Revista de Ciencias
Sociales (RCS)
Vol. XXIX, No. 3,
Julio - Septiembre 2023. pp. 236-248
FCES - LUZ ● ISSN:
1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Como citar: Reyes, J. R., Aguirre, M. D. C., Ordóñez, M.
E., y Useche, M. C. (2023). Docencia universitaria en el Ecuador: Desafíos
desde el enfoque de género. Revista De Ciencias Sociales, XXIX(3),
236-248.
Docencia universitaria en el Ecuador: Desafíos desde
el enfoque de género
Reyes Reinoso, Johanna Rosalí*
Aguirre Ullauri, María del Cisne**
Ordóñez Gavilánes, Magdalena Emilia***
Useche Aguirre, María Cristina****
Resumen
Los procesos articulados de la educación superior con
perspectiva de género constituyen un importante aporte a la comunidad y
conducen a la valoración de todas las personas, sin distinción de naturaleza
alguna; sin embargo, las estructuras patriarcales todavía prevalecen provocando
diferencias claras. Este pensamiento hegemónico, androcéntrico en los espacios
universitarios, provoca dificultades en la institucionalización y
transversalización de la perspectiva de género, motivando a analizar el enfoque de género en la docencia de la
Universidad Católica de Cuenca-Ecuador. Esta investigación fue de tipo mixta,
con una técnica de investigación de tipo campo, siendo la población finita,
conformada por 15.975 agentes informantes, a saber: Docentes, personal
administrativo directivo, así como estudiantes, a los cuales se aplicó un
muestreo probabilístico estratificado. Las técnicas de análisis de la data
empleadas, fueron: Análisis de impacto, exploratorio-descriptivo de datos
históricos, factorial confirmatoria del instrumento psicométrico aplicado y,
finalmente, pruebas de discriminación de la escala total y subescalas
obtenidas. Se concluye que existe una diferencia entre géneros en la docencia,
mientras que, en el personal administrativo y de servicios, esta tendencia se
torna de manera opuesta; asimismo, en el claustro docente en áreas específicas
la presencia masculina es mayor que la femenina, quienes se encuentran
infrarrepresentadas.
Palabras clave: Enfoque de género;
educación, docencia; mujer; Universidad.
University teaching in Ecuador: Challenges from the
gender perspective
Abstract
The articulated processes of higher
education with a gender perspective constitute an important contribution to the
community and lead to the appreciation of all people, without distinction of
any kind; however, patriarchal structures still prevail, causing clear
differences. This hegemonic, androcentric thought in university spaces causes
difficulties in the institutionalization and mainstreaming of the gender
perspective, motivating to analyze the gender approach in teaching at the
Catholic University of Cuenca-Ecuador. This research was of a mixed type, with
a field-type research technique, the population being finite, made up of 15,975
informant agents, namely: Teachers, managerial administrative staff, as well as
students, to whom a stratified probabilistic sampling was applied. The data analysis
techniques used were: Impact analysis, exploratory-descriptive analysis of
historical data, confirmatory factor analysis of the applied psychometric
instrument and, finally, discrimination tests of the total scale and subscales
obtained. It is concluded that, in the university, there is a difference
between genders in teaching, while, in administrative and service personnel,
this trend turns in the opposite way; likewise, in the teaching staff in
specific areas the male presence is greater than the female, who are
underrepresented.
Keywords: Gender approach;
education, teaching; women; University.
Introducción
Si se tiene en cuenta el
déficit de derechos que caracteriza la vida de las mujeres durante varios
milenios, toda reivindicación que signifique avance en la igualdad es
significativa. No obstante, existe un derecho humano que es significativo dado
su disposición “a convertirse en el eje alrededor del cual surgen, se
consolidan, se dinamizan todos los demás derechos, ya sean civiles o de
libertad, económicos, sociales o políticos o sexuales y reproductivos, ese
derecho es el de la educación” (Goyes, Izquierdo
e Idrobo, 2020, p.45), a través de la cual es posible el empoderamiento
de las mujeres, así como el de los distintos sectores, en función de la igualdad
real y material.
Uno de los retos más
importantes que enfrentan las Instituciones de Educación Superior (IES) en casi
todo el mundo, es el de erradicar la desigualdad de género que todavía se
manifiesta y se reproduce en su interior. Desde sus orígenes, las universidades
han sido espacios históricamente desfavorables para las mujeres, quienes
durante siglos ni siquiera tuvieron derecho a acceder a este nivel educativo.
Por medio de exigencias e incesantes
luchas, a partir del siglo XIX, las mujeres consiguieron ingresar a la
educación superior, aumentando de forma progresiva su participación (Alvarado,
2004; Ordorika, 2015). Sin embargo,
muchas desigualdades aún persisten; son notables en el ámbito de la profesión
académica (nombramientos y promociones), en las evaluaciones y en el
otorgamiento de reconocimientos, en atribución de características y trato
diferenciado por parte de los docentes, en el acceso y la permanencia por áreas
y disciplinas, así como en ciertas regiones del país (García, 2004, Ordorika, 2015; Ruiz-Ruiz, Noriega-Aranibar y
Pease-Dreibelbis, 2021).
Una
perspectiva de largo plazo permite afirmar que estamos atravesando un periodo
de intensificación de las desigualdades sociales, en situaciones como ésta la
historia muestra que es factible que se puedan producir procesos de involución
que podrían comportar retrocesos en valores, en avances en temas de igualdad y
en comportamientos democráticos. La educación es un elemento decisivo, con gran
potencialidad, para contrarrestar dicho proceso involutivo. Además, y dado que
la enseñanza universitaria debe velar para crear pensamiento crítico y
transmitir valores democráticos entre la ciudadanía, la introducción de la
perspectiva de género en las aulas, a través de su programación en los planes
docentes y otras estrategias de aprendizaje, es totalmente pertinente. (Carbonell-Esteller et al., 2018, p.93)
La
introducción de la llamada “perspectiva de género” y de las pedagogías
feministas es en la actualidad una necesidad ineludible para poder dar
respuesta a los retos sociales con respecto a la igualdad de género. Esta
imperiosa necesidad de cambio se refleja en el aumento de políticas y de
legislación educativa a nivel transnacional, nacional y regional en los últimos
años que interpela a las instituciones a trabajar hacia una transformación
feminista de la educación. Las pedagogías
feministas enuncian nuevos paradigmas educativos, invitando a transformar las
dimensiones educativas del cómo (metodologías),
dónde (espacios), qué (epistemologías y competencias), y
quiénes (subjetividades y
agencias) (Agud et al., 2020; Agud-Morell y
Breull-Arancibia, 2023).
Por su parte, Garcés (2016), conciben
la pedagogía feminista “como una crítica y una superación a la lógica
metafísica que opera en las relaciones de enseñanza-aprendizaje” (p.266), así
como en las presunciones de universalidad, tanto de las epistemologías como de
los sujetos de la educación.
A
su vez, la investigación con enfoque de género implica mirar la realidad desde
el punto de vista de las desigualdades, colocando en manifiesto las razones en
las que se sostienen para contribuir a mejorarlas a través del diseño y la
promoción de programas y políticas a favor de la igualdad de género.
En
consecuencia, los procesos articulados de la educación superior con perspectiva
de género constituyen un importante aporte a la comunidad y conducen a la
valoración de todas las personas sin distinción de naturaleza alguna. De allí
que, el objetivo del presente estudio sea analizar el enfoque de género en la
docencia de la
Universidad Católica de Cuenca-Ecuador, el cual se
aborda desde la percepción de agentes informantes del contexto institucional: Personal
directivo, docente, administrativo, y estudiantes.
Luego
de hacer las precisiones metodológicas, se diserta sobre el enfoque de género
en la educación superior ecuatoriana; seguidamente, se presenta a la mujer en
la docencia universitaria en el marco de la equidad de género y desafíos
visibles en el Ecuador. Con estas precisiones se exponen los resultados, los
cuales se discuten, dando cabida a las conclusiones del estudio.
1. Enfoque de Género en
la Educación Superior en Ecuador
En concordancia con los organismos internacionales, Ecuador sienta
las bases de la institucionalización del enfoque de género en la educación universitaria,
a través de la Constitución de la República de Ecuador de 2008, al expresar en
el Artículo 27 que la “educación se centrará en el ser humano (…) impulsará la
equidad de género, la justicia, la solidaridad y la paz”.
A partir de este precepto constitucional, el Consejo de Educación
Superior (CES) creó en el año 2018 el reglamento para garantizar la igualdad de
todos los actores en el sistema de educación superior, en el cual se contempla
una serie de artículos que dan base jurídica a los procesos de inclusión y
promoción de la igualdad. Desde una perspectiva orgánica, los avances
institucionales del país en materia de igualdad de género aplicado al ámbito
educativo no solo se ubican en la educación superior, también se orientan a la
educación a nivel escolar, bachillerato y su personal docente.
Datos aportados por la Secretaría de Educación Superior, Ciencia,
Tecnología e Innovación (SENESCYT) indican que, hasta el segundo semestre del
año 2020, la matrícula de Institutos Superiores Técnicos y Tecnológicos por
financiamiento fue de 113.745 estudiantes, de ellos el 50,82% lo representan
hombres y el 49,18% mujeres. En cuanto a la matrícula de docentes de
Universidades y Escuelas Politécnicas por financiamiento hasta el año 2018 fue
de 35.324, de ellos el 60,27% lo representan hombres y el 39,73% mujeres (SENESCYT, 2020). Para el año 2020
había 31.350 docentes, una reducción con respecto al año 2018 de 11,25%, de los
cuales 12.685 son mujeres (40,46%) y 18. 665 hombres (59,54%).
Estas estadísticas reflejan dos cosas, la primera, que se ha
cerrado la brecha entre hombres y mujeres en cuando a la matricula estudiantil,
puesto que el porcentaje de estudiantes de sexo masculino es escasamente
superior con una diferencia de 1,4% (Chávez et al., 2020), lo que indica una
apertura importante a la educación superior al sexo femenino. No así en cuanto
a la matricula docente, donde todavía el predominio de docentes de sexo
masculino es muy superior a docentes de sexo femenino por un 20,54% hasta el
año 2018 y 19,08% hasta el año 2020.
De acuerdo con el artículo
publicado por La Universidad en Internet (UNIR, 2020), acerca de que cada vez
más mujeres estudian carreras universitarias para progresar en Ecuador, se evidencia
que seis de cada diez de los estudiantes
universitarios en Ecuador son mujeres; además, menciona que hace apenas
tres décadas eran solo el 40% del total. Este proceso de mayor participación femenina
en las universidades no se presenta en la docencia, que ha incrementado su
número, pero no en forma proporcional a las estudiantes, y es aún menor en
cargos de dirección.
Para entender las razones es
necesario realizar un análisis tomando en cuenta una serie de implicaciones y/o
elementos como: “La cultura androcéntrica, la falta de referentes históricos,
la feminización de los espacios privados, los ámbitos organizativos mínimos
para mujeres al interior de las universidades, la falta de conciencia de
género, las diferencias en los estilos de liderazgo (prototipos)” (Almeida-Guzmán y Barroso-González, 2020, p.102),
el ámbito universitario como espacio en el cual se reproducen las
desigualdades, entre otros.
Hay un patrón común entonces, de las desigualdades que todavía
existen en el ámbito de la docencia y en puestos de importancia en la educación
superior, las brechas en cuanto a admisión o matricula de mujeres dentro de las
universidades, equipara e incluso en muchos casos supera a los hombres. Y los
datos proporcionados por el SENESCYT lo confirman aún más.
Sobre este particular, Sánchez
(2019) infiere que los retos que debe afrontar la mujer son variados,
implican una discriminación por su estado civil, si tiene hijos o la maternidad
como tal, el éxito profesional y personal, entre otros; suponen que al
cumplirse algunas de las discriminaciones (laberintos de cristal) mencionadas,
la mujer no tiene la capacidad laboral para enfrentar cargos dentro del ámbito
universitario por un tema de tiempo y capacidad (Useche et al., 2022).
Privilegiando al hombre por el hecho de nacer como tal, imponiéndole a la mujer
las tareas de cuidado maternal, conyugal y familiar, que genera que la mujer se
esfuerce y trabaje más que el hombre.
Según Mantilla, Galarza y Zamora (2017), existe limitación
en el acceso a cargos directivos, situación que se extrapola a los cargos
docentes como consecuencia de conductas sexistas, representando un desafío para
la autoestima de la mujer, así como la elección de su área de estudios, y el
rol que ellas elijan desempeñar al interior de la sociedad.
Otro de los desafíos que deben afrontar las mujeres, dentro del
ámbito laboral en donde se desempeñen es la continua demostración de que son
capaces de llevar un trabajo al igual que el hogar. Para algunos autores como Tobío (2005):
Más que de conciliación, puede hablarse de contradicción
entre un “nuevo mundo laboral” -caracterizado por la incorporación de las
mujeres- y un “viejo modelo familiar”, ‒en gran medida vigente todavía, basado
en la división del trabajo según el género-. La superposición de estos dos
modelos (y no su integración) configura una relación contradictoria, e incluso
conflictiva, que marca la cotidianidad. (p.124)
2. Metodología
En
esta investigación realizada en la Universidad Católica de Cuenca, se enmarca
dentro de una metodología de tipo mixta, utilizando una técnica de estudio de
campo. Es mixta, puesto que dentro de las técnicas de recolección de datos se
encuentran las entrevistas, encuestas con preguntas tipo escala de Likert
(cualitativa), utilizando la plataforma de Google
Forms, mediante correo electrónico institucional masivo, enviado desde la Jefatura
de Comunicación de la Universidad; y de campo (cuantitativa), debido a que se realiza
dentro de un área específica, como es la Universidad Católica de Cuenca en
Ecuador.
La población estuvo comprendida por 15.975 personas que pertenecen a la Universidad
Católica de Cuenca (2021), razón por la cual se considera una población finita.
Se aplicó un muestreo probabilístico estratificado, y la muestra quedó
estructurada por: 904 participantes, distribuidos en 24 directivos, 355
docentes, 187 administrativos y 338 estudiantes.
3. Resultados y
discusión
3.1. El ejercicio de la docencia en el presente estudio
Entre el 2017 y el 2021, el número de
docentes se incrementó el 20% (ver Gráfico I). El 12,5% corresponde a mujeres,
es decir, el número de docentes mujeres crece significativamente en relación al
de docentes hombres. Esto evidencia dos condiciones; 1) el incremento de
perfiles con vocación docente; y, 2) el incremento de perfiles de cuarto nivel,
requisito que faculta el acceso a la docencia universitaria. En conjunto, la
situación se traduce en el incremento del mérito y la oportunidad para que las
mujeres accedan con mayor facilidad al ejercicio de la docencia. No obstante, y
a pesar de este escenario favorable, el porcentaje de docentes varones (55%) es
mayor al de docentes mujeres (45%).
Fuente: Elaboración
propia, 2023 a partir de los datos de Universidad
Católica de Cuenca (2021).
Gráfico I: Distribución del género en actividades de Educación Superior
El Gráfico II, muestra diferencias entre el
9% y el 20% a favor del género masculino para los casos de los campus Cuenca,
Azogues y San Pablo de La Troncal, respectivamente. Contrariamente, en los
casos de Cañar y Macas, apenas existe una diferencia del 5% a favor de las
mujeres docentes. Asimismo, al considerar la distribución por unidad académica
el desequilibrio se mantiene.
Fuente: Elaboración
propia, 2023 a partir de los datos de Universidad
Católica de Cuenca (2021).
Gráfico II: Distribución
de docentes por campus
El Gráfico III, destaca que, salvo en las
unidades académicas de Educación y Salud y Bienestar, en las cuales el ingreso
y permanencia ha sido masivo, existe diferencia entre el 7% y el 4% a favor de
las mujeres docentes. El resto de casos presentan diferencias significativas a
favor de los docentes varones; esto es, predominio entre el 26% y 67%. Los
casos más acentuados son las unidades académicas de Artes y Humanidades, TIC e
Ingeniería, Industria y Construcción; esto ratifica el histórico predominio del
hombre en las áreas técnicas, tecnológicas y de innovación.
Fuente: Elaboración
propia, 2023 a partir de los datos de Universidad
Católica de Cuenca (2021).
Gráfico III: Distribución
de docentes por Unidad Académica
Como queda claro, pese a las limitaciones y a los indiscutibles
esfuerzos realizados, persisten la necesidad y orientación hacia la
institucionalización del género para la construcción del bienestar de la
comunidad desde sus actores fundamentales, los docentes, y con ello, la
construcción de la excelencia en la academia. Además, es fundamental ampliar la visión presentada a través de
variables como la diversidad étnica, etaria, estado civil, entre otras, las
cuales no solo implica institucionalizar el enfoque de género, sino llegar a la
transversalidad e interseccionalidad.
En la Tabla 1, se identifica una diferencia significativa
(p<0.05) en la escala total promedio que mide la percepción sobre la
influencia del género en las actividades y procesos del presente estudio a
partir del grupo de docentes, según su opinión en los grupos de género
masculino y femenino (M=4.17, DT=0.69 y M=4.03, SD=0.67).
Tabla 1
Resultados de significancia pruebas de contraste realizadas a
escalas totales de estudiantes y docentes
|
Docentes
(N=355) |
|||||||||
N |
M |
DT |
Significancia |
Estadístico |
Valor-p |
Intervalo de
confianza de la media al 95% |
||||
Li |
Ls |
|
||||||||
Género |
Femenino |
180 |
4,03 |
0,67 |
Si |
U=13618 |
0,027 |
3,95 |
4.10 |
|
Masculino |
175 |
4,17 |
0,69 |
4,08 |
4,26 |
|
||||
Otro |
NA |
|||||||||
Edad |
18
a 25 |
NA |
||||||||
26
a 35 |
83 |
4,01 |
0,76 |
No |
H=4.53, gl=4 |
0,338 |
3,87 |
4,15 |
|
|
36
a 45 |
118 |
4,1 |
0,61 |
4,00 |
4,19 |
|
||||
46
a 55 |
100 |
4,09 |
0,71 |
3,97 |
4,20 |
|
||||
56
a 65 |
48 |
4,23 |
0,66 |
4,07 |
4,39 |
|
||||
>65 |
6 |
4,37 |
0,61 |
3,96 |
4,78 |
|
||||
E.
Civil |
Soltero |
65 |
3,96 |
0,81 |
No |
H=2.30, gl=3 |
0,513 |
3,79 |
4,13 |
|
Unión
Libre |
5 |
4,27 |
0,64 |
3,80 |
4,74 |
|
||||
Casado |
237 |
4,13 |
0,64 |
4,06 |
4,20 |
|
||||
Divorciado |
47 |
4,16 |
0,69 |
4,00 |
4,33 |
|
||||
Viudo |
1 |
3,43 |
NA |
NA |
||||||
GAmax |
Bachiller |
NA |
||||||||
Tecnólogo |
1 |
2,19 |
NA |
NA |
||||||
Licenciado |
15 |
4,25 |
0,77 |
No |
H=1.90, gl=3 |
0,594 |
3,92 |
4,58 |
|
|
Especialista |
57 |
4,2 |
0,49 |
4,09 |
4,31 |
|
||||
Magister |
264 |
4,08 |
0,71 |
4,00 |
4,15 |
|
||||
Doctor |
18 |
4,05 |
0,66 |
3,79 |
4,30 |
|
||||
Procedencia |
E.
Cañar |
15 |
4,06 |
0,55 |
No |
H=5.63, gl=4 |
0,229 |
3,82 |
4,29 |
|
E.
Troncal |
16 |
4,45 |
0,26 |
4,34 |
4,56 |
|
||||
M.Cuenca |
245 |
4,04 |
0,73 |
3,96 |
4,12 |
|
||||
S.
Azogues |
63 |
4,19 |
0,58 |
4,07 |
4,31 |
|
||||
S.
Macas |
16 |
4,29 |
0,49 |
4,09 |
4,49 |
|
||||
Tiempo
de servicio |
<3 |
64 |
4,2 |
0,62 |
No |
H=3.24, gl=3 |
0,356 |
4,07 |
4,33 |
|
3 a
10 |
193 |
4,05 |
0,69 |
3,97 |
4,13 |
|
||||
11
a 20 |
70 |
4,09 |
0,74 |
3,94 |
4,24 |
|
||||
21
a 30 |
27 |
4,21 |
0,62 |
4,01 |
4,41 |
|
||||
>30 |
1 |
5 |
NA |
NA |
Fuente: Elaboración
propia, 2023.
3.2. Percepción, trascendencia e impacto
Según las respuestas de
los agentes informantes (50,70% del universo de docentes) existe correlación positiva
(siempre y casi siempre) entre la independencia en el desarrollo de las
actividades de género, la apertura de tales actividades a la diversidad de
género y la inclusión educativa con perspectiva de género. Lo propio sucede
para el caso del equilibrio de tiempo y el equilibro en la cantidad del
dedicado a actividades académicas y tareas de cuidado en el hogar.
La percepción es mayoritariamente positiva a
favor de la vinculación del género en las actividades de docencia, y, por
tanto, la percepción de inexistencia de discriminación debido a él; sin
embargo, el rango de duda, negación o indiferencia (entre el 46% y el 26%) (ver
Gráfico IV), refleja prácticas patriarcales prevalentes que, escazas o
naturalizadas siguen limitando la actividad de la mujer. En primera instancia,
el predominio de docentes hombres lo ratifica (ver Gráfico I), así como el
hecho de que, en la función sustantiva de vinculación con la sociedad prima el
liderazgo femenino en los ámbitos de la salud, la administración y el cuidado,
más no en el técnico y tecnológico.
Fuente: Elaboración
propia, 2023.
Gráfico IV: Resultados
acumulados según la escala de Likert para los cuestionamientos aplicados
En
esta ruta, es posible identificar particulares de interés. Se reconoce en el
Gráfico V, que: 1) el ambiente de aprendizaje cubre mayoritariamente las
expectativas de género (76,4%), aunque exista duda (18%) y contradicción
(5,7%); 2) los contenidos favorecen el abordaje del género (52,9%); no
obstante, al generar duda significativa (32%) o incluso negativa (15,1%), se
cuestiona la eficacia de las políticas vigentes, y en sí, la incorporación
explícita.
Fuente: Elaboración
propia, 2023.
Gráfico V: Percepciones
agentes informantes función sustantiva de docencia en cuanto a su ejercicio
Asimismo,
3) existe buena capacidad de abordar la diversidad de géneros en las
actividades (72,4%), aunque existen limitaciones (19,6%) y negativa (8%); 4)
las limitaciones externas en el desarrollo de actividades académicas reportan
incidencia variable, aunque predomina la significativa (24,6%), se ahonda en la
duda (29%) y en la negatividad (46,3%), a diferencia de otros cuestionamientos;
y, 5) se mantienen concepciones patriarcales (22,2%), se evidencia disminución
de ellas (22,7%), aunque mayoritariamente no han desaparecido (55%) (ver
Gráfico V).
De
acuerdo con los resultados presentados, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura (UNESCO, 2021), incluso existiendo
incremento de docentes mujeres, siguen encontrándose con obstáculos cuando
intentan ejercer puestos académicos clave en las universidades, por lo que, el
abandono de la carrera también es posible. Por su parte, la institución en
estudio ha realizado esfuerzos claros a través de la implementación de diferentes
políticas institucionales y la aplicación de aquellas creadas para el contexto
ecuatoriano para combatir la desigualdad existente.
En el año 2018, se incluyen ocho políticas, como instrumentos
para el ejercicio de los derechos. Dos de ellas en concreto (tercera y séptima)
promueven que, en toda actividad y proceso institucional se incorpore la
perspectiva de género, para alcanzar el respeto de los derechos, libertades
fundamentales e igualdad entre hombres y mujeres, y reconoce como grupos
históricamente excluidos a aquellos asociados a la discapacidad,
interculturalidad y género (Universidad Católica
de Cuenca, 2021; Delgado et al., 2022).
Entre los años 2018 y 2021, la Unidad de Bienestar Universitario
desde la Unidad de Igualdad, vigila la aplicación de las políticas para
garantizar su cumplimiento. Y, en el año 2020, con miras a un mayor ejercicio
de derechos, se reforman tales políticas pasando de 8 a 12. Los aportes
fundamentales y explícitos en materia de género asociados a la Reforma de las
Políticas para Garantizar la Igualdad en la Universidad Católica de Cuenca
(2018), vinculadas al ejercicio de la docencia son: 1) Ratificar la
incorporación de la perspectiva de género en las actividades y procesos
institucionales, así como participación equitativa; 2) igualdad de derechos,
deberes y oportunidades entre hombres y mujeres; y, 3) adoptar medidas para
eliminar la discriminación contra la mujer y los estereotipos de género.
Según Baute, Pérez
y Espinoza (2017), la situación descrita en los Gráficos II y III, exponen
desventaja de las mujeres frente a los hombres; la UNESCO (2021), la denomina
segregación vertical, las mujeres están sobre representadas entre el personal
docente de los niveles educativos inferiores, mientras que su presencia es
notablemente menor en la enseñanza superior; pero, además, están
infrarrepresentadas en áreas específicas, lo cual incluye otro tipo de
segregación, la horizontal (UNESCO, 2021); en conjunto, los dos tipos de
segregación definen el primer techo de cristal para la mujer en la academia.
Aunque la institución promueva, difunda y
capacite a sus miembros de manera constante en cuanto al respeto a todos los
grupos históricamente excluidos, especialmente en los ejes de discapacidad,
interculturalidad y género (I_08_2021_J., comunicación personal, 10
de mayo de 2021; Cisneros, comunicación
personal, 15 de mayo de 2021);
no es menos cierto que trasladar a la práctica, sigue siendo una necesidad,
puesto que, el sistema educativo universitario tiene el rol
protagónico en la transmisión de modelos sociales, en la reproducción de
valores, normas, creencias o actitudes que se expresan de modo implícito y
explícito en las nociones culturales que se transmite por medio del currículo (Merma, Ávalos y Martínez, 2018).
Así, la aplicación de temas sobre el enfoque de género en
él, mediante el diseño curricular, es sin duda, un gran reto para las carreras (I_08_2021_J., comunicación personal, 10
de mayo de 2021). Ambos escenarios aportan a la conformación de
una cultura docente institucional acorde a las demandas, necesidades y
proyecciones de la contemporaneidad (Perez-Poch
et al., 2018).
Por un lado, puede creerse que la representatividad cuantitativa no
es relevante para la mujer, puesto que cuenta con iguales oportunidades que el
hombre (Cisneros, comunicación personal, 15
de mayo de 2021); sin embargo, sigue sin beneficiarse plenamente de una participación justa (UNESCO, 2021). Por otro lado, y aunque en el
caso que ocupa del presente estudio, no existen otras desventajas comunes, como
diferencia salarial entre hombres y mujeres (Pozo, comunicación
personal, 10 de mayo de 2021), atribuibles a la
discriminación (Bucaram et
al., 2023); la obtención del empleo
puede estar atravesada por las implicaciones de la economía del cuidado (Cisneros, comunicación
personal, 15 de mayo de 2021), y, por tanto, demanden mayor tiempo.
De otro lado, los docentes que integran la
igualdad de género en la docencia o están a favor de ello, arguyen que no
requieren formación específica, aunque contradictoriamente destacan la
existencia de factores limitantes como la complejidad y el desconocimiento del
tema y la falta de referentes femeninas en su ámbito de conocimiento (Merma et al., 2018). Además, en la práctica el
marco legislativo no ha tenido resultados efectivos ni funcionales, tal vez,
por reciente e influenciado por la emergencia sanitaria del COVID-19.
En
consecuencia, la trascendencia y el impacto de la función sustantiva de
docencia, como eje articulador de la vinculación con la sociedad y la investigación,
y evidentemente, en la formación de ciudadanos, así como profesionales, en
calidad de agentes de cambio activo, capaces de prevenir o enfrentar con éxito problemas como la
discriminación o la violencia de género; en suma, hace falta una profesionalización
en género de la Educación Superior que se efectúe tanto en los grados como en
los postgrados (Merma et al., 2018). Solo
así se podrá garantizar la integración de diferentes sectores poblacionales
que de otra manera se verían vulnerados a recibir una educación eficiente y de
calidad (Guzmán y Jones, 2021).
Conclusiones
En la práctica docente existe diversidad de
percepciones y de posibilidades de mejora. Si bien el panorama no es
desalentador, existen remanentes de androcentrismo y prácticas patriarcales
vigentes, que opacan las acciones de mejora y desvirtúan la capacidad de una
planificación integrada e integradora.
Conforme los resultados cuantitativos, es
necesario recalcar que las diferencias que se encontraron en la puntuación del
grupo de mujeres docentes (M=4.03), los cuales se ubican ligeramente por debajo
del valor promedio referencial de la escala (M=4.10); mientras el puntaje del
grupo de hombres docentes (M=4.17) está ligeramente por arriba. Es decir, el
grupo de mujeres opina que sí hay una afección en los procesos debido al género
y los hombres docentes lo contradicen.
Finalmente, se puede decir que, es innegable la desigualdad que en
mayor o menor medida experimentan las mujeres docentes en la educación
superior, lo que denota la importancia de incorporar la perspectiva de género
en una gestión de institucionalización y transverzalización en las políticas
institucionales. Solo así será posible impulsar los procesos de igualdad en la
búsqueda de sociedades e instituciones justas y democráticas, que generen
espacios de oportunidad y equidad entre géneros.
Entonces, procurar cambios sociales desde la academia, vista como
estrategia de género, es hacer de las preocupaciones y experiencias de hombres
y mujeres una dimensión integral de las políticas y programas, de modo que el
beneficio sea general, vigente y creciente.
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* Doctora en Ciencias Sociales mención Gerencia. Magister en Auditoria Integral. Ingeniera en Marketing y Negociación Comercial Internacional. Docente
Investigadora de la Carrera de Odontología en la Universidad Católica de
Cuenca, Cuenca, Ecuador. E-mail: jreyesr@ucacue.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8238-4367
** Doctora con
mención Internacional en Patrimonio Arquitectónico. Docente Investigadora Titular y Jefa de Investigación en la Universidad Católica de Cuenca, Cuenca, Ecuador. E-mail: maguirreu@ucacue.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3179-7839
*** Doctora en Ciencias Sociales, mención Gerencia. Magister en Gestión
Empresarial. Docente Titular e Investigadora
de la Carrera de Administración de Empresas en la Universidad Católica de Cuenca, Cuenca, Ecuador. E-mail: meordonezg@ucacue.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7860-1314
**** Doctora en Ciencias
Económicas. Docente Titular de la Escuela de Administración de la Facultad de Ciencias
Económicas y Sociales en la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. E-mail:
mariauseche@yahoo.es ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5057-0034
Recibido: 2023-03-14 · Aceptado:
2023-06-01