Revista de Ciencias Sociales (RCS)

Vol. XXIX, Número Especial 7, junio 2023. pp. 141-151

FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431

Como citar APA: Borgucci, E., y Gutiérrez, G. (2023). John Stuart Mill, ambiente y crecimiento económico. Revista de Ciencias Sociales (Ve), XXIX(Número Especial 7), 141-151.

John Stuart Mill, ambiente y crecimiento económico

Borgucci, Emmanuel*

Gutiérrez, Genoveva**

Resumen

Generalmente se admite que el pensamiento económico clásico ha estado divorciado del tema ambiental y lo que importa es el estudio de “leyes” de la producción, la distribución y el cambio. Este artículo buscó describir que la vinculación del ambiente y la economía existe y que se presenta asociado al tema del crecimiento económico. En ese sentido, se hizo un estudio de carácter interpretativo, empleando como Corpus de estudio el trabajo denominado Principios de Economía Política de Mill (2007). El resultado muestra que existe una relación entre crecimiento económico con efectos sobre el medio ambiente en términos “estado estacionario”. En consecuencia, se demostró que los economistas clásicos, al menos en Inglaterra, si estudiaron el tema ambiental, aunque no fue un tema que se popularizó en el resto de esa tradición del pensamiento económico. En conclusión, queda claramente establecido que la tradición económica clásica, especialmente la inglesa representada en este caso por John Stuart Mill, si se vinculó el ambiente con la economía o la actividad económica.

Palabras clave: Estado estacionario; crecimiento económico; liberalismo; ambiente; pensamiento económico clásico.

* Doctor en Ciencias Sociales. Post Doctorado en Ciencias Económicas. Profesor Titular del Departamento de Macroeconomía, Investigador y Director del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. E-mail: emmanuelborgucci@gmail.com; eborgucci@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4078-006X

** Doctora en Ciencias mención Gerencia. Post Doctorado en Políticas Públicas. Profesora Investigadora del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. E-mail: gnovevagutierrez@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2794-1030

Recibido: 2022-12-23 · Aceptado: 2023-03-12

John Stuart Mill, environment, and economic growth

Abstract

It is generally accepted that classical economic thought has been divorced from environmental issues and what matters is the study of the “laws” of production, distribution and change. This article sought to demonstrate that the link between the environment and the economy exists and that it is associated with the issue of economic growth. In this sense, an interpretative study was carried out, using as a Corpus of study the work called Principles of Political Economy by Mill (2007). The result shows that there is a relationship between economic growth and environmental impact in “steady state” terms. Consequently, it was shown that the classical economists, at least in England, did study the environmental issue, although it was not a topic that was popularized in the rest of that tradition of economic thought. In conclusion, it is clearly established that the classical economic tradition, especially the English one represented in this case by John Stuart Mill, did link the environment with the economy or economic activity.

Keywords: Stationary state; economic growth; liberalism; environment; classical economic thought.

Introducción

Cuando se relaciona el pensamiento económico clásico y el ambiente es aparentemente difícil encontrar a un autor que lo aborde de manera directa. Realmente las manifestaciones especificas entre ambiente, como se conoce en la actualidad son marginales y surgen de consideraciones de carácter económico, ya sea en la teoría de la producción, en la distribución de la renta o en la teoría del crecimiento económico.

No obstante, en John Stuart Mill, la referencia al ambiente es más explícita y se caracteriza por: 1) Estar asociada a la idea de progreso económico; 2) por lo anterior, está vinculado a su idea de estado estacionario; 3) el medio ambiente es un recurso que debe ser explotado; 4) ese recurso será mejor explotado con la aplicación del desarrollo técnico; 5) ese recurso explotado debe tener un límite; y, 6) los recursos de la naturaleza son agotables y que agotamiento o explotación intensiva está relacionado con el aumento de la demanda de materias primas y productos alimenticios.

Este artículo muestra que la vinculación del ambiente y la economía desde el punto de vista del pensamiento económico clásico están asociadas al tema del crecimiento económico. En consecuencia, los planteamientos de John Stuart Mill, siendo representante del liberalismo tanto económico como político, son de sorprendente actual en el debate por la conservación del ambiente. En ese se analizará sus propuestas entre economía, crecimiento económico, estado estacionario y ambiente, tomando como fundamento su principal obra en materia de economía política como lo es Principios de Economía Política (Mill, 2007).

1. El liberalismo John Stuart Mill

Nació en la ciudad de Londres en 1806, era el hijo mayor de James Mill quien fue discípulo de Jeremy Bentham. A los tres años, John Stuart Mill aprendió griego y, en los siguientes años, leyó a los clásicos griegos en su lengua nativa (Heródoto, Platón, Jenofonte o Diógenes, entre otros). Por esta razón, logró un dominio de la aritmética y sobre todo de la lógica. A los trece años, comenzó sus estudios de Adam Smith, David Ricardo y del derecho en Francia(1) (Borgucci, 2011). A los diecisiete años de edad entró al servicio de la Compañía de las Indias Orientales. Fue miembro del Parlamento de Westminster entre 1858 y 1868. Murió en Francia en 1873. Entre sus principales obras se encuentran: On Liberty (2013), Essays on Some Unsettled Questions of Political Economy (2000) y Principios de Economía Política (2007).

Las ideas liberales de Mill (2013) se presentan inicialmente en On Liberty, donde el objeto principal de On Liberty es:

Afirmar un sencillo principio destinado a regir absolutamente las relaciones de la sociedad con el individuo […]. Este principio consiste en afirmar que el único fin por el cual es justificable que la humanidad, individual o colectivamente se entrometa en la libertad de acción de cualquiera de sus miembros, es la propia protección. (p.68)

Luego para Mill (2013), la libertad humana comprende: 1) Dominio interno de la conciencia (libertad de pensar y sentir); 2) libertad de expresar y publicar; 3) libertad en los gustos y determinación de los propios fines, para trazar el plan de la vida según el propio carácter, sujeto a las consecuencias de los actos; y, 4) libertad de asociación. Luego, agrega: “Toda sociedad que viole estas libertades no es libre” (p.72).

Por último, John Stuart Mill se preguntó acerca de: ¿Cuál es el límite justo de la soberanía del individuo sobre sí mismo?; o ¿Dónde comienza la soberanía de la sociedad? Y responde que todo el que recibe la protección de la sociedad debe compensarla no perjudicando los intereses de otros, ser equitativo, no violar las normas establecidas o no perjudicar moralmente a otras personas.

Lo anterior, lo llevó a formular dos máximas que debe seguir todo individuo. La primera máxima en que establece que el individuo debe dar cuentas a la sociedad por sus actos, en cuanto éstos no se refieren a los intereses de ninguna otra persona, sino a él mismo. La segunda máxima, establece que el individuo es responsable por los actos en contra de los demás. Dentro de la segunda máxima se encuentra las consideraciones acerca del comercio, es decir, dentro de la intervención de la sociedad. Sin embargo, observó que la “baratura y calidad de los bienes quedan más eficazmente aseguradas dejando a los productores y vendedores completamente libres sin otra limitación que la de una igual libertad para proveerse donde les plazca” (Mill, 2013, p.180).

Lo antes expuesto, es la “doctrina del Librecambismo” que inmediatamente conduce a la limitación de la acción del Estado por las siguientes razones según Mill (2013): 1) Cuando una cosa se puede hacer mejor si lo realizan los individuos; 2) es un medio para la educación y evolución mental de los comerciantes, puesto que fortalece sus facultades activas y mejora su juicio; y, 3) existe el peligro de que el Estado aumente innecesariamente su poder frente a la sociedad.

Desde el punto de vista epistemológico, para Mill (2000), la economía política es una ciencia abstracta y apriorística, y en tal sentido sostiene:

El método a priori es un modo legítimo de investigación filosófica en las ciencias morales: nosotros agregamos que es el único modo. Podemos afirmar que el método a posteriori o ese de la experiencia específica es no obstante ineficaz en esas ciencias como medio para llegar a un considerable cuerpo de verdades valiosas; sin embargo, se admite que este método es útil para ayudar al método a priori y aún forma un indispensable suplemento de éste. (p.15)

No obstante, John Stuart Mill hacía algunas consideraciones adicionales: 1) Los casos particulares o concretos, se debe investigar individualmente; 2) no se debe perder de vista las circunstancias perturbadoras (disturbing causes), dada la naturaleza compleja del proceso económico; y, 3) la existencia de elementos perturbadores no impide el empleo del método a priori.

Ahora bien, la postura liberal de John Stuart Mill se fundamenta en el utilitarismo de Bentham (Borgucci, 2011), aunque desde una perspectiva propia. Así, en El Utilitarismo (Mill, 2002), admite la influencia de Bentham (2002), pero lo que le interesaba era la comprensión última de la teoría utilitarista y proporcionar la prueba que pueda darse de ella. Esa prueba, que no es directa, consiste en que el utilitarismo es un medio para conseguir algo que se admite que es bueno.

Para Mill (2002), la utilidad no es simplemente la contraposición del placer al dolor. Por el contrario, el autor manifiesta que: “Las acciones que son correctas (right) en la medida en que tienden a promover la felicidad, incorrectas (wrong) en cuanto tienden a producir lo contrario de la felicidad” (pp. 49-50). A lo anterior hay que agregar que, con el tiempo, el ser humano identifica y se hace consciente de la existencia de los apetitos corporales y los mentales con sus ventajas accidentales, así como en su naturaleza intrínseca. Finalmente, para Mill (2013), a diferencia de Bentham (2002), reconoce que unos placeres son más deseables y valiosos que otros. Pero como el utilitarismo no es precisamente el hedonismo egoísta, Mill (2002) plantea que:

El utilitarismo solo podrá alcanzar sus metas mediante el cultivo general de la nobleza de las personas, aun en el caso de que cada individuo solo se beneficiase de la nobleza de los demás y la suya propia, por lo a la felicidad se refiere, contribuya a una clara reducción del beneficio. (pp.57-58)

Lo anterior sugiere, expresa el autor mencionado, que la búsqueda de la felicidad no es solamente el fin de la acción humana, sino su criterio de moralidad.

En resumen, las ideas económicas de John Stuart Mill en relación a la Economía y el ambiente giran alrededor de su perspectiva del liberalismo, cuyo elemento más destacado es su relación con el utilitarismo, quedando por conocer su estrategia de relación entre su forma de ver el liberalismo y con su idea de crecimiento económico ajustado a la idea de “Estado estacionario”.

2. Fundamentación teórica y aspectos metodológicos

Desde el punto de vista teórico, la forma de exponer los economistas clásicos y en especial John Stuart Mill fue de tipo lógico y argumentativo, que va en sintonía con su visión general de cómo abordar los estudios de carácter económico. John Stuart Mill, no se dedicó a exponer sus ideas de manera modelística, sino que expuso de forma sistemática las relaciones económicas que eran de su interés, estableciendo relaciones lógicas concatenando sus ideas de manera deductiva.

Lo anterior lleva a que sus ideas aparecen principalmente en sus obras. En el caso que ocupa, la relación Economía y ambiente, el principal texto (Corpus) fue su famosa obra Principios de Economía Política (Mill, 2007). De este texto, se extrajeron las ideas que fueron consideradas como efectos de producción explícita del autor y reconocimientos plausibles (Verón, 1987) en términos de la relación antes expuesta.

Dos elementos que se deben tomar en consideración: 1) Que a medida que se va exponiendo los aspectos teóricos principales de la relación entre crecimiento económico, se va haciendo la labor metodológica de dar con los enunciados considerados que constituyen el eje discursivo de la relación Economía y ambiente; 2) se debe hacer una contextualización teórica de lo que el autor entiende como ambiente y sobre todo su idea de “Estado estacionario”; y, 3) la línea de pensamiento que prevalecía a mediados del siglo XIX y que se resume en la palabra “progreso”.

La palabra estacionario, en latín stationarius y esta a su vez de statio (parada) (Diccionario Vox Latín, 2015), es cuando una persona o cosa permanece en el mismo estado o situación sin adelanto ni retroceso. En la Física, puede ser la situación de un sistema independientemente del tiempo; por ejemplo, cuando un fluido de aire en régimen laminar posee en cada punto una velocidad que no varía en el tiempo, aunque si de un punto a otro.

Para Bannock, Baxter y Rees (1977), el estado estacionario es una situación en el cual las tasas de crecimiento de las variables en un sistema económico, por ejemplo, en el mercado o en una economía vista como un todo, permanecen constante en el tiempo. Tómese el caso de una economía cerrada y sin gobierno. Las empresas entregan bienes y servicios a las familias a cambio de pagos que son sus ingresos. Los gastos del consumidor provienen de los ingresos recibidos por las empresas como oferentes de factores de producción.

Como las familias usan parte de sus ingresos en consumo, el resto permanece bajo la figura de ahorro. Ese ahorro, se envía al sector financiero y es prestado a las empresas para inversión en la misma proporción. Si el ahorro y la inversión alcanzan un crecimiento de, por ejemplo, el 5% anual cada año sin cambio, entonces se podría decir que la economía está en estado estacionario en su crecimiento(2).

Los primeros tres libros de Principios de Economía Política, según Mill estuvieron dedicado a dar cuenta de los fenómenos económicos de la sociedad y los comportamientos tendenciales que los caracterizan. Sin embargo, el autor expone que: “Todo esto, sin embargo, solo nos ha enseñado las leyes económicas estacionaria e invariable. Tenemos aún que examinar la situación económica de la humanidad como expuesta a cambiar y como en realidad sufriendo siempre cambios progresivos” (Mill, 2007, p.597). Esta observación se sustenta en otra de sus afirmaciones:

En los principales países del mundo y en todos los demás que caen bajo la influencia de los mismos, existe al menos un movimiento progresivo que se continua con pocas interrupciones de un año a otro y de una a otra generación: un progreso de la riqueza, un progreso de los que se llama prosperidad material. (p.597)

Lo anterior sitúa a Mill (2007), como seguidor de la idea de progreso(3) en el sentido moderno del término: Transitó no en la Civitas Dei, sino en la Civitas terra; separación de lo material de lo espiritual; búsqueda del conocimiento, las virtudes y las riquezas; búsqueda de la armonía y la perfección. Además, siguiendo a Turgot y Comte, consideraba que el progreso humano está afectado por: La razón y las pasiones; existe un encadenamiento de causas y efectos, en el sentido de Hume; son fuerzas materiales las que impulsan el progreso económico; y, el progreso humano recorre una serie de etapas.

Para Mill (2007), entre los grandes rasgos que caracterizan el movimiento progresivo de las naciones se encuentran: 1) El dominio del hombre sobre la naturaleza; 2) el continuo aumento en la seguridad de las personas y la propiedad; y, 3) el desarrollo del talento comercial en la masa general de la humanidad. Para completar lo anterior y como conclusión expuso que: “Por consiguiente, el indicio más seguro del cambio progresivo que se opera en la sociedad es el continuo crecimiento del principio y la práctica de la cooperación” (p.600). Es decir, la combinación del trabajo de individuos que una sola persona, a pesar de contar con grandes capacidades físicas y mentales no podría realizar.

Ahora bien, en los elementos del progreso material, es crucial detallar al primer elemento. Ese denominado dominio se sustenta en: 1) El conocimiento de las características de los diferentes aspectos de la naturaleza; 2) la formulación de leyes de carácter nómico de los fenómenos naturales; 3) ese conocimiento de la naturaleza cada vez abarca más áreas y es más profundo; 4) el conocimiento de la naturaleza implica que por cada nuevo descubrimiento, se presentan nuevos enigmas y nuevas interrogantes; y, 5) el desarrollo de la habilidad del ser humano de combinar los conocimientos de los principios teóricos con la aplicación práctica.

Lo anterior lleva a una serie de aspectos que caracterizan el medio ambiente (la naturaleza) en Mill (2007):

a. Para este autor, la naturaleza es todo el entorno que rodea al ser humano sensible y no sensible (no ficticio).

b. Su análisis se refiere a todos los campos de las ciencias y pone como ejemplo, el desarrollo del telégrafo.

c. Es la relación entre naturaleza y producción, como un medio para desarrollar la producción actual y de nuevos productos.

d. El conocimiento científico busca es esencialmente predecir el comportamiento de las propiedades de la naturaleza, que confirmen hipótesis sobre su comportamiento y sus posibilidades.

e. La diversificación de conocimiento tiene raíces en las ciencias puras y se hace extensiva a las relacionadas a la producción.

f. El hombre ha estado desarrollando la capacidad de convertir el conocimiento sobre la naturaleza en un conocimiento que generan productos mercadeables a una tasa de crecimiento cada vez mayor.

g. La ciencia ayuda, al desarrollo de procesos y procedimientos cada vez más sofisticados que ahorran tiempo y materias primas que hacen reducir los costos.

Además de lo anterior, Mill (2007), asevera que:

La ignorancia y el desgobierno en que se debaten todavía muchas de las regiones más favorecidas por la naturaleza ofrecen probablemente, amplio trabajo para muchas generaciones antes que se consiga elevar el nivel de esos países incluso al que tienen en la actualidad los países más civilizados de Europa. (p.602)

La cita anterior demuestra que el mal uso de los recursos naturales puede ser mal explotado por naciones atrasadas económicamente. Lo que es cierto es que el mal uso de la naturaleza es consecuencia del desconocimiento del aporte que brinda la misma o los malos gobiernos. Ahora bien, Mill (2007) se preguntaba acerca de por qué debe existir el progreso y hacia qué punto debe dirigirse el progreso. Su respuesta es clara: “Que al final de lo que llaman estado progresivo se encuentra el estado estacionario” (p.639). Según el autor la sociedad vive un proceso de acercamiento y alejamiento del estado estacionario que se sustenta en:

Los países más ricos llegarían muy pronto al estado estacionario si no se hicieran más adelantos en las artes productivas y si se supeditara la emigración del capital que rebosa en esos países hacia regiones incultas o mal cultivadas del globo. (Mill, 2007, p.639)

Mill (2007), a diferencia de otros economistas contemporáneos, promotores del “estado progresivo” no veía con malos ojos el estado estacionario. El razonamiento de éste se basa en McCulloch (1843), para quien el estado progresivo no implica que la sociedad va a contar con una mejor distribución de la renta o una gran producción de manera cuantitativa o cualitativa. Así, el estado progresivo, es simplemente que las ganancias crecen a una mayor velocidad. Es en este punto en que Mill (2007), expone que como la tasa de ganancia tiene la tendencia a disminuir, el estado progresivo de la sociedad tenderá a llevar a las empresas a tener ganancias iguales a cero y, por tanto, se extinguiría la prosperidad.

Lo anterior es el sustento de la idea de Mill (2007), en que el progreso continuo trae un conjunto de secuelas asociadas al deterioro ambiental que es antecedido por el deterioro de la condición humana para emprender y en este sentido lo argumenta de la siguiente forma:

Confieso que no me agrada el ideal de la vida que defienden aquellos que creen que el estado normal de los seres humanos es la lucha incesante por avanzar; y que el pisotear, empujar, dar codazos y pisarle los talones al que va adelante, que son característicos del tipo actual de vida social, constituye el género de vida más deseable para la especie humana. (p.641)

Y más adelante expone que, así como es un pobre ideal: “La soledad en el sentido de estar con frecuencia a solas, es esencial para lograr una meditación o un carácter; y la soledad es presencia de las bellezas naturales y de sus grandezas” (Mill, 2007, p.643). A lo anterior agrega que, así como la ausencia de soledad no produce satisfacción:

Ni produce tampoco mucha satisfacción contemplar un mundo en el que no queda nada de la actividad espontánea de la naturaleza; en el que se han puesto en cultivo hasta el más minúsculo pedazo de terreno que es susceptible de dar alimentos para seres humanos; en el que ha desaparecido los pastizales floridos devorados por el arado; se ha exterminado, como rivales que disputan los alimentos, a los cuadrúpedos y los pájaros; los setos y los árboles superfluos arrancados de raíz, y en que casi no queda un sitio donde pueda crecer una flor o un arbusto silvestre sin que se le destruya como una mala hierba en nombre del adelanto agrícola. (p.643)

La cita siguiente fusiona lo que el crecimiento económico progresivo ha suscitado en el ser humano con la pérdida de la espontaneidad de la naturaleza:

Si la tierra ha de perder toda esa gran parte de los que tiene de agradable gracias a cosas que serían extirpadas de su superficie por el crecimiento ilimitado de la riqueza y de la población con la sola finalidad de permitirla sostener una población más numerosa, pero no más feliz, confío sinceramente en que, para bien de la posteridad, la humanidad se contentará con el estado estacionario, mucho antes de que la necesidad lo obligue a ello. (Mill, 2007, p.643)

Para respaldar las dos ideas antes expuestas, Mill (2007) afirmó que:

Casi no será necesario decir que una situación estacionaria del capital y de la población no implica una situación estacionaria del adelanto humano. Sería más amplio que nunca el campo para la cultura del entendimiento y para el progreso moral y social; habría las mismas posibilidades de perfeccionar el arte de vivir, y hay muchas más probabilidades de que se perfeccione cuando los espíritus dejen de estar absorbidos por la preocupación constante del arte de progresar. Incluso las artes industriales se cultivarían con más seriedad y con más éxito con la única diferencia de que, en vez de no servir sino para aumentar la riqueza, el adelanto industrial producirá un legítimo efecto: el de abreviar el trabajo humano. Han permitido que una población más numerosa viva la misma vida de lucha y reclusión, y que hagan fortuna un número mayor de fabricantes y otras personas. Han aumentado las comodidades de las clases medias. Pero no han empezado a realizar eos grandes cambios en el destino humano. (p.643)

En resumen, la forma en que Mill (2007) trató de dar recomendaciones favorables a una mejor existencia dentro del estado estacionario se expone en la siguiente cita:

Solo cuando, además de instituciones justas, la previsión juiciosa, guíe el crecimiento de la humanidad, podrá convertirse en propiedad común de todas las razas humanas las conquistas hechas sobre las fuerzas de la naturaleza por la inteligencia y la energía de los descubridores científicos, y servir para elevar y mejorar la vida de la humanidad. (pp.643-644)

3. Reconocimientos discursivos de ideas de ambiente

En el mundo del crecimiento económico en la economía clásica, Thirlwall (2003), distinguió entre los optimistas y los pesimistas clásicos. Entre los primeros, destaca el nombre de Smith (1997), quien introdujo en el análisis económico el concepto de rendimientos crecientes. El sustrato de esta idea radica en la división y especialización del trabajo en un sistema económico. Así, en una sociedad donde el mercado se amplia, también lo hará la división del trabajo y los beneficios. Es decir, el crecimiento económico es un proceso autogenerativo, que puede acelerarse o desacelerarse y por esta razón el progreso económico está garantizado.

La perspectiva clásica pesimista, según Thirlwall (2003), parte de la idea de los rendimientos decrecientes en la agricultura y en consecuencia la economía alcanzaría el estado estacionario. El primero de los economistas de la corriente pesimista que abordaron el tema del estado estacionario fue Malthus (1977).

Malthus (1977), en su libro Ensayo sobre la población, buscó examinar una gran causa y expuso: “La gran causa a que aludo es la tendencia constante de toda vida a amentar, reproduciéndose, más allá de lo que permiten los recursos disponibles para su subsistencia” (p.7). A lo anterior agrega: “Esta es una verdad incontrovertible. Tanto en el reino animal como en el vegetal la naturaleza ha esparcido con profusión las semillas de la vida; pero ha sido avara en conceder espacio y alimentos” (p.8). Lo antes expuesto indica que el crecimiento geométrico de la población, que hace disminuir el periodo en que se duplica, se enfrenta a rendimientos decrecientes en la producción de alimentos. Por tanto, el límite básico a la limitación demográfica es la falta de alimentos de manera proporcional de forma permanentemente. De esta manera, la sociedad transita por movimientos progresivos y retrógrados en el uso de los recursos naturales:

Vamos a suponer que en cualquier país los medios de subsistencia bastan exactamente para sostener con holgura a sus habitantes. El esfuerzo constante de la población para aumentar, se va manifestando hasta en las sociedades más imperfectas, hace que aumente el número de habitantes antes que aumenten las subsistencias. Por consiguiente, los alimentos que antes sostenían a once millones de personas, tienen que dividirse ahora entre once y medio millones. Así, los pobres tienen que vivir peor, y michos de ellos soportarán severos sufrimientos. Siendo también el número de trabajadores superior al trabajo por realizar, los jornales tenderán a bajar, mientras que al mismo tiempo el precio provisiones tenderá a subir. El trabajador tendrá por consiguiente que trabajar más para ganar lo mismo. Durante estas épocas de miseria, son tan grandes los obstáculos para el matrimonio y las dificultades para sostener una familia, que se detiene el crecimiento de la población. Entretanto, la baratura de la mano de obra, la abundancia de trabajadores disponibles y la necesidad entre estos de desplegar mayor actividad, estimulan a los agricultores a emplear más mano de obra, a roturar nuevos terrenos y estercolar y mejorar los que ya estaban en cultivo, hasta que en último término los medios de subsistencia puedan hallarse en igual proporción con respecto a la población que en el periodo inicial. (Malthus, 1977, p.16)

Con relación a Ricardo (1973), la transformación de bosques o tierras no bonificadas está en relación al salario (capítulo 5) y las utilidades (capítulo 6) de los Principios de Economía Política y Tributación. Para este autor, el precio natural del salario es equivalente a poder “subsistir y perpetuar su raza, sin incremento ni disminución” (p.71); es decir, el precio natural de la mano de obra está en relación con el de los alimentos.

Ricardo (1973) exponía que, con el progreso de la sociedad, el precio de la mano de obra tendería a incrementarse, debido a la dificultad de producir alimentos. Esa dificultad se encuentra en que para producir más alimentos es necesario emplear nuevas tierras de cultivo, aunque la tecnología y los descubrimientos científicos tienden a frenar ese incremento en los precios. Entonces: “Al aumentar la población, los artículos necesarios aumentarían continuamente de precio, puesto que será necesario emplear una mayor cantidad de mano de obra para producirlos” (p.77). Ahora bien:

Las utilidades tienden naturalmente siempre a decrecer, puesto que, al progresar la sociedad y la riqueza, la cantidad adicional de alimentos requerida solo se obtiene por el sacrificio de una cantidad creciente de mano de obra. Esta tendencia, esta gravitación de las utilidades se ve afortunadamente contrarrestada a intervalos repetidos por las mejoras en la maquinaria empleada para la producción de los artículos necesarios, así como por los descubrimientos científicos registrados en el sector agrícola, lo cual nos permite prescindir de una gran cantidad de mano de obra que antes era necesaria, y, en consecuencia, disminuir el precio de los artículos primarios que necesita el trabajador. Sin embargo, existe un límite al alza tanto del precio de los artículos necesarios, como de los salarios de la mano de obra, por que tan pronto como los salarios igualen, la suma de £720 que representa los ingresos totales del agricultor, deberá cesar la acumulación, puesto que ningún capital podrá, en este caso, producir utilidad alguna, ni puede solicitarse empleo de mano de obra adicional y, en consecuencia, la población habrá alcanzado su máximo. (Ricardo, 1973, p.92)

En consecuencia, los:

Motivos para acumular disminuirán en cada disminución en las ganancias y llegará a un punto de detenerse, si las utilidades se sitúan a un nivel tan bajo que no les proporcionen una compensación adecuada por todos los sinsabores inherentes a su ocupación, y a los riesgos que por fuerza encontrarán al emplear su capacidad en forma productiva. (Ricardo, 1973, p.94)

Es el estado estacionario. En otras palabras, la expansión del horizonte productivo, el cambio de uso del entorno ambiental está en función de la población, la demanda de alimentos y de la relación entre salarios y beneficios. Como se podrá apreciar, Mill (2007) se adscribe a la tesis de Ricardo (1973) y más atrás de Malthus (1977), por cuanto acepta la idea de los rendimientos marginales decrecientes. Esto último es lo que lo condujo a proponer la idea de “Estado estacionario”, por cuanto a medida que se hace uso de mayor cantidad de factores, estos rendirán una productividad cada vez menor por unidad de producto obtenido

4. Resultados y discusión

Como se podrá apreciar, el pensamiento económico de John Stuart Mill tiene vínculos con el tema del ambiente. Pero esos vínculos están circunscritos a su idea de progreso y sobre todo de la idea de “Estado estacionario”. Si bien tuvo una visión optimista del desarrollo de la economía y de la humanidad, ese crecimiento debería tener un límite guiado por la razón: Prudencia, buenas decisiones o la oportunidad de vivir una vida decorosa; es decir, no asume la visión liberal utilitarista de maximización de los placeres y minimizaciones de las penas provenientes de Bentham (2002).

Las ideas de John Stuart Mill, no incidieron directamente en la idea de estado estacionario o de la madurez económica, pero tuvo que estallar la crisis de 1929 para que los propulsores del New Deal (Nuevo Trato) adoptasen un punto de vista similar al de John Stuart Mill, salvando las distancias del tiempo y la cultura política, así como económica estadounidense. Según Schlesinger (2003), Adolf Berle había incluido en el discurso de Franklin Delano Roosevelt ante el Club de la Mancomunidad, la idea de que los Estados Unidos ya no necesitaba constructores y promotores, sino gente que administrara.

De la misma manera, Ray Moley pensaba que la confluencia del Laissez Faire, la ley antimonopolio y la reglamentación tipo Louis Brandeis (abogado litigante que estaba a favor de los sindicatos, los derechos de las mujeres, y de la legislación antimonopolio; pero que consideraba el sistema de planificación de la economía como algo no acorde con los ideales y valores de los estadounidenses), podía llevar a empresarios y trabajadores a un estado de guerra. De esta manera la obligación del gobierno era suministrar el punto focal donde los problemas económicos pudieran integrarse y resolverse (Schlesinger, 2003).

De esta forma, a través de una Cámara de Compensación de la Información, se podría lograr una mejor coordinación de los negocios en la que el gobierno fijara nuevos ideales sociales e inspirara a los empresarios con un sentido de responsabilidad ética (Schlesinger, 2003). Acerca del medio ambiente, fue a partir de la segunda mitad del siglo XX en que surgió de manera significativa la preocupación entre el ambiente y el desarrollo, si existe mucha similitud entre ambas categorías.

Así, por ejemplo, en el año 1972 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebró la Conferencia Mundial de la ONU sobre Medio Ambiente Humano, celebrada en Estocolmo, Suecia (Labandeira, León y Vázquez, 2007). En ese mismo año, se publicó Los Limites del Crecimiento (Meadows et al., 1972). Veinte años después, se realizó la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Rio de Janeiro, Brasil y en 1994 (que permitió crear la Comisión de Desarrollo Sostenible), en París, Francia se firmó la Convención de Lucha contra la Desertización (Labandeira et al., 2007). Diez años después, en la ciudad de Johannesburg se celebró la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible auspiciada por la ONU y se adoptaron nuevas metas de desarrollo sostenible.

Desde el punto de vista teórico, es interesante destacar dos conceptos: El modelo IPAT y la Curva de Kuznets ambiental. El modelo IPAT (Ehlrich y Holdren, 1971) trató, de una manera muy general, de relacionar actividad económica con el ambiente entendido éste como deterioro ambiental. De esta manera I: Representa una especie de variable que recoge el deterioro ambiental y que será equivalente a producto de multiplicar (los efectos son multiplicativos) el tamaño de la población P, el consumo per cápita A y el efecto de la tecnología T (entendida como la cantidad de recursos utilizados y residuos generados por unidad de producción). Esta idea se identifica con la de John Stuart Mill principalmente en el aspecto de la población puesto que, si la probación crece a tasa estable, sería posible aumentar la renta (y el consumo) per cápita sin afectar el entorno, con las consiguientes mejoras en la tecnología.

Por su parte, la curva de Kutznets ambiental (Kuznets, 1955; 1965) parte de que el índice de deterioro ambiental I, depende funcionalmente de la renta per cápita Y, una tendencia temporal o efectos fijos T y la disponibilidad de recursos F. al relacionar crecimiento económico con la calidad ambiental, se observa que a medida que crece la actividad económica, la calidad ambiental se deteriora hasta que llega a un punto de inflexión donde los comportamientos de las dos variables antes presentada se invierten.

Conclusiones

En el trabajo presentado queda claramente establecido que la tradición económica clásica, especialmente la inglesa representada en este caso por John Stuart Mill, si vinculó el ambiente con la economía o la actividad económica. Es decir, la actividad económica tiene consecuencias generalmente inesperadas en la preservación del entorno natural. Pero esa vinculación se establece por medio de un concepto desarrollado desde antes de John Stuart Mill conocido como “Estado estacionario”, en el que no es concebible un progreso material de las personas afectando severamente el ambiente; peor aún, conmoviendo la forma de vida de las personas.

Por esta razón, propuso, en contra de muchos economistas, la idea de que el estado estacionario no es en realidad perjudicial y por el contrario permitiría alcanzar mejores niveles de progreso técnico y social. Que sea o no cierto lo que dice John Stuart Mill, sigue siendo objeto de acalorados debates entre académicos hacedores de políticas públicas e ideólogos.

Es de subrayar que, Mill si observó las consecuencias negativas de un proceso de crecimiento económico acelerado en el entorno natural que hoy en día se denomina como ecosistema. Eso no quiere decir que este autor se haya despegado de las consideraciones que la gran mayoría de los economistas de su época consideraban a la naturaleza como un conjunto de fuerzas naturales capaces de proveer alimentos y materias primas para ser llevadas al mercado e intercambiarlos como valores en cambio. También consideró que el progreso técnico es indetenible y que puede servir, en el estado estacionario para lograr mejores niveles de disposición de las fuerzas de la naturaleza sin violentarla.

Asimismo, vinculó la acción humana con el tema económico y con él el ambiental y expuso que el deseo de progreso económico o de ganancias pecuniarias forzaría a una lucha extendida en la sociedad. Esa lucha tendría que hacer uso de ingente cantidad de recursos y adelantos técnicos para obtener los mejores resultados posibles. Pero el resultado de ese esfuerzo, de extensión del “estado progresivo” es: La reducción del espacio del entorno natural y de la felicidad humana.

Finalmente, los aportes de John Stuart Mill abren la necesidad de que en los modelos de crecimiento endógeno incorporen el elemento ambiental para ver los efectos sobre las externalidades de capital como factor que pudiera ayudar o frenar el crecimiento económico; es decir, internalizar una variable que está teniendo alta incidencia en el crecimiento y convergencia económica entre las naciones.

Notas

1Con respecto a Auguste Comte, Mill no aceptaba que la economía política sea subsumida por la sociología y que el método positivo sea el único en las ciencias económicas, aunque mostró su conformidad en construir una ciencia general del hombre.

2 No es necesario que la tasa de crecimiento de todas las variables en el sistema económico sean la misma. Lo que es importante es que la tasa de crecimiento sea constante en cada variable del sistema. Esta situación, que puede ser considerada como desde el punto de vista teórico como una abstracción teórica, puede ser el punto de partida o el estado de equilibrio deseado o no de modelos económicos de crecimiento.

3 Según Nisbet (1998), la idea de progreso es muy antigua. Hay que remontarse hasta los greco-romanos para tener una idea de lo que se interpreta por progreso: “La idea de que la humanidad ha ido avanzando lenta y gradual e ininterrumpidamente desde unos orígenes marcados por la incultura, la ignorancia a unos niveles de civilización cada vez más altos, y que este avance continuara, pese a los reveses que pueda padecer de vez en cuando en el presente y también en el futuro” (p.27).

Referencias bibliográficas

Bannock, G., Baxter, R. E., y Rees, R. (1977). The penguin dictionary of economics. Allen Lane.

Bentham, J. (2002). An introduction to the principles of morals and legislation. Liberty Fund.

Borgucci, E. (2011). El pensamiento preclásico y clásico en economía. Ediciones del Vicerrectorado Académico de la Universidad del Zulia.

Diccionario Vox Latín (2015). Diccionario latino. Vox Editorial

Ehlrich, P. R., y Holdren, J. P. (1971). Impact of Population Growth. Science, 171(3977), 1212-1219. https://doi.org/10.1126/science.171.3977.1212

Kuznets, S. (1955). Economic growth and income inequality. The American Economic Review, 45(1), 1-28.

Kuznets, S. (1965). Economic growth and structural change: Selected essays. Norton.

Labandeira, X., León, C. J., y Vázquez, M. X. (2007). Economía ambiental. Pearson Educación, S. A.

MaCulloch, J. R. (1843). The principles political economy: With some inquiries respecting their application, and a sketch of the rise and progress of the science. William Tait.

Malthus, R. T. (1977). Ensayo sobre el principio de la población. Fondo de Cultura Económica de México.

Meadows, D. H., Meadows, D. L., Randers, J., y Behrens, W. W. (1972). The limits to growth: A report for the club of Rome’s project on the predicament of Mankind. Universe Books.

Mill, J. S. (2000). Essays on some unsettled questions of political economy. Batoche Books.

Mill, J. S. (2002). El utilitarismo. Alianza Editorial, S. A.

Mill, J. S. (2007). Principios de Economía Política. Editorial Síntesis.

Mill, J. S. (2013). Sobre la Libertad. Alianza Editorial, S. A.

Nisbet, R. (1998). Historia de la idea de progreso. Editorial Gedisa, S. A.

Ricardo, D. (1973). Principios de economía política y tributación. Fondo de Cultura Económica.

Schlesinger, A. M. (2003). The age of Roosevelt. The crisis of the old order: Volumen I 1919-1933. Mariner Books.

Smith, A. (1997). Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. Fondo de Cultura Económica.

Thirlwall, A. P. (2003). La naturaleza del crecimiento económico: Un marco alternativo para comprender el desarrollo de las naciones. Fondo de Cultura Económica.

Verón, E. (1987). La semiosis social: Fragmentos de una teoría de la discursividad. Gedisa Editorial.