NOTAS Y DEBATES DE ACTUALIDAD

UTOPÍA Y PRAXIS LATINOAMERICANA. AÑO: 22, n°. 78 (JULIO-SEPTIEMBRE), 2017, PP. 153-162 REVISTA INTERNACIONAL DE FILOSOFÍA Y TEORÍA SOCIAL

CESA-FCES-UNIVERSIDAD DEL ZULIA. MARACAIBO-VENEZUELA.


Una perspectiva crítica sobre la violencia en Colombia en

épocas del postconflicto1.


A critical perspective on violence in Colombia in times of post-conflict

José Javier CAPERA FIGUEROA

Universidad del Tolima, Colombia.


José Julián ÑAÑEZ RODRÍGUEZ

IDEAD –UT, Colombia.


Resumen


El objetivo del siguiente artículo reflexivo consiste en realizar una aproximación crítica desde el campo político-filosófico sobre lo que constituye el postconflicto, teniendo como referente la época de la violencia que ha sido característico de la historia política colombiana. Para ello, se recurre a destacar dos aspectos importantes: el primero, la ruptura de la visión tradición de la violencia como un determinado dispositivo de las relaciones sociales al interior del Estado; y el segundo, la estructura filosófica que posee la violencia al interior de los procesos sociales entre la ciudadanía y las instituciones. Un elemento importante que se encuentra en esta reflexión es el momento actual del “postconflicto” y como dicho episodio de la realidad colombiana ha generado reacciones que fragmentan la comunicación interna entre los sectores más excluidos y las elites criollas del territorio. La metodología que se aplicó fue: el análisis documental extenso, la revisión y reflexión teórica relacionada con la violencia política, la perspectiva filosófica y su relación con el postconflicto. Encontrando como resultado que la nueva imagen que se tiene sobre el escenario de la paz es positiva en mayor medida, aunque es necesario la generación de estrategias políticas congruentes con la necesidad real de los diversos sectores sociales, que han sufrido categóricamente la violencia estructural en cada uno de sus territorios.

Palabras clave: Violencia Política; Postconflicto; Ciudadanía; Territorios; Estado colombiano.

Abstract


The purpose of the following reflective article is to make an approximation from the political-philosophical field on what constitutes postconflict, having as reference the period of violence that has been characteristic of Colombian political history. In order to do this, it appeals to highlight two important aspects: first, the rupture of the tradition’s vision of violence as a certain device of social relations within the State; and the second, the philosophical structure of violence within the social processes between citizens and institutions. An important element that is found in this reflection is the present moment of “postconflict” and as this episode of the Colombian reality has generated reactions that fragment the internal communication between the most excluded sectors and the Creole elites of the territory. The methodology applied was: an extensive documentary analysis, the review and theoretical reflection related to political violence, the philosophical perspective and its relation to postconflict. Finding as a result that the new image on the peace scene is more positive, although it is necessary to generate political strategies that are consistent with the real need of the various social sectors, which have suffered categorically from structural violence in each One of its territories.

Keywords: Political Violence; Post-conflict; Citizenship; Territories; Colombian State.



Recibido: 24-04-2017 ● Aceptado: 11-06-2017


  1. El presente artículo reflexivo es producto de las disertaciones realizadas en el campo de la filosofía y la politología entorno al momento coyuntural de lo que simboliza el postconflicto en la sociedad colombiana. Se agradecen los comentarios de los maestros Arturo Escobar, Eduardo Sandoval Forero, Abdiel Rodríguez Reyes y Luis Martínez Andrade. Sin dejar a un lado los aportes de la literata Indira Enríquez como siempre muy valiosos en la construcción del documento.


    INTRODUCCIÓN

    La compleja realidad que viven los pueblos de América Latina sometidos a un proceso histórico que configura el sistema mundo- capitalista2. Ha sido la muestra de las vicisitudes que enfrenta la región en pleno siglo XXI, dichas problemáticas van desde los conflictos socio – ambientales, la implementación de megaproyectos, la negación de la participación política, la corrupción al interior de las instituciones y la violencia estructural entre otras variables que son parte de la crisis civilizatoria de estos tiempos.

    Bien lo resalta el maestro John Saxe Fernández3, al mencionar que vivimos en una época marcada por el fenómeno civilizatorio donde el modelo de producción basado en la explotación, la mercantilización y la privatización de la esfera pública y los bienes comunales ha sido una variable que permite comprender la crisis estructural que presenta la región a causa de las políticas del libre mercado y las acciones concretas que han realizados las élites criollas en cada territorio4.

    Esto se enmarca en lo que representa la globalización en su máxima expresión debido al grado de popularidad que ha tenido este concepto al interior del sujeto, se puede apreciar en la radio, la televisión, las comunicaciones, la prensa y demás espacios donde existe plena interacción sobre los temas complejos de estos tiempos. Lo que implica que la connotación de crisis también ha tenido un gran de aceptación y asimilación en diversos espacios sociales haciendo de esta circunstancia un punto referencial para analizar el tipo de imaginario que se está constituyendo en las relaciones sociedad civil y Estado.

    A primera vista pareciera que el ciclo del capitalismo llegara a su fín, pero con el paso del tiempo la crisis toma mayor fuerza. Tal como lo señala Vega Cantor al momento de reconocer que los factores ambientales, energéticos, alimenticios e hídricos son la muestra más fehaciente de los problemas que se viven en estos momentos, donde cada vez asume más sentido la concepción de la crisis civilizatoria en la región latinoamericana, esto configuran un tipo de relaciones políticas con los actores sociales y las regiones más pauperizadas del territorio5.

    La realidad colombiana que en los últimos años ha presenciado una serie de características particulares entre esas: la existencia de un conflicto por más de 50 años, el ciclo político de las élites en el poder, la lucha bipartidista que posteriormente daría pie para la detonación de la “famosa” época de la violencia, son algunas de las características que marcan el panorama que han vivido históricamente grupos sociales como los indígenas, campesinos y afrodescendientes frente a lo que significa la crisis civilizatoria.

    En efecto, uno de los rasgos más influyentes al momento de hablar sobre la violencia estructural, lo encontramos en lo que implica la ola de acciones represivas que atenta contra la dignidad humana y la libertad del sujeto. Demostrando que la historia de los pueblos latinoamericanos se ha visto fraguada entre el abuso del poder político y el ejercicio de la fuerza, a través de las instituciones donde los sectores sociales más excluidos son los que mayor impacto reciben debido a la violación de sus derechos como ciudadanos en una democracia “legítimamente” estable desde el campo de los analistas político- sociales6.

    El proceso histórico de la violencia en Colombia tiene que ver con problemas estructurales que configuran la sociedad en su mayor connotación, encontramos así que: la concentración de la tierra,


  2. WALLERSTEIN, I (2005). Análisis del sistema-mundo: una introducción. México: Siglo XXI editores.

  3. Recomiendo a los lectores escuchar las conferencias del Maestro Saxe sobre el campo de la globalización, neoliberalismo y la geopolítica de los recursos naturales. En especial el siguiente enlace: http://videostelesur.starmedia.com/cruce-de-palabras-john- saxe-fernandez/

  4. SAXE-FERNÁNDEZ, J. (1997). “Globalización: crítica a un paradigma. Problemas del Desarrollo”. Revista Latinoamericana de Economía, 28, n°.110, pp. 87-109.

  5. VEGA CANTOR, R (2013). “Lecturas sobre Marxismo Ecológico”. Revista Herramienta de pensamiento crítico, Panamá, p. 43. Recuperado en: http://www.herramienta.com.ar/

  6. FORERO, ES & SALAZAR PÉREZ, R (2003). América Latina: conflicto, violencia y paz en el siglo XXI. México: Insumos latinoamericanos.


el no- reconocimiento de los derechos políticos, la violación sistemática de los derechos humanos y la exclusión radical sobre los asuntos públicos, se convierten en el bastión de lo que simboliza pensar las causas endémicas que generaron el conflicto armado y el uso de la violencia – irracional por parte de los agentes del Estado, la sociedad civil y los actores sociales en la sociedad colombiana.

Una muestra concreta de este panorama se puede apreciar en la siguiente narrativa: “En los últimos cuatro años han ocurrido más de 300 ataques por parte de guerrilleros y paramilitares contra pueblos, caseríos y estaciones de policía, ubicados en los departamentos que cuentan con mayor población campesina e indígena” 7.

Al mismo tiempo, se genera un imaginario sobre la necesidad de construir caminos dialógicos sobre lo que constituye la paz, y la manera de reflexionar críticamente sobre la violencia que ha vivido la sociedad colombiana a lo largo de su historia. Llegando al punto de reconocer que el conflicto armado no es ajeno a la violencia política donde persisten casusas como el control sobre la tierra, el abuso de los poderes legales, la imposición de un modelo económico hegemónico, la noción de un proyecto de Estado identificado con el liberalismo y la débil institucionalidad que ha existido a lo largo de la historia sobre la violencia en Colombia, esto facilito que se dieran las condiciones necesarias, para que posteriormente tomara fuerza interna y externa: en el primer caso, la confrontación ideológica por las elites, caciques y gamonales en las regiones; el segundo caso responde a la influencia estratégica que ha ejercido los países colonialistas en particular los Estados Unidos sobre el modelo económico nacional8.

Un elemento importante de reflexionar consiste en que es un conflicto por más de medio siglo que propiamente ha sido planeado por los grupos económicos, élites políticas y empresarios donde los sectores más pobres, excluidos y vulnerables han ejercido la violencia de forma radical, casos concretos encontramos en las revueltas populares en el Magdalena Medio, la famosa masacre de las Bananeras, y en particular las rebeliones que han hecho los indígenas, afrodescendientes y campesinos en distintas zonas del país9.

De esta manera, la violencia se convierte en la forma más discreta de impugnación y conservación del orden, sea este económico, social, político y/o cultural10. Lo cual muestra que la falta de condiciones socio-económicas repercute fuertemente en los espacios donde existen tensiones y coyunturas sobre la relación entre la sociedad civil y el Estado, la cuestión radica en reconocer que el matrimonio violencia – política influyen categóricamente en las relaciones sociales de un grupo social frente a una institución en particular11.

Lo expuesto hasta el momento se constituye como una aproximación conceptual sobre la perspectiva politológica de la violencia política en el actual momento del postconflicto. Asu vez el intento de reflexionar desde el plano filosófico sobre el ethos, el ser y los motivos que tiene el sujeto desde su condición como


7 Ibíd., p. 111.

  1. MACEDO, FG & FIGUEROA, JJ (2016). “Geopolítica, discusiones y perspectivas Latinoamericanas”. Espacios Públicos, 19, n°.46, pp. 109-125.

  2. FIGUEROA, JJ (2015). “La Educación en el Sur del Tolima, un camino por construir”. Periódico el Nuevo Día, pp.20-22. Diciembre. Recuperado de: http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/opinion/columnistas/279170-la-educacion-en-el-sur-del- tolima-un-camino-por-construir

  1. ANSALDI, W & VERÓNICA, G (2014). América Latina. Tiempos de violencias. Madrid: Grupo Planeta Spain, p. 53.

  2. En lo concerniente a los estudios de la violencia en latinoamericana recomendamos dos posturas propias de un marco crítico: la primera, tiene que ver con los estudios de Waldo Ansaldi sobre democracia, violencia y régimen político; y la segunda, se trata de una postura desde la etnográfica política de Alfredo Molano sobre los fragmentos de la historia de la violencia y el conflicto armado colombiano, esto no quiere decir, que no existan estudios importantes pero debido a la limitación del espacio mencionamos estos autores como puntos referenciales. Asimismo, consideramos necesario problematizar los términos “post- conflicto y post- acuerdo” debido a que existen distintas posturas sobre estas connotaciones de corte gramaticales y políticas.


    ciudadano en un momento coyuntural que representan los acuerdos de paz ya firmados y en pleno proceso de desarrollo estratégico. Para así llegar, a punto donde se puede mostrar la fragmentación política que existe entre regiones sobre el proyecto de la paz como ha sido concebido por parte del gobierno nacional y la guerrilla de las Farc- EP.


    UNA APROXIMACIÓN POLITOLÓGICA SOBRE LA VIOLENCIA POLÍTICA COLOMBIANA

    La ciencia política como una disciplina que hace parte del trio- nomotético de las ciencias sociales, tiene la capacidad de generar un diálogo intersubjetivo entre la objetividad de los fenómenos y el análisis de las particularidades simbólicas que se encuentran en un determinado caso, es así que Wallerstein12 consideraquelaestructuradelconocimientoqueseencuentraenestadisciplinapermiteabordarcomplejos problemas sociales a partir de específicas técnicas metodológicas propias de su campo epistemológico13.

    Al mismo tiempo, encontramos que para ciertos sectores académicos esta disciplina nomotética tiene la facilidad de detectar cuando se incurre en prejuicios acerca de los hechos que están sucediendo en determinado tiempo, siendo posible construir una realidad intersubjetiva entre lo empíricamente observables, y lo socialmente comprensible14. Aunque existe una fuerte afinidad por un tipo de corriente liberal que analice el Estado, la sociedad civil, el mercado y las instituciones al interior de este campo disciplinar lo que se convierte en una puesta epistémica por fisurar este tipo de hegemonía académica establecida a lo largo de la historia 15.

    El análisis politológico como instrumento para la agrupación de diferentes elementos que configuran un determinado fenómeno social, es de suma importancia como referente que recurre a una postura concreta del problema focalizado. Es de nuestro interés realizar una aproximación crítica desde la ciencia política sobre lo que constituye la violencia y el postconflicto al interior de la realidad colombiana16. Por ello, abordar críticamente este fenómeno social implica superar las visiones tradicionales propias de la disciplina como es: el análisis sistémico, la lógica conductista, la postura racionalista entre otras, debido a que realizan investigaciones tradicionales que se convierte en un elemento que descontextualiza las particularidades de un objeto en particular17.

    La historia de la violencia en Colombia se ha convertido en un tema de gran importancia para la investigación en las ciencias sociales, siendo así que la connotación de “violentologos” que hace referencia a los estudiosos de la violencia, ha demostrado las múltiples dimensiones que tiene el conflicto armado, la concentración de la tierra, la lucha bipartidista entre otras características que se convierten en un tema de gran envergadura al interior de los debates contemporáneos.

    En el plano de la cartografía política sobre la violencia, está se asocia a factores como el uso de territorio, el control político del Estado y en particular el alza del precio de café, lo que produjo que


  3. WALLERSTEIN, I (2005). Op. cit.

  4. BORÓN, A (2003). Estado, capitalismo y democracia en América Latina. Buenos Aires: Colección Secretaria Ejecutiva - Clacso, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

  5. WALLERSTEIN, I (2005). Op. cit.

  6. FIGUEROA, JJ & HERNÁNDEZ, SAH (2015). “Crisis y alternativas frente a las lógicas neoliberales, una reflexión desde el pensamiento crítico Latinoamericano” Analéctica. Revista Electrónica de Pensamiento Crítico. Año 2, n°. 13, pp.1-10. Recuperado de: http://www.analectica.org/articulos/capera-crisis/

16 Para la compresión de esta elección se recomienda la lectura crucial de los artículos de José Antonio Rivas en especial “Los desafíos de la ciencia política”. Asimismo, la escuela de pensamiento crítico de la región en particular los abordajes de Pablo Kreimer sobre su postura de las ciencias sociales en América Latina investigar o intervenir un campo metodológico en cuestionamiento.

  1. BORÓN, A (2003). Op. cit.


    sectores sociales como el campesinado fueran más vulnerables en esos momentos. Según Molano18 el telón de fondo se encuentra en el enriquecimiento desbordado de EE.UU después de la primera Guerra Mundial y como este ejercía una serie de prácticas políticas colonizadoras sobre los grupos político de aquel entonces 19.

    A su vez, el conflicto aumento su dimensión ya que en las zonas agrarias existían grandes rupturas sobre el uso de las tierras para la producción. Las posturas entre el arrendatario y el colonizador frente al colonizado dejan ver las causas endémicas que existen en el proceso de colonización sobre los territorios baldíos. Un gran fenómeno que en la actualidad sigue vigente aún más cuando se señala la controversia por implementar un modelo político entre dos élites tradicionales: el liberalismo y conservadurismo que fragmentaron paulatinamente los espacios sociales más íntimos de la sociedad colombiana sin dejar a un lado la politización misma del conflicto20.

    La confrontación política que era concebida como posturas sectarias sobre la mejor forma de gobernar la “nación” colombiana. Demuestra la miopía de aquel entonces donde el liberalismo como proyecto estuvo en caminado a convencer a la fuerza pública para que lograra mantener el control territorial en ciertas regiones donde existían gran caudal conservador. Esta estrategia permitió que se mantuviera la presencia electoral y la defensa de los militantes en las regiones con identificación liberal, debido a que posteriormente, la misma táctica sería utilizada por los conservadores, dejando un escenario fragmentado por distintas corrientes políticas que conllevarían con el paso de los años a un escenario de conflicto intenso en todo el país.

    Tal como lo argumenta el maestro Eduardo Sandoval cuando señala que “Colombia es un país que tiene una larga historia de gobiernos civiles emparentados con un proceso de periodos tanto selectivos como generalizados de violencia política. Así es como la historia de los colombianos está marcada por dos dinámicas muy significativas: represión del Estado y subversión de diversos sectores sociales21.

    Las razones son múltiples al momento de comprender este fenómeno, pero existe una serie de características que permiten acércanos a su dimensionalidad. Encontramos que la violencia ha sido un proyecto político concebido entre élites regionales y nacionales22. Donde han hecho uso de las leyes, los grupos sociales, los procesos políticos para construir un marco de legalidad al interior de las estructuras del Estado, aquí los pueblos indígenas, comunidades negras y sectores campesinos son los que sufren latentemente este flagelo de exclusión, una muestra de esta circunstancias es la fragmentación política del país donde dos sectores hegemónicos el partido liberal y conservador se dividieron la riendas políticas del territorio bajo sus propios intereses “nacionales”.

    Del mismo modo, encontramos una metáfora popular que describe parte de esta situación, cuando se dice popularmente se dieron cuenta que “el agua moja” cuando empezamos a comprender que la historia de los últimos años ha estado marcada por la corrupción abismal, la división de intereses por pensar un tipo de nación, y en particular la exclusión radical de los sectores sociales más humildes23. Es decir que se ha construido un tipo de Estado de derecho basado en los intereses de sectores políticos


  2. MOLANO, A (2015). “Fragmentos de la historia del conflicto armado (1920-2010”. Espacio Crítico, pp. 1-55. Recuperado de: http:// www.espaciocritico.com/node/196

19 Ibíd., p.1.

  1. HENDERSON, JD (2006). La modernización en Colombia. Los años de Laureano Gómez. 1889-1965. Medellín: Ediciones Universidad de Antioquia.

  2. FORERO, ES & SALAZAR PÉREZ, R (2003). Op. cit., p.106.

  3. ANSALDI, W & VERÓNICA, G (2014). Op. cit.

  4. GALEANO, H (2016). “El Agua”, El Nuevo Día, Tolima, pp. 20-22. 22 de Noviembre. Recuperado de: http://m.elnuevodia.com.co/ nuevodia/opinion/columnistas/galeano-arbelaez-hector-manuel/297552-el-agua-moja


    particulares y la implementación de un capitalismo tardío al interior de las estructuras sociales, lo que ha producido que los sectores locales, regionales y nacionales se disputaran la lucha por del poder político.

    Una acción concreta por parte de los grupos políticos tradicionales fue la respuesta a la lucha subversiva, al estilo americano donde crearon grupos paramilitares que fueron acobijados por las leyes y programas políticos de los gobiernos de turno. Siendo así que el espiral de violencia continuaba tomando fuerza involucrando a indígenas, afros y campesinos como sectores estigmatizados como guerrilleros y simpatizantes de las ideas comunistas de aquel entonces, dicha noción se convirtió es un instrumento que el Estado uso para la oficialización de la lucha contrainsurgente y la relación poder político, grupos paramilitares e instituciones al establecer un proyecto sobre la seguridad nacional y la estabilización del país24.

    En resumen, el escenario actual del postconflicto se convierte en una apuesta para pensar otro tipo de realidad, aquí toma fuerza la noción de construir una cultura distinta donde se pueda reflexionar sobre respuestas concretas a las necesidades estructurales que presenta la sociedad colombiana.

    Lo que simboliza un camino por mostrar otra cara sobre la marginalización que se tiene al ver a Colombia como un país violento y sin esperanza o como lo señalaría Boaventura de Sousa: “Después de tantas décadas de conflicto, este proceso de paz y su fin exitoso devuelve a Colombia su lugar entre los países del mundo y del continente que buscan por una vía democrática sociedades más justas, más inclusivas y más pacíficas”25.

    De esta forma, Colombia vive un momento histórico que puede convertirse en una apuesta por construir una democracia directa, justa y congruente con las necesidades reales de las familias, sectores, grupos y víctimas que han sufrido de forma contundente las vicisitudes del conflicto armado. Esto contribuirá a la movilización social, la activación de la ciudadanía y una mirada crítica alrededor de los procesos políticos que se viven al interior de la sociedad colombiana.

    Así como el Maestro Sousa considera “En principio es importante que el Estado garantice la seguridad de los exguerrilleros. El hecho de que los altos comandos militares participan en la negociaciones muestra dos cosas: que al contrario de lo que dicen los uribistas, los militares saben que no están en paridad con la guerrilla26. Pero saben también que si no garantizan la seguridad de los exguerrilleros su responsabilidad como pilar crucial de la sociedad colombiana quedará muy afectada” 27.

    La visión de ir caminado en la construcción de la paz simboliza el reto de refundar el estado en el marco de los principios institucionales, pero sin desconocer las demandas que exigen la sociedad civil, los grupos sociales y los movimientos (indígenas, campesinos, afrodescendientes entre otros). Los cuales, ponen en manifiesto político sus divergencias con la política de Estado que se constituyen en estos momentos por parte del programa político de la Unidad Nacional, esto requiere ir más allá del plano legalista y pasar a reformas – estructurales que vinculen a ese sector excluído pero no olvidado de la realidad política colombiana.

    En este marco, la propuesta de Boaventura de Santos Sousa28 consiste en mirar críticamente la propuesta de una paz de tipo neoliberal, que en resumidas cuentas es parte del corpus programático que


  5. FORERO, ES & SALAZAR PÉREZ, R (2003). Op. cit.

  6. NAVARRETE, S (2016). Perspectiva de un renombrado intelectual - “Sin perdón recíproco no habrá paz duradera”: Boaventura de Sousa Santos”. Diario el Espectador, Junio, pp.1-6. Recuperado de: http://colombia2020.elespectador.com/pais/sin-perdon- reciproco-no-habra-paz-duradera-boaventura-de-sousa-santos

26 De SOUSA SANTOS, B & VILLEGAS, MG (2001). El caleidoscopio de las justicias en Colombia. Bogotá: Universidad de los Andes, Siglo de Hombre Editores.

  1. NAVARRETE, S (2016). Op. cit.

  2. De SOUSA SANTOS, B & VILLEGAS, MG (2001). Op. cit.


se logra evidenciar en los “acuerdos de paz en la Habana” debido a que se deja en un segundo plano temas como: la reforma agraria – estructural29, los cambios de la política electoral, el fortalecimiento de la educación superior para la construcción de la paz y en general los asuntos nacionales: salud, seguridad social, vivienda, seguridad pública y la corrupción un tema en donde las instituciones pública no adquieren una imagen positiva.

Esto significa que pensar críticamente la paz se convierte en un reto por refundar las estructuras políticas, sociales, culturales y económicas que existen en la sociedad colombiana y los procesos políticos de tipo institucional, significa ir más allá de las estructuras y pasar al terreno de la sociedad civil, los pueblos indígenas y las comunidades afrodescendientes que son sectores que han vivido de forma más profunda los impactos del conflicto armado30.

Otro eje de suma importancia consiste en ver el proceso actual luego de la firma como un momento histórico para presionar a las élites frente a su proyecto político. Mostrando así que Colombia vive una etapa de emergencia para democratizar el conocimiento, avanzar hacia un camino socialmente más humano, un tipo de política progresista incluyente y que logre superar la visión colonizadora y hegemónica que se ha vivido desde la instauración de un régimen basado en los intereses del capital31.


UNA REFLEXIÓN SOBRE LA VIOLENCIA DESDE LA FILOSOFÍA PARA COMPRENDER EL POSTCONFLICTO

Para el desarrollo de este apartado, en primer lugar, se recorrerá a los recursos mitológicos de la explicación que se dieron en los albores de la humanidad, desde dos tradiciones que han marcado el pensamiento y el proceder de la tradición occidental, el pueblo griego y el pueblo judío. Posteriormente se echará mano de dos de los grandes pensadores de la segunda mitad del siglo XX en inicios del siglo XXI, Jürgen Habermas y Jacques Derridá; a partir de ellos se quiere generar un contexto de comprensión de la condición humana frente al fenómeno de la violencia.

Como pretexto de reflexión desde la teodicea griega, se trae el relato mítico de Dionisio. Y Si bien hay por lo menos tres versiones del mito de Dionisio: la versión Clásica micénica, en la que Dionisio es convertido en cordero por parte de su padre Zeus para garantizar su vida; la versión Órfica, en la que el dios, muere a manos de los titanes, sus hermanos; y la versión Tracia, en la que Dionisio de origen humano y divino, es considerado el dios del vino y de los delirios místicos; acá se tomará la versión Órfica.

Ahora bien, más allá de las diferentes formas de análisis estructurales que se puedan hacer de cualquier Mito, como lo señala Grau (1994): el simbolismo (Cassirer), el funcionalismo (Malinowskyi), el estructuralismo (Lévy-Strauss), aquí se hará un análisis desde la antropología filosófica, ya que ella permite una interpretación más abierta, de las anteriormente mencionada y se servirá como un punto de referencia para mirar porque analizar el “postconflicto” desde el enfoque filosófico.

Respecto al mito,


29 Es claro que en las mesas de conversación se tocó el punto del sector agrícola en el país, pero nunca se llegó al plano de cambios estructurales frente a la concentración de la tierra, la improductividad de la misma, y si pareciera poco la presencia de una política transnacional donde existen tierras baldías pero alto apoyo del Banco Agrario nacional a empresas extranjeras como resulto ser el “caso Odebrecht” véase: https://www.mesadeconversaciones.com.co/ - http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/opinion/ columnistas/capera-figueroa-jose-javier/313813-odebrecht-vuelva-y-juega?quicktabs_3=1

  1. FIGUEROA, JJ (2017). “¡Qué tipo de paz nos están vendiendo”, !Periódico el Nuevo Día, pp. 22-24. Marzo. Recuperado de: http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/opinion/columnistas/capera-figueroa-jose-javier/312994-que-tipo-de-paz-nos-estan- vendiendo

  2. De SOUSA SANTOS, B & VILLEGAS, MG (2001). Op. cit.


    “(…) la versión narra, que Dionisio niño, fue atraído a una trampa por los Titanes por medio de juguetes y frutas, una vez atrapado el dios es cocinado en una caldera y descuartizado para ser devorado en un banquete (…) Zeus al darse cuenta, usa su poder y fulmina con un rayo a los Titanes, en pleno banquete, la única parte que estos no habían devorado era el corazón del niño. El corazón palpitante del niño es presentado a Zeus y este usando su poder hacer renacer a Dionisio (…) finalmente de las cenizas de los Titanes nacen los hombres”32.


    Desde esta versión Órfica se infiere que los hombres están compuestos de una dualidad; de una parte. está ese lado malo proveniente de las ceniza de los titanes, de otro lado, se encuentra el componente, bueno que proviene de lo divino y noble de su corazón. En este sentido, en el hombre cohabitan las dos tendencias que lo ponen en tensión entre la bondad y la maldad, en la que una termina dominando la otra, dependiendo de las virtudes o vicios que como sujeto se permita cultivar, como posteriormente lo habrá de señalar Platón, heredero directo de esta visión órfica del ser humano.

    Dando el salto a la tradición judía, donde de manera curiosa hay una reflexión profunda sobre la violencia, coincidencialmente aflora desde el fratricidio, causado por un hermano o grupo de hermanos ensañado(s) uno(s) contra otro; es el caso de Caín y Abel (Gen 4, 1-16) o el de José y sus 10 (diez) hermanos (Gen 37, 1-36). En las dos situaciones, a semejanza de los titanes, llenos de envidia y de celos por la preferencia de su padre o de dios, decide(n) matar o vender.

    Es de aclarar que más allá de los estudios exegéticos y/o teológicos que se pueden hacer de los textos en mención, hay una muestra clara de que el pecado original no está en haber comido el fruto de un árbol, o el descubrir del conocimiento, simbolizado en la manzana, sino precisamente en ejercicio de la violencia entre los miembros de la propia familia. Y más allá de que del hecho derive un proyecto divino, es de señalar que el fratricidio, es el peor y más descarnado de los males, porque como dijera Aristóteles “la injusticia aumenta cuantos más amigos son aquellos con quienes se comete” (Libro VIII: 132), aunque no se justifica en ningún caso el daño voluntario causado a un congénere.

    De hecho, no es gratuito que, en el marco de la reforma de esta tradición judía, Jesús haya dicho que la Ley y los profetas se resumían, además del amor a dios en el amor al prójimo, como acción refleja del amor propio, ello en el entendido que la hermandad trasciende los límites de la sangre, para ser comunidad.

    Este es entre otras el esfuerzo de la organización social dado en las sociedades modernas, manifiesta en uno de los principios de la Revolución Francesa, la fraternidad, una hermandad formal, dada a los seres humanos por el solo hecho de pertenecer a la especie, sólo comprensible desde las luces de la razón ilustrada. Condición que se acentúa en la configuración de la ciudadanía, la cual en su triple condición: legal, social y política une a los miembros de una nación fraternalmente33.

    A esta reflexión en torno a la violencia, se han sumado muchos pensadores, con el correr de los siglos; me permito remitirme a dos grandes y reconocidos como son Jürgen Habermas y Jacques Derridá, quienes ante la manifestación de una de sus formas, denominada terrorismo, en el marco de uno de los actos que cambiaron el rumbo de muchos hechos del mundo actual, los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron entrevistados por la periodista Giovanna Borradori, a fin de conocer su punto de vista al respecto y los caminos posibles, que ellos planteaban para enfrentar dicha realidad, ante ello dos soluciones o dos caminos, el diálogo y el perdón:


  3. CLAVIJO, JC (2001). “Un análisis estructural: El mito de Dionisio”. Universitas Humanística. Ediciones: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, pp. 120 – 141.

  4. PEÑA, J (2001). La formación histórica de la idea moderna de ciudadanía. Ponencia presentada en el Seminario Historia y naturaleza. Madrid, UNED.


    Habermas, por ejemplo, señala: La espiral de violencia comienza con una espiral de la comunicación perturbada –que a través de la desconfianza recíproca no dominada- conduce a la interrupción de la comunicación. Ahora bien, cuando la violencia comienza con perturbaciones en la comunicación, se puede saber qué fue lo que resultó mal y qué es lo que debe ser reparado después que ella haya estallado34.


    Derridá, por su parte dice que el mal es capaz de repetirse, imperdonablemente, sin transformación, sin mejoramiento, sin arrepentimiento, ni promesa (…). El perdón condicional pertenece al orden de la política y el derecho, de las negociaciones pragmáticas y las deudas calculables. El perdón incondicional, el acto de perdonar lo imperdonable, no se puede reconciliar con el derecho y la política, porque no permite la negociación pragmática ni el intercambio equitativo35.


    No obstante, muchos sean los caminos recorridos, las posibilidades evaluadas para superar las dificultades humanas que no permiten una vivencia en paz, la violencia fratricida sigue presente en muchos contextos y de diversas maneras. En Colombia, por ejemplo se ha manifestado de las maneras más crueles posibles, pues como los titanes, Caín o los hermanos de José, se sigue sirviendo en bandejas, en los banquetes ceremoniales de la muerte unos a otros, no sólo a causa de los grupos al margen de la ley, sino configurado a través de prácticas como el secuestro, la expropiación de la tierra y de la vida, la trata de blancas, las acciones delincuenciales comunes y muchas otras formas de violencia, porque paradójicamente el ingenio y la creatividad, característica identitaria de la humanidad y, por ende, de la vida, no ha dejado de crecer para la prácticas de la muerte. Lo más preocupante de todo esto, es que no se superará sólo con la firma de unos acuerdos, porque es necesario que se trascienda de la comisión del acto violento a la condición de la no violencia, de un sujeto transformado desde la intimidad de un ser capaz de verse así mismo en el hermano.


    A MODO DE CONCLUSIÓN

    La época de la violencia en Colombia es un capítulo que ha marcado la vida de casi todas las familias, debido a su fuerte peso histórico de lo que representa y el impacto que genera al interior del sujeto. Esto ha dejado como consecuencias el desarrollo tardío y la amplia desigualdad social al interior del territorio.

    El intento de pensar otro tipo de democracia se convierte en una apuesta por superar las viejas concepciones que se tiene sobre ¿Qué se le puede pedir a la democracia? Y ¿Para qué la democracia? Dos cuestionamientos que nos permiten reflexionar sobre los retos que tiene el postconflicto de construir una sociedad más igualitaria en términos sociales, políticos y económicos. Al mismo tiempo el giro – político que se puede generar al interior de la movilización social y la activación prolongada de distintos actores que democraticen el conocimiento, la cultura, la paz, la política y la economía un gran reto que merece grandes compromisos.

    Así pues, pensar la paz requiere un cambio estructura de la mentalidad que se tiene sobre la violencia y la imagen interior del conflicto. Esta transformación cultural implica ir construyendo pautas para una posible reforma agraria, la socialización de los asuntos públicos, la relación campo – ciudad donde se pueda construir procesos dialógicos sobre el tipo de proyectos sobre el territorio colombiano.

    El posconflicto colombiano debe mirar críticamente el modelo político-económico, debido a que vive inmerso en la crisis del neoliberalismo. Es decir que el intento de construir una paz “estable y duradera”


  5. BORRADORI, G (2003). La filosofía en la época del terror: diálogos con Jürgen Habermas y Jacques Derridá. Madrid, España: Taurus, p. 67.

35 Ibíd., p.205.


requiere íntimamente un esfuerzo por dar viabilidad a un modelo alterno que ponga por encima al ser humano antes que el capital. Un gran reto conociendo las rígidas estructuras políticas que históricamente han impuesto un proyecto de exclusión e inclusión sobre el territorio, la nación y el país.

A su vez, el reto de consolidar la democracia es por inercia una acción política, que se enmarca en un sendero que merece intensificar la crítica y la educación para lo público. En estos tiempos de crisis civilizatoria donde lo público toma un viraje más hacia la privatización, pensar la paz democrática tendría como telón de fondo superar paulatinamente los vacíos y problemas que ha dejado el neoliberalismo en el territorio colombiano.

El proyecto de un tipo de paz territorial es la muestra de desconcentrar el poder y reactivar los actores, líderes, representantes y comunidades para que haga uso de su facultad como sujetos – políticos. Lo que significa que superar el centralismo, la cultura politiquera y la corrupción que tanto azota a los sectores más excluidos de la política nacional. Un claro ejemplo sería imaginarse como podría la paz en acciones concretas superar problemas como la delincuencia, el desempleo, la pobreza, la falta de un sistema de salud eficiente entre otros campos que muestran que la paz no es un abstracto sino un conjunto de factores que configuran dicho proyecto.

En conclusión, una mirada crítica sobre pensar la violencia y el posconflicto en Colombia a partir de categorías propias de la ciencia política y filosofía se convierte en un camino de gran interés conceptual porque establece diálogos y acciones en determinados fenómenos sociales. Llegando así a un punto de analizar una parte de la compleja dimensión que representa este fenómeno en la sociedad colombiana, y en consecuencia lograr mostrar otro tipo de análisis sobre este momento coyuntural de la paz pensada a partir de los actores locales.


Año 22, n° 78


Esta revista fue editada en formato digital y publicada en septiembre de 2017, por el Fondo Editorial Serbiluz, Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela


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