Ortiz-Méndez et al . 182
Rev. Téc. Ing. Univ. Zulia. Vol. 44, No. 3, Septiembre-Diciembre, 2021.
(3)
Donde:
es la densidad del acero (7530 kg/m
3
), c es el calor específico (750 J/kgK), ambos valores medios entre
la temperatura ambiente y 1500 °C) (EN, 2005); H
L
es la energía lineal de soldadura (9,35ˑ10
5
J/m) calculada, T
0
es la temperatura ambiente (se asume 25 ºC, despreciando el error de no considerar el efecto previo del arco). T
1
y
T
2
sin los valores máximo y mínimo del rango de temperatura de interés.
Para la definición de estos valores se tuvo en consideración que durante la cristalización, el material del
depósito pasa por diferentes rangos de temperaturas críticas, los cuales tienen un efecto en la estructura
metalográfica y las propiedades del material (Guliaev, 1978). Basado en lo anterior, es necesario conocer la
composición química del material del depósito, lo que permite definir el rango de temperatura de interés. Para ello,
se calculó la composición química media del depósito, empleando un coeficiente de dilución de 0,4; obtenido en
estudios previos con el metal de aporte CIS(0,1-0,25) y el régimen empleado (Ortiz-Méndez, 2018). La
composición obtenida fue de 2 % de C; 6,57 % de Cr; 2,6 % de Mn y 1,7 % de Si, con contenidos de P y S de
0,018 y 0,009 %, respectivamente. Según el diagrama de proyección del liquidus del sistema ternario Fe–Cr–C con
6 % de cromo (Thum, 1935; Schön, y Sinatora, 1998), esta composición química se corresponde con una
fundición blanca aleada hipoeutéctica, con una microestructura constituida de componente eutéctico, en la región
interdendrítica de austenita primaria.
Ha sido demostrado el efecto de la fracción de volumen de la fase de formación primaria en las
características de dureza y resistencia al desgaste de depósitos de recargue compuestos por fundiciones blancas,
con dependencias directamente proporcionales entre ambas, lo cual se explica dado el efecto de los carburos
eutécticos como barreras a la deformación del material (Chotěborský et al., 2011; Ortiz-Méndez et al., 2019).
Basado en esto, el rango de temperaturas en que ocurre la nucleación y crecimiento de esta fase es de especial
importancia en este análisis y se toma como base para la determinación del espesor crítico. Al consultar la sección
transversal del diagrama Fe-Cr-C con 6 % de Cr, se observó que el rango aproximado de temperaturas donde
ocurre la formación y crecimiento de la estructura de cristalización primaria, para la composición química
estimada, se encuentra entre 1150 y 1430 ºC (Thum, 1935; Schön, y Sinatora, 1998), por tanto, el tiempo de
permanencia en él determina la fracción volumétrica de las fases del depósito. A partir de lo anterior se establece,
para la determinación del espesor crítico, un rango más amplio de temperaturas, 1100 y 1500 ºC, considerando el
efecto del subenfriamiento en las temperaturas críticas y la influencia de los elementos de aleación en las regiones
de existencia de las fases (Guliaev, 1978). Sustituyendo estos valores en la Ecuación 3, se obtuvo un espesor
crítico de 14 mm, con lo cual se establece la condición de máxima disipación de calor desde el depósito, que en
teoría se mantiene para un espesor superior a este.
El esquema ideal de chapa fina ilustra el caso del espesor de chapa para la condición límite de mínima
disipación, el cual representa un cuerpo limitado por dos planos paralelos z = 0 y z = d, donde se considera que la
temperatura a lo largo de todo el espesor es uniforme y que el calor solo se transfiere en direcciones paralelas a la
superficie (transferencia bidimensional) (Grong, 1997). Se recomienda el empleo de este modelo en soldaduras de
chapa con una sola pasada. En el recargue (cordón sobre chapa) estas condiciones se manifiestan cuando ocurre el
sobrecalentamiento o la perforación de la chapa, lo cual ocurrió en la práctica, para las condiciones de soldadura
empleadas en chapas de espesores menores a 4 mm, por lo cual este fue seleccionado como espesor mínimo para
los ensayos, donde se establecen las menores tasas de disipación de calor desde el depósito.
Otra consideración a tener en cuenta para el empleo de los modelos teóricos de análisis de transferencia
de calor en la soldadura, es que esta ocurre en estado cuasiestacionario desde la zona calentada por la fuente y, por
tanto, la distribución de temperatura resulta estacionaria referida a un sistema de coordenadas móviles que se
desplaza junto a la fuente de calor (Masubuchi, 1980; Grong, 1997). Dicho estado se logra a determinada
distancia desde el inicio del cordón de soldadura, luego de estabilizarse la temperatura alrededor de la fuente de
calor (termosaturación), y antes de que ocurra la etapa de nivelación, después de concluido el depósito. Para
garantizar lo anterior se realizaron cordones de longitud 200 mm y las muestras de ensayo del depósito se
extrajeron a una distancia de 100 mm después del inicio del cordón. La longitud de las chapas fue de 300 mm de
largo y 100 mm de ancho, lo cual garantizó una distancia de 100 mm a cada lado del depósito y 50 mm previo y
posterior al cordón, con vistas a separarlo suficientemente de los bordes de la chapa, de manera que la influencia
en la transferencia de calor de las condiciones de frontera en esa dirección sea despreciable.
Basado en el análisis anterior, se establecieron 4 puntos experimentales. Además de los espesores de 4 y
14 mm, con los que se establecieron las condiciones mínima y máxima de disipación del calor, se incluyeron otros
dos de 8 y de 16 mm, con el objetivo de lograr la descripción precisa del efecto del espesor de la chapa de metal
base en las propiedades del depósito (Tabla 2). Se realizaron tres réplicas para cada condición de ensayo, por lo