Violencia, filosofía e historia de América Latina
Resumen
Un día de 1492, desde las apacibles aguas que bañaban las costas del oriente continental, surgieron extrañas naves de cuyo vientre brotaron hombres de piel indestructible y brazos que vomitaban fuego. El sol tropical, bajo cuya luminosidad otros hombres proyectaban su vida desde más allá del tiempo, se vio eclipsado por enormes banderas en las que fulguraban una espada y una cruz. Una cultura comenzó entonces a perecer bajo la violencia de otra; de los despojos se formó América Latina. A partir de este hecho primigenio de violencia, la historia de América Latina ha sido la historia de la negación sistemática y permanente de su derecho a la autodeterminación individual y colectiva. A partir de allí se produce una ruptura, un distanciamiento del proyecto originario y el hombre americano pasó a convertirse en mediación del proyecto de otro hombre. Mediante un acto de fuerza, legitimado por un acto de fe, España tomó posesión de estas tierras y de todo cuanto en ella se hallaba. No exploró, no preguntó, simplemente se apropió lo encontrado, lo declaró suyo y le puso un nombre: Indias Occidentales. Desde su ego conquiro otorgó ser a ese nuevo ente que intempestivamente irrumpía en su mundo y lo hizo ser como ella. Comenzó a llamarlo también Nuevo Mundo; no porque antes no existiera, sino porque era su nueva creación.
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