Revista de Ciencias Sociales (RCS)

Vol. XXIX, No. 1, Enero - Marzo 2023. pp. 215-226

FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431

Como citar APA: Nieto-Bravo, J. A., Pérez-Vargas, J. J., y Moncada-Guzmán, C. J. (2022). Métodos narrativos en investigación social y educativa. Revista de Ciencias Sociales (Ve), XXIX(1), 215-226.

Métodos narrativos en investigación social y educativa

Nieto-Bravo, Johan Andrés*

Pérez-Vargas, John Jairo**

Moncada-Guzmán, Ciro Javier***

Resumen

La investigación social y educativa necesita en la actualidad de procesos reflexivos que le permitan continuar con el fortalecimiento de sus dinámicas metodológicas, de tal forma que supere los intentos colonizadores del positivismo acerca de su validación, a la vez que pueda favorecer en cambio la consolidación de propuestas profundas y acordes a la comprensión de las cosmovisiones y necesidades de los contextos abordados en prospectiva de la transformación de sus realidades. De ahí que este artículo tenga como objetivo contribuir a dicha tarea a partir de la presentación de algunos aportes de los métodos narrativos, pues los resultados de una sistemática revisión documental en diálogo con la propia experiencia de los investigadores, permiten concluir que su fundamentación epistemológica, naturaleza, sentido e incidencia en el campo investigativo en general, posibilitan no solo la recolección de información situada en contexto, sino una comprensión amplia de la cotidianidad humana desde la misma experiencia y vivencia de los sujetos y sus comunidades.

Palabras clave: Investigación educativa; metodología; narrativas; métodos narrativos; métodos biográficos.

*         Doctor en Educación. Doctor en Teología. Magister en Educación. Licenciado en Filosofía y Educación Religiosa. Docente Investigador en la Universidad Santo Tomás, Bogotá, Colombia. E-mail: johannieto@ustadistancia.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8608-8511

**       Doctor en Educación. Magister en Bioética. Especialista en Bioética. Licenciado en Teología. Docente Investigador en la Corporación Universitaria Iberoamericana, Bogotá, Colombia. E-mail: jhon.perez@ibero.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9978-3997

***      Doctorando en Humanidades, Humanismo y Persona. Magíster en Tecnologías Digitales aplicadas a la Educación. Licenciado en Filosofía y Educación Religiosa. Docente Investigador en la Corporación Universitaria Iberoamericana, Bogotá, Colombia. E-mail: ciro.moncada@ibero.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0796-9546

Recibido: 2022-09-23 · Aceptado: 2022-12-10

Narrative methods in social and educational research

Abstract

Social and educational research currently needs reflexive processes that allow it to continue strengthening its methodological dynamics, in such a way that it overcomes the colonizing attempts of positivism about its validation, while at the same time it can instead favor the consolidation of deep proposals and according to the understanding of the worldviews and needs of the contexts addressed in perspective of the transformation of their realities. Hence, this article aims to contribute to this task by the presentation of some contributions of the narrative methods, since the results of a systematic documentary review in dialogue with the researchers’ own experience, allow us to conclude that its epistemological foundation, nature, meaning and incidence in the research field in general allow not only the collection of detailed information situated in context, but also a broad understanding of human daily life from the same experience and experience of the subjects and their communities.

Keywords: Educational research; methodology; narratives; narrative methods; biography methods.

Introducción

Los métodos narrativos han sido reconocidos en la actualidad como un apoyo sustancial a los procesos de investigación en el marco del paradigma cualitativo, siendo un aporte que emerge en el marco de carácter social, es decir que se inscribe en la interpretación de la cultura, las representaciones sociales, las concepciones sobre determinados saberes populares, las creencias de los sujetos y las diversas relaciones sociales que son susceptibles de indagación en la cotidianidad humana (Pérez-Vargas y Pinto, 2022). De esta forma, se constituyen en un puente de comunicación entre el investigador y la comunidad, posibilitando la indagación, expresión y comprensión de las realidades vividas, sentidas y expresadas por los seres humanos.

Las narrativas se tornan como un complemento metodológico que ha tenido desarrollos en distintos saberes como la antropología, sociología, psicología, historia, filosofía, educación, entre otros; de tal forma que les han permitido a dichas disciplinas indagar de forma holística y profunda por las particularidades del fenómeno problematizado, asumiendo el trabajo no con propensiones de generalización ni estandarización estadística, sino desde la perspectiva de una comprensión ulterior de la intersubjetividad humana que se teje en la cotidianidad, la cual es susceptible de comprensión a través de los relatos biográficos de los sujetos implicados en el problema abordado (Buitrago, 2020; Vargas e Isaza, 2021).

En este horizonte, el presente texto se plantea como objetivo centrar su labor en el reconocimiento del aporte que los métodos narrativos hacen a los procesos de investigación social y educativa, por lo cual se presenta una fundamentación y reflexión de orden epistemológico, que busca identificar su naturaleza, sentido e incidencia en los contextos, sentando con ello algunos precedentes e ítems que posibilitan su abordaje teórico y práctico.

La importancia de esta tarea radica en la necesidad del fortalecimiento y la diversificación de métodos investigativos en ciencias sociales, para que, por un lado, no se caiga en la colonización de perspectivas positivistas que analizan la realidad desde focos cerrados y con pretensión de exclusividad, y por otro, se enriquezca a este tipo de estudios con la profundización del saber humano desde la misma vivencia de los sujetos y en prospectiva de la construcción, así como comprensión de comunidades (González, 2022).

Es importante reconocer las particularidades y singularidades que le otorgan un estatuto teórico y metodológico propio, que le sitúan de manera especial ante el análisis e interpretación a profundidad de fenómenos de orden social. Es así como de cara a la identificación de los fundamentos epistemológicos de las narrativas, se propone situar aspectos propios que le caracterizan permitiendo ubicar su origen, recursos, intencionalidades, búsquedas, y procesos.

Para ello, se hizo una investigación documental enmarcada en el paradigma cualitativo, la cual permitió la recolección, sistematización y triangulación de diversas fuentes literarias que luego fueron confrontadas con la propia experiencia de los investigadores (Pérez y Nieto-Bravo, 2020).

A continuación, se presentan los resultados de este ejercicio investigativo, dando a conocer en primer lugar, el aporte de la hermenéutica; luego, su lugar en el marco de la investigación en ciencias sociales; en tercer lugar, la exposición de las narrativas como método; posteriormente, se presentan las técnicas de recolección de información; para cerrar con algunas conclusiones sobre el proceso.

1. Aporte epistemológico de la hermenéutica al análisis narrativo

Los procesos de interpretación de la narrativa como un texto constituido, requieren de un ejercicio hermenéutico fijado que pueda profundizar en su constitución (Ricoeur, 2002), comprendiendo su dimensión dinámica al generar una tensión entre la condición Ad Intra que constituye su estructura; y Ad extra, que posibilita el análisis de su mundo externo como su contexto (Ricoeur, 2009).

Para Palmer (2002), “la interpretación se moldea mediante la pregunta con la que el intérprete enfoca el tema” (p.93), es decir, que se configura como la acción más básica del pensamiento humano, y por ende una de las formas en que este conoce la realidad. Dicho develamiento posibilita una doble acción, por un lado, se encuentra el expresar, y por otro, el aprender. La mitología griega presenta el Oráculo de Delfos como el escenario hermenéutico que revela lo desconocido, muestra una primera interpretación de la realidad, pero posterior a ello, posibilita que un nuevo sujeto pueda aprender el sentido de lo estudiado y reelaborarlo (De Aquino, 2021).

Schleiermacher (2019), afirmó que la comprensión es una reelaboración de los procesos mentales del autor de un texto, esta puede ser abordada desde la distancia dialógica que separa al autor, el contexto, el texto y el intérprete. Posterior a esto, Dilthey (2000) buscó identificar en la naciente hermenéutica moderna una plataforma sobre la cual se sustentará epistemológicamente las Geisteswissenschaften, es decir el estudio de las ciencias del espíritu. La centralidad nuclear de su teoría, es que el Verstehen de la comprensión reconstruye la historicidad como un hecho consciente, motivo por el cual los acontecimientos de la realidad no son datos acaecidos en el pasado, sino que son el epicentro de la comprensión del hombre mismo como objetivación de la historia, esta es reflexiva mediante su narración.

La hermenéutica histórica propuesta por Dilthey (2000), es la base sobre la cual se construye el proceso triple de la reflexividad en tres grandes escenarios: Vivencia, objetivación y comprensión. La vivencia, “se define como Erlebnis, es decir, una unidad significativa común” (Roca, 2008, p.479), es el escenario de la experiencia pre-reflexiva, cargada en sí misma de historicidad, esta permite leer la vivencia humana desde la temporalidad que se narra (Flores, 2021). En el segundo estadio, se encuentra la objetivación, que es precisamente la expresión reflexiva de la experiencia. Finalmente, se encuentra el Verstehem, que es el proceso que permite a un sujeto situarse en la experiencia vital de otro, “no es un simple acto de pensamiento, sino una transposición y experimentación del mundo tal y como lo conoce otra persona en la experiencia vivida” (Palmer, 2002, p.147).

La hermenéutica como comprensión genera un nuevo giro cuando se encuentra con Heidegger (1971), pues el ser es visto desde la temporalidad, lo cual lo hace histórico y le permite narrar su historicidad, por esta razón interpreta la vida desde la existencia misma, y no desde la estática metafísica de un ser abstracto incapaz de decirse a sí mismo, de ahí que haya afirmado también que la interpretación y comprensión transforman al sujeto en su contexto, en cuanto está-en-el-mundo (Heidegger, 2007).

La interpretación es entonces un develamiento del ser que saca a la luz lo que está oculto, para que con ello se exprese la novedad del ser, el cual se cuestiona y al interrogarse se narra. Gadamer (2005), considera que no existe en sí un método conducente a la verdad, por ende, la comprensión no es un proceso de cognición, sino una de las formas en que se externaliza el ser del hombre, es decir “se-es-comprendiendo”. El ejemplo que emplea el autor es el de la obra de arte, frente a esta, la hermenéutica amplía su visión de mundo, se ofrece una “perspectiva otra” en donde el horizonte personal se fusiona con un horizonte diferente, por lo cual la comprensión no busca conocer a un objeto de conocimiento, sino que es “el conocimiento de sí ante el advenimiento de lo extraño” (Roca, 2008, p.486), de lo otro o del otro.

Para generar el proceso de comprensión es necesario situarse en el mundo del texto y en el mundo del lector; el mundo del texto, es la narrativa y el investigador, es el lector, pero lo que se logrará ver en el aporte de Ricoeur (2002), es que estos mundos se afectan mutuamente, de allí que los métodos narrativos no consoliden procesos de conocimiento objetual, sino que constituyen la identidad de los actores que interpretan. Esta entrada metodológica se fundamenta en la hermenéutica en cuanto posibilita la consolidación de la identidad biográfica, al propiciar el tránsito entre el tiempo como realidad cosmológica, en el que acontecen de forma ilimitada la temporalidad como ficción, y el tiempo antropológico como reflexividad de la historia que se relata (Ricoeur, 2004).

Existe en el pensamiento de Ricoeur (1999), una diferencia en el “sí mismo”, la cual presenta dos dimensiones el idem que permanece en el tiempo y se puede relacionar con lo que él denomina la mismidad; y el ipse, que habla de la variedad en el tiempo y la diferencia frente al otro, generando con ello la ipseidad. Finalmente, la resolución del problema de la identidad es la introducción de la temporalidad como espacio de interacción entre la primera persona (yo) y la tercera persona (él), que se entrelazan en dos relatos: El histórico, que le permite hacer reflexivo el pasado; y el ficticio, que le posibilita su transformación; el arte narrativo confirma la primacía de la tercera persona en el conocimiento del hombre en cuanto el sí mismo se realiza como otro (Losada, 2019; Aguirre, 2021).

2. Las narrativas en el campo de la investigación social

La investigación en términos generales es aquel acto de indagación profundo y estructurado que conduce al análisis, reflexión e identificación de fenómenos, acciones, reacciones, y el reconocimiento del impacto del nuevo conocimiento en las sociedades (Chávez et al., 2022). Cuando se sitúa en el campo de lo social, se asume que ha de incumbir aspectos más relacionados a la cultura, la persona y las comunidades, conllevando a la comprensión profunda de sus distintas dinámicas.

En este orden de ideas, la investigación social se puede amparar en el paradigma cuantitativo, cualitativo o que integre aspectos mixtos. Es así que, en el orden cuantitativo, ha de suponer análisis que “se refieren a las técnicas experimentales aleatorias, cuasi-experimentales, tests “objetivos” de lápiz y papel, análisis estadísticos multivariados, estudios de muestras, etc.” (Cook y Reichardt, 1986, p.25), que permiten medir o cuantificar aspectos sociales, generando datos numéricos, estadísticas y probabilidades que contribuyen a aportar insumos verificables para efectuar análisis o cruces de información que posibiliten la interpretación del objeto analizado.

Por su parte, la investigación social en el orden cualitativo dista de la cuantitativa, en cuanto que se fundamenta en distintas tradiciones metodológicas alternas a los métodos que emplea el paradigma cualitativo (Creswell, 1998), para su quehacer “subraya las acciones de observación, el razonamiento inductivo y el descubrimiento de nuevos conceptos, dentro de una perspectiva holística” (Quintana, 2006, p 48). En este sentido, analiza los fenómenos humanos y sociales a partir del empleo de distintas estrategias metodológicas que develan distintos sentidos, pareceres, comprensiones que no se cuantifican, sino que se caracterizan por ser resultado de distintos medios estructurados de técnicas de recolección de información, este proceso de consolidación del dato da cuenta de una comprensión vital y estructural de la forma como el sujeto se constituye (Nieto-Bravo y Moncada, 2022).

A la par de estos dos paradigmas, en la metódica investigativa actual, ha tomado fuerza el concepto de mixtura metodológica, la cual integra técnicas cuantitativas y cualitativas, buscando hacer indagaciones que posibiliten comprensiones complementarias; en palabras de Johnson y Onwuegbuzie (2004), los métodos mixtos son “el tipo de estudio donde el investigador mezcla o combina técnicas de investigación, métodos, enfoques, conceptos o lenguaje cuantitativo o cualitativo en un solo estudio” (p.17); de tal forma que, no se da como un enfoque independiente, sino que bebe de los ya existentes para brindar una perspectiva más amplia para la observación y análisis de los fenómenos.

Bajo este horizonte alrededor de los paradigmas que integran o pueden hacer parte de las investigaciones sociales y los fundamentos epistemológicos de los métodos narrativos descritos previamente, se puede determinar que estos últimos son una entrada metodológica propia del paradigma cualitativo por su naturaleza no cuantificable, a la vez que pueden integrar o ser un aporte interesante cuando el proceso se plantea desde una mixtura. Por tal motivo, la narrativa encuentra su lugar central en una epistemología hermenéutica, lo cual no significa que este sea el único horizonte de lectura, puesto que puede complementarse con perspectivas fenomenológicas, empírico-analíticas, desde la complejidad, el constructivismo, entre otras (Nieto-Bravo y Moncada, 2022).

En este escenario, los métodos narrativos contribuyen al estudio de significados intersubjetivos en la vida social, pues como afirma Gurdian-Fernández (2007): “Es evidente que no podemos continuar relacionándonos con el mundo como si la realidad tuviera una existencia de -objeto-, de algo lejano, distante y extraño a mí” (p.85). De ahí que se le ofrezca a la investigación social un punto de análisis que posibilite la identificación de distintas perspectivas, propiciando una triangulación de información, percepciones y cosmovisiones que aportan a la comprensión de la realidad social que se analiza (Ruíz, 2012; Sánchez, Fernández y Díaz, 2021).

Con lo presentado hasta aquí, es posible situar las narrativas como un insumo de investigación que permite develar aspectos de la realidad social como parte del paradigma cualitativo, la cual toma fuerza como un contrapeso a las indagaciones positivistas, ya no respondiendo a principios universales y abstractos sino dando lugar a las particularidades y hermenéuticas intersubjetivas; de tal manera que los agentes entran a ocupar un lugar privilegiado en el acto de comprensión de las realidades sociales.

Es de esta forma que Bolívar, Domingo y Fernández (2001), sitúan el valor de la investigación narrativa en dos lugares; el primero de ellos en la vida de los individuos y sus discursos, como parte de la acción social, y el segundo en las estructuras sociales, las cuales han de ser configuraciones que interpelan, representan, condicionan o limitan los individuos. Esta serie de lugares epistémicos suponen un balance entre las subjetividades, que constituyen un valor a la comprensión de las dinámicas sociales; y las grandes narrativas sociales, que idealizan o representan las realidades de facto (Bolívar, 2002); de ahí que su encarnación en los sujetos cobre vital importancia para el rastreo de representaciones, imaginarios, concepciones, cosmovisiones, percepciones y configuraciones, que subyacen a las realidades aparentes o simbólicas (Quintero y Ortiz, 2020).

De esta manera, “ante el desengaño postmoderno de las grandes narrativas y la reivindicación del sujeto personal en las ciencias sociales, está adquiriendo cada día mayor relevancia” (Bolívar, 2002, p.42), la cual no es gratuita, sino que se debe en parte porque reivindica la voz de los sujetos y permite abstraer o tener en perspectiva nuevas maneras de ser y de comprender el mundo, así como las relaciones sociales que se tejen en los diversos contextos que son fruto de los distintos análisis. Respecto a ello, Bolívar y Domingo (2006) indican que:

El auge actual, sin duda, puede estar debido a esta nueva sensibilidad postmoderna que ha inundado el estudio en ciencias sociales, pero –como muestra la panorámica presentada– tiene raíces históricas suficientes y focos geográficos, temáticos y epistemológicos tan diversos, como para afirmar que esta popularidad tiene todo un basamento más allá de la moda o de la concreción en un determinado lugar geográfico o temático o la simple asignación a un área de conocimiento. Si se hace un atento repaso a algunos desarrollos producidos en el ámbito de las ciencias sociales, se observa con claridad estas transferencias de fortalezas, argumentos y modos de hacer, que terminan por dibujar un escenario, ciertamente complejo, pero no menos clarificador del asunto. (p.7)

De tal modo que el uso de las narrativas en la investigación en las ciencias sociales y humanas no es fruto del azar o de una moda, sino que encuentra sus raíces en una nueva perspectiva de análisis que permite conjugar nuevos y diversos puntos de vista con los distintos contextos y circunstancias históricas que circundan a los sujetos y que el investigador social desea examinar.

A propósito de lo anterior, Bolívar y Domingo (2006) en un análisis de los aportes de Geertz, sintetizan que las narrativas se han configurado como insumos que posibilitan encuentros o cruces entre distintas ciencias sociales, generando con ello diversos impactos “a modo de trasgresión metodológica de los usos tradicionales de otros métodos en las áreas de procedencia, y como escenario en el que se configuran nuevas líneas de investigación y objetos de estudio hasta ahora inaccesibles” (p.22).

De esta manera, el uso de las narrativas ha encontrado acogida en distintos escenarios de reflexión e indagación al interior de las ciencias sociales, complementando sus métodos, técnicas y maneras de aproximarse a las realidades sociales. En este sentido, Packer (2020) permite reconocer a partir de algunos autores procedentes de diversas áreas del saber, que el interés por esta entrada metodológica ha ido creciendo e impactando diversos escenarios pues alrededor de ella hay reconocimiento “por antropólogos (Clifford Greetz), historiadores (Hayden White), Psiquiatras (Donald Spence), psicólogos (Jerry Bruner) y filósofos (Alisdair McIntyre, Stephen Toulmin)” (p.120). Esta idea es señalada también por Bolívar y Domingo (2006) en el campo de la lingüística, la teoría literaria, el estructuralismo, la semiótica/pragmática, el análisis del discurso, la sociología, la etnografía y la filosofía.

En el sector educativo se puede apreciar que hay importantes desarrollos que se evidencian en diversos manuales de metodología, como los que proponen Bolívar et al. (2001), quienes se permiten reflexionar alrededor de los aportes de las narrativas en los escenarios pedagógicos, varias derivaciones que se pueden hacer de las propuestas de investigación acción como las promovidas por Stenhouse (1985); Elliot (2000); Latorre (2003); y más recientemente, Vasilachis (2006); Páramo (2011); y, Denzin y Lincoln (2015), quienes con su propuesta encuentran en los métodos narrativos, elementos o insumos que permiten hacer ejercicios de reflexión y cambios en las propuestas pedagógicas.

A modo de síntesis, las narrativas permiten concretar nuevas maneras de comprender el quehacer social y pedagógico a partir de las percepciones y disposiciones expresadas por los individuos que a su vez posibilitan análisis reflexivos del sentido de la cultura y los elementos de la construcción social (Arboleda et al., 2022). Así, se constituyen como un “género de acción y de representación verbal en la vida cotidiana, deben ser consideradas como instancias de la acción social, como actos de habla o sucesos con propiedades comunes, estructuras recurrentes, convenciones culturales y géneros reconocibles” (Vasilachis, 2006, p.31). De esta manera, el actuar y sentir social se convierte en pretexto de indagación y en apoyo a las comprensiones que implican las investigaciones sociales.

3. Las narrativas como método de investigación

Los métodos narrativos “adoptan una epistemología transaccional y una metodología hermenéutica dialéctica” (Lincoln y Guba, 2012, p.29), en cuanto posibilitan la comprensión del mundo, del contexto vital y de los acontecimientos históricos que un sujeto vive. Por tal motivo, dicho abordaje metodológico no pretende estudiar grandes muestras poblacionales, ni buscar representatividad en la selección de los sujetos de investigación, sino que se centran en “las pequeñas, pero auténticas narrativas personales, que tienen un potencial para representar la experiencia vivida” (Bolívar y Porta, 2010, p.203).

El protagonismo de la narrativa lo adquiere el sujeto narrador, pues este ejerce el relato como exteriorización de su propio yo (Porta y Flórez, 2017), el cual se encontrará con otro que lo interpreta, lo reflexiona y comprende. Esta interacción de las singularidades, potencia la intersubjetividad, motivo por el cual los métodos narrativos no buscan desarrollar conocimientos intimistas, sino problematizar la comprensión de las lecturas sociales, de allí que el narrar constituya de suyo la transformación interpretativa. Teniendo en cuenta esto, se puede considerar la experiencia vital que se hace histórica al narrarse, como el núcleo del dato investigativo, y por ende como el camino para emprender procesos de inmersión y trabajo en la acción.

No se trata entonces de establecer una serie de pautas para desarrollar procesos con los métodos narrativos, sino de presentar desde el abordaje teórico, elementos que se pueden tener en cuenta en el momento de asumir esta ruta metodológica, comprendiendo que ninguna formulación de investigación narrativa es igual a otra, sino que responde a la particularidad de cada contexto e intencionalidad, que el investigador social define, determina e indaga.

Los procesos que provienen de métodos deductivos, como ocurre por ejemplo con la investigación documental, constituyen las categorías teóricas de una forma a priori, es el investigador quien las establece bajo criterios de selección convenientes para el problema abordado, a partir de “una premisa o conclusión que se sigue directamente según las leyes de la lógica” (López y Ramos, 2021, p.24). Cosa diferente ocurre con métodos inductivos, “la narrativa es tanto estructura como método para recapitular experiencias” (Bolívar et al., 2001, p.17), motivo por el cual, la formulación categorialmente nace a posteriori, después de pasar por el filtro de la experiencia, “metodológicamente, la cuestión está, no en intentar vanamente insertar la vida del individuo en grupos sociales o categorías artificialmente construidas, sino de ver la pertinencia del relato en la cultura de que forma parte” (Bolívar et al., 2001, p.131).

Por tal motivo, en la construcción de la formulación del proceso la centralidad no se encuentra en el interés del investigador, sino en el tamiz de las experiencias y de los sujetos -individuales o colectivos- que hagan parte del problema. Para tal fin, es relevante que los participantes de la investigación se hagan coinvestigadores de su propia historia (Bolívar et al., 2001), y sean ellos mismos quienes constituyan los descriptores que devienen en categorías teóricas.

4. Técnicas de recolección de datos en la construcción narrativa

Los métodos narrativos son ante todo una construcción existencial que puede ser comprendida y que constituye al sujeto que la narra en relación con el otro. De allí, que se recomiende emplear como técnica e instrumento de recolección de datos opciones como las historias de vida, la entrevista biográfica, los relatos autobiográficos o entrevistas a profundidad. Lo importante a la hora de recolectar los datos, es comprender que la narración en sí misma, es una estructura desde la cual los sujetos construyen significados, para ello se entiende que “los humanos piensan, perciben y dan sentido a la experiencia de acuerdo con estructuras narrativas. Las formas simbólicas de la experiencia se procesan y representa en la memoria por cadenas de secuencia temporal” (Bolívar, 2002, p.57).

En esta experiencia, es necesario clarificar que las técnicas de recolección de datos de la investigación narrativa responden a una forma de producir conocimiento colectivo buscando rehacer la historia/memoria de hechos, así como procesos compartidos, involucrando activamente a sus protagonistas, no se trata entonces de recoger datos pretéritos, sino de generar un proceso participativo.

Conviene reconocer que una narrativa puede ser escrita, como también oral, surgir en una conversación, como en una entrevista, e incluso, inesperadamente durante el trabajo de campo (Chase, 2015); por ello, considerar las técnicas y los instrumentos adecuados es una tarea fundamental del investigador que pretende transformar a un sujeto entrevistado en un narrador experto en su cotidianidad (Orte et al., 2022).

En cuanto a la posibilidad de recolección oral, se puede estructurar el ejercicio desde la perspectiva de una entrevista narrativa, la cual se puede entender como un medio para registrar y preservar la memoria y las experiencias de vida de los sujetos de investigación abordados (Páramo, 2008), quienes empoderados en primera persona, reconstruyen su comprensión del mundo de la vida a partir de la historia de su vida, un relato biográfico, un relato personal, una oralidad, un testimonio o incluso de forma performativa (Chase, 2015), estrategias que se constituyen como horizonte hermenéutico de un fenómeno particular que ha tenido incidencia en su cotidianidad durante un largo o corto plazo.

Este tipo de entrevistas tienen como detonante una pregunta intencionada que el investigador propone de acuerdo con sus objetivos de investigación; de tal forma que se vaya conduciendo a los sujetos por un problema definido sin que ellos sean cohibidos, sesgados o manipulados, pues deben manifestar libremente su experiencia y percepción sobre el fenómeno problematizado, lo cual exige una transformación en la comprensión de la naturaleza de las preguntas y las respuestas (Chase, 2015). De esta manera, es posible que reconstruyan una experiencia autobiográfica corta, cruzada o alegórica a partir de una sola pregunta que reactive su memoria y su conciencia histórica (Páramo, 2008).

En cuanto a las narrativas escritas, también han de partir de una pregunta detonante que ha de motivar la expresión, estás pueden estar planteadas como historias de vida redactadas a manera de relatos en documentos, anécdotas, testimonios, autobiografías, o incluso imágenes que manifiestan la conciencia histórica del autor a partir de la propia experiencia (Páramo, 2008). Sin embargo, es necesario aclarar que un relato en solitario puede ser una visión particular, empero, cuando se fortalecen con diversas fuentes y estrategias de construcción del relato, dan mayor cantidad de información relevante y pertinente al investigador.

Por último, sería improcedente invisibilizar la cotidianidad que los sujetos conllevan en la actualidad al articular la vida offline con relación a la online acontecida en el ecosistema multimedial que permea una variedad y complejidad de circunstancias existenciales.

Por ello, es necesario también comprender que existen narrativas transmedia que se entretejen desde diversas plataformas, las cuales pueden ser lugar de este mismo análisis, de tal forma que se pueda indagar allí por las diversas intencionalidades que se dan entre ellas a partir de la convergencia de medios evidenciada en la cultura digital (Moncada y Sánchez, 2018; Leal-Urueña y Rojas-Mesa, 2018; Rojas y Ortiz, 2020), pues también son lugar de manifestación de una conciencia histórica, la comprensión del mundo de la vida, o simplemente la experiencia vivida por un sujeto frente a un determinado fenómeno en el marco de la articulación de su cotidianidad fuera y dentro de la virtualidad (Barrios, Díaz y Guerra, 2020).

Conclusiones

Los métodos narrativos pueden marcarse entonces como una entrada metodológica que se articula en el paradigma de la investigación cualitativa, de tal forma que en el marco de la pregunta por la intersubjetividad humana brindan espacios de apertura del sujeto, quien, comprendiéndose en un contexto social específico, puede construir relatos que evidencien sus representaciones sociales, imaginarios, concepciones, creencias, comprensiones, y en general, su cosmovisión sobre el mundo de la vida.

Este estudio sobre la investigación narrativa aporta entonces un variopinto escenario epistemológico y metodológico, donde su método complementa y otorga un horizonte de comprensión único que privilegia el individuo en su expresión y sentir, valorando de manera particular la cualidad de los datos, ofreciendo alternativas de indagación y de recolección de información que el investigador puede emplear en su labor y quehacer perfilando o complementando los insumos de los cuales se vale para analizar la realidad investigada.

A partir de la profundización en las diversas posibilidades y escenarios en los cuales las narrativas pueden cobrar protagonismo, se debe indicar que estas no pueden deslindarse de un ejercicio hermenéutico, por medio del cual se devela la narración en contextos de interlocución y construcción conjunta del conocimiento, siendo así una parte fundamental en la experiencia de investigar.

Así, como la narrativa es un elemento importante en la metódica investigativa, se deben también tener presente las intencionalidades y los instrumentos. Los primeros, otorgan un horizonte y perspectiva de análisis de los relatos; y los segundos, posibilitan la recolección de datos, en el marco de las intencionalidades; en este sentido, los instrumentos y aplicación de estos son todo un arte, por medio del cual se gestan y captan las narraciones que han de ser el insumo esencial.

Si se preguntara por el aporte social de la metodología narrativa, se debe indicar que está dado por el ejercicio de emancipación personal al describir la percepción del mundo y a partir de ello concienciarse de su papel en la sociedad, y por otra parte, es una entrada metodológica que posibilita la visibilidad de múltiples experiencias y comprensiones fundamentadas en la memoria y en la conciencia histórica sobre problemas reales de la cotidianidad de muchos contextos invisivilizados, argumentos que sostienen su aporte a la investigación social y educativa.

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