Universidad del Zulia (LUZ)

Revista Venezolana de Gerencia (RVG)

Año 27 No. Especial 8, 2022, 1122-1134

ISSN 1315-9984 / e-ISSN 2477-9423

Cómo citar: Rodríguez-Ponce, E., Ferrer-Urbina, R., y Rodríguez, C. (2022). Resultados del quehacer académico: influencia del aprendizaje institucional desde la teoría. Revista Venezolana De Gerencia27(Especial 8), 1122-1134. https://doi.org/10.52080/rvgluz.27.8.25

Resultados del quehacer académico: influencia del aprendizaje institucional desde la teoría

Rodríguez-Ponce, Emilio*

Ferrer-Urbina, Rodrigo**

Rodríguez, Carmen***

Resumen

El objetivo de este artículo es el de realizar una revisión a la literatura referida al aprendizaje organizacional y los resultados académicos, para determinar, desde una perspectiva teórica, posibles relaciones entre ambas variables. Para tal fin se lleva a cabo un análisis de la literatura disponible en Google Scholar. Como resultado, esta investigación permite aportar una visión de cómo se relacionaría el aprendizaje organizacional, dimensionado a partir de: la adquisición de conocimientos, distribución e interpretación de la información y el desarrollo de una memoria organizacional, con el logro del quehacer académico, medido a través de: la docencia de pregrado y postgrado, investigación y vinculación con el medio. Se concluye que, frente a cambios profundos del contexto, la capacidad de aprendizaje institucional se constituye como una dimensión importante, que puede aportar luces acerca de cómo generar respuestas institucionalmente adecuadas en tiempo y calidad.

Palabras clave: Quehacer académico; objetivos institucionales; aprendizaje organizacional; universidades; educación superior.

Recibido: 01.06.22 Aceptado: 16.09.22

* Los autores agradecen el patrocinio recibido por ANID a través del proyecto FONDECYT N° 1220568.

** Doctor en Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Profesor Titular, Instituto de Alta Investigación, Universidad de Tarapacá, Chile. E-mail: erodriguez@uta.cl ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4861-002X

*** Doctor en Metodología de las Ciencias del Comportamiento y de la Salud de la Universidad Autónoma de Madrid, España. Profesor, Escuela de Psicología y Filosofía, Universidad de Tarapacá, Chile. E-mail: rferrer@academicos.uta.cl ORCID: http://orcid.org/0000-0001-5407-3158

**** Licenciada de Derecho. Ayudante de la Cátedra Derecho Constitucional en la Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. E-mail: cerodriguez4@uc.cl ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0085-9128

Results of academic work: influence of institutional learning from theory

Abstract

The purpose of this article is to conduct a literature review on organizational learning and academic performance, in order to determine, from a theoretical perspective, the possible associations between both variables. To this end, an analysis of the literature available in Google Scholar is carried out. As a result, this research allowed us to have a vision of how organizational learning would be related: dimensioned from the acquisition of knowledge, distribution and interpretation of information and development of an organizational memory, and the achievement of academic work, measured by: undergraduate and graduate teaching, research and linkage with the environment. We conclude that, in the face of profound changes in the context, the capacity for institutional learning and the diversity of the management team are important dimensions that can contribute on how to generate institutionally adequate responses.

Keywords: Academic work; institutional goals; organizational learning; universities; higher education.

1. Introducción

La educación superior juega un rol fundamental para el progreso de las personas, de los países y de la sociedad en su conjunto. Bajo esta perspectiva debe indicarse, en primer lugar, que los procesos formativos universitarios influyen en el desarrollo de los individuos a nivel cognitivo, psicológico, social y moral, mejorando sus oportunidades y sus capacidades para responder a los requerimientos de una sociedad compleja; permitiendo la configuración de una ciudadanía más activa, participativa y preocupada del devenir de sus respectivas naciones (Vossensteyn et al, 2018); promoviendo, a su vez, valores esenciales tales como: la justicia, la solidaridad, y el respeto por los derechos humanos (Skrbinjek, 2020).

En segundo lugar, la educación superior crea conocimiento avanzado, que aporta al estado del arte; generando efectos en el desarrollo social, en el crecimiento económico (Makhanya, 2020) y en la sustentabilidad de los territorios (Menon y Suresh, 2020).

En tercer lugar, las instituciones de educación superior construyen una vinculación con su entorno, que puede ser altamente positiva para el desarrollo local (David, 2018). Así, la docencia, la investigación y la vinculación con el medio contribuyen al bienestar social y al desarrollo económico, razón por la cual comprender cómo mejorar sus resultados, constituye un desafío relevante y significativo.

En este contexto, se puede sostener que el aprendizaje institucional conduce a mejores resultados en el quehacer académico de las universidades (Aminbeidokhti, Jamshidi y Mohammadi, 2016; Ayuya, 2018; Kendrick, 2019). Por cierto, el aprendizaje institucional u organizacional en educación superior, se concibe como un proceso que consiste en adquirir conocimiento, distribuir e interpretar información y desarrollar una memoria organizacional, con el propósito de modificar el comportamiento institucional y crear nuevos escenarios de futuro (Dee y Leišytė, 2016).

La evidencia internacional muestra que las universidades son organizaciones que aprenden (Voolaid y Ehrlich, 2017), y dicho aprendizaje permite: incrementar el entendimiento e interpretación del medio ambiente (Ayuya, 2018), fortalecer la creatividad (Sutanto, 2017), enfrentar de mejor modo los cambios (Kezar y Holcombe, 2020), establecer nuevas rutinas académicas y administrativas (Souza y Takahashi, 2019), perfeccionar a los profesores para un mayor desempeño (Lauer y Wilkesmann, 2017), mejorar los niveles de resiliencia organizacional de los docentes (Mousa et al, 2020) y, en definitiva, mejorar la competitividad (Kendrick, 2019), fortaleciendo los resultados académicos (Asiedu et al, 2020).

En educación superior, el estado del arte sobre el aprendizaje institucional revela la existencia de una serie de brechas abiertas. Por ejemplo, se sabe que el aprendizaje institucional genera una serie de beneficios referidos a su influencia en: el fortalecimiento de la innovación y la creatividad (Sutanto, 2017), el mejoramiento de la competitividad (Kendrick, 2019), el desarrollo de nuevas rutinas académicas y profesionales (Souza y Takahashi, 2019) y la implementación de herramientas para mejorar la calidad (Lauer y Wilkesmann, 2017); no obstante, aún queda por descubrir cómo cada componente del aprendizaje institucional (adquirir conocimiento, distribuir e interpretar información y desarrollar una memoria organizacional) influye en los resultados del quehacer académico en las universidades (docencia, investigación y vinculación con el medio).

En este contexto, el artículo se propone como objetivo realizar una revisión a la literatura disponible en Google Scholar referida al aprendizaje organizacional y los resultados académicos, para determinar desde la teoría posibles relaciones entre ambas variables. Este tipo de revisión resulta útil para aproximarse al estado de avance en que se encuentra un campo de estudio, clarificar ideas respecto al tema de interés, y, aportar o profundizar en diversas áreas de conocimiento (González-Plate y Sepúlveda-Gallardo, 2021).

2. Aprendizaje institucional

El trabajo fundacional de Senge (1990) plantea que las organizaciones que aprenden cuentan con personas que expanden sus capacidades para crear resultados deseables, generando nuevas y expansivas formas de pensamiento, en las cuales el aprendizaje conjunto es la base del logro de las aspiraciones colectivas. En esta perspectiva, el aprendizaje organizacional es un proceso dinámico y multinivel que involucra cambios en las organizaciones, con procesos sociales y flujos de conocimiento, y que permite a las mismas adaptarse rápidamente a las nuevas exigencias del entorno (Souza y Takahashi, 2019; Tabaghdehi, Safariyan y Enaayati, 2018), afectando positivamente el desempeño organizacional sostenible al mejorar las competencias para la resolución eficiente de problemas y la toma de decisiones, el logro de la estrategia de conocimiento y el liderazgo (Kordab, Raudeliūnienė y Meidutė-Kavaliauskienė, 2020).

En las universidades, el aprendizaje institucional se entiende como la capacidad para comprender e interpretar el medio ambiente, considerando el conocimiento adquirido previamente (Ayuya, 2018). Los estudiosos sugieren que las organizaciones de educación superior deben convertirse en organizaciones de aprendizaje para facilitar el cambio en el ámbito académico (Aboramadan, Dahleez y Farao, 2021).

Entre los beneficios de dicho aprendizaje en el campo de la educación, diversas investigaciones han hallado que permite enfrentar los cambios (Kezar y Holcombe, 2020), aumenta la creatividad e innovación (Kendrick, 2019), favorece el capital intelectual y el emprendimiento (Tabaghdehi, Safariyan y Enaayati, 2018), mejora el desempeño (Hussein et al, 2016), y los resultados académicos (Aminbeidokhti et al, 2016). Es más, en el trabajo conducido por Ishak y Mansor (2020), los autores encontraron que el aprendizaje organizacional se relacionaba con la preparación del personal académico para enfrentar los desafíos de la educación 4.0., entendida como un cambio de paradigma en donde se deben buscar nuevas formas de resolver problemas y nuevos métodos de pensamiento.

De acuerdo con Dee y Leišytė (2016), las fases del proceso son: adquisición de conocimiento, distribución e interpretación de la información, y desarrollo de una memoria organizacional. A continuación, se procede a explicar cada uno de ellas.

Siguiendo la lógica de Tran y Pham (2018), el aprendizaje congénito en el ápice estratégico toma lugar cuando un nuevo miembro recibe información acerca de la historia, del contexto inicial y de otros conocimientos heredados; a su vez, bajo el mismo razonamiento, el aprendizaje experiencial se logra mediante el ejercicio de las funciones en el equipo (Lilischkis, 2017); el aprendizaje vicario se adquiere en exposiciones, conferencias, capacitaciones, en las cuales se aprende a partir de las buenas prácticas de otras universidades o de otros directivos; la incorporación de nuevos miembros permanentes o para fines específicos, que poseen otros conocimientos, resulta también primordial en esta fase (Miller, 2018). Por último, la adquisición de conocimiento requiere de un monitoreo de las condiciones del entorno, de la información disponible, y de una evaluación de los resultados académicos (Khamzah et al, 2017).

Las interpretaciones requieren un proceso cognitivo, que se logra a través de un período de desarrollo de las instituciones (Voolaid y Ehrlich, 2017); proceso que genera nuevas formas de ver las cosas y un cambio positivo en la actuación de las universidades (Turi et al, 2019).

La distribución de la información, en términos de transferencia efectiva a los actores clave, resulta esencial (Prompes, Kuntonbutr y Jaturat, 2017). Ciertamente, la información estratégica interpretada por los equipos de dirección debería ser explicada a todos los miembros de la comunidad, para generar objetivos compartidos y una coordinación en las decisiones entre los diferentes niveles organizacionales en las universidades (Tran y Pham, 2018).

A paritr de los anterior, un elemento clave de unión entre el aprendizaje individual y organizacional es, por lo tanto, el factor humano, a través de la confianza, apertura, voluntad de participar en el diálogo y respeto por los demás (Rupcic, 2019).

El conocimiento que está en la mente de las personas y que forma parte de la memoria organizacional, puede ser desplegado, fortalecido y mejorado de manera colectiva, mediante la práctica y la experiencia en la resolución de problemas y en la toma de decisiones, cultivando un saber hacer, que mejore el desempeño en el tiempo (Asiedu et al, 2020).

3. Quehacer académico: Resultados

El aprendizaje y el desempeño organizacional son fenómenos multidimensionales que podrían medirse de muchas maneras (Rupcic, 2019). Para efecto de este trabajo, los resultados del quehacer académico se focalizarán en las funciones de: docencia (pregrado y postgrado), investigación y vinculación con el medio. Lo anterior no implica desconocer la importancia de funciones universitarias como la gestión, el aseguramiento de la calidad u otras; sino que en este artículo se enfatiza en los resultados que forman parte de las preguntas relevantes de la investigación.

Los procesos formativos deben ser satisfactorios para los estudiantes y generar en ellos la capacidad de pensamiento crítico y de resolución de problemas (Garnjost y Lawter, 2019). En pregrado y postgrado, la tasa general de titulación es una variable que mide el éxito del proceso formativo (Randall y King, 2018), al igual que la tasa de titulación oportuna (Geven, Skopek y Triventi, 2018) y la inserción en el mercado laboral (Iriondo, 2020), incluyendo el ámbito de la investigación (Patricio y Santos, 2020).

En educación superior, y en cuanto a su vinculación con el aprendizaje institucional, se ha encontrado que este último se relaciona positivamente con el desempeño en la labor docente (Hartono et al, 2017), al fortalecer la enseñanza a través de la generación de una cultura del servicio (Suryana y Wahab, 2020). Tran y Pham (2018) asignan, además, al aprendizaje organizacional un rol moderador de la relación entre la participación académica y los resultados de la docencia.

La productividad de la investigación se puede medir a partir de la cantidad y calidad de los proyectos adjudicados y de las publicaciones logradas (Erfanmanesh, Tahira y Abrizah, 2017), así como por las citaciones de las publicaciones y el factor de impacto de las revistas en donde publican los académicos (Vuong et al, 2021). A estos resultados deben añadirse las patentes desarrolladas y licenciadas por las universidades (Miranda et al, 2021).

La relación entre el aprendizaje organizacional y la investigación, coadyuva en que el primero ayuda a mejorar las capacidades y los resultados de la innovación e investigación en las entidades universitarias (Purwanto et al, 2021). Conjuntamente con lo anterior, se ha señalado que los procesos de acreditación y el aprendizaje organizacional que de ellos se deriva, ejercen una incidencia favorable sobre la creatividad, la innovación y la investigación, en el campo de la educación superior (Kumar, Shukla y Passey, 2020). Efectivamente, el aprendizaje institucional puede inducir a lograr mayores niveles de competitividad en la consecución de recursos para la investigación (Lauer y Wilkesmann, 2017); fortaleciendo los resultados globales de la universidad (Asiedu et al, 2020).

La vinculación con el medio comprende el conjunto de actividades, que llevan a cabo las universidades, mediante la transferencia de conocimientos y tecnologías a la economía y a la sociedad, aportando de esta manera al desarrollo territorial (Agasisti, Barra y Zotti, 2019). En este sentido, las universidades colaboran transfiriendo innovaciones y capacitando a las personas que lo requieran, propiciando el desarrollo local (Mariani, Carlesi y Scarfò, 2018). Siguiendo a Secundo et al, (2017), los resultados de la vinculación con el medio se pueden expresar en: transferencia de tecnología e innovación, educación continua, y fortalecimiento social, teniendo cada uno de estos aspectos indicadores específicos de medición.

En la literatura, se ha descubierto que la vinculación con el medio se ve reforzada mutuamente con el aprendizaje organizacional (Ricciardi et al, 2020), el cual ayuda a que se generen innovaciones positivas para el territorio (Smith y Smith, 2018), favoreciendo entonces el cumplimiento de la tercera misión en las universidades (Pellegrino, 2018). Las instituciones de educación superior poseen una responsabilidad social y, por cierto, el aprendizaje organizacional contribuye al logro de este desafío estratégico (Horváth, 2019).

4. Reflexiones finales

La investigación realizada permitió, a través de una revisión de la literatura, establecer la existencia de relaciones entre el aprendizaje organizacional y los resultados del quehacer académico. El aprendizaje organizacional se entiende como la capacidad de gestionar el conocimiento individual y colectivo para transformarlo en un activo estratégico que favorezca el logro de la sostenibilidad de las instituciones de educación superior, al permitir la adaptabilidad a contextos de rápida evolución, la resolución de problemas y la toma de decisiones.

Este trabajo cobra relevancia dado el entorno cambiante y desafiante en el cual está inmersa la educación superior, la que a nivel global ha debido, por ejemplo, reorganizar la docencia, la investigación y la vinculación con el medio, debido a la pandemia por Covid-19, teniendo la exigencia de responder con oportunidad y rapidez (Hazelkorn, 2021). De este modo, frente a cambios profundos del contexto, la capacidad de aprendizaje institucional se constituye como una dimensión importante, que puede dar luces acerca de cómo generar respuestas institucionalmente adecuadas.

A pesar, de que este trabajo permitió tener una visión global de cómo se relacionaría el aprendizaje organizacional y el logro del quehacer académico, aún queda pendiente determinar cómo y de qué forma (directa o indirecta) estos resultados, medidos por la docencia de pregrado y postgrado, investigación y vinculación con el medio, pueden verse afectados por cada una de las dimensiones del aprendizaje institucional (adquisición de conocimientos, distribución e interpretación de la información y desarrollo de una memoria organizacional). Por consiguiente, existe la oportunidad de aportar al estado del arte en términos teóricos y empíricos, en el campo de la educación superior, identificando: factores clave, buenas prácticas, y formas de aprendizaje organizacional, que contribuyan al mejoramiento de las universidades.

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