REDIELUZ

ISSN 2244-7334 / Depósito legal pp201102ZU3769 Vol. 15 N° 2 • Julio - Diciembre 2025: 17 - 29


ASOCIACIÓN DEL CONSUMO DE MINERALES Y OLIGOELEMENTOS CON LOS COMPONENTES DEL SÍNDROME METABÓLICO EN NIÑOS

Y ADOLESCENTES

Consumption of minerals and trace elements in children and adolescents and the components of the metabolic syndrome

Luisandra González Inciarte1, Aida Souki Rincón1,2 , Marianais Urbina Sánchez1, Rebeca

Blanco Rincón 1, Doris García Camacho1, Gabriel Ruiz2

1Escuela de Nutrición y Dietética, Facultad de Medicina, Universidad del Zulia

CIENCIAS DE LA SALUD

2Doctorado en Ciencias de la Salud, División de Posgrado, Facultad de Medicina, Universidad del Zulia ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7224-8326, https://orcid.org/0000-0002-4929-8800, https://orcid.org/0009- 0002-8435-1520, https://orcid.org/0009-0003-6343-0040, https://orcid.org/0000-0002-5683-2186, https://orcid. org/0000-0001-8815-4423,

luisandragonzalez@gmail.com


RESUMEN

Los minerales y oligoelementos constituyen micronutrientes esenciales para el organismo hu- mano. El objetivo principal de este estudio de in- vestigación fue evaluar el consumo de minerales y oligoelementos en niños y adolescentes que presenten componentes del síndrome metabólico (SM). Materiales y métodos: Se llevó a cabo un es- tudio descriptivo de campo con un enfoque analíti- co correlacional, en el que se evaluaron 269 partici- pantes. El consumo de minerales y oligoelementos fue evaluado a través de entrevistas dietéticas es- tructuradas, las cuales proporcionaron información detallada acerca de los hábitos y preferencias ali- mentarias, así como la frecuencia de consumo de alimentos. Para el análisis de resultados se utilizó el paquete estadístico SPSS para Windows versión

21. Resultados: En el presente trabajo se encontró que el 59% de los niños y adolescentes evaluados mostraron más de 3 criterios para SM; un consumo general de energía y macronutrientes de normal a bajo, alto en sodio, bajo en calcio y potasio, alto en hierro y zinc, pero bajo en manganeso, yodo y co- bre; asimismo, la asociación entre los componentes del SM y la ingesta de minerales y oligoelementos fue estadísticamente significativa y directa entre el fósforo y las presiones arteriales (PAS y PAD), entre el sodio y los criterios: CC, PAS y PAD, sin

embargo, la relación fue inversa entre el Zinc y los TAG, y entre el magnesio y la CC. Conclusiones: el inadecuado consumo de minerales y oligoelemen- tos puede predisponer a los niños y adolescentes a desarrollar componentes del SM.

Palabras clave: Síndrome metabólico, minera- les, oligoelementos, dieta.

ABSTRACT

Minerals and trace elements are essential micro- nutrientsfor the human body. The main objective of this research study was to evaluate the consump- tion of minerals and trace elements in children an- dadolescents with components of metabolic syn- drome (MS). Materials and methods: A descriptive field study with a correlational analytical approach was conducted, in which269 participants were eva- luated.The consumption of minerals and trace ele- ments was evaluated through structured dietary in- terviews, which provided detailed information about dietary habits and preferences, as well as the fre- quency of food consumption. The consumption of minerals and trace elementswas evaluated through structured dietary interviews, whichprovided detai- led information about eating habits and preferen- ces, as well as the frequency of food consumption. The SPSS statistical package for Windows version 21 was used to analyzethe results. Results: In this


study, it was found that 59% of the children and adolescents evaluated showed more than 3criteria for MS; an overall energy and macronutrient intake that was normal tolow, high in sodium, low in cal- cium and potassium, high in iron and zinc, but lowin manganese, iodine, and copper; likewise, the asso- ciation between the components of theMS and the intake of minerals and trace elements was statisti- callysignificant and direct between phosphorus and blood pressure (SBP and DBP),between sodium and the criteria: CC, SBP, and DBP; however, the relationship wasinverse between zinc and TAG, and between magnesium and CC. Conclusions: Inade- quate consumption ofminerals and trace elements may predispose children and adolescents todevelo- ping components of MS.

Keywords: Metabolic syndrome, minerals, trace elements, diet.

Mientras que la valoración del SM en adultos se fundamentó en estándares fijados por en- tidades nacionales o internacionales, su diag- nóstico en niños y adolescentes no ha sido tan preciso. La mayoría de los análisis se han fun- damentado en adaptaciones basadas en crite- rios de adultos, otros criterios han reconocido los cambios que se efectúan gradualmente a lo largo de la adolescencia, en los rangos nor- males de los componentes individuales, con puntos de corte que se modifican con el tiem- po. (DeBoer, 2019)

A nivel mundial, existe una alta prevalencia (10%) de SM en niños y adolescentes, sin embar- go, existe una importante variabilidad (6-12%) en la prevalencia del SM en niños y adolescentes siendo menor en países como Argentina, Colombia, Gua- temala, México y Paraguay pero mayor en Brasil,

                                                                          Canadá y Venezuela (Pierlot et al., 2017). En este

Recibido: 12-11-2025 Aceptado: 25-11-2025 INTRODUCCIÓN

La alimentación saludable es fundamental para

mantener la salud y prevenir enfermedades, debe ser completa, variada y adaptada a las necesida- des individuales, además de contener los nutrientes esenciales que incluyen proteínas, carbohidratos, grasas, una buena proporción de fibra, vitaminas, minerales, oligoelementos y agua. Diferentes es- tudios han mostrado que patrones dietarios salu- dables se asocian con una menor prevalencia de Síndrome Metabólico (SM), mientras que dietas oc- cidentalizadas, caracterizadas por elevado conteni- do de sal, carnes rojas procesadas, azúcares refi- nados, grasas y poca fibra; se han relacionado con un incremento en el riesgo de SM, una condición genéticamente determinada y afectada por factores ambientales (inactividad física, dieta inadecuada) y caracterizada por resistencia a la insulina, tras- tornos metabólicos, presión arterial elevada, altera- ción de los lípidos plasmáticos y obesidad, aumen- tando el riesgo de enfermedades cardiovasculares (Ambroselli et al., 2023)

El SM es un grupo de factores de riesgo car- diovascular que se inician cada vez más en la in- fancia y la adolescencia y se asocian con una alta probabilidad de sufrir enfermedades crónicas en el futuro en la edad adulta. Este síndrome involucra resistencia a la insulina y que están impulsados por factores subyacentes, como la obesidad visceral, la inflamación sistémica y la disfunción celular (adi- pocitos, miocitos y hepatocitos), y estrés oxidativo. (DeBoer, 2019)

último, se ha demostrado que la prevalencia del SM muestra gran diversidad, entre niños y adoles- centes severamente obesos y los moderadamente obesos, por lo que está demostrado que la misma se relaciona directamente con el grado de obesidad (Macias Tomei, 2009). El estado Zulia, no queda exento de esta problemática, ya que hay estudios en los cuales se observa que independientemente del criterio empleado, la mayoría de los casos de ni- ños y adolescentes diagnosticados con SM, perte- necían al grupo con obesidad (Vargas et al., 2011).

Por otra parte, algunos estudios han apoyado que la ingesta de alimentos altamente procesados se asocia con un riesgo 2,5 veces mayor de SM (Tavares et al., 2012), y la ingesta de bebidas azu- caradas (en comparación con las que no) se rela- cionó con un riesgo 5 veces mayor de SM (Chan et al., 2014). La alimentación de los jóvenes se carac- teriza por el consumo de alimentos rápidos y poco nutritivos, omitiendo comidas como el desayuno. Es importante evaluar el tipo, cantidad y calidad de alimentos en la población infantil, ya que tienden a llevar un estilo de vida poco saludable por falta de educación nutricional, lo que podría desencadenar alteraciones cardiometabólicas, al no incluir de ma- nera adecuada los macronutrientes y micronutrien- tes como los minerales y oligoelementos, que son esenciales para garantizar un buen estado de sa- lud. Estos nutrientes desempeñan un papel crucial en el crecimiento y desarrollo infantil, así como en la prevención de enfermedades cardiovasculares (Pierlot et al., 2017).

En este mismo orden de ideas, se han identifi- cado deficiencias en el consumo de minerales y oli- goelementos, los cuales ya sea directa o indirecta-


mente, están asociados con el estrés oxidativo que conduce a la resistencia a la insulina o diabetes, co- nocidos como componentes para el diagnóstico del SM (Dubey et al., 2020). De manera que se hace necesario el aporte de estos en la dieta habitual para disminuir la incidencia del SM en niños y ado- lescentes y mejorar la calidad de vida, su desarrollo y disminuir la prevalencia de la enfermedad en la adultez. Por lo que el presente trabajo de investiga- ción tuvo como objetivo asociar el consumo de mi- nerales y oligoelementos en niños y adolescentes que presenten componentes del SM.


MATERIALES Y MÉTODOS

La presente investigación no experimental, transversal y de carácter correlacional, se llevó a cabo en niños y adolescentes escolarizados que asistieron a las Jornadas de atención integral, para el estudio sobre los factores endocrino-metabólicos implicados en el riesgo de aterosclerosis, realiza- das en el Centro de Investigaciones Endocrino-Me- tabólicas “Dr. Félix Gómez” (CIEM), Facultad de Medicina, Universidad del Zulia, Maracaibo, Esta- do Zulia, Venezuela en el periodo 2010-2016. Se evaluaron 269 niños y adolescentes de ambos gé- neros, con edades comprendidas entre los 6 y 17 años, que presentaran al menos un criterio del SM, se excluyeron los que padecían diabetes, hiperten- sión, ovario poliquísticos, enfermedad renal u otras patologías asociadas. Todos los procedimientos de la investigación siguieron los lineamientos según la Declaración de Helsinki (Abajo, 2001) y aprobado por el comité de bioética del Centro de Investigacio- nes Endocrino-Metabólicas “Dr. Félix Gómez”

Evaluación Integral.

A todos los sujetos que formaron parte de la muestra, se les realizó una evaluación integral que incluyó parámetros clínicos, bioquímicos, antro- pométricos, y dietéticos. Para identificar la pre- sencia de componentes del SM en la población evaluada, se utilizaron los criterios de Cook et al, (Circunferencia de Cintura (CC) ≥ percentil 90, tria- cilglicéridos (TAG) ≥110 mg/dL, Colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad (HDL-c) ≤40 mg/ dL, Presión arterial ≤ percentil 90) y la Glucemia basal (GluB) ≥99,9 mg/dl, tomando en cuenta las recomendaciones de la Asociación Americana de Diabetes (Agirbasli y otros, 2016) y los criterios es- tablecidos por la IDF (Federación Internacional de Diabetes) (Zimmet et al., 2007).

Evaluación clínica y antropométrica.

La medición de marcadores clínicos como Pren- sión arterial sistólica y diastólica (PAS, PAD) fue realizado por un médico pediatra mediante la utili- zación del tensiómetro manual marca Bluemed, se diagnosticó hipertensión arterial utilizando los per- centiles para edad y sexo en las gráficas publica- das por la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (SVPP, 1993).

La evaluación antropométrica consistió en la medición de la CC, el peso y talla, realizadas se- gún las técnicas de cineantropometría estándar es- tablecidas para cada variable. (Garcia-Avendaño & Perez, 2002) (Vargas et al., 2011). A través de estas medidas se obtuvo el IMC, mediante la fórmula de Quetelec [Peso/ (talla)2]; para su diagnóstico se utilizaron las tablas de crecimiento infantil de la Or- ganización Mundial de la Salud (OMS) según edad y sexo. (OMS, 2007). Para el diagnóstico de la CC se utilizaron las tablas de percentiles de circunfe- rencia de cintura en niños y adolescentes del Mu- nicipio Maracaibo del Estado Zulia (Vargas et al., 2011).

Evaluación bioquímica.

Para la determinación de las pruebas bioquími- cas, previo ayuno de 12 horas, se extrajo a cada sujeto 10 mililitros de sangre periférica mediante punción venosa. Seguidamente, se determinaron los siguientes parámetros mediante métodos enzi- máticos colorimétrico (Human Gesellschaft für Bio- chemica und Diagnostica mbh): HDL-c (mg/dL), co- lesterol total (CT, mg/dL), y los TAG (mg/dL); estas muestras fueron procesadas en el laboratorio del CIEM. Las relaciones resultantes se compararon con los valores de referencia establecidos por el Panel de Expertos sobre las Directrices Integradas para la Salud Cardiovascular y la Reducción del Riesgo en Niños y Adolescentes, respaldados por la Academia Americana de Pediatría (SVPP, 1993).

Evaluación Dietética

El consumo de minerales y oligoelementos, se obtuvo a través de un recordatorio de 24 horas que se aplicó directamente a los adolescentes en eda- des comprendidas entre 12-17 años, mientras que los niños entre 6-11 años fueron entrevistados en presencia de sus padres o representantes. (Arias, 2012). Se calculó del consumo de calorías diarias, macronutrientes totales (proteínas, grasas, carbo-


hidratos), minerales (calcio, fósforo, magnesio, so- dio y potasio) y oligoelementos (hierro, zinc, man- ganeso, yodo y cobre) ( (INN, 2012); y se estimó el porcentaje de adecuación, (INN, 2018); estable- ciéndose como estándar los siguientes categorías: Bajo consumo <90, Consumo adecuado (normal) 90-110%, Alto consumo >110%. (Hernández et al., 2021).

Análisis Estadístico

Los datos obtenidos fueron analizados con el paquete estadístico para ciencias sociales SPSS para Windows versión 21 (Chicago, IL, USA). Los resultados se expresaron como frecuencias absolu- tas (n) y relativas (%) y como medidas de tendencia central (media) y dispersión (desviación estándar). Las diferencias en los parámetros, se comproba-

ron con la prueba t-student para muestras indepen- dientes. La asociación entre las variables se deter- minó con la prueba de correlación de Pearson. Se consideró estadísticamente significativo un valor de p< 0,05.

RESULTADOS

En la tabla 1 se describen las características de- mográficas, antropométricas, bioquímicas y clínicas de los niños y adolescentes evaluados. Al comparar los dos grupos, los adolescentes mostraron cifras más altas en la mayoría de las variables, con dife- rencias estadísticamente significativas con respec- to a los niños, excepto en los TAG y la GluB; pero la HDL-c fue mayor en los niños y con diferencia estadísticamente significativa.


Tabla 1. Características demográficas, antropométricas, bioquímicas y clínicas de la población evaluada.

Variables

Todos (n=269)

Niños (n=144)

Adolescentes (n=125)



Media ± DS

Media ± DS

Media ± DS

p

Edad (años)

11,3±2,6

9,31,5

13,5±1,4

˂0,001

Peso (Kg)

55,0±24,2

42,8±16,8

69,1±23,9

˂0,001

Talla (m)

1,5±0,1

1,4±0,1

1,6±0,1

˂0,001

IMC (kg/m2)

24,3±7,6

21,8±6,0

27,1±8,2

˂0,001

CC (cm)

81,4±18,0

75,2±14,8

88,7±18,6

˂0,001

HDL-c (mg/dL)

38,8±10,9

39,9±11,5

37,5±10,0

0,008

TAG (mg/dL)

124,6±83,4

118,0±76,4

132,3±90,6

0,162

GluB (mg/dL)

86,6±13,3

86,4±8,8

86,8±17,2

0,826

PAS (mm de Hg)

101,4±14,3

96,9±12,0

106,6±15,0

˂0,001

PAD (mm de Hg)

68,1±10,9

65,5±10,2

71,0±11,1

˂0,001

Resultados expresados como media ± desviación estándar (DS) IMC= Índice de masa corporal, CC= circunferencia de cintura, HDL-c= colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad, TAG= Triacilglicé-

ridos, GluB= Glucemia Basal, PAS= Prensión arterial sistólica, PAD= Prensión arterial diastólica.

p= diferencia estadísticamente significativa verificada mediante la prueba t-student para muestras independientes (p˂0,05)

Fuente: González, Souki, Urbina, Blanco, García, Ruiz (2025)

Según la distribución de la muestra evaluada de acuerdo al número de criterios diagnósticos para SM (tabla 2) el 40,1% (n=108) presentó 1 crite- rio, el 37,9% (n=102) 2 criterios y el 21,9% (n=59)

3 o más criterios. Al distribuir por edades, se pudo observar que el 43% (n=62) de los niños presentó 2 criterios, mientras que el 41,6% (n=52) de los adolescentes presentó 1 criterio.


Tabla 2. Distribución de los niños y adolescentes evaluados según el número de criterios diagnósticos para SM.

Criterios para SM

Todos (n=269)

Niños (n=144)

Adolescentes (n=125)


n (%)

n (%)

n (%)

1

108 (40,1)

56 (38,9)

52 (41,6)

2

102 (37,9)

62 (43,1)

40 (32)

3 o más

59 (21,9)

26 (18,1)

33 (26,4)



Al evaluar el consumo, requerimiento y porcen- taje de adecuación de los niños y adolescentes (Tabla 3), se observó que para el % de adecuación de las Kcal y carbohidratos hubo diferencias esta- dísticamente significativas entre los grupos, donde los niños presentaron un % de adecuación normal y bajo en los adolescentes; en cuanto a las pro-

Resultados expresados como n (%) Fuente: González, Souki, Urbina, Blanco, García, Ruiz (2025)


teínas, el % de adecuación fue alto en los niños y normal en los adolescentes, con diferencia esta- dísticamente significativa entre ambos grupos. En relación a las grasas, el porcentaje de adecuación mostró diferencia estadísticamente significativa siendo bajo ambos grupos.

Tabla 3. Consumo, requerimiento y porcentaje de adecuación de kilocalorías y macronutrientes de los ni- ños y adolescentes evaluados.


Variables

Todos (n=269)

Niños (n=144)

Adolescentes (n=125)



Media ± DS

Media ± DS

Media ± DS

p

Kcal cons

1800,2±670,4

1760,2±699,3

1846,3±635,1

0,294

Kcal Req

2170,1±398,2

1874,9±213,7

2510,3±268,5

<0,001

% Ade Kcal

85,5±36,7

95,4±41,4

74,2±26,3

<0,001






Prot cons (g)

70,2±24,0

68,2±21,7

72,6±26,3

0,234

Prot Req (g)

60,8±29,4

41,4±6,7

83,2±29,6

<0,001

% Ade Prot

135,8±67,6

170,1±67,0

96,4±42,1

<0,001






Grasa cons (g)

60,0±37,3

56,7±39,5

63,8±34,4

0,117

Grasa Req (g)

84,4±15,5

72,9±8,3

97,6±10,4

<0,001

% Ade Grasa

73,0±49,3

79,1±57,7

66,0±36,2

0,030






CHO cons (g)

253,2±92,0

253,0±97,0

253,6±86,2

0,958

CHO Req (g)

291,9±56,5

263,3±28,7

324,7±62,5

<0,001

% Ade CHO

89,8±37,8

97,2±40,0

81,1±33,1

<0,001

Resultados expresados como media ± desviación estándar (DS) Kcal cons= kilocalorías consumidas, Kcal Req= kilocalorías requeridas, % Ade Kcal= porcentaje de adecuación de kilocalorías, Prot cons= proteínas consumidas, Prot Req= proteínas requeridas, % Ade Prot= porcentaje de adecuación de proteínas, Grasa cons= grasas consumidas, Grasa Req= grasas requeridas, % Ade Grasa= porcentaje de adecuación de grasas, CHO cons= carbohidratos consumidos, CHO Req= carbo-

hidratos requeridos, % Ade CHO= porcentaje de adecuación de carbohidratos

p= diferencia estadísticamente significativa verificada mediante la prueba t-student para muestras independientes (p˂,05)

Bajo consumo <90%, Consumo adecuado (normal) 90-110%, Alto consumo >110%.

Fuente: González, Souki, Urbina, Blanco, García, Ruiz (2025)


Con respecto al consumo, requerimiento y por- centaje de adecuación de los minerales (calcio, fósforo, magnesio, sodio y potasio) en los sujetos estudiados (Tabla 4), En el caso del calcio y del po- tasio se observó un bajo % de adecuación en niños y adolescentes, sin embargo el potasio mostró di- ferencia estadísticamente significativa entre ambos grupos. Para el fósforo, el % de adecuación fue

normal sin diferencia estadísticamente significativa entre ambos grupos. El % de adecuación del Mag- nesio fue alto para los niños y bajo para los adoles- centes, con diferencia estadísticamente significati- va entre ambos grupos. Con respecto al sodio, el

% de adecuación fue alto, sin diferencia estadís-

ticamente significativa entre niños y adolescentes.


Tabla 4. Consumo, requerimiento y porcentaje de adecuación de los minerales de los niños y adolescentes evaluados.

Minerales

Todos (n=269)

Niños (n=144)

Adolescentes (n=125)



Media ± DS

Media ± DS

Media ± DS

p

Calcio cons (mg)

699,6±427,5

658,7±396,8

746,8±457,3

0,092

Calcio Req (mg)

917,5±139,7

845,8±159,6

1000,0±0,0

<0,001

% Ade Cal

78,1±49,1

81,1±51,8

74,7±45,7

0,286






Fósforo cons (mg)

1092,1±493,7

1027,9±412,7

1166,0±565,8

0,022

Fósforo Req (mg)

1142,7±187,4

1049,5±216,9

1250,0±0,0

<0,001

% Ade Fósforo

98,9±50,0

103,8±53,5

93,3±45,3

0,086






Magnesio cons (mg)

164,8±69,2

169,9±77,5

158,9±58,1

0,193

Magnesio Req (mg)

191,6±56,4

162,5±64,1

225,1±5,0

<0,001

% Ade Magnesio

100,3±71,4

126,1±86,8

70,6±25,8

<0,001






Sodio cons (mg)

2146,9±1029,6

2030,0±1012,3

2281,6±1036,8

0,045

Sodio Req (mg)

1469,1±59,0

1442,4±70,5

1500,0±0,0

<0,001

% Ade Sodio

146,3±70,4

141,2±71,3

152,1±69,1

0,205






Potasio cons (mg)

1454,3±588,1

1483,7±622,9

1420,3±545,7

0,379

Potasio Req (mg)

4453,9±246,8

4290,3±221,3

4642,4±90,9

<0,001

% Ade Potasio

32,8±13,7

34,7±15,0

30,6±11,7

0,013

Resultados expresados como media ± desviación estándar (DS). Cons= consumido, Req= Requerido, % Ade= Porcentaje de Adecuación.

p= diferencia estadísticamente significativa verificada mediante la prueba t-student para muestras independientes (p˂0,05) Bajo consumo <90,

Consumo adecuado (normal) 90-110%, Alto consumo >110%.

Fuente: González, Souki, Urbina, Blanco, García, Ruiz (2025)


En la tabla 5, se describe el consumo, requeri- miento y porcentaje de adecuación de los oligoele- mentos de los sujetos evaluados, donde se puede observar que el % de adecuación del hierro y del Zinc fue alto en ambos grupos, con diferencia sig-

nificativa entre niños y adolescente en el hierro. En el caso del manganeso, yodo y cobre el % de ade- cuación fue bajo y sin diferencia estadísticamente significativa entre ambos grupos.


Tabla 5. Consumo, requerimiento y porcentaje de adecuación de los oligoelementos de los niños y adoles- centes evaluados.


Oligoelementos

Todos

(n=269)


Niños(n=144)

Adolescentes

(n=125)



Media ± DS

Media ± DS

Media ± DS

p

Hierro cons (mg)

10,9±4,3

10,6±4,4

11,3±4,3

0,170

Hierro Req (mg)

9,9±2,5

8,5±0,6

11,5±2,8

˂0,001

% Ade Hierro

115,0±51,7

124,2±52,0

104,5±49,4

0,002






Zinc cons (mg)

9,9±4,4

9,7±4,4

10,2±4,5

0,367

Zinc Req (mg)

7,5±1,3

7,0±1,3

8,0±1,0

˂ 0,001

% Ade Zinc

136,9±65,8

143,8±71,7

129,1±57,6

0,068






Manganeso cons

0,9±0,8

0,9±0,7

0,9±0,8

0,912

Manganeso Req

1,7±0,3

1,6±0,2

1,9±0,3

˂ 0,001

% Ade Manganeso

55,5±46,4

58,7±45,3

51,9±47,5

0,226






Yodo cons

49,1±31,2

46,3±30,8

52,3±31,4

0,115

Yodo Req

141,7±14,0

134,6±16,0

150,0±0,0

˂ 0,001

% Ade Yodo

35,1±23,0

35,3±24,7

34,8±21,0

0,876






Cobre cons (mg)

0,6±0,8

0,5±0,4

0,6±1,1

0,297

Cobre Req (mg)

0,7±0,1

0,6±0,1

0,8±0,1

˂ 0,001

% Ade Cobre

80,3±96,8

85,3±63,1

74,5±124,9

0,361

Resultados expresados como media ± desviación estándar (DS). Cons= consumido, Req= Requerido, % Ade= Porcentaje de Adecuación.

p= diferencia estadísticamente significativa verificada mediante la prueba t-student para muestras independientes (p˂0,05) Bajo consumo <90,

Consumo adecuado (normal) 90-110%, Alto consumo >110%. (11)

Fuente: González, Souki, Urbina, Blanco, García, Ruiz (2025)

En la tabla 6 se observa la asociación entre el consumo de minerales y los componentes del SM, se encontró una correlación positiva débil entre el consumo de fósforo (ρ= 0,145) y sodio (ρ= 0,172) con la PAS y entre fósforo (ρ= 0,136) y sodio (ρ=

0,132) con la PAD. En cuanto a la relación entre la CC y el consumo de magnesio se observó una correlación negativa débil (ρ = -0,137) pero con el consumo de sodio fue positiva débil (ρ =0,160).


Tabla 6. Asociación entre el consumo de minerales y los componentes del SM en los niños y adolescentes evaluados.

Componentes del SM

Minerales


CC

GluB

TAG

HDL-c

PAS

PAD


ρ

0,022

0,023

0,013

-0,052

0,104

0,119

Calcio








p

0,723

0,704

0,837

0,398

0,088

0,051


ρ

0,102

0,033

0,024

-0,056

0,145

0,136

Fósforo








p

0,095

0,585

0,693

0,363

0,018

0,025


ρ

-0,137

-0,007

-0,057

-0,079

0,010

0,023

Magnesio








p

0,025

0,911

0,354

0,199

0,871

0,704

Sodio

ρ

0,160

0,042

0,098

-0,061

0,172

0,132


p

0,009

0,490

0,107

0,321

0,005

0,031

Potasio

ρ

-0,015

0,016

0,016

-0,045

0,010

0,034


p

0,808

0,798

0,797

0,467

0,874

0,582

ρ = Coeficiente de correlación de Pearson (≤0,00-<0,10 nula; ≤0,10-<0,30 débil; ≤0,30-<0,5 moderada; ≤0,50-<1,00 fuerte).

CC= circunferencia de cintura, GluB= Glucemia Basal, TAG= Triacilglicéridos, HDL-c=colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad,

PAS= Prensión arterial sistólica, PAD= Prensión arterial diastólica.

p= diferencia estadísticamente significativa verificada mediante la prueba de correlación de Pearson (p˂0,05)

Fuente: González, Souki, Urbina, Blanco, García, Ruiz (2025)


En la tabla 7 se observan los resultados de la relación entre el consumo de oligoelementos y los com- ponentes del SM en los niños y adolescentes. Se evidenció una correlación negativa débil (ρ = -0,126) entre el zinc y los TAG.

Tabla 7. Asociación entre el consumo de oligoelementos y los componentes del SM en los niños y adoles- centes evaluados.

Componentes del SM

Oligoelementos


CC

GluB

TAG

HDL-c

PAS

PAD


Hierro

ρ

0,065

0,047

0,026

-0,057

0,051

0,026


p

0,285

0,443

0,673

0,353

0,405

0,670


Zinc

ρ

-0,086

0,065

-0,126

-0,007

-0,001

-0,056


p

0,160

0,290

0,039

0,256

0,842

0,361


Manganeso

ρ

-0,105

0,070

-0,049

-0,052

0,000

0,028


p

0,086

0,254

0,425

0,392

0,996

0,643


Yodo

ρ

-0,055

0,014

-0,048

0,008

0,079

0,054


p

0,368

0,817

0,434

0,897

0,194

0,376


Cobre

ρ

-0,001

-0,047

-0,002

-0,062

-0,014

-0,005


p

0,986

0,446

0,754

0,308

0,814

0,932

ρ = Coeficiente de correlación de Pearson (≤0,00-<0,10 nula; ≤0,10-<0,30 débil; ≤0,30-<0,5 moderada; ≤0,50-<1,00 fuerte).

CC= circunferencia de cintura, GluB= Glucemia Basal, TAG= Triacilglicéridos, HDL-c=colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad,

PAS= Prensión arterial sistólica, PAD= Prensión arterial diastólica.

p= diferencia estadísticamente significativa verificada mediante la prueba de correlación de Pearson (p˂0,05)

Fuente: González, Souki, Urbina, Blanco, García, Ruiz (2025)


DISCUSIÓN

En el presente trabajo se encontró que el 59% de los niños y adolescentes evaluados mostraron más de 3 criterios para SM; un consumo general de energía y macronutrientes de normal a bajo, alto en sodio, bajo en calcio y potasio, alto en hierro y zinc, pero bajo en manganeso, yodo y cobre; asimismo, la asociación entre los componentes del SM y la ingesta de minerales y oligoelementos fue estadís- ticamente significativa y directa entre el fósforo y las presiones arteriales (PAS y PAD), entre el sodio y los criterios: CC, PAS y PAD, sin embargo, la re- lación fue inversa entre el Zinc y los TAG, y entre el magnesio y la CC.

En relación con la frecuencia de SM en nuestra investigación, fue superior a la indicada por Chaila et al. , Pena-Espinoza et al. y Barajas-García et al. Chaila y colaboradores examinaron a 700 jóvenes argentinos de entre 9 y 19 años que presentaban SM conforme a los criterios de Cook en 2012. Ellos determinaron una tasa de SM que oscilaba entre el 10 % y el 22 %, con una media del 15 % (Chaila et al., 2012). Peña-Espinoza y su equipo hallaron una prevalencia de SM del 13,8 % en su análisis de 508 adolescentes mexicanos de 9 a 13 años, utilizan- do también los criterios de Cook (Peña-Espinoza et al., 2017). Barajas-García L. reportó en 2021 que, en una muestra mexicana con una edad promedio de 9,4 años (entre 8 y 12 años), la prevalencia de SM fue del 6,3 % (más de tres criterios de Cook), del 33,3 % (dos criterios) y del 49,2 % (un criterio) (Barajas-García et al., 2021).

Los minerales y los oligoelementos son nutrien- tes esenciales con funciones reguladoras, inmuno- lógicas y antioxidantes que resultan de su acción como componentes esenciales o cofactores de enzimas a lo largo del metabolismo; por lo que las investigaciones a este respecto ha aumentado de forma constante durante los últimos 25 años. Sin embargo, hasta la fecha, solamente pocos estudios relacionados con la obesidad infantil (factor de ries- go para SM y diabetes), se han centrado en los mi- nerales y oligoelementos, los cuales se consideran de gran importancia por su papel protector contra la inflamación y la peroxidación, que son factores clave en el desarrollo de las complicaciones meta- bólicas de la obesidad, la hipertensión arterial, alte- ración de los lípidos plasmáticos y la resistencia a la insulina o la diabetes. (Azab et al., 2014) (Fan et al., 2017) (Das & Choudhuri, 2021)

El calcio, es un componente importante de la alimentación diaria, un elemento esencial y el más abundante en el cuerpo humano, el cual es alma- cenado principalmente en los huesos en forma de hidroxiapatita. Este ion actúa como una molécula de señalización ubicua con diversas funciones, fue- ra del esqueleto, entre las cuales se puede mencio- nar: la transmisión neuronal, la contracción muscu- lar, la comunicación entre orgánulos, la secreción de hormonas y como segundo mensajero intracelu- lar, en la fertilización y el crecimiento celular. (Han et al., 2019).

En años recientes, estudios epidemiológicos evaluaron la asociación entre la ingesta de calcio dietético y el riesgo de SM; donde un metaanálisis realizado en 2019 (Han et al., 2019), la evaluación del efecto dosis-respuesta mostró que un aumento de 300 mg/día en la ingesta de calcio en la dieta se asoció significativamente con una disminución del 7% del riesgo de SM. Aunque los mecanismos subyacentes siguen estando incompletos, se ha su- gerido que el calcio posee capacidad para regular el metabolismo energético y la captación y almace- namiento de glucosa estimulada por la insulina y sugiere que el desequilibrio de la homeostasis del calcio intracelular puede desempeñar un papel im- portante en la función de los adipocitos. Sin embar- go, la asociación inversa de la ingesta de calcio en la dieta con el riesgo de síndrome metabólico aún necesita ser confirmada por estudios de cohortes prospectivas más amplias y ensayos clínicos alea- torizados. (Han et al., 2019).

A este respecto, en la presente investigación, no se evidenció asociación alguna entre el consumo de calcio y los diferentes componentes del SM, adi- cionalmente a este hallazgo se observó una inges- ta inadecuada de calcio en los grupos evaluados; similar al estudio de Park y Han, en el 2021, quie- nes encontraron que la ingesta de calcio no cum- plía con la ingesta recomendada, mientras que la de fósforo sí. Esto está estrechamente relacionado con los hábitos alimenticios de los adolescentes. Los adolescentes suelen consumir refrescos y be- bidas deportivas, con 4,2 y 48,5 veces más fósforo que calcio, respectivamente.

En este mismo orden de ideas, Park y Han (2021), en su estudio sobre equilibrio mineral y síndrome metabólico en adolescentes no reveló correlaciones significativas entre la ingesta de cal- cio y los componentes del SM. Sin embargo, la in- gesta de fósforo se correlacionó positivamente con la PAS y la CC, y negativamente con el colesterol


HDL. (Park & Han, 2021). Con respecto al consumo de fósforo en el presente estudio se observaron va- lores similares a los obtenidos por los mencionados autores para los adolescentes evaluados.

Un hallazgo importante en esta investigación fue que el grupo de adolescentes presentó un consumo bajo de magnesio mientras que en el grupo de los niños se observó un consumo alto. Similar compor- tamiento se observó en el estudio de Fernández et al, (2020) donde resalta la deficiencia de este mi- cronutriente según la edad en niños y adolescen- tes del estado Mérida, Venezuela (Fernández et al., 2020). En un estudio transversal del año 2023 realizado en niños de 2-17 años en Beijing, China, exploraron la asociación entre la ingesta de mine- rales dietéticos y la obesidad infantil. Después de ajustar las covariables (edad, género, raza, tasa de pobreza, actividad física, tiempo de sedentarismo, tabaquismo materno durante el embarazo), encon- traron que, un mayor nivel de consumo de Magne- sio y Sodio se asoció con mayores probabilidades de obesidad infantil; en niños de 2 a 5 años de edad o de 12 a 17 años de edad, estas relaciones no fue- ron significativas (Wang et al., 2023)

Una ingesta habitual de sodio superior a las reco- mendaciones se ha asociado con mayores probabi- lidades de sobrepeso y/u obesidad, independiente- mente de la ingesta habitual de energía y bebidas azucaradas entre los niños estadounidenses (Zhao et al., 2021). En la presente investigación los par- ticipantes presentaron un consumo de sodio muy elevado con respecto a la referencia según sexo y edad, lo que probablemente sea indicativo de un riesgo o presencia de obesidad y otras comorbilida- des asociadas a ella.

En cuanto al sodio, se ha observado una corre- lación entre el consumo elevado y la CC, así como los niveles de presión arterial. El consumo de sodio podría estar relacionado con el desarrollo de obe- sidad e hipertensión en niños y adolescentes. Un estudio transversal de 2021 mostró que el cuartil más alto de ingesta de sodio en niños estadouni- denses se asoció positivamente con el sobrepeso y la obesidad abdominal (circunferencia de la cin- tura). Por el contrario, las asociaciones positivas entre la ingesta de sodio y las medidas de obesidad (peso, talla, CC e IMC) no alcanzaron significación estadística en adolescentes (Zhao et al., 2021).

A pesar que en esta investigación no se encontró una relación del consumo de hierro con los compo- nentes del SM, y son pocos los estudios realizados

que muestran resultados controversiales, los bio- marcadores del metabolismo del hierro se asocian con alteraciones cardiometabólicas en la población pediátrica, La deficiencia de hierro es común en pacientes con insuficiencia cardíaca e hipertensión pulmonar, y la sobrecarga de hierro está relaciona- da con un mayor riesgo de aterosclerosis, así como la aparición del SM y sus componentes (Ortiz-Ma- rrón et al., 2023). Sin embargo, la mayor parte de la evidencia científica proviene de estudios realiza- dos en población adulta, por lo que no está claro si estas asociaciones ocurren en etapas tempranas de la vida y qué efectos tienen los cambios en los niveles de hierro y el riesgo cardiometabólico. Los estudios que exploran esta relación en niños son limitados y sus resultados no son concluyentes (Or- tiz-Marrón et al., 2023)

En un metaanálisis realizado en 2022, se mos- tró que el nivel de hierro consumido por los adoles- centes en la dieta se asoció positivamente con el SM (Ding et al., 2022). El nivel de hierro, cobre y se- lenio en la dieta se evaluó mediante un cuestionario de frecuencia alimentaria (en 3 oportunidades) y un método de recordatorio de 24 horas (3 días) en 11 estudios, El riesgo relativo agrupado (RR) ajustado multivariable general mostró que el nivel de hierro dietético se asoció positivamente con el SM (Ding et al., 2022) Los resultados agrupados mostraron que el nivel de hierro en la dieta se asoció positiva- mente con el SM, mientras que se obtuvo una aso- ciación negativa entre el nivel de cobre y selenio en la dieta y el SM. (Ding et al., 2022)

En nuestro estudio no encontramos asociación entre cobre y los componentes del SM, pero Ding J. et al en el año 2022 realizaron un metaanálisis don- de reportaron que el nivel de cobre consumido por adolescentes en la dieta se asoció negativamente con los sujetos diagnosticados con SM. El cobre es considerado un potente antioxidante del estrés oxi- dativo podría colaborar con la prevención de enfer- medades cardiovasculares. (Ding et al., 2022).

Existen varios mecanismos por los cuales el Zinc (Zn) puede ayudar a prevenir el desarrollo o la progresión del SM y la diabetes tipo 2, respec- tivamente. El Zn participa tanto en la secreción de insulina como en la acción en los tejidos periféricos. Específicamente, el Zn tiene propiedades similares a la insulina que aumentan la actividad de la vía de señalización de la insulina. El Zn modula los ni- veles de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga mediante su acción sobre la absorción de áci- dos grasos esenciales en el intestino y su posterior


desaturación. El Zn también participa tanto en el ensamblaje de quilomicrones y lipoproteínas como en su eliminación y, por tanto, desempeña un papel en la regulación de la lipólisis. Finalmente, se ha descubierto que el Zn desempeña un papel en el metabolismo redox y, a su vez, en la presión ar- terial. La evidencia relacionada con la asociación entre el nivel de Zn y la aparición de SM es incon- sistente. Aunque hay varios estudios que informan una relación inversa entre el nivel de Zn o la ingesta dietética de Zn y la prevalencia del SM, otros en- contraron una relación directa entre el nivel de Zn y la prevalencia del SM. Los estudios de intervención también proporcionan información confusa sobre este tema, lo que dificulta llegar a conclusiones fir- mes. (Ruz et al., 2019)

En relación al consumo de zinc con los nive- les de TAG, en esta investigación se observó una correlación inversa débil, lo que determina que el consumo de Zinc podría estar relacionado con la alteración de los TAG. Un hallazgo afín fue descrito por Zhang et al. (2021) donde incluyeron un análisis sérico de los niveles de cobre y Zinc, la combina- ción de cobre bajo y Zinc alto aumentó el riesgo de TAG elevados, en comparación con el análisis sérico de cobre y Zinc bajo no hubo asociación sig- nificativa entre los componentes del SM (Zhang et al., 2021).

Una investigación realizada con niños de entre 6 y 12 años en China tuvo como finalidad identificar la relación existente entre los niveles de Cu, Mg y Zn en la sangre y los elementos que conforman el SM. Los hallazgos indicaron que el cobre se relacionaba favorablemente con una cintura ancha y, además, todos los metales presentaron una conexión posi- tiva con los TAG. El análisis que abarcó múltiples elementos mostró coherencia con el estudio de un solo elemento, a excepción de la combinación de Zn y Mg. Los índices de IMC, PAD y la medida de la cintura fueron mayores en los terciles superiores de Cu, mientras que los valores de TAG fueron in- feriores en los terciles más bajos de Cu. En lo que respecta al Zn en sangre, tanto el PAD como el PAS tienden a incrementarse con niveles ascendentes de Zn. Sin embargo, al examinar la relación Cu/Zn, se observó que el PAD, el PAS y los TG disminuyen con el aumento de Cu/Zn. La interacción entre Cu y Zn resultó ser negativa, a la vez que la medida de la cintura estaba asociada positivamente con los niveles de Cu/Zn. (Zhang et al., 2021).

El manganeso (Mn) es un metal importante que se encuentra naturalmente en los lechos de roca y

el suelo. Los seres humanos frecuentemente esta- mos expuestos al Mn a través de los alimentos, el agua y el aire; El manganeso se encuentra natu- ralmente en la mayoría de los alimentos, aunque ciertos mariscos, cereales, frijoles, nueces y té con- tienen mayores cantidades de manganeso. Todos los estudios epidemiológicos previos han examina- do supuestas asociaciones entre la exposición al Mn y los componentes del SM, se han basado en el método transversal. En general, estos estudios no encontraron asociaciones significativas entre Mn y SM medidos en la dieta, el suero, la sangre total, el plasma y la orina. (Riseberg et al., 2022).

Riseberg et al. (2022) investigaron las asociacio- nes longitudinales entre la exposición al mangane- so y SM en adultos. Analizaron las relaciones entre los cuartiles iniciales de manganeso y la aparición del SM, utilizando modelos de regresión de Gray y Fine para riesgos competitivos y modelos lineales de efectos mixtos para analizar la respuesta me- tabólica. Los autores no encontraron evidencia de que los cuartiles de manganeso estuvieran asocia- dos con la aparición del SM, excepto por niveles más bajos de glucemia en ayunas. En resumen, los cuartiles más altos de manganeso se asociaron con un índice cintura-cadera general más bajo, niveles más bajos de triacilglicéridos en hombres y un IMC y una presión arterial sistólica más altos en muje- res en los modelos sin ajustar, pero no en los ajus- tados. No se encontraron estudios en niños ni se observaron asociaciones con la ingesta dietética. (Riseberg et al., 2022).

En resumen, los hallazgos de esta investigación podría indicar que el inadecuado consumo de mi- nerales y oligoelementos puede predisponer a los niños y adolescentes a desarrollar componentes del SM, éstos resultados se consideran relevantes ya que pueden proporcionar referencias para próxi- mos estudios que investiguen estas asociaciones causales para desarrollar estrategias asertivas de prevención y tratamiento del SM en niños y adoles- centes con la finalidad de mejorar la calidad de vida y garantizar un adecuado crecimiento y desarrollo de los mismos.

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