ISSN 2244-7334 / Depósito legal pp201102ZU3769 Vol. 8 Nº 2 • Julio - Diciembre 2018: 115-119
Educational coaching and university research
Facultad de Humanidades y Educación. Universidad del Zulia. Venezuela
En la actual sociedad del conocimiento, en cons- tante cambio y vertiginosa evolución, se necesitan hombres y mujeres con iniciativa para tomar de- cisiones y ser capaces de adaptarse a un mundo incierto e imprevisible. El objetivo fue analizar el coaching, como una competencia metodológica que favorece el desarrollo del potencial humano y ayuda a los estudiantes a progresar, de donde están hoy hacia donde pretenden llegar mañana. Esta metodología se basa en el establecimiento de metas personales y en la ejecución de una serie de acciones planificadas que permiten al sujeto poner en práctica determinadas formas de ser y de actuar. En primer momento se profundiza en el coaching: orígenes, delimitación conceptual, características y funciones que asumen los sujetos implicados, infor- mación que ayuda a avanzar hacia un modelo que aplicado en la realidad docente universitaria favore- ce la formación inicial de profesores. Seguidamente se visualiza la estrategia como hilo conductor que gira en torno al desarrollo de las competencias inter e intrapersonales,así como realizar una valoración del proceso y avanzar en las propuestas de diferen- tes autores tendentes a consolidar este modelo en un futuro, ya que permite que el estudiante pueda adquirir las competencias claves para la investiga- ción como medio para su futura inserción socio-la- boral.
Actualmente, la sociedad globalizada avanza de forma vertiginosa y se rige por una alta competitivi- dad y una compleja tecnología, aspectos en cons- tante transformación. En este contexto, no es extra- ño que el éxito esté condicionado por la calidad del producto o servicio, por el talento de las personas, por la habilidad de interrelación con el entorno, la capacidad de innovación y la creatividad de los in- dividuos y empresas.
En tales circunstancias, resulta fundamental en- tender que el conocimiento ya no es, sino que de- viene (Sancho y Correa, 2010,18). El conocimiento ha dejado de ser propiedad exclusiva de la insti- tución escolar y de los docentes, para convertirse en un proceso que el individuo gestiona autónoma- mente a lo largo de su vida. En consecuencia, se hace necesario formar a las nuevas generaciones para gestionar tales cambios, dotándoles de una serie de competencias.
Ahora bien, en el ámbito universitario, para lo- grar que los estudiantes puedan gestionar su vida de forma autónoma y responsable, se presenta el coaching, modalidad de asesoramiento que provie- ne de la evolución del counseling, de sta corriente emerge el modelo de programas y la consultoría, relacionados con la tutoría, mentoring y asesora- miento» (Bisquerra, 2008, 165).
A lo largo de su trayectoria, el coaching se ha convertido en una herramienta clave y exitosa en el manejo empresarial y su influencia se ha extendi- do a diversos ámbitos. Nuestra propuesta pretende
transferir sus fortalezas al educativo, considerando que con la adecuada aplicación de esta técnica en los escenarios universitarios, los estudiantes apren- derán más y mejor, y estarán con disposición para enfrentarse de forma proactiva a los procesos de investigación, dando origen a nuevos conocimien- tos.
De tal manera que se presenta, de forma sucin- ta, el origen, fundamentos, significado y modelos de coaching, lo cual, permite acercarnos a un un modelo aplicable en la investigación universitaria.
Este modelo coincide, en gran medida, con la filosofía del proceso de Bolonia (Obiols y Giner, 2011), en ambos enfoques se promueve la autono- mía del estudiante, su autoaprendizaje y el desa- rrollo de competencias, a partir de su compromiso durante el proceso de aprender a investigar.
Debido a la amplia divulgación que existe actual-
mente del término coaching, se estima conveniente delimitar su origen, fundamentos y enfoques que han permitido que adquiera cada vez mayor rele- vancia y entidad.
Las primeras referencias sobre apelativo coach se encuentran en el argot universitario inglés del siglo XVIII, aludiendo al profesor particular que ayu- daba a un estudiante a prepararse, rápida y eficien- temente para los exámenes. Este sentido prevalece en la actualidad, «porque se entiende que la aplica- ción del coaching transporta a las personas, desde donde se encuentran hoy, hacia donde les gustaría estar mañana, siendo el coach el facilitador de este viaje» (Bayón et al., 2006, p. 7). En nuestro caso, existe cierto paralelismo con nuestros estudiantes, que hoy se están formando para ser profesionales eficaces, resilientes y promotores del cambio.
El coaching, como ámbito de estudio, surge en Estados Unidos y Canadá, a finales del siglo XX, de la mano de John Whitmore, considerado su pre- cursor en el campo empresarial, donde ha tenido una considerable incidencia y aceptación. Desde los años setenta, revistas científicas, como Training &Development Journal, o asociaciones, como The American Counseling Association (ACA), han pro- movido una aproximación entre el coaching, coun- seling y consulting (Sperry, 1993). En nuestro país, una de las primeras publicaciones sobre coaching
aplicado a la educación, aparece en la Revista de Orientación y Psicopedagogía (Bisquerra, 2008), como técnica digna de tener en cuenta en el campo de la orientación.
Si bien sus primeros pasos se desarrollan en el ámbito empresarial, sus fundamentos se enmar- can en distintos campos de las ciencias humanas y sociales (filosofía, psicología, orientación, socio- logía...), pero también derivan de los avances de la programación neurolingüística. Nos vamos a referir brevemente a estas corrientes.
Entre los fundamentos filosóficos cabe destacar la mayéutica socrática y el existencialismo. En rea- lidad, la base subyacente del coaching se apoya en el método socrático, que permite, a base de pre- guntas, que el alumno vaya resolviendo sus proble- mas de forma autónoma, llegando a descubrir su verdadero potencial.
Un concepto nuclear del existencialismo (Kierke- gaard, Heidegger, Sartre) es el de libertad, que in- dudablemente se otorga a los estudiantes en nues- tra propuesta. Una persona es libre cuando tiene la posibilidad de elegir, equivocarse y decidir a lo largo de su trayectoria vital.
Por otra parte, son varias las corrientes psicoló- gicas que han influido en el desarrollo del coaching como técnica, entre estas :La psicología humanis- ta, el individuo percibe el mundo que le rodea de un modo singular y único; tal percepción constituye su peculiar realidad y determina su comportamiento. Asimismo, el constructivismo, como corriente psi- cológica actual, ha propiciado su desarrollo. Man- tiene que la persona (cognitiva, social y afectiva- mente) es el resultado de la construcción producida por la interacción entre el ambiente y el individuo. Las construcciones se producen cuando el sujeto interactúa con el objeto del conocimiento (Piaget), cuando tal interacción se realiza con los otros (Vi- gotsky), y cuando es significativa para el sujeto (Au- subel).
Pero el enfoque que más ha incidido en la apli- cación del coaching ha sido el counseling, en sus primeros tiempos, las aportaciones más notables provienen de Williamson, quien, desde un enfo- que directivo, incide en la formación y experiencia del orientador para ayudar a otro. Posteriormente, desde un enfoque no directivo, cabe destacar a Carl Rogers, quien promovió una nueva forma de relaciones humanas, basada en la confianza en la persona libre y autónoma. Según este autor, a lo largo de la vida, y en función de las vivencias y los
efectos positivos o negativos que el sujeto tiene, se va configurando el autoconcepto. Su teoría se ca- racteriza por incidir en los procesos dinámicos y de cambio, al igual que sucede en el coaching.
Entre las teorías sociológicas cabe destacar el estudio de las competencias en el ámbito empresa- rial, que data de 1973, cuando David McClellandfue encargado de detectar las características persona- les que predecían el éxito laboral de los miembros del Departamento de Estado Norteamericano. Asi- mismo, es digna de mención la teoría del empower- ment, que se remonta a 1988, bajo la influencia de Kenneth Blanchard y Paul Hersey, enfoque que trabaja en la delegación de responsabilidades, me- diante la liberación del potencial disponible en las personas (Ramírez y Vivas, 2005).
Desde una perspectiva complementaria, la pro- gramación neurolingüística (PNL) del lingüista Grin- der y del matemático Bandler representa una de las bases teóricas más sólidas, aceptadas y utilizadas en el proceso de coaching, considerando el lengua- je como un valor esencial del mismo. «La progra- mación neurolingüística se centra en el análisis de la comunicación y de los procesos de cambio, es- tudiando la estructura de la experiencia subjetiva» (Launer, 2007, p. 122).
De ahí que, la profundización sobre sus funda- mentos nos han permitido constatar que, si bien el coaching deriva de diversas corrientes científicas, si queremos aplicar esta técnica en el campo de la educación, indudablemente el counseling, por su influencia, adquiere un protagonismo notorio.
En base a sus fundamentos, estimamos que el coaching se sustenta en una serie de principios, presentes en los enfoques originarios, destacando:
la importancia de la autonomía del sujeto y del autoaprendizaje; b) la conducta está condicionada por la peculiar visión del mundo que el sujeto se forma a lo largo de su vida; c) la necesidad de que coexista una alta motivación, responsabilidad hacia el cambio y deseo de transformación; d) y la rele- vancia del proceso comunicativo, pues, a través del lenguaje, de la verbalización de metas y del uso de preguntas poderosas, el individuo se descubre a sí mismo y tiende a actuar.
Por último, el rastreo realizado sobre diversos
autores (Bayón, 2006; Bisquerra, 2008; Cante-
ra, 2003; Gordillo, 2008; Haneberg, 2006; Launer, 2007; Whitmore, 2003, etc.) permite aportar una definición, contextualizada en nuestro ámbito de analisis: el coaching es un proceso interactivo y sis-
temático de aprendizaje y descubrimiento del po- tencial individual, centrado en el presente y orienta- do al cambio y la excelencia. Pretende desarrollar la autonomía del estudiante, siendo éste el prota- gonista de los pasos a seguir y de los resultados obtenidos.
Como es bien sabido, la sociedad del siglo XXI se caracteriza por numerosos cambios estructura- les, que han precipitado modificaciones dentro de los diferentes ámbitos de la sociedad, incluido el sistema educativo (Maureira, 2004). Estos cambios han introducido en la academia nuevos conceptos como la investigación científica (Killion, 2002; Me- dina y Perichon, 2008) han podido demostrar la alta efectividad del coaching como filosofía reflejada, tanto en su forma de gestionar el desarrollo de las personas, como en el proceso de cambio organi- zacional.
De hecho el coaching, se proyecta como una herramienta clave para formar docentes líderes transformacionales, capaces de explorar y detectar las reales motivaciones de sus estudiantes (Ander- son, 2010; Leithwood, 2009). Docentes investiga- dores que puedan gestionar y enseñar a gestionar las creencias y emociones, las cuales, en definitiva, son el punto diferenciador entre la simple transmi- sión de conocimiento y la formación de excelentes seres humanos (Rhodes y Fletcher, 2012). Ya exis- ten antecedentes (Silins y Mulford, 2002) han mos- trado la efectividad del modelos de trabajo basados en el coaching en los sistemas educativos.
Én consecuencia son multiples, los beneficios que ofrece a los estudiantes, pues favorecela to- mar iniciativas propias, reflexionar, decidir autó- nomamente, buscar y aceptar responsabilidades”; esto superando el paradigma de las universida- des formadoras de profesionales” (Asociación Es- pañola de Coaching, 2011)., es decir, ofrece una herramienta, para logra alto niveles de motivación, mejora en las habilidades organizativas y en las es- trategias de aprender investigando a través de la colaboración (Ward, 2012). Esto proporciona nue- vas estrategias y enfoques prácticos para ayudar a educadores y estudiantes a afrontar los “viejos” problemas con “nuevas” alternativas de solución (Launer, 2007).
En efecto, el coaching ofrece nuevas compe-
tencias profesionales funcionales que permitan el desarrollo de altas habilidades y capacidades so- cioemocionales (Medina y Perichon, 2008; Sán- chez-Teruel, 2009). Al igual mejorar y optimizar las capacidades innatas, los recursos internos y la creatividad, con el fin de ofrecer los máximos resul- tados posibles, con base en criterios no sólo de efi- cacia y calidad, sino de excelencia, convirtiendo así el proceso de aprendizaje en un verdadero apren- dizaje transformacional (Cardona y García-Lombar- día, 2009).
En un contexto de investigación, los beneficios que ofrece la metodología del coaching son los si- guientes (Bou, 2007; Sánchez-Teruel, 2009):
La acción tutorial (coaching de acompañamien- to) para conseguir el desarrollo personal y social del estudiante.
Mejorar las relaciones interpersonales y la comunicación interna en los centros educativos.
·Facilitar la coordinación con los servicios sociales y sanitarios de la comunidad.
·Definir la cultura, misión, visión y valores insti- tucionales.
Fomentar el liderazgo y la gestión emocional para los equipos docentes.
Resolver conflictos y problemas de convivencia en las instituciones universitarias, abandono/fraca- so en la carrera entre otros.
Sacar el máximo aprovechamiento de la diversidad del estudiante, tanto para aquellos con necesidades educativas especiales como para quienes no las tienen, y convertir, así, a la universi- dad en un verdadero contexto generador de oportu- nidades y desarrollador de talentos.
Mejorar la relación e implicación de las comu- nidades con la universidad desde un punto de vis- ta sistémico de las situaciones con el método ga- nar-ganar.
Aumentar el propio autoconocimiento, la motivación y la autoestima de los docentes como verdaderos guías del proceso.
Tal como expone Gorrochotegui (2010), la im- plantación del coaching ayuda al estudiante a de- sarrollar competencias cruciales para la búsqueda de nuevos conocimientos como:
Aprender a aprender.
Profundizar en el autoconocimiento, como aprendices a lo largo de toda su vida.
Articular mejor sus necesidades.
Mayor grado de autoconfianza, mayor volun- tad, capacidad de aprender y cambiar.
Aumentar su nivel de comprensión y lograr un reportorio más amplio de estrategias de enseñanza y aprendizaje.
Fomentar la confianza en su propia habilidad de aprender, de tal forma que empiecen a marcar una auténtica diferencia.
Desarrollar importantes destrezas para toda la vida que pueden aplicarse tanto en contextos de formación como profesionales o en cualquier otros ámbitos (formativo, personales y sociales).
En este enfoque, la responsabilidad del traba- jo de investigación es de sus autores, el tutor que actúa como coach, es sólo un “acompañante del proceso investigativo”. La labor del coach estará orientada a promover la reflexión profunda y la ac- ción transformadora del conocimiento.
El profesor-tutor, debe tener conciencia clara de que el conocimiento no está en él como coach, sino en sus coachees, por lo que su función es preci- samente facilitarle los recursos y herramientas de trabajo. Es importante que el tutor que actúa como coach tenga conocimiento de la labor investigativa y de los posibles cursos de acción que pudiera su- gerir a los coachees, de acuerdo a la necesidad de cada uno de ellos.
El coach es ante todo un líder y como tal, debe ser capaz de estimular en los participantes la au- tomotivación, la autonomía, el despliegue de su potencial creador para el logro de sus metas y la obtención del éxito.
Para el docente investigador, el coaching apoya la experimentación con nuevas estrategias que ac- tiven el pensar y actuar en los espacio formativos (Hall y Duval, 2010; Gorrochotegui, 2011; Ward, 2012), permite ver los problemas no como variables negativas, sino como oportunidades para explorar estrategias nuevas e innovadora, minimizando el impacto de los indicadores de fracaso (Instituto Eu- ropeo del Coaching, 2011).
Permite a los profesionales académicos, mayor disposición y consciencia para reflexionar sobre su práctica actual; ganar confianza para experimen-
tar con ideas creativas, por ser conocedor de una gama amplia de técnicas innovadoras de aprender investigando (Wise y Jacobo, 2010). Pero ¿quién podría ejercer de coach en los espacios de inves- tigación? Según Roselló (2008) puede ser desde el tutor, que al formarse en este campo por medio de acciones de vivenciación práctica con coaching. También, el orientador podrá ejercer este rol y pro- fundizar en el conocimiento de nuevas técnicas y herramientas para el desarrollo de su labor, con la finalidad de lograr el aprender autónomo de los es- tudiantes para que gestionen su conocimiento.
En conclusión, el coaching constituye una es- trategia con un amplio conjunto de atributos, que pueden ser utilizados para potenciar el éxito de los estudiantes en el desarrollo de sus actividades in- vestigativas inherentes al desarrollo de los proce- sos de docencia y extensión en pre y postgrado, al combinar la acción del tutor que actúa como coach, con el estímulo del potencial creador y la automoti- vación del participante, para el logro de una de sus metas academicas en la resolución de problemas y búsqueda de nuevo conocimientos.
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