REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA. 3ª época. Año 12 N° 32, 2021
Andreina Fernández Álvarez et al. // Medición de los niveles de ruido ambiental … 159-174
DOI: http://dx.doi.org/10.46925//rdluz.32.12
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el medio ambiente. Es una de las principales fuentes de contaminación en las grandes ciudades
en el mundo, se calcula que alrededor del 40% de la población de la Unión Europea está expuesta
a niveles sonoros procedentes del tráfico rodado superiores a 55 dB en el día y el 20% está
expuesta a más de 65 dB (Berglund et al., 1999).
Algunos estudios han identificado al ruido como un problema de salud pública y una de
las formas de contaminación que afecta más a las personas (Bressane et al., 2016), se ha
convertido en uno de los contaminantes más molestos de la sociedad moderna que incide
directamente sobre el bienestar de la población. Aunque no modifica el medio ambiente, incide
en el órgano de percepción fisiológico, el oído, afectando las actividades de desarrollo social del
individuo (Santos, 2007). Las personas sometidas a grandes ruidos de forma continua,
experimentan serios trastornos fisiológicos, como pérdida de la capacidad auditiva, alteración
de la actividad cerebral, cardíaca y respiratoria, trastornos gastrointestinales, entre otros.
Además, se producen alteraciones conductuales tales como perturbación del sueño y el descanso,
dificultades para la comunicación, irritabilidad, agresividad, problemas para desarrollar la
atención y concentración mental (Platzer et al., 2007).
El ruido urbano resulta de la combinación de varias fuentes de ruido como los medios de
transporte, industria, construcción, lugares recreacionales, escuelas y áreas comerciales (Suriano
et al., 2014). De éstos, los vehículos motorizados son responsables de aproximadamente el 70%
del ruido presente en las ciudades, y de él, el mayor aporte lo representan los vehículos de mayor
tamaño, entre ellos los vehículos de transporte colectivo. Un segundo grupo lo constituyen las
fuentes fijas, es decir, las industrias, construcción, talleres, centros de recreación, entre otros.
Los agentes de menor impacto son aquellos de ocurrencia esporádica como: gritos de los niños,
conciertos al aire libre, ferias y vendedores callejeros, sonidos de animales domésticos, fuegos
artificiales (Platzer et al., 2007).
La unidad de medida del sonido es el decibel (dB) y el instrumento que se utiliza para
medir el ruido es el sonómetro. El indicador más fácil para medir el ruido ambiental es el nivel de
presión sonora (NPS) expresado en dB (Platzer et al., 2007). La Organización Mundial de la
Salud (OMS) ha sugerido un valor de ruido de 55 dB como límite superior deseable al aire libre
(Berglund et al., 1999).