Revista de Ciencias Sociales (RCS)

Vol. XXX, Número Especial 9, enero/junio 2024. pp. 380-395

FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431

 

Como citar: Pelegrín, N., Naranjo, M. R., Marín, L. R., y Cabezas, E. (2024). Concepción de la oferta turística rural en Ecuador: Su redimensionamiento durante el período pospandémico. Revista De Ciencias Sociales, XXX(Número Especial 9), 380-395.

 

Concepción de la oferta turística rural en Ecuador: Su redimensionamiento durante el período pospandémico

 

Pelegrín Entenza, Norberto*

Naranjo Llupart, María Rosa**

Marín Llaver, Leonardo Ramón***

Cabezas García, Ernesto****

 

Resumen

 

El turismo es un sector para considerar en el desarrollo de cualquier país, pues en todos los territorios existen recursos importantes, tanto económicos, humanos, institucionales como culturales, que pudieran ser utilizados racionalmente a favor del desarrollo turístico sostenible, partiendo de las diversas iniciativas locales que generan grandes oportunidades y formas de crecimiento económico. Es objetivo de este artículo valorar la oferta turística rural en Ecuador y su redimensionamiento durante el período pospandémico. Durante el proceso investigativo se aplicaron métodos y técnicas tales como análisis documental, análisis histórico-lógico y analítico-sintético. También el cálculo porcentual, tablas y gráficos. Como principales hallazgos se pueden citar: La demanda turística en el Ecuador, en estos momentos acentúa su interés a lo rural, y vivencial; la oferta turística rural debe ser auténtica y diversa, vinculando modernidad y tecnología; el turismo rural requiere la integración de todos los factores políticos, económicos y sociales, para alcanzar el éxito y generar beneficios comunes. En conclusión, este artículo corroboró que el turismo rural es un nicho de mercado de alto impacto para diversificar la economía ecuatoriana, restablecer los flujos turísticos, la preservación de las comunidades autóctonas y su cultura, toda vez, que se garantiza la protección de los ecosistemas existentes.

Palabras clave: Oferta turística rural; redimensionamiento; período post pandémico; comunidades autóctonas; desarrollo turístico sostenible.

 

 

Conception of the rural tourism offer in Ecuador: its resizing during the post-pandemic period

 

Abstract

 

Tourism is a sector to consider in the development of any country, since in all territories there are important resources, both economic, human, institutional and cultural, that could be used rationally in favor of sustainable tourism development, based on various local initiatives. that generate great opportunities and forms of economic growth. The objective of this article is to assess the rural tourism offer in Ecuador and its resizing during the post-pandemic period. During the investigative process, methods and techniques such as documentary analysis, historical-logical and analytical-synthetic analysis were applied. Also the percentage calculation, tables and graphs. The main findings include: Tourist demand in Ecuador currently accentuates its interest in rural and experiential aspects; The rural tourism offer must be authentic and diverse, linking modernity and technology; Rural tourism requires the integration of all political, economic and social factors to achieve success and generate common benefits. In conclusion, this article corroborated that rural tourism is a high-impact market niche to diversify the Ecuadorian economy, restore tourist flows, preserve native communities and their culture, while guaranteeing the protection of ecosystems. existing.

 

Keywords: Rural tourist offer; resizing; post-pandemic period; native communities; sustainable tourism development.

 

 

Introducción

El turismo se ha transformado gradualmente en una de las primordiales actividades del comercio internacional, y constituye una de las principales fuentes de ingresos de diversos países. Este crecimiento va paralelo al aumento de la diversificación y de la competencia entre los destinos.

En este sentido, resulta importante señalar que la expansión general del turismo crece a una velocidad acelerada y ha sido provechosa, desde el punto de vista económico, sociológico, cultural y de empleo, para muchos sectores de la sociedad, desde la construcción hasta la agricultura o el desarrollo tecnológico.

Ecuador, no está exento de este alcance, por lo que el turismo rural en este país, se considera un componente medular para favorecer la esfera socioeconómica y ambiental de muchos territorios, desde la dimensión de sostenibilidad, pues, puede como ningún otro sector contribuir a disminuir la pobreza rural. Al respecto, Bumbila (2021) manifiesta que “la extensa riqueza natural y cultural del país, que acumula destinos heterogéneamente diversos, entre sitios históricos, espacios rurales o zonas de costas, sol y playa, en distintas regiones” (p. 402), contribuye a la atracción de turistas fomentando el crecimiento de esta actividad de manera sostenible.

La Organización Mundial del Turismo (OMT, 2020), reconoce la capacidad del turismo para impulsar el desarrollo del medio rural, y considera que el turismo puede definirse también como un complemento importante de las actividades económicas tradicionales, donde la agricultura, no escapa de este alcance.

En este sentido Pérez (2024), es del criterio que: “Las mejoras conceptuales sobre el emprendimiento rural durante los últimos veinticinco años de producción académica han estado asociadas con la revisión y la reinvención de las actividades, emprendimientos y empresas productivas en el sector rural” (p. 191).

A propósito de lo expuesto con anterioridad la OMT (2024), hace énfasis en que “el nuevo año trae nuevas oportunidades para el turismo mundial y ha determinado que las prioridades en esta ocasión para el sector son: inversión, formación, juventud, empoderamiento y sostenibilidad” (p. 2).

El término turismo rural suele emplearse cuando la cultura rural constituye un elemento clave del producto ofrecido. Las características esenciales de los productos del turismo rural deben obedecer al deseo de brindar a los visitantes un contacto personalizado, de ofrecerles la oportunidad de deleitarse del entorno físico y humano de los escenarios rurales y, de participar en las actividades que implican reconocimiento de sus tradiciones y estilos de vida de la población local.

Según lo expresado con anterioridad es útil subrayar que una de las líneas estratégicas que exhibe Ecuador relacionadas con el turismo rural, es el agroturismo, visto desde su relación con la prestación de servicios turísticos (alojamientos gastronómicos y actividades de ocio) coherentes con la actividad agropecuaria, donde el turista puede participar.

Los autores de este artículo consideran que el agroturismo ofrece a los agricultores y a las comunidades rurales la oportunidad de integrar su trabajo agropecuario con actividades de turismo y ocio; por otra parte, estas actividades ponen en valor los trabajos tradicionales y artesanales, promueve la conservación y la difusión del patrimonio cultural. Se coincide con la Feria Internacional del Turismo (FITUR, 2024), al expresar que Ecuador es un país:

Ubicado estratégicamente en la región noroeste de América del Sur, la nación se ha destacado como un destino turístico único, ofreciendo a los viajeros una experiencia incomparable.

Desde las asombrosas Islas Galápagos hasta la selva amazónica, pasando por ciudades coloniales llenas de historia y playas paradisíacas, se ha ganado un lugar especial en el corazón de los amantes de la aventura y la exploración. (párr. 2-3)

 

Por lo antes expuesto, es objetivo de este artículo valorar la oferta turística rural en Ecuador y su redimensionamiento durante el período pospandémico.

 

1. Fundamentación teórica

1.1. El período pospandémico: Retos y perspectivas

El escenario pospandémico, impone con inmediatez, la adopción de medidas económicas viables que permitan restablecer en el menor tiempo posible, la eficacia de las operaciones comerciales, las economías y los encadenamientos productivos de la actividad turística.

En este nuevo escenario, los productores de bienes y servicios desempeñan un papel protagónico, por lo que se hace necesario lograr alianzas provechosas con proveedores y clientes, atendiendo sus nuevas exigencias y necesidades, como elemento de fidelización y de posicionamiento de marca. Al respecto, García-Madurga, Grilló-Méndez y Morte-Nadal (2020), reconocen que:

Si bien la necesidad de generar resultados en un entorno de tan alta incertidumbre ha supuesto una extraordinaria presión para las personas responsables de la toma de decisiones, los confinamientos y la disminución del número de actividades operativas les han liberado tiempo y permitido reflexionar a nivel estratégico y, en particular, analizar cómo la innovación, en sus distintas expresiones, puede contribuir al futuro sostenible de sus organizaciones. (p. 63)

 

A partir del planteamiento anterior, se puede decir que el turismo, constituye una magnífica oportunidad para emprender transformaciones a escala local y dinamizar la vida financiera de las naciones, a través de su gran capacidad para generar emprendimientos, que gestionen los atractivos turísticos, facilidades y la accesibilidad de los productos, servicios y destinos turísticos.

La COVID-19, sosegó de manera abrupta las actividades productivas y comerciales del mundo, condujo a una crisis laboral y social que puso a prueba la capacidad de los gobiernos y del sector turístico en particular, para reinventarse acudiendo a la creatividad y a la innovación, para enfrentar un escenario muy dinámico y complejo. Se concuerda con Meza (2020), en que “adoptar un nuevo camino para ofrecer un turismo seguro para todos, será muy valioso para rescatar a esta industria de la depresión que padece” (p. 9).

En relación con lo citado anteriormente, Padilla et al. (2021), son del criterio que “se evidenció una importante reducción de la actividad turística, particularizándose en el tráfico aéreo de pasajeros y la actividad hotelera” (p. 207), transformando el crecimiento del sector en una situación de colapso. Según Llugsha y Camacho (2021), en Ecuador a causa de la pandemia del COVID-19 los ingresos que se percibían por el sector turismo disminuyeron en un 80% en el año 2020, lo cual ocasionó el cierre de diversos negocios como restaurantes, tiendas, agencias de viajes, entre otros. Además, causó la desaparición de puestos de trabajos, pérdidas económicas, las cuales también implicaron una disminución de los ingresos que van a parar a manos de los gobiernos.

En correspondencia con esto, Quevedo-Vázquez et al. (2020) argumentan que como impactos de la COVID-19 en el sector turístico ecuatoriano, el promedio acumulado de pérdida total “asciende a los 32716, 35 USD, son los alojamientos, con 68005.59 USD, y el transporte turístico, con 32716.34, los más afectados” (p. 1353).

Por otra parte, Gómez-Varela, Río y Rico (2020), reconocen que: “El proceso de reincorporación implica la adopción de estrategias que afectan al número y tipo de participantes, la distancia interpersonal, gestión de espacios, desinfección, barreras de protección, el diseño de actividades y guiado de clientes” (p. 1).

Se concuerda con Proaño-Lucero, López-Paredes y Chérrez-Bahamonde (2021); y, Loor, Plaza y Medina (2021), en que las prioridades políticas clave durante este período de transición en Ecuador, estuvieron referidas a: Restaurar la confianza de los viajeros y ayudar a las empresas turísticas a adaptarse y sobrevivir; mantener el turismo nacional y apoyar el retorno seguro del turismo internacional; reconocer la relación existente entre la salud y un destino seguro; proporcionar información clara y limitar la incertidumbre (en la medida de lo posible); evolución de las medidas de respuesta para mantener la capacidad en el sector y abordar las brechas en los apoyos; construir un turismo más resiliente y sostenible. En este sentido, Cabanilla et al. (2021), aseguran que:

El impacto ha sido de grandes magnitudes. Un desplome en el funcionamiento del sistema turístico de hasta un 95%, con etapas de recuperación diversas a nivel mundial, son un reto para todos los territorios que dependen en mayor o menor medida de este sector productivo. (p. 64)

 

Esta temática también fue objeto de análisis de Vega, Castro y Romero (2020), quienes determinaron que Argentina y Perú son los países más afectados en cuanto a la depresión del turismo, pues Perú, Brasil, Chile, Ecuador y México, son los más perjudicados respecto a la cifra de fallecidos por Covid-19 por millón de habitantes.

La estrategia planteada por el Ministerio de Turismo del Ecuador estuvo basada en tres ejes para dinamizar el turismo: La reactivación de destinos, protocolos de bioseguridad y acceso a financiamiento. Se coincide con Toledo (2021), al exponer que:

En principio, el tipo de turismo que se impulsará es el interno, y sus modalidades que se desarrollan generalmente en la parte rural como el agroturismo, turismo de naturaleza, turismo de aventura, entre otros, para esto, esta cartera de estado creará una campaña denominada “Ecuador desde sus raíces”, estrategia que pretende descubrir y promocionar esos lugares profundos del país, que pocos conocen y que pueden ser excelentes alternativas de reactivación turística local. (p. 6)

 

Los criterios expresados con anterioridad hacen reflexionar a los autores de este artículo y reconocer que el turismo rural, en los actuales momentos se presenta como una de las estrategias más transcendentales para el desarrollo rural, pues la empresa agroalimentaria, la agroindustria rural, la artesanía y la cocina tradicional, serán ofertas relevantes para impulsar el turismo, se plantean de esta forma directrices más factibles en el redimensionamiento del sector turístico, ante el escenario postcovid.

Es de destacar que el nuevo escenario cambió la percepción sobre la ruralidad, la sociedad y sobre el hombre como ser social, pues durante casi toda la vida, se consideró a los espacios rurales bajo una dimensión rígida, dogmática y poco desarrolladora, al concebirlo solo como proveedores de alimentos y materias primas para la industria, se consideraban escenarios anticuados, rústicos y algo resistentes a las transformaciones.

En los momentos actuales esta apreciación ha sido totalmente desplazada. Hoy se habla de “Una nueva ruralidad”, incluso se le atribuye diversidad de funciones socioeconómicas como resultado de estrategias políticas, económicas, ambientales y de gobernanza de desarrollo rural, puestas en práctica con mayor o menor acierto o desacierto, en diversos lugares a escala mundial. La situación sanitaria actual subrayó el valor de la agricultura en la seguridad y soberanía alimentaria mundial. En este sentido, Vilsack, (2020), secretario de la Agricultura de los EE. UU. reconoció que:

En ningún otro momento de nuestra historia reciente se ha destacado tanto el papel fundamental desempeñado por los agricultores y los fabricantes de alimentos. La mayoría de los estadounidenses cree que hemos perdido nuestra conexión colectiva con la agricultura, por lo que muchos de nosotros subestimamos el sorprendente esfuerzo que conlleva cultivar nuestros alimentos o cuidar un hato, generar un producto alimenticio terminado y realizar todas las acciones necesarias para llevarlo al mercado. Incluso en medio de una pandemia mundial, nuestros productores de alimentos y agricultores trabajan para superar grandes factores estresantes que afectan la cadena de suministro, a fin de asegurarnos el acceso a los alimentos requeridos. (párr. 2)

 

En relación con lo citado anteriormente, los autores de este artículo científico son del criterio que la agricultura disfruta hoy de una posición privilegiada para garantizar la seguridad alimentaria y suscitar la revitalización económica del campo. En este contexto, el turismo rural constituye una gran oportunidad para reactivar el mercado turístico y contribuir con creces a la salud de los habitantes de Ecuador.

Siguiendo esta misma línea de pensamiento, es oportuno señalar que se está de acuerdo con Zúñiga (2023), al ratificar que así la selección al momento de ir de vacaciones será a favor de los entornos rurales, lo cual posiblemente puede influir además, en el interés por llevar a cabo actividades congruentes con la producción agrícola, el uso de los recursos naturales, al igual que el territorio, así como elaboración y preparación de alimentos y agro-artesanías mediante talleres vivenciales, además de conocer la cosmovisión que sustenta muchas de las prácticas culturales de pueblos y comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes, entre otras.

Los juicios enunciados dejan ver que el turismo en zonas rurales ofrece importantes oportunidades de recuperación, por lo que es fundamental apoyar a las comunidades rurales que padecen las repercusiones económicas y sociales de esta pandemia. Lo expresado fue resaltado por Naranjo (2022), al confirmar que:

El Ministerio de Turismo del Ecuador (MINTUR) reconoce que el país es un destino turístico de referencia en el continente americano, con predominio de exuberantes paisajes y poseedor de una riqueza histórico-cultural seductora. Durante décadas se ha mantenido en la preferencia del mercado internacional y a pesar de la crisis pandémica cuenta con fortalezas que hacen posible emprender mejoras en la gestión de la actividad turística. (p. 2)

 

Lo cierto es, que la demanda turística ha cambiado, y el Ecuador, puede ofrecer al mundo experiencias memorables en sus exuberantes destinos de naturaleza, ello se convierte en una oportunidad de desarrollo para las comunidades autóctonas, que han de ver el turismo como fuente económica, sin perjudicar el apego y respeto a las raíces históricas culturales de la nación.

En correspondencia con lo anterior, Korstanje (2020) manifiesta que el ámbito rural, constituye preferencia, cuando la idea de lo urbano es sinónimo de peligro, justo lo que ha pasado, ante la propagación de la pandemia. Los turistas han cambiado sus preferencias, la seguridad químico-biológica, y la higiene general, es lo principal para disfrutar en sitios apacibles, confortables y relajantes, apartados de las ciudades y la concurrencia de visitantes.

Además, insiste en que, durante años los investigadores asumieron la creencia de que, en momentos de tensión o peligro, el destino turístico se paraliza. Ello quedó desestimado al demostrarse que, por el contrario, el turismo lejos de desaparecer cambia sus flujos hacia otros destinos. A propósito, según ONU Turismo “el turismo internacional alcanzó en el año 2023 el 88% de las llegadas que se registraron antes de la pandemia (2019), con 1.300 millones de llegadas internacionales (lo que supone un importante crecimiento del 34% sobre las cifras de 2022)” (García, 2024, párr. 1).

Los últimos datos de la ONU Turismo (2024), también ponen de relieve el impacto económico de la recuperación turística. En 2023 los ingresos por turismo internacional alcanzaron los 1.4 billones US$ aproximadamente, el 93% de los ingresados por los destinos en el 2019, considerando que después de estos resultados favorables obtenidos en 2023, el turismo está bien enfocado para alcanzar los niveles que se registraban antes de la pandemia.

 

2. Metodología

Esta investigación se realizó bajo la metodología de enfoque mixto, puesto que, desde la perspectiva de los autores de este estudio, al utilizar tanto el tipo de investigación cuantitativa como el cualitativo, los puntos fuertes de cada enfoque compensan las debilidades del otro. Así mismo, facilitan una comprensión más completa y profunda del problema, además, de un mejor planteamiento al realizar instrumentos más completos y específicos conforme al tipo de estudio.

También, ayuda a indicar los hallazgos o cómo funcionan los procesos causales, brinda mayor veracidad y eficacia de los resultados, mayor creatividad en el desarrollo de la investigación, facilidad explicativa, mayor eficiencia en la recolección y el análisis de la información y más comprensión en los niveles de diversificación no visibles con un solo diseño. Asimismo, se realizó un estudio de tipo explicativo, pues, según Müggenburg y Pérez (2007), este tipo de estudio tiene relación causal; no sólo persigue describir o acercarse a un problema, sino que intenta encontrar las causas de este. Existen diseños experimentales y no experimentales. Es decir, “explican, contestan el por qué o la causa de presentación de determinado fenómeno o comportamiento, se trata de explicar la relación o asociación entre variables” (p. 36).

Es pertinente reconocer de acuerdo con lo citado con anterioridad, que este tipo de investigación aboga por que la información sea recolectada sin que se llegue a manipular, no es completamente experimental. También ofrece datos sobre el estado del problema y muestra de forma gradual los resultados, así como estudia los indicadores utilizados.

Durante el proceso investigativo se utilizaron los siguientes métodos: Análisis histórico-lógico, inductivo–deductivo y el analítico–sintético: Estos métodos facilitaron la construcción y análisis críticos de los referentes teóricos en torno a la oferta turística rural en Ecuador, para favorecer el desarrollo de acciones en aras de mejorar la situación constatada, de igual forma la valoración del contenido científico derivado de la investigación y el empleo de los documentos necesarios para profundizar en la temática objeto de estudio.

Entre los documentos revisados resultaron importantes para la constatación y verificación del problema objeto de investigación: Estudio del comportamiento del turismo nacional en el escenario COVID 19 (Ministerio de Turismo del Ecuador [MINTUR], 2020); Plan Nacional del Turismo 2030 (MINTUR, 2019).; Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Naciones Unidas, 2018); Tendencias del turismo para el 2024 (García, 2024); y, Estrategias post-COVID 19 para reactivar el Turismo local en el Ecuador.

En el artículo con el objetivo de corroborar la veracidad de los datos obtenidos se aplicaron métodos estadísticos y de procesamiento matemático. De la estadística descriptiva: Se utilizaron gráficos en la presentación de los resultados procedentes de la aplicación de los instrumentos seleccionados, para obtener una mejor interpretación de estos.

 

3. Resultados y discusión

El turismo es una actividad encaminada a la satisfacción de expectativas y deseos de ocio en las personas, esencia que favorece la consolidación y auge de emprendimientos diversos, a través de la integración de factores económicos, políticos, sociales y ambientales, en sinergia común para el éxito y sostenibilidad de los productos y destinos turísticos.

En este sentido, Vernaza y Cruel (2024), advierten que: “El uso, explotación y aprovechamiento de los recursos naturales debe hacerse de modo racional, sustentable y sostenible, la vida humana debe vivirse en armonía con la naturaleza de conformidad con los principios del buen vivir” (p. 287).

La industria sin chimeneas, posee una alta resiliencia y crecimiento mercantil; es generadora del 7% del comercio global, y ha creado millones de puestos de trabajo, directa e indirectamente (OMT, 2024), cuya profesionalización y especialización ha derivado en nuevos tipos de turismo, que se pueden clasificar, según Coll (2020), en función del fin, el interés, la motivación y otros aspectos por los que se realiza el viaje, todo ello relacionado con la duración, la estancia, la compañía, las emociones y sentimientos, que impulsan a las personas a desplazarse de sus lugares habituales de residencia.

En correspondencia con lo anterior, y siguiendo la clasificación de Coll (2020), pueden establecerse varios tipos de turismo. Turismo cultural: Incluye el turismo creativo, arqueológico, monumental, funerario, de compras, etnográfico, literario, gastronómico, idiomático, urbano, enológico, industrial y otros; de salud: Caracterizado por destinos con atención médica especializada; el individual: Se destaca el turismo de mochila; el masivo: Como el turismo de sol y playa; el natural: En el que se desarrolla el turismo rural, el ecoturismo, el agro-ecoturismo, el agroturismo, el cinegético, el ornitológico, el ictioturismo, y otros como el astroturismo.

Asimismo, se tiene el turismo activo: Muy relacionado con el turismo rural y el turismo ecológico, en el que se enmarcan a su vez, el turismo de aventura, el religioso y el espiritual; el nuclear: Vinculado al turismo de aventura, personas que se sienten atraídos por los desastre nucleares como Chernóbil; el espacial: Igual de peligroso que el nuclear por los riesgos que implican las operaciones; el sexual: Altamente cuestionado y aborrecido por comunidades receptoras; entre otros, como el turismo electrónico: Nacido en la era digital, asociado al ambiente juvenil, la tecnología y los destinos inteligentes.

De acuerdo con las intenciones de los autores en el presente artículo, la investigación se enfoca en el turismo rural y su importancia en el relanzamiento de la industria turística. Al respecto, la OMT (2024) refiere que el turismo rural, es una actividad turística, en la que el visitante establece un vínculo directo con la naturaleza, la agricultura, las formas de vida y las culturas rurales, la pesca con caña y la visita a lugares de interés. Estas actividades se desarrollan en entornos no urbanos (rurales), caracterizados por una baja densidad demográfica, paisajes y ordenación territorial donde prevalecen la agricultura y la silvicultura, en plena armonía con estructuras sociales y formas de vida tradicionales.

Korstanje (2020), explica que el turismo rural se ha convertido en un escape para miles de turistas citadinos, y en una oportunidad para las economías domésticas. Varios estudios demuestran que, en momentos de incertidumbre, como los que se han vivido ante la crisis de la COVID-19, los flujos turísticos ciertamente disminuyen, pero a la vez mutan y se dirigen hacia zonas rurales, comúnmente alejadas de la ciudad. El turismo rural, se convierte en sustituto del turismo urbano o masivo en momentos difíciles (Drakos y Kutan, 2003; Bhattarai, Conway y Shrestha, 2005; Yuan, 2005).

Sobre el tema, Gaffney y Eecels (2020), agregan que la alta movilidad asumida por el turismo fue una de las causas centrales de la diseminación del virus, por lo que el turismo comenzó a verse como una actividad de mucho riesgo para la vida; el miedo se apoderó de los viajeros, las comunidades receptoras paralizaron prácticamente sus servicios, y sobrevino el colapso de la industria a nivel mundial. Llugsha y Camacho (2021), informan que, hasta junio de 2022, habían fallecido 6,3 millones de personas a causa de la COVID-19 en el mundo, tal como se ilustra en el Gráfico I.

Fuente: Parra y Carrera (2021).

Gráfico I: Comportamiento de la letalidad y poder destructivo del virus

Ello es una muestra de la letalidad y poder destructivo del virus, por lo que recluirse en casa o en refugios naturales apartados del hacinamiento citadino, resultaba ser la opción más confiable. Ecuador, no escapó a la crisis, sus efectos devastadores se hicieron sentir en todo el país, lo que disminuyó casi de manera abrupta el flujo migratorio entre naciones vecinas y el arribo de turistas.

Esta situación, destrozó las estadísticas alcanzadas, puesto que, en los últimos 20 años, el número de visitantes había mantenido un crecimiento estable, lo que favoreció la consolidación y recomendación del destino por turoperadores en todo el mundo (Llugsha y Camacho, 2021).

Adentrados en el 2022, la disminución considerable de los casos de contagio a partir de la vacunación, y el cumplimiento de los protocolos de seguridad en la nación, han permitido rescatar la confiabilidad del destino, a la vez que se incrementa el valor de la gran diversidad ecológica del Ecuador y sus comunidades rurales, dadas las nuevas condiciones y exigencias de los visitantes. El turismo rural, ha pasado a ser un nicho de mercado de altísimo valor, en el que la empatía, generosidad, reciprocidad y entrega de los residentes, se ha convertido en atractivo turístico de preferencia, en la nueva normalidad (Oviedo y Olivo, 2021).

Este cambio en la demanda y la consiguiente necesidad de oferta, había sido identificado por la ONU Turismo (2021), desde inicios de la pandemia, vislumbrándose una tendencia creciente hacia el disfrute de actividades al aire libre y en contacto con la naturaleza, prevaleciendo el interés hacia el turismo interno. Al respecto, Cuétara et al. (2022) manifiestan que en Ecuador su biodiversidad y maravillas naturales resulta un atractivo importante para desarrollar el turismo. Respecto a lo tratado anteriormente, Pelegrín et al. (2023) consideran que Ecuador a pesar de ser un país “con fuerte potencial para desarrollar un modelo turístico sostenible e inclusivo que puede acelerar el crecimiento económico” (p. 191), carece de un ofrecimiento formativo suficiente en esta área, así como de trabajadores para afrontar el desafío.

Es importante destacar, que Ecuador desde mucho antes de la pandemia, venía trabajando sostenidamente en el mejoramiento de comunidades rurales, sus facilidades y puesta en valor de atractivos. Cabanilla et al. (2021), refieren que uno de los factores que más ha favorecido la consolidación de estas demarcaciones ha sido el incremento de la accesibilidad mediante la puesta en marcha de las distintas rutas ferroviarias, cuyo modelo de gestión, permitió integrar a las comunidades rurales en la operación turística.

Esta mejora ha hecho posible el contacto más directo de los visitantes extranjeros con los residentes y su patrimonio cultural, a la vez que se convierte en fuente de ingresos directos e indirectos, a través de encadenamientos productivos en beneficio mutuo. Además, que la gran mayoría de los gestores del turismo rural, son las propias mujeres, usualmente madres y cabezas de familia de la comunidad, lo que permite alcanzar estadios superiores en cuanto a inclusión e igualdad de género, a la vez que se crean oportunidades de trabajo y se mejora la calidad de vida de los residentes.

Es importante no obviar, que la COVID-19, hizo retroceder de la noche a la mañana los avances logrados en este sentido; cierre de empresas públicas, establecimientos y servicios turísticos, disminución abrupta de visitantes extranjeros, emergencia sanitaria, confinamientos, y todo lo que colateralmente ello implica, se unieron para devastar la nación.

Así mismo, Naranjo (2022) manifiesta que el MINTUR explicaba, que no debía subestimarse el incremento de segmentos altamente especializados y con mayores exigencias, amantes de la naturaleza, avituristas, ecoturistas, amantes de la aventura, apasionados por la cultura y el patrimonio local. Todo ello hace cada vez más necesario, enfocar las estrategias del sector hacia el plano rural.

Al respecto, Cabanilla et al. (2021) explican, que los destinos rurales que mantenían un crecimiento estable desde el 2017, deben ser considerados precursores de la oferta turística rural, cuyas buenas prácticas en la comercialización por turoperadores internacionales, debe valorarse para asegurar la efectividad de los nuevos productos a crear. Salinas, El Oro, Morona Santiago, Chimborazo, Cotopaxi, Imbabura, Manabí, Esmeraldas, Pichincha, Carch y Pastaza, son ejemplos de lo antes expuesto, emprendimientos consolidados gracias a la preservación y respeto de la cultura ancestral, y sus tradiciones milenarias.

Santos (2021), refiere que el Plan Nacional de Turismo 2030, evidencia la importancia del turismo rural para el Gobierno ecuatoriano y su repercusión en la economía nacional, enfocado en fortalecer las experiencias comunitarias, mediante la potenciación del Agroturismo, el programa de Pueblos Mágicos, y la ampliación del Turismo Comunitario hacia todas las demarcaciones posibles.

La OMT (2020) ha explicado, que el papel del turismo en el desarrollo rural es más importante que nunca ante los efectos devastadores de la COVID-19, pero a la vez, resulta necesario identificar y reconocer los retos demográficos crecientes que enfrentan estas comunidades rurales, como la despoblación, la brecha digital y el declive de las actividades económicas tradicionales.

De acuerdo con Santos (2021), existen registrados 37 centros de turismo comunitario, lo que suman 306 habitaciones que permiten alojar 870 personas, tal como se muestra en el Gráfico II.

 

Fuente: Elaboración propia, a partir de Santos (2021).

Gráfico II: Segmentación provincial de los centros comunitarios registrados

La ruralidad, es hoy día una oportunidad que puede mejorar la vida de millones de personas en el mundo. Todo esfuerzo que realicen los gobiernos por mejorar y potenciar estas comunidades se revertirá en beneficio de la nación entera. Por lo que, el turismo rural del Ecuador debe acatar las recomendaciones de la OMT (2020), para emprender y continuar avanzando en la consolidación de los destinos de naturaleza.

Es necesario garantizar el bienestar de las comunidades rurales y evitar los males y deformidades derivadas de una inadecuada gestión. Para ello, ha de trabajarse en la construcción de un sector justo, inclusivo, resiliente y sostenible, cuyas políticas nacionales, regionales y locales, prioricen el bienestar económico, social, cultural y ambiental de las comunidades rurales.

Generar nuevas oportunidades para el turismo y el desarrollo rural, desde la innovación, el empleo de la tecnología y la digitalización; en ese sentido, los gobiernos nacionales, regionales y locales, deben cerciorarse de que los destinos rurales tengan la misma conectividad y acceso a las tecnologías que las zonas urbanas; maximizar el uso de macrodatos (big data) y tecnologías para planificar, medir y gestionar mejor el turismo, así como promover la cooperación con el sector privado y los proveedores tecnológicos (OMT, 2020).

Asimismo, desarrollar productos e integrar la cadena de valor que garantice una experiencia de viaje sostenible y mejorada, para lo cual se requiere realizar una evaluación previa de los puntos fuertes y las oportunidades de los destinos rurales, mediante una perspectiva holística y plenamente integrada en la que participen todos los sectores económicos de la cadena de valor del turismo, y de la vida rural.

Fomentar políticas y prácticas sostenibles en destinos rurales como medio efectivo para alcanzar el desarrollo rural en el marco de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (Naciones Unidas, 2018); al respecto, los gobiernos nacionales, regionales y locales, en colaboración con el sector privado y las comunidades, deberán implantar el concepto de “destinos inteligentes”, y promover prácticas sostenibles para un uso más eficiente de los recursos locales y una reducción de las emisiones y de los residuos, lo cual habrá que medir mediante los indicadores de la sostenibilidad turista (OMT, 2020).

Los autores de la presente investigación, basado en la experiencia de más de 20 años en la docencia en turismo, y considerando las recomendaciones internacionales al respecto, proponen considerar lo siguiente:

a. Atractivos de la oferta: Mezclar lo natural y lo artificial desde lo autóctono y lo exclusivo, potenciando el disfrute de las características geográficas diversas de colinas, cerros, montes, montañas, sierras, cordilleras, macizos y volcanes; glebas, llanuras, ciénagas, lagos, lagunas, ríos, sabanas y humedales; en armonía con la flora y fauna de cada demarcación, los paisajes naturales y culturales, impregnados del colorido del cielo diurno y nocturno, salida y puesta del sol, constelaciones de estrellas en la noche y situaciones particulares del clima.

Todo ello, en perfecta integración con el patrimonio histórico-cultural de las comunidades y su puesta en valor para el entretenimiento, aprendizaje lúdico y experiencial de los visitantes, en los que se evoquen emociones memorables que garanticen lo intangible de la oferta y su recomendación. Planificar actividades de recreación y esparcimiento para los visitantes, aprovechando la riqueza histórico, cultural y social de las comunidades, en los que se promueva la sostenibilidad ambiental y el respeto a las tradiciones.

Asimismo, potenciar los movimientos Slow foof y Kilómetro cero, desde las raíces de la memoria gastronómica de las comunidades, identificando fortalezas para la salud en la alimentación que se provee a residentes y visitantes, en un ambiente de reciprocidad y vinculación emocional con la protección del medio ambiente y la capacidad de resiliencia de los ecosistemas, mediante la oportuna determinación de la capacidad de carga en cada demarcación, destinos o paradas que integre el circuito.

Evitar la autodestrucción de los atractivos naturales y su repercusión desfavorable en la vida de los pobladores, es una tarea de primer orden, así como garantizar la protección y seguridad de la flora y la fauna en peligro de extinción, impedir el tráfico de especies exóticas y la inserción de otras invasoras no nativas, que pondrían en riesgo los ecosistemas originarios.

Ligado a lo anterior, será necesario identificar los riesgos de explotación y gestión del patrimonio rural, garantizándose la protección, conservación e integridad de estos, ante el impacto de las culturas y formas de vida de los visitantes. Aunque no se desarrolle un turismo de eventos propiamente, puede incentivarse la realización de simposios, seminarios, talleres, congresos, concursos y otros, sobre naturaleza y ruralidad, a través de los cuales difundir el patrimonio y riqueza natural del Ecuador, lo que también se convierte en una fuente de ingreso.

b. Las facilidades de la oferta: Garantizar los servicios mínimos indispensables de alojamiento, restauración y convivencia en cada comunidad, en dependencia del estándar y confort alcanzado por los emprendimientos, pero siempre garantizando la limpieza e higiene de las instalaciones, medios de transportes y del personal que interactúa directamente con los clientes, así como la inocuidad y conservación de los alimentos. Proveer agua potable certificada, así como el consumo o reaprovisionamiento de víveres en cada comunidad, parada o recorrido, de manera simultánea con los medios y accesorios de aseo e higiene personal, previéndose, además, la creación de condiciones y la atención especializada a personas con discapacidad.

Asimismo, establecer puntos médicos con personal certificado, en las áreas cercanas, o en el propio alojamiento, así como, en la demarcación, o paradas que por su lejanía lo requieran. Asegurar la coordinación, existencia y utilización de medios de transportes especializados, para la atención a emergencias médicas que requieran atención hospitalaria, incluso disponibilidad de helicóptero para zonas muy intrincadas o alejadas de la ciudad, en cuyo tiempo de traslado puede perder la vida el turista.

También, asegurar la comunicación y acceso a internet, al menos en los alojamientos, restaurantes e instituciones culturales de esparcimiento y recreación colectiva. Proveer medios de comunicación alternativa a los guías de turismo, conductores de transporte turístico y otros encargados de mantener la vitalidad operacional de los recorridos o circuitos. Prever la traducción idiomática de las señaléticas más esenciales, como las que guían los recorridos en montañas o demarcaciones geográficas, en las que puedan extraviarse los turistas, incluso prever la confección de aplicaciones de geolocalización y control de flota, que mantengan el seguimiento de objetivos específicos para bienestar de los visitantes.

Además, ofrecer excursiones integrales, con sentido histórico-cultural y de disfrute lúdico recreativo, que incluya balnearios, recorridos a caballos, caminatas, compra de suvenires, interacción con los residentes y sus costumbres de vida, acampadas a cielo abierto y demás atractivos de las comunidades. Garantizar la formación de fuerza de trabajo calificada en las comunidades, asegurando la calidad y profesionalidad de los servicios, muy especialmente, en el plano idiomático para el correcto desenvolvimiento de las operaciones, como el caso de los guías de turismo. Incentivar en los locales, el emprendimiento de actividades comerciales que recreen o trasmitan la identidad cultural de sus comunidades.

Proveer servicios de fangoterapia, aguas termales, spa, acupuntura, masajes, gimnasios, piscinas, yacusi y otros, en dependencia del estándar y confort alcanzado, de manera que se mezclen las bondades del desarrollo citadino y la ruralidad en armonía funcional. Por otra parte, debe garantizarse la movilidad individual de los turistas, ya sea en bicicletas, vehículos eléctricos o de combustible, a la vez que se crean comercios y tiendas de pequeño formato o especializadas de corte variado en toda la demarcación.

De igual manera, garantizar la existencia de locales, salones o instituciones que acojan eventos de corte variado, relacionados con la naturaleza y la ruralidad, ofreciendo servicios de audio, proyección, traducción, impresión de materiales, gastronomía y otros, que se requieran para el correcto desarrollo de reuniones o conferencias.

c. La accesibilidad de la oferta: Disminuir las dificultades de acceso al destino, analizar la disponibilidad del transporte terrestre, aéreo y marítimo fluvial, y construir alianzas de éxito con empresas de transporte y porteadores privados, para asegurar la accesibilidad a las comunidades turísticas, así como velar por el estado de los viales y sistemas de drenaje de los mismos. Prever la construcción de nuevas carreteras, senderos y el empleo de tracción animal en aquellos lugares que por las características del terreno lo requieran, o porque el mismo recorrido lo necesite como atractivo. Identificar posibles canales fluviales que faciliten el traslado entre comunidades, y a su vez constituyan atractivo turístico, analizar la factibilidad de construcción de minipuertos, muelles, atraques y servicios asociados a ello.

Otra cuestión fundamental, en la que Ecuador ha alcanzado resultados notorios, es la interconexión ferroviaria entre comunidades, todo un atractivo de excelencia que sin dudas potencia los emprendimientos; por lo que deben aprovecharse las experiencias acumuladas en este sentido, y continuar fortaleciendo la integración de productos turísticos a las vías férreas.

Así mismo, debe preverse la comercialización y marketing de los productos turísticos rurales, a través de los canales convencionales, y de los más novedosos de la intermediación digital, de manera que cada mercado concurra según sus posibilidades a la compra.

De igual forma, comprender las lógicas de vida de los turistas, con perspectiva de género y generacional, sus especificidades socioproductiva e identitarias, así como la diversidad de actividades, de formas de ser y de hacer. En ese sentido, estar atentos y abiertos también a repensar las propias formas de aproximarse (epistémica y metodológicamente) a su comprensión, y a buscar respuestas que permitan construir otras formas de relación sociedad-naturaleza, más empáticas, sostenibles y justas.

 

Conclusiones

Ecuador puede ofrecer al mundo, la mejor de las experiencias turísticas. La gran riqueza y diversidad natural del país, es un nicho de mercado de alto impacto para diversificar la economía, restablecer los flujos de visitantes y contribuir al desarrollo y preservación de las comunidades rurales y su cultura. El Gobierno ecuatoriano ha sido previsor, y contempla en su Plan Nacional de Turismo 2030, la potenciación de las comunidades rurales para incrementar la mejoría y calidad de vida del pueblo.

La demanda turística en el Ecuador ha migrado su interés a lo rural, seguro y vivencial, lejos de los hacinamientos y aglomeraciones de personas; respirar aire puro y fresco, y disfrutar el contacto con la naturaleza y el modo de vida rural, son las aspiraciones del nuevo ocio turístico. Las potencialidades de la gran diversidad y riqueza natural del país, constituye una oportunidad segura para el relanzamiento del sector turístico de Ecuador.

El turismo rural requiere la integración de todos los factores políticos, económicos, sociales, ambientales y de gobernanza participativa para alcanzar el éxito y generar beneficios comunes. En ello, planificar, adecuar, proteger y preservar los atractivos, facilidades y accesibilidad del destino, resulta la vía fundamental para conformar la oferta de turismo rural del Ecuador.

 

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* Doctor en Turismo. Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas en la Universidad Técnica de Manabí, Portoviejo, Ecuador. E-mail: norberto.pelegrin@utm.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7445-7423

 

** Doctora en Filosofía y Letras. Docente de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas en la Universidad Técnica de Manabí, Portoviejo, Ecuador. E-mail: maría.naranjo@utm.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4805-0272

 

*** Doctor en Ciencias Pedagógicas. Docente de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación en la Universidad Técnica de Manabí, Portoviejo, Ecuador. E-mail: leonardo.marin@utm.edu.ec ORCID: http://orcid.org/0000-0002-2360-2472

 

**** Doctorante en Ciencias de la Educación. Docente del Centro de Capacitación del MINTUR para La Habana, Artemisa y Mayabeque, La Habana, Cuba. Docente en la Universidad de La Habana, La Habana, Cuba. E-mail: ernecabezas@gmail.com  ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1286-6384

 

Recibido: 2023-12-30                · Aceptado: 2024-03-18