Revista de Ciencias Sociales (RCS)

Vol. XXX, No. 4, Octubre - Diciembre 2024. pp. 144-158

FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431

Como citar: Hernández, B. R., Santiago, G. M., Castañeda, E., y Sepúlveda-Aguirre, J. (2024). Papel de las mujeres rurales emprendedoras: Contribución en cultivo de amaranto como patrimonio agroalimentario. Revista De Ciencias Sociales, XXX(4), 144-158.

 

Papel de las mujeres rurales emprendedoras: Contribución en cultivo de amaranto como patrimonio agroalimentario

 

Hernández Hernández, Beatriz Rebeca*

Santiago Martínez, Gisela M.**

Castañeda Hidalgo, Ernesto***

Sepúlveda-Aguirre, Jovany****

 

Resumen

 

El presente artículo describe las actividades que realizan las mujeres rurales desde el emprendimiento social para promover el cultivo de amaranto como patrimonio agroalimentario en Zimatlán de Álvarez, Oaxaca, México. Se empleó el diseño cualitativo, obteniendo datos primarios con la aplicación de entrevistas a 22 familias productoras de amaranto. Como resultado se registró que el 94,5% de las productoras consideran que la principal necesidad que soluciona el cultivo de amaranto es alimentaria. Se concluye que el papel de la mujer rural es realizar diversas actividades que van desde el huerto familiar, procesamiento de productos y/o comercialización, en el caso de las productoras de amaranto promueven y realizan actividades relacionadas a la producción, transformación y consumo del grano, son ellas quienes fomentan el consumo responsable al producir sus propios alimentos, y con ello fomentan la cultura alimentaria de productos nativos de la región de los Valles Centrales de Oaxaca en México.

 

Palabras clave: Mujeres emprendedoras: economía social y solidaria; desarrollo rural; patrimonio cultural inmaterial, cultivo de amaranto.

 

 

Role of rural women entrepreneurs: Contribution to amaranth cultivation as an agro-food heritage

 

Abstract

 

This article describes the activities carried out by rural women through social entrepreneurship to promote the cultivation of amaranth as an agro-food heritage in Zimatlán de Álvarez, Oaxaca, Mexico. A qualitative design was used, obtaining primary data by applying interviews to 22 amaranth-producing families. As a result, it was recorded that 94.5% of the producers consider that the main need that amaranth cultivation solves is food. It is concluded that the role of rural women is to carry out various activities ranging from the family garden, product processing and/or marketing. In the case of amaranth producers, they promote and carry out activities related to the production, transformation and consumption of the grain. They are the ones who promote responsible consumption by producing their own food, and thereby promote the food culture of native products from the Central Valleys region of Oaxaca in Mexico.

 

Keywords: Women entrepreneurs: social and solidarity economy; rural development; intangible cultural heritage, amaranth cultivation.

 

 

Introducción

En el área rural, en las últimas décadas se transitó de una sociedad agraria, en la cual predominaba el sector agropecuario, a una sociedad rural en donde este sector no sólo coexiste con otras actividades económicas, sino que es la actividad menos importante tanto en términos de la población económicamente activa involucrada, como del número de los hogares y del ingreso obtenido (Carton, 2009).

De acuerdo con el Banco Mundial (2020) en México a partir del año 1960 al 2017 la población rural ha disminuido con un promedio de 0,58% anual. Además, derivado de la Revolución Verde en 1943, se incorporó otros métodos de producción agrícola para aumentar la producción de alimentos y posteriormente enviara a otros países subdesarrollado que agudizó los problemas de hambre y pobreza (Herrera, 2012).

Sin embargo, las hambrunas continúan siendo un gran problema por resolver no sólo en algunos países de América Latina, sino también en países de África y Asia; aun cuando en la actualidad la tecnología (Todaro y Smith, 2020) y avances en ingeniería genética son notables. Paradójicamente no se han tenido los avances esperados en materia de cobertura alimentaria (Banerjee, Bénabou y Mookherjee, 2006) internacional, 178 millones de niños menores de cinco años padecían desnutrición crónica (baja talla para la edad), responsable aproximadamente de 3,5 millones de muertes. Sostiene que, en México cerca de 15 millones de niños padecen desnutrición y es prevaleciente en Estados de la región sur del país en zonas con gran población indígena.

Derivado de lo anterior, la planificación de las economías rurales y propuestas de sistemas de producción alternos al sistema económico convencional, cobran relevancia en el desarrollo local con una visión de adentro hacia afuera, con la posibilidad de crear nuevos escenarios de desarrollo inclusivo que integren lo rural en lo global (Marquez, 2002 ). En ese contexto, dentro del sector de la agroalimentación, los emprendimientos de economía social y solidaria pueden ser la agricultura urbana y/o comunitaria, colectivos de pequeños agricultores y/o ferias locales populares; además, tienen como objetivo fundamental incentivar el desarrollo local (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2014).

Conjuntamente, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 2016) hoy en día, la producción de alimentos a pequeña escala, la preservación de la biodiversidad, la recuperación de prácticas agroecológicas e incidencia en la soberanía alimentaria y nutricional lo desempeñan las mujeres rurales, quienes representan alrededor del 50% de la fuerza formal de producción de alimentos en el mundo.

En ese sentido, el presente artículo describe las actividades que realizan las mujeres rurales desde el emprendimiento social para promover el cultivo de amaranto como patrimonio agroalimentario. La interrogante que surge es: ¿De qué manera las mujeres rurales como emprendedoras sociales intervienen en la conservación del patrimonio agroalimentario? Para ello, el trabajo se divide en cuatro apartados, en el primero se detalla las teorías en las que se apoya la investigación; en el segundo, el proceso descriptivo y metodológico cualitativo utilizado; el tercero, muestra los resultados obtenidos y la principal discusión; y finalmente, se exponen las conclusiones derivadas del estudio.

 

1. Fundamentación teórica

1.1. Emprendimiento social

El estudio del emprendimiento social proyecta la incidencia de generar el cambio y la renovación en las sociedades. Es por ello, que el presente documento identifica a mujeres emprendedoras que actúen en áreas rurales, que busquen el bienestar en sus familias y comunidades a través del cultivo de amaranto.

El emprendimiento se ha estudiado desde dos enfoques, el primero de tradición americana; y el segundo, en tradición europea (Hoogendoorn, Pennings y Thurik, 2010). Se retoma el segundo de tradición europea, es decir en el tercer sector o la economía social donde la sociedad civil participa en los emprendimientos sociales. Emprendimientos considerados sin fines de lucro o cooperativa dedicada a la creación de impacto social para la comunidad y combina la generación de ingresos con las obras o actividades de participación de los beneficiarios (Nyssens, 2006; Calanchez et al., 2022).

Así mismo, se dice que la economía solidaria es un proyecto de acción colectiva con la perspectiva actual o potencial de construir un sistema económico alternativo que responda al principio ético de reproducción y desarrollo de la vida (Coraggio, 2016; Paz, Pinto y Araujo, 2023), y que hoy la economía social y solidaria (Ecosol) (Collin, 2008; Rocha, Julio y Semprun, 2021) se rige bajo el principio de sostenibilidad de la vida; es decir mejorar la calidad de vida en el aspecto económico y laboral donde se considere el ser humano, naturaleza y cultura.

En ese sentido, desde la economía social y solidaria la generación de valor social resuelve problemas sociales, propicia la satisfacción de todos los participantes del emprendimiento, misión de diversas instituciones y formas jurídicas, empresas privadas, empresas públicas o entidades sin fines de lucro (ONG, Asociaciones, Fundaciones, Cooperativas, entre otras) (Casani et al., 2013). Algunas cooperativas, mutualidades, sociedades laborales, empresas de inserción, centros especiales de empleo, sociedades agrarias, cofradías (Vega, 2014; Calle e Isaza, 2019).

Al respecto, en el área rural existen organizaciones económicas populares, pequeños grupos o asociaciones de personas y familias llamadas empresas sociales rurales, que juntan y gestionan en común sus escasos recursos para desarrollar conjuntamente actividades generadoras de ingresos o abastecedoras de bienes y servicios que satisfacen sus necesidades de subsistencia como lo establece Escalona (2009).

Siguiendo a Escalona (2009), se describen pequeños grupos y familias que gestionan modos alternativos de vida basados en la autogestión, la autosuficiencia, la diversidad, la democracia participativa y la equidad, por medio de los cuales los individuos, las familias, las comunidades, recuperan el control sobre los procesos que les afectan, es decir, disminuyen el riesgo al que los ha condenado a vivir la sociedad dominada por el capital (Toledo, 2009).

Es por ello, que desde la economía social y solidaria el emprendimiento social se considera el logro de objetivos sociales y creación de valor social a través de desarrollar actividades, servicios, diseño y comercialización de productos con la finalidad de contribuir en el bienestar de un grupo específico, una comunidad o una región; su evaluación de acuerdo a Benjumea (2012) son, primero la relación del propósito primordial, necesidades y problemas en las cuales el emprendimiento contribuye a solucionarlas.

El propósito primordial o finalidad, se constituye en el punto de partida para la construcción de la visión y el compromiso del emprendimiento para desarrollar una sólida identidad que permita atravesar nuevos desafíos a través de la mitigación de problemas, participación y cumplimiento de objetivos (Nicholls, 2009): a) Mitigación de problemas; crear coherencia entre el propósito primordial y las necesidades a satisfacer con la finalidad de dar solución a problemas sociales; b) participación; la implementación de procesos que permita asegurar recursos financieros y humanos para llegar a la misión; y, c) cumplimiento de objetivos; identificación, la recolección y la interpretación de información útil que permite tomar decisiones, gestión y ejecución por parte de los responsables.

Ahora bien, el emprendimiento social al cumplir objetivos sociales contribuye en el bienestar de una comunidad o grupo específico como puede ser población excluida del mercado laboral. Un ejemplo de ello son las mujeres que registra la Fundación COPADE. Ese grupo de mujeres mostraron ser autónomas y apuestan por iniciativas para ofertar productos o servicios faltantes en su entorno, papel fundamental que desempeñan las mujeres rurales.

En ese sentido, el papel que desempeñan las mujeres se presenta en acciones vinculadas a la alimentación, la salud, y la forma de vida en la casa, por ejemplo, la adquisición de alimentos en redes y/o mercados solidarios, o el cuidado de la salud, a través de la recuperación de estrategias de cuidado colectivo y uso de medicina tradicional y alternativa (Toledo 2009). Ahora bien, en áreas rurales con altos índices de desempleo las mujeres abastecen hortalizas de sus parcelas a zonas periurbanas a la ciudad como fuente de ingresos para el sustento de sus familias. Es decir, es una numerosa fuerza de trabajo que reside en el campo (Alonso, 2000).

 

1.2. Mujer rural

Las mujeres de las zonas rurales desempeñan un papel de pluriactividad (Siles, Freitas y Alemán, 2003) debido a que, en muchas ocasiones realizan una triple jornada; trabajo no doméstico, trabajo doméstico y dedicación a la agricultura, ganadería u otras actividades comerciales, es decir la participación de la mujer en diversas áreas productivas, reproductivas y administrativas.

En la actualidad, la autonomía, el riesgo y la iniciativa emprendedora ya no se ven como algo exclusivo de la identidad masculina (Varela y Traba, 2007) y que es asumido por mujeres que son capaces de emprender proyectos que van acordes con su forma de ver la vida. En el tema de alimentación, los huertos familiares representan una fuente de abastecimiento e ingresos para hogares rurales y urbanos con escasos recursos, son espacios manipulados principalmente por mujeres donde conservan diversas especies, variedades y técnicas de cultivo, les permiten abastecer hortalizas y complementar y enriquecer la dieta de las familias (Sprenger, 2000).

En el caso del consumo de alimentos en México tiene tendencia a la pérdida de la cultura alimentaria debido a la influencia de nuevas formas de consumo de las ciudades cercanas a áreas rurales (Escalona, 2009). Ante este escenario, el sector agropecuario tiene el desafío de producir alimentos que respondan a la creciente demanda de consumidores por productos locales, de alta diversidad, y producidos sustentablemente, así mismo, fomentar iniciativas que se enfoquen en la protección, valorización y uso sustentable del patrimonio agroalimentario y cultural (Oficina de Estudios y Políticas Agrarias Chile [ODEPA], 2020).

 

1.3. Patrimonio agroalimentario

El patrimonio cultural se concibe como aquello que socialmente se considera digno de conservación independientemente de su interés utilitario (Prats, 1998). Los valores intangibles de las comunidades rurales son el estilo e identidad culinaria, elementos que las culturas de las familias, localidades y regiones gestan, conservan y expanden y caracterizan un territorio o lugar. Un alimento para el ser humano será considerado patrimonio por una comunidad, cuando ésta lo adopte en su dieta de manera continua por su valor nutricional, simbólico, de creación y fortalecimiento de la identidad cultural de sus pobladores (Echeverría, 2015; Phillipi, 2015).

Por lo tanto, hablar de patrimonio agroalimentario es referirse a la producción y procedimiento de alimentos dentro de un sistema cultural con significado histórico y simbólico. Contribuye a la revalorización continua de las entidades y culturas de los pueblos, se constituye como el capital cultural de las sociedades contemporáneas y, también es fuente de inspiración para la creatividad y la innovación de productos culturales contemporáneos y futuros (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO], 2014).

 

1.4. El amaranto como patrimonio cultural inmaterial

El patrimonio cultural se refiere a la cultura y bienes intangibles acumulados y heredados por un grupo social de un territorio específico (Pohlenz, 2013). El enfoque biocultural en México es estratégico para la conservación y el desarrollo sustentable alrededor de los pueblos indígenas y una de las líneas estratégicas para el manejo sustentable de los recursos naturales (biodiversidad, suelos, recursos hídricos, servicios ambientales) (Boege, 2008). La relevancia del concepto de patrimonio cultural inmaterial recae en el marco de una constelación de ideas actuales, libertad cultural, diversidad cultural, choque y diálogo de las civilizaciones y conocimientos indígenas (Arizpe, 2011).

En esta temática se sitúa el amaranto. Cultivo que en México han persistido a lo largo de los años gracias a que algunas comunidades indígenas continuaron cultivando en áreas poco accesibles. Su consumo ha sido un símbolo cultural y memoria histórica para diversas comunidades, principalmente en el pueblo de Santiago Tulyehualco (Espitia, 2016), derivado de ello, fue reconocido como Patrimonio Cultural Intangible en la ciudad de México.

En el 2016 la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH muestran 50 fósiles de semillas prehispánicas entre ellas el Amaranto que datan desde aproximadamente nueve mil años, encontradas en las cuevas de Coxcatlán en Tehuacán (Puebla) y de Guila Naquitz (Oaxaca); se trata del origen de la agricultura en el país (Retodiario, 2016), y todos los saberes que se conservan para haber trasformado el Amaranto en un dulce exquisito (Paul, 2016).

Actualmente el Amaranto ha sido revalorado por su contenido nutricional, características agronómicas y fácil manejo para procesarlo, así como diversos usos (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad [CONABIO], 2020), a los cuales pueden destinarse, algunas son graníferas, hortícolas, tintóreas, medicinales, ornamentales y otras malezas (Añón, 2014), tal como se observa en la Figura I.

 

 

 

 

 

 


Fuente: Elaboración propia, 2024.

Figura I: Amaranto variedad Areli

En las zonas rurales existe mayor ventaja que permite desarrollar estrategias de producción y calidad vinculadas al territorio, a diferencia de otros ámbitos geográficos (Hernández-Hernández, Regino-Maldonado y Miguel-Velasco, 2020). Ante ello, desde la sociedad civil empresas sociales rurales y grupos de mujeres o algunas comunidades, diversifican productos derivados del Amaranto en sus diferentes presentaciones (semilla, planta, hojas) situado como uno de los alimentos con alto potencial agroalimentario (De Jesús et al., 2017).

Todas esas iniciativas, apuestan que la diferenciación socio cultural, presente en las prácticas tradicionales de producción y conservación de alimentos, apoyarían a desvincular la demanda de comida procesada (Sanz, 2002), representando una fuente nutricional importante para las personas con desnutrición u obesidad en México (Shamah, Amaya y Cuevas, 2015).

 

2. Metodología

El objetivo del presente artículo es describir las actividades que realizan las mujeres rurales desde el emprendimiento social para promover el cultivo de amaranto como patrimonio agroalimentario. En ese sentido, el tipo de investigación fue cualitativa, ésta abarca el estudio, uso y recolección de materiales empíricos que permiten mayor acercamiento al objeto de estudio (Vasilanchis, 2006), como estrategia para abordar los fenómenos del mismo (Yin, 2017). De acuerdo con lo anterior, el presente documento plantea como hipótesis central H1. Las productoras de amaranto como emprendedoras sociales rurales promueven la conservación del cultivo como patrimonio agroalimentario de la humanidad (ver Figura II).

 

 

 

 

 

 


Fuente: Elaboración propia, 2024 con base en Nicholls (2009); Benjumea (2012); Toledo (2012); Echeverría (2015); y, Phillipi (2015).

Figura II: Modelo teórico metodológico. Mujer rural emprendedora y patrimonio agroalimentario

Para describir y explicar las variables a investigar la unidad de análisis fueron 22 productoras de Amaranto que colaboran con la ESR Centéotl A.C. Para conocer las actividades que realizan las productoras como mujeres emprendedoras en el medio rural se utilizaron dos técnicas de recolección de información: La primera, observación participante, técnica que permitió la obtención de información y datos de modo sistemático, la selección del escenario social (Taylor y Bogdan, 2000). La segunda, una entrevista semiestructurada que se aplicó en el periodo enero-abril 2022 a través del análisis de percepción.

Esta entrevista se conformó de 28 preguntas, 18 interrogaciones permitieron investigar sobre la variable emprendimiento social, principal interés en el cultivo de amaranto y actividades que realizan para brindar alimentación a sus familias y comunidades; y las siguientes 10 interrogantes consintieron conocer de qué manera contribuyen a la conservación de este alimento como patrimonio agroalimentario.

Para el análisis de la información, los datos recolectados por medio de la entrevista fueron transformados en cuantitativos y se concentró una base de datos en el paquete estadístico IBM (SPSS) v.25 y Microsoft Excel 2013, mismos que permitieron la elaboración de indicadores para determinar la frecuencia de acuerdo a la percepción del productor, y mediante la estadística descriptiva, se determinó como afirmación aquellas respuestas con más del 50 por ciento, éstas ayudaban a precisar que las productoras de Amaranto como emprendedoras sociales rurales promueven la conservación del cultivo como patrimonio agroalimentario.

 

3. Resultados y discusión

El trabajo de campo implicó visitas a las comunidades y la aplicación de entrevistas a una muestra de 22 familias productoras de Amaranto de las localidades: El Carmen, la Guadalupe, Maguey Largo, San Jerónimo Taviche, Rio Lima, Santa Ana Zegache, pertenecen a la región de Valles Centrales de Oaxaca, los cultivos en esta región son de temporal y riego; las comunidades Rancho Viejo, Santa María Lachixío, Sección cuarta, pertenecen a la región de la sierra sur de Oaxaca, en esta región se dispone de mayor volumen de agua para el riego de los cultivos.

De las localidades anteriores, las comunidades con mayor número de productores fueron El Carmen Santa Inés del Monte 18,92%, Santa María Lachixío 16,22% y Rancho Viejo 16,22%, Villa Sola de Vega. En cuanto al nivel de estudio, las productoras tienen primaria terminada 64,86%. El 54,05% de las productoras son amas de casa y casadas 97,30%. El 48,6% llevan entre 5 y 10 años cultivando Amaranto y el 24,3% de 1-5 años, esto se debe al inicio del programa de Amaranto en su comunidad.

 

3.1. Emprendimiento social

La variable emprendimiento social presente en las actividades que realizan las mujeres rurales para impulsar y continuar con el cultivo de Amaranto, para asegurar la alimentación de la población en sus familias y comunidades, quedó integrada por dos dimensiones: a) Finalidad primordial definida por tres indicadores; y, b) creación de valor económico por tres indicadores (ver Cuadro 1).

Cuadro 1

Tabla de resultados de la entrevista

VARIABLE

DIMENSIÓN

INDICADOR

MUJER

RURAL EMPRENDEDORA

 

Finalidad primordial

Mitigación de problemas

AFIRMACIÓN CON MÁS EL 50%

 

94,59% considera que la principal necesidad que soluciona el cultivo de amaranto es alimentaria.

 

54,05% organiza  1 vez a  la semana actividades de limpieza en su comunidad.

 

100% considera importante la difusión del consumo de amaranto para que varias familias mejoren su alimentación.

 

86.49% estuvieron totalmente de acuerdo que el emprender el cultivo de amaranto contribuye a mitigar problemas de salud y alimentación.

 

DIMENSIÓN

INDICADOR

 

Finalidad primordial

Participación

 

AFIRMACIÓN CON MÁS EL 50%

 

70,27% pertenece o ha participado a alguna organización con giro agropecuario.

 

83,78% estuvo totalmente de acuerdo que los apoyos otorgados por Centéotl son de gran importancia para continuar con la producción.

 

86,49% estuvo totalmente de acuerdo que los talleres y capacitaciones impartidas por Centéotl son de gran importancia para mejorar su producción.

 

81,08% estuvo totalmente de acuerdo que la capacitación técnica impartida por Centéotl es de gran importancia para combatir plagas o mejorar su producción.

 

DIMENSIÓN

INDICADOR

 

Finalidad primordial

Cumplimiento de objetivos

 

AFIRMACIÓN CON MÁS EL 50%

 

83,8% consideran que el trabajo en equipo ha sido impulsado por la ESR Centéotl

 

83,8% considera que a través de la capacitación y talleres para la producción y transformación de amaranto habilidades de emprendimiento social.

 

81,1% considera que es de vital importancia la alianza de redes institucionales para la promoción de amaranto.

 

DIMENSIÓN

INDICADOR

PATRIMONIO

AGROALIMENTARIO

 

Técnicas de producción

Producción

AFIRMACIÓN CON MÁS EL 50%

 

91,89% destinan una hectárea en dimensión de terreno para el cultivo de amaranto.

 

43,42% identifican que la principal dificultad que tiene el cultivo

de amaranto son las plagas.

 

DIMENSIÓN

INDICADOR

 

Técnicas de producción

Recolección

 

AFIRMACIÓN CON MÁS EL 50%

 

78,38% tiempo dedicado a la recolecta del grano.

 

45,95% considera importante programar las actividades para el cultivo.

 

DIMENSIÓN

INDICADOR

 

Conocimientos en la preparación
de alimentos derivados de amaranto.

Experiencia  en la preparación de alimentos.

 

AFIRMACIÓN CON MÁS EL 50%

 

70,27% prepara 2 veces por semana alimentos preparados con harina de amaranto.

 

DIMENSIÓN

INDICADOR

 

Conocimientos en la preparación
de alimentos derivados de amaranto.

Desarrollo  cultural comunitario

 

AFIRMACIÓN CON MÁS EL 50%

 

91,89% considera que proyectos productivos y solidarios como lo es el de amaranto apoyarían el desarrollo económico y social de su comunidad.

 

81,08% propone que actividades sociales, recreativas  o de formación, promoverían el interés en el consumo y producción de amaranto

 

      

Fuente: Elaboración propia, 2024.

 

a. Finalidad primordial

La finalidad primordial, como dimensión del emprendimiento social, fue analizada a través del conjunto de 3 indicadores: Mitigación de problemas, participación y cumplimiento de objetivos.

 

a.1. Mitigación de problemas

En mitigación de problemas se observó lo siguiente: Las productoras de Amaranto consideran que las principales necesidades que solucionan en sus familias y comunidades fueron alimentaria 94,5% y económica 5,4% (ver Cuadro 1). Las productoras de Amaranto como grupo de trabajo se organizan y realizan una vez por semana 54,05% recolección de basura, reciclaje o alguna actividad relacionada a cuidar al medio ambiente dentro de su comunidad.

Todas las productoras están totalmente de acuerdo en que la difusión del consumo de Amaranto es de vital importancia 100% para su consumo y continuidad del cultivo. El 86,49% de las productoras están totalmente de acuerdo que el emprender actividades para la producción de Amaranto ayuda a mitigar necesidades básicas de alimentación y salud en sus familias y comunidades.

 

a.2. Participación

En Participación de problemas se observó lo siguiente: El 70,27% de las productoras si participan o participaron en una organización con actividades agropecuarias, PESA y se identifican con Centéotl; mientras que 29,73% no. El 83,78% de las productoras estuvieron totalmente de acuerdo que el apoyo técnico y material otorgado por la ESR Centéotl son necesario para su trabajo. El 86,5% estuvo totalmente de acuerdo que las capacitaciones y talleres otorgados por la ESR Centéotl son importantes para su trabajo y 81,08% que la capacitación técnica les ayuda a mejorar su producción (ver Cuadro 1).

 

a.3. Cumplimiento de objetivos

En Cumplimiento de objetivos se observó lo siguiente: El 83,8% respondieron que se encuentran en total acuerdo que la ESR Centéotl propicia el trabajo en equipo, así mismo el 83,8% adquiere habilidades de emprendimiento; además, 81,1% considera que es de vital importancia la alianza de redes institucionales para la promoción de Amaranto (ver Cuadro 1).

 

3.2. Patrimonio agroalimentario

La variable Patrimonio agroalimentario presente en las actividades que realizan las productoras de Amaranto como emprendedoras sociales rurales para promover la conservación del cultivo, quedó integrada por dos dimensiones: a) Técnicas de producción definida por tres indicadores; y, b) conocimientos en el cultivo de Amaranto por dos indicadores.

 

a. Técnicas de producción

Técnicas de producción como dimensión de patrimonio agroalimentario, fue analizado a través del conjunto de 3 indicadores: Producción, recolección y consumo.

 

a.1. Producción

En producción se observó lo siguiente: Las productoras de Amaranto destina una parcela exclusiva para el Amaranto 91,89% (ver Cuadro 1). Las principales dificultades que presentó el cultivo de Amaranto fueron: 43,24% plagas; 27,03% ninguna; 24,32% falta de agua; y, 5,41% el clima.

 

a.2. Recolección

En recolección se observó lo siguiente: El 78,38% de las productoras destinan un promedio de tiempo entre 6-8 horas para la recolecta del grano de Amaranto (ver Cuadro 1). El 45,95% de las productoras estuvo totalmente de acuerdo en la importancia de programar sus actividades dedicadas al cultivo de Amaranto.

 

a.3. Consumo

En consuno se observó lo siguiente: El 97,3% de las productoras consideran la planta del Amaranto con mayor calidad nutricional (ver Cuadro 1). El 81,08% mencionó que la mejor presentación de consumir Amaranto es todas las anteriores (semilla, harina, cereal, hojas). El 70,27% recomienda el consumo de Amaranto diario, 13,51% 2 veces a la semana, 10,81% 1 vez a la semana, 2,70% otro, y 2,70% 3 o 4 veces a la semana.

 

b. Conocimientos en la preparación de alimentos derivados amaranto

El conocimiento en el cultivo de Amaranto como dimensión de patrimonio agroalimentario, fue analizado a través del conjunto de 2 indicadores: Experiencia en la preparación de alimentos derivados del amaranto y Desarrollo cultural comunitario.

 

b.1. Experiencia en la preparación de alimentos derivados del Amaranto

El 70,27% consume 2 veces por semana alimentos preparados con Amaranto, 10,81% 1 vez por semana, 10,81% 3 o 4 veces por semana, y 8,11% no lo consumen con frecuencia.

 

b.2. Desarrollo cultural comunitario

El 91,89% considera que proyectos productivos y solidarios como el Amaranto son fundamentales para el desarrollo cultural y económico de su comunidad (ver Cuadro 1). El 81,08% considera que una forma de apoyar a su comunidad es organizar y desarrollar actividades sociales en temas de Amaranto para que toda la población lo cultive y lo adopte como parte de su alimentación. Para comprobar la hipótesis planteada H1. Las productoras de amaranto como emprendedoras sociales rurales promueven la conservación del cultivo como patrimonio agroalimentario de la humanidad, se sigue un procedimiento analítico, descriptivo y documental considerando las respuestas que contribuían afirmativamente con más del 50 por ciento.

Las mujeres rurales consideran emprender el cultivo de Amaranto con doble finalidad, por un lado, aminorar la desnutrición, por ello sugieren la difusión de su consumo. Consideran importante participar en diversos talleres y capacitaciones en el sector agrícola que les apoyen en mejorar su producción, como lo reciben de Cénteotl para la producción, transformación y consumo de Amaranto. Además, consideran que esos espacios les permiten fomentar el trabajo en equipo, desarrollar ideas creativas para la transformación de Amaranto, derivado de ello ampliar su recetario, darle un valor agregado al grano y emprender su propio negocio.

Por otro lado, una vez obtenido el grano para autoconsumo al excedente pueden darle valor agregado y derivado que es un cultivo anual los gastos son generados una sola vez y esto les permite vender en los diferentes mercados locales o directamente a la empresa Amaranto de Mesoamérica y obtener ingresos para invertir en otro ciclo de cultivo o productos de la canasta básica.

En relación al patrimonio agroalimentario, las mujeres rurales son las interesadas en mejorar y aprender las técnicas de producción y para ello; destinan una hectárea exclusiva para ese cultivo, programan sus actividades para la recolecta del grano y destinan alrededor de 6-8 horas al día. Al ser un producto con alto aporte nutricional recomiendan su consumo en sus diferentes presentaciones semilla, tallo y hoja. Han diversificado la preparación de alimentos derivados del Amaranto, es por ello que recomiendan adoptarlo en su dieta diaria por su fácil preparación.

Consideran importante desarrollar e implementar proyectos productivos solidarios y promover actividades sociales, recreativas o de formación, que ayuden a la conservación del Amaranto como patrimonio agroalimentario. Derivado de lo anterior, se acepta la H1. Las productoras de amaranto como emprendedoras sociales rurales promueven la conservación del cultivo como patrimonio agroalimentario de la humanidad.

Las mujeres rurales emprendedoras establecen como propósito primordial cultivar Amaranto para mitigar problemas de alimentación, participar en grupos de trabajo, desempeñar rol de liderazgo y con ello cumplir objetivos de auto realización personal como dirigente, u organizadora. Sin embargo, para crear valor económico no es su finalidad, debido a que no amplían su mercado, no aumentan su producción y no invierten más de lo establecido para esa cosecha anual. Han adoptado el cultivo de Amaranto como agricultura de subsistencia y actividad económica complementaria. Con la finalidad de motivar y acercar más a la mujer rural con asociaciones civiles o conformar su propia asociación o grupo de trabajo para que no abandonen esta práctica, que les ha ayudado a mejorar su alimentación y obtener ingresos de manera complementaria.

 

Conclusiones

Como se revisó anteriormente, el emprendimiento social construye, evalúa y persigue oportunidades para el cambio social. Considera el logro de objetivos sociales y creación de valor social y económico a través de desarrollar actividades, servicios, diseño y comercialización de productos con la finalidad de contribuir en el bienestar de un grupo, comunidad o región.

El papel de la mujer rural es realizar diversas actividades que van desde el huerto familiar, procesamiento de productos y/o comercialización, en el caso de las productoras de Amaranto promueven y realizan actividades relacionadas a la producción, transformación y consumo del grano, son ellas quienes fomentan el consumo responsable al producir sus propios alimentos, y con ello promueven la cultura alimentaria de productos nativos de la región.

Al desarrollar actividades de promoción de consumo de Amaranto, organizan talleres para la transformación, además dan un valor agregado al grano con el tostado de manera artesanal con la finalidad de crear un valor económico al producto. Participan en talleres participativos relacionados a la producción de Amaranto, y forman grupos de trabajo para la continuidad del cultivo, de esta manera intervienen en la conservación del patrimonio agroalimentario.

Otro aspecto importante es la educación informal, ellas se capacitan, aprenden e innovan a través de la tradición y herencia entre las familias y la comunidad, combinan esta educación con la asistencia técnica que les brinda Centéotl. Es por ello, que se identifican y valoran a sí mismas y a su trabajo, así como la forma en que producen sus propios alimentos, de ahí el papel que desempeñan las mujeres rurales en el sector agroalimentario y su importancia de proteger e incrementar el acceso y control sobre la tierra y reducir la brecha en el acceso a los insumos, la educación y los mercados desde una perspectiva de género.

 

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* Doctora en Ciencias en Desarrollo Regional y Tecnológico. Profesora Investigadora en el Tecnológico Nacional de México, Ciudad de México, México y en el Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca, Xoxocotlán, México. E-mail: beatrizrebecahernandez@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0804-7888

 

** Doctora en Ciencias en Desarrollo Regional y Tecnológico. Profesora Investigadora en el Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca, Xoxocotlán, México y en el Tecnológico Nacional de México, Ciudad de México, México. E-mail: gisela.sm@voaxaca.tecnm.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0064-7010

 

*** Doctor en Ciencias en Estrategias para el Desarrollo Agrícola Regional. Profesor Investigador en el Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca, Xoxocotlán, México y en el Tecnológico Nacional de México, Ciudad de México, México. E-mail: ernesto.ch@voaxaca.tecnm.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9296-1439

 

**** Magister en Gestión de la Innovación Tecnológica, Cooperación y Desarrollo. Profesor Investigador y Vicerrector de Investigación en la Corporación Universitaria Americana, Medellín, Colombia. E-mail: jasepulveda@americana.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1047-6673

 

 

Recibido: 2024-06-13                · Aceptado: 2024-08-31