patrones de consumo
(Caprara et al., 2005; Alfirević et al., 2023), lo que puede explicar que los
consumidores de la muestra tengan en su mayoría estudios de nivel
superior.
Conclusiones
Los hallazgos de esta investigación incluyen tres grupos de consumidores
que muestran los patrones de consumo que surgieron a partir de la pandemia por
COVID-19. En el futuro, esto sin duda ayudará al análisis efectivo de estos
grupos por las partes interesadas importantes, en particular a los
comercializadores, los responsables de la toma de decisiones y aquellos con
intereses económicos, a desarrollar y difundir estrategias de marketing exitosas dirigidas a impulsar
el consumo de alimentos socialmente responsable.
De acuerdo con los resultados, podría parecer
que los cambios generacionales modifican los patrones de consumo alimentarios,
sin embargo, es necesario analizar en profundidad si por las generaciones las
dietas de los consumidores se modifican. Los resultados de esta investigación
deben tomarse con cautela pues no es posible realizar generalizaciones,
únicamente pueden corresponder a una población con características propias de
la muestra. Futuras investigaciones pueden analizar con mayor profundidad las
diferencias entre estas generaciones y las motivaciones inherentes a cada
generación.
El conocimiento de las características de los consumidores puede
permitir a los productores establecer estrategias de marketing adecuadas en otros canales de venta como redes sociales o
venta online, puesto que las
restricciones provocadas por el COVID-19 limitan la venta uno a uno. Las redes sociales
pueden ser útiles para los consumidores de la generación Y, debido a que
permiten el fortalecimiento de las relaciones de marca en consumo socialmente
responsable y este grupo generacional las usa para compartir información de su
compra.
A su vez, los productores pueden elegir otros canales de venta
establecidos, como tiendas especializadas que se enfocan en el cuidado de la
salud o integrarse con organizaciones que tienen como objetivo proteger el
medio ambiente o el bienestar social para promocionar sus alimentos, dada la
segmentación obtenida en el estudio. Tal es el caso de programas como el
movimiento Slow Food que promueve una
imagen que promueve el bienestar, la preservación de la herencia culinaria y el
ambiente. Lo que permitirá utilizar este canal para la promoción hacia los
segmentos orientados hacia el cuidado de la salud y la preocupación social y
ambiental.
Las políticas públicas pueden establecer campañas de comunicación
orientadas a cada segmento de consumidores de la investigación de acuerdo con
sus características demográficas y psicográficas para incentivar la compra
responsable de alimentos y resaltando el cuidado de la salud, la compra
racional enfocada a cuidar el ambiente y la economía y el beneficio de los
productores. Para poder lograr una
compra responsable, los consumidores consideran la información que tienen sobre
responsabilidad social y la imagen que tienen sobre la empresa.
Por medio de estrategias publicitarias es posible lograr la notoriedad
de la empresa, la persuasión y con ello formar una imagen que incentive una
actitud positiva hacia la compra. El conocimiento de los patrones de consumo de
estos consumidores podrá garantizar la implementación de mejores estrategias de
comunicación.
Una de las principales limitaciones de este estudio fue el lugar de
muestreo que se limitó al área metropolitana de la Ciudad de México. Se sugiere
que futuras investigaciones realicen un estudio a lo largo de las regiones de
México, con lo cual pueden comparar las características de los consumidores de
cada región y hacer propuestas específicas para cada una de ellas relacionadas
con estrategias de mercadotecnia.
Si bien es una investigación exploratoria que presenta los segmentos de
consumo socialmente responsable, se queda limitada para explicar en profundidad
los factores que propician este tipo de consumo o los efectos de las
características sociodemográficas y psicográficas en el consumo socialmente
responsable. Se recomienda explorar los factores que influyen en el consumo
socialmente responsable de alimentos, que permita no solo saber las
características de cada segmento, sino también las motivaciones de los
consumidores para cada segmento, así como los efectos de las características
sociodemográficas y psicográficas en cada segmento.
Otra limitación del estudio fue la dimensión temporal de la
investigación. Si bien el estudio se llevó a cabo durante la pandemia por
COVID-19, no es posible cuantificar de qué forma la pandemia cambió los
patrones de consumo, puesto que no se comparan los datos con datos previos a la
pandemia o datos posteriores a la pandemia. Los hallazgos de este estudio deben
tomarse con cautela pues no se puede inferir que la pandemia provoque un cambio
en los patrones de consumo.
Futuras investigaciones pueden replicar este estudio en condiciones
posteriores a la pandemia para poder comparar si hay alguna modificación en los
segmentos de consumidores, profundizando el análisis sobre el efecto del
COVID-19 en los cambios alimentarios. Se recomienda ampliamente realizar una
investigación longitudinal para cuantificar cambios a través del tiempo por
eventos similares a la pandemia por COVID-19.
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* Doctora en Ciencias en Conservación y Aprovechamiento de
Recursos Naturales. Profesora de Tiempo Completo de la Facultad de Ingeniería y
Negocios San Quintín en la Universidad Autónoma de Baja California, San
Quintín, México. E-mail: leyva.sandra@uabc.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5687-9945
** Doctora en Ciencias de la Administración. Profesora
Investigadora de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales en la
Universidad Panamericana, Distrito Federal, México. E-mail: ateran@up.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0240-5234 (Autor de correspondencia).
*** Doctora en Ciencias en Desarrollo Regional y Tecnológico.
Postdoctorante e Investigadora de la Facultad de Ciencias Administrativas y
Sociales en la Universidad Autónoma de Baja California, Baja California,
México. E-mail: paolaarango@uabc.edu.mx
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5983-4008
Recibido: 2023-11-10 · Aceptado: 2024-01-28