Universidad del Zulia (LUZ)
Revista Venezolana de Gerencia (RVG)
Año 26 Número Especial 5 2021, 248-260
ISSN 1315-9984 / e-ISSN 2477-9423
COMO CITAR: Malpartida Gutiérrez, J. N., Olmos Saldívar, D., Ogosi Auqui, J. A., y Cruz Huapaya, K. K. (2021). Mejora del proceso educativo a través de plataformas virtuales. Revista Venezolana De Gerencia, 26(Número Especial 5), 248-260. https://doi.org/10.52080/rvgluz.26.e5.17
Mejora del proceso educativo a través de plataformas virtuales
Malpartida Gutiérrez, Jorge Nelson*
Olmos Saldívar, David**
Ogosi Auqui, José Antonio***
Cruz Huapaya, Karen Kelly****
Resumen
El proceso de enseñanza-aprendizaje se ha visto rápidamente transformado producto de la inserción de las nuevas tecnologías. Gracias a estas, todas las esferas de la sociedad han presenciado cambios de todo tipo, la educación no escapa de esto. Este trabajo tiene como finalidad describir las mejoras del proceso educativo a través de plataformas virtuales. Desde un recorrido bibliográfico, teórico-documental, se describen las mejoras más significativas del proceso educativo a partir de la utilización de plataformas virtuales. Se evidencia la posibilidad de construir comunidades de aprendizaje colaborativas mediadas por las tecnologías, flexibles y adaptativas al entorno en el cual se encuentran inmersas. Debido a las nuevas tecnologías, la educación llega a todas partes rompiendo las barreras físicas del aula de clase. Se concluye que los estudiantes se convierten en el centro del proceso educativo, siendo de carácter autónomo y crítico. Las instituciones educativas deben velar por la adecuada implementación de las nuevas tecnologías a fin de garantizar un servicio óptimo y competitivo.
Palabras clave: Proceso educativo; nuevas tecnologías; plataformas virtuales.
Recibido: 08.03.2021 Aceptado: 05.05.2021
* Doctor en Administración, Magister en Administración de Negocios y Relaciones Internacionales - MBA, Magister en Educación Docencia y Gestión Educativa, Ingeniero Industrial. Filiación: Universidad Privada del Norte. Email: jorge.malpartida.gutierrez@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6846-0837
** Maestro en Ingeniería de Sistemas con mención en Tecnologías de la Información y Comunicación, Ingeniero de Sistemas e Informática. Filiación: Universidad Tecnológica del Perú. Email: david.olmos.saldivar@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6116-8606
*** Magíster en Gestión de Tecnologias de la Informacion, Ingeniero de Sistemas. Filiación: Universidad Tecnológica del Perú. Email: c18793@utp.edu.pe https://orcid.org/0000-0002-4708-610X
**** Maestra en Administración de la Educación, Bachiller en Ciencias de la Educación, Profesora de Educación Primaria. Filiación: Universidad César Vallejo. Email: karenc_h@hotmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0402-9615
Improvement of the educational process through virtual platforms
Abstract
The teaching-learning process has been rapidly transformed as a result of the insertion of new technologies. Thanks to these, all spheres of society have witnessed changes of all kinds, education does not escape from this. This work has to describe the improvements of the educational process through virtual platforms. From a bibliographic, theoretical-documentary tour, we describe the most significant improvements in the educational process from the use of virtual platforms. The possibility of building collaborative learning communities, mediated by technologies, flexible and adaptive to the environment in which they are immersed is evidenced. Due to new technologies, education reaches everywhere, breaking down the physical barriers of the classroom. It is concluded that students become the center of the educational process, being autonomous and critical. Educational institutions must ensure the proper implementation of new technologies in order to guarantee an optimal and competitive service.
Keywords: Educational process; New technologies; Virtual Platforms.
1. Introducción
La investigación educativa tiene amplio recorrido. Diversos enfoques lo consideran un fenómeno complejo y por tanto es necesario abordarlo desde múltiples perspectivas teóricas y metodológicas.
Una de sus principales aristas es el estudio de la búsqueda de significado que los sujetos construyen en el escenario escolar (Cuevas, 2002). Junto a esto, podemos mencionar líneas como el estudio del contexto histórico-social del proceso educativo, las interpretaciones de los actores, el estudio de las ideas, representaciones y emociones de los involucrados, entre otros.
Sin embargo, desde las últimas décadas, las investigaciones centradas en el papel de las nuevas tecnologías en el proceso educativo han alimentado los trabajos en el área educativa. Desde la irrupción de las plataformas virtuales y su uso en la educación, han ocasionado un amplio interés en sus usos, fines, beneficios y dificultades para su implementación.
Las sociedades están viviendo cambios acelerados en todos sus ámbitos como resultado de la incorporación de las nuevas tecnologías en las actividades realizadas por los seres humanos, lo cual a su vez provoca transformaciones en las formas de relacionarnos.
La educación no escapa de estas transformaciones, la comunicación interactiva entre los participantes hace posible el establecimiento de nuevas formas de relacionarse desde los chats, las mensajerías instantáneas, las videoconferencias, convirtiéndose estas aplicaciones en mediadores del aprendizaje y del conocimiento.
La incorporación de las tecnologías en el proceso educativo representa un punto de impacto en la educación, y en la capacidad para innovar en el proceso educativo. El presente trabajo busca describir las mejoras del proceso educativo a través de plataformas virtuales desde una mirada teórico-documental de carácter bibliográfico. Abordaremos los aportes en el campo del estudio de lo educativo y la mirada de las plataformas virtuales (Altarejos, 1991; Barrios, Peña y Cifuente, 2019; Castel, 2018; Castells, 2000; Cuevas, 2002; Durkheim, 1976; Febres-Cordero y Anzola, 2019; García, 2012; Granados, et al, 2020; Guevara, et al, 2021; López, 2013; Pérez y Saker, 2012; Pring, 2003; Ramírez, 2011; Rodríguez y Rey, 2017; Rodríguez-Cadena, 2019; Sepúlveda, 2009; Torres, 2012; Vigo, Gómez y Ábrego, 2015) con el propósito de indagar en los beneficios que las plataformas virtuales otorgan al proceso educativo.
La educación es resultado de un proceso histórico y como tal responde a las creencias, valores, tradiciones y representaciones características del grupo y la época en la cual se desarrolla. En este sentido, las sociedades sufren transformaciones a lo largo de los años y los grupos sociales introducen nuevas formas de hacer y de representar el mundo a lo largo de los años.
En los tiempos recientes, el gran factor transformador de las sociedades humanas son las nuevas tecnologías. Con ellas, se ha introducido la idea de entornos virtuales en el proceso educativo, siendo las nuevas tecnologías herramientas mediadoras en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Su uso trae consigo nuevos retos y desafíos, al tiempo que contradicciones y ventajas en el desarrollo educativo y en la relación profesor-estudiante.
2. Conceptualizando el proceso educativo
El proceso educativo es un fenómeno multidimensional que es abarcado en múltiples expresiones comprensivas. Es un conjunto de tareas ordenadas que buscan promover el aprendizaje, su ejercicio requiere el manejo de habilidades técnicas, morales y artísticas vinculadas a la dimensión personal del ser humano (Altarejos, 1991; García, 2012; López, 2013; Pring, 2003).
Sus protagonistas son las instituciones educativas, las cuales se tratan de entidades colectivas que acogen en su seno procesos educativos; y, el educador y el educando en cuya relación se produce el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Así mismo, el proceso de aprendizaje no se realiza en solitario entre el educador y el educando, estos están inmersos en una comunidad, por tanto, el contexto interviene de diversas formas en el proceso educativo: la familia, los sindicatos, las instituciones religiosas, los medios de comunicación, la ciudad, en otros agentes (López, 2013; Rodríguez y Rey, 2017). Un proceso educativo de calidad debe estar contextualizado, por ello es que la educación debe mirar hacia su entorno desde múltiples dimensiones: ambiental, familiar, social, cultural, geográfica, económica, política, entre otras (Sepúlveda, 2009).
En este sentido, la formación integral debe estar vinculada a los problemas sociales; su tratamiento y contextualización en el proceso educativo es fundamental para educar al ser humano en los valores que sustenta la sociedad en que vive y el significado de ellos en resolución de las vicisitudes de su entorno; sustentada en nuevos conocimientos, actitudes y valores, que le permitirán enfrentarlos y erradicarlos.
Finol et al, (2016), señalan que existe el viejo paradigma educativo conductista, basado en el sistema de clases magistrales con contenidos didácticos en formatos lineales, y soporte físico, donde el rol protagónico lo representa el profesor dueño de saberes. En contraste, resulta posible mediante la incorporación de entornos virtuales de aprendizaje y otras herramientas, como estrategias de aprendizaje del modelo constructivista, potenciando la experimentación activa y la construcción colectiva de aprendizajes.
Actualmente, desde el “giro paidocéntrico”, el protagonista del proceso educativo es el educando, causa y sujeto principal de su propio aprendizaje (García, 2012). Educador y educando no son dos figuras antagónicas, dentro de la acción educativa ambos poseen roles y perspectivas diferentes, pero complementarios: enseñar y aprender (López, 2013).
La educación implica una actividad de enseñanza, instrucción y promoción de una acción de formación. Hay educación plena cuando lo aprendido se realiza como acción, así es como se perfecciona el sujeto (Altarejos, 1991). La formación del estudiante está directamente relacionada con la actuación del educador. El proceso educativo necesita la participación de todos sus participantes para que pueda ser realmente significativa.
Para Ramírez (2011) el educador debe ser más allá que un transmisor instrumental de contenidos, para pasar a ocupar un lugar significativo en los procesos afectivos que subyacen en la relación educativo. En este sentido, el educador tiene una responsabilidad ética que va más allá de lo cognitivo.
En la labor de caracterizar el proceso educativo, Pring (2003) menciona ocho rasgos fundamentales del mismo:
Desde los últimos descubrimientos de la neurociencia, Barrios, Peña y Cifuentes (2019), destacan la importancia de la experiencia emocional en los procesos educativos. Ninguna práctica educativa racional-cognitiva está aislada de las emociones. Aspectos cognitivos claves en la educación: aprendizaje, atención, memoria, toma de decisiones, motivación y funcionamiento social, se afectan y se entrelazan con procesos emocionales. Razón y emoción existen de manera conjunta y de modo interdependiente, posibilitan la capacidad adaptativa de la persona, expresada en sus respuestas a los problemas relacionales y a las conductas disruptivas, y determinan la posibilidad de actuar, pensar, imaginar y recordar (García, 2012).
La incorporación de las nuevas tecnologías en los distintos ámbitos sociales, entre ellos la educación, está generando profundas transformaciones en las formas de relacionarse entre los seres humanos, afectando los modos de ser, conocer y actuar, así como, las estructuras sociales y culturales (Castells, 2000; Febres-Cordero y Anzola, 2019).
Las nuevas tecnologías en el proceso educativo facilitan y promueve la creación de entornos virtuales de aprendizaje, a partir de la interacción y socialización de las ideas, saberes y conocimientos a través del ciberespacio, gracias a la diversidad de herramientas tecnológicas y aplicaciones que hacen posible la interacción entre los miembros del referido entorno.
3. Nuevas formas de relacionarse: plataformas virtuales
La inclusión de plataformas virtuales en el área educativa es tendencia en toda América Latina y el mundo, éstas son utilizadas para la generación de conocimiento, optimización de canales de información y beneficio de procesos administrativos (Guevara et al, 2021). Esta incorporación tecnológica, como todo proceso de cambio, debe ser planificada. Su implementación invita a la redefinición de los programas curriculares, permitiendo adaptar el conocimiento y las competencias a la nueva realidad.
Actualmente es imposible ofrecer un servicio competitivo y de calidad sin contar con herramientas tecnológicas para la atención, resolución de conflictos y servicios de comunicación. Esta introducción de las tecnologías ha generado importantes cambios en las empresas, instituciones, mercados y sociedad en su conjunto, además representa un motor del crecimiento económico (Castel, 2018).
La construcción de los espacios virtuales representa una alternativa a la construcción del conocimiento, en estos se conjugan herramientas, datos y programas que permiten manipular y ver la información alojada por el facilitador. En el ámbito educativo, estos espacios se caracterizan por realizar las funciones pedagógicas de aprender y enseñar, gracias a herramientas tecnológicas que permiten cumplir con las actividades asignadas dentro del proceso educativo (Febres-Cordero y Anzola, 2019).
Las nuevas tecnologías en el ámbito educativo posibilitan las mejoras en el funcionamiento interno, los servicios prestados por la docencia, y el acceso a segmentos de mercado que de forma presencial sería imposible alcanzar (Castel, 2018).
El uso de tecnología en procesos educativos debe entenderse como el uso de recursos tecnológicos con el propósito de llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Las plataformas virtuales permiten que las personas aprendan haciendo, trabajando de manera colaborativa a partir del uso de la tecnología y de establecer relaciones con los demás miembros del entorno virtual.
La educación tradicional tiene una bidireccionalidad, centrada en el docente como emisor de conocimiento y en el estudiante como receptor de este. Visto de esta manera, el proceso educativo posee métodos, técnicas y saberes que son externos a los entornos educativos e impositivos, sin lugar a la duda o los cuestionamientos del saber.
En contraste con las formas pedagógicas tradicionales, Vigo, Gómez y Abrego (2015) afirman que entre las características de la educación a distancia están la generación de aprendizaje flexible inteligente, modelo basado en sistemas de base de datos inteligentes a través de Internet, sumadas a la tecnología a través de móviles y celulares, conformando así el concepto de educación en todos lados y a toda hora. La educación se convierte en un proceso de construcción permanente, que va más allá de un aula de clases.
Estos espacios interactivos facilitan la posibilidad de ser sincrónicos o asincrónicos. En los primeros, los participantes interactúan en tiempo real, mientras que en los segundos, no sucede al mismo tiempo para el instructor y para los estudiantes, no hay interacción en tiempo real; el contenido es creado y estará disponible para su consumo luego.
La propuesta de entornos virtuales está enmarcada en el aprendizaje colaborativo, en donde cada participante construye su propio aprendizaje enriquecido con los aportes de sus compañeros. Las tendencias contemporáneas se enfocan en el desarrollo del pensamiento crítico, creador, innovador e independiente, con la posibilidad de una comunicación multidimensional y multicultural; para lo anterior es fundamental la guía del facilitador o educador. El conocimiento adquirido en la interacción debe permitir que el ser humano sea competente dentro de la sociedad, con mente abierta y pensante para afrontar los desafíos que se presenten.
En tanto las TIC permiten la interrelación entre usuarios y la construcción colaborativa de los contenidos, para ello, es importante diagnosticar un estado del grupo en cuestión, teniendo en cuenta el modelo basado en el alumno. El modo de uso de las herramientas virtuales y sus potencialidades determinan la capacidad de la plataforma, la cual deber ser diseñada desde la virtualidad, la accesibilidad y la usabilidad, y de igual forma debe estar soportada en metodologías óptimas para la enseñanza-aprendizaje enfocadas en el alumno como usuario activo y partícipe de la construcción de contenidos (Coll, 2007; y Vigo, Gómez y Abrego, 2015).
Con la introducción de la tecnología en el proceso educativo, se posibilita colocar al alcance del mayor número de información disponible, introduciendo el trabajo colaborativo y favoreciendo la ejecución de técnicas, destrezas y habilidades. En este proceso, se produce un cambio en los roles entre el educador y el educando, el primero se convierte en facilitador del proceso mientras el segundo se vuelve gestor de su aprendizaje (Coll, 2007; y Granados et al, 2020).
Las plataformas virtuales transforman la manera de accionar del entorno educativo tradicional, estas permiten el desarrollo de relaciones sociales más allá del “estar presente”, consolidando los ambientes virtuales como espacios dialógicos. De este modo, las relaciones, el intercambio de ideas, conocimientos, saberes y experiencias durante el proceso educativo es de mucha más amplitud y diversidad.
Coll (2007) en su análisis señala que las nuevas tecnologías han ampliado el espectro del proceso educativo, ya que éste llega, por ejemplo, mediante la internet, al hogar, al trabajo, a los espacios de ocio; en este sentido, se asume que el proceso pedagógico se da también fuera del aula, y que ese saber cuándo se socializa en ésta, repercute en beneficio de estudiantes y profesores.
El desarrollo de la tecnología ha creado un mundo interconectado, en donde se intercambia información constantemente. Las sociedades son sistemas complejos, integrados por sujetos que interactúan y se relacionan, permitiendo un pensamiento que generan nuevos patrones de comportamientos y conductas en los individuos y la sociedad (Rodríguez-Cadena, 2019).
Estas relaciones sociales constituyen un elemento esencial para determinar la participación de los sujetos en su entorno. Durkheim (1976) afirman que la conciencia del individuo es el conjunto de creencias, sentimientos y juicios de valor con los cuales el ser humano determina el comportamiento dentro del entorno en el cual se desenvuelve. Por tanto, es esa conciencia la que establece lazos de solidaridad y contribuyendo a la formación de la sociedad como un todo.
El uso de las nuevas tecnologías está favoreciendo el nacimiento de relaciones sociales a partir de nuevos caminos: el ciberespacio (Febres-Cordero y Anzola, 2019), en donde el tiempo y la distancia no son limitaciones para comunicarse y trabajar en medio de los procesos formativos.
Las nuevas tecnologías y el internet son herramientas carentes de acción propia, son los sujetos quienes se apropian de ellas, dándole vida, creando y transformando la realidad. El sujeto es un factor activo en el proceso educativo y en su mediación con los entornos virtuales, mediante sus acciones se construye la educación, a partir de la búsqueda constante de la información y el replanteamiento continuo del conocimiento. De este modo, las nuevas tecnologías se configuran en dispositivos culturales mediante los cuales los actores asignan sentido imaginario junto al entorno que les rodea y en el cual están inmersos (Pérez y Saker, 2012; Torres, 2012).
Si bien internet está permitiendo nuevas y formas más eficaces de comunicación, el uso de los dispositivos tecnológicos requiere que los involucrados posean capacidades y destrezas para el uso y manejo de estos recursos tecnológicos.
Aunque en internet existan millones de datos, es tarea de la institución educativa y del docente orientar al educando para el uso adecuado de la información, así como, potenciar esquemas de análisis críticos para saber seleccionar y utilizar la información disponible.
Por otro lado, Pérez y Saker (2012) sostienen que en América Latina las instituciones educativas deben dar respuesta a la necesidad de acceso en condiciones de equidad a estas nuevas tecnologías, de lo contrario, su función social no respondería a las necesidades planteadas, sino que se convertiría en un factor más de desigualdad en la región.
Es importante comprender que la tecnología no es un fin en sí mismo, es un recurso, un elemento esencial para competir en el mercado que requiere una utilización adecuada para alcanzar los grados de satisfacción demandados. Para ello, es fundamental una buena gestión de estas, así como, atender los problemas de obsolescencia, seguridad, fallos técnicos y confidencialidad (Castel, 2018).
Las instituciones deben diseñar planes estratégicos para la implementación y uso de tecnologías educativas, dado que estas exigen desde el montaje de estructuras y equipos, hasta la capacitación del personal calificado. El reto radica en construir comunidades académicas de aprendizaje y construcción del saber, ello implica resignificar los procesos de evaluación y formación del estudiantado y del profesorado (Granados et al, 2020).
La dirección de los centros educativos debe analizar y evaluar constantemente el uso de las nuevas tecnologías, adaptar y capacitar el talento humano para su uso, buscando así encaminar el modelo educativo con el contexto económico, social y las posibilidades de innovación y adaptabilidad de la organización.
4. Nuevas tecnologías: mejoras del proceso educativo
El abordaje de diversos autores (Barrios, Peña y Cifuente, 2019; Febres-Cordero y Anzola, 2019; García, 2012; Granados, et al, 2020; Guevara, et al, 2021; López, 2013; Pérez y Saker, 2012; Pring, 2003; Ramírez, 2011; Rodríguez y Rey, 2017; Rodríguez-Cadena, 2019; Sepúlveda, 2009) nos permite comprender cómo la implementación de las nuevas tecnologías trae consigo posibles beneficios para estudiantes, docentes y la comunidad educativa en general. En el caso docente, las tecnologías ponen a su disposición diversos recursos como aplicaciones, documentos, páginas web, que facilitan la participación en redes y comunidades docentes para el apoyo en proyectos de forma colaborativa.
La relación tecnología-educación es dialógica, no sólo instrumental. En la llamada sociedad del conocimiento, esta pasa a ser un pilar fundamental para la construcción de una cultura activa, de diálogo y reflexión crítica, que busque constantemente la creación de una conciencia sobre la realidad, buscando el aprendizaje a partir del diálogo y la búsqueda del conocimiento significativo.
En este sentido, la tecnología permite nuevos modos de percepción, de lenguaje, de narrativas, de escrituras y de sensibilidades que soportan nuevas subjetividades y la transformación de la sociedad y de la cultura en general, sobre los modos de producir y circular el conocimiento (Vigo, Gómez y Ábrego, 2015).
El principal aspecto frente a la implementación de las tecnologías en las instituciones está encaminada a buscar la transformación del aprendizaje y de la calidad de enseñanza. Sin embargo, Coll (2007) señala que existen múltiples dificultades para alcanzar tal transformación debido a:
El proceso de enseñanza-aprendizaje promueve el uso innovador de las nuevas tecnologías desde el desarrollo continuo de las competencias tecnológicas y didácticas del profesorado, a partir de la creación de equipos de trabajo que brinden el acompañamiento en esta labor.
Podemos comprender cómo los recursos tecnológicos posibilitan el trabajo en red en ambientes virtuales de aprendizaje, la construcción de espacios colaborativos y flexibles, facilitan la autonomía del estudiante y la asesoría permanente del docente, convertido en facilitador del aprendizaje para que el estudiante construya su conocimiento; además, la comunicación constante de todos los miembros de los equipos de aprendizaje, sin limitaciones espaciales o temporales.
Ante la implementación de las nuevas tecnologías, la gerencia educativa se encuentra ante varios retos. Uno de ellos, limar las desigualdades y avanzar en el desarrollo de programa con alcance para el cumplimiento de sus objetivos. La utilización de las nuevas tecnologías despliega escenarios altamente exigentes, que demandan el desarrollo de procesos de manera vertiginosa para sostener los niveles de operatividad, eficacia y competitividad (Granados et al, 2020; y Guevara, et al, 2021).
Desde el punto de vista educativo, la confluencia de la interactividad y la conectividad repercute importantemente en la planificación y desarrollo de los procesos educativo en los entornos basados en las tecnologías.
Gracias a las plataformas virtuales, los procesos educativos han optimizado sus áreas de adquisición, análisis de datos, control de procesos y accesibilidad. López (2013) sostiene que el crecimiento de organizaciones educativas inteligentes capaces de adquirir conocimientos constantemente permitirá responder eficazmente ante los cambio del contexto, de igual modo, resulta clave comprender el entorno en el cual se encuentra operando.
Desde el punto de vista administrativo, las nuevas tecnologías permiten la automatización y centralización de los procesos y recursos vinculados a la gerencia educativa, incidiendo en aspectos como el impacto, la eficacia y los costos.
Como resultado de la reflexión y discusión entre los autores abordados, podemos mencionar como la educación en entornos virtuales permite, entre sus beneficios:
Las plataformas virtuales, para alcanzar resultados óptimos, deben ir acompañadas de relaciones humanas satisfactorias, trabajo colaborativo, planificación a futuro, altos niveles de compromiso y responsabilidad por parte de los miembros integrantes, así como, una renovada gestión del conocimiento y del proceso educativo.
Algunos estudios (Pérez y Saker, 2012; Castel, 2018; Granados et al, 2020) se centran en encontrar como la implementación de nuevas tecnologías modifican las prácticas educativas, la importancia radica en que en las actividades que llevan a cabo docentes y estudiantes, donde se comprende el valor y alcance de estas en el proceso educativo, incluido la eventual mejora en los resultados del aprendizaje. Dicha potencialidad está relacionada con las posibilidades que ofrecen para representar, procesar, transmitir y compartir información. Sin embargo, Coll (2007) destaca que la información se convierte en conocimiento, cuando se ejerce sobre ella un significado y un sentido.
La novedad del uso de las nuevas tecnologías en el aula reside en el hecho de que, a partir de la integración de los sistemas simbólicos clásicos (lengua oral, lengua escrita, lenguaje audiovisual, lenguaje gráfico, lenguaje numérico) las tecnologías crean condiciones totalmente inéditas para operar con la información, representarla, procesarla, acceder a ella y transmitirla (Coll, 2007).
El gran beneficio de las tecnologías en el proceso educativo, señalado por Coll (2007) depende del uso que se haga de ellas, a partir de la interrelación entre estudiantes, docentes y contenido, dado que un mismo recurso tecnológico puede cumplir diferentes funciones, dependiendo del uso que se haga de él, como recurso informativo o como recurso comunicativo.
Este uso puede hacerse de manera tradicional, es decir, que refuerza metodologías pedagógicas preexistentes o de manera innovadora. En cualquiera de los casos las nuevas tecnologías no son consideradas instrumentos pedagógicos susceptibles de transformar las relaciones entre los elementos del triángulo interactivo – profesores, estudiantes, contenido-. Sin embargo, lo que puede llegar a transformar es el espacio pedagógico, la naturaleza de las relaciones que se dan entre estos tres componentes. Por tanto, lo que propone Coll (2007) es que la clave para analizar el impacto del uso de las nuevas tecnologías en la educación sea los usos pedagógicos de dichos recursos tecnológicos.
El éxito de las plataformas virtuales se alcanza mediante la cohesión y el fortalecimiento de aspectos como la flexibilidad y la usabilidad, los cuales reflejan la facilidad y rapidez en la organización de cursos, la adaptación de los planes de estudio, así como, el acceso a los contenidos y recursos instruccionales. Todo lo anterior enfocado en la posibilidad de brindarle al usuario el protagonismo sobre su propio proceso de aprendizaje, ofreciendo el servicio educativo a partir de los requerimientos y necesidades de este, colocando a su alcance, mediante el ambiente virtual, todo lo que necesita para el alcance de sus objetivos educativos.
El desarrollo y la implementación de las estrategias educativas mediadas por las nuevas tecnologías deben adecuarse a un determinado contexto, como lo es el entorno social, cultural y económico de los participantes. De este modo, se busca garantizar desde los distintos niveles el acceso de la mayor parte de miembros del proceso educativo.
El uso de las nuevas tecnologías en los procesos educativos debe ser óptimo, dinámico y mejorable, caracterizados por un buen funcionamiento. La diversidad de sus usos y aplicaciones es evidente entre las distintas instituciones educativas, docentes y estudiantes, de ahí su característica de ser herramientas flexibles. El uso de las tecnologías no siempre es garantía de competencias tecnológicas, por tanto, ante los escenarios de autosuficiencia informativa en los docentes y estudiantes, resulta importante para los centros educativos permitir la capacitación e innovación en la adquisición, producción, almacenamiento, tratamiento y comunicación de contenidos (Benvenuto, 2003).
Por ello, la planificación debe ser realista, flexible, dinámica y viable, respondiendo a planes de acción que puedan ser aplicados en los entornos competentes, resultando de esta forma de utilidad en la resolución de problemas y demandas reales por parte de docentes y estudiantes.
Las ventajas resultantes de la incorporación de las tecnologías en los procesos educativos constituyen la construcción colectiva del conocimiento como aprendizaje significativo, además, como estrategia de aprendizaje del nuevo paradigma educativo, así como el acompañamiento en el proceso de gestión de los entornos virtuales de aprendizaje por parte de la comunidad universitaria.
Por lo tanto, el aprendizaje activo y significativo exige a los docentes nuevos escenarios, que permitan abandonar la idea del profesor dueño del conocimiento, propiciando nuevas formas de participación de los estudiantes, lo que resulta posible mediante la incorporación de tecnologías de aprendizaje como estrategias que potencien la experimentación activa y la construcción colaborativa de conocimiento.
5. Reflexiones finales
La incorporación de las nuevas tecnologías debe impulsar el avance de marcos colaborativos, fomentando las oportunidades que brindan las redes y alianzas entre centros educativos. El aula de clases ha dejado de ser el centro de las interacciones, dando paso a la posibilidad de construir comunidades de aprendizaje más allá del espacio físico, gracias a las nuevas tecnologías el proceso educativo llega a todos los lugares: el trabajo, el hogar.
En el contexto del proceso de enseñanza-aprendizaje, los estudiantes pasan a ser protagonistas de su proceso, lo cual genera la necesidad de desarrollar nuevas competencias que faciliten la autonomía y la flexibilidad en el aprendizaje.
Las tecnologías no tienen un fin en sí mismo, la importancia de su incorporación radica en el uso que los miembros del proceso le otorgan. En este sentido, es clave el papel que cumple el docente en la elaboración de estrategias innovadoras que permitan potenciar el proceso de enseñanza-aprendizaje a partir de las ventajas que ofrecen los recursos virtuales.
En el marco de la innovación digital, es importante destacar la necesidad de alfabetización digital, enseñar y aprender efectivamente el uso de las tecnologías más allá de la mirada instrumental demanda su uso adecuado en las prácticas sociales y culturales características del contexto específico en el cual se desarrolla el acto educativo, desde una mirada ética que responda a las necesidades de los sujetos inmersos en ese escenario.
La tecnología continuará aportando nuevas herramientas para el uso del docente, con lo cual la presión tecnológica no cesará. Esto invita a la constante actualización docente que busque potenciar sus habilidades y destrezas en el uso de las cada vez más nuevas tecnologías.
Los nuevos escenarios educativos, marcados por la incorporación cada vez más creciente de nuevas tecnologías, representan nuevas formas del contenido y convierten la información en el motor fundamental del desarrollo.
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