Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXX, Número Especial 9,
enero/junio 2024. pp. 281-291
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Como citar: Pitre, R., Jiménez,
M., y Celedon, M. D. L. M. (2024). Ecosistema emprendedor en entornos
interculturales: Una propuesta para el desarrollo regional y local. Revista
De Ciencias Sociales, XXX(Número Especial 9), 281-291.
Ecosistema emprendedor en entornos
interculturales: Una propuesta para el desarrollo regional y local
Pitre Redondo, Remedios*
Jiménez Cárdenas, Meredith**
Celedon Castro, Maria De Las Mercedes***
Resumen
El ecosistema emprendedor se constituye
como un aliciente para el desarrollo económico, político y social en la región
latinoamericana, al ser fuente de empleo, de inversión, de intercambio
comercial, de lucha contra la pobreza, ampliando las oportunidades de
inclusión, equidad y justicia social, particularmente en los espacios
geográficos con amplia diversidad cultural. En virtud de lo anterior, esta
investigación, desarrollada bajo el método de exploración documental, tiene
como objetivo la comprensión del ecosistema emprendedor dentro de los
escenarios interculturales en América Latina, considerados espacios idóneos
para la consolidación de los emprendimientos. Entre los principales hallazgos,
se destaca que el ecosistema emprendedor se caracteriza por su versatilidad,
así como por la capacidad de integrar actores, factores y procesos para dar
lugar al crecimiento regional y local, donde la cultura juega un papel
fundamental, al dinamizar las relaciones de la comunidad con la empresa,
manteniendo como horizonte la defensa de la identidad comunitaria. Se concluye
que, el ecosistema emprendedor busca el beneficio
común, el desarrollo endógeno, la promoción de la cultura, sin dejar de lado la
necesidad de innovar, trabajar por la colectividad, para así superar las
perspectivas inciertas de progreso económico y las limitaciones específicas del
contexto latinoamericano.
Palabras
clave:
Ecosistema emprendedor; espacios interculturales; desarrollo regional;
desarrollo local; emprendimientos.
Entrepreneurial Ecosystem in Intercultural Environments: A Proposal for Regional and Local Development
Abstract
The entrepreneurial
ecosystem is constituted as an incentive for economic, political and social
development in the Latin American region, being a source of employment,
investment, commercial exchange, the fight against poverty, expanding
opportunities for inclusion, equity and social justice, particularly in
geographical spaces with wide cultural diversity. By virtue of the above, this
research, developed using the documentary exploration method, aims to
understand the entrepreneurial ecosystem within intercultural scenarios in
Latin America, considered ideal spaces for the consolidation of
entrepreneurship. Among the main findings, it stands out that the
entrepreneurial ecosystem is characterized by its versatility, as well as the
ability to integrate actors, factors and processes to give rise to regional and
local growth, where culture plays a fundamental role, by energizing
relationships. of the community with the company, maintaining the defense of
community identity as a horizon. It is concluded that the entrepreneurial
ecosystem seeks common benefit, endogenous development, the promotion of
culture, without leaving aside the need to innovate, work for the community, in
order to overcome the uncertain prospects of economic progress and the specific
limitations of the Latin American context.
Keywords: Entrepreneurial
ecosystem; intercultural spaces; regional development; local development;
entrepreneurship.
Introducción
Dentro de los estudios
económicos, administrativos, gerenciales y de las ciencias sociales en general,
existen diversas formas de definir los emprendimientos, siendo vital aquella
que toma en consideración la vinculación que estos tienen con la educación y la
innovación en los escenarios latinoamericanos (Campo-Ternera et al., 2018;
Solis et al., 2021; Rincón et al., 2022); desde su vinculación con lo social y
con la permanente búsqueda de la sustentabilidad (Díez, Flórez y Arboleda,
2023); con los desafíos del contexto, como la pandemia COVID-19 (Calanchez et
al., 2022; Bonomo-Odizzio,
Krauss-Delorme y Correa-García, 2023); con las nuevas
tendencias del pensamiento complejo (Parada, Aguillón y Zambrano, 2023); entre
otras categorizaciones que evidencian la relevancia del emprendimiento para los
escenarios sociales.
En efecto, aunque se
reconoce el impacto de los emprendimientos, las determinaciones geográficas, culturales
y los factores externos, hacen necesaria la presencia de los ecosistemas de
emprendimientos, como elementos esenciales para el dinamismo, la innovación y
la integración de las actividades organizativas, con miras a fortalecer la
capacidad de crecimiento en los servicios ofrecidos a la comunidad.
Desde esta perspectiva,
se contempla la importancia de los ecosistemas de emprendimiento para el
desarrollo regional, para las mejoras en las oportunidades de desarrollo (Mayer
et al., 2020), de fuentes de incentivos para la comunidad (Liberona y Rojas,
2023), como medio para integrar las aspiraciones individuales con el bien
colectivo, como recurso decisivo para optimizar las condiciones económicas de
América Latina y el Caribe (Bonomo-Odizzio
et
al., 2023). La articulación del ecosistema emprendedor a los objetivos
económicos regionales y nacionales, brindan nuevos marcos referenciales, en la
medida que se aceleran los procesos de cambio y de transformación social (Reinoso,
Uribe y Arciniegas, 2022).
Dentro de estos
procesos de transformación, es esencial la participación de las diversas
colectividades, de los integrantes de las comunidades indígenas que, a través
de sus emprendimientos, se integren a diversos ecosistemas, con miras en las
mejoras de sus condiciones de vida, de la comunidad y de preservación de la
cultura, siendo un giro intercultural dentro de los estudios de gestión y
emprendimiento en ciencias sociales.
En
virtud de lo anterior, esta investigación es desarrollada mediante la
exploración documental, que es definida por Luvezute,
Scheller y Bonoto (2015);
y, Peña (2022), como una metodología cualitativa, que centra su atención en la
selección minuciosa de fuentes de información, con la finalidad de ampliar la
comprensión del objeto de estudio, considerando teorías previas y recientes,
para consolidar posicionamientos propios.
Asimismo,
este modelo de investigación es llevado a cabo mediante diferentes fases, que
permiten extraer la evidencia necesaria para construir el andamiaje teórico del
tema planteado. En el caso puntual de esta investigación, el método documental
apunta a la comprensión del ecosistema emprendedor dentro de los escenarios
interculturales latinoamericanos, como espacio propicio
para el desarrollo de los emprendimientos locales.
1.
Visión social de los emprendimientos
De acuerdo a lo
planteado por Guzmán y Trujillo (2008), el emprendimiento es una definición
compleja, relevante para los escenarios globales, que incluye diversas aristas
epistemológicas, éticas, financieras, de coherencia y consolidación temática.
Tiene una notable vinculación con lo social, en tanto los emprendimientos se
identifican como oportunidades para aportar soluciones a problemas tangibles
dentro de la sociedad; de esta manera, los emprendedores buscan solventar
dilemas prácticos, aplicables al ámbito de la gestión privada, pero también se
vincula a la gestión pública y a los problemas globales. De este modo, se
distingue el emprendimiento privado y el emprendimiento social, donde, en uno u
otro caso, se centran en la planificación de programas de acción de impacto
local.
Desde la perspectiva
histórica, el emprendimiento parte del término entrepeneur (pionero),
ubicado en el pensamiento de Richard Cantillon (1680-1734), al hacer alusión al
individuo que adquiere ciertos medios de producción y les combina, de manera
coherente y ordenada, a nuevos productos, haciendo frente a las demandas del
mercado y al comportamiento volátil del mismo.
Sin embargo, este
concepto ha tenido una evolución progresiva, al aceptarse que aplica a las
dinámicas de los recursos, a los niveles de rendimiento, al bienestar
individual y colectivo; de esta manera, el emprendimiento no se trata sólo de
la fundación de una empresa, sino de la ampliación de las oportunidades económicas,
financieras y mercantiles para la gestión, para aportar servicios de gestión de
calidad, integrándose a las dinámicas económicas locales, regionales,
nacionales y globales (Arias, 2019; Timarán, Ortega y Ascuntar, 2022).
Un emprendimiento es
significativo para el ámbito local latinoamericano (Reyes y Orjuela, 2023), puesto
que cubre las necesidades comunitarias y da respuestas a sus demandas,
convirtiéndose en una relación de beneficio mutuo, donde el fin último es dar
continuidad al progreso regional. Se busca con ello el desarrollo humano
integral, a la vez que se proporcionan mejoras en los ingresos, en las
condiciones materiales, en la autonomía económica, política, brindando
oportunidades de empleo, acceso a bienes y servicios, a la educación, por medio
de la materialización de proyectos y programas estructurados adecuadamente
(Duarte y Ruíz, 2009).
Estos planes tienen una
implementación precisa, ajustados a las normativas regionales, pensados para
promover el bienestar de los individuos, donde es preciso el aumento de las
oportunidades para generar riquezas, calidad de vida, con una perspectiva
intergeneracional, donde la comunidad goce del beneficio del trabajo
desarrollado en sus espacios. En sí, el emprendimiento es la búsqueda de
progreso individual y colectivo, con impacto local, con identificación con el desarrollo,
donde se coordinan planes, proyectos, programas y estrategias para lograr altos
niveles de producción, haciendo frente a contextos adversos, en medio de
escenarios desafiantes (Duarte y Ruíz, 2009).
Esta perspectiva
concuerda con lo propuesto por Sparano (2014), quien afirma que los
emprendimientos son procesos encausados hacia el progreso empresarial y social,
significando fuente de empleos, de mejoras en la productividad y en la calidad
de vida de los entornos, hasta llegar a consolidarse como espacios de
competitividad y eficiencia. Destaca que, en el ámbito regional, el
emprendimiento forma parte de las iniciativas empresariales, que se instauran
en la realidad, con la finalidad de impulsar el bienestar social y colectivo.
Para Martínez-Vargas, Duana-Ávila y Hernández-Gracia (2023):
El
emprendedor surge por alguna circunstancia que lo motiva y obliga a tomar esta
decisión de implementar una idea e innovar en algún producto o servicio, son
los principales agentes del cambio, al generar empleo mejorar la economía e
inspiración para otras personas o negocios. (p. 42)
En ese sentido, el
emprendedor es la figura central de la empresa; gestiona el riesgo y la
incertidumbre, ubicándose un peldaño por arriba de aquellos que realizan
trabajo asalariado o independiente (Mata, 2018). No obstante, tanto los
emprendedores como los emprendimientos, encuentran una serie de limitaciones en
su camino, como el factor financiero, la gestión del conocimiento, el marketing, la administración, la falta
de capital o de ventas, que son obstáculos que han de solventarse para llegar a
resultados exitosos.
Ahora bien, Duarte y
Ruíz (2009); así como Martínez-Vargas et al. (2023), contemplan la relevancia
de la educación a la hora de la creación de emprendimientos, en tanto permiten
formalizar y orientar las ideas de negocio, siendo el medio más adecuado para
socializar, evaluar y planificar las acciones que han de ser materializadas. En
línea general, se concibe el emprendimiento como un proceso formativo, con
proyección comunitaria, que genera oportunidades laborales, bienes materiales,
capital e interconexiones entre diversos sectores públicos y privados.
Estas premisas son
respaldadas por los postulados de Rincón et al. (2022), quienes plantean que la
educación es necesaria para promover los procesos vinculados a la innovación en
los emprendimientos, dado que tienden puentes entre desarrollo profesional con
la capacidad de impacto que las organizaciones puedan tener en los escenarios
sociales, incidiendo, inclusive, en las prospectivas macroeconómicas a nivel
global. Tal cual, la educación, conjugada con los avances de la ciencia y de la
investigación, da resultados positivos sobre la economía, los espacios sociales,
sobre el sector privado y público, y con la búsqueda del desarrollo regional y
local.
En medio de este
proceso, señalan Martínez-Vargas et al. (2023), entran en conexión factores
internos como la racionalidad humana, las necesidades, la vocación, la
innovación, el sistema de valores, de creencias y el papel de los individuos
dentro de la organización, por lo que cada emprendimiento tiene una
personalidad definida, que tiende al progreso, a los logros y al alcance de
metas específicas. Empero, los factores externos también se conectan a los
emprendimientos, como lo político, lo económico, la cultura, la comunidad, la
ciencia, la tecnología, las familias, la educación, entre otros. La combinación
de estos elementos permite ingeniar, crear, innovar, preservar y facilitar el
trabajo colaborativo, acentuando la importancia de la motivación para llegar a solventar
las necesidades y demandas del colectivo (Marcillo y Pulgarín, 2023).
La interconexión de los
factores internos y externos dan vida a los emprendimientos, surgen los
productos y servicios, donde el empresario da su toque original a los bienes
ofertados, de donde los emprendimientos pueden derivar en la consolidación de
pequeñas, medianas o grandes empresas, que brindan retribución económica a nivel
local, regional o nacional.
Esto promueve una
cultura organizativa planificada, capaz de administrar el capital estructural,
intelectual y el relacional, considerados como los elementos intangibles, que
tienen un carácter estratégico dentro de las organizaciones; dan valor a los
emprendimientos, al propiciar el intercambio de conocimientos, el debate de
ideas, a la puesta en práctica de los planes, proyectos y programas, a brindar
mejores respuestas ante la necesidad de innovación, a divulgar el talento del
emprendimiento, afectando de manera positiva la administración, los procesos y
el contacto continuado con lo local y la comunidad (Rangel et al., 2017).
Los emprendimientos, en
esencia, forman parte de las dinámicas sociales; amplían la posibilidad de
crecimiento económico y cultural, brindando acceso al trabajo, a fuentes de
empleo, a la educación, a la generación de actividades productivas, a la vez
que dinamiza la relación entre empresa y comunidad. Más allá de la fundación de
una organización, los emprendimientos son actividades prestas al servicio
colectivo, en tanto garantizan oportunidades de progreso, siendo indicadores a
tomar en consideración para medir el crecimiento regional.
2.
El ecosistema emprendedor
De las diversas
perspectivas teóricas sobre los emprendimientos, surge el concepto de
ecosistema emprendedor, caracterizado por la participación de emprendimientos
familiares y de economías diversas, tomados como ejemplos para lograr
estructuración, disponibilidad y afianzamiento empresarial, sirviendo de
aliciente para la creación de nuevas empresas y de políticas públicas acordes a
las necesidades locales. Contempla la economía de competencia con estrategias y
enfoques sistemáticos, considerando el valor de la agrupación de empresas como
signo distintivo del ecosistema emprendedor, como medio para garantizar la
satisfacción de los clientes (Sarabia y Delhumeau, 2019).
Bajo esta visión, se
concibe necesaria la transformación de los emprendimientos, que están
condicionados por los cambios de la comunidad y de los clientes que proveen,
además de estar permanentemente en la necesidad de afrontar las adversidades,
generando oportunidades para la innovación e inversión. Basándose en esto, los
emprendimientos requieren del uso de una serie de herramientas estratégicas
para mejorar su gestión; en otras palabras, tener la sinergia y capacidad de
dinamizar los contextos, para palear las adversidades presentes en el contexto
(Bonomo-Odizzio
et
al., 2023).
La supervivencia de los
emprendimientos está determinada por su capacidad de transformación y
adaptación al entorno, por las formas de integrarse a la comunidad, hacer uso
de la participación del Estado, lo que requiere de la capacidad de superación
de los puntos de inflexión y bifurcación, donde otras entidades organizativas
perecen por su falta de innovación. Como tal, el emprendimiento está sujeto a
la innovación, a la capacidad de impacto que tenga sobre la comunidad (Bonomo-Odizzio et
al., 2023), pero también por las formas de afrontar el caos, la incertidumbre y
los escenarios inciertos del presente, determinados por comportamientos
aleatorios de fenómenos, como la pandemia COVID-19, que perturban los
escenarios sociales y la estabilidad dentro de las organizaciones (Alvarado,
2023).
Visto así, el ecosistema
emprendedor eleva la complejidad teórica de conceptualizar los emprendimientos,
de las formas de accionar para su desempeño regional y local; por lo tanto,
implica la estimulación económica, la participación política y la interacción
de factores internos y externos, que propicien cambios y condiciones óptimas
para las empresas (Sarabia y Delhumeau, 2019). La cooperación entre
emprendimientos, la resiliencia, la flexibilidad y la innovación, son elementos
esenciales en el ecosistema emprendedor, indispensable para la gestión
eficiente y para asumir los retos de la sociedad del siglo XXI (Alvarado,
2023).
Para Mata (2018), la
categorización de ecosistema de emprendimientos facilita el avance en las
definiciones tradicionales de emprendimiento. Aún así, este no debe confundirse
con aglomeración o concentración industrial (clústers), que describe la
concentración de las empresas, con el fin de buscar ventajas para su
desarrollo, como las inversiones, aprendizajes y facilidad de operaciones. En
tal sentido, la concentración de organizaciones hace referencia a la presencia
de empresas en espacios limitados por ciertos condicionamientos históricos,
culturales, naturales y geográficos, donde se da lugar a estructuras
económicas, sociales y políticas localizadas, determinadas por la
competitividad.
Frente a la presencia
de la aglomeración industrial, los ecosistemas de emprendimiento se centran en
la supervivencia de las empresas, en la creación de nuevas formas de emprender,
considerando el entorno de desenvolvimiento y la influencia que las empresas
pueden tener sobre la comunidad.
Dentro de los
ecosistemas de emprendimiento, los mismos tienen un papel fundamental en el
desarrollo regional y local, en tanto son asociados a las mejoras económicas,
la reducción del desempleo, funcionan como incentivo para la competitividad, la
innovación, para dar pie a mejoras en los entornos, facilitan la creación de
nuevos emprendimientos y a la financiación de los mismos, mostrando una serie
de bondades y elementos positivos a destacar, al igual que la presencia del
liderazgo, la cultura, los mercados, consumidores y la flexibilidad, para
mantenerse en el tiempo, esenciales para diferenciar el emprendimiento en sus
primeras etapas con el ecosistema de emprendimiento (Mata, 2018).
Es de destacar que los
ecosistemas de emprendimiento exponen cómo los contextos y los elementos
internos y externos dan forma a la actividad emprendedora, al igual que
distinguen la relevancia del territorio para el nacimiento de nuevas empresas.
En los escenarios actuales, se consideran parte de los países desarrollados, esenciales
en los sistemas regionales y locales de innovación, como praxis económica
alternativa, cuyo fin es lograr mejoras económicas, sociales, partiendo de
entornos particulares, hasta llegar a integrarse a las mejoras perseguidas en
el contexto nacional e internacional (Mellado, Sánchez y Hernández, 2023).
Implica una evaluación permanente del impacto
que tienen los emprendimientos en ámbitos geográficos específicos, las redes formales
e informales construidas a partir de estos, así como el rol que juegan las
entidades públicas, el Estado en el acceso a capital y en la formación de
empleados calificados (Bonomo-Odizzio
et
al., 2023).
Si bien es cierto, es
vital la interconexión con la comunidad, con el Estado y la comprensión de los
factores externos e internos dentro de la empresa, es de carácter esencial la
innovación en los ecosistemas de emprendimiento, puesto que es la manera de
comercializar, procesar, establecer métodos o formas de organización
significativos. Los emprendimientos se convierten en la célula esencial de los
ecosistemas, debido a que tienen la capacidad de transformación y de
adaptabilidad necesarios para suplir las demandas de la comunidad.
Una vez comprendidas
las demandas específicas del sector social, los emprendimientos interactúan con
la competencia, estableciendo una serie de objetivos, estructuras y métodos
definidos en el ecosistema. Esto plantea una dicotomía significativa: Los
emprendimientos no pueden pasar por alto la competitividad, pero tampoco el
interés colectivo y las directrices comunes emanadas de los ecosistemas de
emprendimiento (Rivera y Canay, 2019).
Sin lugar a dudas, el
ecosistema de emprendimiento busca el éxito de las organizaciones, pero sin desenfocar
las adversidades, los desequilibrios sociales y la capacidad de innovar ante la
adversidad, lo que será significativo para el crecimiento de la empresa y para
la cristalización del producto ofertado. La resiliencia, la creatividad y la
innovación determinan los ecosistemas emprendedores, donde los factores
internos y externos estimulan el desarrollo de los emprendimientos y, en cada
locación, suelen existir elementos que le distinguen. Por lo tanto, en los
ecosistemas de emprendimiento, el Estado, la educación, la cultura, la Universidad,
los actores sociales, los organismos privados, forman parte de un engranaje
maquinaria, complejo, pero eficiente y de notable interés social (Liberona y
Rojas, 2023).
En el caso
latinoamericano, el ecosistema emprendedor es un tema que está en constante
dinamismo y crecimiento; se constituye en una oportunidad para fomentar nuevas
formas de ingresos, para atraer la inversión extranjera, para promover la
seguridad social, la producción local, el autoabastecimiento, la seguridad
alimentaria, entre otros aspectos. Procuran mantener estándares de calidad,
eficiencia y visibilidad; de igual manera, vinculación con los diversos actores
sociales y la comunidad, para que los efectos redunden en el bienestar social.
3.
Ecosistema emprendedor en entornos interculturales
Parte de la complejidad
del ecosistema emprendedor se da en la comprensión del papel de la cultura y de
los espacios interculturales para su desenvolvimiento, puesto que estas
entidades organizativas generan impacto en pequeña, mediana y gran escala en
las comunidades, por lo que se concibe como una estrategia para dinamizar la
producción en espacios territoriales, cambiantes y dinámicos, generando
iniciativas para resolver problemáticas de índole local.
Como puede apreciarse,
los ecosistemas de emprendimiento tienen una estrecha relación con la cultura,
con las cualidades axiológicas de las localidades y con la economía
territorial, cuyo fin es fortalecer las dinámicas culturales, los mercados
culturales, convirtiéndose en escenarios estratégicos que conecten los espacios
interculturales con los emprendimientos (Timarán et al., 2022).
Por tal motivo, los
emprendimientos no pueden verse separados de cualidades valorativas, de la
producción cultural, de la localidad, en tanto las organizaciones están en la
obligación y deber de fortalecer las prácticas interculturales. En el caso
latinoamericano, los ecosistemas de emprendimiento se constituyen como una
lucha contra las condiciones de marginación, de exclusión y de injusticia
social. Si bien tiene sus propios objetivos, estos se integran a la búsqueda
del bien colectivo, del desarrollo sustentable y a las formas de impulsar redes
de desarrollo para la innovación, progreso tecnológico y reivindicación de la
cultura, impactando significativamente sobre los espacios interculturales
existentes (Timarán et al., 2022).
Estas apreciaciones
concuerdan con los planteamientos de Pérez (2024), que considera que los
ecosistemas emprendedores tienen como finalidad la cohesión social y la
promoción del desarrollo sustentable. Por otra parte, también afirma la
urgencia de entrar en contacto con los problemas comunitarios y
medioambientales, como mecanismo de encuentro entre la empresa, el territorio y
la comunidad, generando acciones que buscan preservar la cultura, el ambiente,
proteger la diversidad, entre otros aspectos.
Lo anterior se realiza
bajo una planificación, programación y medición específica, que toma en
consideración las instituciones formales e informales, la infraestructura, la
acción organizativa y la vinculación que se tiene con la cultura. Esto funciona
como un sistema de redes, donde interactúan el liderazgo, las finanzas, el
conocimiento, haciendo de los ecosistemas de emprendimiento esenciales para un
crecimiento económico acelerado, pero medible de acuerdo a su interacción con
la cultura y con los espacios territoriales, donde las diferencias culturales
se tornan factores de riesgo y de confianza, susceptibles a modificar los
escenarios económicos, siendo una realidad que ha sido considerada en los
escenarios globales, donde el desarrollo se determina por la confianza que se
tenga en la cultura (Rodríguez, 2020).
Por esta razón, es
prioritario vincular los emprendimientos y los ecosistemas de emprendimiento a
las dinámicas interculturales, a las perspectivas geolocalizadas, considerando
la idiosincrasia, la cultura, la identidad y otra serie de valores como clave
para los impactos económicos. No se persigue sólo promover la satisfacción
económica, sino alcanzar el bien común, colectivo, un futuro determinado por la
calidad de vida de las poblaciones. En este sentido, se hace esencial valorar
los recursos locales, apostando por políticas orientadas hacia el desarrollo de
los espacios interculturales, sin perder de vista la cultura, la identidad y la
capacidad de interrelación mutua (Caldentey, 2019).
Se busca la interacción
del ecosistema emprendedor a modos de vida y de actuar, a condicionamientos
determinados por la cultura, donde no se pierde de vista la rigurosidad de la
actividad empresarial y profesional, pero se amplía la visión de contexto, las
condiciones reales de trabajo y los espacios formativos necesarios para
dimensionar el valor de la cultura y los territorios. A partir de la información
analizada hasta el momento, se afirma que el ecosistema emprendedor es una
actividad centrada en el bienestar individual y colectivo, en la revisión de la
cotidianidad, para que las propuestas emprendedoras no sean vistas de forma
lineal, sino desde una dimensión compleja.
La complejidad obliga a
la interacción de los ecosistemas de emprendimiento con la colectividad, con
los sectores regionales y locales, con las escuelas, universidades,
representantes comunales, instituciones privadas y con los individuos. Se busca
priorizar la puesta en práctica de proyectos de interés comunitario, que tengan
en consideración el diagnostico situacional de la comunidad, para así poder
realizar prospectivas económicas, considerando entre sus variables la
identidad, la cultura y la capacidad de interacción de lo comunitario con las
necesidades globales y de contexto (Caldentey, 2019).
En síntesis, el
ecosistema emprendedor es necesario para el desarrollo de proyectos
empresariales de gran impacto, que afectan la vida social, la economía y la
comunidad. Proporcionan entornos colaborativos e interconexión entre el Estado,
la empresa y la sociedad, a la vez que estimulan la innovación, el
abastecimiento local, el desarrollo endógeno, la sana competitividad,
contribuyendo a superar los desafíos del contexto latinoamericano y la
discriminación suscitada en espacios geográficos de alta concentración de
población intercultural.
Conclusiones
Los emprendimientos
surgen de las necesidades reales y específicas de las colectividades. En ellos
intervienen diversos factores internos y externo, que llevan a incentivar la
actitud productiva, constante y permanente para consolidar los emprendimientos.
El trabajo mancomunado lleva a ampliar las dimensiones de los emprendimientos y
a agruparse en ecosistemas de emprendimiento, caracterizados, no sólo por la
aglomeración en espacios geográficos similares, sino por la capacidad de
innovación, de plantear intereses comunes, luchar por objetivos específicos,
conectándose con diversos sectores de la población.
En dichas conexiones,
se manifiesta la relevancia de los ecosistemas de emprendimiento en los
espacios interculturales, lo que posibilita superar el pensamiento
unidimensional, planteando escenarios alternativos, donde se revitalice el papel
de la cultura y de la identidad, siendo un desafío para el trabajo con enfoque
estratégico y territorial, donde, más allá de la instalación de una empresa, se
crean vínculos con la comunidad y el contexto, con las necesidades y demandas
de la población.
Sin perder de vista los
lineamientos económicos de los emprendimientos, los ecosistemas de
emprendimiento, plantean la innovación, marcos referenciales organizativos
distintos, en la medida que aportan proyectos vinculados con la comunidad,
donde se exploran las oportunidades de crecimiento económico, sostenido,
sostenible, en respaldo y consecución con la identidad de los pueblos.
Finalmente, esta
investigación aporta una perspectiva crítica sobre el ecosistema emprendedor en
espacios interculturales, identificando cómo es el funcionamiento e interacción
resultante de la operativización de los mismos, que procura el beneficio común,
el desarrollo endógeno, la promoción de la cultura, la innovación y el
beneficio colectivo. Ahora bien, como todo estudio, se tienen una serie de
limitaciones, entre las que se puede destacar la naturaleza teórica de la
investigación, que ha dejado de lado la recolección de datos a través de
entrevistas a profundidad, semiestructuradas, cuestionarios y demás recursos de
indagación que requieren del trabajo de campo.
Por este motivo, la
investigación sirve de basamento teórico, que puede contribuir a incursionar en
nuevas líneas de investigación sobre los ecosistemas emprendedores en espacios
universitarios, comunitarios, digitales, a plantear el emprendimiento y su
vinculación con el desarrollo sostenible, con la perspectiva de género, entre
otros aspectos.
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* PhD. en Ciencia mención Gerencia. Magíster en
Desarrollo y Gestión de Empresas Sociales. Docente Tiempo Completo,
Investigadora Senior Colciencias y Directora del Grupo de investigación
Tamaskal de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas en la Universidad de la
Guajira, Guajira, Colombia. E-mail: rpitre@uniguajira.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7373-1101
** Magister en Educación con énfasis en Cognición.
Especialista en Gerencia de Instituciones Educativas. Licenciada en pedagogía
Infantil. Docente, Investigadora y Directora del Grupo de investigación
Creciendo en la Universidad de la Guajira, Guajira, Colombia. E-mail: meredith@uniguajira.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7894-420X
*** Magister
Scientiarum en Gerencia de Recursos Humanos. Trabajadora Social. Docente
Ocasional en la Universidad de la Guajira, Guajira, Colombia. E-mail: mmceledon@uniguajira.edu.co ORCID: https://orcid.org/0009-0009-1176-0818
Recibido: 2023-12-10 · Aceptado:
2024-02-29