Desastres naturales y cambios políticos: Alternancia política electoral en América Latina

Valdez Zepeda, Andrés1

Huerta Franco, Delia A.2

Resumen

El artículo describe y analiza, a través del estudio de casos, la relación que existe entre los desastres naturales, las campañas políticas y los resultados electorales en América Latina. Se parte de la hipótesis de que los desastres naturales generan una serie de daños materiales y pérdidas para el ser humano, mismos que son utilizados tanto por los partidos gobernantes como por sus opositores (en tiempos electorales) para tratar de obtener un beneficio político. Se concluye, por un lado, que, debido al calentamiento global y la destrucción del medio ambiente, los desastres naturales y sus consecuencias perniciosas se incrementarán en el futuro, generando a la sociedad más daños no solo de carácter económico, sino también afectando los sistemas políticos y generando condiciones propicias para la alternancia de los grupos y partidos en el poder. Y por el otro, que la mala gestión de la crisis por parte de gobernantes en turno, generan procesos de alternancia política (en la que el partido político o coalición gobernante pierde las elecciones), mientras que la buena gestión de los desastres genera las condiciones para que, en tiempo electorales, los ciudadanos apoyen la continuidad de los partidos en el gobierno.

Palabras clave: Desastres naturales; campañas políticas; resultados electorales; participación ciudadana, alternancia política.

Recibido: 20.11.19 Aceptado: 20.03.20

1 Doctor en estudios latinoamericanos profesor-investigador de la Universidad de Guadalajara y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Email: andres.zepeda@cusur.udg.mx, Tel. 52 33 12639501. Orcid: 000-0002-4287-2638.

2 Maestra en administración de la educación. Docente- investigadora del Centro universitario del sur Universidad de Guadalajara y asistente de investigación. Su línea de investigación es la Comunicación organizacional y los procesos de intercambio político. Email: avaldezepeda@gmail.com. México. Orcid: 0000-0003-4948-0626.

Natural Disasters and Political Changes: Electoral Political Alternation in Latin America

Abstract

The article describes and analyzes, through case studies, the relationship between natural disasters, campaigns policies and the election results in Latin America. It starts from the assumption that natural disasters generate a series of damage and loss to human, unless they are used by both the ruling parties and by their opponents at election time to seek a political and electoral advantage. We conclude, first, that because of global warming and environmental destruction, natural disasters and their adverse effects will increase in the future, creating man more damage not only economic, but also affecting political systems and creating conditions conducive to the alternation of groups and parties in power; and on the other, that poor management by the rulers in turn to the harmful effects and damage caused by natural disasters generate processes of political change (in which the ruling party lost the elections), while good management Disasters create the conditions so that, at election time, citizens support the continuity of government parties.

Keywords: Natural disasters, political campaigning, election results, Latin America, case studies, citizen participation, political change, continuity, political gain and human misery.

1. Introducción

Los desastres naturales3 se han presentado a lo largo de la historia del hombre (Ayala-Carcedo, 1993), ya que, desde la antigüedad, los huracanes, los tornados, los terremotos, las heladas, las sequías y los tsunamis, entre otros, han estado presentes en su vida del ser humano y han generado daños y calamidades en materia económica y social, afectando su calidad y nivel de vida (BujBuj, 1997).

De cierta forma, la historia del hombre puede contarse a partir de la manera como han enfrentado estos desastres naturales (Ayala-Carcedo, 2002), acuñando diferentes estrategias y tecnologías para poder afrontarlos de mejor manera, tratando de reducir sus efectos negativos (Olivera, 1988).

Hoy día, los desastres naturales siguen presentes (Beck, 1998) y muy seguramente, estarán mucho más presente en el futuro (González, 2015). Con el calentamiento global y los cambios climáticos (Erickson, 1992), los desastres naturales se presentarán de manera más frecuente y seguramente tendrán un impacto mayor (Torres, 2004) afectando también los sistemas políticos y de gobierno (Giddens, 1998). Es decir, en el ámbito político, todo desastre natural puede generar consecuencias que usualmente son aprovechadas por los gobernantes en turno o por sus opositores, para tratar de avanzar sus objetivos políticos. De esta forma, los desastres naturales generan oportunidades y/o amenazas para los diferentes actores políticos de una determinada nación o región, mismas que pueden convertirse en ventajas o desventajas durante los tiempos electorales.

De ahí, la importancia de estudiar la relación que existe entre campañas electorales y desastres naturales, analizando el uso que tradicionalmente se hace, por parte de los políticos, de los daños y prejuicios generados por las catástrofes, así como conocer los efectos que éstas producen en los procesos de alternancia política.

Es decir, el presente trabajo de investigación tiene como objetivo analizar, si existiera o no, la relación, entre desastres naturales y resultados de las elecciones, estudiando esta interacción a la luz de la experiencia en América Latina en las últimas décadas. Para la investigación, se tomando como casos los desastres naturales ocurridos en a México, Chile, Nicaragua y Haití, estudiándose los resultados de las elecciones constitucionales inmediatas que se tuvieron en los años posteriores a dichos desastres.

Este es un estudio de carácter descriptivo, que se apoya en el análisis de casos. Para su elaboración, se realizó una revisión hemerográfica, examinando algunos diarios y revistas que dan cuenta sobre los desastres naturales y los daños generados.

La hipótesis de trabajo que se planteó fue la siguiente: la mala gestión por parte de los gobernantes en turno de los efectos perniciosos y daños ocasionados por los desastres naturales, generan procesos de alternancia política (donde el partido gobernante pierde las elecciones), mientras que la correcta gestión de los desastres naturales, generan las condiciones para que, en tiempos electorales, los ciudadanos apoyen la continuidad de los partidos en el gobierno. Es decir, el cambio o la continuidad del partido en el gobierno, depende, de cierta manera, de la forma como se haya aprovechado políticamente por parte del gobierno o sus opositores, los daños y consecuencias generadas por los desastres naturales.

El escrito se estructura de la siguiente manera: en la primera parte se conceptualiza, tipifica y describe lo que se entiende por desastres naturales. En la segunda, se conceptualiza y tipifican las campañas electorales. En la tercera parte, se analiza la relación existente entre campañas electorales y desastres naturales. En la cuarta parte, se aborda el estudio de los desastres naturales en su relación con la participación ciudadana durante las campañas electorales. En la quinta parte, se estudian la relación entre desastres naturales y los procesos de alternancia política. En la sexta parte, se describen los diferentes casos donde los desastres naturales han generado condiciones para la alternancia inter partidista. Finalmente, se agregan algunas consideraciones finales a manera de conclusión.

2. Los desastres naturales

Los desastres naturales son catástrofes generadas por fenómenos naturales, mismos que generan afectaciones en el bienestar del ser humano. Estos desastres se han presentado a lo largo de la historia del hombre e, incluso, han estado presentes en el orbe desde mucho antes de su aparición. Desde los violentos huracanes hasta los desastrosos sismos de gran magnitud, los desastres naturales han perturbado al hombre y le han generado una serie de consecuencias, generalmente de carácter negativo (Dueñas, 2002). Estas consecuencias negativas van desde pérdidas de bienes materiales, heridos y mutilados, hasta la pérdida de vidas humanas (Torres, 2004).4

Hay cuatro tipos diferentes de desastres naturales, si se toma en cuenta, las características de su naturaleza y las causas que lo producen (Zamora, 2002). De esta manera, hay desastres hidrológicos, meteorológicos, geofísicos y biológicos.5Todo ellos, de una u otra forma, se presentan como alteraciones inusuales, sorpresivas e inesperadas, que como característica común, generan cuantiosas pérdidas humanas y materiales (Calvo, 2001), así como producen otro tipo de consecuencias, como la inestabilidad política6 y crean, de acuerdo con la hipótesis que se sostiene en esta investigación, condiciones para que se genere la alternancia interpartidista.

De ahí la importancia de estudiar los desastres naturales, ya que tradicionalmente generan también efectos en los sistemas político-electorales y en la legitimidad de los partidos políticos y grupos gobernantes.

De hecho, una de las consecuencias, por cierto, poco estudiadas, que traen consigo los desastres naturales mal manejados o una reconstrucción mal gestionada, corrupta y llena de escándalos por parte de los gobernantes en turno, son los procesos de cambio del partido político en el poder, mismo que es el tema central de esta investigación. Es decir, este estudio trata de dar cuenta del impacto que los desastres naturales traen consigo en materia de conducta y comportamiento de los votantes afectados por estas calamidades, mismos que son utilizados como argumento central durante las campañas electorales. En este sentido, en esta investigación se estudiará los desastres naturales y su efecto en los procesos electorales, revisando el caso de algunos desastres presentados en diferentes países de América Latina.

3. Las campañas electorales

El término campaña, se usó primeramente en el ámbito militar para referirse a una acción colectiva o especie de cruzada, orientada a conseguir un objetivo militar. Después, se utilizó en la política electoral para referirse a las acciones de persuasión con el propósito de ganar el voto de los ciudadanos (Mendé, 2003). Hoy día, las campañas electorales son esfuerzos proselitistas cuyo objetivo central no sólo es ganar votos, sino también retirárselos a la competencia.

Desde una perspectiva pragmática, las campañas electorales, por un lado, son procesos intensos de investigación, comunicación, proselitismo, organización, movilización, cortejo y cuidado y defensa del voto, que realizan los partidos, los candidatos y sus simpatizantes en la búsqueda de espacios de representación pública. Por el otro, son esfuerzos de persuasión hacia los votantes para evitar que sus opositores ganen las elecciones (Priess y Tuesta, 1999). Es decir, toda campaña implica un frente de atracción de votos para la causa propia y otro de “repulsión de sufragios” para sus adversarios.

En este sentido, en toda campaña electoral se tienen que dar razones poderosas y suficientes, así como movilizar sentimientos y emociones para que los ciudadanos voten por una determinada alternativa electoral y también dar razones suficientes para que dichos electores no voten por los opositores. En estos ejercicios de cortejo, persuasión, denostación y ataque, se utilizan una serie de recursos tanto humanos como materiales, tecnológicos y económicos con el fin de ganar las elecciones.

En el caso de América Latina, las primeras campañas electorales se organizaron años después de haberse independizado de España y Portugal, cuando los nuevos Estados Nación adoptaron formas de gobierno republicano. Por ejemplo, en el caso de México, la primera campaña electoral se organizó en 1828, recién constituido el Estado mexicano, producto de la consumación de la independencia de España. Esta fue una elección en la que participaron como electores, los miembros de las legislaturas estatales y sus integrantes, ya que no fue una elección con voto popular. Los candidatos fueron Vicente Guerrero, Manuel Gómez Pedraza y Anastasio Bustamante. El primero, candidato liberal de orientación progresista, fue el impulsor de las ideas republicanas y federalistas, partidario del rito Yorkino. El segundo fue el candidato de las fuerzas conservadoras, más afín a las ideas centralistas y a los grupos de interés de los gobiernos locales. El tercero, un candidato liberal moderado, también afín a las ideas del Partido Yorkino.7

A partir de estas primeras elecciones, las campañas electorales se institucionalizaron en la región como procesos rutinarios para elegir a los gobernantes, aunque muchas de las veces, alejados de los parámetros democráticos.

No fue sino hasta el inicio del proceso de transición a la democracia, durante la década de los setentas y ochentas del siglo XX, cuando las elecciones se convirtieron en procesos electorales más competidos y cuando se hizo necesario, por parte de partidos políticos y candidatos, sofisticar las técnicas y estrategias para ser más eficientes en el proceso de persuasión de los electores (Nohlen, 1993).

Durante estas campañas usualmente se busca por parte de partidos y candidatos, dar razones poderosas y movilizar las emociones de los votantes, así como gestionar su afecto para poder ganar su confianza y en su momento, su voto (Brea, 1987). Para ello, se impulsan una serie de acciones orientadas al cortejo y seducción de los votantes, tratando de persuadirlos para que voten a favor de una alternativa y “en contra” de otra.

Durante las campañas electorales, como parte del juego estratégico, se usa el tema de los desastres naturales, las políticas y acciones de prevención y mitigación de los daños o su ausencia, los aciertos y los errores respecto del manejo del desastre por parte de los gobernantes en turno, así como sus consecuencias desastrosas y excesos en la gestión de la catástrofe, como parte de los argumentos de los diferentes partidos y candidatos en la búsqueda del poder político. Es decir, visto desde la perspectiva política, los desastres naturales no solo generan como consecuencia pérdidas humanas y económicas, sino también las posibilidades de pérdida del poder para los grupos gobernantes.

4. Desastres naturales y campañas electorales

Las campañas electorales son confrontaciones por el poder entre grupos y partidos que se encuentran en competencia, quienes utilizan todo tipo de estrategias para tratar de ganar la mayoría de votos y acceder a la titularidad de los puestos de representación pública.

Cuando se presenta algún tipo de desastre natural, cercano a los tiempos electorales, los partidos y candidatos contendientes, comúnmente utilizan este tipo de desgracias como tema central de campaña para tratar de avanzar sus objetivos políticos. De hecho, usualmente el tema de los desastres naturales se utiliza, de diferente forma, como parte de las estrategias y tácticas de campaña, para tratar de obtener alguna ventaja política. Las siguientes son las más frecuentes.

Primera, los gobernantes y sus partidos políticos, utilizan las acciones de prevención de los desastres naturales como un argumento propagandístico durante las campañas electorales, señalando que la acción responsable y la prevención anticipada del gobierno, redujo las consecuencias negativas de este tipo de fenómenos.

Segunda, los gobernantes y sus partidos políticos, usan la capacidad institucional para enfrentar las contingencias generadas por los desastres, como un activo de sus campañas electorales, señalando que “gracias a la capacidad y actuación de las instituciones que dirigen, se pudieron superar las contingencias y reducir el sufrimiento humano y los daños materiales”.

Tercera, usualmente los partidos políticos en el gobierno, usan los recursos públicos de manera clientelista, para tratar de resarcir los daños y mitigar los efectos perniciosos de los desastres naturales, mostrándose como instituciones responsables y solidarias con los electores. Es decir, usan los recursos públicos para obtener una ventaja política durante los tiempos electorales, lucrando con las necesidades y el dolor humano.

Cuarta, tradicionalmente los gobernantes y sus partidos políticos, se muestran “solidarios y fraternos” con los ciudadanos damnificados durante las contingencias generadas por los desastres naturales, manipulando sus sentimientos y emociones, tratando de obtener un lucro o beneficio político.

Quinta, los gobernantes y sus partidos políticos, tradicionalmente usan los medios de comunicación para tener una mayor visibilidad y aceptación social durante o después de las contingencias, así como hacen un llamado a la unidad nacional en torno a su liderazgo, para solventar las calamidades y desgracias generadas por los desastres.

Sexta, los partidos políticos en la oposición, usan los desastres naturales como instrumento para golpetear políticamente al gobierno y también lucrar con la desgracia humana a favor de su causa política.

Séptima, los partidos políticos de oposición, generalmente maximizan los errores y minimizan los aciertos de los gobernantes en la gestión de las contingencias, apostándole al desprestigio para lucrar políticamente con el desastre.

Octava, los partidos políticos de oposición, tradicionalmente le apuestan a la ingobernabilidad, buscando exacerbar las contradicciones y la inconformidad de amplios grupos sociales, en contra del gobierno en turno y sus “equívocas políticas y acciones” sobre el desastre.

Novena, los partidos políticos de oposición, tratan de lograr el cambio del partido en el gobierno y la alternancia interpartidista, no sólo criticando los errores, excesos y corruptelas de los gobernantes en turno y sus partidos, (mismos que se presentan durante las contingencias generadas por los desastres naturales), sino también presentándose como la alternativa de la esperanza y el cambio verdadero.

5. Desastres naturales, participación ciudadana y campañas electorales.

Un poco después de presentarse un desastre natural, es común ver que los ciudadanos se empiecen a organizar autónomamente para afrontar de mejor manera las consecuencias y así poder incidir de forma oportuna en la reparación o amortiguación de los daños (Michel, 1975). De esta forma, surgen diferentes organizaciones ciudadanas que aglutinan a los damnificados o en general, la participación ciudadana tiende a incrementarse en torno al desastre, aunque ésta sea solo de carácter coyuntural.

En algunos otros casos, la participación ciudadana es acompañada o fomentada por el gobierno en turno y los líderes de las organizaciones civiles trabajan coordinadamente con las instituciones de gobierno para enfrentar las contingencias y tratar de atender y ayudar a los damnificados.

Sin embargo, durante los tiempos electorales, también es común ver que los partidos políticos tanto de oposición como del gobierno, tratan de cooptar a los líderes comunitarios y a las organizaciones civiles que se conforman en torno de los desastres naturales, ofreciéndoles durante los tiempos electorales, espacios políticos y candidaturas a sus dirigentes, afectando su independencia y de cierta manera, deslegitimándolos socialmente. Es decir, se trata de lucrar políticamente a través del uso de liderazgos sociales y comunitarios, para favorecer alguna causa político-electoral de los partidos políticos.

De igual forma, los partidos políticos, tanto los de oposición, como los de gobierno, tradicionalmente desdeñan la participación ciudadana independiente, que surge en torno de los desastres naturales y fomentan una participación ciudadana alineada o sometida a sus intereses.

En este sentido, los líderes partidistas no solo utilizan los desastres para tratar de obtener un lucro o ventaja política, sino también tratan de reclutar a algunos de sus candidatos a un puesto de elección popular a partir de los liderazgos que se forman en el proceso de superación de las contingencias. De esta manera, el lucro se presenta por partida doble: se lucra con la desgracia humana generada por el desastre natural y se lucra aprovechando los liderazgos naturales que surgen en torno de la tragedia8.

De igual forma, los desastres naturales generan incentivos para que los candidatos a los diferentes puestos de elección popular, principalmente los postulados por los partidos políticos de oposición, movilicen el descontento de los ciudadanos tratando de aprovechar los daños perniciosos generados por los desastres y muchas veces la mala gestión de la crisis post desastre, para tratar de convertir el malestar social en victoria electoral. Es decir, los desastres naturales son utilizados como tema y bandera de campaña para ganar votos y así poder acceder a los puestos de representación popular.

6. Desastres naturales y alternancia política

Como se ha señalado más arriba, los desastres naturales generan una serie de consecuencias, la mayoría de estas son de carácter negativo que afectan a la sociedad y dañan su economía y nivel de bienestar. En este mismo orden de ideas, los desastres naturales también generan condiciones para que se produzcan cambios a nivel político, posibilitando los procesos de alternancia interpartidista.

La alternancia partidista no se genera en automático, sino que es producto de varias condiciones. Es decir, para que se genere un proceso de alternancia, se requiere:

a. Que sea evidente ante la población, que el gobierno en turno haya fallado o sido omiso en prevenirlos del desastre, habiéndose podido evitar, con la información oportuna y veraz, que los daños y las consecuencias funestas fueran mayores.

b. Que el gobierno en turno, se muestre incapaz o incompetente para hacer frente a la contingencia, siendo rebasado por la sociedad civil y por el propio desastre.

c. Que el gobierno en turno, sea evidenciado ante la opinión pública como un ente que desvía, utiliza para fines distintos y se apropia de recursos que eran originalmente destinados para mitigar los efectos perniciosos del desastre.

d. Que el gobierno en turno, no cumpla, en forma y tiempo, con los compromisos asumidos con los damnificados.

e. Que sea evidente el que el gobierno en turno, trate de utilizar el desastre para obtener ciertos beneficios político-electorales.

En suma, se puede decir que hay una relación directa entre desastres naturales, incapacidad de respuesta oportuna y eficiente por parte del gobierno en turno para atenuar sus consecuencias negativas o daños generados y las posibilidades de la alternancia política.

Por otro lado, las posibilidades de continuidad en la línea política-partidista que gobierna, se generan, siempre y cuando:

a. El gobierno en turno haya realizado muy bien su trabajo de prevención en la población sobre el desastre natural y haya informado con oportunidad, sobre sus consecuencias negativas y las medidas preventivas para evitar daños mayores.

b. El gobierno en turno haya mejorado oportunamente la capacidad institucional para enfrentar el desastre y apaliar sus consecuencias negativas.

c. El gobierno en turno tome el liderazgo y trabaje responsablemente junto a la sociedad, para superar la contingencia y atenuar los daños generados por el desastre.

d. El gobierno en turno utilice los recursos para desastres de manera transparente, honrada y responsable, evitando desvíos y corruptelas que generalmente generan suspicacias y reproches por parte de los amplios grupos sociales.

e. El gobierno en turno cumpla en forma y fondo con los compromisos asumidos con los damnificados, apoyando sus causas y demandas.

f. El gobierno en turno, no sea tan obvio para utilizar el desastre para obtener un lucro político de cara a los próximos comicios electorales.

En suma, se puede decir que hay una relación directa entre desastres naturales, capacidad de respuesta oportuna y eficiente por parte del gobierno en turno para atenuar sus consecuencias negativas o daños generados y la continuidad del partido político en el poder.

7. Estudio de casos

Los desastres naturales generan consecuencias habitualmente negativas, que afectan no solo la vida y las condiciones económicas de muchas personas, sino también exacerban las contradicciones sociales e impactan las estructuras del poder político de las naciones afectadas. A continuación, se presentan algunos casos de desastres naturales fatales, utilizados por los partidos políticos y candidatos opositores, que les sirvieron como argumento central para golpetear a los partidos en el poder y ganar las elecciones.

a. Terremoto de 1985 en México

El 19 de septiembre de 1985, un gran sismo sacudió a la ciudad de México, dejando una gran estela de destrucción y dolor. Su epicentro tuvo lugar en la costa del Pacífico, en los límites de Michoacán y Guerrero. Según las autoridades, la magnitud del terremoto fue de 8.1 grados en la escala de Richter. Este terremoto derribó una gran cantidad de edificios, entre los cuales se encontraban condominios, oficinas y hospitales, entre otros. El número de víctimas fue cercano a las 10 mil personas fallecidas, aunque estimaciones posteriores indican que el número pudo haber ascendido a 40 mil (Monsiváis, 2005).

Este terremoto, logró el resurgimiento de la sociedad civil que se organizó y movilizó en las labores de rescate, tomando prácticamente la ciudad y haciéndose cargo de la emergencia, supliendo el vacío que dejó la pasividad e incompetencia del gobierno federal, encabezado por el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado. De hecho, el gobierno federal, para esas fechas, no contaba con algún plan de protección civil, ni había desarrollado capacidades institucionales para hacer frente a este tipo de calamidades.

Por su parte, el partido gobernante (Partido Revolucionario Institucional PRI), se vio envuelto en una serie de corruptelas (Suverza, 2010) y acciones clientelistas durante el desastre, tratando de lucrar políticamente con la desgracia humana, lo cual les resultó contraproducente.

De esta forma, el movimiento cívico por la reconstrucción de la ciudad dio origen a diferentes organizacionales civiles autónomas, como la Coordinadora Única de Damnificados, quienes impulsaron la reconstrucción de la ciudad desde una perspectiva democrática, sustentada en la participación social y alejada de los modelos autoritarios, propios de la época.

Fue así como el movimiento social generado por este desastre natural que no sólo cimbró a la ciudad de México, sino también a todo el país, incubó la semilla de la rebelión electoral de 1988 (realizadas solo tres años después del terremoto), que se reveló ante la incompetencia y la corrupción de la estructura del poder político en México. De hecho, los comicios electorales de ese año, fueron los primeros que cimbraron la hegemonía del PRI en el poder y dieron lugar a un sistema político más plural y competitivo.9

Es decir, este desastre natural generó un verdadero terremoto político, creando las condiciones necesarias para que el proceso de alternancia política, se diera primeramente en la ciudad de México en 1997 y en el año 2000, a nivel nacional.10

b. Huracán Juana en Nicaragua 1988

El huracán Juana azotó a Nicaragua los días 22 y 23 de octubre de 1988. De acuerdo con lo señalado por el entonces presidente de la república, Daniel Ortega, “este fue el mayor desastre natural en la historia del país”, que incluso generó daños mayores al gran terremoto que sacudió a esta nación en 1972. La descomunal tormenta, dejó 340 muertos y medio millón de damnificados.

Este desastre natural empeoró la de por sí endeble economía de Nicaragua y generó las condiciones estructurales y políticas para que se produjera la alternancia del partido en el gobierno.

Aprovechando la situación crítica, Violeta Barrios Torres, viuda de Chamorro, se postuló como candidata a la presidencia de la república por la Unión Nacional Opositora (UNO), que aglutinaba a 14 diferentes partidos de oposición, en contra del presidente Daniel Ortega, candidato del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

De acuerdo con los resultados electorales, Violeta Barrios ganó la elección del 25 de febrero del 1990, al obtener el 54.7 por ciento de los votos. También ganó la mayoría de los escaños legislativos en el Asamblea Nacional. Durante la campaña, la candidata de la UNO criticó muy fuertemente la mala situación económica prevaleciente en el país y acusó a los sandinistas de incompetentes para dirigir el proceso de reconstrucción nacional producto del huracán y avanzar hacia una etapa de mayor bienestar y desarrollo económico para los nicaragüenses.

Al final, este desastre natural exacerbó las contradicciones sociales y empeoró la de por sí mala situación de la economía de Nicaragua, generando las condiciones necesarias para la alternancia en el poder político en esta república centroamericana.

c. El terremoto en Chile 2010

El 27 de febrero del 2010, Chile fue afectado por un gran sismo, considerado el más fuerte de los últimos cincuenta años. El epicentro se ubicó en el mar chileno. De acuerdo con la información de las autoridades, el sismo fue de 8,8 grados Richter y tuvo una duración de casi tres minutos. Este desastre natural, además, generó un tsunami que causó también muerte y destrucción entre su población.

Las zonas más afectadas por el terremoto, fueron las regiones chilenas de Valparaíso, Metropolitana de Santiago, O’Higgins, Maule, Biobío y La Araucanía, que acumulan más de 13 millones de habitantes, cerca del 80 % de la población del país. Este desastre natural causó 525 muertes, destruyó 500 mil viviendas y generó un total de 2 millones de damnificados.

El terremoto se presentó después de la elección presidencial del 17 de enero del 2010, cuando Sebastián Piñeda, candidato de la Coalición por el Cambio, obtuvo el 51.6 por ciento de los votos.

La oportuna y recia presencia de la presidenta chilena, Michelle Bachelet, en la zona del desastre, así como la declaración del «estado de excepción constitucional de catástrofe» en las regiones del Maule y del Biobío, le ayudaron a formarse una imagen de una política responsable, solidaria y cercana a la gente, generándole una alta popularidad.

Por su parte, la mala gestión de su sucesor, Piñeda, en los trabajos de reconstrucción de los daños causados por el terremoto y la falta de sensibilidad para tratar con los damnificados, entre otros factores,11 posibilitó que el 15 de diciembre del 2013, Michelle Bachelet, candidata de la Concertación de Partidos por la Democracia, fuera reelecta por un periodo más, al obtener el 62.16 por ciento de los votos contra Evelyn Matthei, candidata de la Alianza, es decir, de cierta manera, la gestión del desastre le dio buenos bonos a Bachelet para volver a competir en la siguiente elección constitucional de su país y ganar la competencia con un alto margen de diferencia en votos respecto de su principal competidor.

d. El sismo de Haití 2010

El 12 de enero del 2010, Haití, una de las naciones más pobres del planeta, sufrió un gran sismo. Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos de Norteamérica, el sismo alcanzó una magnitud de 7 grados Ritcher. Su epicentro se localizó a 15 kilómetros de Puerto Príncipe, la capital del país.

Este fue uno de los desastres naturales más graves de la historia y el que más daños generó a los haitianos en los últimos años, ya que murieron 316 mil personas, 350 mil resultaron heridos y un millón y medio de familias perdieron su hogar.

El proceso de reconstrucción en manos del gobierno fue lento y lleno de escándalos de corrupción y mal uso de los recursos dedicados para solventar la contingencia. Debido a este tipo de escándalos, en las elecciones presidenciales del 20 de marzo del 2011, Michel Joseph Martelly, candidato opositor, obtuvo el 68 por ciento de los votos frente a Mirlan de Manigat del Grupo de Progresistas por la Democracia Nacional, quien, en la segunda vuelta de los comicios electorales, logró un 32 por ciento. El candidato del partido oficialista Inite, Jude Celestin, no logró avanzará la segunda vuelta, ya que fue señalado como impulsor de acciones fraudulentas en la campaña, durante la primera vuelta electoral.

De esta forma, la mala gestión del proceso de recuperación del desastre durante la presidencia de René Préval´s, los escándalos de corrupción y malos manejos por parte de los gobernantes en turno, sentaron las bases para que la oposición arribara al poder y ganara, con un amplio margen, la elección presidencial.

e. El sismo del 19 de septiembre del 2017 en México.

El 19 de septiembre del 20117, se presentó otro sismo en México de magnitud 7.1 grados en la escala de Ritcher, que afectó a 12 millones de personas y a 400 municipios de los estados de Morelos, Estado de México, Ciudad de México, Guerrero, Puebla, Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Tlaxcala.12 Este desastre natural, se presentó a menos de un año de la elección presidencial, que se celebró el día 2 de julio del 2018. De acuerdo con los resultados electorales, la coalición “Juntos haremos historia,” quien postuló a Andrés Manuel López Obrador como candidato a la presidencia de la república, ganó con el 53.42 por ciento de los votos, lo que equivalió a 30.11 millones de sufragios a su favor.

Esta elección se realizó de manera concurrente con el proceso para elegir a los integrantes del Congreso de la Unión, integrado por 500 diputados federales y 128 senadores, así como a 9 gobernadores de los estados de la república mexicana13.

De acuerdo con los resultados electorales, la coalición “Juntos Haremos Historia” 14obtuvo la mayoría de los curules de la cámara de diputados (308 de 500 legisladores), y la mayoría de los asientos legislativos en la cámara de senadores (69 de 128 legisladores). Esta coalición, también logró el triunfo en 5 gubernaturas de los estados (Chiapas, Ciudad de México, Morelos, Tabasco y Veracruz).

Posterior al sismo de 2017, se realizaron una serie de manifestaciones públicas, protestas y señalamiento de ciudadanos y organizaciones de damnificados, que trascendieron principalmente en redes sociales y algunos medios de comunicación, en las que se acusaba a los gobernantes en turno15 de negligencia, abandono, abuso y corrupción en el manejo de los fondos, donaciones y apoyos que fueron recibidos con el fin de ayudar a los damnificados del sismo.

De esta forma, el descontento y enfado social producido a raíz de la mala gestión de la contingencia generada por el desastre fueron movilizados por los partidos políticos y candidatos de oposición, principalmente los de la coalición “Juntos Haremos Historia,” para ganar votos a su favor, convirtiendo el malestar social en victoria electoral. Es decir, ante una inadecuada gestión del desastre y la sospecha de un manejo corrupto por parte de los gobernantes en turno de los fondos para la reconstrucción y de las donaciones nacionales e internacionales, se generó un gran malestar social, lo que fue utilizado políticamente por MORENA y sus aliados para ganar las elecciones.

8. Reflexiones finales

Los desastres naturales siempre han estado presentes en la historia de la humanidad generando una serie de daños a las naciones y sus habitantes. En el futuro, debido al calentamiento global y a la persistente destrucción del medio ambiente, es más probable que el número y la intensidad de los desastres naturales se incremente. Los daños que este tipo de catástrofes generan no son sólo de carácter económico, sino también repercuten sobre los sistemas políticos y generan condiciones propicias para la alternancia de los grupos y partidos políticos en el poder público.

De ahí la importancia de valorar, en su justa dimensión, las políticas de prevención y manejo de las contingencias por parte de los gobernantes en turno, ya que los desastres naturales pueden también generar, para algunos partidos políticos y grupos de poder, verdaderos “desastres políticos”. En este sentido, las políticas exitosas del futuro, serán aquellas orientadas a prevenir, mitigar y remediar de mejor manera los efectos perniciosos de este tipo de fenómenos naturales, tratando de que estos generen el menor daño, malestar o perjuicio a los ciudadanos.

Contrariamente a lo que se puede pensar, las elecciones constitucionales no pasan a segundo término durante los desastres naturales. Lo más común es que los partidos políticos en el gobierno, y sobre todo, los partidos en la oposición, utilicen los desastres y sus consecuencias funestas como parte de sus estrategias para ganar las próximas elecciones.

Esto es así porque los desastres naturales generan, además de los daños antes señalados, una serie de sentimientos y emociones entre los damnificados por las pérdidas sufridas y el perjuicio ocasionado. Si la gestión del desastre y el proceso de reconstrucción es mal manejado o gestionado por el gobierno en turno, se presentan casos de abusos y corrupción o los tiempos de la reconstrucción se alargan arbitrariamente, es muy posible que los electores en su mayoría decidan apoyar a candidatos de oposición en los próximos procesos electorales. Por el contrario, si la gestión del desastre y el proceso de reconstrucción se hace de manera responsable, rápida y eficiente por parte de los gobernantes en turno, atendiendo oportunamente las demandas de los damnificados, es posible que el partido en el gobierno pueda ganar las próximas elecciones. En la mayoría de los casos estudiados (México, Nicaragua y Haití), los desastres naturales fueron aprovechados para impulsar procesos de alternancia de los partidos políticos en el poder.

Esto es, la mala gestión por parte de los gobernantes en turno de los efectos perniciosos y daños generados por los desastres naturales generan procesos de alternancia política (en la que el partido gobernante pierde las elecciones), mientras que la buena gestión de los desastres y la actuación oportuna de sus gobernantes crean las condiciones para que, en tiempo electorales, los ciudadanos apoyen la continuidad de los partidos que estuvieron en el gobierno durante el desastre. El caso de Chile es un claro ejemplo de esto.16

De hecho, las políticas y acciones de prevención (reducción de la vulnerabilidad) y mitigación de los daños generados por un desastre natural, los aciertos y los errores respecto del manejo del desastre por parte de los gobernantes en turno, así como sus consecuencias adversas y excesos en la gestión del desastre, además de la competencia o incompetencia de los gobiernos en turno, generalmente se utilizan como parte de las estrategias y de los argumentos centrales de los partidos políticos y candidatos durante los procesos electorales contiguos a la fecha de presentación de los siniestros. De esta manera, bien se puede decir que usualmente todos los partidos políticos, los del gobierno o los de oposición, buscan, de cierta manera, “lucrar con la tragedia” y tratan de obtener diferentes beneficios político-electorales con los desastres naturales.17

Finalmente, se puede concluir que sí existe una relación entre desastres naturales y resultados en las elecciones constitucionales, generando este tipo de calamidades condiciones favorables para que se presente, según sea el caso, diferentes procesos de continuidad o de alternancia política en los puestos de representación pública.

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