ARTÍCULOS

UTOPÍA Y PRAXIS LATINOAMERICANA. AÑO: 22, n°. 77 (ABRIL-JUNIO), 2017, PP. 37-46

REVISTA INTERNACIONAL DE FILOSOFÍA Y TEORÍA SOCIAL

CESA-FCES-UNIVERSIDAD DEL ZULIA. MARACAIBO-VENEZUELA.


Mujeres de la Revista Amauta. Transgrediendo el monólogo masculino


Women of the Journal Amauta. Transgressing the Male-Monologue Sara Beatriz GUARDIA

Directora Cátedra José Carlos Mariátegui

Directora del Centro de Estudios La Mujer en La Historia de América Latina CEMHAL Universidad San Martín de Porres, Lima, Perú.


Resumen


En 1926, José Carlos Mariátegui fundó la revista Amauta, que él mismo definió de doctrina, arte, literatura y polémica, desde una perspectiva crítica y de vanguardia, en la que estuvieron incorporados los problemas fundamentales del país. Silenciadas y excluidas, la revista Amauta constituyó el primer espacio donde las mujeres pudieron dar su opinión sobre hechos que convulsionaban la vida política del país y del mundo, publicar artículos y poemas, o escribir sobre libros, música y cine. Constituyeron un grupo de avanzada que buscó transformar la condición de la mujer desde diferentes concepciones y diversos caminos.

Palabras clave: Revista Amauta; Vanguardia; Mujeres

escriben y opinan.

Abstract


In 1926, José Carlos Mariátegui founded the journal Amauta, which he himself defined as doctrine, art, literature and controversy, from a critical and avant- garde perspective, in which the fundamental problems of the country were incorporated. Silenced and excluded, the journal Amauta was the first space where women could give their opinion about events that convulsed the political life of the country and the world, publish articles and poems, or write about books, music and movies. They were an advanced group that sought to transform the condition of women from different conceptions and different ways.

Keywords: Amauta; Vanguard; Women Writers;

Opinion.



Recibido: 22-03-2017 ● Aceptado: 15-05-2017

Sara Beatriz GUARDIA

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Varias revistas caracterizaron diferentes momentos del desarrollo socio político y cultural del Perú. El Mercurio Peruano (1791-1794), representó las ideas y las aspiraciones que animaron a los precursores de la independencia; la Revista de Lima (1859-1863) fue una destacada tribuna del liberalismo; y el Boletín Titikaka (1926-1930), significó una importante expresión del indigenismo. Pero es la revista Amauta (1926-1930), fundada por José Carlos Mariátegui, la que enfatiza la continuidad histórica del país dándole “sustento ideológico a la integración nacional; en armonía con los ideales que se gestaron la independencia…”1.

En 1926, Mariátegui se encuentra en la etapa más importante de su vida. Él mismo lo dice: “He madurado más que cambiado. Lo que existe en mí ahora, existía embrionariamente y larvadamente cuando yo tenía veinte años y escribía disparates de los cuales no sé por qué la gente se acuerda todavía. En mi camino, he encontrado una fe…”2. Es con este espíritu que funda la revista Amauta, afirmando que le ha nacido una revista histórica al Perú, que coincide con el surgimiento de una nueva conciencia, y como apunta el propio Mariátegui, cuando ya se sentía, “una corriente, cada día más vigorosa y definida de renovación, a cuyos fautores se les llamaba ‘vanguardistas’, ‘socialistas’, ‘revolucionarios”33.

El impacto que produjo la Revolución Rusa en 1917, el problema nacional como consecuencia de la influencia norteamericana, las intensas movilizaciones obreras por la jornada de las ocho horas, el marxismo, la lucha por la democratización de la enseñanza iniciada en Córdoba en 1918, las vanguardias literarias y artísticas, y el indigenismo como movimiento que intentó incorporar elementos de la tradición andina en el arte y la cultura, fueron aspectos que en la década del veinte se perfilaron como cuestiones centrales entre los intelectuales peruanos. Marxismo, indigenismo y problema nacional, son, también, los ejes que vertebran la obra de José Carlos Mariátegui. La especificidad y diferencia radica en que Mariátegui adoptó el marxismo como método para analizar la realidad nacional, desde una perspectiva amplia, alejada del dogma y el esquema simplista. Tal como lo expresa lo expresa en el editorial titulado “Aniversario y Balance”, de setiembre de 1928:


Amauta no es una diversión ni un juego de intelectuales puros: profesa una idea histórica, confiesa una fe activa y multitudinaria, obedece a un movimiento social contemporáneo. En la lucha entre dos sistemas, entre dos ideas, no se nos ocurre sentirnos espectadores ni inventar un tercer término. La originalidad a ultranza, es una preocupación literaria y anárquica. En nuestra bandera, inscribimos esa sola, sencilla y grande palabra: Socialismo4.


Amauta abrió sus páginas a quienes representaron ese movimiento interesado en las vanguardias artísticas y literarias, porque como dice Mariátegui, hasta ese momento la literatura peruana había tenido una permanente mirada hacia atrás, melancólica y ufana “con los frágiles recuerdos galantes del virreinato”5. En la historia de nuestra literatura, la Colonia termina en la década del veinte, señala en los 7 Ensayos.

Se publica poesía de los nuevos exponentes como José María Eguren a quien Mariátegui le dedicó parte del n°. 21 de Amauta. Algo que solo había hecho con Manuel González Prada en el n°. 16 consagrado a recordar el décimo aniversario de su muerte. Poemas de Xavier Abril, Emilio Adolfo Westphalen, Cesar Moro, Carlos Oquendo de Amat, Enrique Peña Barrenechea, y Martín Adán que se decía: “reaccionario, clerical y civilista”. También de Cesar Vallejo, aunque a diferencia de los anteriores, Vallejo ya había


1 TAURO, A (1975). Noticias de Amauta. Lima, 1975, p.7.

2 Mundial, Lima, 23 de julio de 1926.

  1. Amauta, n°. 1. Lima, setiembre de 1926, p.1.

  2. Amauta, n°. 17. Lima, setiembre de 1928, pp.1-3.

  3. MARIÁTEGUI, JC (1970). Peruanicemos el Perú. Lima, p.99.

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    publicado en 1922 un poemario titulado Trilce, palabra inventada por él, mezcla de triste y dulce.

    En las artes plásticas Mariátegui priorizó la producción de artistas nacionales del movimiento indigenista, liderado por José Sabogal (1888-1956) que influyó de manera decisiva en la pintura de ese período, en la que destacan: Camilo Blas, Quíspez Asín, Julia Codesido, Carmen Saco, Carlota Carvallo de Núñez, Teresa Carvallo, y las hermanas Izcue. El indigenismo tuvo influencia en la obra y pensamiento de Mariátegui. No es casual que José Sabogal sea autor de varias carátulas y que el nombre de la revista Amauta, sea una palabra quechua que significa maestro. En esa perspectiva, la distribución y explotación de la tierra y de los recursos naturales fue “uno de los aspectos histórico-políticos más tratados y cuestionados en la revista. En efecto, a partir del número cinco, de enero de 1927, la revista inició la publicación esporádica del “Boletín de Defensa Indígena”, dedicado casi íntegramente a debatir sobre “el proceso del gamonalismo”6.


    VOCES FEMENINAS. UNA NUEVA PATRIA

    En 1924, Mariátegui calificó la adquisición de la mujer de los derechos políticos “como uno de los acontecimientos sustantivos del siglo veinte”, al ingresar en la política, el parlamento y el gobierno. Refiriéndose al Perú, sostuvo que el feminismo no apareció como algo artificial ni arbitrario, sino como la consecuencia “de las nuevas formas del trabajo intelectual y manual de la mujer. Las mujeres de real filiación feminista son las mujeres que trabajan, las mujeres que estudian”7. Se trata de derechos políticos, económicos, sociales y culturales de las mujeres.

    Consecuentemente, la revista Amauta fue el primer espacio donde las mujeres pudieron escribir, publicar sus poemas, levantar la voz para dar su opinión sobre hechos que convulsionaban la vida política de entonces, o para referirse a los libros, la música, y el cine. Los elementos constitutivos de este discurso están expresados en la contradicción entre la sociedad conservadora, machista y patriarcal de entonces, y las aspiraciones de estas mujeres por lograr un espacio propio en un nuevo orden sociopolítico, económico y cultural. No piden permiso para ser escuchadas, proclaman su derecho a ser escuchadas. Cambian el suave vals por el charlestón, se cortan los cabellos y se despojan de sus largos trajes.


    En vano, -dice María Wiesse- han vociferado los moralistas contra la mutilación del cabello femenino y contra la falda, que descubre toda la pierna (...) En vano los poetas han llorado sobre “las trenzas de oro o de ébano”, que caían al suelo bajo la tijera cruel. (...) En este siglo de campeonas de tenis y natación, de electoras, oficinistas, periodistas y abogadas, resultaban anacrónicos e incómodos el cabello y el traje largo8.


    En el corpus del discurso de las mujeres de Amauta encontramos de manera recurrente opiniones sobre la relación entre los sexos, la referencia a los problemas que enfrentaba el país desde una perspectiva crítica, y el anhelo por un arte y ética nuevos, así como el impacto del capitalismo y la incorporación de las mujeres al trabajo. También reflejan las contradicciones entre la vanguardia femenina de Amauta y la vida de la mayoría de las mujeres sometidas a una educación patriarcal y sentimental.

    Por ello, la sorpresa frente a un artículo de Ángela Ramos, que en un período en el que la mujer divorciada se convertía prácticamente en una paria, hizo pública confesión de su separación y posterior divorcio en un divertido artículo titulado “El poeta de los ojos dorados”:


  4. GELADO, V (2008). Poéticas de La transgresión. Buenos Aires, 2008, p.134.

  5. MARIÁTEGUI, JC (1924). "Las reivindicaciones del feminismo". Mundial, Lima, 19 de diciembre.

8 Amauta, n°. 4. Lima, diciembre de 1926, p.11.

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Dócil a la tiranía del baño, del almuerzo y de las camisas, terminé por reemplazar a la cocinera y a la lavandera en las grandes solemnidades (...) Y mientras mayor era mi resignación, subía la marea de sus exigencias: de fregona de adorno pasé a ser fregona obligatoria. Ahora exigía medias limpias y menú variado todos los días y en cuanto a camisas era más tirano que Mussolini, porque éste se conforma con su camisa negra9.


En su artículo “Matrimonio, Desposorio y Enlace”, publicado en Labor, Dora Mayer de Zulen, concluye que el matrimonio “parece indicar un acuerdo para convertir a la mujer en madre. Mirado el objeto desde el punto de vista femenino debería tal acuerdo llamarse patrimonio, como un convenio para convertir al hombre en padre”10. Incluso habla de su relación amorosa con Pedro Zulen, señalando que no fue matrimonio, tampoco desposorio, ni casamiento -como ella hubiera querido- sino que se trata de un enlace, porque “enlazados son, sin que valgan negaciones o sofismas, todas las parejas amantes o no amantes, fieles o infieles, que han pasado la línea en que conservan el derecho a considerarse como seres independientes y separables sin desgarramiento de un lazo que se halla en una región donde manos humanas no alcanzan para desatar el nudo”.

Otro rasgo distintivo del discurso de las escritoras de Amauta fue su participación en el debate de los problemas nacionales. Los artículos hacen gala de un lenguaje directo, claro y enérgico. En “La fórmula Kellogg”, Dora Mayer de Zulen, plantea como la más preciada esperanza la recuperación de Tacna y Arica. “Pero si la Nación quiere hacerlo, exijo y quiero que la Nación se pare firme en esa noble y altiva declaración de su íntimo y profundo sentimiento y abomino de que caiga, después de sus elevadas intransigencias y sus severas protestas, en una debilitante ambigüedad”11, escribe Mayer.


Para los norteamericanos, los únicos americanos son ellos, aunque este pensamiento por supuesto no pueda ser pronunciado por sus diplomáticos, ni por aquellos heraldos del imperialismo yanqui que visitan con un objeto y otro nuestras ciudades y nuestros despoblados. Además, teniendo en cuenta que la ley de naturalización norteamericana prohíbe la ciudadanía a personas que no sean blancas, todos los latinoamericanos han sido declarados indignos de poseer dicha ciudadanía. ¿Qué hacer ante esta contingencia? ¿disimular cortésmente la conciencia de la soberbia que el “hermano” norteamericano lleva en su pecho o procurar blanquear más y más la raza colombina, a fin de poder ser admitidos al festín de banqueros de Wall Street?12.


Pero la expresión más cierta de Dora Mayer, estuvo centrada en su defensa del pueblo indígena a través de la Asociación Pro Indígena que fundó con Pedro Zulen en 1912. En el balance que hiciera en su artículo, “Lo que ha significado la Pro-Indígena”, señala que en primer lugar llenó un vacío: “Dormida estaba, a los cien años de Emancipación Republicana del Perú, la conciencia de los gobernantes, la conciencia de los gamonales, la conciencia del clero, la conciencia del público ilustrado y semi-ilustrado”13, respecto a sus obligaciones con la población indígena que no merece una filantrópica defensa, sino figurar como elemento central de la cuestión nacional.

Preocupación que fue llevada a la 2ª Conferencia Panamericana de Mujeres, por Miguelina Acosta Cárdenas, quien propuso que la situación de explotación y miseria que vivían los indígenas peruanos sea incorporada al debate. En su artículo “Escuelas rurales ambulantes para la educación de los niños indígenas” enfatiza que para “procurar la rehabilitación del indígena transformándolo en ciudadano consciente y responsable”14, la tarea educativa es fundamental.


9 Ibíd., p.33.

10 Labor, n°. 7. Lima, 1929, p.7.

11 Amauta. n°. 6. Lima, febrero de 1927, p.2.

12 Ibíd., p. 14.

  1. Amauta, n°. 1. Lima, setiembre de 1926, pp.20-22.

  2. Amauta, n°. 12, febrero de 1928, p.38.

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La educación como medio de transformar la sociedad peruana aparece también en artículos titulados “La Escuela hogar” de Judith Arias y Cesar Acurio, orientados a la necesidad de “modificar el hogar indígena en un sentido racional, para de allí en acción simultanea emprender la obra educativa del individuo y la sociedad”15. En este profundo anhelo por lograr un cambio, dos voces femeninas plantean para los niños otras formas de respeto a sus derechos. Gabriela Mistral sugiere que la infancia merece cualquier privilegio, y que los niños deberían vivir ese estado natural de acaparamiento de las cosas excelentes y puras del mundo16. Para María Wiesse, constituye un derecho la posibilidad de soñar y ser amados. Y, sin embargo, dice, casi todos los métodos trazados para estudiar al niño carecen de fuego vital, son rígidos análisis hechos sin la “inteligencia del corazón”17.

Otro aspecto que concito la atención de las mujeres fue la cuestión laboral y sindical, pero fue sobre todo en Labor donde se publicaron más artículos referidos al tema. En el cuarto número figura “Por la mujer que trabaja”, de Eduardo Barba y Aciego, que se repite en el siguiente número, donde informa que la Fábrica de Tejidos La Victoria ha sido denunciada repetidas veces por infracciones, y que ha llegado al extremo de amenazar a las madres de despido sin fundamento legal, “pues la mujer no puede ser despedida en los tres meses anteriores o posteriores al alumbramiento, y esto en el peor de los casos con una indemnización de tres meses íntegros y otras primas”18. Mary González, en su artículo “La mujer y la lucha entre el capital y el trabajo”, señala que “las legislaciones de América Latina no han otorgado aún al proletariado femenino las garantías legales que sí conceden a los hombres. Y por ello el capitalista “ha encontrado en el proletariado femenino el más fácil instrumento de explotación”19.

Ricardo Martínez de la Torre publicó en Amauta su artículo, “El movimiento obrero en 1919”20, donde relata el mitin femenino del Comité Pro Abaratamiento, de inspiración anarquista, presidido por Evangelina Soto, y destaca el discurso de María Augusta Arana sobre la importancia de la incorporación de las mujeres a la lucha sindical. También las mujeres participaron en la lucha política. Magda Portal destacó como poeta y militante política, aspecto que me referiré más adelante

Mientras que la preocupación por los desvalidos y los marginados tuvo expresión en la campaña que lideró Ángela Ramos en contra de la Ley de Vagancia. En su artículo: “La represión de la vagancia”21 denunció que durante sus visitas a los presos de las cárceles de Lima y del Frontón, encontró presos conocidos como “vagos”. La investigación demostró que se trataba de hombres apresados por la Ley de Vagancia, según la cual todo aquel que no tenía trabajo era un “vago”, y por lo tanto podía ser apresado y enviado a trabajar en obras públicas, e incluso en las casas de los jefes de la policía, sin ninguna remuneración.


POESÍA, LITERATURA Y ARTE

“La poesía, un poco envejecida en el hombre, renace rejuvenecida en la mujer”, dice Mariátegui. No es un hecho aislado, se trata de un vasto fenómeno, común a todas las literaturas: (…) “en épocas anteriores sólo hubo poesía masculina, la de las mujeres también lo era porque se contentaba con ser una forma de variación de sus temas líricos o de sus motivos filosóficos. Y desde que la poesía de la


15 Amauta, n°. 23, mayo de 1929, p.22.

16 Amauta, n°. 10, diciembre de 1927.

17 Amauta, n°. 5, enero de 1927, p.33.

18 Labor, n°. 5, 1929.

19 Ibídem.

20 Amauta, n°. 18. Lima, octubre de 1928, pp 39-51.

21 Labor, n°. 9. Lima, 18 de agosto de 1929, p.3.

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mujer se ha emancipado y diferenciado espiritualmente de la del hombre, las poetisas tienen una alta categoría en el elenco de todas las literaturas”22.

En los 7 Ensayos, en el capítulo sobre el proceso seguido por la literatura peruana, Mariátegui señala que con el advenimiento de Magda Portal (1900-1989), “le ha nacido al Perú su primera poetisa. Porque hasta ahora habíamos tenido sólo mujeres de letras”, de las cuales una que otra con temperamento artístico o más específicamente literario. Pero no habíamos tenido propiamente una poetisa”.


En su poesía nos da, ante todo, una límpida versión de sí misma. No se escamotea, no se mistifica, no se idealiza. Su poesía es su verdad. Magda no trabaja para ofrecernos una imagen aliñada de su alma en “toilette” de gala. En un libro suyo podemos entrar sin desconfianza, sin ceremonia, seguros de que no nos aguarda ningún simulacro, ninguna celada23.


En el primer número de Amauta se publicó su poema Círculos violeta, del libro El Derecho de Matar, en la sección Libros y Revistas. En mayo de 1927 cuatro poemas de su libro, Una esperanza y el mar: “Cartón morado”, “El mandato”, “Las miradas ausentes”, y “Ausencia24.. También, dos poemas proletarios para los compañeros de Vitarte: “Palabra de esperanza”, y “El hijo”, que aparecieron posteriormente.

El debate suscitado por las diferentes concepciones del arte nuevo y la definición del artista vinculado con su tiempo, aparece en el n° 24 de Amauta expresado en una polémica entre Miguel Àngel Urquieta y Magda Portal. Urquieta no cree en el arte nuevo y así lo expresa en artículo titulado, «Izquierdismo y seudoizquierdismo artísticos», Miguel Ángel Urquieta señala que, al ser la ignorancia manantial de felicidad, donde señala: “El saber trae molestia quien añade ciencia añade dolor. De aquí que yo no crea en alegría expansiva y sincera del arte nuevo de verdad. Un arte alegre hoy, solo cabe al margen de la realidad social que vivimos los hombres de todas las razas”25. En su réplica, Magda Portal, revela de un trazo la pasión revolucionaria que animó su vida. “Toda la razón que habría para resucitar el pasado, sería ésta: poder decapitarlo de un tajo –creo en las medidas radicales- y además el pasado está superado, se ha rebasado la posibilidad de la semilla: Toda la vida es un presente con los brazos abiertos del mañana”26.

No en vano, Nicanor de la Fuente al referirse a ella en ocasión de la publicación de su libro Hacia una estética económica, la califica como “nuestra beligerante compañera, acaso el más puro fermento revolucionario femenino de este instante en América”27. Cuando en 1927 el gobierno anunció la existencia de un “complot comunista”, la policía apresó a Mariátegui, a Magda Portal y a decenas de obreros e intelectuales. Clausuraron los talleres de la imprenta y prohibieron la publicación de la Revista Amauta por seis meses. Mariátegui fue internado en el Hospital Militar de San Bartolomé. Poco después, Magda Portal fue deportada a México donde participó en la fundación del Partido Aprista, y sostuvo mantuvo correspondencia con Mariátegui quien la invitó a formar parte del Partido Socialista que había fundado en 1928, y le comunicó que viajaría a Buenos Aires. Pero este viaje no se concretó porque Mariátegui murió en abril de 1930. En México publicó en 1929, El nuevo poema i su orientación hacia una estética económica, donde definió así el anhelo por la unidad latinoamericana frente a los Estados Unidos: “Tenemos un solo y grande enemigo. Formemos una sola y grande unión”.


22 MARIÁTEGUI, JC (1992). 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Lima, p.323. 23 Ibíd., pp. 324-325.

  1. Amauta, n°. 9, mayo de 1927, p.33.

  2. Amauta, n°. 24, junio de 1929, p.25.

26 Amauta, n°. 24, junio de 1929, p.28.

27 Amauta, n°. 7, marzo de 1927, p.102.

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En 1946, Magda Portal presidió la Primera Convención de Mujeres del Partido Aprista, y dos años después, renunció durante el Segundo Congreso por desavenencias con Haya de la Torre. En la entrevista que le hiciera en 1985 para la primera edición de mi libro Mujeres peruanas. El otro lado de la historia, este fue el testimonio que me dio:


Renuncié, entre otras razones, porque las conclusiones del Congreso sostenían este enunciado: “Las mujeres no son miembros activos del Partido Aprista porque no son ciudadanas en ejercicio”. Me levanté y pedí la palabra. Haya dio un golpe en la mesa y dijo: “No hay nada en cuestión”. Insistí con energía que quería hablar y él volvió a repetir lo mismo. Ante eso, me levanté con un grupo de mujeres y dije en voz alta: “¡Esto es fascismo!”28.


Mariátegui pone como ejemplo de poesía femenina, el libro de Ada Negri (1870-1945) Il libro di Mara, porque representa el grito de la mujer que llora al amante muerto, pero no con versos platónicos, plañideros, ni con elegías románticas. “No- dice Mariátegui- el duelo de esta mujer no es el duelo de siemprevivas, crespones y epitafios. Esta mujer llora la viudez de su corazón, la viudez de su existencia, y la viudez de su cuerpo”29.

De Alfonsina Storni (1892-1938), importante figura de la poesía latinoamericana, se publicó en el primer número del Boletín Libros y Revistas, que antecedió a la revista Amauta, su poema, “Olvido”. Juana de Ibarbourou (1895-1979), una de las voces líricas más significativas de principios del siglo XX, publicó en Amauta su poema, “Alegría de un día!”30. En 1959 recibió el Premio Nacional de Literatura que se otorgaba por primera vez a una mujer. El amor, la ausencia y el dolor acompañan los himnos a la revolución que estas mujeres cantan en la voz de Blanca Luz Brum (1905-1985), que reflejan un mundo interior intenso, donde la justicia social aparece como un signo constante. También, el amor, la ausencia y una profunda congoja maternal, que se advierte en su poema “Fuerza”, publicado en el n°. 15 de Amauta.

De la mexicana Graciela Garbalosa (1896-1975), se publicó en el n°. 10 de Amauta, su poema, “Grito”, cuya imagen de la mujer choca con el ideal femenino de entonces: “¡Siglo de abracadabra sociológica / soy tu sacerdotisa, / y en el círculo mágico del pasado y el futuro / lanzo mis alaridos, / mis hondos alaridos de embrujada”. En el n°. 12 de Amauta, se publicó de María Mónvel (1899-1936), su poema, “Muñeco”. Gabriela Mistral la consideró como la “mejor poetisa de Chile, y una de las más importantes de América”. Y, el poema titulado, “El pino” de Edgarda Cadenazzi en el n°. 15. Mientras que en el n°. 22 se publicó el poema “Multiplicación” de Giselda Zani: “Mi oído escucha en un caracol de puertos / y se emborracha de lejanías / mis ojos miran los astros / estriados de rojo / mi voz golpea en los martillos”.

También se publicaron dos poemas de la poetisa uruguaya, María Elena Muñoz, “Esqueleto de la torre” y “Lamparero de la noche” en el n°. 16. Y, de la poeta, María Rosa González, se publicó en el n°. 4 su poema: “Roquis del atardecer”: “Contigo me sature de tristeza y de infinito. No habrá distancia que te aleje, ni brazos que te protejan de mi recuerdo. Estaré más en ti cuando busques olvido en otros labios.

/ Tu vida estará ligada a mi vida por un largo rosario de besos y de lágrimas”.

La corriente indigenista tuvo expresión femenina con la pintora Julia Codesido, calificada por Mariátegui como la “mística de su arte”31. Amauta, recoge los poemas y cuentos titulados “Caima” de


  1. GUARDIA, SB (1985). Mujeres Peruanas. El otro lado de la Historia. Lima, p.83.

  2. MARIÁTEGUI, JC (1991). Cartas de Italia. “Mujeres de Letras en Italia”. Lima, p. 222.

  1. Amauta, n°. 20, enero de 1929.

  2. MARIÁTEGUI, JC (1959). “Julia Codesido”. El Artista y la época. Lima. Publicado sin firma en Amauta n°. 11, Lima, enero de 1928.

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Blanca del Prado, con ilustraciones de Camilo Blas y Julia Codesido3232. Así como el artículo de María Isabel Sánchez Concha de Pinilla, “La pascua del sol: Intip Raymi”, ilustrado por Elena Izcue, que canta a la fiesta del sol, aquella que festeja la recolección de las cosechas en el mes de junio33. Se publicaron cuatro cuentos de María Wiesse34. También, “Indefensa”, un cuento de la chilena Amanda Labarca Huberston35.

En lo que se refiere a columnas de cultura, María Wiesse dirigió, “Revista de novedades ortofónicas” que daba cuenta de la llegada a Lima de discos de Chopin, Debussy, Ravel, Bizet, Grieg, Mozart y Beethoven. En su otra columna, “Notas sobre algunos films”, que apareció de manera regular a partir del n°. 19 de Amauta, comentó las películas que se exhibían en Lima: “Iván el Terrible”, “La dama misteriosa” protagonizada por Greta Garbo y “El jugador de ajedrez”. Las películas comerciales, las califica de anodinas y vulgares, “semejante a una buena fotografía y nada más, fabricada para amenizar la digestión de los buenos burgueses y provocar las lágrimas de las pollitas sensibleras”36.


EL PROYECTO SOCIALISTA

Al definir el socialismo, Mariátegui declara: No queremos que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica, y esto fue, precisamente, lo que significó la revista Amauta. También para las mujeres para quienes simbolizó algo más que una propuesta económica y política, en un momento que la primera Constitución Soviética de 1918, había proclamado la igualdad de todos los ciudadanos independientemente de su sexo, raza y nacionalidad, y estableció la igualdad de derechos de la mujer y el hombre por primera vez en la historia de la humanidad.

En este contexto, Mariátegui destaca la postura rebelde de Madeleine Marx (1889-1973), a quien sindica como “una de las mujeres de letras más inquietas y más modernas de la Francia contemporánea”. De su libro C’est la lutte final, subraya el saludo de los obreros rusos a la revolución como el grito ecuménico del proletariado mundial: “Grito multitudinario, de combate y de esperanza que Madeleine Marx ha oído en las calles de Moscú y que yo he oído en las calles de Roma, de Milán, de Berlín, de París, de Viena y de Lima. Toda la emoción de una época está en él. Las muchedumbres revolucionarias creen librar la lucha final”37.

También escribe con admiración de Rosa de Luxemburgo (1871-1919), y la califica de “figura intelectual y dinámica, que tuvo también una posición eminente en el socialismo alemán. Se veía, y se respetaba en ella, su doble capacidad para la acción y para el pensamiento, para la realización y para la teoría. Al mismo tiempo era Rosa Luxemburgo un cerebro y un brazo del proletariado alemán”38. De esta extraordinaria mujer, Amauta publicó un estremecedor relato titulado “Navidad en el asilo de noche”, donde relata la muerte por envenenamiento de decenas de ancianos del Asilo Municipal:


Cada día los sin albergue mueren de hambre y de frío. Nadie se ocupa de ellos, a no ser el parte cotidiano de la policía. La emoción provocada esta vez por este fenómeno se explica únicamente por su carácter de masa (...) Pero hay cadáveres que hablan más alto que las trompetas e iluminan aventajando a las antorchas. Después del combate de barricadas del 18 de marzo de 1848, los obreros de Berlín, levantando


32 Amauta, n°. 23. Lima, mayo de 1929, pp.17-20, 52.

  1. Amauta, n°. 3. Lima, noviembre de 1926, p.30.

  2. Amauta, n°. 14. Lima, abril de 1928, p.21. 35 Amauta, n°. 20. Lima, enero 1929, pp.63-72.

  1. Amauta, n°. 12, febrero de 1928, p.24

  2. MARIÁTEGUI, JC (1972). El alma matinal. Y otras estaciones del hombre de hoy. "La lucha final". (Mundial, Lima, 20 de marzo de 1925). Lima, pp. 29-31. 4ª Edición.

  3. MARIÁTEGUI, JC (1959). Historia de la crisis mundial. Conferencias (1923-1924), Lima: Biblioteca Amauta, p.73.

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    en sus brazos los cadáveres de sus hermanos caídos en el curso de la lucha, los condujeron delante del palacio real y obligaron al despotismo a saludar a sus víctimas. Ahora se trata de levantar los cadáveres de los “sans-logis” de Berlín envenenados (...) y de conducirlos en la nueva jornada de lucha que se abre ante nosotros, a los gritos mil veces repetidos; ¡Abajo el orden social infame que engendra tales horrores!39.


    En tres números sucesivos de Amauta (28, 29 y 30) aparece la biografía de Rosa Luxemburgo escrita por Nydia Lamarque (1906-1982), quien retrata la férrea voluntad y la firme adhesión al socialismo de la militante comunista alemana. De Larisa Reissner (1895-1925), Amauta publicó “En los campos de la pobreza”, conmovedor relato de la situación de miseria de los obreros alemanes40. Y en marzo, de 1930 se publicó un artículo de Tina Modotti (1896-1942) “La contrarrevolución mexicana”, que probablemente Mariátegui leyó cuando ya estaba gravemente enfermo. En este artículo, Tina Modotti acusa a las autoridades mexicanas de haber perdido hasta el último vestigio de pudor en su sometimiento a Wall Street41.


    LAS MUJERES COMENTAN

    Otra importante tarea que cumplieron las mujeres de la revista Amauta, fue en la sección, Libros y Revistas. Crónica de Libros, donde varias escritoras participaron de manera destacada. Dora Mayer, inicia los comentarios seguida en orden de publicaciones por Ángela Ramos, Magda Portal, Carmen Saco, María Wiesse, y Blanca Luz Brum.

    Tres reseñas de Dora Mayer se publicaron en el primer número de Libros y Revistas: Ricardo Wagner y Mathilde Wesendonck de Leonore Niessen Deiters; Las mujeres y el Estado Soberano de A. Maude Royden; y ¿Cuál fue la religión verdadera de Lincoln? de Joseph Levis. Ángela Ramos, publicó dos comentarios de libros en Amauta: Religión de amor y de belleza de María Lacerda de Moura; y Hombres y Máquinas de Larissa Reissner.

    Mientras que Magda Portal comenta, Los libros de la Revolución Mexicana, y El renuevo y otros cuentos, de Carlos Montenegro. Carmen Saco escribe sobre la prestigiosa revista cultural y política, Monde, dirigida por el escritor, Henri Barbusse. Pero es María Wiesse la escritora con mayor producción en reseñas y comentarios bibliográficos. Su primer comentario apareció en el n°.13 de Amauta sobre las revistas, “900” y “Forma”. En el número siguiente escribe sobre: La Nouvelle Revue Française, y “Faits divers” de Henri Barbusse. También elogia el libro de Luis Alberto Sánchez, Literatura peruana, y de André Maurois, su artículo, «Voyage au pays des Articoles». En el n°. 20 de Amauta, comenta dos libros: Panorama de la musique contemporaine de André Coeroy; y de Ricardo E. Molinari. El imaginero. En tanto que en el siguiente número se refiere a la Revista de cultura “Europa”. Blanca Luz Brum escribió un comentario al libro de Giselda Zani. Poetas Uruguayos.

    El movimiento político, social y cultural que significó Amauta, tuvo un componente femenino indiscutible. Poetas, escritoras, educadoras, artistas, y periodistas, todas comprometidas con un mismo anhelo de justicia y equidad. Participaron en las tres etapas que tuvo la revista. La primera abarca del primer al noveno número, cuando la revista fue clausurada por el gobierno bajo la acusación de haber descubierto un “complot comunista”. La segunda va del décimo número al 29 donde se anuncia la gravedad del estado de salud de Mariátegui, y su muerte. Ricardo Martínez de la Torre asumió la dirección. La tercera etapa incluye los números 30, 31 y 32. El n° 30 estuvo dedicado al homenaje póstumo que le tributó la revista a Mariátegui con artículos de María Wiesse, Carmen Saco y Ángela


  4. Amauta, n°. 22, abril de 1929, p.10.

  5. Amauta, n°. 25, julio-agosto de 1929, pp.1-11.

  6. Amauta, n°. 29, febrero-marzo de 1930, p.94.

Sara Beatriz GUARDIA

46 Mujeres de la Revista Amauta. Transgrediendo el monólogo masculino


Ramos, en los que destacaron el profundo significado de la presencia de Mariátegui, y su dolorosa ausencia. Después estas voces se apagan. Ya no hay artículos, ni poemas, ni comentarios escritos por mujeres. El n° 32 fue el último número de la revista.


AÑO 22, n° 77


Esta revista fue editada en formato digital y publicada en junio de 2017, por el Fondo Editorial Serbiluz, Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela


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