Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXIX, No. 3, Julio - Septiembre 2023. pp.
280-294
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Como citar: Guillén de Romero,
J., Macías, W. A., Guamán, P. I., Muñoz, N. (2023). Formación en valores en el
ámbito escolar: Perspectiva del profesional de lo social en Portoviejo-Ecuador.
Revista De Ciencias Sociales, XXIX(3), 280-294.
Formación en valores en el ámbito escolar: Perspectiva
del profesional de lo social en Portoviejo-Ecuador
Guillén de Romero,
Jacqueline*
Macías Párraga, Wilter
Andrés**
Guamán Torres, Patricio
Isaac***
Muñoz Macias, Noris****
Actualmente, la educación en valores manifiesta problemas en la
práctica, especialmente en los adolescentes, comprendiendo que es parte de la tarea
de los docentes y otros profesionales como es el trabajador social en el ámbito
educativo, quien se desenvuelve como gestor para socializar, identificar y
promover valores, construyendo patrones culturales y éticos en los sujetos. Por
ello, se plantea como objetivo indagar la intervención del Trabajador Social en
la formación en valores en los estudiantes de Educación Básica Superior de las
Unidades Educativas de Portoviejo-Ecuador. El estudio tuvo enfoque positivista,
mediante investigación cuantitativa, utilizando el método descriptivo,
analítico y estadístico. La técnica fue la encuesta con dos cuestionarios, uno
dirigido a 8 profesionales en Trabajo Social, quienes laboran en 8
instituciones; y el segundo para los estudiantes, manejando la muestra de 20 participantes
por institución, siendo en total 160. Con los resultados se identificó que la
labor que desempeña el profesional de lo social para la formación en valores es
fundamental para el fortalecimiento de relaciones interpersonales y construcción
de una convivencia social estable y armónica, interviniendo desde el
Departamento de Consejería Estudiantil; concluyendo, que el proceso se inicia
en la familia y continua en la institución educativa y sociedad.
Palabras clave: Formación en valores; estudiantes; trabajador social; instituciones
educativas; Portoviejo-Ecuador.
Training in values in the school environment:
Perspective of the social professional in Portoviejo-Ecuador
Abstract
Currently,
education in values manifests problems in practice, especially in adolescents,
understanding that it is part of the task of teachers and other professionals
such as the social worker in the educational field, who works as a manager to
socialize, identify and promote values, building cultural and ethical patterns
in the subjects. For this reason, the objective is to investigate the
intervention of the Social Worker in the formation of values in the students of
Higher Basic Education of the Educational Units of Portoviejo-Ecuador. The
study had a positivist approach, through quantitative research, using the
descriptive, analytical and statistical method. The technique was the survey
with two questionnaires, one addressed to 8 Social Work professionals, who work
in 8 institutions; and the second for the students, handling the sample of 20
participants per institution, with a total of 160. With the results, it was
identified that the work carried out by the social professional for the
formation in values is essential for the strengthening of interpersonal relationships
and construction of a stable and harmonious social coexistence, intervening
from the Student Counseling Department; concluding, that the process begins in
the family and continues in the educational institution and society.
Keywords: Values training; students; social worker;
educational institutions; Portoviejo-Ecuador.
En esta década, la educación moral o educación en valores se ha
convertido en el tema estratégico número uno en educación, y el debate
axiomático ha atraído la atención de muchos foros internacionales que se
encuentran relacionados con la enseñanza en todo el mundo. Así pues, la
necesidad del proceso educativo de crear adhesión a un sistema de valores
trasciende la oposición existente entre la llamada tradición e innovación, y la
ciencia, la tecnología y el humanismo, por cuanto, el sistema educativo
promueve los valores, la tradición, y la realización de grandes proyectos con
fines de carácter axiomático en el campo de la vida moral.
En efecto, es importante destacar que, cada sociedad, en un determinado
momento de su historia, elige de un conjunto común de valores los que considera
más adecuados para satisfacer sus necesidades sociales, siendo la familia y la
escuela la base responsable de su transmisión y desarrollo, a través de la
actividad educativa que tiene lugar dentro de ella; de tal manera, Castro y
Pérez (2017) mencionan que:
Las intervenciones no se centran sólo en
problemas que pueda tener el alumno en temas como el absentismo y el fracaso
educativo, también aborda situaciones sociales conflictivas: integración de
inmigrantes y colectivos desfavorecidos, drogodependencia, obesidad, anorexia,
soledad, clima de convivencia, acoso escolar como forma de violencia, detección
de malos tratos y abusos sexuales, entre otros sectores. (p.219)
Sobre la base de la idea expuesta por él autor, el Trabajador Social (TS)
como educador es aquel que se encuentra comprometido con la irremplazable tarea
de procurar de manera activa el buen desarrollo de los estudiantes, impartiendo
y abordando asuntos relacionados con la formación en valores, compartiendo esta
tarea con la educación impartida desde el hogar de cada adolescente.
El trabajador social en el ámbito educativo acciona en una intervención
preventiva-promocional, en los niveles de educación básica, secundaria y
superior; actúa con equipos multidisciplinarios para el análisis y solución de
conflictos; fomenta y defiende los derechos humanos de los estudiantes y de
toda la comunidad educativa, promoviendo valores de solidaridad, de tolerancia,
de respecto y responsabilidad.
Es importante destacar que, es fundamental el papel del Trabajador
Social en la formación de valores en los estudiantes, al promover con sus
acciones el desarrollo humano y social de las personas y comunidades,
fomentando valores éticos y morales que contribuyan al bienestar colectivo;
además, los autores coinciden con la mención de Meriño et al. (2021), quienes
afirman que se debe “hacer énfasis en la formación ética para promover y testimoniar
los valores que
favorecerán el desarrollo social, justo,
equilibrado, plural y
humano” (p.459).
Dentro de este marco de ideas, la intervención del trabajador social en
la educación en valores es un pilar fundamental para el desarrollo integral de
los adolescentes y su superación personal dentro de su vida actual y futura.
Cabe destacar que, los valores que realmente influyen en la vida de una persona
de manera duradera, son los que cada uno es capaz de construir por sí mismos,
es ahí, donde intervine el trabajador social, verificando que esta enseñanza en
valores se direccione desde la formación del hogar, de manera eficaz, para que
así, el profesional de lo social pueda aportar mayor enseñanza a los
estudiantes.
1. Fundamentación teórica
1.1. Perspectivas de la educación en valores
La educación en valores tiene un significado en apoyar los procesos de
maduración y socialización de las personas en su infancia y juventud, con el
fin de capacitarlas para ejercer como ciudadanos en una sociedad democrática. Por
consiguiente, se trae a colación los postulados de Díaz y Garzón (2017) quienes
afirman que:
Para que los alumnos actúen como personas que
conocen los derechos individuales y los deberes públicos, comprendan también
que los problemas sociales les atañen y, además, se animen no sólo a construir
una opinión propia sino también a participar de forma responsable en los
asuntos comunitarios. (p.27)
Los valores son principios y virtudes innatos de cada persona, los
cuales se van moldeando con el pasar del tiempo, siendo influyente en la
formación de los valores en los escenarios de las costumbres, la familia, el
entorno social y cultural de cada individuo, por esta razón las personas adoptan
valores diferentes según convengan en el estilo de vida. En este sentido, las
sociedades adoptan valores generales para poseer una buena armonía entre las
personas que la conforman. Por ende, en la postura de Parra (2003), se plantea
lo siguiente:
Cada sociedad, en un momento determinado de
su historia, selecciona del sistema general de valores aquellos que considera
más adecuados para satisfacer las necesidades sociales, siendo la escuela la
institución encargada de su transmisión y desarrollo, por medio de la actividad
educativa que se desarrolla en su seno. La educación es, por tanto, aquella
actividad cultural que se lleva a cabo en un contexto intencionalmente
organizado para la transmisión de los conocimientos, las habilidades y los
valores que son demandados por el grupo social. Así, pues, todo proceso educativo
está relacionado con los valores. (p.70)
En cuanto, al desarrollo del plan de estudios para todas las unidades
educativas, los planes y programas de aprendizaje, la educación en valores, es
un factor indispensable que requieren de su atención, para educar y capacitar a
los estudiantes, no solo en lo que respecta al conocimiento, sino también se
los educa para una vida armoniosa y pacífica, con el resto de la población.
De esta manera las Unidades Educativas, son consideradas como un factor
de suma importancia en la formación de valores, motivado a que, las escuelas y
colegios son apreciados como un segundo hogar para los estudiantes, es el buen
vivir de ellos que coadyuve a la sociedad.
1.2. El Trabajo Social y el andamio en fortalecer
los valores
En la actualidad, la educación de los adolescentes, en cuanto a valores
que sustentan la sociedad en la que se desarrollan, es un problema entendido
también como tarea de los docentes y otros profesionales. En lo que respecta a
este campo, el Trabajador Social se desenvuelve como un gestor de proyectos
para socializar, identificar y promover valores, fortaleciendo patrones
culturales y comportamientos éticos en los sujetos sociales. En estos espacios,
se promueve la comunicación para la suma de saberes individuales, a su vez
fomentar conexiones que puedan garantizar y fortalecer derechos y valores. En base a las consideraciones antes
señaladas, se estima
prudente destacar las premisas de Gómez-Zambrano y Menéndez-Rodríguez (2017), quien manifiesta que:
El nivel de impulso de los valores que se
promueven desde el currículo universitario es medianamente alto, siendo
evidente la fundamental importancia en la formación en valores de los
estudiantes de Trabajo Social, puesto que, la profesión es humanista, y es necesario
fortalecer sus actitudes y/o comportamientos a través de las asignaturas de
Ética y Valores que son parte del rol que cumplen en el cambio en las
relaciones humanas de la sociedad. (p.363)
En virtud de lo anterior, es importante destacar que, la ética y los
valores constituyen un sentido en los retos que la sociedad actual le presenta
al Trabajo Social, es así como, se considera uno de los componentes esenciales
para su formación integral y que servirá para su ejercicio profesional. Por
ello, es necesario que estos espacios de reflexión se amplíen, por tratarse del
fortalecimiento de valores aceptados de manera universal. Por ende, en líneas
expuestas del razonamiento de Lastres-Rodríguez
y Yaques-de la Rosa (2018), consideran relevante que:
El sistema de valores que cada sujeto posee
está directamente vinculado con las formas de vida de la sociedad, lo que
origina que las transformaciones en esta influyan en su reacomodamiento y
consecuentemente en su jerarquía, lo que tiene lugar mediante una tenaz lucha
ideológica. (p.74)
En el mismo hilo conductual de la presente disquisición, es de relevancia destacar que, los valores
constituyen formaciones complejas en la personalidad del individuo, son
producto de la naturaleza de las actitudes, por ello, se encuentran ligadas a
la existencia propia de las personas, y de allí que, alcanzan a afectar o
configurar su conducta, ideas, sentimientos y modos de actuación. Esto exige a
los profesionales en Trabajo Social que reflexionen en cuanto a que la sociedad
en todo momento se encuentra en un proceso de aprendizaje sobre los valores,
con el objeto de contribuir a que las personas asuman la condición de humanos,
dignos, contribuyendo para que los individuos optimicen las condiciones para su
desarrollo.
El Trabajo Social se desarrolla en diferentes espacios, siendo uno de
ellos el ámbito educativo. Para tal
efecto, dentro de
este marco de ideas, se plasma lo enunciado por Iglesias y Ortuño (2018), quienes sostienen
que el objetivo en las instituciones educativas es promover estrategias de
intervención y estructuras organizativas que favorezcan la convivencia, la
educación, las relaciones y el bienestar de todos aquellos que la componen. La
meta del Trabajo Social es implementar medidas para prevenir, cambiar o aliviar
situaciones de dificultad o conflicto. La escuela es un contexto en el que los
conflictos surgen a diario debido a las interacciones entre los sistemas, tal
como lo sostienen Ramón, Longoria y Olalde (2020). Por su parte, Expósito y Marsollier (2021)
manifiestan que:
Los valores no se presentan aisladamente ni
de manera descontextualizada porque demandan determinadas apreciaciones
intelectivas y afectivas de una persona real en su contexto. Esta capacidad que
tiene el hombre de poder discernir le permite generar ideas que motivan sus
acciones; las cuales, con el paso del tiempo, se van cristalizando en conductas
congruentes con su forma de pensar. (p.15)
En lo concerniente, se estima prudente destacar que, los valores se
construyen día a día como el resultado de la interacción de la experiencia de
vida y esa capacidad de evaluar la realidad que rodea para poder elegir aquello
que más se aprecia. Por consiguiente, en lo que respecta al profesional de lo
social, la autora De Robertis (2018) señala lo siguiente: “Como las otras
profesiones basadas en la relación al otro, el Trabajo Social considera que su
intervención está regida por principios éticos y deontológicos indispensables
para la acción” (p.21).
En el mismo orden de ideas, su concepción del mundo y de los seres
humanos es a la vez una construcción personal y colectiva. Personal, puesto
que, su concepción social, ética, lo moviliza, lo orienta; colectiva, pues, por
un lado, la sociedad ha erigido pautas, leyes para su buen funcionamiento, y,
por otra parte, la profesión ha elaborado exigencias y normas deontológicas que
todos sus miembros deben respetar. En
función de lo antes expuesto, resaltan los aportes desplegados por Calderón (2019), quien menciona que:
En lo que se refiere a los centros educativos,
el TS tiene un papel importante en la intervención preventiva y asistencial en
temas como el absentismo y el fracaso educativo, la integración de inmigrantes
y colectivos desfavorecidos, la detección de malos tratos y abusos sexuales, la
mejora del clima de convivencia, la atención ante el fenómeno de la violencia o
la estimulación de la mejora pedagógica o la participación de todos en la buena
marcha de los procesos. (p.1)
Desde esta perspectiva, suele confundirse educación con instrucción o
escolarización, por ello, las necesidades sociales demandan amplias ofertas
educativas, mismas que se refieren a las capacidades tradicionales que se
imparten en el sistema educativo. En la misma tendencia del tema, el autor
mencionado anteriormente Calderón (2019), entiende el Trabajo Social “como
conocimiento y acción útil que facilita dinámicas de expansión de
posibilidades, de capacitación de los recursos humanos, de democratización del
conocimiento y de conformación de estructuras sociales más avanzadas y libres”
(p.3). De ahí que, el trabajador(a) social, mediante la palabra y la acción va
a transmitir su saber, aceptar, proponer y apoyar consensos en la búsqueda de
excelentes condiciones de vida para los individuos.
1.3. Los valores y el crecimiento personal de
los estudiantes
El estudio de los valores es un tema que permite
observar al individuo desde sus conductas y actitudes. En este sentido, es de
importancia resaltar que Yaguana-Castillo, Carrera-Herrera y Placencia-Tapia (2019)
estiman que, en el caso de la Filosofía, se da lugar a una nueva ciencia de los
valores o Axiología. Este trabajo nace desde el campo educativo donde se han
destacado por aportes notables especificando la concepción del constructo
valor. La educación tiene como función formar al ser humano desde su
integralidad; por lo que, como principio básico, reconoce a los educandos como
personas, con una consolidación de los valores morales hacia una sociedad
democrática.
Se toma en consideración el término democrático
como un modelo de equidad, libertad, honradez, solidaridad, armonía, humildad y
respeto de pensamiento entre las personas. Desde el punto de vista de Martínez,
Charris y Vargas (2018), la formación de valores constituye una prioridad
pedagógica, que debe ser asumida tomando en cuenta su doble naturaleza
objetiva-subjetiva, esto hace referencia a que cada una de las personas debe
conocer el entorno donde se desempeña, desde una perspectiva social e
histórica, con el fin de estar al tanto de su influencia en cuanto a la construcción
de sus valores, los mismos que van a dirigir su conducta ética, moral y
humanística durante su desarrollo tanto personal como profesional.
En el mismo hilo conductual de la presente
disquisición, la
importancia que poseen los valores dentro de la educación es significativa, de
manera que, se consideran como el origen y el fin de un proceso fundamental
para la interpretación de la realidad que hoy se vive, pues estos indican y
direccionan al comportamiento humano equilibrado que se quiere lograr en la
educación de los valores en los adolescentes; en este sentido, el componente
comunicativo es imprescindible. Por ende, en el panorama investigativo se menciona las premisas de
Pin y Lescay (2020), quienes enuncian lo
siguiente:
Al considerar que la enseñanza
de la disciplina como un valor fundamental en el proceso de formación de los
estudiantes se refiere como relevante fomentar los valores en la práctica
diaria, esencialmente desde la escuela, la comunidad, el trabajo, el ambiente
físico y sociocultural, entre otros. En este sentido estas agencias
socializadoras contribuyen a la formación personal, académica y social en los
estudiantes, de tal modo que le servirá a lo largo de toda su vida. (p.1)
En consecuencia, de lo anterior, se hace necesario profundizar en la
conceptualización y justificación de estos valores, para así, favorecer el
desarrollo de una cultura de paz y sana convivencia. Esto porque, en la
actualidad, con la situación de crisis que se vive, el ambiente escolar en un
centro educativo es cada día más complejo y la escuela se ha convertido en
campo fértil para expresiones de violencia verbal, física y simbólica. Con relación a lo enunciado anteriormente, Ruiz (2017) manifiesta que:
La incorporación
sistemática de los valores da como resultado una educación de calidad, para
esto es necesario contar con la: Incorporación de profesores que tengan
integrados los valores en el desarrollo de sus vidas y los transmitan en sus
acciones. Las instituciones educativas deben tomar las riendas de la incorporación
del valor razonado en sus estrategias educativas, si quieren producir
profesionales dirigidos hacia las acciones valoradas explícitas, por ejemplo,
el bien común. (p.345)
En efecto, los seres humanos no son perfectos,
ni pretenden serlo; intentan actuar de la mejor forma posible de acuerdo con
los valores que la familia y la sociedad le han enseñado desde pequeños. A lo
largo de la vida es posible que el individuo se pregunte si está actuando de
forma correcta y conforme a lo que los demás esperan de ellos. Esa respuesta
sobre cuándo hace algo bueno o malo, está determinada por sus valores morales;
en otras palabras, este es el conjunto de normas, costumbres o principios por
los cuales se rigen de acuerdo con lo que transmitieron los miembros de la
sociedad donde creció. Por ello, Salinas y Valdez (2017) estiman prudente
destacar que:
La
educación en valores es considerada como un elemento indispensable en el
currículo de todos los niveles educativos, dado que los planes y programas de
estudio demandan la formación de ciudadanos con competencias, no sólo
relacionadas con el conocimiento, sino con competencias para una vida en
armonía y en paz con el resto de los ciudadanos. (p.238)
En ese sentido, la educación en valores es aquella que permite
desarrollar la dimensión humana del alumnado, haciendo posible que ellos puedan
vivir en sociedades más justas. Además, como lo mencionan Rodelo et al. (2021):
“Se necesitan docentes con
nuevas perspectivas, que opten
por desarrollar valores
culturales en sus educandos,
docentes motivados por abordar
situaciones” (p.289), puesto que, no sólo se trata de enseñar
determinados valores, sino de facilitar procesos personales de valoración, para
que cada alumno reflexione y elija aquellos valores que desea hacer propios,
mediante un proceso personal, el cual se origina en la familia y se continúa
desarrollando en la interacción con los otros.
2. Metodología
El presente marco metodológico se direcciona bajo el enfoque de
investigación positivista, y la aplicación de los métodos bibliográfico,
analítico y estadístico como guías o rutas críticas para la elaboración de la
disquisición, siendo un estudio cuantitativo. Con relación al positivismo, es
importante destacar los postulados teóricos de los autores León y Pérez (2019):
En lo metodológico, el positivismo se
caracteriza por emplear la experimentación controlada, en la cual se establece
un diseño riguroso y estructurado, en el que se emplea una metodología pensada
para evitar los sesgos en la información y la subjetividad por parte del
investigador. (p.72)
Así mismo, se aplicó un tipo de estudio cuantitativo, siendo una
estrategia de estudio que se enfoca en analizar cuantitativamente la
recopilación de datos, de ahí su relación con el número, es un método
ampliamente utilizado en las ciencias sociales. En lo concerniente, se trae a colación lo expresado por Del
Canto y Silva (2013), quienes afirman que:
La versión cuantitativa tiene entonces por
principio la adopción de un criterio lógico, esto es, entre las premisas y las
conclusiones se constituye un estrecho conjunto de relaciones regladas, tales
que para ir de las primeras a las segundas no habrá más que seguir sus
estipulaciones. Así, el resultado final de sus aplicaciones conlleva
frecuentemente la convicción a la autonomía del proceso. Bajo este enfoque,
cuya pretensión es la de gestionar las relaciones intemporales entre variables,
las ciencias sociales se instauran como gestoras. (p.28)
En este mismo orden de ideas, la investigación se caracteriza por ser
descriptiva, es el tipo de investigación donde se describen los hechos tal como
se presentan en la realidad, es el interpretar los hechos que se presentan,
este tipo de estudio se centra en la recopilación de datos objetivos y
cuantificables sobre las variables que se están analizando. En este sentido, Guevara, Verdesoto y Castro (2020) mencionan que: “La información
suministrada por la investigación descriptiva debe ser verídica, precisa y
sistemática. Se debe evitar hacer inferencias en torno al fenómeno. Lo
fundamental son las características observables y verificables” (p.166).
En el referido estudio se aplicó un diseño de campo, el cual permitió
obtener datos de la realidad y así estudiarlos en el espacio determinado tal y
como se muestran, sin la necesidad de manipular las variables. Es importante
adicionar que, el trabajo de campo es esencial en el desarrollo de una
investigación, puesto que, permite conocer y evaluar de primera mano lo que
antecede en un entorno determinado.
La investigación de campo, implica la recolección de datos a través de
la salida del investigador para obtener información de la naturaleza o la
sociedad. En ambas situaciones, es fundamental que busque activamente el objeto
de estudio para recopilar la información necesaria (Campos, 2017). Por tanto,
el propósito de este estudio es obtener información del sujeto u objeto de
estudio y de la realidad en la que se desarrollan los hechos, sin alterar
alguna variable. En otras palabras, se recolecta la información sin interponerse
o alterar los contextos existentes.
Seguidamente, se empleó el método bibliográfico, analítico y
estadístico, en relación al primero, Martín y Lafuente (2017) sostienen que: “El
investigador va construyendo el marco teórico, documentando antecedentes y
elaborando la bibliografía que se incluye al final de un trabajo científico o
académico” (p.153). Para la investigación se realizó la búsqueda de una
diversidad de acervo bibliográfico como: Textos, revistas científicas, tesis,
entre otros documentos de relevancia, que otorgaron contenido al presente
estudio, en concordancia con las variables de la disquisición, por cuanto, se
obtuvo información del pasado y presente para obtener criterios acertados de la
temática ya antes mencionada.
Se utilizó el método a analítico, puesto que cuenta con un procedimiento
que va de lo general a lo específico, además, se considera como uno de los más
importantes en las investigaciones; en este contexto, Hurtado (2015) menciona:
“La investigación analítica implica la reinterpretación de lo analizado en
función de algunos criterios, dependiendo de los objetivos de análisis. Intenta
identificar las sinergias menos evidentes de los eventos analizados” (p. 113).
Así mismo, el método estadístico se abordó para el correcto desarrollo
de la recopilación de datos mediante la investigación cuantitativa. Para tal efecto, dentro de este marco de ideas se plantea lo
declarado por Ruiz y
Valenzuela (2021), quienes afirman que:
El investigador puede examinar los datos de
manera numérica haciendo uso de la estadística para medir los fenómenos
sociales, como los de las ciencias naturales, aplicando la técnica de las
encuestas de percepción o de seguimiento de eventos sujetos a porcentajes de
efectividad para dar por comprobado algo. (p.7)
Para el proceso de esta investigación, la técnica aplicada fue la
encuesta que según los autores Suárez, Varguillas y Ronceros (2022) mencionan
que: “Es una técnica que permite la obtención sistemática de la información a
través de un instrumento previamente diseñado” (p.42). El propósito del
cuestionario como instrumento fue, abordar las preguntas relacionadas al tema
objeto de estudio, refiriéndose a la intervención que ejecuta el Trabajador
Social en el fortalecimiento de la educación en valores en estudiantes de
educación básica superior.
Para la recolección de información, se elaboraron dos (2) cuestionarios,
uno dirigido a los Trabajadores
Sociales que laboran en las diferentes Instituciones Educativas; y el otro,
dirigido a estudiantes de las Instituciones Educativas, ambos con la
escala de Likert. En lo
concerniente, a los aspectos antes descritos, Arias (2020) considera que:
El cuestionario es un instrumento de
recolección de datos utilizado comúnmente en los trabajos de investigación
científica. Consiste en un conjunto de preguntas presentadas y enumeradas en
una tabla y una serie de posibles respuestas que el encuestado debe responder.
No existen respuestas correctas o incorrectas, todas las respuestas llevan a un
resultado diferente y se aplican a una población conformada por personas.
(p.21)
Por otra parte, la población estuvo conformada por la totalidad de ocho
(8) trabajadores sociales, incorporados laboralmente en cada Unidad Educativa,
ubicadas en el Cantón de Portoviejo, Provincia de Manabí, Ecuador: U.E.
Franklin Delano Roosevelt, U.E. Tiburcio Macías, U.E. Portoviejo, U.E. Luis
Dueña Vera, U.E. 25 de Mayo, U.E. Azuay, U.E. Alajuela, y U.E. Velazco Ibarra.
Además, es importante resaltar que, se cuenta con un total de población
estudiantil de setecientos dieciocho (718), que se encuentran cursando el 1°
nivel de Bachillerato en los respectivos paralelos que poseen cada Institución
Educativa. Se seleccionó una muestra no probabilística intencional. En este
contexto investigativo, se resalta lo pronunciado por Ruiz y Valenzuela (2021),
quienes aluden que:
El muestro no probabilístico es aquel que, no
brinda a todo componente del universo una oportunidad conocida de ser incluido
en la muestra. El investigador decide que componentes se deberán entrevistar u
observar, que concuerden con las variables y se ajustan a los atributos y
dimensiones especificadas para cada unidad de estudio. (p.59)
Por lo cual, se consideró una muestra de veinte (20) estudiantes por
cada Unidad Educativa, siendo un total de ciento sesenta (160) alumnos, a
quienes se les aplicó un segundo cuestionario y se coordinó con las
instituciones educativas de Portoviejo-Ecuador, la aplicación de la respectiva
encuesta con la debida autorización del Distrito Zonal 4 de Educación 13D00.
3.
Resultados y discusión
Para la recopilación de los resultados se utilizó la técnica de la
encuesta dirigida a ocho (8) trabajadores sociales y (160) estudiantes de
Educación Básica Superior, pertenecientes a las Unidades Educativas de
Portoviejo: U.E. Franklin Delano Roosevelt, U.E. Tiburcio Macías, U.E.
Portoviejo, U.E. Luis Dueña Vera, U.E. 25 de Mayo, U.E. Azuay, U.E. Alajuela, y
U.E. Velazco Ibarra.
Los encuestados ofrecieron su opinión sobre la intervención del
trabajador social en la educación en valores en sus instituciones. Los datos
obtenidos se representan con figuras estadísticas para facilitar la perspectiva
visual de los resultados, con sus respectivas tablas, en las cuales se
desglosan las alternativas junto a sus frecuencias absolutas y relativas.
3.1.
Encuesta a los Trabajadores Sociales que laboran en las diferentes
Instituciones Educativas
En función a los datos obtenidos, como se observa en la Tabla 1, el 75%
de la población encuestada afirma que a veces los estudiantes practican los
valores y principias inculcados dentro de la formación académica; mientras que
un 13% señala que pocas veces es practicado; sin embargo, un 12% expresó que
siempre los estudiantes sí practican los valores inculcados en la institución.
De este modo, se evidencia que, según la percepción de los trabajadores
sociales, no siempre los estudiantes practican los valores, además, no solo
aprenden en su etapa educativa, sino también desde el hogar.
Tabla
1
Alternativa |
Frecuencia |
Porcentaje |
Siempre |
1 |
12% |
A veces |
6 |
75% |
Pocas veces |
1 |
13% |
Nunca |
0 |
0% |
Total |
8 |
100% |
Fuente: Elaboración propia, 2023.
Puede observarse que a veces se practican valores durante la formación
académica, lo cual implica que se hace sin enfatizar que son los valores,
simplemente se ejecutan para dar mayor realce, lo cual coincide con la
perspectiva de Mijangos (2017), para quien la finalidad de capacitar sobre la
importancia de la práctica de valores en el establecimiento educativo, es
permitir al estudiante, que en su convivencia del diario vivir dirija sus pasos
hacia la práctica de esos valores a fin de que sea pacífico, estable emocionalmente, con
desarrollo comunitario, respeto a los valores individuales y colectivos dentro
y fuera del sistema educativo.
En la Tabla 2, se puede observar que el 62% de los encuestados afirman
que, siempre imparten una capacitación o inducción a los estudiantes con
relación a la formación en valores dentro de sus instituciones; sin embargo, un
38% indica que a veces han brindado una capacitación en relación a esta
temática. En este sentido, se puede determinar que los trabajadores sociales de
las distintas Unidades Educativas de Portoviejo-Ecuador sí realizan inducciones
en relación con la educación en valores.
Tabla
2
¿Ha impartido
usted, alguna capacitación o inducción con relación a la formación en valores
en la Unidad Educativa?
Alternativa |
Frecuencia |
Porcentaje |
Siempre |
5 |
62% |
A veces |
3 |
38% |
Pocas veces |
0 |
0% |
Nunca |
0 |
0% |
Total |
8 |
100% |
Fuente: Elaboración propia, 2023.
Estos resultados reflejan lo expuesto por Guillén (2021), cuando expresa
que todo/a Trabajador(a) Social (TS), se convierte en un profesional al
servicio de los demás, porque su acción es para el bienestar de los otros, bien
sea de manera individual, grupal o comunitaria, lo cual implica tener que estar
interactuando con otras personas, indicando para esto que en el desempeño de
sus actividades, modela y ejemplifica valores, al practicar el respeto, la
escucha activa, al acercarse a los demás para ayudarlos y orientarlos,
comprender, tener paciencia y tolerancia.
Por ello, las habilidades personales de este profesional social son
actitudes, comportamientos con los cuales el profesional puede realizar su
labor, contribuyendo con la formación en valores, muy especialmente cuando
realiza su trabajo en instituciones educativas.
De acuerdo con los resultados presentados en la Tabla 3, el 46% de los
encuestados mencionan que la familia es la responsable de la formación o
educación en valores de los estudiantes, el 27% indican que es la institución;
sin embargo, el otro 27% señalan que son todas las anteriores, refiriéndose a
que la formación en valores es responsabilidad de la familia, la institución y
el auto aprendizaje de los alumnos. Por consiguiente, los resultados concuerdan
con lo planteado por Domínguez (2010), para quien la educación es un proceso
muy largo que comienza siendo impartida por la familia y luego la escuela, así
como se necesita de ambas partes para conseguir un pleno desarrollo educativo y
personal, tal como se está haciendo en las instituciones objeto de estudio.
Tabla
3
Según su
percepción, ¿Quiénes son responsables de la formación o educación en valores de
los estudiantes de su Unidad Educativa?
Alternativa |
Frecuencia |
Porcentaje |
La familia |
5 |
46% |
La institución |
3 |
27% |
Alumnos |
0 |
0% |
Todas las anteriores |
3 |
27% |
Total |
11 |
100% |
Fuente: Elaboración propia, 2023.
De igual manera, los estudiantes respondieron a las interrogantes acerca
de la formación de valores y sus resultados se muestran a continuación.
3.2. Encuesta a
estudiantes de las Instituciones Educativas
Analizando los datos obtenidos de esta pregunta, se aprecia en la Tabla
4 que, una gran parte de los docentes, así como los otros profesionales que
laboran en las instituciones aplican la educación en valores, teniendo un
porcentaje favorable del 33% en su mayor valoración (Siempre), siguiéndole con
24% la opción A veces, siendo aún resultados positivos, en su minoría con el 18%
de los estudiantes manifestó que pocas veces los profesionales aplican la
educación en valores.
Tabla
4
Desde su
apreciación: ¿Considera usted, que los docentes, así como los otros
profesionales que laboran en su Institución aplican la Educación en Valores?
Alternativa |
Frecuencia |
Porcentaje |
Siempre |
106 |
33% |
A veces |
35 |
24% |
Pocas veces |
19 |
18% |
Nunca |
0 |
0% |
Total |
160 |
100% |
Fuente: Elaboración propia, 2023.
Los resultados obtenidos, concuerdan con los postulados de Salazar y
Herrera (2008), quienes afirman que, como actores del proceso educativo, les
corresponde a los docentes explicitar los valores, porque como integrantes de
una comunidad comparten y los asimilan de su contexto apropiándose de ellos,
aceptándolos o rechazándolos, pero concuerdan en considerar que son parte de la
vida cotidiana, en el hogar, la institución educativa y la sociedad.
En ese orden de ideas, se analiza la Tabla 5, donde se puede apreciar
que el 34% de la población encuestada afirmó que, A veces, recibieron algún
tipo de capacitación impartida por la/el Trabajador Social con relación a la
educación en valores; un 24% coincidieron en la repuesta siempre; sin embargo,
un 28% afirma haber recibido pocas veces inducciones sobre la educación en
valores, negativamente un 14% coincidieron en que nunca recibieron charlas
sobre la educación en valores por parte del trabajador Social.
Tabla
5
Alternativa |
Frecuencia |
Porcentaje |
Siempre |
38 |
24% |
A veces |
55 |
34% |
Pocas veces |
45 |
28% |
Nunca |
22 |
14% |
Total |
160 |
100% |
Fuente: Elaboración propia, 2023.
Sin embargo, es mayor el porcentaje que afirman al menos haber recibido
una capacitación en relación a los valores; en este mismo sentido, se menciona
la concordancia con los aspectos descritos por Castro y Pérez (2017), quienes
resaltan que unas de las principales funciones que desempeñan los profesionales
de Trabajo Social en el ámbito de la educación, está relacionada con el respeto
al alumnado; en el ámbito familiar, potenciar estilos de crianza democráticos,
cercanos y comunicativos, que promuevan el desarrollo de los valores,
fomentando las relaciones familiares entre sí y con el centro educativo.
Asimismo, en la Tabla 6 se puede evidenciar que para el 48% la familia
es responsable de su formación o
educación en valores, lo cual es similar al planteamiento de Plaza
(2022), quien menciona que la familia es la base fundamental de la sociedad
desde la creación de la humanidad, encargada de la formación de los valores
humanos, por lo cual, los padres son los principales formadores de la educación
de sus hijos.
Tabla
6
Según su
percepción, ¿Quiénes son responsables de su formación o educación en valores?
Alternativa |
Frecuencia |
Porcentaje |
La familia |
107 |
48% |
La institución |
55 |
24% |
Alumnos |
29 |
13% |
Todas las anteriores |
34 |
15% |
Total |
225 |
100% |
Fuente: Elaboración propia, 2023.
En este sentido, como se muestra en la Tabla 6, se da validez a los
resultados, puesto que, la mayor parte de población encuestada afirmó que los
responsables en la educación en valores son en primer lugar la familia con un
alcance del 48% y la institución con un 24%; por otra parte, un 13% concluye
que los alumnos, y un 15% seleccionaron el ítem
todas las anteriores.
Por lo tanto, los resultados obtenidos evidencian el papel que el
Trabajador Social cumple ante la formación de los individuos, muy especialmente
si su labor se desarrolla en las instituciones educativas, por cuanto,
contribuye junto con los docentes, padres, representantes y comunidad en
general, a la conformación de acciones de respeto, justicia, igualdad,
responsabilidad, solidaridad, lealtad, y propicia actividades que conducen a la
reflexión sobre todo en los adolescentes, quienes por estar experimentando
cambios en su desarrollo, están propensos a muchas situaciones que los llevan a
conflictos.
De allí, que este profesional se aboque a la orientación mediante la
mediación e intervención en casos de acoso sexual, bullying, violencia, delincuencia, embarazo precoz, y demás
situaciones que los jóvenes pueden experimentar, trabajando por su adecuado
desarrollo y porque tengan las mejores oportunidades en su vida, al saber
enfrentar los problemas con alternativas que lo conduzcan a tener bienestar.
Conclusiones
Una de las importantes conclusiones que se resaltan en este proceso
investigativo, es el abordaje de una diversidad de literatura o acervo
bibliográfico, que coadyuvó a fundamentar los aspectos teóricos sobre el
conocimiento de la formación de valores y cómo el profesional del Trabajo Social
en su desempeño, direcciona el fortalecimiento en educar en valores a los
estudiantes de las Unidades Educativas de Portoviejo en Ecuador.
Al resaltar los resultados obtenidos, el desempeño del trabajador social
en la formación en valores hacia los estudiantes de educación básica superior,
es fundamental para el fortalecimiento de sus relaciones interpersonales y la
construcción de una convivencia social estable y armónica. Por consiguiente, el
profesional de lo social, debe continuar fortaleciendo en su ejercicio
profesional los postulados teóricos sobre la educación en valores que sustentan
su labor en esta área, mediante acciones de mediación e intervención individual
y colectiva.
De igual forma, la praxis del trabajador social involucra la axiología y
la deontología como corrientes sociales, que involucra los valores y la ética
profesional, en sí la moral, siendo esta formación importante en este
profesional, al coadyuvar al fortalecimiento de un ambiente educativo, en la
continuidad de la promoción de valores éticos, morales y sociales, indispensables
para el desarrollo integral de los estudiantes, en concordancia con la
construcción de una sociedad más justa, equitativa y solidaria.
Por otra parte, se destaca que, los trabajadores sociales brindan
capacitación constantemente a los estudiantes de las Unidades Educativas
abordadas en la investigación, a través de charlas, conversatorios, talleres,
entre otras actividades, relacionados con los temas pertinentes en la educación
en valores y familias.
Con base a la investigación realizada se obtuvo como resultado que, un
porcentaje alto de los estudiantes encuestados han solicitado en algún momento
la atención por parte del profesional en Trabajo Social, considerando al bajo
rendimiento académico, situaciones familiares, tareas dirigidas en la comprensión
de cierto deber designado y el conflicto entre los compañeros, entre las causas
primordiales que el estudiante solicita el acompañamiento al profesional de lo
social.
Se evidenció en las respuestas que manifestaron los estudiantes, que el
Trabajador Social sí direcciona una atención a cabalidad hacia la población
estudiantil, prevaleciendo las respuestas positivas que emergieron en los
resultados, coincidiendo ambas poblaciones al considerar que, es en la familia
el lugar inicial para la educación en valores, con el apoyo de las
instituciones educativas y la sociedad, considerados como la triada responsable
del fortalecimiento de los valores en los estudiantes.
Por consiguiente, este estudio conduce al desarrollo de otras
investigaciones donde se vea la participación de/la Trabajador/a Social en
casos de acoso sexual, bullying,
violencia, delincuencia, embarazo precoz, así como los referidos al rendimiento
estudiantil, generando estrategias que, en conjunto con los docentes y padres,
coadyuven a mejorar la calidad de vida de los estudiantes.
Puede considerarse, sin embargo, que el estudio abarco una población
muestral pequeña, por lo cual se sugiere realizar con una mayor cantidad de
sujetos de las mismas características para comparar los resultados que se
obtienen y poder de esa manera generalizarlos y propiciar futuras
investigaciones que aporten diferentes alternativas y donde se apliquen
estrategias para la consolidación de valores individuales, sociales y morales.
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* Post-Doctora
en Gerencia de la Educación Superior. PhD. en Ciencias Jurídicas. MgSc. en
Intervención Social. Licenciada en Trabajo Social. Abogada. Investigadora en
Ciencias Sociales. Profesora de la Universidad Técnica de Manabí, Portoviejo,
Ecuador. Profesora de la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezula. E-mail:
jacqueline.guillen@utm.edu.ec
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9112-1910
** Licenciado en Trabajo Social. Universidad Técnica
de Manabí, Portoviejo, Ecuador. Socio y Ex Presidente del Club Rotaract de
Portoviejo Reales Tamarindos, Portoviejo, Ecuador y del Rotary Internacional,
Portoviejo, Ecuador. E-mail: mpwilter02@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0009-0006-7266-975X
*** Licenciado en Trabajo Social.
Universidad Técnica de Manabí, Portoviejo, Eciadpr. Portoviejo. Ecuador.
E-mail: patoisaac07@gmail.com
ORCID: https://orcid.org/0009-0002-2853-332X
**** Doctora en
Trabajo Social. Doctora en Trabajo Social y Planificación. PhD. Magister en
Gerencia Educativa. Licenciada en Trabajo Social. Profesora de Educación Media.
Docente Titular Principal a Tiempo Completo del Departamento de Ciencias
Sociales y del Comportamiento de la Facultad de Ciencias Humanísticas y
Sociales de la Carrera de Trabajo Social en la Universidad Técnica de Manabí
Portoviejo, Ecuador. E-mail: noris.munoz@utm.edu.ec
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4959-2011
Recibido: 2023-03-15 · Aceptado: 2023-06-02