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Editorial
Meditaciones sobre la pluralidad-singularidad del método y la ciencia
En mi humilde experiencia personal, todo indica
que en la academia tradicional existe mucha confu-
sión sobre el alcance y signicado de la metodolo-
gía de investigación cientíca; en este sentido, para
algunos profesores de metodología, esta disciplina
se reduce al estudio de las normas para la produc-
ción de trabajos escritos, de modo que en buena
medida sus clases versan sobre el uso adecuado
de normas APA o de las llamadas normas LUZ, en-
tre otras. Para otros, más entendidos, la metodolo-
gía es el estudio teórico de los métodos, técnicas
e instrumentos útiles en la producción y reproduc-
ción del conocimiento cientíco y humanístico, sin
embargo, aun así, se trabaja poco en la dimensión
epistemológica de la ciencia
1
.
No obstante, debe quedar claro que un grupo
importante de profesores de LUZ están a la van-
guardia de los estudios metodológicos y epistemo-
lógicos, a tono con las tendencias actuales que ri-
gen esta materia en el mundo.
Al calor de esta discusión también es usual, ha-
blar del método cientíco en singular. En este orden
de ideas, conviene recordar que, si bien en la his-
toria de la ciencia se fue perlando desde al menos
el siglo XVII, un método para producir saberes con
utilidad social, al mismo tiempo empírico y racional,
conocido posteriormente por la escuela positivista
como el método hipotético deductivo o, simplemen-
te, como el método cientíco. Desde la segunda
mitad del siglo XX hay claridad en el hecho de que
existen diferentes métodos cientícos al servicio de
los diversos investigadores siempre condicionados
por las disciplinas o áreas en las que se formaron
dialécticamente.
Por ejemplo, en las ciencias sociales ganadas
en su conjunto a develar la complejidad bio-psi-
co-social de la persona en su mundo de vida, se
valora en igualdad de condiciones, lo objetivo y
lo subjetivo, lo material y simbólico, lo abstracto y
lo concreto. Es precisamente en el marco de este
1 Una discusión epistemológica de altura debe asumir a la ciencia en general como un sistema
ideológico y descifrar, por lo tanto, las condiciones políticas, económicas, ideológicas y culturales,
necesarias para hacer y difundir la ciencia en una sociedad determinada. De modo que, en este
hilo conductor se formulan preguntas como ¿Cuál es la relación existente entre el poder político y
los académicos o cientícos? ¿Qué vínculos hay entre desarrollo económico y cientíco? ¿Qué rol
desempeña las creencias y cultura de una comunidad en su evolución cientíca integral?
propósito superior, donde el método cientíco se
presenta más exactamente como una pluralidad
teórico-metodológica de opciones, tales como: la
hermenéutica, la fenomenología, la etnografía, la
investigación-acción-participación, el análisis del
discurso, análisis de contenido, las historias de vida
o los grupos focales de discusión, por mencionar
solo algunos de los más conocidos.
Por las limitaciones propias de esta editorial, no
es posible denir o distinguir cada una de estas he-
rramientas metodológicas, basta decir que respon-
den a la naturaleza diferencial de los objetos y su-
jetos de estudio y que, además, son instrumentos
limitados que no pueden ser usadas para todos los
propósitos cientícos. De cualquier modo, la cienti-
cidad de estos métodos, denidos genéricamente
como “cualitativos” viene dada por al menos tres
razones: primero, su apego a la evidencia empírica
concreta, recabada sistemáticamente por instru-
mentos validos; segundo, el tratamiento inductivo o
deductivo de las fuentes y; tercero, la posibilidad de
conrmar, revisar o contrastar los resultados de una
investigación de forma independiente, ello, aunque
estos resultados no sean universalizables.
Quizá el problema de la pluralidad-singularidad
del método cientíco se desprende del discurso has-
ta hace poco hegemónico de las llamadas ciencias
duras (naturales o exactas), según el cual el campo
de lo cientíco, es decir, de todo aquella parte de
la realidad que se puede conocer “objetivamente”
mediante métodos de cuanticación y escalas de
medición es monopolio de estas disciplinas, lo que
signicó que, las llamadas “ciencias sociales y hu-
manas” o bien no son ciencias propiamente dichas
o, en el mejor de los casos, estaban condenadas a
emular en todo momento las técnicas, postulados
y métodos de las “ciencias duras” como condición
de posibilidad para adquirir alguna legitimidad epis-
témica.
REDIELUZ
ISSN 2244-7334 / Depósito legal pp201102ZU3769
Vol. 12 N° 2 • Julio - Diciembre 2022: 11 - 12