Revista de Ciencias Sociales (RCS)

Vol. XXX, Número Especial 9, enero/junio 2024. pp. 281-291

FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431

 

Como citar: Pitre, R., Jiménez, M., y Celedon, M. D. L. M. (2024). Ecosistema emprendedor en entornos interculturales: Una propuesta para el desarrollo regional y local. Revista De Ciencias Sociales, XXX(Número Especial 9), 281-291.

 

Ecosistema emprendedor en entornos interculturales: Una propuesta para el desarrollo regional y local

 

Pitre Redondo, Remedios*

Jiménez Cárdenas, Meredith**

Celedon Castro, Maria De Las Mercedes***

 

Resumen

 

El ecosistema emprendedor se constituye como un aliciente para el desarrollo económico, político y social en la región latinoamericana, al ser fuente de empleo, de inversión, de intercambio comercial, de lucha contra la pobreza, ampliando las oportunidades de inclusión, equidad y justicia social, particularmente en los espacios geográficos con amplia diversidad cultural. En virtud de lo anterior, esta investigación, desarrollada bajo el método de exploración documental, tiene como objetivo la comprensión del ecosistema emprendedor dentro de los escenarios interculturales en América Latina, considerados espacios idóneos para la consolidación de los emprendimientos. Entre los principales hallazgos, se destaca que el ecosistema emprendedor se caracteriza por su versatilidad, así como por la capacidad de integrar actores, factores y procesos para dar lugar al crecimiento regional y local, donde la cultura juega un papel fundamental, al dinamizar las relaciones de la comunidad con la empresa, manteniendo como horizonte la defensa de la identidad comunitaria. Se concluye que, el ecosistema emprendedor busca el beneficio común, el desarrollo endógeno, la promoción de la cultura, sin dejar de lado la necesidad de innovar, trabajar por la colectividad, para así superar las perspectivas inciertas de progreso económico y las limitaciones específicas del contexto latinoamericano.

 

Palabras clave: Ecosistema emprendedor; espacios interculturales; desarrollo regional; desarrollo local; emprendimientos.

 

 

Entrepreneurial Ecosystem in Intercultural Environments:  A Proposal for Regional and Local Development

 

Abstract

 

The entrepreneurial ecosystem is constituted as an incentive for economic, political and social development in the Latin American region, being a source of employment, investment, commercial exchange, the fight against poverty, expanding opportunities for inclusion, equity and social justice, particularly in geographical spaces with wide cultural diversity. By virtue of the above, this research, developed using the documentary exploration method, aims to understand the entrepreneurial ecosystem within intercultural scenarios in Latin America, considered ideal spaces for the consolidation of entrepreneurship. Among the main findings, it stands out that the entrepreneurial ecosystem is characterized by its versatility, as well as the ability to integrate actors, factors and processes to give rise to regional and local growth, where culture plays a fundamental role, by energizing relationships. of the community with the company, maintaining the defense of community identity as a horizon. It is concluded that the entrepreneurial ecosystem seeks common benefit, endogenous development, the promotion of culture, without leaving aside the need to innovate, work for the community, in order to overcome the uncertain prospects of economic progress and the specific limitations of the Latin American context.

 

Keywords: Entrepreneurial ecosystem; intercultural spaces; regional development; local development; entrepreneurship.

 

 

Introducción

Dentro de los estudios económicos, administrativos, gerenciales y de las ciencias sociales en general, existen diversas formas de definir los emprendimientos, siendo vital aquella que toma en consideración la vinculación que estos tienen con la educación y la innovación en los escenarios latinoamericanos (Campo-Ternera et al., 2018; Solis et al., 2021; Rincón et al., 2022); desde su vinculación con lo social y con la permanente búsqueda de la sustentabilidad (Díez, Flórez y Arboleda, 2023); con los desafíos del contexto, como la pandemia COVID-19 (Calanchez et al., 2022; Bonomo-Odizzio, Krauss-Delorme y Correa-García, 2023); con las nuevas tendencias del pensamiento complejo (Parada, Aguillón y Zambrano, 2023); entre otras categorizaciones que evidencian la relevancia del emprendimiento para los escenarios sociales.

En efecto, aunque se reconoce el impacto de los emprendimientos, las determinaciones geográficas, culturales y los factores externos, hacen necesaria la presencia de los ecosistemas de emprendimientos, como elementos esenciales para el dinamismo, la innovación y la integración de las actividades organizativas, con miras a fortalecer la capacidad de crecimiento en los servicios ofrecidos a la comunidad.

Desde esta perspectiva, se contempla la importancia de los ecosistemas de emprendimiento para el desarrollo regional, para las mejoras en las oportunidades de desarrollo (Mayer et al., 2020), de fuentes de incentivos para la comunidad (Liberona y Rojas, 2023), como medio para integrar las aspiraciones individuales con el bien colectivo, como recurso decisivo para optimizar las condiciones económicas de América Latina y el Caribe (Bonomo-Odizzio et al., 2023). La articulación del ecosistema emprendedor a los objetivos económicos regionales y nacionales, brindan nuevos marcos referenciales, en la medida que se aceleran los procesos de cambio y de transformación social (Reinoso, Uribe y Arciniegas, 2022).

Dentro de estos procesos de transformación, es esencial la participación de las diversas colectividades, de los integrantes de las comunidades indígenas que, a través de sus emprendimientos, se integren a diversos ecosistemas, con miras en las mejoras de sus condiciones de vida, de la comunidad y de preservación de la cultura, siendo un giro intercultural dentro de los estudios de gestión y emprendimiento en ciencias sociales.

En virtud de lo anterior, esta investigación es desarrollada mediante la exploración documental, que es definida por Luvezute, Scheller y Bonoto (2015); y, Peña (2022), como una metodología cualitativa, que centra su atención en la selección minuciosa de fuentes de información, con la finalidad de ampliar la comprensión del objeto de estudio, considerando teorías previas y recientes, para consolidar posicionamientos propios.

Asimismo, este modelo de investigación es llevado a cabo mediante diferentes fases, que permiten extraer la evidencia necesaria para construir el andamiaje teórico del tema planteado. En el caso puntual de esta investigación, el método documental apunta a la comprensión del ecosistema emprendedor dentro de los escenarios interculturales latinoamericanos, como espacio propicio para el desarrollo de los emprendimientos locales.

 

1. Visión social de los emprendimientos

De acuerdo a lo planteado por Guzmán y Trujillo (2008), el emprendimiento es una definición compleja, relevante para los escenarios globales, que incluye diversas aristas epistemológicas, éticas, financieras, de coherencia y consolidación temática. Tiene una notable vinculación con lo social, en tanto los emprendimientos se identifican como oportunidades para aportar soluciones a problemas tangibles dentro de la sociedad; de esta manera, los emprendedores buscan solventar dilemas prácticos, aplicables al ámbito de la gestión privada, pero también se vincula a la gestión pública y a los problemas globales. De este modo, se distingue el emprendimiento privado y el emprendimiento social, donde, en uno u otro caso, se centran en la planificación de programas de acción de impacto local.

Desde la perspectiva histórica, el emprendimiento parte del término entrepeneur (pionero), ubicado en el pensamiento de Richard Cantillon (1680-1734), al hacer alusión al individuo que adquiere ciertos medios de producción y les combina, de manera coherente y ordenada, a nuevos productos, haciendo frente a las demandas del mercado y al comportamiento volátil del mismo.

Sin embargo, este concepto ha tenido una evolución progresiva, al aceptarse que aplica a las dinámicas de los recursos, a los niveles de rendimiento, al bienestar individual y colectivo; de esta manera, el emprendimiento no se trata sólo de la fundación de una empresa, sino de la ampliación de las oportunidades económicas, financieras y mercantiles para la gestión, para aportar servicios de gestión de calidad, integrándose a las dinámicas económicas locales, regionales, nacionales y globales (Arias, 2019; Timarán, Ortega y Ascuntar, 2022).

Un emprendimiento es significativo para el ámbito local latinoamericano (Reyes y Orjuela, 2023), puesto que cubre las necesidades comunitarias y da respuestas a sus demandas, convirtiéndose en una relación de beneficio mutuo, donde el fin último es dar continuidad al progreso regional. Se busca con ello el desarrollo humano integral, a la vez que se proporcionan mejoras en los ingresos, en las condiciones materiales, en la autonomía económica, política, brindando oportunidades de empleo, acceso a bienes y servicios, a la educación, por medio de la materialización de proyectos y programas estructurados adecuadamente (Duarte y Ruíz, 2009).

Estos planes tienen una implementación precisa, ajustados a las normativas regionales, pensados para promover el bienestar de los individuos, donde es preciso el aumento de las oportunidades para generar riquezas, calidad de vida, con una perspectiva intergeneracional, donde la comunidad goce del beneficio del trabajo desarrollado en sus espacios. En sí, el emprendimiento es la búsqueda de progreso individual y colectivo, con impacto local, con identificación con el desarrollo, donde se coordinan planes, proyectos, programas y estrategias para lograr altos niveles de producción, haciendo frente a contextos adversos, en medio de escenarios desafiantes (Duarte y Ruíz, 2009).

Esta perspectiva concuerda con lo propuesto por Sparano (2014), quien afirma que los emprendimientos son procesos encausados hacia el progreso empresarial y social, significando fuente de empleos, de mejoras en la productividad y en la calidad de vida de los entornos, hasta llegar a consolidarse como espacios de competitividad y eficiencia. Destaca que, en el ámbito regional, el emprendimiento forma parte de las iniciativas empresariales, que se instauran en la realidad, con la finalidad de impulsar el bienestar social y colectivo. Para Martínez-Vargas, Duana-Ávila y Hernández-Gracia (2023):

El emprendedor surge por alguna circunstancia que lo motiva y obliga a tomar esta decisión de implementar una idea e innovar en algún producto o servicio, son los principales agentes del cambio, al generar empleo mejorar la economía e inspiración para otras personas o negocios. (p. 42)

 

En ese sentido, el emprendedor es la figura central de la empresa; gestiona el riesgo y la incertidumbre, ubicándose un peldaño por arriba de aquellos que realizan trabajo asalariado o independiente (Mata, 2018). No obstante, tanto los emprendedores como los emprendimientos, encuentran una serie de limitaciones en su camino, como el factor financiero, la gestión del conocimiento, el marketing, la administración, la falta de capital o de ventas, que son obstáculos que han de solventarse para llegar a resultados exitosos.

Ahora bien, Duarte y Ruíz (2009); así como Martínez-Vargas et al. (2023), contemplan la relevancia de la educación a la hora de la creación de emprendimientos, en tanto permiten formalizar y orientar las ideas de negocio, siendo el medio más adecuado para socializar, evaluar y planificar las acciones que han de ser materializadas. En línea general, se concibe el emprendimiento como un proceso formativo, con proyección comunitaria, que genera oportunidades laborales, bienes materiales, capital e interconexiones entre diversos sectores públicos y privados.

Estas premisas son respaldadas por los postulados de Rincón et al. (2022), quienes plantean que la educación es necesaria para promover los procesos vinculados a la innovación en los emprendimientos, dado que tienden puentes entre desarrollo profesional con la capacidad de impacto que las organizaciones puedan tener en los escenarios sociales, incidiendo, inclusive, en las prospectivas macroeconómicas a nivel global. Tal cual, la educación, conjugada con los avances de la ciencia y de la investigación, da resultados positivos sobre la economía, los espacios sociales, sobre el sector privado y público, y con la búsqueda del desarrollo regional y local.

En medio de este proceso, señalan Martínez-Vargas et al. (2023), entran en conexión factores internos como la racionalidad humana, las necesidades, la vocación, la innovación, el sistema de valores, de creencias y el papel de los individuos dentro de la organización, por lo que cada emprendimiento tiene una personalidad definida, que tiende al progreso, a los logros y al alcance de metas específicas. Empero, los factores externos también se conectan a los emprendimientos, como lo político, lo económico, la cultura, la comunidad, la ciencia, la tecnología, las familias, la educación, entre otros. La combinación de estos elementos permite ingeniar, crear, innovar, preservar y facilitar el trabajo colaborativo, acentuando la importancia de la motivación para llegar a solventar las necesidades y demandas del colectivo (Marcillo y Pulgarín, 2023).

La interconexión de los factores internos y externos dan vida a los emprendimientos, surgen los productos y servicios, donde el empresario da su toque original a los bienes ofertados, de donde los emprendimientos pueden derivar en la consolidación de pequeñas, medianas o grandes empresas, que brindan retribución económica a nivel local, regional o nacional.

Esto promueve una cultura organizativa planificada, capaz de administrar el capital estructural, intelectual y el relacional, considerados como los elementos intangibles, que tienen un carácter estratégico dentro de las organizaciones; dan valor a los emprendimientos, al propiciar el intercambio de conocimientos, el debate de ideas, a la puesta en práctica de los planes, proyectos y programas, a brindar mejores respuestas ante la necesidad de innovación, a divulgar el talento del emprendimiento, afectando de manera positiva la administración, los procesos y el contacto continuado con lo local y la comunidad (Rangel et al., 2017).

Los emprendimientos, en esencia, forman parte de las dinámicas sociales; amplían la posibilidad de crecimiento económico y cultural, brindando acceso al trabajo, a fuentes de empleo, a la educación, a la generación de actividades productivas, a la vez que dinamiza la relación entre empresa y comunidad. Más allá de la fundación de una organización, los emprendimientos son actividades prestas al servicio colectivo, en tanto garantizan oportunidades de progreso, siendo indicadores a tomar en consideración para medir el crecimiento regional.

 

2. El ecosistema emprendedor

De las diversas perspectivas teóricas sobre los emprendimientos, surge el concepto de ecosistema emprendedor, caracterizado por la participación de emprendimientos familiares y de economías diversas, tomados como ejemplos para lograr estructuración, disponibilidad y afianzamiento empresarial, sirviendo de aliciente para la creación de nuevas empresas y de políticas públicas acordes a las necesidades locales. Contempla la economía de competencia con estrategias y enfoques sistemáticos, considerando el valor de la agrupación de empresas como signo distintivo del ecosistema emprendedor, como medio para garantizar la satisfacción de los clientes (Sarabia y Delhumeau, 2019).

Bajo esta visión, se concibe necesaria la transformación de los emprendimientos, que están condicionados por los cambios de la comunidad y de los clientes que proveen, además de estar permanentemente en la necesidad de afrontar las adversidades, generando oportunidades para la innovación e inversión. Basándose en esto, los emprendimientos requieren del uso de una serie de herramientas estratégicas para mejorar su gestión; en otras palabras, tener la sinergia y capacidad de dinamizar los contextos, para palear las adversidades presentes en el contexto (Bonomo-Odizzio et al., 2023).

La supervivencia de los emprendimientos está determinada por su capacidad de transformación y adaptación al entorno, por las formas de integrarse a la comunidad, hacer uso de la participación del Estado, lo que requiere de la capacidad de superación de los puntos de inflexión y bifurcación, donde otras entidades organizativas perecen por su falta de innovación. Como tal, el emprendimiento está sujeto a la innovación, a la capacidad de impacto que tenga sobre la comunidad (Bonomo-Odizzio et al., 2023), pero también por las formas de afrontar el caos, la incertidumbre y los escenarios inciertos del presente, determinados por comportamientos aleatorios de fenómenos, como la pandemia COVID-19, que perturban los escenarios sociales y la estabilidad dentro de las organizaciones (Alvarado, 2023).

Visto así, el ecosistema emprendedor eleva la complejidad teórica de conceptualizar los emprendimientos, de las formas de accionar para su desempeño regional y local; por lo tanto, implica la estimulación económica, la participación política y la interacción de factores internos y externos, que propicien cambios y condiciones óptimas para las empresas (Sarabia y Delhumeau, 2019). La cooperación entre emprendimientos, la resiliencia, la flexibilidad y la innovación, son elementos esenciales en el ecosistema emprendedor, indispensable para la gestión eficiente y para asumir los retos de la sociedad del siglo XXI (Alvarado, 2023).

Para Mata (2018), la categorización de ecosistema de emprendimientos facilita el avance en las definiciones tradicionales de emprendimiento. Aún así, este no debe confundirse con aglomeración o concentración industrial (clústers), que describe la concentración de las empresas, con el fin de buscar ventajas para su desarrollo, como las inversiones, aprendizajes y facilidad de operaciones. En tal sentido, la concentración de organizaciones hace referencia a la presencia de empresas en espacios limitados por ciertos condicionamientos históricos, culturales, naturales y geográficos, donde se da lugar a estructuras económicas, sociales y políticas localizadas, determinadas por la competitividad.

Frente a la presencia de la aglomeración industrial, los ecosistemas de emprendimiento se centran en la supervivencia de las empresas, en la creación de nuevas formas de emprender, considerando el entorno de desenvolvimiento y la influencia que las empresas pueden tener sobre la comunidad.

Dentro de los ecosistemas de emprendimiento, los mismos tienen un papel fundamental en el desarrollo regional y local, en tanto son asociados a las mejoras económicas, la reducción del desempleo, funcionan como incentivo para la competitividad, la innovación, para dar pie a mejoras en los entornos, facilitan la creación de nuevos emprendimientos y a la financiación de los mismos, mostrando una serie de bondades y elementos positivos a destacar, al igual que la presencia del liderazgo, la cultura, los mercados, consumidores y la flexibilidad, para mantenerse en el tiempo, esenciales para diferenciar el emprendimiento en sus primeras etapas con el ecosistema de emprendimiento (Mata, 2018).

Es de destacar que los ecosistemas de emprendimiento exponen cómo los contextos y los elementos internos y externos dan forma a la actividad emprendedora, al igual que distinguen la relevancia del territorio para el nacimiento de nuevas empresas. En los escenarios actuales, se consideran parte de los países desarrollados, esenciales en los sistemas regionales y locales de innovación, como praxis económica alternativa, cuyo fin es lograr mejoras económicas, sociales, partiendo de entornos particulares, hasta llegar a integrarse a las mejoras perseguidas en el contexto nacional e internacional (Mellado, Sánchez y Hernández, 2023).

 Implica una evaluación permanente del impacto que tienen los emprendimientos en ámbitos geográficos específicos, las redes formales e informales construidas a partir de estos, así como el rol que juegan las entidades públicas, el Estado en el acceso a capital y en la formación de empleados calificados (Bonomo-Odizzio et al., 2023).

Si bien es cierto, es vital la interconexión con la comunidad, con el Estado y la comprensión de los factores externos e internos dentro de la empresa, es de carácter esencial la innovación en los ecosistemas de emprendimiento, puesto que es la manera de comercializar, procesar, establecer métodos o formas de organización significativos. Los emprendimientos se convierten en la célula esencial de los ecosistemas, debido a que tienen la capacidad de transformación y de adaptabilidad necesarios para suplir las demandas de la comunidad.

Una vez comprendidas las demandas específicas del sector social, los emprendimientos interactúan con la competencia, estableciendo una serie de objetivos, estructuras y métodos definidos en el ecosistema. Esto plantea una dicotomía significativa: Los emprendimientos no pueden pasar por alto la competitividad, pero tampoco el interés colectivo y las directrices comunes emanadas de los ecosistemas de emprendimiento (Rivera y Canay, 2019).

Sin lugar a dudas, el ecosistema de emprendimiento busca el éxito de las organizaciones, pero sin desenfocar las adversidades, los desequilibrios sociales y la capacidad de innovar ante la adversidad, lo que será significativo para el crecimiento de la empresa y para la cristalización del producto ofertado. La resiliencia, la creatividad y la innovación determinan los ecosistemas emprendedores, donde los factores internos y externos estimulan el desarrollo de los emprendimientos y, en cada locación, suelen existir elementos que le distinguen. Por lo tanto, en los ecosistemas de emprendimiento, el Estado, la educación, la cultura, la Universidad, los actores sociales, los organismos privados, forman parte de un engranaje maquinaria, complejo, pero eficiente y de notable interés social (Liberona y Rojas, 2023).

En el caso latinoamericano, el ecosistema emprendedor es un tema que está en constante dinamismo y crecimiento; se constituye en una oportunidad para fomentar nuevas formas de ingresos, para atraer la inversión extranjera, para promover la seguridad social, la producción local, el autoabastecimiento, la seguridad alimentaria, entre otros aspectos. Procuran mantener estándares de calidad, eficiencia y visibilidad; de igual manera, vinculación con los diversos actores sociales y la comunidad, para que los efectos redunden en el bienestar social.

 

3. Ecosistema emprendedor en entornos interculturales

Parte de la complejidad del ecosistema emprendedor se da en la comprensión del papel de la cultura y de los espacios interculturales para su desenvolvimiento, puesto que estas entidades organizativas generan impacto en pequeña, mediana y gran escala en las comunidades, por lo que se concibe como una estrategia para dinamizar la producción en espacios territoriales, cambiantes y dinámicos, generando iniciativas para resolver problemáticas de índole local.

Como puede apreciarse, los ecosistemas de emprendimiento tienen una estrecha relación con la cultura, con las cualidades axiológicas de las localidades y con la economía territorial, cuyo fin es fortalecer las dinámicas culturales, los mercados culturales, convirtiéndose en escenarios estratégicos que conecten los espacios interculturales con los emprendimientos (Timarán et al., 2022).

Por tal motivo, los emprendimientos no pueden verse separados de cualidades valorativas, de la producción cultural, de la localidad, en tanto las organizaciones están en la obligación y deber de fortalecer las prácticas interculturales. En el caso latinoamericano, los ecosistemas de emprendimiento se constituyen como una lucha contra las condiciones de marginación, de exclusión y de injusticia social. Si bien tiene sus propios objetivos, estos se integran a la búsqueda del bien colectivo, del desarrollo sustentable y a las formas de impulsar redes de desarrollo para la innovación, progreso tecnológico y reivindicación de la cultura, impactando significativamente sobre los espacios interculturales existentes (Timarán et al., 2022).

Estas apreciaciones concuerdan con los planteamientos de Pérez (2024), que considera que los ecosistemas emprendedores tienen como finalidad la cohesión social y la promoción del desarrollo sustentable. Por otra parte, también afirma la urgencia de entrar en contacto con los problemas comunitarios y medioambientales, como mecanismo de encuentro entre la empresa, el territorio y la comunidad, generando acciones que buscan preservar la cultura, el ambiente, proteger la diversidad, entre otros aspectos.

Lo anterior se realiza bajo una planificación, programación y medición específica, que toma en consideración las instituciones formales e informales, la infraestructura, la acción organizativa y la vinculación que se tiene con la cultura. Esto funciona como un sistema de redes, donde interactúan el liderazgo, las finanzas, el conocimiento, haciendo de los ecosistemas de emprendimiento esenciales para un crecimiento económico acelerado, pero medible de acuerdo a su interacción con la cultura y con los espacios territoriales, donde las diferencias culturales se tornan factores de riesgo y de confianza, susceptibles a modificar los escenarios económicos, siendo una realidad que ha sido considerada en los escenarios globales, donde el desarrollo se determina por la confianza que se tenga en la cultura (Rodríguez, 2020). 

Por esta razón, es prioritario vincular los emprendimientos y los ecosistemas de emprendimiento a las dinámicas interculturales, a las perspectivas geolocalizadas, considerando la idiosincrasia, la cultura, la identidad y otra serie de valores como clave para los impactos económicos. No se persigue sólo promover la satisfacción económica, sino alcanzar el bien común, colectivo, un futuro determinado por la calidad de vida de las poblaciones. En este sentido, se hace esencial valorar los recursos locales, apostando por políticas orientadas hacia el desarrollo de los espacios interculturales, sin perder de vista la cultura, la identidad y la capacidad de interrelación mutua (Caldentey, 2019).

Se busca la interacción del ecosistema emprendedor a modos de vida y de actuar, a condicionamientos determinados por la cultura, donde no se pierde de vista la rigurosidad de la actividad empresarial y profesional, pero se amplía la visión de contexto, las condiciones reales de trabajo y los espacios formativos necesarios para dimensionar el valor de la cultura y los territorios. A partir de la información analizada hasta el momento, se afirma que el ecosistema emprendedor es una actividad centrada en el bienestar individual y colectivo, en la revisión de la cotidianidad, para que las propuestas emprendedoras no sean vistas de forma lineal, sino desde una dimensión compleja.

La complejidad obliga a la interacción de los ecosistemas de emprendimiento con la colectividad, con los sectores regionales y locales, con las escuelas, universidades, representantes comunales, instituciones privadas y con los individuos. Se busca priorizar la puesta en práctica de proyectos de interés comunitario, que tengan en consideración el diagnostico situacional de la comunidad, para así poder realizar prospectivas económicas, considerando entre sus variables la identidad, la cultura y la capacidad de interacción de lo comunitario con las necesidades globales y de contexto (Caldentey, 2019).

En síntesis, el ecosistema emprendedor es necesario para el desarrollo de proyectos empresariales de gran impacto, que afectan la vida social, la economía y la comunidad. Proporcionan entornos colaborativos e interconexión entre el Estado, la empresa y la sociedad, a la vez que estimulan la innovación, el abastecimiento local, el desarrollo endógeno, la sana competitividad, contribuyendo a superar los desafíos del contexto latinoamericano y la discriminación suscitada en espacios geográficos de alta concentración de población intercultural.

 

Conclusiones

Los emprendimientos surgen de las necesidades reales y específicas de las colectividades. En ellos intervienen diversos factores internos y externo, que llevan a incentivar la actitud productiva, constante y permanente para consolidar los emprendimientos. El trabajo mancomunado lleva a ampliar las dimensiones de los emprendimientos y a agruparse en ecosistemas de emprendimiento, caracterizados, no sólo por la aglomeración en espacios geográficos similares, sino por la capacidad de innovación, de plantear intereses comunes, luchar por objetivos específicos, conectándose con diversos sectores de la población.

En dichas conexiones, se manifiesta la relevancia de los ecosistemas de emprendimiento en los espacios interculturales, lo que posibilita superar el pensamiento unidimensional, planteando escenarios alternativos, donde se revitalice el papel de la cultura y de la identidad, siendo un desafío para el trabajo con enfoque estratégico y territorial, donde, más allá de la instalación de una empresa, se crean vínculos con la comunidad y el contexto, con las necesidades y demandas de la población.

Sin perder de vista los lineamientos económicos de los emprendimientos, los ecosistemas de emprendimiento, plantean la innovación, marcos referenciales organizativos distintos, en la medida que aportan proyectos vinculados con la comunidad, donde se exploran las oportunidades de crecimiento económico, sostenido, sostenible, en respaldo y consecución con la identidad de los pueblos.

Finalmente, esta investigación aporta una perspectiva crítica sobre el ecosistema emprendedor en espacios interculturales, identificando cómo es el funcionamiento e interacción resultante de la operativización de los mismos, que procura el beneficio común, el desarrollo endógeno, la promoción de la cultura, la innovación y el beneficio colectivo. Ahora bien, como todo estudio, se tienen una serie de limitaciones, entre las que se puede destacar la naturaleza teórica de la investigación, que ha dejado de lado la recolección de datos a través de entrevistas a profundidad, semiestructuradas, cuestionarios y demás recursos de indagación que requieren del trabajo de campo.

Por este motivo, la investigación sirve de basamento teórico, que puede contribuir a incursionar en nuevas líneas de investigación sobre los ecosistemas emprendedores en espacios universitarios, comunitarios, digitales, a plantear el emprendimiento y su vinculación con el desarrollo sostenible, con la perspectiva de género, entre otros aspectos. 

 

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* PhD. en Ciencia mención Gerencia. Magíster en Desarrollo y Gestión de Empresas Sociales. Docente Tiempo Completo, Investigadora Senior Colciencias y Directora del Grupo de investigación Tamaskal de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas en la Universidad de la Guajira, Guajira, Colombia. E-mail: rpitre@uniguajira.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7373-1101

 

** Magister en Educación con énfasis en Cognición. Especialista en Gerencia de Instituciones Educativas. Licenciada en pedagogía Infantil. Docente, Investigadora y Directora del Grupo de investigación Creciendo en la Universidad de la Guajira, Guajira, Colombia. E-mail: meredith@uniguajira.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7894-420X

 

*** Magister Scientiarum en Gerencia de Recursos Humanos. Trabajadora Social. Docente Ocasional en la Universidad de la Guajira, Guajira, Colombia. E-mail: mmceledon@uniguajira.edu.co ORCID: https://orcid.org/0009-0009-1176-0818

 

 

Recibido: 2023-12-10                · Aceptado: 2024-02-29