Revista de Ciencias Sociales (RCS)

Vol. XXIX, No. 1, Enero - Marzo 2023. pp. 404-417

FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431

Como citar: Harringhton-Martínez, M. S., y Martínez-Padrón, O. J. (2023). Representaciones sociales sobre publicar en revistas científicas. Revista de Ciencias Sociales (Ve), XXIX(1), 404-417.

Representaciones sociales sobre publicar en revistas científicas

Harringhton-Martínez, María Susana*

Martínez-Padrón, Oswaldo Jesús**

Resumen

En Venezuela, impera cada vez más la idea de no querer producir ni publicar, dado que la actividad científica ya no es valorada ni apoyada desde hace varios años. Estas acciones impactan el quehacer de los investigadores y, por ende, resultó oportuno analizar las representaciones sociales que tiene un grupo de docentes que laboran en universidades venezolanas, acerca de la publicación en revistas científicas. Este análisis se realizó mediante una investigación de campo orientada por el paradigma fenomenológico-interpretativo, tomando en cuenta las experiencias de 15 informantes encuestados, vía correo electrónico, provenientes de cinco universidades. Entre los hallazgos se destaca que: (a) Valoraron positivamente la importancia de publicar los resultados de sus investigaciones, a pesar del mermado interés por hacerlo debido a las limitaciones actuales de su contexto de acción en Venezuela; y (b) sus representaciones sociales están constreñidas a un origen social y se concretan en función de la interiorización de experiencias, modelos de conductas y variados pensamientos existentes en su contexto sociocultural. Se concluye que tales representaciones sociales han repercutido, de manera negativa, en las pautas y modelos de comportamiento que restringen la posibilidad de publicar en revistas científicas.

Palabras clave: Docentes universitarios; publicación de producciones; representaciones sociales; revistas científicas; universidades venezolanas.

 

* Doctora en Educación. Magister en Literatura. Profesora de Castellano y Literatura. Docente Asociado en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), Aragua, Venezuela. E-mail: susanhm23@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8807-1326

** Doctor en Educación. Postdoctorado en Investigación Educativa. Postdoctorado en Educación Matemática. Magister en Educación Superior: Matemática. Profesor de Matemática en la Universidad Técnica “Luis Vargas Torres” de Esmeraldas, Esmeraldas, Ecuador. E-mail: ommadail1@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4142-8092

Recibido: 2022-09-11                · Aceptado: 2022-11-28

Social representations about publishing in scientific journals

Abstract

In Venezuela, the idea of not wanting to produce or publish prevails more and more, given that scientific activity is no longer valued or supported for several years. These actions impact the work of researchers and, therefore, it was appropriate to analyze the social representations that a group of teachers who work in Venezuelan universities have about publication in scientific journals. This analysis was carried out through field research guided by the phenomenological-interpretative paradigm, taking into account the experiences of 15 informants surveyed via email from four universities. Among the findings, it stands out that: (a) They positively valued the importance of publishing the results of their research, despite the diminished interest in doing so due to the current limitations of their context of action in Venezuela; and (b) their social representations are constrained to a social origin and are specified based on the internalization of experiences, behavior models and various existing thoughts in their sociocultural context. It is concluded that such social representations have had a negative impact on the behavior patterns and models that restrict the possibility of publishing in scientific journals.

Keywords: University teachers; publication of productions; social representations; scientific journals; Venezuelan universities.

Introducción

El impacto de la producción científica está en estrecha vinculación con los procesos de difusión que se hacen desde distintas esferas, siendo las revistas científicas el puente de comunicación más expedito para hacer públicos los hallazgos derivados de diversas investigaciones. Pero, antes de que los miembros de las comunidades académicas tengan la oportunidad de conocer los productos allí reportados, estos son revisados y evaluados por expertos en la materia, lo cual ocurre por la necesidad de garantizar una mayor confiabilidad en las ideas expuestas por los autores firmantes; especialmente en la era actual donde el prestigio académico se asocia con la visibilidad que puedan tener las creaciones intelectuales que ahora circulan en distintos medios del ecosistema digital de producción científica (García-Peñalvo, 2018).

Sobre la base de lo indicado, lo que se publica debe tener su origen en el seguimiento de rigurosos procesos investigativos que contribuyan, de manera cierta, a la generación de conocimientos al campo disciplinar del cual forma parte el investigador. Siendo así, la función de investigación que deben cumplir los docentes universitarios es preponderante para dinamizar otras como la docencia y la extensión, previstas en los reglamentos que norman las actuaciones de los profesores en las universidades venezolanas.

Lamentablemente, la función investigativa del docente universitario, en Venezuela, está cada vez más marcada por desmotivaciones expresadas en las Representaciones Sociales (RS) que, en los últimos años, se vienen anclando en los grupos y sujetos guiados por la idea de que no vale la pena producir ni publicar, sobre todo si esta actividad no es valorada ni apoyada por las instancias correspondientes. Tales reacciones, acompañadas de sus debidas actitudes desfavorables al hecho de publicar, sirven de sustento para legitimar creencias en el grupo de docentes cuyo sentido común les dicta que sólo deben dedicarse, a lo sumo, a atender las actividades de clase que se les programen.

Cárcamo-Vásquez y Méndez-Bustos (2019), advierten que las RS se derivan del conocimiento popular, y esto es asentado por Lacolla, Meneses y Valeiras (2014), agregando que suelen ser construcciones que los sujetos han venido edificando en sociedad, a lo largo del tiempo. Como todo esto sirve para guiar a los sujetos, según sus maneras de actuar, resulta relevante abordarlas desde las experiencias vividas por un grupo de investigadores que laboran en varias universidades venezolanas, a sabiendas que existe mucha limitación que compromete la productividad investigativa.

Puede esgrimirse que las RS configuradas en función del declive de la producción científica, descrita posteriormente, tiene sus orígenes en el poco estímulo de las instituciones educativas, la escasa valoración del hecho investigativo, los limitados espacios para publicar, y la inexistencia de programas de formación de investigadores en las instancias de adscripción. Igualmente, las condiciones del entorno también delinean las RS de los docentes, por eso el modo en que cada uno afronte las situaciones descritas dará cuenta de su posicionamiento ante lo que ocurre, sin obviar que sus puntos de vista estarán impregnados de opiniones y creencias de su comunidad académica.

Tal intercambio involucra ideas que inciden en las maneras de pensar, pautando modos de conducta. Por tanto, este artículo tiene como propósito analizar las RS que posee un grupo de docentes universitarios venezolanos acerca de la publicación de artículos en revistas científicas acreditadas, identificando los elementos que intervienen en la formación de las RS y caracterizando los procesos utilizados para su construcción.

1. Declive de la producción científica de los docentes universitarios en Venezuela

Para Aguado-López y Becerril-García (2016), la productividad científica de los docentes universitarios en Venezuela ha disminuido drásticamente en las últimas dos décadas. Citando datos del SCimago Journal & Country Rank (SJR), tales autores observan que, en el lapso 1996-2014, Venezuela registró una crisis en su producción científica a partir del año 2009 y eso quizás se debió a estrategias del gobierno de turno que desde ese año, “se planteó eliminar las políticas de las Agendas de Investigación diseñadas por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas…, órgano creado en 1967 para estimular y financiar la ciencia y el desarrollo tecnológico en el país” (Ramírez y Salcedo, 2016, p.150).

La realidad es que esos valores siguen en descenso puesto que las entidades gubernamentales que dicen apoyar a la investigación científica restringieron o eliminaron, paulatinamente, los recursos para eventos investigativos y publicaciones, hablándose de un colapso en la investigación científica (Scharifker, 2017).

La superación no se avizora en ninguno de los ámbitos que permitan promover a la ciencia y, por ende, a las instancias que investigan, puesto que la superación de las perspectivas de recuperación es sombría, a corto plazo, dado que se profundizó el estado de caos (Vera, 2018); y eso ha llegado a una expresión alarmante, sin precedentes, a causa de la Covid-19 que terminó por sumergirla en un profundo desequilibrio y una súper hiperinflación (El Telégrafo, 2021).

A inicios del año 2021, la situación es equivalente a la que plantean Alekséenko y Pyatakov (2019) a mediados del 2019, debido a que la estabilización económica del país sigue complicada, no valiendo de nada que siga siendo objeto de confrontación internacional, pues, la curva del caos no logra ni siquiera aplanarse y su crecimiento es falaz. Lo único que declina, ferozmente, es la calidad de vida de los venezolanos que no ha dejado de descender en las últimas dos décadas, y si a eso se le agrega el decrecimiento del precio del petróleo y la pandemia generada por la Covid-19, el panorama se torna más desalentador, en virtud de que el petróleo es fuente de ingreso vital para la economía venezolana (Martínez, 2020).

Según el Banco Mundial (2020), esta realidad no solo aceleró el crecimiento de la pobreza y la pérdida de empleos, sino que interrumpió, abruptamente, la prestación de servicios como educación, salud, electricidad e internet, vislumbrándose un futuro no promisorio para los venezolanos quienes, desde antes, ya tenían marcadas falencias en ámbitos como el hospitalario, alimentario y escolar, lo cual ha resultado responsable del destierro de “casi el 16% de una población de 30 millones de habitantes” (Martínez, 2020, párr. 5).

Sabiendo que muchos de sus investigadores abandonaron al país a causa de la crisis y han tenido que dedicarse a varias otras cosas en lugares foráneos, no resulta extraño que deje de ser imperativo mantenerse produciendo y publicando como, tradicionalmente, lo hacían en tiempos previos.

En las estadísticas anuales reportadas en el portal del SJR (SCImago, 2021), se observa que la cantidad de documentos publicados por revistas venezolanas, en la base de datos Scopus, desde el año 1996 hasta 2019 (último año reportado en el ranking oficial de SJR, leído el 28/04/2021) es de 41.751. También se observa que la producción anual se inicia con 1.267 artículos y crece hasta 2.438 artículos en el año 2009, pero desde allí comienza a producirse un fuerte descenso, el cual coincide con la disminución drástica del apoyo oficial a la investigación por parte del gobierno de turno. En esa plataforma puede verificarse que Venezuela logró ocupar el lugar 49 en el año 1997 descendiendo, paulatinamente, al puesto 94 en el año 2019 donde apenas logró publicar 1.307 artículos.

A nivel del SJR (SCImago, 2021), la producción científica venezolana está en desventaja ante una evaluación de la producción científica, basta observar que para el año 1997 este país superaba, en producción, a más del 77% de los 220 países que forman parte de este registro. Sin embargo, para el 2019 este valor baja a más del 59% de los 231 participantes.

Según este histórico, la producción de las revistas venezolanas tiene una tendencia a la baja que está en sintonía con un país “ahogado de todas las posibilidades de analizar y debatir los problemas objetivos que aquejan a la Universidad venezolana” (Leal, 2019, párr. 2).

Un caso vital es que los sueldos que provienen de los escasos recursos financieros asignados a las universidades nacionales, son pírricos y ya no alcanzan ni siquiera para costear la canasta básica, dejando a la suerte lo correspondiente a las infraestructuras y lo que tiene que ver con el apoyo a la investigación.

Al no tenerse recursos para editar, por ejemplo, una revista científica o para costear los gastos requeridos para desarrollar algún proyecto de investigación, mucho menos se tiene para apoyar la asistencia a eventos donde se puedan compartir hallazgos y validarlos con sus pares. Harringhton-Martínez (2016), da fe de esto al encontrar que existe una total ausencia de financiamientos para el diseño, desarrollo y promoción de la investigación, dando evidencias de un grupo de investigadores resilientes de una Universidad.

Las ya mencionadas condiciones socioeconómicas en Venezuela son tan adversas a la posibilidad de producir conocimientos y visibilizarlos, que han desatado una trascendental fuga de cerebros que impide cualquier avance en los espacios científicos venezolanos, basta observar el importante número de investigadores que forman parte de esos más de 5,4 millones de refugiados reportados, oficialmente, hasta diciembre de 2020 (Agencia de Refugiados de la ONU, 2020), y eso ha ocurrido por muchas razones, destacando problemas de salubridad y falta de alimentos, aunado a una pobreza extrema.

El nivel de pobreza de un docente universitario es tan extremo que para inicios de marzo del 2021 su sueldo mensual, a dedicación exclusiva, osciló entre los 1,56 dólares y los 2,54 dólares, siendo este último el sueldo de un profesor titular de cualquier Universidad oficial (https://dolartoday.com/calculadora/; tasa Banco Central de Venezuela). Lo indicado está muy por debajo a lo contemplado por el Banco Mundial (2020), entidad que señala que aquellas personas que ganan menos de 1,90 dólares diarios pueden considerarse en pobreza extrema, es decir, el equivalente a 57 dólares mensuales, lo cual es más de 36 veces el sueldo mensual que devenga un profesor instructor, a dedicación exclusiva, que escribe y publica artículos en cualquier Universidad pública venezolana, según el tiempo referido.

2. Representaciones Sociales: Articulaciones entre lo individual y lo colectivo

El interés por comprender los aspectos referidos a la adquisición del conocimiento del ser humano ha sido fuente de variados estudios que intentan, desde diversas disciplinas, obtener aproximaciones para explicar cómo los procesos cognitivos se ven impactados desde los valores, creencias, ideologías y modos de vida que son propios de los grupos en los que cada persona interactúa desde su nacimiento. En tal sentido, las referencias culturales no son estandarizadas, sino que varían de acuerdo con las coordenadas espacio-temporales en las que se ubica el sujeto, así como de su estructura relacional.

Comprender este proceso de construcción de los conocimientos, en el ámbito social, dio lugar, en 1961, a la teoría de las RS de Moscovici (1979), quien planteó que el conocimiento no era algo innato sino construido gracias a la confluencia de distintos elementos. En este sentido, percibe a las RS como conocimiento habitual marcado dentro del sentido común compartido en el seno de las comunidades donde se negocian acuerdos y significados.

Moscovici y Hewstone (1986), afirman que las RS son “algo producido, constituido, durante la interacción entre individuos” (p.703), donde el humano participa, activamente, en la construcción de una realidad en la cual reconstruye sus conocimientos sobre el mundo. Araya (2002), agrega que “constituyen sistemas cognitivos en los que es posible reconocer la presencia de estereotipos, opiniones, creencias, valores y normas que suelen tener una orientación actitudinal positiva o negativa(p.11). Por tanto, permiten delinear una visión de la realidad desde los conocimientos, valores, puntos de vista y criterios que las personas crean como producto de su cotidianidad.

Más allá de lo cognitivo y lo sociocultural, las RS están permeadas por lo afectivo que interviene en la construcción del sentido común. Estrictamente, no pueden considerarse producto solo de la racionalidad por estar impregnadas de una dimensión intersubjetiva importante, ellas tienen un carácter proteico, de allí que es común encontrar trabajos en distintas lenguas que, desde este prisma teórico, abarcan disímiles fenómenos, basta citar trabajos como los de Crusmac (2017); y de Pires, Poeschl y Forte (2018), donde se ubica al sujeto, y se condiciona su actitud y el modo de comprender determinados conceptos, desde su experiencia cotidiana. Ello convierte a las RS en una teoría pertinente para estudiar procesos vinculados con la educación universitaria.

Esa pertinencia de las RS en la educación, y en la dinámica de las políticas educativas es mencionada por Gutiérrez-Vidrio (2019), destacando que los actores que forman parte de la noosfera escolar comprenden su dinámica y asumen posiciones sobre la base de la visión de mundo que pueden captar en momentos y espacios específicos.

3. Metodología

Develar RS es un proceso complejo, exige construir un entramado metodológico que permita apreciar su aparición y circulación (Mireles-Vargas, 2015). Por tanto, es pertinente abordarlas desde una investigación de campo que, como esta, se ubica dentro de los postulados del paradigma interpretativo fenomenológico. En este caso, responde al enfoque procesual de las RS, por cuanto se orienta hacia un tipo cualitativo centrado en la cultura y en las interacciones de los informantes en el medio universitario.

La información fue recabada mediante una encuesta estructurada en un cuestionario de dos partes. La primera, solicitó datos académicos; y la segunda, contenía 7 preguntas: 5 abiertas y comunes para todos los informantes; y 2 específicas para quienes no tenían publicaciones. Dicha encuesta fue enviada a una muestra no probabilística de 93 docentes universitarios seleccionados de cuatro universidades autónomas, tres experimentales y una privada, elegidas entre las de más alta gama nacional, tomando en cuenta distintas facultades y especialidades.

La encuesta fue remitida, vía e-mail, dando un plazo de 30 días continuos. Al no recibir suficientes respuestas, se contempló un nuevo plazo de espera de 10 días más. Sin embargo, ante la escasa cantidad de respuestas recibidas, se dieron dos oportunidades más con plazos de 10 días cada uno, hasta cerrar el proceso de recepción, procediendo a analizar las respuestas enviadas hasta finales del 2019. Finalmente, los informantes que aceptaron participar en la investigación fueron 15 (ver Cuadro 1) cuyos referentes fueron vaciados en una matriz donde se identificó a cada informante con la siguiente notación (Infi), siendo i= 1, 2, 3,…, 15, útil para la identificación de segmentos significativos vaciados en las categorías de análisis.

Cuadro 1

Descripción de los informantes

No.

Formación Académica

¿Pertenece a Comité Editorial?

No. artículos publicados

Años de servicio

No.

Formación Académica

¿Pertenece a Comité Editorial?

No. artículos publicados

Años de servicio

Especialista

Magister

C-a Doctor(a)

Doctor(a)

Especialista

Magister

C-a Doctor(a)

Doctor(a)

Inf1

X

X

40

8

Inf9

X

X

No

2

4

Inf2

X

X

No

31

18

Inf10

X

No

0

4

Inf3

X

X

30

16

Inf11

X

X

No

0

13

Inf4

X

X

No

7

18

Inf12

X

X

No

2

33

Inf5

X

X

7

10

Inf13

X

X

No

1

12

Inf6

X

X

6

13

Inf14

X

No

0

4

Inf7

X

X

5

8

Inf15

X

No

0

7

Inf8

X

X

No

2

9

Nota: C- a Doctor(a) equivale a Candidato a Doctor(a).

Fuente: Elaboración propia, 2022.

4. Resultados y discusión

Del Cuadro 1, se desprende que el promedio de años de servicio del grupo es de 11,8 años, con cotas que van desde 4 hasta los 33 años; lo que indica un rango bastante amplio de experiencia y de vivencias dentro de la Universidad, aspecto esencial en la conformación de RS. Asimismo, el máximo nivel académico alcanzado es de doctorado, con un 26,67% de los casos; 53,33% candidatos a Doctor; y 20% aún no ha comenzado estos estudios.

En cuanto a la cantidad de artículos publicados, el promedio por autor es cercano a 9, el 20% de los docentes ha publicado 30 o más artículos, y el 80% restante ha publicado menos de 8, siendo muy particular el hecho que el 26,67% de los casos no ha tenido ninguna publicación, a pesar de tener entre 4 y 13 años de servicio en la Universidad y que todos, excepto uno, tienen el título de Magíster y, por ende, con formación como investigadores.

Llama la atención la existencia de doctores, o candidatos a doctor, que poseen 2 o menos publicaciones en su trayectoria profesional, teniendo un caso con más de 30 años de servicio. Además, solo 5 de los informantes posee experiencia en la edición y gestión de revistas científicas al formar parte de Comités Editoriales.

4.1. Valoración de la publicación en revistas científicas

La valoración de la publicación en revistas científicas puede considerarse positiva, dado que los informantes manifestaron aspectos que son expresión concreta de la relevancia de publicar: (a) “De suma importancia,… permite conocer y hacer seguimiento a las actividades que desarrollan los pares” (Inf1); (b) “De manera positiva, pues contribuye a la difusión de los productos de las distintas líneas de investigación” (Inf3). Las respuestas a esta interrogante dieron lugar a tres categorías: (a) Divulgación del Conocimiento; (b) Sustento de la Docencia; y, (c) Reconocimiento.

Desde la teoría de las RS puede afirmarse que mediante la objetivación del concepto de revista científica (siglo XVII), se construyó un núcleo figurativo de su esencia que se mantiene vigente, por cuanto publicar los hallazgos de algún estudio entraña su difusión y diseminación entre la comunidad académica, para que los pares puedan nutrirse, visionar o cuestionar lo que allí se dice. En este contexto, publicar (a) “me permite hacer reportes de las investigaciones, aportar ideas e insumos para otros investigadores” (Inf12); (b) “fomenta el diálogo y el intercambio… con el resto de la comunidad académica, aspecto fundamental para el avance de la ciencia” (Inf8); y, (c) “permite insertarme como miembro de una comunidad disciplinar” (Inf9).

En líneas generales, no hubo disenso entre los respondientes, por eso la categoría se denominó Divulgación del Conocimiento, por ser este el norte que orienta las publicaciones científicas desde su creación. Ahora bien, las respuestas permiten apreciar el anclaje visto, en este caso, como el proceso mediante el cual las RS acerca de la publicación en revistas científicas se inserta en los sistemas sociocognitivos propios de un grupo social como los profesores de educación superior, específicamente en una de las modalidades denominadas anclaje como asignación de sentido (Jodelet, 1986). Desde el sistema de valores de los docentes consultados se creó una red de significados vinculada, no solo a la importancia per se de las revistas sino, con los aportes proporcionados al ejercicio de la docencia universitaria.

En relación con Sustento de la Docencia, los informantes expresaron que docencia e investigación guardan lazos estrechos puesto que la acción investigativa permite la actualización permanente del conocimiento e impacta en el desarrollo de la práctica pedagógica:

Considero que nuestra formación como investigadores alcanza su justa dimensión si contribuye con la revisión y selección de lecturas para los estudiantes, las orientaciones teóricas y/o metodológicas que fundamenten el ejercicio docente, la elaboración de programas de cursos, el diseño de estrategias de evaluación y, en general, con el proceso de enseñanza. (Inf2)

Las afirmaciones de los docentes son coherentes con la función social que deben desempeñar como miembros de instituciones dirigidas a realizar una función rectora en la educación, la cultura y la ciencia (Ley de Universidades de 1970). Es imperativo, entonces, que el docente indague y reflexione, permanentemente, sobre su práctica y lo evidencie publicando en revistas científicas, y esta producción debe tener impacto en ámbitos como el científico y el socioeconómico (Montes de Oca, Barros y Castillo, 2022), habida cuenta que la investigación es “una actividad primordial en el desarrollo de los territorios” (Suárez-Amaya, Rodríguez-Altamirano y Ganga, 2022, p.350), y eso forma parte de la misión de la Universidad.

En las RS emerge la díada investigación-enseñanza porque ser parte esencial de la cotidianidad vivida en los espacios de trabajo (aulas de clase, centros de investigación), va unido a otros factores que conforman el perfil del docente investigador: (a) Participación como ponente u organizador de eventos de investigación; (b) Tutoría de trabajos de grado, jurado; (c) Miembro de programas de investigación; y (d) Miembro de comités editoriales o de arbitraje de publicaciones internacionales, entre otros.

Respecto a la categoría Reconocimiento, “surge de la valoración que debería obtenerse como resultado del esfuerzo intelectual del autor” (Inf6); es decir, el investigador aspira que su trabajo sirva parael conocimiento de los interesados, de las comunidades científicas y la sociedad en general” (Inf5). En el campo de la RS, se hace énfasis en cómo las experiencias contribuyen a crear actitudes ante los objetos y situaciones. Por tanto, si el docente percibe que su aporte es valorado en distintos escenarios, podría propiciar una mayor disposición a incrementar su productividad académica, lo que en el contexto venezolano actual es poco común que ocurra, en virtud de la realidad que le afecta.

Del análisis de la primera interrogante se derivan tres dimensiones fundamentales para comprender la complejidad de las RS: (a) La social: Importancia de la divulgación del conocimiento; (b) La profesional: Aportes de la publicación de artículo científicos a la labor docente; y (c) La personal: Reconocimiento de la labor académica.

4.2. Experiencia en la publicación de artículos en revistas científicas

En relación con la interrogante acerca de cómo había sido la experiencia, en el proceso de divulgación en este tipo de revistas en cuanto a niveles de exigencia, tiempo de espera, retroinformación y adecuación a la normativa, se pudo encontrar que: (a) “Numerosas revistas venezolanas tardan mucho para concretar sus publicaciones debido a problemas presupuestarios, problemas del arbitraje y retardo con la aceptación” (Inf5); y, (b) “su dificultad para estar al día hace que en ocasiones el texto salga cuando ya se le tiene hasta algo olvidado, o incluso cuando el autor está en otro punto de su trabajo y considere superado lo que escribió” (Inf3).

Jodelet (1986), sostiene que es a través de las interacciones comunicacionales como se gestan las RS, siendo permeadas por las manifestaciones del entorno. Las experiencias de los informantes indican que los procesos de recepción, selección de artículos, tiempo de respuestas, arbitraje y aparición de los números de la revista son obstáculos que afectan la fluidez, circulación y comunicación del conocimiento científico y, por ende, de quienes desean divulgar sus productos académicos. Entre las trabas señalan, además de la carencia de presupuesto, el proceso de evaluación puesto que, en ocasiones, los arbitrajes no satisfacen las expectativas del articulista: “En algunos casos he pensado que los árbitros plantean cambios que generarían otra investigación” (Inf7).

Ciertamente, la tarea no es fácil porque el árbitro debe tratar de entender, desde su matriz epistémica, lo producido por otro y emitir un veredicto ajustado a las condiciones reales del trabajo que bien puede ser recibido como una oportunidad para mejorar porque “someterse a un arbitraje de calidad y exigente deja aprendizajes en la medida que se reciben sugerencias de pares y de investigadores consolidados con reconocida trayectoria” (Inf6); o por el contrario, constituirse en un agravio para el articulista sino tiene la suficiente asertividad para aceptar los juicios sobre su trabajo (Ruiz-Fernández, 2017). El hecho está en tener criterios explícitos y coherentes al momento de ponderar lo escrito por sus pares y así evitar sesgos en la evaluación dado que: “Si bien los articulistas requieren formarse, los árbitros también” (Inf7).

4.3. Ambiente favorable en la Universidad para la producción científica

Cuando interesó saber si en su contexto universitario existe un ambiente favorable para la publicación de artículos científicos, todos los informantes manifestaron que NO, a pesar de reconocer que el hecho de estar inmersos en un contexto educativo provee de insumos sobre los cuales se puede escribir. Asimismo, “tenemos la disposición personal para emprender la tarea de producir un artículo científico, actividad que amerita dedicar tiempo, esfuerzo y recursos… pero esto lo hacemos por cuenta propia” (Inf13). En general, aluden que las condiciones materiales en la Universidad son nulas, así como no hay disposición de recursos para la investigación, existiendo casos: (Inf1) (Inf13) y (Inf14), que hicieron mención del poco reconocimiento a la labor investigativa en sus instituciones.

Este panorama involucra diversos factores que entran en juego en la cotidianidad académica de estos docentes, siendo propios del convivir en grupos sociales con determinadas condiciones. Asimismo, da cuenta de cómo los cambios en los lineamientos políticos-económicos de un país y el modo de gerenciar las instituciones, afectan las actitudes y los modos de pensamiento acerca de una situación determinada.

Para Moscovici (1979), la actitud es un componente que regulariza la conducta y la orienta hacia una RS. Esta actitud se asume desde la información que los docentes poseen sobre las condiciones actuales de las instituciones universitarias en las que desarrollan su accionar y, sobre esa base, crean su campo de representación que incluye imágenes, creencias, vivencias sobre el hecho de producir investigaciones para que sean publicadas. Todo ello reafirma que las RS poseen un origen social y son la interiorización de experiencias, de modelos de conductas y de pensamiento socialmente transmitidos.

En cuanto a las razones que han impedido la publicación de artículos científicos, surgieron varias categorías. La primera se denominó Inconformidad con el arbitraje: “Hubo demasiadas trabas en el proceso de arbitraje, considero que no hubo respeto a la investigación presentada y eso me desmotivó” (Inf10). Anteriormente, se refirió la relevancia del papel del evaluador en la revisión y la emisión de juicios sobre el trabajo de otros. En este caso, la no aceptación del artículo constituyó un fracaso inicial, desistiendo de enviar su trabajo a otra revista, o intentar publicar una investigación distinta. Es decir, construyó su RS en torno a la primera experiencia vivida y eso marcó acciones posteriores.

Lograr la publicación de un artículo fortalece la autoestima del investigador y constituye un estímulo positivo al esfuerzo realizado, por cuanto difundir y diseminar una producción académica aumenta la reputación científica, entendida, como el prestigio que un académico alcanza debido a la calidad e impacto de los hallazgos de su trabajo (García-Peñalvo, 2018). Cuando la publicación no se concreta, los resultados adversos crean un campo de representaciones marcado por una actitud negativa.

En la segunda categoría: Dominio de conocimientos, el docente asume no estar preparado todavía para dar a conocer sus investigaciones a la comunidad académica: “No me he dispuesto a escribir, muchas veces las revistas tienen normas de publicación que exigen cierto dominio de conocimientos que aún no poseo” (Inf15). Existe el temor a no cumplir con las expectativas de la revista; quizás por el estereotipo de que sólo publican doctos en un área del saber. Estos condicionamientos, de orden personal, constituyen una barrera que, de no ser superada, afecta la productividad académica, pudiendo mutilar el proceso de convertirse en investigador.

Aun cuando parezca incoherente que un profesor de educación universitaria tenga esta aprehensión hacia el hecho de publicar, la investigación de Serna-Rosell y Vílchez-González (2018) revela que todavía existe una percepción sesgada de lo que es la ciencia y de la figura del investigador, pues prevalece una RS según la cual es visto como alguien que, literalmente, vive en un laboratorio dedicado a realizar inventos trascendentes. Esta idea está arraigada en la colectividad y no pareciera haber mayores distinciones entre género, edad y nivel intelectual. Asimismo, no se puede soslayar el añejo debate en la comunidad académica acerca de los rasgos que definen la cientificidad en las ciencias sociales, peyorativamente, llamada ciencias blandas, en oposición a las ciencias duras impregnadas del positivismo lógico.

La categoría Publicar en el Doctorado, revela una apreciación fundada en el hecho que la autoridad académica para hacer públicos los trabajos de investigación, es consustancial a los estudios de cuarto nivel. Otro aspecto a considerar es la exigencia de tener artículos de investigación publicados para poder graduarse. Las RS apuntan a que el docente precisa de ciertas condiciones para convertirse en articulista.

La última categoría es la Limitación de Tiempo, ligada a la excesiva carga de trabajo y responsabilidades. Escribir exige lectura, revisión de fuentes, análisis de datos y redactar con coherencia, así como rigurosidad, para lo cual debe dedicarse un tiempo considerable que no siempre se tiene, lo cual ocurre no solo entre los profesionales que aún permanecen en el país y deben dedicarse a la búsqueda de otras opciones de ingreso para subsistir, sino en los que se ven forzados a abandonar su empleo y pasar a formar parte de una diáspora intelectual calificada que ha emigrado a otros países (Vivas y Páez, 2017; De La Vega y Vargas, 2017).

Aun cuando eran minoría quienes no han publicado, emergieron distintas razones para explicarlo. En relación con la experiencia para publicar, dos dicen no haber recibido ninguna información formal, ni comentarios de colegas acerca de sus vivencias como articulistas, no existiendo una focalización en este tema, ni tampoco presión. Los otros dos casos sí han recibido información positiva sobre el hecho de que publicar trae consigo reconocimiento y crecimiento profesional, pero, ello no ha sido suficiente aliciente para emprender esta tarea.

En concordancia con estos resultados, se aprecia que en la teoría de las RS destaca la preponderancia de cómo lo ocurrido en los grupos funciona como un mecanismo para que sus miembros se apropien de normas de comportamiento.

4.4. Competencias para producir artículos

En relación con las competencias para producir artículos, se tiene que las mismas conjugan conocimientos, habilidades y otras características individuales. Las categorías emergentes fueron: (a) Competencias Intelectuales; (b) Competencias Intrapersonales; y, (c) Competencias Procedimentales.

Tales categorías son ejemplificadas en la respuesta de la (Inf9): “Se requiere de una constancia en la continuidad de proyectos de investigación; disciplina para la documentación, (..) paciencia para seguir todo el proceso de escritura; porque tanto el proceso de creación como el de publicación suelen ser lentos”. El mismo informante agrega la necesidad de tener:

Confianza en el trabajo que se realiza; respeto por las contribuciones ajenas; equilibrio para tomar decisiones en cuanto a la información necesaria y la accesoria; manejo de procedimientos de investigación; y competencias comunicativas para presentar un texto coherente, cohesivo, adecuado al registro formal, sujeto a las normas de escritura y que refleje el conocimiento del saber que deseamos comunicar.

De allí se desprende que para producir un artículo científico se requiere un mínimo de Competencias Intelectuales, que comprenden conocimientos de orden lingüístico y cognitivo, así como habilidades de lectura y escritura. En muchos casos, no poseerlas pasa a ser la principal limitación para la construcción del discurso.

Hay investigadores muy competentes en su área, pero con inmensas dificultades para construir sus informes de investigación y, cuando lo hacen, su producción no tiene el nivel esperado. Cuando el árbitro evalúa el trabajo puede determinar que no existe coherencia en el mismo, así como indicar poca profundidad en lo planteado, debido a la redacción y no al dominio del tema. Por tanto, se deben considerar los criterios de actualidad, originalidad, pertinencia, rigurosidad y cientificidad (Arnáez, 2001), lo que permitirá que la investigación sea publicable y comprendida por la comunidad académica. Antes de empezar a escribir un artículo es primordial conocer de qué modo se organiza el discurso en este género para que esté en consonancia con los parámetros del ámbito disciplinar del investigador.

Entre las Competencias Procedimentales están los procesos metodológicos: Diseño, métodos, técnicas y análisis de datos; de acuerdo al paradigma y objetivos de la investigación. Asimismo, se requiere el dominio de aspectos formales: Elaboración de citas, lista de referencias y seguimiento de las normas de las revistas.

Las Competencias Intrapersonales, corresponden a los elementos de orden psicológico involucrados en la consolidación de un trabajo académico, se destacan paciencia, constancia, disciplina, humildad para aceptar críticas y respeto por el trabajo de otros. Asimismo, se requiere apertura ante las observaciones que puedan surgir durante el proceso de corrección, asumiéndolas como una oportunidad para crecer.

Otro aspecto, es la disposición de tiempo para escribir más allá de los espacios académicos, lo que conlleva dejar rezagadas otras actividades para lograr este cometido. De allí que:

Ya hablando del caso venezolano, hay que agregar una capacidad de trabajo lo suficientemente alta como para producir textos después del horario laboral o los fines de semana, como quiera que la redacción de trabajos muy pocas veces entra en las labores cotidianas de un cargo académico, sobre todo si es administrativo. (Inf3)

Como se ha venido señalando, las RS están permeadas por lo ocurrido en el seno de los grupos y de la priorización de una idea o situación, por cuanto, conlleva asumir actitudes favorables o desfavorables ante las mismas.

Conclusiones

Luego de analizadas las RS que posee un grupo de docentes universitarios venezolanos, respecto al hecho de producir y publicar sus producciones en revistas científicas acreditadas, se pudo concretar que el horizonte sociocultural de los informantes permite construir el significado que tiene publicar artículos en Venezuela. Si bien hay una actitud favorable, evidenciada en el reconocimiento de publicar en revistas acreditadas, la misma se amaina en función de los factores condicionantes del entorno venezolano que constriñe el interés por desarrollar esta labor.

Como tales RS siguen anclándose en ese grupo de investigadores debido a las continuas desmotivaciones sostenidas en la idea de que no vale la pena publicar por el hecho que todo lo concerniente a esa actividad es cada vez menos valorado por las instancias correspondientes, entonces no es difícil encontrarse con investigadores cobijados por actitudes desfavorables, como consecuencia de una realidad que les cerró toda posibilidad de publicar.

Finalmente, todas las RS que acompañan a estos investigadores condensan un compendio de significados y sistemas de referencia que les permitieron comprender e interpretar las circunstancias de esa realidad que, lamentablemente, se concreta en el declive de la producción científica en sus contextos.

Los hallazgos apuntan a la necesidad de transformar las condiciones políticas, económicas y sociales del país para que, a mediano o largo plazo, pueda haber un mayor desarrollo de la función investigativa y sus procesos asociados. Pero también es necesario estar pendientes de los sistemas cognitivos y socioafectivos, dado que marcan la presencia de motivaciones, creencias, atribuciones, valores y normas, que configuran actitudes que limitan la posibilidad de investigar y publicar las producciones científicas. Por tanto, es impostergable la necesidad de seguir hurgando en poblaciones mayores, a fin de ir encontrando elementos que amainen o eliminen el rezago del hecho investigativo en estos espacios universitarios.

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