Una pedagogía que se nutre de las diversas experiencias que caracterizan a los pueblos
y culturas Abya Yala, así como también de su historia de lucha y resistencia heroica. Es decir,
es una pedagogía que reconoce no solo a los pueblos originarios, sino también a las diversas
culturas afrodescendientes, mestizas e incluso aquellas otras que procuran encontrar su
identidad luego de tantas décadas de colonización y coerción occidental. Esta pedagogía
decolonial es una pedagogía dialéctica, dialógica, intersubjetiva, intercultural, multi, trans e
interdisciplinaria (Méndez, 2021).
Pedagogía es una praxis y proceso productivo, es, también, una metodología
intersubjetiva que reconoce la historicidad y resistencia de los sujetos en sus contextos
sociales, culturales, políticos e ideológicos. Por ende, es una pedagogía para desaprender,
reaprender, pensar y actuar (Méndez, 2021).
La pedagogía decolonial —siguiendo a Walsh (2014)— denota más un verbo que un
sustantivo, en el sentido que es acción, praxis, metodología, epistemología y estrategias que
permiten develar lo colonial y edificar un mundo otro desde la re-existencia, insurgencia y
autoafirmación. Por lo que, considera valiosa las experiencias emancipatorias originadas para
superar la opresión, racismo e imposición occidental, dando paso a la conformación de
movimientos sociales, feministas, ecológicos y políticos que procura defender sus principios,
valores y autonomía en pro de una humanidad multipolar (Méndez, 2021).
Una pedagogía que apunte a develar la presencia unívoca de la filosofía e ideología
eurocéntrica enquistada en la estructura de la educación, la misma ha orientado sus políticas
educativas desde su propia creación que data a la par del proceso colonialista; se hace
necesario cuestionar sus propias leyes que protegen a los intereses de quienes por siglos han
sido dueños y amos de los modos de producción y aparato productivo e ideológico del Estado
(Méndez, 2021). Una pedagogía que reconozca el “modo otro” implicado en lo decolonial,
como epistemología insurrecta de cualquier hegemonía global y que valore las acciones
educativas y su pedagogizaciones (Walsh, 2014).
Para Walsh (2014) “el “modo otro” “es aquello que existe en las fronteras, bordes,
fisuras y grietas del orden moderno/colonial, es aquello que continúa siendo (re)modelado,
(re) constituido y (re)moldeado tanto en contra como a pesar de la colonialidad” (p. 20). Es
por ello, que la pedagogía decolonial se sustenta tanto en lo epistemológico, como en lo
ontológico, debido a que parte del conocimiento que se tiene como sujeto, así como también
de la misma experiencia proveniente de la propia existencia, ambas necesarias para impulsar