Revista
de la
Universidad
del Zulia
Fundada en 1947
por el Dr. Jesús Enrique Lossada
77
ANIVERSARIO
DEPÓSITO LEGAL ZU2020000153
ISSN 0041-8811
E-ISSN 2665-0428
Ciencias
Exactas,
Naturales
y de la Salud
Año 15 N° 43
Mayo - Agosto 2024
Tercera Época
Maracaibo-Venezuela
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA. 3ª época. Año 15, N° 43, 2024
Eglee Vargas-Acosta et al //Aproximación a las categorías: Espiritualidad, Salud y Bienestar... 61-78
DOI
: https://doi.org/10.46925//rdluz.43.05
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Aproximación a las categorías: Espiritualidad, Salud y Bienestar. Una mirada
hacia las técnicas que las propician
Eglee Vargas-Acosta*
Rita Navas Perozo**
Mairely Nuvaez de De Armas ***
RESUMEN
Factores psicológicos, sociales, conductuales y biológicos han sido investigados como posibles
características protectoras o perjudiciales para la salud y el bienestar, pero sus influencias o
relaciones con la espiritualidad no se han examinado en gran medida en la investigación de la
salud; de allí que el objetivo de esta investigación fue establecer una aproximación al estudio de
las categorías de Espiritualidad, Salud y Bienestar, su posible interrelación, así como examinar
las técnicas que la propician con base en una revisión de la literatura científica de diversos
teóricos. En conclusión, los resultados mostraron con respecto a la conceptualización sobre
Espiritualidad que aun cuando no existe consenso, los autores coinciden que se asume como
una categoría multidimensional y esencial en el ser humano como experiencia individual, un
modo de vida que comprende valores y creencias. También se encontró una relación entre la
espiritualidad y el mejoramiento de la salud, junto con una estrecha vinculación entre la
espiritualidad y bienestar, existiendo una diversidad de técnicas, que contribuyen al bienestar
y éste se puede lograr desde la promoción de la espiritualidad.
PALABRAS CLAVE: Espiritualidad, bienestar, felicidad, salud, calidad de vida.
*Docente Emérita. Escuela de Trabajo Social. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Universidad del Zulia
(LUZ). Maracaibo-Venezuela. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5091-5274. E-mail:
egleevargasacosta@gmail.com
**Docente Emérita. Instituto de Investigaciones. Facultad de Odontología. Universidad del Zulia (LUZ).
Maracaibo-Venezuela. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1224-3734. E-mail: ritanavasperozo@gmail.com
***Docente. Escuela de Trabajo Social. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Universidad del Zulia (LUZ).
Maracaibo-Venezuela. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5785-9447. E-mail: nuvaezmaire@gmail.com
Recibido: 15/01/2024 Aceptado: 20/03/2024
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Approach to the Categories: Spirituality, Health and Wellbeing. A Look at
the Techniques that Promote Them
ABSTRACT
Psychological, social, behavioral, and biological factors have been investigated as possible
protective or detrimental characteristics for health and well-being, but their influences or
relationships with spirituality have not been largely examined in health research; Hence, the
objective of this research was to establish an approach to the study of the categories of
Spirituality, Health and Well-being, their possible interrelation, as well as to examine the
techniques that promote it based on a review of the scientific literature of various theorists. In
conclusion, the results showed with respect to the conceptualization of Spirituality that even
though there is no consensus, the authors agree that it is assumed as a multidimensional and
essential category in the human being as an individual experience, a way of life that includes
values and beliefs. A relationship was also found between spirituality and health improvement,
along with a close link between spirituality and well-being, with a diversity of techniques that
contribute to well-being and this can be achieved by promoting spirituality.
KEYWORDS: Spirituality, well-being, happiness, health, quality of life.
Introducción
La espiritualidad ha estado tomando un auge importante en las últimas décadas motivado
a la relación que se han establecido en las diferentes áreas tales como la organizacional, laboral,
económico, educativo, salud (tanto física como psicológica de las personas), entre otras. Un
aspecto importante en el área de la salud, ha sido la revisión y su redefinición, al incorporar la
dimensión espiritual, por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que
representa un constructo que ha tenido influencia en el campo de la salud y del bienestar.
La espiritualidad en su devenir histórico se ha asociado a diversas categorías. Autores
como Cornejo y Col. (2019), plantean que en las teologías medievales el dolor físico y moral se
consideraba una vía óptima para el espíritu, a diferencia de la espiritualidad contemporánea
donde se han incorporado valores como la salud, la felicidad y el desarrollo de la personalidad.
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Por otra parte, la espiritualidad también es asumida como religión o creencias religiosas;
en este sentido se trata de dos constructos multidimensionales, diferentes aun cuando en
determinados momentos o perspectivas están relacionados o pudieran ser complementarios.
De manera que, es esencial puntualizar que su abordaje en el presente trabajo, está separada o
no vinculada con la religiosidad, creencias o participación en esta.
Son diversos los factores que promueven una salud positiva como lo es el ejercicio físico; la
espiritualidad promueve la salud mediante la resistencia a las enfermedades; es decir, con la
espiritualidad emergen emociones positivas, tales como: la esperanza, el amor, el optimismo,
satisfacciones, y de esta manera se van neutralizando las emociones negativas (Mueller, Plevak
y Rummans, 2001).
Comprender las conexiones entre la espiritualidad y el bienestar psicológico requiere
perspicacia teórica, así como una ciencia empírica cuidadosamente realizada. La necesidad de
llegar a nuevos territorios al examinar estos vínculos también es primordial (Riff,2021). Se han
investigado factores psicológicos, sociales, conductuales, y biológicos como posibles
características protectoras o perjudiciales para la salud y el bienestar, pero sus influencias o
relaciones con la espiritualidad no se han examinado en gran medida en las investigaciones de
la salud. Los vínculos que allí pudieran encontrarse necesitan también ser abordados desde la
ciencia.
En función de los planteamientos anteriores surgen, algunas inquietudes e interrogantes:
¿qué es la espiritualidad?, ¿existe relación entre la espiritualidad y la salud?, ¿qué es el
bienestar y cuáles son los elementos o factores que lo promueven?, ¿la espiritualidad está
vinculada al bienestar?, ¿existen técnicas que propician la espiritualidad y aportan beneficios al
bienestar y a la salud? De allí que el presente trabajo, se plantea como objetivo, establecer una
aproximación a las respuestas a estas interrogantes, con base a la revisión bibliográfica y
documental de diversos teóricos.
1. Metodología
Investigación con enfoque cualitativo de tipo descriptivo, retrospectivo. Se consultaron
las bases de datos electrónicas LILACS, REDALYC, Pubmed, Google Scholar y Google
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académico en idioma español e inglés, ajustándolos a los requerimientos de cada base de datos.
Para la búsqueda de los artículos en idioma inglés se utilizaron términos (MeSH) y las
conexiones Boleanas AND y OR, combinando los siguientes términos: spirituality and health,
wellness and health, well-being and spirituality, spiritualism and techniques, well-being and
techniques
Para el español se usaron los siguientes descriptores del tesauro de la Unesco:
“espiritualidad y salud, bienestar y salud, bienestar y espiritualidad. No se estableció límites de
fechas o años para la búsqueda de la información.
Se encontraron un total de 132 artículos en las bases de datos utilizadas; después de
eliminar artículos duplicados, de revisar los artículos seleccionados para su elegibilidad según
inclusión de los términos Mesh (en inglés) y del tesauro Unesco (español), descartar artículos
después de la lectura de resúmenes, eliminar artículos posterior a efectuar una lectura
completa y exhaustiva de los mismos, finalmente fueron incluidos 33 artículos para realizar la
revisión.
Respecto al proceso metódico para la organización y sistematización de la información,
este se realizó en varios pasos, entre ellos la revisión de títulos, resúmenes y posteriormente el
texto completo de todos los artículos seleccionados, recuperados de los buscadores científicos
utilizados; posteriormente se elaboró una matriz que contenía aspectos relacionados con el
nombre del autor, año de publicación, la argumentación de los autores, que sirvió de base para
la interpretación de los hallazgos teóricos.
Para preparar el análisis temático, en primer lugar, se identificaron los conceptos y
técnicas sobre espiritualidad, salud y bienestar en cada uno de los artículos. Desde la
perspectiva de diversos autores se abordó en un primer momento el concepto sobre
espiritualidad, seguidamente lo referente a espiritualidad y salud; después, la
conceptualización sobre bienestar y, por último, las técnicas más comunes que propician el
bienestar y la espiritualidad a partir de su práctica. Todo esto, como un inicio para seguir
transitando en este terreno.
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2. Resultados
2.1. El término Espiritualidad: sobre su conceptualización
En esta primera parte, la revisión buscó dar respuesta a la pregunta: ¿qué es la
espiritualidad? Cabe destacar que definir y conceptualizar la espiritualidad, ha sido una tarea
compleja para los investigadores y teóricos; no existe un consenso con respecto a esto. Al hacer
referencia a este término, de manera inmediata se vincula con la religión (Araujo y Velázquez,
2016), incluso para algunos autores ambos representan un matrimonio que “culturalmente ha
estado anclado en el imaginario colectivo” (Palacio, 2015); sin embargo, es importante destacar
que no pueden ser tratados como sinónimos ya que es un dominio externo al sistema de la
religión (Gerone, 2020), además que lo uno no implica lo otro, ya que se puede ser espiritual
sin ser religioso.
La espiritualidad ha sido abordada desde diferentes perspectivas: cognitivo-conductual,
(Beck, 1962); psicología existencia (Frankl, 1965); Psicología Positiva (Seligman, 1999; Peterson
y Seligman, 2004); psicodinámico-Schreurs, 2004.
En este contexto, es relevante destacar que existen diversas miradas para la definición de
la espiritualidad, por ejemplo, desde la perspectiva de Gerone (2020), se trata de una cualidad
o factor propio de los seres humanos y por lo tanto, está en determinadas experiencias
humanas (como el amor, la paz interior, la alegría, la amistad, la solidaridad). Araujo y
Velázques (2016), lo asumen como todas aquellas prácticas y creencias con lo trascendente,
mientras que para Pinto (2007), es un sistema de guía interna para brindar beneficios a la vida
y así lograr el bienestar de las personas, su comportamiento y su salud independientemente de
las posturas filosóficas o creencias religiosas; para otros, además de ser una estrategia de
afrontamiento, es un “camino ascendente en espiral hacia y desde las emociones positivas
autotrascendentes” (Van Cappellen, Saroglou, Iweins, Piovesana, y Fredrickson, 2013), con
impacto positivo en el proceso de superación de adversidades, experiencias, vivencias o
emociones negativas.
Para Fuentes (2018), la espiritualidad es una dimensión que comprende categorías como la
compasión, la trascendencia, el vínculo de lo personal con la naturaleza, con lo subjetivo, así
como el debate y discusión respecto al significado, propósito y sentido de la vida, la plenitud
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interior, experiencias internas, la subjetividad, la relación con los demás, la naturaleza y lo
divino; es la búsqueda de lo trascendente, de los valores (pudiera incorporar o no la religión).
González-Rivera (2019) plantea la espiritualidad como una “facultad multidimensional de
búsqueda de sentido, trascendencia y conexión en las relaciones con uno mismo, con las demás
personas, con la naturaleza o lo sagrado” (p.293).
Desde una perspectiva sociocultural y de utilidad práctica también puede entenderse la
espiritualidad como:
…De manera didáctica… como la cultura del ser. Así, diversos medios tienen la
capacidad de constituir esa identidad, tales como la creencia religiosa, la
convivencia social y familiar, la cultura geográfica, las prácticas meditativas, el yoga
y otras actividades. Por lo tanto, el ejercicio espiritual es todo lo que el individuo
practica que le permite vivir en plenitud, o que al menos le ayuda e influye en los
momentos difíciles, en la toma de decisiones y en la forma de hacer frente a
cualquier situación. (Carmo, 2022)
De manera que en general, estos autores coinciden en que la espiritualidad es un constructo,
es un modo de vida o experiencia individual, humana, multidimensional; comprende creencias,
valores personales; es la búsqueda de sentido, significado y propósito de la vida, trascendencia
y además es subjetiva, que brinda beneficios tanto psicológicos como físicos, y contribuye al
logro del bienestar de las personas, por lo tanto, forma parte del bienestar individual.
2.2. Espiritualidad y Salud
Acá se hace una revisión de los planteamientos teóricos para establecer la relación entre la
espiritualidad y la salud. En este sentido, cabe señalar que la Organización Mundial de la
Salud (OMS), concibe la salud vinculada con el bienestar “físico, mental y social” (1964),
considerándose entonces como una visión restringida, en cuanto no le otorga autonomía
conceptual a la espiritualidad en ese contexto.
Desde la perspectiva de Frankl (2002; 1999), la espiritualidad es el núcleo del ser humano
que comprende lo síquico lo físico y la plenitud de las personas; se basa al integrarse lo
somático, lo psíquico y lo espiritual. En este sentido, la espiritualidad desde la perspectiva de la
salud está íntimamente relacionado a la concepción del ser humano que se asuma, es decir, si se
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concibe la espiritualidad como una condición intrínseca a la naturaleza humana y si su
existencia forma parte integral de otros componentes como el físico, social y mental.
Existen investigaciones que presentan evidencias positivas en la relación de la
espiritualidad en la salud. Uno de los teóricos que los ha integrado, destacando algunos
factores que dan señales positivas en esta vinculación, es Puchalski (2006), quien enfatiza que
la espiritualidad no es equivalencia de religiosidad, la define como
la búsqueda inherente de cada persona para el significado y el propósito final de la
vida. (…), con trascendencia, las relaciones con los demás, así como la espiritualidad
que se encuentra en la naturaleza, el arte y el pensamiento racional. Todos estos
factores pueden influir en la forma en que los pacientes y los profesionales de la
salud perciben la salud y la enfermedad y cómo interactúan entre si (pp: 14-15).
Navas y Villegas (2006) plantean la espiritualidad como una fuente de poder y fortaleza en
la concienciación para los cambios necesarios positivos respecto al estilo de vida, los
comportamientos sanos, las creencias y actitudes positivas de las personas en general y, en
especial, de aquellas que tienen una situación de salud vinculada con una enfermedad
específica. De manera que, la espiritualidad es un pilar fundamental en el área de la salud,
debido a los beneficios que brinda como estrategia de afrontamiento, como apoyo psicosocial
ante situaciones de estrés –sea prolongado o agudo-, además que contribuye a menores riesgos
de enfermedades y, con la búsqueda y el mejoramiento del sistema inmunológico (Navas y
Villegas, 2006; Cotton, Levine, Fitzpatrick, Dold y Targ, 1999) y por lo tanto del bienestar de
las personas.
Cabe destacar que la espiritualidad está vinculada con la presencia de una mejor salud,
expresada en “longevidad, habilidades en afrontamiento y calidad de vida relacionada con la
salud y bajos niveles de ansiedad” (Mueller, et al, 2001); también se reconoce una incidencia
positiva en el organismo de la persona en situación de paciente, tales como respuestas o efectos
psicológicos con menos ansiedad; mientras que en lo fisiológico se tiene la disminución de la
presión arterial y estabilidad en la frecuencia cardíaca y el sistema inmunológico (Mueller, et
al, 2001; Powell, Shahabi y Thoresen, 2003) debido a que fomenta una vida saludable. Otros
investigadores, reportaron beneficios en estudiantes universitarios al obtener “relaciones
positivas de la espiritualidad con el bienestar físico (r=.293) y el bienestar psicológico (r= .491);
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a la vez que se observó también la relación entre bienestar físico y bienestar psicológico (r
= .485)” (Morales, 2014).
2.3. El Bienestar
Es importante abordar la definición del bienestar, así como los factores o elementos que la
promueven y que contribuyen a este. Es relevante enfatizar que no existen acuerdos respecto a
la definición del término bienestar. Sin embargo, se puede decir que incluye la presencia de
emociones y estados de ánimo positivos, tales como la satisfacción y la felicidad, la ausencia de
emociones negativas –la depresión y la ansiedad, satisfacción con la vida, satisfacción y
funcionamiento positivo (Valls, Grasso y Montero, 2022)
Investigadores lo definen como un proceso activo y dinámico (Hettler, 1984; Myers y
Sweeney, 2007), mediante el cual las personas no solo toman conciencia y decisiones, sino que
optimizan la integración de lo físico, mental y espiritual para lograr una vida con éxitos.
Para la psicología positiva, representa su constructo central. Seligman (2016), máximo
representante de esta corriente, plantea la teoría del bienestar, la cual comprende cinco
elementos o categorías, que aun cuando favorecen el bienestar, no lo definen pero que
conforman el: Modelo
PERMA
, por sus siglas en inglés:
-
P: “Positive Emotions”
o Emoción positiva: Se refiere a la vida placentera, representa la
piedra angular de la teoría. Este componente subjetivo representa un dispositivo de la
emoción positiva. Comprende los factores o variables subjetivas del bienestar, tales como: el
éxtasis, la comodidad, la calidez, la paz, la gratitud, la felicidad, la satisfacción, la vida, el
placer, la inspiración, la esperanza, el amor, entre otros; su evaluación se hace de manera
subjetiva en el presente. El propósito es incrementar las emociones positivas como una
herramienta para afrontar las emociones negativas, ya que las primeras permiten poder
experimentar el bienestar en la vida de las personas.
- E: “Engagement” o Compromiso: al igual que la anterior, sus factores se
evalúan de manera subjetiva, se evalúa desde lo retrospectivo y sus componentes son subjetivos
y objetivos. El propósito es lograr una sintonía entre la persona y sus fortalezas para situarse en
un estado de armonía, fluidez y afinidad. Se trata del compromiso en buscar aquellas
actividades que favorezcan un estado óptimo de activación en el presente.
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- R: “Relationships” o Relaciones positivas: se refiere a las relaciones –intensas o no-
con las otras personas, con los otros, con los demás. Se concibe como “el mejor antídoto” ante
cualquier acontecimiento de la vida. Sus componentes son subjetivos y objetivos. Uno de los
factores es la bondad para incrementar de manera momentánea el bienestar. Está dirigido a la
búsqueda de relaciones positivas, como uno de las condiciones centrales para el bienestar de
las personas, ya que se le considera un factor clave brindando ventajas emocionales de
compromiso de sentido o de logro y son esenciales para el éxito de las personas. Se asume como
elemento de protección y apoyo relevante e indispensable. Con este, se aspira a que las
relaciones y habilidades personales se puedan optimizar.
- M: “Meaning and purpose” o Propósito y significado: está referida a la vida
significativa, el sentido de la vida, más allá de la persona misma, la conservación del sentido de
pertenecer, ser o algo que considera superior a uno mismo, a la persona. Tiene un componente
subjetivo y objetivo, ya que un juicio objetivo puede contradecirlo, dependiendo de algunos
aspectos del contexto, las relaciones y conexiones con las personas, lo que da el propósito y
sentido a la vida. De manera que, cada logro, tiene un significado que adquiere un sentido de
trascendencia. Darle sentido a la vida, conduce a tener un sentido del bienestar.
A: “Accomplishment” o Logros, Sentido del logro y Éxito: Se refiere al logro y la vida de
realización. Se trata del logro por el logro mismo, sin coerción alguna. Este factor, conduce al
establecimiento de metas y, al alcance de estas y así la persona se sentirá que es competente,
con habilidades y autonomía en lo que hace. Plantea que aquellas personas que tienen una vida
de realización, generalmente están absortas en una determinada actividad, en la que buscan el
placer y viven las emociones positivas cuando logran lo que quieres. Tiene componentes tanto
subjetivos como objetivos. Se asume como esencial para el bienestar.
Estos elementos deben cumplir con tres propiedades para poder tomarse como tal, ellos
son: 1. Deben contribuir al bienestar; 2. Las personas lo buscan por sí mismo y 3. Se define o
miden independientemente de los otros elementos, es decir, que debe tener una exclusividad.
Cabe destacar, que para Seligman (2016), lo relevante es el fomento de aquellos factores del
modelo PERMA, con los que la persona se sienta identificado y le sea cómodo para tener un
bienestar pleno y sostenible.
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Ahora bien, de lo anteriormente planteado se desprende que sí existen evidencias
científicas de la relación existente entre la espiritualidad y el bienestar, y también con la salud;
una manera de expresarlo gráficamente puede verse a continuación:
Esta representación gráfica ayuda a visualizar cómo estos tres conceptos pueden
relacionarse, mostrando que la espiritualidad puede ser un factor importante que contribuya
tanto a la salud como al bienestar; sin embargo, es importante recordar que esta es una
simplificación y que la relación entre estos conceptos puede ser más compleja en la práctica.
Lo pertinente entonces seria definir el conjunto de intervenciones sociales micro - macro
sociales que faciliten el uso de estrategia que la promuevan, en este campo es amplio y quizás
complejo en cuanto puede estar mediado por múltiples variables, como la socio antropológica,
religiosa y hasta científica, en las que habrá que profundizar, por lo que se identifican algunas a
continuación:
2.4. Técnicas que propician y potencian la espiritualidad y el bienestar
En este aparte, se pretende hacer una revisión de las técnicas existentes –por lo menos las
más comunes- que propician y potencian la espiritualidad, la salud y el bienestar. En este
sentido, el bienestar se puede lograr mediante la promoción de la espiritualidad,
Gráfico No. 1
Relación entre Espiritualidad-Salud-Bienestar
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específicamente con las prácticas psicológicas (la meditación, la hipnosis, musicoterapias,
terapias o ejercicios de relajación, respiración y visualización, el contacto con la naturaleza) y
las prácticas físicas (la acupuntura, terapia de masaje y la manipulación espinal). También
pueden mencionarse las prácticas de las disciplinas orientales que se ubican como
psicológicas-físicas, en las que se incluye el yoga, tai-chi, gi gong, acupuntura; terapias de bailes
como la danza, algunas formas de terapia artística, entre otras.
Como se expone más adelante, existen diversas investigaciones que evidencian los
beneficios de practicar algunas de las técnicas mencionadas, como por ejemplo, emergen
emociones positivas, tales como la esperanza, el amor, satisfacciones, neutralizando las
emociones negativas como la hostilidad, que contribuyen a “una menor activación de la rama
simpática del sistema nervioso autónomo y del eje suprarrenal hipotálamo pituitario y por lo
tanto una menor liberación de hormonas del estrés, como norepinefrina y cortisol, y por lo
tanto la depresión y suicidio” (Mueller, Plevak y Rummans, 2001). Otro beneficio es que se
vincula con la adquisición de estrategias para el afrontamiento ante la enfermedad y así lograr
una mejor respuesta inmune, a la salud, y por ende al bienestar de las personas.
De manera que, la práctica de estas técnicas –que han sido incorporadas en los enfoques
integradores (físicos y / o psicológicos) (NIH, 2017), tiene como finalidad activar la conexión
mente, cuerpo y espíritu, así como la recuperación de la salud, el mejoramiento del
autoconocimiento, autocuidado de la persona, el manejo de los síntomas y dolores -por
ejemplo, en pacientes sobrevivientes de cáncer, así como en población de militares y veteranos
de EEUU- también la persona puede percibir la situación de la enfermedad “como una
oportunidad para el crecimiento personal” (Navas y Villegas, 2006)
La práctica de las técnicas, tales como el yoga, tai chi, acupuntura, terapia de mansaje,
manipulación quiropráctica y osteopática, terapia de arte, musicoterapia, danza, reducción del
estrés basada en la atención plena –entre las más populares-, contribuyen a la vinculación
mente y cuerpo. Investigaciones reportan datos interesantes en cuanto a la práctica de estas
técnicas para el año 2017; según el género, las mujeres lo han utilizado más que los hombres
(yoga: Mujeres 19.8% y Hombres 8.6%; Meditación: mujeres 16.3% y hombres 11.8%;
quiropráctico: Mujeres 11.1% y hombres 9.4%) (NIH, 2017; Black, Barnes, Clarke, Stussman, y
Nahin, 2018; Clarke, Barnes, Black, Stussman y Nahin, 2018).
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Seguidamente, se describen algunas de las técnicas y los beneficios que tienen para la lograr
la espiritualidad y el bienestar integral.
El yoga: ha sido utilizado como una herramienta terapéutica para una salud positiva. Su
origen es hindú, consiste en la aplicación de ejercicios de respiración, meditación y posturas
físicas en la búsqueda de curar enfermedades. La práctica de yoga, comprende posturas (asana),
respiración controlada (pranayama) y meditación (dhyana), es reconocida como una actividad
física segura, sin embargo, se debe tener en cuenta la guía de un instructor calificado y con
experiencia para evitar alguna lesión –esguinces o distenciones-, por lo que es necesario la
atención médica.
El propósito es alcanzar un estado de relajación y mejoramiento del equilibrio de la mente,
el cuerpo, la vida cotidiana de las personas y el espíritu (Vaze y Joshi, 2010). Existen diversos
estudios que demuestran que la práctica de yoga puede impactar de manera positiva en el
cuerpo, en el mantenimiento del sistema cardiovascular, en el control de los niveles de glucosa
en la sangre, disminuir las dolencias músculo-esqueléticas y mantener el sistema
cardiovascular (Stephens, 2017, Vásquez, 2018).
Algunos beneficios psicológicos de practicar el yoga, se expresan mediante el incremento
de la energía mental, pensamientos y sentimientos positivos que permiten disminuir la
agresividad, la ansiedad y la depresión.
Según estudios, realizar esta actividad física, puede ser beneficiosa en la reducción de los
síntomas de ansiedad, la depresión y en elevar la calidad de vida en personas con cáncer de
mama, así como aliviar la fatiga persistente que experimentan luego del tratamiento (National
Center for Complementary and Integrative Health-NIH, 2023; Cramer, Lauche, Klose, Lange,
Langhorst y Dobos, 2017; Desai, Bowman, Galantino, Hughes-Halbert, Vapiwala, Demichele, y
Mao, 2010), por lo que se sugiere como una actividad de apoyo.
Otros contribuciones de la práctica continuada de la técnica del yoga en el manejo de la
ansiedad, el incremento del equilibrio emocional, en el mejoramiento de la autopercepción en
mujeres en proceso de deshabituación de diazepam, así como concienciación de la dependencia
con este medicamento (Dantas y Da Silva, 2011); también en población de mujeres es eficaz
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opción para tratar los síntomas como los sofocos y sudores nocturnos en el período de los
síntomas peri y posmenopáusicos (Vázquez, 2018; Vaze y Joshi, 2010).
El tai chí o el gi gong (Ki, en japonés) o (Qi en chino), su origen está vinculado al antiguo arte
marcial en China, es una técnica de conexión mente-cuerpo en la medicina tradicional china
(MTC). Está orientada a la promoción y rehabilitación de la salud mediante la práctica de
una serie de movimientos que son lentos, suaves y con posturas físicas seguras que involucra
un estado mental meditativo y de respiración controlada. Entre sus beneficios, destacan el
mejoramiento de las funciones cognitivas, la atención, el equilibrio emocional, la realización de
múltiples tareas; además no solo proporciona herramientas para afrontar situaciones
estresantes, sino que contribuye en el control y mejoramiento de síntomas como la fatiga,
insomnio y depresión en las personas, especialmente en sobrevivientes de cáncer.
Se han reconocido como otros privilegios de su práctica, los efectos positivos en el manejo
de la salud mental, el mejoramiento del equilibrio y prevención de caídas en los adultos
mayores y personas con diagnóstico de la enfermedad de Parkinson, la reducción del dolor
lumbar, fibromialgia y osteoartritis de la rodilla, favoreciendo en estos pacientes la calidad de
vida general de la persona (NIH, 2023; Gonçalves, Duarte, Rodrigues, Greten y Machado, 2023).
Lee, Kim y Ryu (2009) investigaron sobre los efectos y beneficios de entrenar el Qi, en la
señalización intracelular, los resultados señalan el mejoramiento de la función inmune así
como la modulación de las concentraciones de neurohormonas.
En el contexto de pandemia por la COVID-19, se realizaron algunas investigaciones, las
cuales revelaron que la práctica de Qigong por parte de la población de adultos mayores mejoró
el estado psicoemocional, la cognición y el aprendizaje motor (NIH, 2023); mientras que su
realización en la población estudiantil –puede incorporarse en las clases de educación física-,
les ayuda en el mejoramiento de los niveles de atención, así como la capacidad de aprendizaje,
y por lo tanto contribuye a elevar el rendimiento académico, además de representar una
estrategia que podría ayudar a los estudiantes para afrontar la presión académica
experimentada en el mencionado contexto (Gonçalves, et al., 2023).
La meditación
, se concibe como un ejercicio mental que tiene como propósito lograr un alto
nivel de conciencia espiritual o atención plena. Se recomienda por su pertinencia para el área
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del cerebro y es considerada un recurso en el proceso de sanación, de adaptación del paciente
en el tratamiento o para el afrontamiento ante las adversidades, el estrés, sufrimiento o
situaciones-problemas de vida que estén incidiendo en la salud tanto física como mental de la
persona (Gerone, 2020).
Es segura para las personas sanas; en el caso de personas con afecciones de salud que lo
requieran, es factible con la participación de un instructor (con formación), que pueda
incorporar modificaciones o adaptaciones a la práctica de meditación, para garantizar una
práctica sin riesgo alguno. Entre los tipos de meditación, se tiene: a. meditación mantra, la
cual incluye la meditación trascendental, respuesta de relajación y meditación clínicamente
estandarizada); b. meditación de atención plena, que comprende vipassana, meditación budista
zen, reducción del estrés basada en la atención plena y terapia cognitiva basada en la atención
plena y, c. meditación espiritual, en el que se incluye la oración centrada y meditación
contemplativa. Es importante resaltar que la meditación de atención plena y la trascendental
son formas en que las personas aprenden a enfocar la atención.
Existen evidencias respecto a que la meditación de atención plena, ayuda a una mejor
calidad de vida. Por ejemplo, se ubica como un enfoque de salud complementario e integrador
en el tratamiento del dolor crónico, la reducción del estrés postraumático, lesión cerebral
traumática, la ansiedad, la fatiga, la depresión en personas con cáncer, y se tienen evidencias
también en población de militares y veteranos de EEUU (NIH, 2023).
Conclusión
Como se ha podido observar, con respecto a la definición y conceptualización sobre
espiritualidad, aun cuando no existen acuerdos o consenso; los autores coinciden en que se
asume como una categoría multidimensional, esencial en el ser humano y que por lo tanto, es
una experiencia individual con trascendencia, un modo de vida, que comprende valores y
creencias, la búsqueda del significado, sentido y propósito de la vida, con fluidez y armonía;
que brinda beneficios psicológicos y físicos, lo que contribuye al bienestar integral de las
personas.
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Otro aspecto importante es la existencia de una relación entre la espiritualidad y la
dimensión salud, incluso de influencia de la primera sobre la segunda, especialmente en lo
relacionado con lo físico y lo psicológico, es decir, en el mejoramiento de la salud así como
estrategia para el afrontamiento de adversidades, emociones, y situaciones asociadas al
propósito o sentido de vida o existencia.
El bienestar y la espiritualidad están estrechamente vinculadas; la teoría del bienestar por
medio de los factores o elementos pilares que la integran: emoción positiva, compromiso,
relaciones positivas, sentido y logros, promueven la satisfacción y la felicidad, de manera que
las personas pueden buscar un significado y sentido de la vida desde el mismo momento en que
se identifican y optimizan estos elementos.
Existe una diversidad de técnicas que contribuyen en el bienestar, el cual puede lograrse
desde la promoción de la espiritualidad y la práctica de técnicas, entre ellas: la meditación, el
yoga, taichí- o Qigong, las cuales brindan beneficios que tienen un impacto positivo en la
disminución de la ansiedad, depresión, el mejoramiento de las funciones cognitivas, la atención,
el equilibrio emocional, así como la disminución de fatigas producidas por tratamientos del
cáncer, es decir, contribuyen a mejorar la salud de la persona a través de la integración del
cuerpo, la mente y el espíritu.
Es importante continuar estudiando e investigando sobre los beneficios de la espiritualidad
en otras dimensiones, tales como en las organizaciones y en las relaciones interpersonales.
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