Revista de Ciencias Sociales (RCS)

Vol. XXXI, No. 2, Abril - Junio 2025. pp. 471-486

FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431

Como citar: Santi-Huaranca, I., Asencios-Gonzalez, Z., Chafloque-Céspedes, R., y Zevallos-Callupe, R. (2025). Factores asociados a la perpetración de violencia contra las mujeres: Estudio en docentes de educación básica. Revista De Ciencias Sociales, XXXI(2), 471-486.

Factores asociados a la perpetración de violencia contra las mujeres: Estudio en docentes de educación básica

Santi-Huaranca, Inés*

Asencios-Gonzalez, Zaida**

Chafloque-Céspedes, Raquel***

Zevallos-Callupe, Rocío****

Resumen

La violencia contra la mujer es una grave violación de los derechos humanos y representa un problema de salud pública y clínica a nivel mundial. En las relaciones de pareja, la pareja o expareja es el principal agente perpetrador de esta violencia. Diversas investigaciones han vinculado este comportamiento agresivo con múltiples factores sociodemográficos y laborales. El objetivo del estudio es determinar los factores asociados a la perpetración de violencia contra la mujer en una muestra de 626 docentes de educación básica de una región del Perú. Se utilizó un diseño descriptivo transversal y se realizó un análisis de regresión logística. Los resultados indican que el 32,3% de los docentes ha infligido algún tipo de violencia psicológica, física, sexual y/o económica a su actual o anterior pareja en algún momento de su vida. Asimismo, se evidenció que el riesgo de perpetración disminuye cuando el docente tiene más de 55 años y si realiza un posgrado; mientras que incrementa en aquellos que están separados o divorciados. En conclusión, estos hallazgos aportan evidencia sobre un grupo profesional poco estudiado, contribuyendo a la comprensión de los factores de riesgo en el ámbito educativo y facilitando el diseño de estrategias preventivas y de intervención específicas.

Palabras clave: Perpetración de violencia; violencia contra la mujer; comportamiento del docente; prevención de violencia; estudios de género.

*         Doctoranda en Economía y Gestión Empresarial por la Universidad Alcalá, España. Magister Scientiae en Economía Agrícola. Docente Investigadora de la Facultad de Ciencias Administrativas y Recursos Humanos en la Universidad de San Martin de Porres, Lima, Perú. E-mail: isantih@usmp.edu.pe ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4656-5731

**       Doctora en Filosofía. Especialista en Administración. Docente Investigadora de la Facultad de Ciencias Administrativas y Recursos Humanos en la Universidad de San Martin de Porres, Lima, Perú. E-mail: zasenciosg@usmp.edu.pe ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0254-8208

***      Doctora en Filosofía. Especialista en Administración. Docente Tiempo Completo e Investigadora de la Escuela de Posgrado en la Universidad San Ignacio de Loyola, Lima, Perú. E-mail: mchafloquec@usil.edu.pe ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0314-5603

****    Magister en Psicología Organizacional y Recursos Humanos. Docente Investigadora de la Facultad de Negocios en la Universidad Privada del Norte, Lima, Perú. E-mail: rocio.zevallos@upn.pe ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6834-9482

Recibido: 2024-11-20 · Aceptado: 2025-02-06

Factors associated with the perpetration of violence against women: Study of basic education teachers

Abstract

Violence against women is a serious human rights violation and represents a global public health and clinical problem. In intimate relationships, the partner or ex-partner is the main perpetrator of this violence. Various studies have linked this aggressive behavior to multiple sociodemographic and occupational factors. The objective of this study was to determine the factors associated with the perpetration of violence against women in a sample of 626 elementary school teachers from a region of Peru. A cross-sectional descriptive design was used, and a logistic regression analysis was performed. The results indicate that 32.3% of teachers have inflicted some type of psychological, physical, sexual, and/or economic violence on their current or former partner at some point in their lives. Furthermore, it was found that the risk of perpetration decreases when the teacher is over 55 years of age and if he or she has a postgraduate degree; while it increases among those who are separated or divorced. In conclusion, these findings provide evidence on a poorly studied professional group, contributing to the understanding of risk factors in the educational field and facilitating the design of specific preventive and intervention strategies.

Keywords: Perpetration of violence; violence against women; teacher behavior; violence prevention; gender studies.

Introducción

Según las estadísticas de la World Health Organization (WHO, 2013) a nivel mundial, una de cada tres mujeres experimenta violencia física y/o sexual a lo largo de su vida, principalmente por parte de una pareja íntima. En América del Sur, el 23,7% de las mujeres es agredida por sus parejas. En Perú, el 55,7% de mujeres de 15 años a más han experimentado violencia psicológica, física y/o sexual en algún momento de sus vidas, por parte de su esposo o compañero (Instituto Nacional de Estadística e Informática [INEI], 2023).

La Violencia contra las Mujeres (VcM) no solo constituye un delito (Suhardi, 2019), sino que también representa una grave violación de los derechos humanos y un problema significativo de salud pública y clínica a nivel mundial (WHO, 2020). Los actos de violencia afectan directamente la vida, la salud y, en muchos casos, la supervivencia de las mujeres (Guedes, Medeiros y Godoy, 2009; Donoso et al., 2021; Denegri et al., 2022). También limitan su capacidad de afrontamiento en las actividades cotidianas, afectando su bienestar físico y emocional (Moreira et al., 2015).

Desde un enfoque de género, la VcM tiene su origen en la falta de igualdad entre hombres y mujeres, así como en la persistencia de un sistema patriarcal que sostiene la dominación masculina (Rohman y Widyawati, 2018; Rincón et al., 2024). Este sistema se traduce en una relación asimétrica entre los géneros, reforzada por factores históricos y culturales que legitiman el poder, la autoridad y la superioridad de los hombres. A su vez, estas dinámicas perpetúan la subordinación de las mujeres mediante mecanismos de control y violencia (Guedes et al., 2009; Silva, Rolim y Torres, 2016; Fadlia y Ramadani, 2018).

La violencia contra las mujeres (VcM) es un fenómeno multifacético que se manifiesta a través de diversas expresiones, como la psicológica (humillación, control), física (agresiones), sexual (coacción) y económica (control financiero) (Silva et al., 2013; Wang, 2020; López et al., 2023). Estos patrones de violencia, estrechamente vinculados entre sí (Watson, 2002; Trevillion, Agnew-Davies y Howard, 2011; Health Sector Brief, 2015; Oneri y Uzunboylu, 2015; Öztürk, 2017), perpetúan relaciones de poder desiguales.

Este estudio se centra en el rol de los docentes hombres en la reproducción y desafío de estos patrones de violencia. A través de un análisis de las percepciones y prácticas de un grupo de docentes masculinos, se busca comprender cómo se construyen y se refuerzan las normas de género que sustentan la VcM. Si se considera los efectos duraderos de la violencia psicológica, que pueden persistir incluso después de que haya cesado la violencia física o sexual (Cakir, 2009), y la frecuencia con la que distintos tipos de violencia coexisten, las cifras oficiales sobre la prevalencia de la violencia contra las mujeres (VcM) subestiman la magnitud real del problema. Esta subestimación puede contribuir a la impunidad de los agresores y dificultar la implementación de medidas de prevención y atención adecuadas (Reiter et al., 2014; Ramírez, Alarcón y Ortega, 2020).

La pareja o expareja es el principal agente perpetrador de VcM en las relaciones de pareja. Echeburúa, Del Corral y Amor (2004), señalan que la violencia de género está influenciada por factores psicológicos y sociales. Los agresores suelen presentar dificultades para relacionarse y controlar sus impulsos, además de adherir a creencias machistas que justifican su dominio y posición (Fadlia y Ramadani, 2018). Estos individuos buscan reafirmar su poder, especialmente en el hogar, donde perciben tener mayor control (Pérez, 1995; Madina, 1998; Reiter et al., 2014; Ribeiro y Andrade, 2016).

El comportamiento agresor ha sido relacionado en diversas investigaciones con múltiples factores sociodemográficos (Rasoulian et al., 2014) y niveles educativos (Barros et al., 2013; Madureira et al., 2014; Scott y De Oliveira, 2018). Por ejemplo, en el estudio de Ribeiro y Andrade (2016) sobre mujeres víctimas de violencia sexual en Teresina (Brasil), se encontró que la mayoría de perpetradores tenían entre 18 y 35 años, una educación primaria completa o incompleta y residían cerca de la víctima. En contraste, otras investigaciones han caracterizado al perpetrador como mayor de 35 años, con educación primaria completa (Brasileiro y Barbosa, 2016) y empleo remunerado (Leôncio et al., 2008; Madureira et al., 2014).

Asimismo, Silva et al. (2016) en una muestra censal de perpetradores de VcM en el estado de Pernambuco, identificaron que los agresores en su mayoría eran jóvenes en unión estable con las víctimas. Según Madureira et al. (2014), en el estado de Paraná, encontró que los agresores eran casados y con bajo nivel educativo.

Estos estudios evidencian que el bajo nivel educativo del perpetrador puede estar asociado a la VcM (Scott y De Oliveira, 2018). No obstante, también hay investigaciones que revelan que la perpetración puede manifestarse en hombres con un nivel educativo superior, ocupando profesiones como abogados, administradores, dentistas, ingenieros, médicos, entre otros (Silva et al., 2013). Esto sugiere que un bajo nivel educativo no siempre es un determinante de la perpetración de la VcM, puesto que esta depende del análisis de diferentes contextos (Camacho-Valadez y Pérez-García, 2013) y de otros factores personales, sociodemográficos, laborales, entre otros, asociados a los perpetradores.

En efecto, la educación formal no solo es un factor que causa la desigualdad de género, sino que también puede impactar directamente en las competencias profesionales (Díaz, 2015) y se explica a través de enfoques biológicos, sociales, culturales e institucionales, a nivel macro y micro (Stromquist, 2006). Sin embargo, las barreras inequitativas relacionadas con el nivel educativo pueden ser deconstruidas en el sistema educativo si se deja de normalizar los roles de género (Salinas y Romaní, 2020).

Por lo tanto, la educación cumple un rol imprescindible en la formación de las actitudes, tanto en la perpetración como en la victimización de VcM en las relaciones de pareja (Shen, Chiu y Gao, 2012; Wang, 2019). Aunque en algunas situaciones los hombres son víctimas y las mujeres las perpetradoras, en la mayoría de los casos las víctimas de violencia en relaciones de pareja íntima son las mujeres (Wang, 2016; Orozco, Jiménez y Cudris-Torres, 2020). Además, a medida que aumenta el nivel educativo, las actitudes sobre los roles de género cambian y la aceptación de la violencia de pareja disminuye (Terzioglu, et al., 2018).

Hasta el momento no se han realizado estudios que analicen directamente los factores laborales del perpetrador y la prevalencia de la VcM. Sin embargo, se ha identificado que generalmente los perpetradores tienen un trabajo remunerado (Madureira et al., 2014), y que pueden laborar como porteros, peluqueros, militares, jardineros, electricistas, vendedores, entre otros (Scott y De Oliveira, 2018), y como personal de seguridad (Camacho-Valadez y Pérez-García, 2013).

Además, un estudio realizado en una comisaría especializada en atención a la mujer en Rio Grande, Brasil, reveló que los perpetradores tenían altos niveles educativos y empleos remunerados en zonas urbanas (Silva et al., 2013). Esto sugiere la necesidad de ampliar investigaciones en esta línea para comprender mejor las características de la actividad laboral en diferentes contextos y determinar si estos factores pueden ser elementos de riesgo que influyen en la perpetración de la VcM.

Con base en lo expuesto, se considera innovador y relevante analizar los factores sociodemográficos y laborales asociados a la perpetración de la VcM en una muestra de docentes con un nivel educativo superior y que se encuentran ejerciendo su profesión. Identificar los factores asociados a la perpetración de violencia es fundamental para reconocer las características de los perpetradores, como su personalidad y la forma de cometer un delito (Kolarević, 2002). Sin embargo, hasta donde se tiene conocimiento, aún no existen investigaciones con datos empíricos que permitan conocer mejor esta realidad, puesto que la mayoría de información proviene de comisarías y centros de intervención destinados a modificar el comportamiento de los perpetradores.

1. Metodología

El diseño de investigación es no experimental, de enfoque cuantitativo y de alcance correlacional. Se considera no experimental porque no se manipuló la variable independiente. Es cuantitativo, debido a que las variables fueron medidas y se aplicaron técnicas estadísticas para su análisis. Asimismo, el estudio es correlacional porque busca identificar los factores asociados a la perpetración de la violencia contra las mujeres. Finalmente, es de corte transversal, puesto que los datos se recolectaron en un único momento en el tiempo (Hernández, Fernández y Baptista, 2014).

En cuanto a los participantes, el estudio incluyó una muestra de 626 docentes de educación básica que laboraban en instituciones públicas de la región del Callao, Perú. La selección de la muestra se realizó mediante un muestreo no probabilístico por conveniencia, asegurando una tasa de confianza del 95% y un margen de error del 5%. La recolección de datos se llevó a cabo en 2017, garantizando el consentimiento informado de cada participante previo a la aplicación del instrumento.

Aunque los datos fueron obtenidos en 2017, la violencia contra las mujeres sigue siendo un problema vigente en el Perú (Rincón et al., 2024). Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2024), en el 2023, el 53,8% de las mujeres han sido víctimas de violencia psicológica, física o sexual por parte de su pareja en algún momento de sus vidas. Estas cifras evidencian la persistencia del problema y la relevancia de estudios que analicen los factores asociados a su perpetración.

Respecto al instrumento de recolección de datos, se utilizó un cuestionario estructurado, compuesto por tres secciones.

a. Factores sociodemográficos asociados a la perpetración de la VcM: Esta sección examina la edad de los docentes, su formación educativa (incluyendo posgrado), el tipo de relación con su pareja o expareja (enamorados, novios, casados, conviviente, separados, entre otros), la duración de la relación, la convivencia, la presencia de hijos en común, si la pareja trabaja y la remuneración que recibe.

b. Factores laborales asociados a la perpetración de la VcM: Se abordaron aspectos como la antigüedad laboral, el tipo de contrato (nombrado o contratado), el nivel de enseñanza (primaria o secundaria), el tipo de institución educativa (pública o privada), el distrito donde labora, las horas de trabajo y los ingresos recibidos.

c. Violencia contra las mujeres (VcM): La VcM se define como cualquier acción ejercida por hombres contra mujeres en una relación presente o pasada, considerando todas sus formas (enamorados, novios, cónyuges, convivientes, exparejas) en un contexto de desigualdad de poder. La violencia se manifiesta a través de agresiones físicas, psicológicas, económicas y sexuales (Vara-Horna, 2015). La VcM se midió usando una escala unidireccional de 11 ítems, evaluando si los docentes infligieron violencia (económica, psicológica, física y/o sexual) a sus parejas o exparejas antes y durante los últimos doce meses.

Los ítems fueron adaptados del Conflict Tactis Scale (CTS-2) (Straus, 2007) y de la encuesta usada en el National Violence Against Women Survey (NVAWS) del Center for Disease Control and Prevention (Tjaden y Thoennes, 2000). El CTS-2 es ampliamente utilizado y validado en más de 40 países y 600 estudios empíricos (Vara, 2013). Los participantes indicaron la frecuencia de la violencia ejercida en una escala ordinal de 15 puntos: Nunca (0); pasó antes, ahora no (99) (el valor 99 se utilizó para codificar en la matriz y se le asignó el valor de 0.5 para análisis posteriores); 1 vez (1); 2 veces (2); 3 veces (3); hasta más de 20 veces (21).

La escala diferencia dos periodos: 1) Prevalencia de la VcM en el último año: Cualquier acto de violencia ocurrido dentro de un periodo de 12 meses; y, 2) Cese de violencia: Violencia ocurrida en un periodo anterior a los 12 meses. La escala de violencia contra las mujeres evidenció adecuados índices psicométricos, con una varianza explica del 67% a nivel factorial y una consistencia interna (alfa de Cronbach = 0.792).

Los datos fueron tabulados en una matriz R utilizando el paquete estadístico SPSS versión 24. Se emplearon tablas descriptivas para reportar la información sociodemográfica y laboral. Para determinar la probabilidad de ocurrencia de los indicadores vinculados a la perpetración, se utilizó la técnica de regresión logística, considerando la estimación de los Odds Ratios (OR) con sus intervalos de confianza de 95% (IC del 95%) (Cerda, Vera y Rada, 2013).

2. Resultados y discusión

En relación con la prevalencia de perpetración de VcM, se encontró que el 32,3% de los docentes en la muestra ha infligido algún tipo de violencia (psicológica, física, sexual y/o económica) a su actual o anterior pareja en algún momento de sus vidas. En el último año (12 meses), el 17,5% de los docentes reportó haber infligido violencia a su pareja o expareja. Como se muestra en el Gráfico I, la violencia psicológica fue la más frecuente (28,9%), seguida por la violencia física (11,9%), la violencia sexual (4%) y violencia económica (3,4%). Estos datos reflejan la prevalencia de cada tipo de violencia tanto a lo largo de su vida como en el último año.

Fuente: Elaboración propia, 2024.

Gráfico I: Profesores de educación básica involucrados en violencia contra las mujeres, según tipo de daño (%)

Los resultados evidencian una problemática que trasciende el ámbito privado y adquiere relevancia en el contexto educativo, puesto que reflejan que un porcentaje significativo de docentes ha ejercido algún tipo de violencia contra su pareja. La alta incidencia de violencia psicológica indica que estos comportamientos pueden estar normalizados y escasamente cuestionados, lo que dificulta su reconocimiento y prevención. Ante esta situación, es fundamental que las instituciones educativas implementen estrategias de sensibilización y formación en igualdad de género para prevenir y mitigar estas conductas.

En la Tabla 1, se presentan los factores sociodemográficos asociados a la perpetración de VcM por parte de los docentes. Los resultados indican que estar en una situación de separación o divorcio, ya sea en los últimos 12 meses o en un periodo anterior, puede incrementar el riesgo de perpetración en más de 4 veces en comparación con quienes mantienen otros tipos de relación (enamorados, novios, casados o conviviente y otros). Además, tener una edad mayor a los 55 años y haber completado estudios de posgrado, parecen ser factores que reducen el riesgo de perpetración. Las demás variables analizadas no mostraron estadísticas significativas.

Tabla 1

Factores sociodemográficos asociados a docentes perpetradores de violencia contra las mujeres en una región del Perú

Violencia vida

Violencia año

n (%)

OR (95% IC)

OR (95% IC)

Edad

Hasta 36 años

62 (10.5)

1

1

Entre 37 a 42 años

113 (19.2)

0.902 (0.476-1.708)

0.890 (0.428-1.850)

Entre 43 a 48 años

158 (26.8)

0.894 (0.488-0.637)

0.675 (0.332-1.373)

Entre 49 a 54 años

130 (22.0)

0.704 (0.374-1.324)

0.570 (0.269-1.208)

Más de 55 años

127 (21.5)

0.490 (0.254- 0.943) *

0.484 (0.223-1.050)

Nivel educativo a nivel de

Posgrado

No

403(68.2)

1

1

188 (31.8)

0.446(0.297- 0.670) ***

0.552 (0.332- 0.918) *

Tipo de relación con su pareja

Enamorados

50 (8.6)

1

1

Novios

26 (4.5)

0.944 (0.340-2.627)

1.085 (0.322-3.649)

Casados o convivientes

460 (79.2)

0.930 (0.497-1.740)

0.790 (0.367-1.700)

Separados o divorciados

27 (4.6)

4.250(1.569- 11.514) **

4.230 (1.489-12.019) ***

Otros

18 (3.1)

0.817 (0.249-2.687)

1.302 (0.346-4.896)

Años de relación

Menos de 1 año

19 (3.4)

1

1

Entre 1 a 5 años

98 (17.3)

0.742 (0.255-2.160)

1.119 (0.293-4.272)

Entre 6 a 10 años

102 (18.0)

1.517 (0.534-4.311)

1.825 (0.492-6.769)

Entre 11 a 15 años

84 (14.8)

1.625 (0.563-4.688)

1.559 (0.410-5.923)

Entre 16 a 20 años

124 (21.9)

0.754 (0.264-2.149)

0.468 (0.116-1.883)

Más de 20

139 (24.6)

1.004 (0.358-2.814)

1.057 (0.285-3.926)

Convive con su pareja

450 (80.1)

1

1

No

112 (19.9)

1.091 (0.704-1.692)

1.408 (0.840-2.360)

Tiene hijos

No

100 (17.4)

1

1

475 (82.6)

1.331 (0.827-2.142)

1.049 (0.592-1.859)

Tipo de trabajo de su pareja

Está desempleada

92 (16.7)

1

1

También es docente

272 (49.3)

0.912 (0.554-1.501)

1.380 (0.726-2.623)

Trabaja en otra organización

81 (14.7)

0.886 (0.470-1.671)

1.065 (0.468-2.423)

Independiente (negocio propio)

107 (19.3)

0.765 (0.420-1.392)

0.839 (0.377-1.866)

Ingreso de la pareja

Hasta 900

58 (16.0)

1

1

Entre 901 a 1126

43 (11.9)

0.461 (0.191-1.114)

0.883 (0.289-2.700)

Entre1127 a 1352

61 (16.9)

0.921 (0.440-1.927)

0.942 (0.346-2.569)

Entre 1353 a 1578

86 (23.8)

0.589 (0.291-1.194)

1.059 (0.425-2.637)

Entre 1579 a 1804

42 (11.6)

0.540 (0.227-1.284)

1.089 (0.370-3.203)

Más de 1804

72 (19.9)

0.761 (0.371-1.561)

1.433 (0.577-3.561)

Nota: OR = Odds Ratio; IC = Intervalo de confianza; *p < 0,05; **p < 0,01; ***p < 0,001.

Fuente: Elaboración propia, 2024.

Los resultados muestran que la separación o el divorcio pueden estar relacionados con un aumento en la perpetración de violencia, lo que podría explicarse por el impacto emocional y los conflictos derivados de la ruptura. En contraste, la menor incidencia de violencia en docentes mayores de 55 años y con estudios de posgrado, podría deberse a una mayor estabilidad emocional y al desarrollo de estrategias más efectivas para resolver conflictos. Estos hallazgos destacan la necesidad de considerar el contexto sociodemográfico en las estrategias de prevención, asegurando que las intervenciones sean pertinentes y efectivas para los distintos perfiles de docentes.

En la Tabla 2, se presentan los factores laborales de los docentes, como antigüedad laboral, el tipo de contrato, el nivel de enseñanza (primaria o secundaria), el tipo de institución educativa y el distrito donde labora, horas de trabajo e ingresos. Los resultados indican que ninguno de estos factores se asocia significativamente con el riesgo de perpetración de VcM, ya sea para incrementarlo o disminuirlo.

Tabla 2

Factores laborales asociados a docentes perpetradores de violencia contra las mujeres en una región del Perú

Violencia vida

Violencia año

n (%)

OR (95% IC)

OR (95% IC)

Años laborales

Menos de 1 año

72 (12,1)

1

1

Entre 1 a 9 años

242 (40,6)

0,857 (0,494-1,488)

0,870 (0,444-1,703)

Entre 10 a 18 años

150 (25,2)

0,833 (0,461-1,503

1,079 (0,533-2,184)

Entre 18 a 27 años

80 (13,4)

1,006 (0,519-1,952)

0,592 (0,245-1,431)

Más de 27 años

52 (8,7)

0,475 (0,209-1,079)

0,753 (0,290-1,953)

Tipo de contrato

Nombrado

419 (70,2)

1

1

Contratado

178 (29,8)

1,043 (0,718-1,515)

1,039 (0,657-1,643)

Nivel de enseñanza

Primaria

185 (31,4)

1

1

Secundaria

405 (68,6)

1,123 (0,772-1,633)

1,111 (0,701-1,761)

Tipo de institución educativa

Pública

541 (90,5)

1

1

Privada

57 (9,5)

0,653 (0,348-1,225)

0,869 (0,412-1,831)

Distrito

Perú

53 (8,8)

1

1

Carmen de la Legua

27 (4,5)

0,661 (0,224-1,946)

1,143 (0,303-4,306)

La Perla

50 (8,3)

0,991 (0,427-2,301)

1,853 (0,656-5,240)

Callao

195 (32,5)

0,979 (0,505-1,898)

1,148 (0,473-2,789)

Bellavista

42 (7,0)

0,925 (0,380-2,252)

0,888 (0,260-3,028)

La Punta

3 (0,5)

1,156 (0,098-13,684)

---

Ventanilla

230 (38,3)

1,381 (0,725-2,631)

1,779 (0,756-4,185)

Horas laborales semanales

Menos de 30 horas

162 (29,6)

1

1

30 horas

307 (56,1)

1,021 (0,678-1,537)

1,091 (0,653-1,824)

Más de 30 horas

78 (14,3)

1,088 (0,612-1,935)

1,144 (0,560-2,338)

Remuneración sin descuento

Hasta 900

10 (1,7)

1

1

Entre 901 a 1126

28 (4,8)

1,750 (0,373-8,210)

2,222 (0,393-12,555)

Entre 1127 a 1352

112 (19,1)

1,017 (0,248-4,171)

0,766 (0,150-3,907)

Entre 1353 a 1578

211 (36,1)

1,314 (0,330-5,229)

0,936 (0,191-4,576)

Entre 1579 a 1804

110 (18,8)

0,957 (0,233-3,935)

0,731 (0,143-3,745)

Más de 1804

114 (19,5)

1,034 (0,252-4,234)

0,701 (0,137-3,588)

Nota: OR = Odds Ratio; IC = Intervalo de confianza; *p < 0,05; **p < 0,01; ***p < 0,001.

Fuente: Elaboración propia, 2024.

La falta de asociación entre los factores laborales y la perpetración de violencia contra las mujeres indica que el riesgo de ejercer violencia no depende directamente de las condiciones de empleo de los docentes. Este hallazgo indica que la violencia de pareja podría estar más influenciada por factores personales o socioculturales que por el entorno laboral. No obstante, el rol de las instituciones educativas sigue siendo fundamental en la prevención, puesto que pueden promover espacios de formación y reflexión que contribuyan a modificar creencias y comportamientos que perpetúan la violencia.

Generalmente, los estudios sobre la perpetración de violencia contra las mujeres (VcM) se ha enfocado en la victimización, tomando como fuente de referencia el testimonio de las mujeres sobrevivientes de VcM (Zacarias et al., 2012). En investigaciones que incluyen a perpetradores, la información proviene de diversas fuentes: Testimonios de hombres condenados a medidas comunitarias por delitos contra su pareja y/o expareja (Cunha y Gonçalves, 2018), encuestas nacionales (Hembling y Andrinopoulos, 2014), programas de intervención (Cantos et al., 2015) y tratamientos (Meyer, 2018; Mach et al., 2020; Fernández-Montalvo et al., 2021). Estos estudios revelan características heterogéneas de los perpetradores, sugiriendo la existencia de múltiples perfiles en contextos diferentes.

Esta investigación se centra en los factores sociodemográficos y laborales asociados con la perpetración de la VcM, utilizando datos primarios de docentes hombres. Esto permite una exploración más detallada de esta realidad y el desarrollo de medidas más efectivas para la erradicación, dado que los perpetradores son una pieza clave en el diseño de políticas de prevención de VcM (Madureira et al., 2020).

La prevalencia de violencia contra las mujeres perpetrada por docentes de educación básica es del 32,3%. Aunque no existen estudios previos específicos sobre este grupo, investigaciones en otros sectores reportan prevalencias variables. En el Perú, Vara (2013) encontró que el 25% de los trabajadores hombres en el sector privado afirmaron haber ejercido violencia contra sus parejas o exparejas en los últimos 12 meses. En Ecuador, Vara (2022) reportó que el 27,3% de los hombres docentes o administrativos ejercieron violencia contra su pareja o expareja en universidades. Al ser los primeros datos sobre esta temática, no es posible determinar si esta prevalencia es superior o inferior a otras muestras. No obstante, estos hallazgos son clave para el diseño de estrategias de prevención primaria y secundaria en el sector educativo.

En cuanto a los factores sociodemográficos, se observó que estar en una situación de separación o divorcio en los últimos 12 meses o más, incrementa el riesgo de perpetración en más de cuatro veces en comparación con otros tipos de relación (enamorados, novios, casados o conviviente, y otros). Este hallazgo es consistente con estudios previos (Cunha y Gonçalves, 2018). La separación o divorcio no necesariamente conlleva al cese de la VcM, puesto que los vínculos persistentes como la crianza de los hijos (Fernández-Montalvo et al., 2021), bienes compartidos, obligaciones legales, persistencia de violencia psicológica (Vara-Horna, 2015), pueden mantener la violencia en curso.

La separación o divorcio tiende a disminuir la frecuencia y gravedad de la VcM (Abramsky et al., 2011), pero la violencia puede continuar hasta que la mujer se desligue del perpetrador o hasta que ambos decidan solucionar sus conflictos de pareja, a través de diferentes vías como negociación, evasión u obediencia (Kurdek, 1994).

En relación con la edad, los resultados muestran que tener una edad mayor de 55 años y tener posgrado podrían disminuir situaciones de perpetración de la VcM. La literatura muestra dos escenarios indistintos: Uno, donde la mayor edad está asociada con menor prevalencia de VcM (Camacho-Valadez y Pérez-García, 2013; Ribeiro y Andrade, 2016); y otro, donde la mayor edad se relaciona con mayor prevalencia (Hembling y Andrinopoulos, 2014). Esto evidencia que el rango de edad es variado en cuanto a experiencias de perpetración, por lo que es necesario incluir otras variables como valores, costumbres, adicciones (Cunha y Gonçalves, 2018), antecedentes psiquiátricos (Fernández-Montalvo et al., 2021), y características psicópatas (Cunha et al., 2020).

Los resultados indican que haber completado estudios de posgrado parece reducir el riesgo de perpetración de VcM. Este hallazgo difiere de algunos estudios que han identificado una mayor prevalencia de violencia en personas con niveles educativos más altos (Silva et al., 2013; Hembling y Andrinopoulos, 2014; Mach et al., 2020). Sin embargo, la mayoría de las investigaciones han señalado que un bajo nivel educativo está más asociado con la perpetración de VcM (Ribeiro y Andrade, 2016; Brasileiro y Barbosa, 2016; Scott y De Oliveira, 2018; Cunha y Gonçalves, 2018; Siria et al., 2021). Estas diferencias señalan que el nivel educativo, por sí solo, no es un factor determinante, sino que su impacto puede depender del contexto, de las características de la muestra y de otros factores individuales y sociales.

En esta investigación, los docentes con estudios de posgrado mostraron una menor probabilidad de ejercer violencia contra sus parejas o exparejas. Esto podría deberse a que una formación académica avanzada fomenta habilidades socioemocionales, pensamiento crítico y valores, que promueven relaciones más equitativas y no violentas.

En cuanto a los factores laborales, no se encontraron asociaciones significativas con la perpetración de VcM. Este resultado discrepa de otras investigaciones que han identificado que el empleo y los ingresos pueden incrementar o reducir la probabilidad de perpetración de VcM, dependiendo del contexto y las condiciones específicas (Silva et al., 2013; Cantos et al., 2015; Cunha y Gonçalves, 2018; Mach et al., 2020). Sin embargo, los hallazgos de este estudio refuerzan la idea de que la violencia no está determinada exclusivamente por factores económicos o laborales, sino que responde a dinámicas más complejas.

Estos hallazgos indican que los ingresos y la ocupación, por sí solos, no determinan la perpetración de VcM, sino que su impacto puede depender de otros factores individuales, relacionales y contextuales (Herreira et al., 2015). Aún es necesario profundizar en el análisis de los factores laborales para comprender mejor su posible influencia en la probabilidad de ejercer violencia.

Conclusiones

Este estudio aporta evidencia sobre la perpetración de violencia contra las mujeres en docentes de educación básica, un grupo poco explorado en la investigación. Se encontró que un 32,3% de los docentes ha ejercido algún tipo de violencia contra su pareja o expareja, siendo la violencia psicológica la más frecuente. Este hallazgo resalta la importancia de incorporar estrategias de prevención dentro del ámbito educativo, considerando el impacto que los docentes tienen en la formación de sus estudiantes.

En cuanto a los factores demográficos, se encontró que los docentes en situación de separación o divorcio tienen una mayor probabilidad de perpetración de VcM, lo que coincide con estudios previos que han identificado cambios en la estructura familiar como un factor de riesgo. Por otra parte, haber completado estudios de posgrado parece reducir la probabilidad de ejercer violencia. A diferencia de algunas investigaciones que han reportado una mayor prevalencia de violencia en personas con niveles educativos más altos, este estudio evidencia que una formación académica avanzada podría estar relacionada con el desarrollo de habilidades socioemocionales y una mayor conciencia sobre la equidad de género.

Con relación a los factores laborales, no se encontraron asociaciones significativas con la perpetración de VcM. Variables como la antigüedad en el trabajo, el tipo de contrato, el nivel de enseñanza y los ingresos, no mostraron relación con el riesgo de violencia. Estos resultados sugieren que la violencia no puede explicarse únicamente desde la estabilidad o condiciones laborales, sino que debe analizarse desde una perspectiva más amplia, considerando factores individuales, relacionales y socioculturales.

Esta investigación presenta algunas limitaciones que deben considerarse al interpretar los hallazgos. En primer lugar, el uso de autoinformes podría haber generado un sesgo de deseabilidad social, afectando la veracidad de las respuestas. Asimismo, la investigación se centró en una muestra específica de docentes en una sola región del Perú, lo que restringe la posibilidad de generalizar los resultados a nivel nacional o internacional. Aunque esta región reporta altos niveles de VcM, sería necesario ampliar la muestra a otras localidades para obtener una visión más representativa de la problemática.

Otra limitación radica en la falta de análisis de variables psicológicas, culturales y contextuales que podrían influir en la perpetración de VcM. Factores como creencias arraigadas sobre los roles de género, normas sociales que toleran la violencia y el impacto de la socialización en el comportamiento de los docentes, no fueron explorados en este estudio, pero podrían ser determinantes clave en la comprensión de esta problemática. Asimismo, la incorporación de variables relacionadas con la salud mental de los agresores permitiría identificar con mayor precisión factores de riesgo y diseñar estrategias de intervención más efectivas.

Los hallazgos de esta investigación pueden ser útiles para los responsables de políticas públicas en el diseño de estrategias para la prevención e intervención de la violencia. En particular, la formación profesional continua podría desempeñar un papel clave en la modificación de actitudes, comportamientos y habilidades socioemocionales, contribuyendo a la reducción de la VcM en el ámbito educativo.

Dado que la violencia contra la mujer es un problema complejo y multifactorial, es fundamental que futuras investigaciones amplíen su alcance a otras regiones y poblaciones. Esto permitiría analizar si los factores asociados a la perpetración de VcM varían según el contexto geográfico y socioeconómico, proporcionando evidencia más sólida para el desarrollo de políticas y programas preventivos adecuados a cada realidad.

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