Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXIX, No. 1, Enero - Marzo 2023. pp. 404-417
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Como citar: Harringhton-Martínez, M. S., y
Martínez-Padrón, O. J. (2023). Representaciones sociales sobre publicar en
revistas científicas. Revista de Ciencias Sociales (Ve), XXIX(1), 404-417.
Representaciones sociales sobre publicar en revistas
científicas
Harringhton-Martínez, María Susana*
Martínez-Padrón,
Oswaldo Jesús**
Resumen
En
Venezuela, impera cada vez más la idea de no querer producir ni publicar, dado
que la actividad científica ya no es valorada ni apoyada desde hace varios
años. Estas acciones impactan el quehacer de los investigadores y, por ende,
resultó oportuno analizar las representaciones sociales que tiene un grupo de
docentes que laboran en universidades venezolanas, acerca de la publicación en
revistas científicas. Este análisis se realizó mediante una investigación de
campo orientada por el paradigma fenomenológico-interpretativo, tomando en
cuenta las experiencias de 15 informantes encuestados, vía correo electrónico,
provenientes de cinco universidades. Entre los hallazgos se destaca que: (a)
Valoraron positivamente la importancia de publicar los resultados de sus
investigaciones, a pesar del mermado interés por hacerlo debido a las
limitaciones actuales de su contexto de acción en Venezuela; y (b) sus
representaciones sociales están constreñidas a un origen social y se concretan
en función de la interiorización de experiencias, modelos de conductas y
variados pensamientos existentes en su contexto sociocultural. Se concluye que
tales representaciones sociales han repercutido, de manera negativa, en las
pautas y modelos de comportamiento que restringen la posibilidad de publicar en
revistas científicas.
Palabras clave: Docentes universitarios; publicación de
producciones; representaciones sociales; revistas científicas; universidades venezolanas.
* Doctora
en Educación. Magister en Literatura. Profesora de Castellano y Literatura. Docente
Asociado en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), Aragua, Venezuela.
E-mail: susanhm23@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8807-1326
** Doctor en Educación.
Postdoctorado en Investigación Educativa. Postdoctorado en Educación
Matemática. Magister en Educación Superior: Matemática. Profesor de Matemática
en la Universidad Técnica “Luis Vargas Torres” de Esmeraldas, Esmeraldas, Ecuador.
E-mail: ommadail1@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4142-8092
Recibido: 2022-09-11 ·
Aceptado: 2022-11-28
Social representations about publishing in scientific journals
Abstract
In Venezuela, the idea of not wanting to produce or publish prevails more and more, given that scientific activity is no longer valued or supported for several years. These actions impact the work of researchers and, therefore, it was appropriate to analyze the social representations that a group of teachers who work in Venezuelan universities have about publication in scientific journals. This analysis was carried out through field research guided by the phenomenological-interpretative paradigm, taking into account the experiences of 15 informants surveyed via email from four universities. Among the findings, it stands out that: (a) They positively valued the importance of publishing the results of their research, despite the diminished interest in doing so due to the current limitations of their context of action in Venezuela; and (b) their social representations are constrained to a social origin and are specified based on the internalization of experiences, behavior models and various existing thoughts in their sociocultural context. It is concluded that such social representations have had a negative impact on the behavior patterns and models that restrict the possibility of publishing in scientific journals.
Keywords: University teachers; publication of productions; social representations; scientific journals; Venezuelan universities.
Introducción
El
impacto de la producción científica está en estrecha vinculación con los
procesos de difusión que se hacen desde distintas esferas, siendo las revistas
científicas el puente de comunicación más expedito para hacer públicos los
hallazgos derivados de diversas investigaciones. Pero, antes de que los
miembros de las comunidades académicas tengan la oportunidad de conocer los
productos allí reportados, estos son revisados y evaluados por expertos en la
materia, lo cual ocurre por la necesidad de garantizar una mayor confiabilidad
en las ideas expuestas por los autores firmantes; especialmente en la era
actual donde el prestigio académico se asocia con la visibilidad que puedan
tener las creaciones intelectuales que ahora circulan en distintos medios del
ecosistema digital de producción científica (García-Peñalvo, 2018).
Sobre
la base de lo indicado, lo que se publica debe tener su origen en el
seguimiento de rigurosos procesos investigativos que contribuyan, de manera
cierta, a la generación de conocimientos al campo disciplinar del cual forma
parte el investigador. Siendo así, la función de investigación que deben
cumplir los docentes universitarios es preponderante para dinamizar otras como
la docencia y la extensión, previstas en los reglamentos que norman las
actuaciones de los profesores en las universidades venezolanas.
Lamentablemente,
la función investigativa del docente universitario, en Venezuela, está cada vez
más marcada por desmotivaciones expresadas en las Representaciones Sociales
(RS) que, en los últimos años, se vienen anclando en los grupos y sujetos
guiados por la idea de que no vale la pena producir ni publicar, sobre todo si
esta actividad no es valorada ni apoyada por las instancias correspondientes.
Tales reacciones, acompañadas de sus debidas actitudes desfavorables al hecho
de publicar, sirven de sustento para legitimar creencias en el grupo de
docentes cuyo sentido común les dicta que sólo deben dedicarse, a lo sumo, a
atender las actividades de clase que se les programen.
Cárcamo-Vásquez
y Méndez-Bustos (2019), advierten que las RS se derivan del conocimiento
popular, y esto es asentado por Lacolla, Meneses y Valeiras (2014), agregando
que suelen ser construcciones que los sujetos han venido edificando en
sociedad, a lo largo del tiempo. Como todo esto sirve para guiar a los sujetos,
según sus maneras de actuar, resulta relevante abordarlas desde las
experiencias vividas por un grupo de investigadores que laboran en varias
universidades venezolanas, a sabiendas que existe mucha limitación que
compromete la productividad investigativa.
Puede
esgrimirse que las RS configuradas en función del declive de la producción
científica, descrita posteriormente, tiene sus orígenes en el poco estímulo de
las instituciones educativas, la escasa valoración del hecho investigativo, los
limitados espacios para publicar, y la inexistencia de programas de formación
de investigadores en las instancias de adscripción. Igualmente, las condiciones
del entorno también delinean las RS de los docentes, por eso el modo en que cada
uno afronte las situaciones descritas dará cuenta de su posicionamiento ante lo
que ocurre, sin obviar que sus puntos de vista estarán impregnados de opiniones
y creencias de su comunidad académica.
Tal
intercambio involucra ideas que inciden en las maneras de pensar, pautando
modos de conducta. Por tanto, este artículo tiene como propósito analizar las
RS que posee un grupo de docentes universitarios venezolanos acerca de la
publicación de artículos en revistas científicas acreditadas, identificando los
elementos que intervienen en la formación de las RS y caracterizando los
procesos utilizados para su construcción.
1.
Declive de la producción científica de los docentes universitarios en Venezuela
Para Aguado-López y Becerril-García
(2016), la productividad científica de los docentes universitarios en Venezuela
ha disminuido drásticamente en las últimas dos décadas. Citando datos
del SCimago Journal & Country Rank
(SJR), tales autores observan que, en el lapso 1996-2014, Venezuela registró
una crisis en su producción científica a partir del año 2009 y eso quizás se
debió a estrategias del gobierno de turno que desde ese año, “se planteó
eliminar las políticas de las Agendas de Investigación diseñadas por el Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas…, órgano creado en 1967
para estimular y financiar la ciencia y el desarrollo tecnológico en el país”
(Ramírez y Salcedo, 2016, p.150).
La
realidad es que esos valores siguen en descenso puesto que las entidades
gubernamentales que dicen apoyar a la investigación científica restringieron o
eliminaron, paulatinamente, los recursos para eventos investigativos y
publicaciones, hablándose de un colapso en la investigación científica
(Scharifker, 2017).
La
superación no se avizora en ninguno de los ámbitos que permitan promover a la
ciencia y, por ende, a las instancias que investigan, puesto que la superación
de las perspectivas de recuperación es sombría, a corto plazo, dado que se
profundizó el estado de caos (Vera, 2018); y eso ha llegado a una expresión
alarmante, sin precedentes, a causa de la Covid-19 que terminó por sumergirla
en un profundo desequilibrio y una súper hiperinflación (El Telégrafo, 2021).
A
inicios del año 2021, la situación es equivalente a la que plantean Alekséenko
y Pyatakov (2019) a mediados del 2019, debido a que la estabilización económica
del país sigue complicada, no valiendo de nada que siga siendo objeto de
confrontación internacional, pues, la curva del caos no logra ni siquiera
aplanarse y su crecimiento es falaz. Lo único que declina, ferozmente, es la
calidad de vida de los venezolanos que no ha dejado de descender en las últimas
dos décadas, y si a eso se le agrega el decrecimiento del precio del petróleo y
la pandemia generada por la Covid-19, el panorama se torna más desalentador, en
virtud de que el petróleo es fuente de ingreso vital para la economía
venezolana (Martínez, 2020).
Según
el Banco Mundial (2020), esta realidad no solo aceleró el crecimiento de la
pobreza y la pérdida de empleos, sino que interrumpió, abruptamente, la
prestación de servicios como educación, salud, electricidad e internet, vislumbrándose un futuro no promisorio
para los venezolanos quienes, desde antes, ya tenían marcadas falencias en ámbitos
como el hospitalario, alimentario y escolar, lo cual ha resultado responsable
del destierro de “casi el 16% de una población de 30 millones de habitantes”
(Martínez, 2020, párr. 5).
Sabiendo
que muchos de sus investigadores abandonaron al país a causa de la crisis y han
tenido que dedicarse a varias otras cosas en lugares foráneos, no resulta
extraño que deje de ser imperativo mantenerse produciendo y publicando como,
tradicionalmente, lo hacían en tiempos previos.
En las
estadísticas anuales reportadas en el portal del SJR (SCImago, 2021), se
observa que la cantidad de documentos publicados por revistas venezolanas, en
la base de datos Scopus, desde el año 1996 hasta
2019 (último año reportado en el ranking oficial
de SJR, leído el 28/04/2021) es de 41.751. También se observa que la producción
anual se inicia con 1.267 artículos y crece hasta 2.438 artículos en el año
2009, pero desde allí comienza a producirse un fuerte descenso, el cual
coincide con la disminución drástica del apoyo oficial a la investigación por
parte del gobierno de turno. En esa plataforma puede verificarse que Venezuela
logró ocupar el lugar 49 en el año 1997 descendiendo, paulatinamente, al puesto
94 en el año 2019 donde apenas logró publicar 1.307 artículos.
A
nivel del SJR (SCImago, 2021), la producción científica venezolana está en
desventaja ante una evaluación de la producción científica, basta observar que
para el año 1997 este país superaba, en producción, a más del 77% de los 220
países que forman parte de este registro. Sin embargo, para el 2019 este valor
baja a más del 59% de los 231 participantes.
Según
este histórico, la producción de las revistas venezolanas tiene una tendencia a
la baja que está en sintonía con un país “ahogado de todas las posibilidades de
analizar y debatir los problemas objetivos que aquejan a la Universidad
venezolana” (Leal, 2019, párr. 2).
Un
caso vital es que los sueldos que provienen de los escasos recursos financieros
asignados a las universidades nacionales, son pírricos y ya no alcanzan ni
siquiera para costear la canasta básica, dejando a la suerte lo correspondiente
a las infraestructuras y lo que tiene que ver con el apoyo a la investigación.
Al no
tenerse recursos para editar, por ejemplo, una revista científica o para
costear los gastos requeridos para desarrollar algún proyecto de investigación,
mucho menos se tiene para apoyar la asistencia a eventos donde se puedan
compartir hallazgos y validarlos con sus pares. Harringhton-Martínez (2016), da
fe de esto al encontrar que existe una total ausencia de financiamientos para
el diseño, desarrollo y promoción de la investigación, dando evidencias de un
grupo de investigadores resilientes de una Universidad.
Las ya
mencionadas condiciones socioeconómicas en Venezuela son tan adversas a la
posibilidad de producir conocimientos y visibilizarlos, que han desatado una
trascendental fuga de cerebros que impide cualquier avance en los espacios
científicos venezolanos, basta observar el importante número de investigadores
que forman parte de esos más de 5,4 millones de refugiados reportados,
oficialmente, hasta diciembre de 2020 (Agencia de Refugiados de la ONU, 2020),
y eso ha ocurrido por muchas razones, destacando problemas de salubridad y
falta de alimentos, aunado a una pobreza extrema.
El
nivel de pobreza de un docente universitario es tan extremo que para inicios de
marzo del 2021 su sueldo mensual, a dedicación exclusiva, osciló entre los 1,56
dólares y los 2,54 dólares, siendo este último el sueldo de un profesor titular
de cualquier Universidad oficial (https://dolartoday.com/calculadora/; tasa Banco Central de Venezuela). Lo
indicado está muy por debajo a lo contemplado por el Banco Mundial (2020),
entidad que señala que aquellas personas que ganan menos de 1,90 dólares
diarios pueden considerarse en pobreza extrema, es decir, el equivalente a 57
dólares mensuales, lo cual es más de 36 veces el sueldo mensual que devenga un
profesor instructor, a dedicación exclusiva, que escribe y publica artículos en
cualquier Universidad pública venezolana, según el tiempo referido.
2.
Representaciones Sociales: Articulaciones entre lo individual y lo colectivo
El
interés por comprender los aspectos referidos a la adquisición del conocimiento
del ser humano ha sido fuente de variados estudios que intentan, desde diversas
disciplinas, obtener aproximaciones para explicar cómo los procesos cognitivos
se ven impactados desde los valores, creencias, ideologías y modos de vida que
son propios de los grupos en los que cada persona interactúa desde su
nacimiento. En tal sentido, las referencias culturales no son estandarizadas,
sino que varían de acuerdo con las coordenadas espacio-temporales en las que se
ubica el sujeto, así como de su estructura relacional.
Comprender
este proceso de construcción de los conocimientos, en el ámbito social, dio
lugar, en 1961, a la teoría de las RS de Moscovici (1979), quien planteó que el
conocimiento no era algo innato sino construido gracias a la confluencia de
distintos elementos. En este sentido, percibe a las RS como conocimiento
habitual marcado dentro del sentido común compartido en el seno de las
comunidades donde se negocian acuerdos y significados.
Moscovici
y Hewstone (1986), afirman que las RS son “algo producido, constituido, durante
la interacción entre individuos” (p.703), donde el humano participa,
activamente, en la construcción de una realidad en la cual reconstruye sus
conocimientos sobre el mundo. Araya (2002), agrega que “constituyen sistemas
cognitivos en los que es posible reconocer la presencia de estereotipos,
opiniones, creencias, valores y normas que suelen tener una orientación actitudinal positiva o negativa” (p.11). Por tanto, permiten delinear una visión
de la realidad desde los conocimientos, valores, puntos de vista y criterios
que las personas crean como producto de su cotidianidad.
Más
allá de lo cognitivo y lo sociocultural, las RS están permeadas por lo afectivo
que interviene en la construcción del sentido común. Estrictamente, no pueden
considerarse producto solo de la racionalidad por estar impregnadas de una
dimensión intersubjetiva importante, ellas tienen un carácter proteico, de allí
que es común encontrar trabajos en distintas lenguas que, desde este prisma
teórico, abarcan disímiles fenómenos, basta citar trabajos como los de Crusmac
(2017); y de Pires, Poeschl y Forte (2018), donde se ubica al sujeto, y se
condiciona su actitud y el modo de comprender determinados conceptos, desde su
experiencia cotidiana. Ello convierte a las RS en una teoría pertinente para
estudiar procesos vinculados con la educación universitaria.
Esa
pertinencia de las RS en la educación, y en la dinámica de las políticas
educativas es mencionada por Gutiérrez-Vidrio (2019), destacando que los
actores que forman parte de la noosfera escolar comprenden su dinámica y asumen
posiciones sobre la base de la visión de mundo que pueden captar en momentos y
espacios específicos.
3.
Metodología
Develar
RS es un proceso complejo, exige construir un entramado metodológico que
permita apreciar su aparición y circulación (Mireles-Vargas, 2015). Por tanto,
es pertinente abordarlas desde una investigación de campo que, como esta, se
ubica dentro de los postulados del paradigma interpretativo fenomenológico. En
este caso, responde al enfoque procesual de las RS, por cuanto se orienta hacia
un tipo cualitativo centrado en la cultura y en las interacciones de los
informantes en el medio universitario.
La
información fue recabada mediante una encuesta estructurada en un cuestionario
de dos partes. La primera, solicitó datos académicos; y la segunda, contenía 7
preguntas: 5 abiertas y comunes para todos los informantes; y 2 específicas
para quienes no tenían publicaciones. Dicha encuesta fue enviada a una muestra
no probabilística de 93 docentes universitarios seleccionados de cuatro
universidades autónomas, tres experimentales y una privada, elegidas entre las
de más alta gama nacional, tomando en cuenta distintas facultades y
especialidades.
La
encuesta fue remitida, vía e-mail, dando un
plazo de 30 días continuos. Al no recibir suficientes respuestas, se contempló
un nuevo plazo de espera de 10 días más. Sin embargo, ante la escasa cantidad
de respuestas recibidas, se dieron dos oportunidades más con plazos de 10 días
cada uno, hasta cerrar el proceso de recepción, procediendo a analizar las
respuestas enviadas hasta finales del 2019. Finalmente, los informantes que
aceptaron participar en la investigación fueron 15 (ver Cuadro 1) cuyos referentes
fueron vaciados en una matriz donde se identificó a cada informante con la
siguiente notación (Infi), siendo i= 1, 2, 3,…, 15, útil para la
identificación de segmentos significativos vaciados en las categorías de
análisis.
Cuadro 1
Descripción de los informantes
No. |
Formación Académica |
¿Pertenece a Comité Editorial? |
No. artículos publicados |
Años de servicio |
No. |
Formación Académica |
¿Pertenece a Comité Editorial? |
No. artículos publicados |
Años de servicio |
|||||||
Especialista |
Magister |
C-a Doctor(a) |
Doctor(a) |
Especialista |
Magister |
C-a Doctor(a) |
Doctor(a) |
|||||||||
Inf1 |
X |
X |
Sí |
40 |
8 |
Inf9 |
X |
X |
No |
2 |
4 |
|||||
Inf2 |
X |
X |
No |
31 |
18 |
Inf10 |
X |
No |
0 |
4 |
||||||
Inf3 |
X |
X |
Sí |
30 |
16 |
Inf11 |
X |
X |
No |
0 |
13 |
|||||
Inf4 |
X |
X |
No |
7 |
18 |
Inf12 |
X |
X |
No |
2 |
33 |
|||||
Inf5 |
X |
X |
Sí |
7 |
10 |
Inf13 |
X |
X |
No |
1 |
12 |
|||||
Inf6 |
X |
X |
Sí |
6 |
13 |
Inf14 |
X |
No |
0 |
4 |
||||||
Inf7 |
X |
X |
Sí |
5 |
8 |
Inf15 |
X |
No |
0 |
7 |
||||||
Inf8 |
X |
X |
No |
2 |
9 |
Nota: C- a Doctor(a) equivale a
Candidato a Doctor(a).
Fuente: Elaboración propia, 2022.
4.
Resultados y discusión
Del
Cuadro 1, se desprende que el promedio de años de servicio del grupo es de 11,8
años, con cotas que van desde 4 hasta los 33 años; lo que indica un rango
bastante amplio de experiencia y de vivencias dentro de la Universidad, aspecto
esencial en la conformación de RS. Asimismo, el máximo nivel académico
alcanzado es de doctorado, con un 26,67% de los casos; 53,33% candidatos a
Doctor; y 20% aún no ha comenzado estos estudios.
En
cuanto a la cantidad de artículos publicados, el promedio por autor es cercano
a 9, el 20% de los docentes ha publicado 30 o más artículos, y el 80% restante
ha publicado menos de 8, siendo muy particular el hecho que el 26,67% de los
casos no ha tenido ninguna publicación, a pesar de tener entre 4 y 13 años de
servicio en la Universidad y que todos, excepto uno, tienen el título de
Magíster y, por ende, con formación como investigadores.
Llama
la atención la existencia de doctores, o candidatos a doctor, que poseen 2 o
menos publicaciones en su trayectoria profesional, teniendo un caso con más de
30 años de servicio. Además, solo 5 de los informantes posee experiencia en la
edición y gestión de revistas científicas al formar parte de Comités
Editoriales.
4.1.
Valoración de la publicación en revistas científicas
La
valoración de la publicación en revistas científicas puede considerarse
positiva, dado que los informantes manifestaron aspectos que son expresión
concreta de la relevancia de publicar: (a) “De suma importancia,… permite
conocer y hacer seguimiento a las actividades que desarrollan los pares” (Inf1); (b) “De manera
positiva, pues contribuye a la difusión de los productos de las distintas
líneas de investigación” (Inf3). Las respuestas a esta interrogante dieron lugar
a tres categorías: (a) Divulgación del Conocimiento; (b) Sustento de la
Docencia; y, (c) Reconocimiento.
Desde
la teoría de las RS puede afirmarse que mediante la objetivación del concepto
de revista científica (siglo XVII), se construyó un núcleo figurativo de su
esencia que se mantiene vigente, por cuanto publicar los hallazgos de algún
estudio entraña su difusión y diseminación entre la comunidad académica, para
que los pares puedan nutrirse, visionar o cuestionar lo que allí se dice. En
este contexto, publicar (a) “me permite hacer reportes de las investigaciones,
aportar ideas e insumos para otros investigadores” (Inf12); (b) “fomenta
el diálogo y el intercambio… con el resto de la comunidad académica, aspecto
fundamental para el avance de la ciencia” (Inf8); y, (c)
“permite insertarme como miembro de una comunidad disciplinar” (Inf9).
En
líneas generales, no hubo disenso entre los respondientes, por eso la categoría
se denominó Divulgación del Conocimiento, por
ser este el norte que orienta las publicaciones científicas desde su creación.
Ahora bien, las respuestas permiten apreciar el anclaje visto, en este caso,
como el proceso mediante el cual las RS acerca de la publicación en revistas
científicas se inserta en los sistemas sociocognitivos propios de un grupo
social como los profesores de educación superior, específicamente en una de las
modalidades denominadas anclaje como asignación de sentido (Jodelet, 1986).
Desde el sistema de valores de los docentes consultados se creó una red de
significados vinculada, no solo a la importancia per se de las revistas sino,
con los aportes proporcionados al ejercicio de la docencia universitaria.
En
relación con Sustento de la Docencia, los
informantes expresaron que docencia e investigación guardan lazos estrechos
puesto que la acción investigativa permite la actualización permanente del
conocimiento e impacta en el desarrollo de la práctica pedagógica:
Considero
que nuestra formación como investigadores alcanza su justa dimensión si
contribuye con la revisión y selección de lecturas para los estudiantes, las
orientaciones teóricas y/o metodológicas que fundamenten el ejercicio docente,
la elaboración de programas de cursos, el diseño de estrategias de evaluación
y, en general, con el proceso de enseñanza. (Inf2)
Las
afirmaciones de los docentes son coherentes con la función social que deben
desempeñar como miembros de instituciones dirigidas a realizar una función
rectora en la educación, la cultura y la ciencia (Ley de Universidades de
1970). Es imperativo, entonces, que el docente indague y reflexione,
permanentemente, sobre su práctica y lo evidencie publicando en revistas
científicas, y esta producción debe tener impacto en ámbitos como el científico
y el socioeconómico (Montes de Oca, Barros y Castillo, 2022), habida cuenta que
la investigación es “una actividad primordial en el desarrollo de los
territorios” (Suárez-Amaya, Rodríguez-Altamirano y Ganga, 2022, p.350), y eso
forma parte de la misión de la Universidad.
En las
RS emerge la díada investigación-enseñanza porque ser parte esencial de la
cotidianidad vivida en los espacios de trabajo (aulas de clase, centros de
investigación), va unido a otros factores que conforman el perfil del docente
investigador: (a) Participación como ponente u organizador de eventos de
investigación; (b) Tutoría de trabajos de grado, jurado; (c) Miembro de
programas de investigación; y (d) Miembro de comités editoriales o de arbitraje
de publicaciones internacionales, entre otros.
Respecto
a la categoría Reconocimiento, “surge de la
valoración que debería obtenerse como resultado del esfuerzo intelectual del
autor” (Inf6); es decir, el investigador aspira que su trabajo sirva para “el
conocimiento de los interesados, de las comunidades científicas y la sociedad
en general” (Inf5). En el campo de la RS, se hace énfasis en cómo
las experiencias contribuyen a crear actitudes ante los objetos y situaciones.
Por tanto, si el docente percibe que su aporte es valorado en distintos
escenarios, podría propiciar una mayor disposición a incrementar su
productividad académica, lo que en el contexto venezolano actual es poco común
que ocurra, en virtud de la realidad que le afecta.
Del
análisis de la primera interrogante se derivan tres dimensiones fundamentales
para comprender la complejidad de las RS: (a) La social: Importancia de la
divulgación del conocimiento; (b) La profesional: Aportes de la publicación de
artículo científicos a la labor docente; y (c) La personal: Reconocimiento de
la labor académica.
4.2.
Experiencia en la publicación de artículos en revistas científicas
En
relación con la interrogante acerca de cómo había sido la experiencia, en el
proceso de divulgación en este tipo de revistas en cuanto a niveles de
exigencia, tiempo de espera, retroinformación y adecuación a la normativa, se
pudo encontrar que: (a) “Numerosas revistas venezolanas tardan mucho para
concretar sus publicaciones debido a problemas presupuestarios, problemas del
arbitraje y retardo con la aceptación” (Inf5); y, (b) “su dificultad para estar al día
hace que en ocasiones el texto salga cuando ya se le tiene hasta algo olvidado,
o incluso cuando el autor está en otro punto de su trabajo y considere superado
lo que escribió” (Inf3).
Jodelet
(1986), sostiene que es a través de las interacciones comunicacionales como se
gestan las RS, siendo permeadas por las manifestaciones del entorno. Las
experiencias de los informantes indican que los procesos de recepción,
selección de artículos, tiempo de respuestas, arbitraje y aparición de los
números de la revista son obstáculos que afectan la fluidez, circulación y
comunicación del conocimiento científico y, por ende, de quienes desean
divulgar sus productos académicos. Entre las trabas señalan, además de la
carencia de presupuesto, el proceso de evaluación puesto que, en ocasiones, los
arbitrajes no satisfacen las expectativas del articulista: “En algunos casos he
pensado que los árbitros plantean cambios que generarían otra investigación”
(Inf7).
Ciertamente,
la tarea no es fácil porque el árbitro debe tratar de entender, desde su matriz
epistémica, lo producido por otro y emitir un veredicto ajustado a las
condiciones reales del trabajo que bien puede ser recibido como una oportunidad
para mejorar porque “someterse a un arbitraje de calidad y exigente deja
aprendizajes en la medida que se reciben sugerencias de pares y de
investigadores consolidados con reconocida trayectoria” (Inf6); o por el
contrario, constituirse en un agravio para el articulista sino tiene la
suficiente asertividad para aceptar los juicios sobre su trabajo
(Ruiz-Fernández, 2017). El hecho está en tener criterios explícitos y
coherentes al momento de ponderar lo escrito por sus pares y así evitar sesgos
en la evaluación dado que: “Si bien los articulistas requieren formarse, los
árbitros también” (Inf7).
4.3.
Ambiente favorable en la Universidad para la producción científica
Cuando
interesó saber si en su contexto universitario existe un ambiente favorable
para la publicación de artículos científicos, todos los informantes
manifestaron que NO, a pesar de reconocer que el hecho de estar inmersos en un
contexto educativo provee de insumos sobre los cuales se puede escribir.
Asimismo, “tenemos la disposición personal para emprender la tarea de producir
un artículo científico, actividad que amerita dedicar tiempo, esfuerzo y
recursos… pero esto lo hacemos por cuenta propia” (Inf13). En general, aluden que las condiciones
materiales en la Universidad son nulas, así como no hay disposición de recursos
para la investigación, existiendo casos: (Inf1) (Inf13) y (Inf14), que hicieron
mención del poco reconocimiento a la labor investigativa en sus instituciones.
Este
panorama involucra diversos factores que entran en juego en la cotidianidad
académica de estos docentes, siendo propios del convivir en grupos sociales con
determinadas condiciones. Asimismo, da cuenta de cómo los cambios en los
lineamientos políticos-económicos de un país y el modo de gerenciar las
instituciones, afectan las actitudes y los modos de pensamiento acerca de una
situación determinada.
Para
Moscovici (1979), la actitud es un componente que regulariza la conducta y la
orienta hacia una RS. Esta actitud se asume desde la información que los
docentes poseen sobre las condiciones actuales de las instituciones
universitarias en las que desarrollan su accionar y, sobre esa base, crean su
campo de representación que incluye imágenes, creencias, vivencias sobre el
hecho de producir investigaciones para que sean publicadas. Todo ello reafirma
que las RS poseen un origen social y son la interiorización de experiencias, de
modelos de conductas y de pensamiento socialmente transmitidos.
En
cuanto a las razones que han impedido la publicación de artículos científicos,
surgieron varias categorías. La primera se denominó Inconformidad
con el arbitraje: “Hubo demasiadas trabas en el proceso de arbitraje,
considero que no hubo respeto a la investigación presentada y eso me desmotivó”
(Inf10). Anteriormente, se refirió la relevancia del papel del evaluador en la
revisión y la emisión de juicios sobre el trabajo de otros. En este caso, la no
aceptación del artículo constituyó un fracaso inicial, desistiendo de enviar su
trabajo a otra revista, o intentar publicar una investigación distinta. Es
decir, construyó su RS en torno a la primera experiencia vivida y eso marcó
acciones posteriores.
Lograr
la publicación de un artículo fortalece la autoestima del investigador y
constituye un estímulo positivo al esfuerzo realizado, por cuanto difundir y
diseminar una producción académica aumenta la reputación científica, entendida,
como el prestigio que un académico alcanza debido a la calidad e impacto de los
hallazgos de su trabajo (García-Peñalvo, 2018). Cuando la publicación no se
concreta, los resultados adversos crean un campo de representaciones marcado
por una actitud negativa.
En la
segunda categoría: Dominio de conocimientos,
el docente asume no estar preparado todavía para dar a conocer sus investigaciones
a la comunidad académica: “No me he dispuesto a escribir, muchas veces las
revistas tienen normas de publicación que exigen cierto dominio de
conocimientos que aún no poseo” (Inf15). Existe el
temor a no cumplir con las expectativas de la revista; quizás por el
estereotipo de que sólo publican doctos en un área del saber. Estos
condicionamientos, de orden personal, constituyen una barrera que, de no ser
superada, afecta la productividad académica, pudiendo mutilar el proceso de
convertirse en investigador.
Aun
cuando parezca incoherente que un profesor de educación universitaria tenga
esta aprehensión hacia el hecho de publicar, la investigación de Serna-Rosell y
Vílchez-González (2018) revela que todavía existe una percepción sesgada de lo
que es la ciencia y de la figura del investigador, pues prevalece una RS según
la cual es visto como alguien que, literalmente, vive en un laboratorio
dedicado a realizar inventos trascendentes. Esta idea está arraigada en la
colectividad y no pareciera haber mayores distinciones entre género, edad y
nivel intelectual. Asimismo, no se puede soslayar el añejo debate en la
comunidad académica acerca de los rasgos que definen la cientificidad en las
ciencias sociales, peyorativamente, llamada ciencias blandas, en oposición a
las ciencias duras impregnadas del positivismo lógico.
La
categoría Publicar en el Doctorado, revela
una apreciación fundada en el hecho que la autoridad académica para hacer
públicos los trabajos de investigación, es consustancial a los estudios de cuarto
nivel. Otro aspecto a considerar es la exigencia de tener artículos de
investigación publicados para poder graduarse. Las RS apuntan a que el docente
precisa de ciertas condiciones para convertirse en articulista.
La
última categoría es la Limitación de Tiempo,
ligada a la excesiva carga de trabajo y responsabilidades. Escribir exige
lectura, revisión de fuentes, análisis de datos y redactar con coherencia, así
como rigurosidad, para lo cual debe dedicarse un tiempo considerable que no
siempre se tiene, lo cual ocurre no solo entre los profesionales que aún
permanecen en el país y deben dedicarse a la búsqueda de otras opciones de
ingreso para subsistir, sino en los que se ven forzados a abandonar su empleo y
pasar a formar parte de una diáspora intelectual calificada que ha emigrado a
otros países (Vivas y Páez, 2017; De La Vega y Vargas, 2017).
Aun
cuando eran minoría quienes no han publicado, emergieron distintas razones para
explicarlo. En relación con la experiencia para publicar, dos dicen no haber
recibido ninguna información formal, ni comentarios de colegas acerca de sus
vivencias como articulistas, no existiendo una focalización en este tema, ni
tampoco presión. Los otros dos casos sí han recibido información positiva sobre
el hecho de que publicar trae consigo reconocimiento y crecimiento profesional,
pero, ello no ha sido suficiente aliciente para emprender esta tarea.
En
concordancia con estos resultados, se aprecia que en la teoría de las RS
destaca la preponderancia de cómo lo ocurrido en los grupos funciona como un
mecanismo para que sus miembros se apropien de normas de comportamiento.
4.4.
Competencias para producir artículos
En
relación con las competencias para producir artículos, se tiene que las mismas
conjugan conocimientos, habilidades y otras características individuales. Las
categorías emergentes fueron: (a) Competencias Intelectuales; (b) Competencias
Intrapersonales; y, (c) Competencias Procedimentales.
Tales
categorías son ejemplificadas en la respuesta de la (Inf9): “Se requiere
de una constancia en la continuidad de proyectos de investigación; disciplina
para la documentación, (..) paciencia para seguir todo el proceso de escritura;
porque tanto el proceso de creación como el de publicación suelen ser lentos”.
El mismo informante agrega la necesidad de tener:
Confianza
en el trabajo que se realiza; respeto por las contribuciones ajenas; equilibrio
para tomar decisiones en cuanto a la información necesaria y la accesoria;
manejo de procedimientos de investigación; y competencias comunicativas para
presentar un texto coherente, cohesivo, adecuado al registro formal, sujeto a
las normas de escritura y que refleje el conocimiento del saber que deseamos
comunicar.
De
allí se desprende que para producir un artículo científico se requiere un
mínimo de Competencias Intelectuales, que
comprenden conocimientos de orden lingüístico y cognitivo, así como habilidades
de lectura y escritura. En muchos casos, no poseerlas pasa a ser la principal
limitación para la construcción del discurso.
Hay
investigadores muy competentes en su área, pero con inmensas dificultades para
construir sus informes de investigación y, cuando lo hacen, su producción no
tiene el nivel esperado. Cuando el árbitro evalúa el trabajo puede determinar
que no existe coherencia en el mismo, así como indicar poca profundidad en lo
planteado, debido a la redacción y no al dominio del tema. Por tanto, se deben
considerar los criterios de actualidad, originalidad, pertinencia, rigurosidad
y cientificidad (Arnáez, 2001), lo que permitirá que la investigación sea
publicable y comprendida por la comunidad académica. Antes de empezar a
escribir un artículo es primordial conocer de qué modo se organiza el discurso
en este género para que esté en consonancia con los parámetros del ámbito
disciplinar del investigador.
Entre
las Competencias Procedimentales están los
procesos metodológicos: Diseño, métodos, técnicas y análisis de datos; de
acuerdo al paradigma y objetivos de la investigación. Asimismo, se requiere el
dominio de aspectos formales: Elaboración de citas, lista de referencias y
seguimiento de las normas de las revistas.
Las Competencias Intrapersonales, corresponden a los
elementos de orden psicológico involucrados en la consolidación de un trabajo
académico, se destacan paciencia, constancia, disciplina, humildad para aceptar
críticas y respeto por el trabajo de otros. Asimismo, se requiere apertura ante
las observaciones que puedan surgir durante el proceso de corrección,
asumiéndolas como una oportunidad para crecer.
Otro
aspecto, es la disposición de tiempo para escribir más allá de los espacios
académicos, lo que conlleva dejar rezagadas otras actividades para lograr este
cometido. De allí que:
Ya
hablando del caso venezolano, hay que agregar una capacidad de trabajo lo
suficientemente alta como para producir textos después del horario laboral o
los fines de semana, como quiera que la redacción de trabajos muy pocas veces
entra en las labores cotidianas de un cargo académico, sobre todo si es
administrativo. (Inf3)
Como
se ha venido señalando, las RS están permeadas por lo ocurrido en el seno de
los grupos y de la priorización de una idea o situación, por cuanto, conlleva
asumir actitudes favorables o desfavorables ante las mismas.
Conclusiones
Luego
de analizadas las RS que posee un grupo de docentes universitarios venezolanos,
respecto al hecho de producir y publicar sus producciones en revistas
científicas acreditadas, se pudo concretar que el horizonte sociocultural de
los informantes permite construir el significado que tiene publicar artículos
en Venezuela. Si bien hay una actitud favorable, evidenciada en el
reconocimiento de publicar en revistas acreditadas, la misma se amaina en
función de los factores condicionantes del entorno venezolano que constriñe el
interés por desarrollar esta labor.
Como
tales RS siguen anclándose en ese grupo de investigadores debido a las
continuas desmotivaciones sostenidas en la idea de que no vale la pena publicar
por el hecho que todo lo concerniente a esa actividad es cada vez menos
valorado por las instancias correspondientes, entonces no es difícil
encontrarse con investigadores cobijados por actitudes desfavorables, como
consecuencia de una realidad que les cerró toda posibilidad de publicar.
Finalmente,
todas las RS que acompañan a estos investigadores condensan un compendio de
significados y sistemas de referencia que les permitieron comprender e
interpretar las circunstancias de esa realidad que, lamentablemente, se
concreta en el declive de la producción científica en sus contextos.
Los
hallazgos apuntan a la necesidad de transformar las condiciones políticas,
económicas y sociales del país para que, a mediano o largo plazo, pueda haber
un mayor desarrollo de la función investigativa y sus procesos asociados. Pero
también es necesario estar pendientes de los sistemas cognitivos y
socioafectivos, dado que marcan la presencia de motivaciones, creencias,
atribuciones, valores y normas, que configuran actitudes que limitan la
posibilidad de investigar y publicar las producciones científicas. Por tanto,
es impostergable la necesidad de seguir hurgando en poblaciones mayores, a fin
de ir encontrando elementos que amainen o eliminen el rezago del hecho
investigativo en estos espacios universitarios.
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