Revista de Ciencias Sociales (RCS)

Vol. XXVIII, No. 2, Abril - Junio 2022. pp.

FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431

 

Inteligencia emocional y desempeño académico en el área de las matemáticas durante la pandemia

 

Romero Caballero, Samara*

Hernández Sánchez, Irmina**

Barrera Villarreal, Rodolfo***

Mendoza Rojas, Anaís****

 

Resumen

 

En la actualidad, dentro del ámbito educativo, las emociones pueden influir de una forma clave en el desempeño académico, y puede actuar tanto directamente como indirectamente sobre el aprendizaje. El propósito que orientó esta investigación fue el establecimiento de una relación positiva entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico en los procesos matemáticos en estudiantes del nivel de educación media. Para esto se desarrolló una investigación basada en el paradigma positivista siguiendo un enfoque cuantitativo, a partir de un estudio no experimental, con diseño correlacional, transversal, de campo. La muestra estuvo compuesta por 137 estudiantes de los grados 10° y 11° de educación media, de una institución educativa del departamento del Magdalena (Colombia). El instrumento empleado para valorar la variable Inteligencia Emocional fue el TMMS-24 de Salovey et al. (1995), en su versión adaptada por Ocaña et al. (2019). Se calculó el coeficiente de correlación de Pearson para establecer la asociación entre las variables y se evidenció la no existencia de relación entre la inteligencia emocional con el rendimiento académico en matemáticas. Los resultados alcanzados apoyan en conclusión lo propuesto por Petrides et al. (2004), en cuanto a la existencia de una relación nula entre estas variables.

 

Palabras clave: Inteligencia emocional; rendimiento académico; pandemia; paradigma positivista; aprendizaje.

 

 

Emotional intelligence and academic performance in the area of mathematics during the pandemic

 

Abstract

 

Currently, within the educational field, emotions can have a key influence on academic performance, and can act both directly and indirectly on learning. The purpose that guided this research was the establishment of a positive relationship between emotional intelligence and academic performance in mathematical processes in high school students. For this, a research based on the positivist paradigm was developed following a quantitative approach, from a non-experimental study, with a correlational, cross-sectional, field design. The sample consisted of 137 students from grades 10 and 11 of secondary education, from an educational institution in the department of Magdalena (Colombia). The instrument used to assess the Emotional Intelligence variable was the TMMS-24 by Salovey et al. (1995), in its version adapted by Ocaña et al. (2019). Pearson's correlation coefficient was calculated to establish the association between the variables and the non-existence of a relationship between emotional intelligence and academic performance in mathematics was evidenced. In conclusion, the results obtained support what was proposed by Petrides et al. (2004), regarding the existence of a null relationship between these variables.

 

Keywords: Emotional intelligence; academic performance; pandemic; positivist paradigm; learning.

 

 

Introducción

En la actualidad, dentro del ámbito educativo, surgen situaciones ante las cuales los profesionales de la educación no pueden responder de forma efectiva. Muchas de las soluciones a estos retos implica el tomar en cuenta el afecto y las emociones dentro del currículo (Gutiérrez y Expósito, 2015). Las emociones pueden influir de una forma clave en el desempeño académico, y puede actuar tanto directamente como indirectamente sobre el aprendizaje.

Cualquier intervención dentro del ámbito educativo debe fundamentarse en la regularidad y la predictibilidad; sin embargo, no se pueden eliminar los estados emocionales que acompañan a este proceso; debido a esto es sugerible, si se quiere ser efectivo en la enseñanza-aprendizaje del ser humano, que se incorpore el ámbito emocional al conjunto de todas aquellas dimensiones que intervienen en este proceso. La justificación de esta actuación se cimienta en que al incorpora los estados emocionales y afectivos los resultados pueden ser muy superiores a aquellos que se obtienen de un proceso de enseñanza-aprendizaje impersonal y desprovisto de todo lo afectivo (Pacheco, Villagrán y Guzmán, 2015).

En lo que respecta a la Inteligencia Emocional (IE) y su conceptualización, se encuentran diversas posturas; por ejemplo, Gardner (2016) la define como un potencial biopsicológico para procesar información, que puede generarse en el contexto cultural para resolver los problemas. Por su parte Goleman (1999), considera la IE como la capacidad para reconocer los propios sentimientos y los de los demás, con la finalidad de motivarse y gestionar la emocionalidad en sí mismos y en las relaciones interpersonales; Mayer y Cobb (2000), la visualizan como una habilidad; al igual que Cooper y Sawaf (1997), quienes también la conceptualizan como una habilidad o aptitud para captar, entender, y aplicar eficazmente la fuerza y la perspicacia de las emociones.

En este sentido, el presente estudio se identifica con la propuesta de Goleman (1999), que tiene en cuenta, en su ser, al estudiante como sujeto de aprendizaje, destacando el papel del autocontrol e invita a éste a reeducar su IE en sus componentes fundamentales, en virtud de una mejor formación integral en todas las dimensiones posibles, en el ámbito personal, interpersonal, educativo, social y laboral; concibiéndose como una aptitud o habilidad que conlleva a una forma de interactuar desde la dimensión emocional, considerando la naturaleza humana de concebir, entender, sentir, controlar, modificar y saber dirigir los estados emocionales de sí mismo y también la de los demás, que se circunscribe en el plano intrapersonal e interpersonal de todo individuo en el mundo social donde se desenvuelve. Así como, con las ideas descritas desde el modelo de Inteligencia Emocional de Salovey et al. (1995), donde se puntualizan tres dimensiones, a saber:

a. Atención a los sentimientos: Implica la percepción de las propias emociones, siendo capaz de sentir y expresar las emociones de forma adecuada.

b. Claridad emocional: Hace referencia a la comprensión de los propios estados emocionales.

c. Reparación de las emociones: Se relaciona con ser capaz de regular adecuadamente los propios estados emocionales.

Un elemento de interés para los investigadores del campo académico y de las emociones, tiene que ver con la relación entre la variable denominada desempeño académico, rendimiento académico, aptitud escolar, rendimiento escolar o logros de aprendizaje. En lo que respecta al rendimiento académico, autores como Moreira (2009), considera esta variable como el logro alcanzado por el educando en el proceso de enseñanza-aprendizaje; relativo a los objetivos educacionales de un determinado programa curricular, inscrito a su vez, en el plan curricular de un nivel o modalidad educativa.

Este rendimiento académico se puede analizar desde dos componentes esenciales: La habilidad y el esfuerzo, en donde solo el esfuerzo no garantiza el éxito, por lo tanto, la habilidad se vuelve más importante. Sin embargo, en el contexto escolar tradicional los docentes valoran más el esfuerzo que la habilidad; es decir, mientras el estudiante espera ser reconocido por su capacidad y habilidad, lo cual es esencial para su autoestima, al final en el aula de clases se reconoce su esfuerzo.

Por su parte, Garbanzo (2007); así como Gallegos y Campos (2019), manifiestan que, el rendimiento académico es un proceso multicausal que considera factores internos y externos al estudiante, los cuales pueden ser de orden social, cognitivo y emocional; destacando entre ellos, la motivación del estudiante, horas de estudio, al igual que la capacidad intelectual. Asimismo, Gallegos y Campos (2019), en su investigación llegan a la conclusión que:

Un estudiante que ingresa a la universidad con buenos antecedentes académicos mantendrá este nivel de rendimiento, aunque su historial académico previo a la universidad va perdiendo peso a medida que avanza en la carrera, explicado tal vez por nuevos factores que influyen en su rendimiento y que se producen en el entorno universitario. (p.171)

 

En este sentido, Duche et al. (2020), sostienen que la transición secundaria-universidad, así como la adaptación en la vida universitaria, trae consigo algunas dificultades, que se manifiestan “cuando estudiantes con características específicas (sociales, educativas, psicológicas, principalmente) acceden a un nuevo contexto totalmente diferente y diverso al de la escuela” (p.245), en el cual se desenvolvieron por más de 10 años. “Por lo tanto, el paso de la enseñanza media a la universitaria puede significar una vida nueva en otro lugar, alejarse de la familia y amigos” (Llanos, 2019, p.401), entre otras situaciones, que pueden conducir a alguna inestabilidad emocional, como también a un bajo rendimiento académico.

En cuanto al estudio de la asociación de estas dos variables de interés (IE y rendimiento académico), la evidencia muestra un recorrido complejo y multifactorial, dependiendo del enfoque y los instrumentos utilizados; es así como las relaciones entre IE y el rendimiento/desempeño académico han demostrado ser tanto positivas como negativas (Navarro, 2003).

En este sentido, Ferragut y Fierro (2012) quienes profundizaron en la influencia de la IE en el rendimiento matemático de alumnos de educación secundaria, aplicando un programa de intervención psicopedagógica de educación emocional; donde se contrastó empíricamente la relación positiva encontrada en la literatura científica entre la IE y el rendimiento matemático, comprobando la eficacia de la aplicación de dicho programa en el rendimiento matemático, e identificando diferencias entre estas variables en función del sexo.

Guerrero (2014), determinó la relación entre el clima social familiar, inteligencia emocional y el rendimiento académico en matemáticas en alumnos de quinto año de secundaria; sus resultados muestran una relación significativa entre el rendimiento académico en Matemática, con las escalas de manejo de estrés y adaptabilidad de la inteligencia emocional. De acuerdo al autor el rendimiento académico en esta asignatura, está relacionado con la capacidad que tienen los estudiantes para valorar las demandas educativas y proponer estrategias para enfrentarlas; así como su capacidad para adaptarse a nuevas demandas educativas a través de la propuesta de soluciones y de cambiar cuando las evidencias sugieren que están equivocados.  

Con relación a la práctica educativa de la dimensión emocional, se descubre que el profesorado es consciente de la necesidad de trabajar la educación emocional en el aula; sin embargo, se expresa que no se cuenta con la formación ni de los recursos para hacerlo, sus esfuerzos se centran en el diálogo, lo que conlleva frecuentemente a una actitud moralizante. Producto de los hallazgos, es que se recomienda la inclusión de la educación emocional en la docencia como parte fundamental del bagaje pedagógico del profesorado, siendo fundamental que forme parte de los ámbitos más relevantes en la formación de futuros maestros. De tal manera que, en la práctica educativa cotidiana se pueda potenciar el desarrollo emocional, modificando solo algunos aspectos metodológicos y de patrones de interrelación con el alumnado.

A partir de lo descrito, pareciera indispensable conocer el comportamiento de la variable IE en la práctica educativa, que potencie el aprendizaje y se favorezca la formación integral del educando (Abarca, 2003). Por lo tanto, el adiestramiento del profesorado resulta fundamental, puesto que “de la cualificación que haya recibido ese colectivo depende, en un alto porcentaje, la calidad de la enseñanza que ofrezcan a los niños, niñas y jóvenes, una vez estén ejerciendo como docentes” (Cano y Ordoñez, 2021, p.285).    

Siguiendo esta línea de pensamiento, Jiménez y López-Zafra (2009); así como Botero, Ojeda y Hernández (2020) enfatizan que, los sistemas educativos muestran una preocupación por implementar estrategias de calidad, encaminadas al logro de los propósitos educacionales, en aras de mejorar indicadores de desempeño académico tanto nacionales como internacionales; dando mayor relevancia al rendimiento académico en matemáticas en vista de ser determinante para el alcance de un mejoramiento continuo.

Y en ese orden de ideas, se recomienda el resurgimiento de la inteligencia emocional como una herramienta en el proceso de enseñanza aprendizaje, la cual al desarrollarse se relaciona estrechamente con una serie de habilidades como son la percepción, la valoración, expresión de las emociones, la comprensión de éstas y la regulación de las mismas; convirtiéndose en pilar del ámbito educativo.

En ese sentido, se establece que, si el estudiante se encuentra dentro de un clima positivo y emotivo en el aula de clases, podrá construir una respuesta emocional a la concepción del saber matemático, caracterizada por un lazo afectivo positivo con las matemáticas, que promueve destrezas de corte emocional típicas de la IE. Por lo tanto, desde el estudio de las matemáticas el estudiante puede aprender ‘habilidades afectivas y adquirir habilidades emocionales’, y de forma recíproca, esta inteligencia emocional abre el camino a un aprendizaje matemático efectivo (Extremera y Fernández-Berrocal, 2003).   

Apoyado en lo descrito en los párrafos anteriores, la presente investigación tiene como propósito realizar el análisis de la relación entre la inteligencia emocional y el desempeño en matemáticas de los estudiantes de 10° y 11° grado de Educación Media de una institución educativa del departamento del Magdalena en Colombia, en este momento histórico tan afectado por la pandemia derivada del Covid19; la cual ha causado un fuerte impacto en la educación, generando cambios en el proceso de enseñanza-aprendizaje, que sugiere impactos importantes como estrés y ansiedad entre los estudiantes, debido a las nuevas metodologías y herramientas pedagógicas utilizadas para adaptarse a la presencialidad o no, en el aula.

Por lo antes expuesto, la hipótesis que orientó esta investigación fue la siguiente: Se espera una relación positiva y estadísticamente significativa entre inteligencia emocional y rendimiento académico en matemáticas.

 

1. Metodología

Esta investigación se define como no experimental, dado que no se ejerce manipulación de variables. Así mismo, se describe como transversal de campo, debido a qué se tomaron los datos en el ambiente natural en un momento específico del tiempo (Arias, 2012; Hernández, Fernández y Baptista, 2014).

En función del propósito del estudio se siguió un diseño de corte correlacional. La investigación se fundamentó a partir de un muestreo no probabilístico, siguiendo como criterio de inclusión que los estudiantes estuvieran cursando los grados 10 u 11 de la educación media. De esta manera, se trabajó con 137 estudiantes de la Institución Educativa Rodrigo Vives de Andaréis en Magdalena, Colombia. A continuación, la siguiente Tabla 1 evidencia la distribución según las variables sexo y grado.

Tabla1

Datos de la distribución de la muestra

Característica

Porcentaje

Femenino

61,3%

Masculino

38,7%

Grado 10

35,8%

Grado 11

64,2

 

Fuente: Elaboración propia, 2021

En cuanto a los instrumentos de medición, para la variable de inteligencia emocional se hizo uso de la escala TMMS-24 de Salovey et al. (1995), en su versión adaptada por Ocaña, García y Cruz (2019). Este instrumento, consiste en una escala tipo Lickert conformada por 24 ítems que valoran la inteligencia emocional desde sus dimensiones de atención, claridad y reparación. Las valoraciones de confiabilidad, desde la consistencia interna evidencian un coeficiente de alfa de Cronbach superior a 0,85. Por otra parte, los estudios de la validez de constructo, desde el análisis factorial dan cuenta de una organización de los ítems acorde a lo descrito por la teoría que lo sustenta. En relación a la variable de rendimiento académico en matemáticas, la misma fue medida a partir del promedio del desempeño en el año lectivo 2020.

Con respecto al análisis de los datos se hizo uso del programa SPSS, de tal manera de poder realizar los cálculos, tanto de la descripción de la muestra como del establecimiento del grado de asociación entre las variables de interés.

 

2. Resultados y discusión

2.1. Inteligencia emocional

La valoración de la variable de inteligencia emocional, desde la estadística descriptiva, específicamente medidas de tendencia central, evidencia un nivel de inteligencia emocional medio, nótese que la media fue de 81,61; el próximo Gráfico I da cuenta de lo expresado.

Fuente: Elaboración propia, 2021.

Gráfico I: Media de desempeño en Inteligencia Emocional

Una descripción más detallada permite visualizar como solo una proporción pequeña de los evaluados alcanzan niveles de inteligencia emocional que les permite ubicarlos en un grado alto, lo cual se detalla en el Gráfico II; especificados así, 86 alumnos del total de la muestra que fueron 137, representados en un 63% se encuentran en el nivel medio alto; en medio bajo 16 estudiantes, que representan un 12% del total; y apenas un 25%, esto es 35 alumnos, con un nivel de inteligencia emocional alto.

.

Fuente: Elaboración propia, 2021.

Gráfico II: Grado o nivel de Inteligencia Emocional

En este sentido, y tal como lo señalan Bernate y Vargas (2020), la educación no puede estar al margen de las emociones, puesto que el recurso humano que compone el sistema educativo son seres humanos, mismos que tienen sentimientos y personalidades diferentes.

Asimismo, tomando en cuenta lo descrito por Preciado (2020), para que exista un alto nivel de IE en los estudiantes, es importante contar con un alto nivel de IE en los docentes, con la finalidad que los estudiantes puedan ser capacitados por ellos en el uso y desarrollo de la IE.

 

2.2. Rendimiento académico

Con relación al rendimiento académico, los datos evidencian un desempeño medio bajo, nótese que en una escala de 10 la media se ubica en el punto 7. En este sentido, sostienen Briceño, et al. (2020), que, desde los espacios educativos, se han puesto de moda las dinámicas, así como estrategias para aprender y mejorar el rendimiento académico en los estudiantes; reflexionando en qué manera el aprendizaje puede ser significativo, duradero y atractivo para estos.

Considerando que el ‘bajo rendimiento académico’, es una realidad presente en la institución educativa estudiada, es necesario por la afectación que causa este fenómeno conocer sus posibles cusas. En esa perspectiva, estudios realizados por Romero y Lavigne (2005), respecto a las causas de las dificultades de aprendizaje de los alumnos con bajo rendimiento escolar, evidencian que es extrínseca; es decir, que originariamente no obedece a razones de índole personal (retraso, alteración o déficit estructural), sino a factores del entorno familiar, social y/o escolar. Sin embargo, acorde con los referenciados autores, los factores pueden ser múltiples, no obstante, señalan tres como los desencadenantes fundamentales:

a. Pautas educativas familiares inadecuadas: Deficiente y/o insuficiente estimulación psicolingüística; desinterés de los padres por el desenvolvimiento escolar de sus hijos, mala educación. Con frecuencia los padres muestran actitudes y creencias que se caracterizan por la falta de asunción de la propia responsabilidad que como padres tienen en el proceso educativo y escolar de sus hijos; con un sistema de atenciones y pautas de educación en el que prevalecen la poca preocupación y disponibilidad para las cuestiones escolares –tareas, compañías- pocos o nulos hábitos de trabajo, de disciplina, horarios irregulares, ambivalencia distanciamiento, convicción que “ellos ya no pueden hacer nada”.

b. Malas influencias sociales (dentro y/o fuera de la escuela): Influencias negativas del grupo de iguales, condiciones sociales del entorno (barrio, pandillas, pautas subculturales, entre otros).

c. Deficiencias instruccionales: Métodos y prácticas de enseñanza inadecuados, deficiente o inexistente adaptación curricular, el llamado “efecto halo” término acuñado por Edward Thorndike (conocido por sus contribuciones en el ámbito de la psicología escolar), se refiere a un sesgo cognitivo que forma parte de un amplio grupo de distorsiones que se circunscriben en el denominado "criterio de racionalidad limitada" el cual trata de desarrollar mecanismos que estilicen las fronteras inherentes a los procesos mentales humanos.

Lo anteriormente expuesto, refleja una serie de factores que de alguna manera afecta el rendimiento académico del educando en el contexto escolar, sin embargo, se considera que es necesario tener en cuenta todos estos elementos de juicio como factores determinantes y desarrollar compromisos integradores, que permitan plantear lineamientos prácticos, así como realizables, en la dimensión familiar e institucional, en función de buscar fórmulas que minimicen el impacto negativo del bajo rendimiento académico de los estudiantes, en las diferentes asignaturas del saber; que en este caso se circunscribe a problemas del desempeño en matemáticas de los grados 10° y 11°.

Asimismo, Varguillas y Bravo (2020), manifiestan que en la actualidad dado la vivencia mundial de la pandemia a causa del Covid-19, “la incorporación de la virtualidad como herramienta de apoyo a la presencialidad, es percibida por los estudiantes como una herramienta didáctica dinámica, moderna, participativa e innovadora, que permite la interacción entre docente y participantes” (p.230), lo cual puede incentivar y ayudar a incrementar el rendimiento académico en los estudiantes haciéndolos participe en la construcción de su propio conocimiento.

De igual manera, es relevante aprovechar las herramientas que ofrecen las tecnologías de la información y comunicación, motivando al trabajo colaborativo entre los estudiantes, la comunicación entre el grupo, así como la superación de limitaciones (principalmente el bajo rendimiento académico); de allí que los estudiantes, tal y como lo señalan Varguillas y Bravo (2020) consideren al trabajo virtual como humanizador, a pesar que ello tendería a disminuir el contacto físico entre los estudiantes y de estos con los profesores y otros académicos.

 

2.3. Relación entre inteligencia emocional y rendimiento académico

Con respecto a la asociación entre las variables de interés (IE y rendimiento académico en matemáticas), el coeficiente de correlación obtenido, da cuenta de una relación no estadísticamente significativa, dado que el coeficiente de correlación obtenido fue de 0,011. Este resultado además de mostrar una asociación no significativa, permite visualizar que la intensidad de la relación es prácticamente nula; por lo tanto, no se comprueba la hipótesis planteada en esta investigación

Comparando los resultados alcanzados con los antecedentes empíricos, se podría decir que lo obtenido sigue la línea de lo propuesto por Abarca (2003), cuyos resultados establecen, que el carácter predictivo de la IE sobre el rendimiento matemático sólo se ha demostrado de manera parcial y para algunas de las dimensiones en la gestión de las emociones evaluada. Por otra parte, pareciera que Navarro (2003), explica muy bien cómo las relaciones entre inteligencia emocional y el rendimiento pueden ser algo variable.

Por otra parte, podría confirmar los resultados alcanzados la postura de autores como Petrides, Frederickson y Furnham (2004), en el sentido que la inteligencia emocional se asocia de forma diferencial con el rendimiento académico según la asignatura implicada, comprobándose la posición de una relación nula con campos como el de las matemáticas.

Al respecto, Sánchez et al. (2021) plantea que, en poblaciones jóvenes existe una ligera importancia en lo que a la inteligencia emocional se refiere, pero no es tan fuerte para relacionarse positivamente y significativamente con el desempeño o rendimiento académico.

Dentro de este punto, pareciera importante hacer notar los efectos que la pandemia y la virtualidad han tenido sobre el desempeño académico y variables como la inteligencia emocional, tal como mencionan Varguillas y Bravo, 2020; Valencia (2021); Buenaño et al. (2022); entre otros, los estudiantes universitarios con más inteligencia emocional han mostrado una mayor resiliencia durante el período de confinamiento por la pandemia Covid-19, lo cual les ha permitido lograr un mayor rendimiento académico.

“Hoy en día la educación remota ha tomado un papel preponderante en los procesos de enseñanza-aprendizaje y a su vez se ha convertido en una necesidad educativa por los diferentes motivos sociales, culturales y de logística” (Bernate y Vargas, 2020, p. 144), que ha causado la pandemia del Covid-19 en el mundo.

 

Conclusiones

Con respecto a la caracterización de la inteligencia emocional en los estudiantes valorados; se destaca que, de 137 estudiantes, 103 muestran un grado de IE categorizado como medio y apenas 34 alumnos del total de la muestra alcanzan un nivel alto de inteligencia emocional; posiblemente para que exista una relación significativa entre las variables de interés debe existir un desarrollo óptimo de IE, siendo relevante considerar docentes con un alto nivel de IE que puedan capacitar a los estudiantes en el uso y desarrollo de la misma como herramienta para su desempeño profesional.

El aprendizaje de las matemáticas está ligado a factores cognitivos, sin embargo, existe un primitivo tránsito hacia la parte emocional de concebir su aprendizaje bajo la perspectiva emotiva, puesto que la afectividad condiciona e interviene en el comportamiento y capacidad para aprender y, a su vez, el proceso de enseñanza y aprendizaje provoca reacciones y cambios afectivos.

Por otra parte, la pandemia generada por el Covid-19, es un evento externo que ha afectado todos los ámbitos de la sociedad actual; evidenciando cambios de patrones y medidas alternas a un proceso de enseñanza, al cual la comunidad educativa no estaba preparada, trasladando el sistema presencial al formato virtual desde casa; donde el estudiante debe afilar sus estrategias, cognitivas, afectivas y motivacionales para autorregular su aprendizaje del modo más exitoso posible; obligando a estos jóvenes a hacer las cosas diferentes, generando cambios en corto plazo y sin planificación.

 

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* Magister en Educación. Docente en la Universidad de la Costa, Colombia. E-mail: sromero10@cuc.edu.co  ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5885-0337

 

** Magister en Psicología. Docente en la Universidad de la Costa, Colombia. E-mail: ihernand8@cuc.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7024-2668 

 

*** Magister en Educación. Docente en la Universidad de la Costa, Colombia. E-mail: rbarrera@cuc.edu.co  ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3738-7013

 

**** Magister en Educación. Docente en la Universidad de la Costa, Colombia. E-mail: manais@cuc.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6053-5344

 

 

Recibido: 2021-11-22                · Aceptado: 2022-02-09