Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXVIII, No.
2, Abril - Junio 2022. pp.
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Estrategias para promover la producción científica universitaria en
Chile*
Suárez-Amaya, Wendolin**
Rodríguez-Altamirano, Miguel***
Ganga Contreras, Francisco A.****
Resumen
La
investigación es concebida como una actividad primordial en el desarrollo de
los territorios, por lo tanto, los estudios que abordan los sistemas de
investigación se convierten en factor estratégico para dar cumplimiento a la
misión institucional universitaria. El objetivo del presente trabajo es analizar las
estrategias desarrolladas por la Universidad de Tarapacá de Chile tendientes a
promover la producción científica, para generar información que permita mejorar
las decisiones en esta relevante función. La
metodología empleada es cualitativa, recogiéndose datos a partir de revisión
documental y entrevistas a autoridades vinculadas a la investigación;
tratándose de una investigación descriptiva que utiliza fuentes secundarias y
primarias de información. Los resultados revelan la existencia de tres tipos de
incentivos (temporales, económicos y de jerarquización), y concursos internos,
para financiar proyectos de investigación. Según los entrevistados, las
estrategias promueven el acercamiento de docentes a procesos investigativos,
pero presentan limitaciones debido a condiciones y capacidades de desarrollo de
investigadores noveles, ante exigencias de investigaciones de alto impacto. En
conclusión, frente a este escenario, se torna relevante tomar en consideración
las buenas prácticas y los desafíos por alcanzar, para promover el
posicionamiento de las instituciones universitarias chilenas en la comunidad
científica y la sociedad en general.
Palabras clave: Gestión de la investigación; producción científica; gobernanza universitaria; política universitaria; incentivos académicos.
Strategies to promote
scientific university production in Chile
Abstract
Research is conceived as a
fundamental activity in the development of the territories, therefore, studies
that address research systems become a strategic factor to fulfill the
university's institutional mission. The objective of this paper is to analyze
the strategies developed by the Universidad de Tarapacá in Chile to promote
scientific production, in order to generate information to improve decisions in
this relevant function. The methodology used is qualitative, collecting data
from documentary review and interviews to authorities linked to the research;
it is a descriptive research that uses secondary and primary sources of
information. The results reveal the existence of three types of incentives
(temporary, economic and hierarchical) and internal competitions to finance
research projects. According to those interviewed, the strategies promote the
approach of teachers to research processes, but present limitations due to the
conditions and development capabilities of novice researchers, given the
demands of high-impact research. In conclusion, in view of this scenario, it
becomes relevant to take into consideration the good practices and the
challenges to be met in order to promote the positioning of Chilean university
institutions in the scientific community and society in general
Keywords:
Research
management; scientific production; university governance; university policy;
academic incentives.
Introducción
Uno de los
principales pilares que sustentan la producción científica en el mundo son las
universidades, instituciones donde se concentra gran parte de los
investigadores que buscan contribuir al desarrollo de sus países con la
generación de nuevos conocimientos científicos. Para poder cumplir con este
cometido, según Barrientos-Báez,
Caldevilla y Gallego-Jiménez (2021),
la libertad, la justicia e igualdad de oportunidades, deben ser columnas
fundamentales en los que se sustente la universidad.
Se debe
considerar que la responsabilidad respecto a la calidad de la producción
científica es algo que no recae solamente en el docente-investigador, sino que
también engloba otros elementos internos como su sistema de investigación y sus
mecanismos de apoyo (Sánchez-Gómez, Hernández-Ramos
y Costa, 2019); así como también de elementos externos, como las
organizaciones desde las cuales emana la necesidad de producirlas, los
lineamientos establecidos para fomentar y facilitar su producción, y por
supuesto, la estructura científico-administrativa con la que cuente el
respectivo país.
Unas de las
principales estrategias para estimular la investigación en general, y la
producción científica en particular, son los incentivos, los cuales se diversifican
en dos modalidades; monetarios y no monetarios. La primera modalidad, se
refiere principalmente a remuneraciones y beneficios sociales; mientras que la
segunda, a la relación con las condiciones de trabajo (García, 2008). Añade
Huisa (2016), a los beneficios ya señalados, el factor movilizador de los
aspectos académicos, administrativos y el estatus que promueve la universidad,
razón por la cual, la política de incentivo constituye un factor motivacional
que impulsa a la comunidad científica a participar e invertir talento y
recursos, tal como también apuntan Simó, Ginesta
y De San Eugenio (2013); y, Brunner,
Ganga-Contreras y Rodríguez (2018).
En esta
línea de trabajo, se define a la institución universitaria pública o privada de
formación superior, como aquella formada por diferentes elementos que se
interrelacionan entre sí en torno a un sistema abierto, dinámico y con
capacidad de adaptación a los cambios que se suceden en la sociedad (Barrientos, Caldevilla y Rodríguez,
2020). Tomando a consideración estos elementos, las universidades debiesen
tener un panorama claro sobre las principales estrategias que les permita promover
la producción científica a fin de obtener resultados óptimos, en la línea de lo
perseguido.
Ante este
panorama, se propone analizar las estrategias para promover la producción
científica en la Universidad de Tarapacá (UTA) de Chile, lo cual permitiría
corroborar lo exitoso de sus estrategias y detectar zonas de mejora,
proyectando que futuras instancias de socialización sean proclives no sólo para
incrementar la productividad, sino también la calidad de estos resultados.
Para
alcanzar las metas trazadas, se realiza un estudio cualitativo que utiliza
fuentes primarias de información (entrevistas), y secundarias (revisión de
artículos científicos e informes nacionales sobre la situación de la
investigación en el país y las políticas adoptadas por el Estado de Chile), siendo
estos antecedentes analizados mediante el software
ATLAS.ti.
1.
Políticas de estímulo a la producción científica en Chile
Las políticas de aseguramiento de la
calidad y el financiamiento gubernamental para la investigación en América
Latina, han servido como factor movilizador para el desarrollo de lineamientos
y estrategias en las universidades, tendientes a impulsar la producción
científica (Baca et al., 2014; Nerina, 2014; Adrogué et al., 2015; Covarrubias-Papahiu,
2017; Rovelli, 2017; Chauca, 2019; Ganga et al., 2020); y Chile no ha sido una
excepción a esta realidad.
En relación a lo anterior, Fernández (2008) señala que el
origen de los incentivos y los compromisos de desempeño en las universidades
chilenas, está asociado a los procesos de planificación estratégica iniciados a
fines de los años 90, cuando el Programa de Mejoramiento de la Calidad y
Equidad de la Educación Superior (MECESUP) lo incorporó como requisito para
acceder al Fondo Concursable.
Al respecto, Quezada-Hofflinger
y Vallejos-Romero (2018) señalan que en el año
2015 hubo una entrega de 15,3 millones de dólares como incentivo a las
universidades que integran el Consejo de Rectores de las Universidades
Chilenas (CRUCh), por concepto del 5% del aporte
fiscal directo, cifra que se mantiene en la actualidad (Ministerio de
Educación de Chile [Mineduc], 2020)(1).
El dinero es distribuido sobre la base de la
posición de cada institución en el ranking
de desempeño y con especial énfasis al índice de productividad, es decir, considerando
al número de publicaciones indexadas por cada universidad, en contraste con el
número de académicos que le conforma. Incidiendo
así en la importancia de estas publicaciones, como ya apuntaban Amaro-Ares,
Vega-Almeida y Arencibia-Jorge (2018); Galán et al. (2018);
Martínez-Nicolás (2020); Fernández (2020); y más recientemente Fonseca y Martínez (2021). Repiso, Orduña-Malea y Aguaded (2019),
también destacan el aporte de estas publicaciones en el tránsito a la
universidad de Investigación, advocado por Bustos-González (2019).
Lo anterior tiene su asidero en los instrumentos de
financiamiento de la investigación universitaria en el país, que toma expresión
en dos bases estructurales de financiamiento: Fondos propios y públicos. En el
caso de los primeros, se focalizan recursos que pueden emerger del excedente de
los aranceles de estudiante de pre y posgrado, así como de fondos de derecho
propio, cuando se trata de las universidades adscritas al CRUCh. En relación a
los fondos públicos, estos provienen de la Agencia Nacional de Investigación y
Desarrollo (ANID), y están orientados a financiar proyectos de investigación
que emergen desde estas figuras institucionales o la formación del capital
humano avanzado.
Considerando lo anterior, y siendo un eje de interés para
muchos investigadores o profesionales que se desempeñan en la materia, existe
cuestionamiento a los parámetros establecidos para la distribución del
financiamiento (Améstica, Gaete y Llinas-Audet, 2014;
Quezada-Hofflinger y Vallejos-Romero, 2018).
Si bien se reconoce la importancia del desarrollo científico en las
universidades, la cual se da principalmente por aportes financieros estatales;
la realidad estaría explicitando una variable contraria, que profundiza las asimetrías
e impacta el posicionamiento, clasificación, reputación y la percepción social
sobre el prestigio de los planteles, sobre todo en el caso de las universidades
regionales, planteando posteriores desafíos a su gestión (Pinzón, Maldonado y Marín, 2019).
En Chile, la investigación está concentrada en su capital y
regiones con mayor proximidad, exponiendo el centralismo de la producción
científica. Esto se observa también en el aprovechamiento de la oferta
existente para el desarrollo de I+D, como evidencian las adjudicaciones del año
2018 entregadas por la Comisión Nacional de Investigación Científica y
Tecnológica (actual ANID); más del 50% de proyectos se adjudicaron en la Región
Metropolitana, seguida por las regiones de Valparaíso y Biobío, bordeando el
10% cada una. En el caso de aquellas regiones donde se focaliza el presente
estudio, es decir, Arica-Parinacota y Tarapacá, se adjudicaron sólo un 0,79% y 0,35%,
respectivamente (Comisión Nacional de
Investigación Científica y Tecnológica [CONICYT], 2018).
Es notorio que la producción científica mantiene aún una marcada
segregación entre las regiones y la capital del país, pese a que exista un
fomento por insertar estas competencias en el plano educativo, tal cual se
mencionó previamente. En un país como Chile, con una marcada diversidad poblacional
en sus territorios, resulta primordial que exista un fomento en el elemento
investigativo de sus profesionales como medida para contrarrestar el efecto de
centro-periferia en la movilización del conocimiento en los sistemas
contemporáneos de educación superior (Naidorf y Alonso, 2018; Labraña, Brunner
y Álvarez, 2019).
Tomando en consideración estos elementos, las universidades
debiesen tener un panorama claro sobre las principales estrategias que les
permita optimizar la gestión de la investigación en sus casas de estudio y
áreas de interés, contribuyendo constantemente en la planificación, producción
y difusión del conocimiento.
2. Metodología
Se trata de una investigación
cualitativa, que recurre a fuentes primarias y secundarias de información,
utilizando como técnicas para la recolección de datos, la revisión de
bibliografía especializada y la realización de entrevistas. Esta metodología
implica la recogida y uso de datos, bajo métodos que describen la rutina y las
situaciones problemáticas, así como significados de la vida de las personas
(Flores, 2009). Por otra parte, la metodología cualitativa se mira bajo una
visión holística, más amplia, como también buscando comprender lo complejo,
interesándose en la comprensión de un escenario social concreto, no necesariamente
en hacer predicciones de éste.
Los informantes del estudio son
tres personas que fueron seleccionadas debido a sus cargos directivos
vinculados con el área de investigación en la Universidad de Tarapacá; estos
son: Director de Investigación, Postgrado y Transferencia Tecnológica; Directora
General de Sede Iquique; y un Decano de la institución, siendo este último una
representación de aquellas unidades que mayor involucramiento poseen en la
producción científica institucional. Las entrevistas se realizaron en el
periodo comprendido entre noviembre 2020 y enero de 2021.
El procesamiento de la
información se hizo a través de matrices de sistematización que contenían la
información más relevante para la identificación de los documentos a emplear en
el proceso de análisis, así como los componentes clave que definen su
implicancia en el estudio.
Los resultados que arrojaron las
entrevistas fueron procesados utilizando el software
ATLAS.ti, el cual facilitó la identificación de dos categorías particulares:
a. Mecanismos de incentivos:
Componentes formales que buscan incentivar la producción científica interna
entre los profesionales que integran la Universidad de Tarapacá en Chile.
b. Estrategias y escalamiento
natural de la producción: Mecanismos informales cuya implementación busca el
incremento de la producción científica, y cómo esto ha derivado en un escenario
proclive para la colaboración entre sus involucrados.
3.
Resultados y discusión
La Universidad de Tarapacá se crea desde el Decreto con Fuerza de Ley No. 150 del
11 de diciembre de 1981 del Ministerio de Educación Pública, a partir de la
fusión del Instituto Profesional de Arica con la sede Arica de la Universidad
del Norte. Esta universidad estatal forma parte de Consejo de Rectores de Universidades
Chilenas (CRUCh), de la Agrupación de Universidades Regionales (AUR), y del
Consorcio de Universidades Estatales (CUECH), contando con cuatro campus
ubicados en las dos regiones más extremas del norte de Chile.
En su conjunto posee una matrícula total de 8.819
estudiantes de pregrado y 302 académicos a jornada completa, con un alto
porcentaje de formación de posgrado (88%), lo que ha permitido un persistente
aumento de la difusión científica a través de publicaciones en revistas
indexadas. Quienes desarrollan sus actividades en siete facultades
(Administración y economía; ciencias; ciencias agronómicas; ciencias sociales y
jurídicas; ciencias de la salud; educación y humanidades e ingeniería), donde
se ofrecen 40 carreras de pregrado; 3 programas de maestría, y 6 de doctorado
(Universidad de Tarapacá [UTA], 2020).
En el ámbito de la investigación, la Universidad ha
logrado un incremento continuo y sistemático de sus publicaciones, pasando de
262 artículos publicados el año 2017 en revistas indexadas en Scopus, a 430 el 2020 (UTA, 2021).
Lo anterior, le ha permitido escalar posiciones en las
diversas clasificaciones que se realizan tanto a nivel nacional como internacional (Ganga-Contreras
et al., 2021). En el ranking SCImago Journal Rank (2021) ocupa en
Chile el lugar 21 de un total de 33 posiciones, y en Latinoamérica ocupa el
lugar 80 de un total de 344 instituciones clasificadas. Si se consideran solo las universidades y el ranking de investigación, su posición en
Chile alcanza el número 9, 43 de Latinoamérica, y 320 mundial. A su vez, el ranking británico Times Higher Education
(2021) de las mejores universidades jóvenes del mundo, clasifica
a la UTA en el lugar No. 16 de Latinoamérica, y décimo de Chile.
La UTA, en su plan de mejoramiento institucional
2017-2022, manifiesta poseer investigación
institucional relevante y de alta calidad, aunque con un volumen absoluto
pequeño comparativamente con otras instituciones de mayor tamaño. Aunado a ello,
los académicos productivos constituyen sólo un 50% del total de los académicos
regulares; además, la cobertura de la investigación por áreas y sedes muestra notorias
asimetrías.
También
se alude a que se ha fortalecido su capacidad de investigación, aumentando
progresivamente la cantidad de académicos con grado de doctor, pero aún está
debajo de la meta del sistema de universidades estatales (UTA, 2020). Todos
estos aspectos constituyen fortalezas que se deben potenciar y desafíos a superar en materia de investigación,
de manera tal que esta trascienda. Tal como señala González (2022), hacia demanda
y detención de necesidades, implementación de mecanismos de promoción, difusión
y colocación de productos investigativos en los mercados.
3.1. Mecanismos de incentivos
Dada la necesidad que las universidades estén
permanentemente siendo un foco de producción científica, las políticas internas
de la Universidad de Tarapacá reconocen la necesidad de propiciar incentivos de
distinta índole para el incremento de la investigación entre sus profesionales,
los cuales se traducen básicamente en tres: Temporales/a la docencia,
económicos y jerárquicos (ver Figura I).
Fuente:
Elaboración propia, 2021.
Figura
I: Síntesis de incentivos
institucionales
Al
respecto, señala uno de los entrevistados que: “La investigación requiere
incentivos especiales porque la universidad requiere investigar; requiere
investigadores, requiere mejorar su índice. Le estoy cambiando el giro y para
eso tengo que premiarlo. Que se perfeccione, haga doctorado y después que publique”
(Informante 2, comunicación personal, 04 de
diciembre del 2020).
Los primeros incentivos denominados como
“temporales” o “de asignación a tiempos dedicados a la investigación”, son
entendidos como la posibilidad que tienen los profesionales vinculados a la
institución para efectuar una distribución de su carga horaria; es decir,
realizar ajustes relativos a las horas correspondientes a docencia según sus
contratos preestablecidos, fraccionando las horas de carga
académica con las requeridas para su participación en proyectos de
investigación y desarrollo de esta en su área de interés.
Pensemos
que un académico debe desarrollar -además de todas las actividades
administrativas, de extensión y otras tareas complementarias- sus labores de
docencia, por ejemplo, un mínimo de 16 horas de docencia directa, entonces si
el académico logra obtener, dos publicaciones WoS anuales, entonces puede hacer
un mínimo de 4 horas por semestre. Tratamos de que todos los académicos tengan
alguna participación en el pregrado, pero en qué sentido; si tú adjudicas un
proyecto de investigación y demuestras productividad científica, se te libera
tiempo de docencia para que puedas seguir generando buena investigación. (Informante 1, comunicación personal, 27 de
noviembre del 2020).
En este apartado surge la importante
conexión que propicia la universidad entre docencia de pre y posgrado junto a
la producción científica, pues son elementos que requieren una constante
interacción no sólo para el cumplimiento de metas y objetivos específicos, sino
como una forma de perfeccionamiento y posicionamiento docente dentro de la
institución. Es decir, la importancia de este fraccionamiento en la carga
académica nace del interés institucional que los profesionales no sólo
desarrollen docencia, si no que demuestren una alta competencia investigativa
dentro de sus marcos académicos de acción.
Sin embargo, y pese a que dentro del
marco formal se expone como una estrategia lo suficientemente exitosa, se
rescata del relato un antecedente relativo a la configuración misma de esta
política institucional:
La
restricción que tiene este sistema es que funciona bajo hechos consumados, en
el sentido de que tú primero demuestras productividad científica y después se
establece la carga. Entonces también sería irresponsable decir tú vas a hacer
esto y al final no lo logras y estuviste mal usando el tiempo, pero eso a veces
hace más difícil que las personas empiecen. (Informante 1, comunicación personal, 27 de
noviembre del 2020)
“Muchas
veces no se puede participar en la producción científica porque la carga
horaria es muy fuerte, por lo tanto, los tiempos quedan muy reducidos para
generar investigación, tú sabes que eso invierte mucho tiempo” (Informante 3,
comunicación personal, 25 de enero del 2021).
Según lo expuesto, el mecanismo en sí presentaría
debilidades, situación que puede ser bastante determinante a la hora de abrir
camino investigativo a un docente recién incorporado a la organización, puesto
que deberá enfrentar una alta carga académica (horas docentes) mientras
desarrolla investigación. Esta problemática puede ser un factor determinante en
el desempeño académico de profesionales que se desenvuelven en disciplinas que
no poseen un arraigo concreto a la investigación.
Este elemento resultó también observado en
el proceso de acreditación institucional de la Universidad de Tarapacá llevado
a cabo en el año 2017, donde se expone lo siguiente:
Dicha
política ha facilitado, además, la relación entre las funciones institucionales
de investigación y de vinculación con el medio. Pero no así, la relación entre
investigación y docencia de pregrado, sobre todo en el sentido de facilitar el
acercamiento de los docentes a los procesos investigativos. Existe una política
de incentivo a la investigación sobre docencia universitaria, pero la relación
entre investigación y docencia de pregrado, no se ha formalizado. (Comisión
Nacional de Acreditación [CNA], 2017, p.13)
La segunda modalidad de incentivos que
se incorporan bajo marcos normativos, son los relativos a la asignación económica
para quienes se encuentran desarrollando investigación al alero de la universidad.
Existen ciertos elementos preestablecidos por las unidades centrales para la asimilación
de criterios que, en gran medida, son determinados por la cobertura que entregan
los aportes fiscales centrales para el ejercicio investigativo de la casa de
estudios. Respecto a esto, las únicas publicaciones que pueden ingresar en esta
categoría son las indexaciones efectuadas bajo WoS y SciELO.
El
incentivo económico de las SciELO es bastante menor que el de las WoS; tengo
entendido que son alrededor de 500 mil pesos que reciben por publicar en
SciELO, siendo el primer autor de la institución (. ...) En el caso de las WoS
pagamos un incentivo de dos millones, cuando son en cuartiles 1 y un millón y
medio cuando son cuartiles 2, 3 y 4, en el sentido de tratar de fomentar e
incentivar que se postule a un estándar
superior en el impacto de las revistas de destino. (Informante 1, comunicación personal, 27 de
noviembre del 2020)
Como es posible observar, el segundo
criterio utilizado para el desglose del incentivo económico en la casa de
estudios se dictamina en base al índice de impacto dado por la publicación en
cuestión, priorizándose los cuartiles 1 y 2 para la entrega de mayores montos, situación
que se suele replicar en otras universidades. Resulta llamativo que sólo se
consideren indexaciones SciELO y WoS, mermando la valorización y
reconocimiento de Scopus, pese a su
fuerte posicionamiento. Sin embargo, y como se señaló previamente, existe un
factor determinante para esta configuración:
Pagamos
sólo incentivos por publicaciones WoS y publicaciones SciELO porque eso se
cubre con el aporte fiscal directo, reciben fondos por eso; en cambio, una
publicación Scopus que tiene indexación que es mucho más exigente que SciELo y
tan exigente como WoS, no damos ese incentivo económico porque todavía el MINEDUC
no reconoce Scopus dentro de los aportes fiscales directos. (Informante 1, comunicación personal, 27 de
noviembre del 2020)
De todas maneras, las publicaciones en
revistas Scopus sí son reconocidas
dentro de la producción científica del académico, al mismo nivel que una
publicación WoS, sin embargo, el
factor de recursos disponibles dificulta que la universidad propicie una entrega
económica para tales efectos:
La
universidad no se bonifica por eso, entonces la universidad no puede, más en
una universidad pública, sacar fondos que vienen pensados para la formación de
estudiantes, en ese sentido, pasaría a ser un sobresueldo de los fondos
regulares, en cambio, estos fondos que vienen por el aporte fiscal directo, son
una bonificación extra que viene a la institución, producto de ese desarrollo
concreto de los cuales, como una consideración y para fomentar ese ejercicio,
se destina una parte a bonificar al quehacer académico. Si bien yo estaría
sumamente de acuerdo en que se le diera el mismo valor a una publicación Scopus
que a una publicación WoS, mientras no cambie ese tema en las políticas de
incentivos ministeriales, no podemos tener esta discusión. (Informante 1, comunicación personal, 27 de
noviembre del 2020)
Finalmente, el último y tercer incentivo
identificado dentro de la Universidad corresponde al de jerarquización, pues es
un criterio valorizado en la calificación otorgada a los docentes y su
escalamiento en la jerarquía interna, aunque también informalmente se percibe
como un elemento retributivo propio del quehacer investigativo:
Hay
incentivos que son de estatus, incrementar la jerarquía, que en realidad eso se
ve asociado igual al incremento de la remuneración, pero usualmente en lo académico
tampoco esos incrementos son tan relevantes. Puede entenderse como un incentivo
que la investigación sea eje central en nuestro sistema de jerarquización. (Informante 1, comunicación personal, 27 de
noviembre del 2020)
Otro
incentivo está en el tema de las calificaciones anuales, que debiera ver
reflejado con una tabla de equivalencia si yo hago investigación, que tipo y si
responde a las necesidades la región. Para mí es un incentivo trabajar e
investigar con una persona de reconocida solvencia en la materia investigativa,
que tenga la posibilidad de poder formar parte de un núcleo de investigación
con un premio nacional, por ejemplo, en lo personal, también es un incentivo. (Informante
3, comunicación personal, 25 de enero del 2021)
En definitiva, los mecanismos de incentivos
antes mencionados son considerados por la UTA como un elemento que genera el
interés de sus académicos, si bien aún poseen limitaciones en un aspecto operativo,
son apreciados por el impacto que ha generado en la producción científica
universitaria, pues ha sido determinante para un incremento de cifras y la
valorización del sistema en la casa de estudios: “Con el tiempo se empezó a
entender que producto de los incentivos fue que la investigación se levantó
fuerte en la institución, que eso nos permitió acreditar la investigación” (Informante 2, comunicación personal, 04 de
diciembre del 2020).
Considerando lo fructífero que han sido
las medidas abordadas por el sistema de investigación implementado en la
Universidad de Tarapacá, resulta relevante cómo los incentivos podrían sufrir
ciertas adecuaciones que disminuyan las limitaciones que enfrentan
particularmente aquellos docentes con baja experiencia en producción
científica, observando en los resultados que el incentivo de tipo temporal
sería el mayormente adecuado para flexibilizar las labores institucionales y la
generación de publicaciones, permitiéndole de ese modo acceder a un mayor
impacto futuro, así como abrir espacio a incentivos de índole económica o de
jerarquización.
Esta realidad sustenta lo expuesto por
Pinzón et al. (2019), puesto que la principal barrera que dificulta la toma de
decisiones respecto a los sistemas internos de las universidades deviene de los
aportes financieros estatales, los cuáles se encontrarían desactualizados
respecto de los factores que son valorizados a la hora de posicionar los
recursos, generando asimetrías en la distribución y permanente competencia
entre casas de estudios.
3.2. Estrategias y escalamiento natural de la producción
Otra política interna de la Universidad
que busca un incremento en la producción científica, es la relativa a los
proyectos internos en el área de investigación, que, si bien incorporan una
entrega financiera, esta no es direccionada al investigador natural a cargo,
sino que son empleadas como apoyo en la ejecución. El requerimiento dado a este
profesional es la generación de publicaciones que emerjan del proceso y
permitan, claramente, incrementar los índices de producción:
Tenemos
proyectos internos donde financiamos a investigadores. Tienen que presentar un
proyecto sencillo, en el formato FONDECYT, acotado. Van
desde un millón y medio a cuatro millones para ejecutar proyectos, bajo un compromiso;
que tiene que traducirse, al cierre, en publicaciones. En ese caso no se les da
incentivo económico, pero se designan esos fondos para ejecución; tenemos
servicios de apoyo, por ejemplo, con edición y traducción, en el caso que lo
necesiten, hacemos capacitaciones, ese tipo de acciones, además de revisar y
asesorar las postulaciones a proyectos. (Informante 1, comunicación personal, 27 de noviembre del 2020)
Así mismo, y dado el interés de
la Universidad para dirigir líneas temáticas de interés en sus profesionales,
se efectúan concursos focalizados según áreas concretas. Esto también ha
permitido que la institución proyecte esta estrategia dentro de la
actualización de sus marcos normativos, puesto que se ha posicionado como una
buena fuente de producción y sostenimiento de la investigación en la
universidad.
Tenemos
concursos de ese mismo tipo para investigaciones en género, otros para educación,
como para tratar de impulsar ciertos temas, y para el próximo año parte de
estos fondos de proyecto interno van a ser como pre FONDECYT, que quiere decir
eso, que los académicos que postulan a FONDECYT y queden a dos puestos o a un
puesto de adjudicárselo, se le van a asignar cuatro millones y sostener el proyecto
de investigación ese año y poder hacer el próximo una nueva postulación sin que
decaiga tu curriculum o que se caiga el proyecto que estás continuando. (Informante 1, comunicación personal, 27 de
noviembre del 2020)
La idea es entregar una
valorización al trabajo desarrollado por los profesionales de la institución,
pero también aprovechar el interés de estos para incrementar los índices de
producción en la casa de estudios.
Ligado también a ello se
encuentra una estrategia que escapa a aspectos totalmente normativos, pero que
se proyecta como una instancia que permitiría subsanar falencias que están
limitando el acceso de docentes al área de investigación. Esta busca potenciar
el interés investigativo en los profesionales, mediante su inserción en grupos
de investigación que les permita vivenciar todo el proceso que conlleva la
producción científica como tal.
Lo
que yo espero es que podamos ir preparando a otros colegas, académicos, que
se entusiasmen en estos grupos de investigación o en otros, y pudiera dar un proceso
de continuidad a los temas de investigación propiamente tal; y comenzar toda un
área de investigación relacionada a la región y a la UTA en Iquique. (Informante 3, comunicación personal, 25 de
enero del 2021)
Tal como se aprecia en la
opinión del informante, la inserción de profesionales en estos grupos de
investigación es concebida como una instancia que permite un perfeccionamiento
de aquellas competencias necesarias para la exploración del área investigativa,
obteniéndose una experiencia positiva en su implementación en la sede Iquique,
pues el valor otorgado al acompañamiento de profesionales con mayor experiencia
es proclive para generar el acercamiento que en algunos pudiese ser percibido
como dificultoso, habiéndose generado un incremento notorio de investigaciones
en la sede mencionada:
Esa
experiencia fue bastante productiva y positiva, porque cuando al académico se
le acompaña en este proceso, mantiene el entusiasmo, la energía y compromiso. Más
aún cuando ve su artículo finalmente publicado, eso incentiva mucho más, no
sólo al académico que escribió, si no a los demás académicos que también
quieren iniciar este camino de las publicaciones. (Informante 3, comunicación personal, 25 de
enero del 2021)
Finalmente, otro aspecto que
destaca en los últimos años tiene relación con el involucramiento de
estudiantes en estas actividades. Si bien existen carreras que proyectan la
investigación en sus asignaturas, una apertura mayor de estos escenarios es
también necesaria para acercar esta área a nuevas generaciones de
investigadores.
El
año 2019 hicimos diversas actividades con los estudiantes porque también
nosotros queremos comenzar a investigar junto a nuestros estudiantes. Hubo un
par de actividades justamente para contar qué es la investigación, en términos
muy sencillos, para motivar a los estudiantes, particularmente a los tesistas,
a fin de que pudieran iniciar este camino con sus profesores y terminara por
supuesto en un algún tipo de publicación, esa es una tarea que todavía nos
queda al pendiente. (Informante
3, comunicación personal, 25 de enero del 2021)
Los resultados antes presentados
permiten observar cómo el enfoque de las políticas públicas en la materia, se
focalizan principalmente en dotar a profesionales de mayores grados de
especialización, los cuáles dentro de su configuración culmina con la entrega
de resultados y desarrollo de investigaciones en las áreas donde continúan el
perfeccionamiento profesional; sin embargo, no existe un seguimiento o
incentivos posteriores a quienes se ven beneficiados con estas alternativas,
condiciéndose con lo expuesto en los relatos de los entrevistados.
A partir de la creación del
Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, se plantearon nuevas
oportunidades de aprovechamiento del recurso humano disponible para acrecentar
los avances a nivel país; sin embargo y en lo relativo al fomento de la
investigación en el territorio, son mínimas las nuevas implementaciones dentro
de sus líneas de trabajo, viéndose principalmente adecuaciones o incluso la
continuidad sin modificación de programas insignes, como lo son las conocidas
becas CONICYT o subvención a proyectos de investigación, también originadas en
la anterior comisión.
Si bien estas medidas pueden ser
vinculantes al acotado periodo de operatividad presentado por el Ministerio en
consideración del periodo de gobierno actual, es necesario que la optimización
de la ciencia no sea presentada sólo como un acercamiento a edades tempranas,
como son las medidas actualmente implementadas, sino que también reconozca la
necesidad inmediata de aprovechar tanto los recursos humanos como los recursos
inmateriales, tan presentes y necesarios en el territorio nacional.
La gobernanza es la forma de ser
gestionada la Universidad, repercutiendo indirectamente en aquellos servicios,
empresas, personas e infraestructuras que la rodean (Barrientos et al., 2020).
La gobernanza en la Universidad no puede obviar que los procesos de cambio
educativo son muy lentos pero inevitables. Sólo la pasividad y la inmovilidad
son imposibles en educación (Barrientos, Barquero y Rodríguez, 2019).
Conclusiones
Las estrategias desarrolladas por la Universidad de
Tarapacá para fomentar la investigación y la producción científica atienden a los
lineamientos dictaminados por las políticas de acreditación y asignación de
recursos del Estado chileno, el criterio investigación está directamente
relacionado con la conformación de un cuerpo académico con grado de doctor con
elevada producción científica.
Podría afirmarse que los propósitos planteados fueron debidamente
alcanzados, dado que, a partir de la investigación, se identificaron tres
modalidades de incentivos que ha puesto en práctica la institución con la
finalidad de estimular la producción científica, estas son: Incentivos
temporales, económicos y de jerarquización.
Según la opinión de los entrevistados, estas iniciativas no
dejan de ser loables para facilitar el acercamiento de los docentes a los
procesos investigativos, pero llegan a convertirse en un desafío mayor para
investigadores que poseen las siguientes condiciones: Poca o nula experiencia en
investigación y con alta carga docente, además de investigadores de ciertas
áreas de conocimiento donde las publicaciones WoS cuartil 1 y 2 son exiguas, como es el caso de las ciencias
sociales y humanas.
Los aspectos antes señalados limitan la posibilidad de
ascender en las jerarquías académicas, y, por ende, se afecta el respectivo estatus.
Vale decir, este aspecto termina siendo en ocasiones más relevante que los
anteriores, por lo que es importante tomarlo en consideración a fin de ampliar
su impacto en la comunidad académica.
A partir de los hallazgos se pueden vislumbrar nuevas
investigaciones que permitan ampliar el análisis de esta problemática, una de
ellas podría ser el seguir ahondado en la correspondencia que existe entre la
política en materia investigación formulada por el Estado chileno y las
políticas institucionales. Otro camino interesante a seguir, seria ampliar el
estudio a partir de la percepción que tienen otros grupos de interés, como es
el caso de docentes, investigadores y estudiantes, respecto a la influencia que
tienen las estrategias desarrolladas por la Universidad en su quehacer diario y
en sus estrategias de largo plazo.
Notas
[1] De acuerdo con el DFL No. 4 de 1981 y el Decreto
No. 128, consiste en un subsidio de libre disponibilidad, asignado en un 95%
conforme a criterios históricos, y el 5% restante de acuerdo con indicadores de
desempeño anuales relacionados con la matrícula estudiantil, el número de
académicos con postgrado y el número de proyectos y publicaciones de
investigación de excelencia.
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* Los autores
Suárez-Amaya y Ganga, agradecen el apoyo del Instituto Interuniversitario de
Investigación Educativa (IESED-Chile).
**
Doctora en Ciencias Sociales, mención Gerencia. Investigadora de la Universidad
Ricardo Palma, Perú. E-mail: wendolin.suarez@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3825-5781
*** Magister en Educación
Superior. Licenciado en Trabajo Social. Docente de la Escuela de Trabajo Social
de la Facultad de Ciencias Sociales y Comunicaciones en la Universidad Santo
Tomás, sede Arica, Chile. E-mail: miguelrodriguezaltamirano@gmail.com
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7322-8282
**** Doctor en Gestión
Estratégica y Negocios Internacionales. Profesor Titular del Departamento de
Educación de la Facultad de Educación y Humanidades en la Universidad de
Tarapacá, Chile. Web personal: franciscoganga.cl E-mail: franciscoganga@uta.cl ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9325-6459
Recibido: 2021-11-05 · Aceptado:
2022-01-23