Revista de Ciencias Sociales (RCS)

Vol. XXIX, Número Especial 7, junio 2023. pp. 127-140

FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431

Como citar APA: Atoche-Silva, L. A., Calonge-De La Piedra, D. M., Horna-Calderón, V. E., y García-Ramírez, E. M. (2023). Trabajo infantil como factor de riesgo en la conducta antisocial de adolescentes: Un análisis descriptivo-comparativo. Revista de Ciencias Sociales (Ve), XXIX(Número Especial 7), 127-140.

Trabajo infantil como factor de riesgo en la conducta antisocial de adolescentes: Un análisis descriptivo-comparativo

Atoche-Silva, Luz Angelica*

Calonge-De La Piedra, Dina Marisol**

Horna-Calderón, Víctor Eduardo***

García-Ramírez, Edwin Martín****

Resumen

Estudiar la conducta antisocial en adolescentes que realizan trabajo infantil, tiene un significado potencial al conocer el comportamiento considerando diversas variables sociodemográficas. El objetivo de esta investigación fue identificar los niveles de la conducta antisocial en adolescentes que están expuestos al trabajo infantil, considerando el sexo, grado de instrucción y grupo etario. Fue un estudio aplicado con un diseño descriptivo comparativo, participaron 151 adolescentes de la ciudad de Trujillo-Perú a quienes se les administró un cuestionario que mide la conducta antisocial y delictiva compuesto de 40 ítems. Los hallazgos más importantes demuestran que los adolescentes presentan niveles regulares y altos de comportamiento antisocial, los que no estudian, tienen tendencia a presentar mayor comportamiento antisocial, los adolescentes de 15 y 16 años presentan con más prevalencia este tipo de comportamiento. Por lo tanto, es importante desarrollar actividades de prevención con adolescentes entre las edades de 11 años tratando de instaurar estilos de vida más adaptativos y entrenamiento en habilidades sociales que les permitan tener una mayor calidad en las relaciones interpersonales, y con los adolescentes mayores 15 años, ayudaría mucho desarrollar estrategias de afrontamiento para tener un mejor desarrollo personal.

Palabras clave: Trabajo infantil; conducta antisocial; conducta delictiva; delincuencia; infracción de las normas.

* Doctora en Educación. Magíster en Docencia Universitaria. Docente en la Universidad Nacional de Frontera, Sullana, Perú. E-mail: latoche@unf.edu.pe ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2901-2326

** Doctora en Psicología. Docente en la Universidad César Vallejo, Trujillo, Perú. E-mail: dcalonge@ucv.edu.pe ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8346-637X

*** Doctorando en Psicología. Maestro en Psicología con mención en Psicología Educativa. Docente a Tiempo Completo en la Universidad San Ignacio de Loyola, Lima, Perú. E-mail: victor.hornac@usil.pe ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3071-5491

**** Doctor en Psicología. Magister en Docencia Universitaria. Docente en la Universidad César Vallejo, Trujillo, Perú. E-mail: egarciar@ucv.edu.pe ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3483-1158

Recibido: 2022-12-20 · Aceptado: 2023-03-09

Child labor as a risk factor in adolescent antisocial behavior: A descriptive-comparative analysis

Abstract

Studying antisocial behavior in adolescents who perform child labor has a potential meaning by knowing the behavior considering various sociodemographic variables. The objective of this research was to identify the levels of antisocial behavior in adolescents who are exposed to child labor, considering sex, educational level and age group. It was an applied study with a comparative descriptive design, 151 adolescents from the city of Trujillo-Peru participated, who were administered a questionnaire that measures antisocial and criminal behavior composed of 40 items. The most important findings show that adolescents present regular and high levels of antisocial behavior, those who do not study tend to present greater antisocial behavior, adolescents aged 15 and 16 present this type of behavior more prevalently. Therefore, it is important to develop prevention activities with adolescents between the ages of 11 trying to establish more adaptive lifestyles and training in social skills that allow them to have a higher quality of interpersonal relationships, and with adolescents over 15 years of age. It would help a lot to develop coping strategies to have a better personal development.

Keywords: Child labor; antisocial behavior; delinquent behavior; delinquency; violation of the rules.

Introducción

Se entiende por comportamiento antisocial a un conjunto de conductas e indicadores considerados como desviados (Fariña, Vázquez y Arce, 2011), se incluyen todas las acciones agresivas e impulsivas que intriguen las normas sociales (Sánchez, Galicia y Robles, 2018); tiene una mayor prevalencia en el periodo adolescente dadas sus características de transitoriedad e inestabilidad, los problemas que acontezcan en este periodo, repercuten en el desarrollo de comportamientos antisociales (Smith, Ireland y Thornberry, 2005).

La génesis de este comportamiento, aún sigue siendo materia de investigación, puesto que se encuentran diversos factores asociados. Por ejemplo, se ha encontrado que las características de la conducta antisocial, están vinculadas con las prácticas de crianza, el bajo autocontrol, y se inicia en la primera infancia (Tehrani y Yamini, 2020; Eme, 2020); otros sostienen que se vincula con la ingesta de sustancias psicoactivas de los padres durante la primera infancia; mientras que otros aluden que se asocia con el nivel educacional de la familia (Tzoumakis et al., 2020; Feder et al., 2020); otros autores afirman que tiene asociación con las conductas impulsivas en la niñez, la violencia intrafamiliar, entre otras; todas estos factores influyen para que los adolescentes desarrollen un comportamiento antisocial (Vera y Alay, 2021; Shaffer et al., 2022; Defoe et al., 2022).

Un asunto que está bien definido, es que los hombres presentan mayor comportamiento antisocial y delictivo comparado con el sexo femenino (Feder et al., 2020); por lo tanto, el estudio de esta variable es muy oportuno. Claro está, que actualmente, las tasas de delincuencia han crecido exponencialmente, haciendo que exista inseguridad, se formen grupos de pandillas y en algunos casos se cometan homicidios o cualquier otro hecho, lo cual constituye un grave peligro al bienestar de la comunidad (Frick y Marsee, 2018). En ese sentido, un vistazo a esta problemática en los diferentes ámbitos ayudará a tener una mayor comprensión para su análisis respectivo.

En un contexto internacional, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020), todos los años ocurren doscientas mil muertes entre adolescentes de 10 a 29 años, lo que representa un 43% de todos los homicidios que suceden anualmente. Se observa que, en México, 4.500 adolescentes son llevados a prisión y se les impone cargos de infracción de las normas sociales, así como atentar contra la seguridad de la población (Azaola, 2015).

Sin embargo, esta cifra en el 2021 se ha multiplicado, según Arellano (2021), se han cometido 3.35 millones de delitos, la mayoría de ellos por jóvenes menores de 25 años; en República Dominicana, según la Oficina Nacional de Estadística (ONE, 2021), durante los años 2007 y 2019, se han detenido a 24.000 jóvenes debido a conductas de transgresión a los estatutos jurídicos, siendo los problemas con las drogas y el robar las dos principales imputaciones. 

A nivel nacional, según el Programa Nacional de Centros Juveniles (PRONACEJ, 2021), existen 2.584 adolescentes internados por conductas de infracción a la ley, de los cuales 2.451 son hombres y 133 de los adolescentes son mujeres; con respecto a las sentencias de los menores, en todo el Perú existen 11.238 adolescentes que tienen condena establecida, 9.082 son del sexo masculino y 2.156 son mujeres (Instituto Nacional de Estadística [INE], 2021).

Estas estadísticas, indican que la conducta antisocial cada día se incrementa y se da con mayor prevalencia en la población adolescente de 15 años (Seisdedos, 2001). En tal sentido, su estudio es importante, porque ayuda a conocer las características de este comportamiento y cómo afecta a su desarrollo personal y social. Diversos estudios se han realizado en relación a este tema; en esta ocasión el objetivo de esta investigación consiste en identificar los niveles de la conducta antisocial en adolescentes que se encuentran expuestos al trabajo infantil, considerando el sexo, grado de instrucción y grupo etario, para su análisis.

1. Fundamentación teórica

1.1. Conducta o comportamiento antisocial

En el contexto del trabajo infantil se hacen planteamientos desde el ámbito internacional; al respecto, Garaigordobil y Maganto (2016) en España realizaron una investigación que estuvo orientada a identificar la incidencia del comportamiento antisocial y hacer un análisis considerando factores sociodemográficos, en el cual se trabajó con un universo muestral de 3.026 jóvenes cuyas edades eran de 12 a 18 años; encontrando que el 16,6% presentaron altos niveles de comportamiento antisocial delictivo, el 10% de adolescentes presentó un riesgo alto, el resto se encontró en un nivel regular de conductas antisociales; las mujeres presentaban menos conducta antisocial, y los adolescentes de 16 a 18 años presentaron mayor comportamiento delictivo.

Cabrera et al. (2021), en México, analizaron cómo se asocian los estilos de crianza y los comportamientos desviados, en una muestra de sujetos que tenían problemas con la ley, la muestra fue de 70 personas, encontrando que el 80% presentaban indicadores altos de conducta antisocial, encontrando que el control conductual materno tiene una asociación con el comportamiento antisocial 0.222; p= .014 ≤ .05.

En el ámbito nacional, Rivera y Cahuana (2016) buscaron identificar cómo influye la dinámica familiar en el desarrollo de la conducta antisocial en un grupo de jóvenes adolescentes, se encontró como resultado que el funcionamiento familiar, incluido la figura paterna, son elementos que predicen los comportamientos desviados en este grupo poblacional; entre los factores de riesgo se han encontrado maltrato de los niños y mala convivencia de los progenitores, así como la ingesta de sustancias psicoactivas por parte de los cuidadores, son los que incrementan este comportamiento delictivo.

Por su parte, Flores y García (2019) en Lima, hicieron un trabajo que buscó conocer cómo se relacionan los lazos parentales y el comportamiento considerado desviado, donde participaron 239 adolescentes, encontrando que el cuidado de la madre se asocia significativamente con la conducta antisocial, así como la sobreprotección tiene una baja relación con el comportamiento antisocial y delictivo.

Amerita explicar de manera breve algunos aspectos teóricos de la conducta antisocial. En este sentido, se lo define como un comportamiento que no se ajusta a las normas y estatutos que orientan los estilos de vida en la sociedad y se explica por diversos factores personales, sociales y ambientales (DeLisi y Vaughn, 2014; Seigfried-Spellar, Villacís-Vukadinović y Lynam, 2017). Los comportamientos antisociales son el resultado de individuos que intentan aumentar su placer en las cosas que hacen (Tehrani y Yamini, 2020). En esta investigación se define a la conducta antisocial, como un comportamiento que ocurre de continuo en la sociedad y se da con mayor prevalencia a los 15 años; se caracteriza por la infracción de las normas dentro y fuera del hogar (Seisdedos, 2001; Andreu y Peña, 2013).

El principal comportamiento antisocial y delictivo de los adolescentes incluye: Desviación general, como robo, consumo de alcohol, uso de drogas, hacer trampa en los exámenes y llegar tarde a la escuela; desafiar a los padres, como gritarle al padre o a la madre o ir en contra de los deseos de los padres; y agresividad, como peleas grupales a puñetazos (Ma, Li y Pow, 2011; Jones, Miller y Lynam, 2011); es una conducta egocéntrica que carece de empatía (Burt, y Donnellan, 2009; 2010; Wang et al., 2015). Además, en este actuar puede influir la pérdida de valores, puesto que tal como lo señalan Meriño et al. (2021), el valor, se exhibe como origen de la actuación; por tanto, existen en el individuo como formaciones motivacionales de la personalidad, así como conductas frente a la responsabilidad, honradez y el trabajo.

Para Seisdedos (2001), la conducta antisocial tiene dos dimensiones: La conducta antisocial propiamente dicha, que abarca actuaciones como tocar la puerta y salir huyendo, ensuciar la calle arrojando basura voluntariamente, o coger alguna pertenencia que no le corresponde; la segunda es la conducta delictiva, que hace alusión a los comportamiento que infrinjan los estatutos contenidos en la ley, como el robo, portación de armas para alguna pelea, y obtener dinero mediante la amenaza a las personas que considera más débiles (Andreu y Peña, 2013).

1.2. Trabajo infantil

De acuerdo con Reséndez et al. (2019), la infancia, representa la etapa de la vida en la cual el ser humano demanda mayores cuidados, así como protección, por parte de sus padres o cuidadores. Asimismo, para Terranova et al. (2019), constituye “una etapa de vital importancia, por ser el inicio de la edad escolar, integrado a ello el progreso motor, cognoscitivo, social y personal que atraviesa el ser humano” (p.331). Por lo cual, “es evidente que la infancia es una de las etapas más importantes de la especie humana, así como la más vulnerable e indefensa” (Reséndez et al., 2019, p.67); por tanto, si no se atiende con responsabilidad, favoreciendo experiencias infantiles adecuadas, así como estableciendo conductas socialmente deseables, puede ocasionar comportamientos desviados en ese grupo etario.

Sin embargo, la realidad en la sociedad de muchos países es otra muy distinta, cuando tal como lo señalan Reséndez et al. (2019), se visualiza a jóvenes menores que vagan por las calles, “vendiendo periódico, limpiando parabrisas de los autos en los cruceros, fungiendo como “cerillos” en las tiendas de autoservicio y otras muchas actividades, que se traducen en trabajo infantil” (p.67); generalmente mal remunerado, atentando contra su desarrollo armónico, así como expuestos al peligro y riesgo de ser fácilmente manipulables.

Al respecto, de acuerdo con Horowitz y Trivitt (2007), el trabajo infantil tiene implicancias en la conducta antisocial en los adolescentes; aunque otros estudios indican que, cuando los adolescentes trabajan, los niveles de conducta antisocial disminuyen (Apel et al., 2008). Lo que se tiene que analizar, son las condiciones en cómo se desarrolla el trabajo en los adolescentes. Considerando el contexto de la población objeto de estudio, el estar expuestos a la calle, sin tener normativas, sin horarios, sin supervisiones, hace que se incurra en comportamientos que infringen las reglas sociales.

Si bien es cierto, son diversos los trabajos de la conducta antisocial que se han realizado; no obstante, la mayoría de ellos han trabajado con alumnos que asisten regularmente a la escuela, así también se ha realizado análisis de correlación considerando otras variables, pero muy poco se ha estudiado, cómo se presenta este comportamiento desviado en esta población que son trabajadores de la calle y sobre todo tomando en cuenta que un gran porcentaje no estudia.

En este sentido, la ejecución de este trabajo tiene una importancia singular: Por un lado, permite analizar el marco teórico sustentado en diversas investigaciones; por otro lado, constituye un antecedente a nivel regional para que se pueda seguir estudiando esta variable en poblaciones similares; finalmente, los resultados permitirán conocer las características de la conducta antisocial, y así poder establecer medidas de intervención, con la finalidad de atenuar estos comportamientos que representan problemas graves para la inserción y desempeño adecuado en la sociedad. Bajo este tenor, esta pericia estuvo enfocada a identificar las características del comportamiento antisocial en jóvenes adolescentes que realizan trabajo infantil en la calle, considerando elementos como el sexo, el nivel educacional y grupo etario.

2. Metodología

La investigación fue de tipo aplicada (Sánchez, Reyes y Mejía, 2018), porque se ha hecho uso del conocimiento teórico existente para clarificar cómo se presenta el comportamiento desviado en la muestra de sujetos y poder plantear mecanismos de intervención. El diseño fue descriptivo comparativo (Hernández-Sampieri y Mendoza, 2018), porque se han realizado caracterizaciones, luego se han buscado establecer diferencias entre variables sociodemográficas como el grado de instrucción, el sexo y la edad.

En la investigación han participado 151 adolescentes de la ciudad de Trujillo, en Perú. Estos adolescentes provienen de familias disfuncionales, otros han sido abandonados por sus padres, un gran porcentaje de ellos no estudia ni la primaria ni han logrado completar sus estudios secundarios; para sobrevivir, tienen que trabajar en la calle vendiendo golosinas y otros productos relacionados. Cada participante para ser incluido en el estudio ha tenido que cumplir ciertos criterios, como son tener una edad entre 12 a 18 años, ser trabajador de la calle y tener la disposición para desarrollar el cuestionario.

Como instrumento, se ha empleado el cuestionario de la conducta antisocial y delictiva adaptado en España por Seisdedos (2001). Es una escala que consta de 40 preguntas: Las primeras 20, evalúan la conducta antisocial; y las otras 20, miden las conductas delictivas en los adolescentes; se aplica en un tiempo de 20 minutos aproximadamente, su administración puede ser individual, así como colectiva, y se aplica en ámbitos educativos sociales y clínicos.

En cuanto a las propiedades psicométricas del cuestionario, han sido adecuadas; en la validez convergente, se ha encontrado que las dimensiones tienen una alta relación con el puntaje total de la escala de conductas antisociales y delictivas: El factor de conductas antisociales fue de 0.89 y las conductas delictivas 0.84. En cuanto a la confiabilidad, se han encontrado valores en el rango esperado, a nivel general la escala tiene un índice de 0.97 y en sus factores fue de 0.95 y 0.96, lo que indica que los datos tienen una buena característica de reproducibilidad.

Para realizar esta investigación se ha seguido el siguiente procedimiento: En primer lugar, se han hecho los contactos con la municipalidad de Trujillo-Perú, puesto que los adolescentes pertenecen a un programa instaurado por la municipalidad, esto con la finalidad de pedir información sobre los lugares dónde se encuentran trabajando estos adolescentes. Obtenida esta información, se ha salido a las calles a buscarlos, a fin de poder tener un conocimiento más vivencial de las condiciones de su trabajo y el horario adecuado para poder llegar a ellos y hacer la recolección de información. Finalmente, ubicado a los adolescentes se han aplicado los instrumentos de manera presencial, así como por grupos, debido a que no se los pudo reunir a todos en un solo grupo. Terminado el proceso de aplicación de instrumentos, se elaboró la base de datos en Excel para realizar el procesamiento de los datos en el SPSS v26.

Con la finalidad de obtener la fiabilidad del instrumento, se ha empleado el coeficiente de Alfa de Cronbach, la validez convergente referida a las relaciones entre las dimensiones y la variable, ha sido obtenida mediante el estadígrafo Spearman. Para establecer las características entre los niveles de conducta antisocial, se ha usado las tablas de frecuencia; y a fin de encontrar el grado de asociación del comportamiento desviado con el sexo, nivel de instrucción y grupo etario, se han empleado estadígrafos no paramétricos.

3. Trabajo infantil como factor de riesgo en la conducta antisocial

El comportamiento desviado es un fenómeno que se incrementa exponencialmente en la adolescencia (Feder et al., 2020; Jansen, 2022), y está asociado con otros problemas de comportamiento (Nasaescu et al., 2020). El trabajo infantil, el nivel de estudios, la pérdida de valores, la dinámica familiar inadecuada produciendo situaciones de abandono, son factores que se asocian con el comportamiento antisocial (Afifi et al., 2019; Reséndez et al., 2019; Espostis et al., 2020; Meriño et al., 2021).

Al hacer un análisis de las características de la conducta antisocial, se observan niveles regulares y altos, lo que implica que parcialmente este grupo de adolescentes que realizan trabajo infantil en la calle se muestran agresivos, rompen las reglas dentro y fuera del hogar, no tienen un adecuado control de sus impulsos y necesitan mejorar su empatía en proceso de interacción con sus demás compañeros (DeLisi y Vaughn, 2014; Seigfried-Spellar et al., 2017); así también, en algunas ocasiones realizan conducta como armar grupos y salir a las calles fomentando el desorden y generando incomodidad ante los demás (Seisdedos, 2001).

Estos hallazgos encontrados tienen una doble importancia: Por un lado, se contribuye a la literatura científica, puesto que se ha estudiado la conducta antisocial en adolescentes que realizan trabajos no adecuados para su edad, por lo tanto, se constituye en un antecedente local que motivará a otros investigadores a seguir analizando estas variables con adolescentes que presenten estas características en su comportamiento. Por otro lado, ayuda a comprender la importancia de fortalecer las dinámicas familiares y las formas de crianza de los niños, así como el ponerles límites y reglas claras que actúen como normas de vida, también bajo resultados de la conducta antisocial, se podrá hacer recomendaciones oportunas para intervenir, sobre todo en los 15 y 16 años que es el grupo con mayor prevalencia en este comportamiento.

A continuación, se interpretan desde las variables que se identificaron en la realización de esta investigación: Referido al nivel educacional de los adolescentes, se puede observar en la Tabla 1, que de los 150 sujetos que han participado en la investigación, el 78% si estudian en algún centro educativo; mientras que un 22% no estudia actualmente.

Tabla 1

Grado de instrucción de los adolescentes que participaron en el estudio

Variable

Frecuencia

Porcentaje

Adolescentes que estudian

117

78,0

Adolescentes que no estudian

33

22,0

Total

150

100,0

Fuente: Elaboración propia, 2023.

Según la Tabla 2, referido a los niveles del comportamiento desviado, se puede evidenciar que, el 44,7% presenta bajos niveles de conducta antisociales, un 33,3% presenta un alto nivel, y un 22% tiene un rango regular de conductas considerada desviada. De manera general, se observa que, el mayor porcentaje presenta un bajo nivel de comportamiento antisocial dentro de sus relaciones interpersonales.

Tabla 2

Niveles de conductas antisociales y delictivas en los adolescentes

Variable

Frecuencia

Porcentaje

Nivel bajo de conductas antisociales

67

44,7

Nivel regular de conductas antisociales

33

22,0

Nivel alto de conductas antisociales

50

33,3

Total

150

100,0

Fuente: Elaboración propia, 2023.

Las Tablas 3 y 4, presentan los hallazgos de las características de la conducta desviada en los adolescentes. Se observa que en el estudio han participado 150 personas, 102 hombres y 48 mujeres (ver Tabla 3). Se visualiza que no existe una significancia debido a que el P valor fue de 0,710 (ver Tabla 4). Sin embargo, al analizar el promedio de rangos, se observa que son los hombres los que tienen mayores conductas delictivas en comparación con las mujeres.

Tabla 3

Características de las conductas antisociales-delictivas en función al sexo

Rango

Sexo

N

Rango promedio

Suma de rangos

Hombre

102

76,38

7790,50

Total

Mujer

48

73,64

3534,50

Total

150

Fuente: Elaboración propia, 2023.

Tabla 4

Estadísticos de prueba de la conducta antisocial-delictiva

Estadísticos de prueba

Total

U de Mann-Whitney

2358,500

W de Wilcoxon

3534,500

Z

-,372

Sig. asintótica (bilateral)

,710

Fuente: Elaboración propia, 2023.

Según los resultados de las Tablas 5 y 6, que explican cómo se presentan estas conductas antisociales tomando como base el grado educacional; al analizar los rangos promedio, se observa que son los adolescentes que no estudian los que presentan mayor comportamiento antisocial (ver Tabla 5). No obstante, no hay una significancia de este comportamiento en relación a los que estudian y los que no acuden a ningún centro de estudios, debido a que la significancia bilateral fue de 0.088, tal como se aprecia en la Tabla 6.

Tabla 5

Características de la conducta antisocial- delictiva en relación al nivel educacional de los adolescentes

Rango

Estudios

N

Rango promedio

Suma de rangos

Si

117

72,38

8469,00

Conductas antisocial-delictiva

No

33

86,55

2856,00

Total

150

Fuente: Elaboración propia, 2023.

Tabla 6

Estadísticos de prueba de las características de la conducta antisocial- delictiva

Estadísticos de prueba

Total

U de Mann-Whitney

1566,000

W de Wilcoxon

8469,000

Z

-1,708

Sig. asintótica(bilateral)

,088

Fuente: Elaboración propia, 2023.

En las Tablas 7 y 8, que presentan cómo es la conducta desviada considerando el rango de edad, se ha encontrado que los adolescentes de 15 y 16 años, son los que presentan mayor comportamiento antisocial, seguido por los que son mayores de 17 años (ver Tabla 7). Asimismo, se puede observar que sí existe diferencias significativas de los niveles del comportamiento desviado analizado según el grupo etario, debido a que la significancia fue de 0.000 (ver Tabla 8). Esto significa que, las edades de mayores riesgos para que los adolescentes desarrollen este comportamiento es 15 y 16 años.

Tabla 7

Características de la conducta antisocial-delictiva en función al grupo etario

Rango

Edad

N

Rango promedio

<= 12

6

67,75

Total

13 – 14

57

57,33

15 – 16

67

92,99

17+

20

71,03

Total

150

Fuente: Elaboración propia, 2023.

Tabla 8

Estadísticos de prueba de las características de las conducta antisocial- delictiva

Estadísticos de prueba

Total

H de Kruskal-Wallis

22,633

Gl

3

Sig. Asintótica

,000

Fuente: Elaboración propia, 2023.

La conducta antisocial entre hombres y mujeres ha sido objeto de diversos investigadores (Cale y Lilienfeld, 2002; Sánchez, Galicia et al., 2018; Ehlers et al., 2022). Aún no existe un consenso sobre si la condición biológica es un factor que predispone para un mayor desarrollo del comportamiento antisocial, puesto que en ello confluyen una variedad de factores.

Con la finalidad de encontrar diferencias entre sexos, se ha evidenciado que no existe diferencia significativa, dado que el valor de significancia es de 0,710 (ver Tabla 4) mucho mayor que 0.05 que es el valor de prueba, lo que quiere decir que el hecho de ser varón o del sexo femenino no determina que se tenga mayor o menor comportamiento antisocial; sin embargo, al observar la suma de los rangos promedio, se observa que son los hombres los que presentan mayor conducta antisocial, pero la diferencia no es significativa.

Tomando como referencia estos análisis cualitativos, de que son los hombres quienes presentan mayor conducta antisocial, se pueden citar los resultados del trabajo de Ehlers et al. (2022), quienes han encontrado que las mujeres presentan menos sintomatología de conducta que infringen las reglas sociales en comparación con los hombres; similares resultados son encontrados por Garaigordobil y Maganto (2016), quienes hallaron que los varones tienen mayores comportamiento considerado desviados en comparación con el sexo femenino, aunque el tamaño del efecto no fue significativo.

Lo anterior, permite tener una comprensión más holística sobre el incremento de la conducta antisocial, se debe intervenir en otras variables como son las buenas prácticas en valores, incursionar en actividades deportivas que ayude a que hombres y mujeres puedan canalizar adecuadamente sus energías producto de los momentos desagradables que pasan en su vida; por otra parte, estos hallazgos ayudan a tener una comprensión acerca de que la cuestión del comportamiento antisocial, es un tema cultural, depende de las normativas de cada pueblo que regulen los comportamiento de las personas.

Otro aspecto importante que merece subrayarse es cómo el nivel educacional se relaciona con la conducta antisocial, lo cual ha sido material de estudio por algunos investigadores (Hwang et al., 2020; Ang et al., 2020). Se ha encontrado que, en la población adolescente, el grado de instrucción entendido como el estar ausente de toda la actividad escolar no presenta una diferencia significativa, debido a que la significancia fue de 0.088 (ver Tabla 6).

Sin embargo, al analizar la sumatoria de rangos, se observa que los adolescentes que no cuentan con estudios presentan mayores conductas antisociales en comparación con los que sí asisten a la escuela; por lo tanto, se puede sostener que en alguna medida el grado de instrucción que facilita adquirir una perspectiva más integrada y completa de la vida, ayuda a estar ocupado en diversas actividades que les permite la consecución de sus metas del futuro. Cuando menos nivel de educación se tenga, más se cometerá infracción de las normas y desafíos de la autoridad, así como a los padres y en cualquier otro espacio donde se desenvuelven (Jones et al., 2011; Andreu y Peña, 2013).

Considerando la importancia del nivel educacional y cómo este actúa como un componente regulador del comportamiento desviado y que transgrede continuamente las normas, algunas investigaciones han encontrado resultados análogos, por lo que sus recomendaciones son mejorar el entorno educativo para prevenir que estos comportamientos se sigan acrecentando (Reinke y Herman, 2002). Otro factor asociado a la conducta antisocial tiene que ver con las prácticas de crianza, algunas investigaciones han determinado que el 80% de adolescentes que tuvieron un control materno, presentan altos niveles de comportamiento antisocial, es decir, el estilo de crianza es un factor de riesgo para tal conducta (Cabrera et al., 2021).

Estos resultados ayudan a clarificar la importancia que tiene que los adolescentes pasen el tiempo en sus estudios, adquiriendo y fortaleciendo sus habilidades sociales, que le permitan tener un mayor desempeño social, pero también creando una red de contactos que les ayuden a instaurar estilos de vida más adaptados que respondan a las necesidades de su entorno.

Por lo tanto, es importante que, desde las autoridades de las Unidades de Gestión Educativa Locales, directores de las instituciones educativas, junto con los padres de familia, puedan gestionar programas donde se busque reinsertar a los adolescentes que realizan trabajo infantil en las calles, con esto no se busca que no trabajen, sino que desarrollen actividades que les permitan tener un mayor crecimiento personal. La adolescencia deviene un periodo caracterizado por diversas transformaciones que abarcan desde lo físico, psicológico y social (Yurgelun-Todd, 2007; Lissak, 2018), debido a esta variedad de cambios psicológicos.

En este periodo se desarrolla con mayor prevalencia la conducta negativista desafiante, que después da origen a la conducta antisocial (Smith et al., 2005). Al buscar encontrar una asociación con la edad y el comportamiento desviado en los adolescentes, se ha encontrado que sí existen diferencias significativas (ver Tabla 8), son los de 15 a 16 años los que presentan mayores comportamiento antisociales, seguidos por los que son mayores de 17 años, lo que significa que la edad sí determina el que desarrollen menor o mayor conducta antisocial; por lo tanto, es una variable que se tiene que tomar en cuenta en el abordaje y selección de la población para desarrollar estrategias de intervención.

Según los resultados encontrados, respecto a los años en la adolescencia donde se presenta mayor conducta antisocial, en España también se han reportado hallazgos similares en una muestra de adolescentes (Seisdedos, 2001); en igual sentido, las investigaciones a nivel nacional reportan resultados análogos siendo la edad donde se presentan mayores casuísticas 12 a 13 años (Rivera y Cahuana, 2016); otras investigaciones reportan que la mayor prevalencia de esta comportamiento está entre los 15 a 16 años (Flores y García, 2019), lo cual también robustece los resultados encontrados.

El aporte social de estos resultados es sustancial, puesto que han permitido confirmar que la edad de 15 y 16 años son los periodos más propensos para desarrollar conductas desadaptadas, que ponen en riesgo al bienestar físico y moral de la sociedad, ello constituye una base para que las actividades que se ejecuten para prevenir o enseñar estrategias de afrontamiento, se centren en este periodo específico; así también, permite comprender que sería de mucho beneficio que desde los 10 años los preadolescentes participen en actividades que les ayuden a tener un desarrollo personal libre de la influencia del consumo de algunas sustancia psicoactiva, integración de pandillas, entre otras, que refuerzan la conducta antisocial en este sector de la población.

Conclusiones

La conducta antisocial en los adolescentes que realizan trabajo infantil en las calles, se encuentra en niveles regulares y altos, es decir, infringen las normas dentro y fuera del hogar, desafían la autoridad de los padres e incurren en comportamiento donde se amenaza su bienestar físico, así como psicológico, y se tiene como factor de riesgo la sobreexposición en actividades que no están acorde a su edad.

Si bien es cierto que no se ha reportado significancia entre los niveles de las conductas antisociales en función al sexo y al nivel educacional, se han encontrado que los hombres presentan mayores conductas antisociales, los adolescentes que no estudian presentan mayores conductas antisociales, con respecto a los que llevan un periodo de estudios regulares. Lo que sí está bien definido, es que la edad de 15 y 16 años es el periodo donde el comportamiento antisocial tienen una mayor prevalencia seguido por los adolescentes mayores de 17 años.

Los hallazgos encontrados tienen una singular relevancia debido a que han permitido identificar la forma en cómo se presenta el comportamiento antisocial en los adolescentes, y sobre todo la edad donde este comportamiento tiene una mayor incidencia, lo que constituye una línea diagnóstica para que las autoridades de las organizaciones municipales y no gubernamentales, puedan desarrollar diversas actividades que ayuden a atenuar los efectos de este problema social.

Una de las limitaciones que se ha tenido en este trabajo, es que se ha trabajado 151 sujetos, la mayor cantidad de participantes han sido hombres, lo que puede haber influido para obtener las comparaciones considerando el sexo, por lo que sería importante que, en futuros trabajos, se comparen características, pero manteniendo similar cantidad de muestra, lo cual ayudaría a robustecer los resultados. Así mismo, sería importante que se sigan desarrollando estudios con estas variables, considerando muestras más amplias y estableciendo comparaciones entre grupos en función a las zonas geográficas.

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