Revista de Ciencias Sociales (RCS)

Vol. XXVII, Número Especial 4, Septiembre 2021. pp.

FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431

 

Determinantes de la intención emprendedora en estudiantes universitarios mexicanos

 

López Torres, Virginia Guadalupe*

Sánchez, Tovar Yesenia**

Moreno Moreno, Luis Ramón***

Pérez Rivas, Diego Alfredo****

 

Resumen

 

El emprendimiento es motor para el crecimiento económico de las regiones, por lo que las universidades, para contribuir al mismo, pueden ser semillero de futuros emprendedores que se insertarán en la economía, generando fuentes de trabajo. Este estudio tiene como objetivo analizar los factores que determinan la intención emprendedora de estudiantes universitarios mexicanos, buscando enriquecer el modelo de intención emprendedora de Liñán y Chen (2006) que considera el proceso de enseñanza-aprendizaje y la formación docente. Para comprobar el modelo, se diseñó una investigación de enfoque cuantitativo y alcance causal, utilizando las variables: Atracción personal, valoración social, capacidad emprendedora, formación docente y proceso de enseñanza-aprendizaje, como predictores de la intención emprendedora. Los datos se recolectaron a través de un cuestionario aplicado in situ a una muestra de 364 estudiantes universitarios del noroeste de México, cuyo análisis estadístico se realizó a través de ecuaciones estructurales. Los resultados reflejan que los determinantes básicos de la intención emprendedora son capacidad emprendedora y proceso enseñanza-aprendizaje. Se concluye, que el docente no incide en el desarrollo de la intención emprendedora, recomendando revisar el perfil de los actores que participan en la educación emprendedora y fomentar programas de estudio que impulsen el desarrollo innovador en los negocios.

 

Palabras clave: Intención emprendedora; estudiantes universitarios; educación para el emprendimiento; docente; modelo estructural.

 

 

Determinants of entrepreneurial intention in Mexican university students

 

Abstract

 

Entrepreneurship is the engine for economic growth in the regions, which is why universities, in order to contribute to it, can be the seedbed of future entrepreneurs who will be inserted into the economy, generating sources of work. This study aims to analyze the factors that determine the entrepreneurial intention of Mexican university students, seeking to enrich the model of entrepreneurial intention of Liñán and Chen (2006) that considers the teaching-learning process and teacher training. To verify the model, an investigation with a quantitative approach and causal scope was designed, using the variables: personal attraction, social value, entrepreneurial capacity, teacher training and teaching-learning process, as predictors of entrepreneurial intention. The data were collected through a questionnaire applied in situ to a sample of 364 university students from northwestern Mexico, whose statistical analysis was carried out through structural equations. The results reflect that the basic determinants of entrepreneurial intention are entrepreneurial capacity and the teaching-learning process. It is concluded that the teacher does not affect the development of the entrepreneurial intention, recommending reviewing the profile of the actors who participate in entrepreneurial education and promoting study programs that promote innovative development in business. 

 

Keywords: Entrepreneurial intention; University students; education for entrepreneurship; teacher; structural model.

 

 

Introducción

Datos recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2018), señalan por un lado, que la generación de empleo en México presenta una tendencia positiva; aunque, por otro lado, se documenta que la oferta de plazas laborales, en su mayoría, ofrecen entre 1 a 3 salarios mínimos(1), no otorgan prestaciones laborales, ni acceso a seguridad social. Así pues, a pesar de que se observa una mayor tasa de empleo a nivel general, destaca que la tasa de desocupación laboral entre la población universitaria fue de 4,4% durante el cuarto trimestre de 2017, es decir, un 1,1% mayor a la tasa de desempleo general.

En ese sentido, y considerando las similitudes entre México y Colombia, se podría pensar que la cultura del emprendimiento y la creación de empresas, son alternativas de solución para el desempleo en México, según lo afirman estudios realizados por Sepúlveda y Reina (2016) para Colombia. De igual manera, Guercini y Cova (2018), afirman que el emprendimiento ofrece una manera de lidiar con la precariedad y la incertidumbre.

Sin embargo, cabe destacar que, en el caso de México, la población tradicionalmente es opuesta a esta visión empresarial, puesto que la tradición familiar impulsa a los hijos a prepararse y a obtener altas calificaciones, no para emprender, sino para acceder a un empleo bien remunerado, lo cual en la actualidad es una alternativa que se extingue y, además, las escuelas, así como universidades públicas parecen haber sido fundadas para formar a los cuadros técnicos que harían realidad el proyecto de país; centrando la educación en la formación de burócratas, empleados o funcionarios, no en crear empresarios. 

Al respecto, Bosma et. al. (2020) a través del reporte 2019 del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), afirma que en México solo “el dos por ciento o menos de los adultos son empresarios establecidos” (p.14). De allí, la relevancia de desarrollar una cultura emprendedora, particularmente en jóvenes universitarios, que a su egreso encontrarán un mercado laboral contraído y muchas dificultades para conseguir empleo. Por ello, las universidades desde finales del siglo XX han tratado de impulsar el emprendimiento.

En ese mismo sentido, Barba-Sánchez y Atienza-Sahuquillo (2018) señalan que la universidad del siglo XXI debe alentar el desarrollo social y económico a través del impulso de la formación en creación de empresas y el desarrollo del espíritu empresarial. Se trata, pues, de desarrollar una cultura emprendedora que focalice el crecimiento económico sostenible cimentado en la cohesión y la justicia social (Campo-Ternera et al., 2018).

Por lo tanto, aunque no existe una evaluación acerca de cómo la pedagogía y la educación empresarial universitaria impactan en las intenciones de emprender de los estudiantes, tanto en los entornos públicos, como privados (Martínez, García y Duarte, 2018), es necesario realizar estudios donde se pueda ampliar el modelo de investigación de la Intención Emprendedora (IE), agregando nuevas variables como género, campos de estudio, educación empresarial, ecosistema emprendedor, entre otras, para enriquecer y contribuir a la revisión de la literatura y prácticas en el campo empresarial (Doanh y Bernat, 2019).

Adicionalmente, Herman (2019), resalta la necesidad de mejorar la efectividad de la educación empresarial en el plan de estudios universitarios, con el fin de optimizar las actitudes e intenciones empresariales, como medio para que los estudiantes universitarios inicien sus empresas. Considerando este vacío de conocimiento, y teniendo como referente el contexto, el presente estudio tiene como objetivo analizar los factores que determinan la Intención Emprendedora (IE) de estudiantes universitarios de una escuela de negocios del noroeste de México.

Este trabajo busca contribuir tanto a universidades como a empresarios potenciales, puesto que al conocer los factores que afectan la IE es posible diseñar formas de intervención, e impulsar la participación de los estudiantes en actividades que fortalezcan su intención empresarial, además de desarrollar competencias y capacidades que les permitan constituirse como empresarios exitosos.

Teniendo como corolario lo anterior, el artículo está conformado por cinco apartados, el primero está representado por la introducción; en un segundo momento, se presenta la revisión de la literatura sobre la IE, los modelos asociados a esta variable y un breve resumen de algunos estudios empíricos que ilustran cómo el proceso de enseñanza aprendizaje y el docente, inciden en su desarrollo. Posteriormente, se describe la metodología en el tercer apartado, seguido por el análisis de resultados y la discusión. Finalmente, se exponen algunas conclusiones e implicaciones de los resultados obtenidos.

 

1. Fundamentación teórica

En este apartado se revisa la definición de IE, de la mano de un resumen de algunos modelos propuestos y estudios previos; asimismo, se definen el resto de variables a analizar.

 

1.1. Emprendimiento e intención emprendedora

Para Newman et al. (2018), el emprendimiento no solo implica asumir riesgos, incertidumbre, creatividad, liderazgo y proactividad, sino también requiere persistencia y pasión. Además, desde la teoría cognitiva social, se documenta la presencia de factores ambientales clave que influyen en la motivación y el comportamiento a través del aprendizaje, la persuasión social, así como el juicio de los propios estados psicológicos. Es decir, se describe la necesidad de un escenario con presencia de distintos factores que coadyuven en detonar la motivación de estudiantes universitarios para que se visualicen como empresarios. En ese sentido, se trata de evitar que su entorno cercano puede persuadirlo para que tome la decisión de emprender y al mismo tiempo, durante su proceso de formación profesional, desarrolle competencias que le permitan desempeñarse como empresario exitoso en el futuro.

Por su parte, Esfandiara et al. (2019), plantean la necesidad de garantizar un suministro continuo de empresarios y, en consecuencia, los académicos y profesionales necesitan saber cómo se originan las intenciones de los potenciales empresarios en la etapa inicial, e identificar los factores que estimulan la IE. Para Santos-Álvarez y García-Merino (2016), la motivación es un factor interno del individuo que dirige sus acciones hacia determinados fines y, por ende, esta variable explica de forma importante el por qué un individuo decide ser emprendedor.

En ese contexto, Miranda, Chamorro-Mera y Rubio (2017), señalan a la IE como la clave para comprender el proceso de decisión y la califican como el pronosticador más sólido del comportamiento emprendedor, por ello su estudio y sus determinantes han adquirido gran relevancia en los últimos años. Siguiendo a Karabulut (2016), la IE ilustra la pretensión de una persona de elegir como carrera el desempeñarse como empresario, y en específico, es la intención de un individuo de comenzar un nuevo negocio (Newman et. al., 2018). Para Durán-Aponte y Arias-Gómez (2015), la IE es “una conducta planificada, orientada a la creación de una nueva empresa, donde se identifican oportunidades de negocio y se asumen riesgos con la idea de generar ganancias” (p.322-323).

Todas esas definiciones refuerzan diferentes elementos de la IE. Para los propósitos de este artículo, la IE se define como la decisión de emprender un negocio, crear una empresa, tomar el riesgo de invertir, preferentemente soportado en un plan de negocio que define paso a paso las acciones a realizar para reunir los recursos necesarios, aplicarlos y gestionarlos de forma efectiva. Asimismo, emprender es la visión de futuro que conduce a la creación y puesta en operación de lo creado.

 

1.2. Modelos del comportamiento del emprendedor

En la literatura se identifican tres modelos teóricos que explican el comportamiento del emprendedor de acuerdo con Usaci (2015); y, Miranda et al. (2017). El modelo de evento empresarial (EEM) de Shapero y Sokol, considera la creación de empresas como un evento que puede explicarse por la interacción entre iniciativa, capacidad, gestión, autonomía relativa y riesgo. El modelo de Ajzen, fundamentado en la teoría del comportamiento planificado (TPB), predice la intención por emprender con base en la actitud hacia el comportamiento, las normas subjetivas y el grado de control del comportamiento percibido (autoeficacia). El modelo de Liñán y Chen, incluye factores de personalidad, y documenta la relevancia de la actitud personal y el control conductual percibido como variables explicativas de la intención empresarial.

En la literatura sobre IE, destacan los análisis realizados por Edwards y Muir (2005); y, Azwa y Ag (2016), quienes argumentan que la familia y los amigos representan un mecanismo de fomento o inhibición de la IE, además de influir en la elección de carrera por ser modelo a seguir, fungir como patrocinador financiero y de apoyo al compartir conocimientos. En tal sentido, es más probable que un estudiante con familiares o amigos empresarios decida abrir una empresa, mientras que un estudiante cuyos padres son empleados optaría por buscar un empleo. Por su parte, Do y Dadvari (2017) realizaron un estudio con 295 estudiantes universitarios de Taiwán, y encontraron que solo el 1,7% de los participantes deseaban comenzar su propio negocio, lo que muestra un bajo nivel de interés por la actividad empresarial.

Similar resultado muestra Herman (2019), al realizar estudios en estudiantes de ingeniería rumanos, donde observa que existe un alto nivel de IE (60,1%) y, asimismo, destaca que los antecedentes familiares y los rasgos de personalidad empresarial influyen positivamente en la IE de los futuros ingenieros. En el mismo sentido, destaca el estudio de Durán-Aponte y Arias-Gómez (2015), quienes encuentran una relación entre la IE y las variables experiencia laboral y estar activo en el mercado laboral (ser empleado), demostrando que la IE es multicausal y se explica por la autoeficacia emprendedora.

Para Nowiński y Haddoud (2019), en el contexto de la IE, la actitud hacia el comportamiento es una evaluación subjetiva de lo que implica ser empresario y sus resultados; en específico, reflejan en qué medida los estudiantes perciben la actividad empresarial como una experiencia valiosa, así como reconfortante, y a partir de ello, desarrollan una atracción personal, dado que esperan resultados positivos de la actividad empresarial y consideran tener más probabilidades de éxito al aventurarse en la creación de negocios.

En ese sentido, Eyel y Vatansever (2019), describen que la atracción personal valora los aspectos positivos y negativos del emprendimiento. El aumento de dicha atracción influye en el deseo del estudiante de establecer su propio negocio y alcanzar el objetivo de convertirse en emprendedor. Estos autores encuentran que tanto la atracción personal como el control conductual percibido tienen efectos sobre la IE. Por su parte, para Guercini y Cova (2018), el compromiso de un emprendedor puede estar alimentado por motivos que van más allá de la búsqueda racional de ganancias, entre los que destaca la atracción personal y las actividades de ocio.

Otros autores como Soria-Barreto, Zúñiga-Jara y Ruiz-Campo (2016); así como Omidi, Zamani y Mirdamadi (2016), incorporan la variable capacidad emprendedora, la cual se refiere a la capacidad percibida, variable utilizada en los estudios del GEM, considerada como proxy del control percibido de la conducta y/o auto eficacia. La capacidad emprendedora considera una serie de habilidades, entre las que destaca la de crear nuevos productos y servicios, generar redes, comunicación profesional, marketing y poder configurar un negocio. Destacan la habilidad para reconocer oportunidades y una formación empresarial familiar, como variables que impactan en la IE.

En tal sentido, se reconoce que algunas de las habilidades anteriormente mencionadas pueden desarrollarse y fortalecerse en la universidad, como un patrón creativo e innovador de pensar y actuar de los alumnos; el cual se soporta en el sistema de formación profesional, que busca fomentar la cultura emprendedora, uniendo esfuerzos entre los actores del quehacer académico, investigativo y extensionista. Por ello, las universidades debieran impulsar la cultura emprendedora a través de los perfiles de carreras, planes de estudio y actividades complementarias (Hernández y Arano, 2015; Paz et al., 2020).

Recientemente, se ha incorporado al estudio de la IE la discusión sobre el impacto que tiene la educación; siguiendo a Wang et al. (2016), la educación emprendedora juega cinco roles principales en el proceso de desarrollar la IE: Provee conocimiento emprendedor, que permite validar la conveniencia, viabilidad y autoeficacia percibida; potencia el desarrollo de habilidades de creatividad, reconocimiento de oportunidades, de conocimiento del entorno empresarial local y contactos a la red local; desarrolla la capacidad de planificación comercial, así como un comportamiento dinámico para gestionar el crecimiento empresarial, una vez que una nueva empresa está en funcionamiento.

Bergmann et al. (2018), describen las medidas universitarias que apuntan a fomentar el pensamiento emprendedor y con base en los resultados de su estudio, concluyen que las acciones en las universidades tienen un efecto positivo; con base en ello, los estudiantes se sienten más inspirados para desarrollar ideas de nuevos negocios y emprender actividades empresariales, cuando han desarrollado competencias de emprendimiento y fortalecido su espíritu empresarial en la universidad.

Para Esfandiara et al. (2019), la educación ofrecida por las universidades puede funcionar como un factor motivacional que transforme las aspiraciones y actitudes de los estudiantes hacia el emprendimiento, por lo que investigar las intenciones provee a los diseñadores de políticas públicas y académicos, líneas de acción sobre cómo nutrir a los estudiantes a través de los programas educativos. Barba-Sánchez y Atienza-Sahuquillo (2018), encuentran un efecto positivo de la educación empresarial en el perfil emprendedor de estudiantes de ingeniería al potenciar su intención de crear un negocio; con base en ello, proponen a las autoridades públicas establecer medidas y estrategias para maximizar el uso de recursos en la promoción del espíritu empresarial.

Según Dias, Gouveia y Ferreira (2019), la educación y la formación influyen positivamente en el comportamiento empresarial, y argumentan que los requisitos de formación difieren según el subsector económico y el sexo. Wang et al. (2016), destacan que la educación empresarial actual tiene como eje el plan de negocios y el objetivo de convertir las oportunidades en empresas exitosas, por lo que es necesario que la intervención educativa sobre emprendimiento se centre en aumentar la IE de los estudiantes. Al respecto, se tienen dos actores relevantes: El docente y el proceso de enseñanza aprendizaje, alrededor de los cuales se han diseñado distintas estrategias.

Seikkula-Leino et al. (2015), señalan que la educación emprendedora en Finlandia inicia con la formación del profesorado en el tema, en métodos y contenidos de aprendizaje. M Ma’ruf et al. (2018) argumentan que la educación emprendedora contiene valores enseñados por los maestros a los estudiantes, entre los que destacan independencia, creatividad, asumir riesgos, desarrollo de un enfoque a la acción, liderazgo, trabajo duro y honestidad.

De acuerdo con Gámez y Garzón (2017), el docente es clave en la enseñanza del emprendimiento, donde cumple distintos roles, enmarcados dentro de la perspectiva de los currículos y micro currículos –syllabus–, debido a que es quien revisa, actualiza los métodos de enseñanza y deja al alumno la posibilidad de error. Funge pues, como una especie de coach al guiarlo a corregir errores, identificar oportunidades y plantear propuestas de soluciones creativas. El docente, además, debe ser un mentor que conduzca al alumnado hacia el emprendimiento.

Lo ideal es que la educación asociada al emprendimiento, este a cargo de docentes que sean ellos mismos emprendedores, con experiencia en intra-emprendimiento. Evidentemente, estos atributos pueden fomentar la motivación de los estudiantes a convertirse en emprendedores. En tal sentido, Pertuz-Peralta et al. (2016), describen un perfil de docente con 22 características o competencias específicas articuladas de manera integral, a fin que pueda ser formador de emprendedores mediante el desarrollo efectivo del proceso de enseñanza-aprendizaje. Destacan, por ejemplo, la capacidad de enseñar en procesos y contextos prácticos (reales), así como el trabajo bajo enfoques sistemáticos y sustentables.

Para Robinson et al. (2016), el efecto de los programas de educación emprendedora depende del método de enseñanza, el cual, a su vez, refleja las creencias del educador, por lo que recomiendan que la elección del estilo y método de enseñanza se determina según la naturaleza de los alumnos. De ahí, que la educación emprendedora deba centrarse en los estudiantes y en las prácticas de aprendizaje permanente. En el mismo sentido, Lahn y Erikson (2016) presentan el InvEIR programme, enfocado en el desarrollo de habilidades de redes sociales, conciencia crítica, sensibilidad intercultural, entre otras. Dicho programa se construyó sobre la base de la economía del conocimiento con el propósito que los estudiantes aprendan sobre los efectos que generan diferentes estrategias de acción.

Por su parte, Mandel y Noyes (2016), estudian la educación para el emprendimiento experiencial con el objetivo de propiciar la actuación de los estudiantes en escenarios de incertidumbre y ambigüedad. Con ello, los alumnos experimentan la complejidad social de interactuar con clientes potenciales -o reales- y proveedores. Lo más importante de la experiencia es la reflexión sobre la realidad en contraste con los escenarios enseñados, imaginados o anticipados, con lo que se coloca a prueba la visión y habilidades emprendedoras del estudiante. Sin embargo, el reto es encontrar profesores, así como mentores adecuados, que permitan crear espacios propicios para los juicios y fracasos. Se trata pues de trabajar con oportunidades empresariales y confrontar la ambigüedad, así como las ansiedades sociales y profesionales en el mercado.

En el presente análisis, se considera un escenario donde el alumno decide ser emprendedor a partir de su entorno cercano (familia y amistades); asimismo, asume que puede llevar a buen término un emprendimiento al poseer características y competencias para asumir el riesgo; en sus estudios universitarios, la intención de emprender es fortalecida por sus docentes, además, que el proceso enseñanza aprendizaje le provee de (y fortalece) capacidades que le permitirán desempeñarse como empresario.

Para validar el escenario descrito a partir de la revisión de literatura (Edwards y Muir, 2005; Iskandarini, 2014; Azwa y Ag, 2015; Durán-Aponte y Arias-Gómez, 2015; Seikkula-Leino et al., 2015; Soria-Barreto et al., 2016; Pertuz-Peralta et al., 2016; Wang et al., 2016; Omidi et al., 2016; Mei et. al., 2017; Jiang, Xiong y Cao, 2017; Do y Dadvari, 2017; Sánchez, Zerón y De la Garza, 2017; Guercini y Cova, 2018; Bergmann et al., 2018; Barba-Sánchez y Atienza-Sahuquillo, 2018; M Ma’ruf et al., 2018; Nowiński y Haddoud, 2019; Eyel y Vatansever, 2019; Esfandiara et al., 2019; Dias et al., 2019) se plantean las siguientes hipótesis:

H1: La valoración social tiene una relación directa y significativa con la atracción personal

H2: La valoración social tiene una relación directa y significativa con la capacidad emprendedora

H3: La formación docente tiene una relación directa y significativa con la atracción personal

H4: El proceso enseñanza aprendizaje tiene una relación directa y significativa con la atracción personal

H5: La formación docente tiene una relación directa y significativa con la capacidad emprendedora

H6: El proceso de enseñanza aprendizaje tiene una relación directa y significativa con la capacidad emprendedora

H7: La formación docente tiene una relación directa y significativa con el proceso enseñanza aprendizaje

H8: La valoración social tiene una relación directa y significativa con la intención emprendedora

H9: La capacidad emprendedora tiene una relación directa y significativa con la intención emprendedora

H10: La atracción personal tiene una relación directa y significativa con la intención emprendedora

H11: La formación docente tiene una relación directa y significativa con la intención emprendedora

H12: El proceso de enseñanza aprendizaje tiene una relación directa y significativa con la intención emprendedora

La Figura I, resume de forma ilustrativa las hipótesis enunciadas, las cuales se plantearon a partir de la revisión de literatura y el contexto de los hechos en el ámbito de educación superior en Baja California, México.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Fuente: Elaboración propia, 2020.

Figura I: Variables y relaciones a analizar

 

2. Metodología

El objetivo de esta investigación es analizar los factores que determinan la IE de estudiantes universitarios de una escuela de negocios en el noroeste de México, considerando como población de estudio a los alumnos de la Universidad Autónoma de Baja California, en Baja California, México. Este análisis es un medio de evaluación indirecta de los esfuerzos que la universidad viene realizando para desarrollar competencias de emprendimiento, particularmente, a través de los distintos cursos que conforman el currículo, así como los docentes (características personales, estrategias didácticas y formas de conducir las actividades) que los imparten.

El instrumento utilizado fue una encuesta diseñada a partir del cuestionario de IE de Liñán y Chen (2006), así como del cuestionario de enseñanza del emprendimiento de López, Moreno y Carrillo (2017). Las variables fueron medidas a través de una escala Likert de siete puntos. El instrumento consta de cuatro secciones, la primera, abarca los aspectos generales del encuestado, relativos a datos demográficos y familiares; la segunda, aborda las variables de valoración social, capacidad emprendedora y atracción personal. El tercer apartado, incluye los ítems de la educación superior para el emprendimiento, a través de la formación docente y el proceso de enseñanza aprendizaje. Finalmente, la cuarta sección mide la intención emprendedora.

Para la aplicación del cuestionario, se realizó un muestreo aleatorio, incluyendo estudiantes de diferentes campos de la ciencia y la ingeniería, definiendo un total de 364 estudiantes a quienes se les aplicó el mismo. El análisis de los datos se realizó con la técnica de ecuaciones estructurales, usando el paquete estadístico AMOS 22. Los resultados descriptivos de la muestra pueden observarse en la Tabla 1, donde se documenta que el 64% son hombres y 36% mujeres. La mayoría de la muestra (66%) se ubica en el rango de 18 a 22 años. En lo concerniente a su estado civil el 80% se encuentra soltero; respecto a la ocupación del padre, solo 14% son autónomos o empresarios, mientras que 10% de las madres caen en esta misma clasificación, estadígrafos que son reflejo de la cultura mexicana.

Tabla 1

Características de la muestra

Indicador

Tipología

Frecuencia

Porcentaje

Sexo

Hombre

130

36

 

 

Mujer

234

64

Edad

18-22

241

66

 

 

23-30

73

20

 

Mayor de 30

50

14

Estado civil

Casado

47

13

 

 

Soltero

293

80

 

Unión libre

24

7

Ocupación del padre

Empleado

51

14

 

 

Otro

313

86

Ocupación de la madre

Empleada

38

10

 

 

Otro

326

90

 

Fuente: Elaboración propia, 2020.

 

3. Resultados y discusión

Revisada la normalidad univariante de los ítems, se procedió a verificar en primer lugar el modelo de medida a través de la validez interna, validez convergente y validez discriminante, para posteriormente, revisar el modelo estructural.

 

3.1. Modelo de medida

La validez interna de las variables objeto de estudio fue analizada por medio de la revisión de los pesos de regresión estandarizados a partir del análisis factorial confirmatorio (AFC); en este proceso fueron eliminados aquellos ítems con pesos inferiores a 0.700 (Hair et al., 1999). Lo anterior puede observarse en la Tabla 2.

Tabla 2

Validez y Confiabilidad de los constructos

Constructo

Ítem

Standardized Regression Weights

 Cronbach´s Alpha

Index Construct reliability

AVE

Atracción Personal (AP)

AP_7

0.979

0.903

0.909

0.770

AP_6

0.853

AP_3

0.79

Valoración Social (VAL_SOC)

VS9

0.776

0.891

0.894

0.738

VS10

0.851

VS27

0.942

Capacidad Emprendedora (CAE)

CAE8

0.926

0.953

0.953

0.803

CAE10

0.906

CAE7

0.898

CAE3

0.879

CAE9

0.869

Intención Emprendedora (IND_EMPREND)

IE3

0.716

0.931

0.933

0.780

IE4

0.938

IE5

0.922

IE6

0.937

Formación docente (DES_DOC)

DDOC11

0.883

0.941

0.941

0.763

DDOC10

0.888

DDOC9

0.862

DDOC8

0.848

DDOC12

0.885

Proceso Enseñanza aprendizaje (PEA)

PEA4

0.891

0.944

0.944

0.810

PEA3

0.931

PEA2

0.870

PEA5

0.906

 

Fuente: Elaboración propia, 2020.

Se revisó la fiabilidad de la escala a través de Alpha de Cronbach y el coeficiente Omega (Index Construct Reliability), y los resultados (>0.700) se consideran aceptables para las distintas variables analizadas (Nunally, 1978), lo que garantiza la calidad de los datos. La revisión de la validez convergente, de acuerdo con Fornell y Larcker (1981), se realiza a través de la Varianza Promedio Extraida (AVE), que explica la cantidad total de la varianza de los indicadores que es tenida en cuenta por el constructo latente; dicha varianza debe superar el 50%, requisito cumplido en cada uno de los constructos.

En la Tabla 3, se ilustran los resultados de calcular la validez discriminante a través de la comparación de las correlaciones al cuadrado entre los constructos con AVE del 50%; se puede observar que el valor es superior a los elementos que se encuentran por fuera de la diagonal en la misma fila y columna (Chin, 1998). Todos los constructos evaluados, se correlacionaron con su mismo constructo más que con cualquier otro, alcanzando así una buena validez discriminante.

Tabla 3

Validez discriminante

 

AP

VAL_SOC

CAE

INT_EMPREND

DES_DOC

PEA

AP

0.77005

 

 

 

 

 

VAL_SOC

0.118336

0.737913667

 

CAE

0.248004

0.289444

0.8025036

 

INT_EMPREND

0.076176

0.098596

0.16

0.78013825

 

DES_DOC

0.062001

0.131044

0.071824

0.072361

0.7627212

 

PEA

0.120409

0.156816

0.113569

0.113569

0.708964

0.8095945

 

Fuente: Elaboración propia, 2020.

 

3.2. Modelo estructural

Se obtuvo un adecuado ajuste incremental en los estadísticos de CFI=0.954, TLI=0.947 e IFI= 0.954, con valores superiores a 0.90 (Hair et al., 1999). De la misma forma, se tiene una adecuada parsimonia del modelo con una razón de c2 normada de 2.754. El modelo presenta un ajuste aceptable, RMSEA=0.07 inferior a 0.08 (Browne y Cudeck, 1992), tal como se muestra en la Tabla 4. Las hipótesis fueron evaluadas usando un modelo de ecuaciones estructurales, y en la Tabla 5, se indican los resultados obtenidos del contraste de hipótesis, y la capacidad predictiva de las variables relacionadas. Se observa que las hipótesis planteadas fueron aceptadas en su mayoría, a excepción de H3, H5, H8, H10 y H11.

Tabla 4

Medidas de bondad y ajuste

Estadístico

Valor

Abreviatura

CUTOFF VALUE

ABSOLUTE FIT INDICES

 

 

 

Chi-square

600.45 (.001)

X2

significación >0.05

Root mean square error of approximation

0.07

RMSEA

< 0.08

INCREMENTAL FIT INDICES

 

 

 

Comparative fit index

0.954

CFI

> 0.90

Tucker-Lewis Index

0.947

TLI

> 0.90

Incremental fit index

0.954

IFI

> 0.90

Normed fit index

0.930

NFI

> 0.90

PARSIMONY

 

Chi-square/df

2.754

c2 normed

less than 3

 

Fuente: Elaboración propia, 2020 con resultados de programa AMOS 22.

Tabla 5

Estimaciones de parámetros estructurales

                 Relationship

Standarized

Estimate

C.R.

p-value

Hypothesis

H7

PEA

<---

DES_DOC

.842

18.322

***

Supported

H3

AP

<---

DES_DOC

-.207

-1.912

.056

Not supported

H5

CAE

<---

DES_DOC

-.137

-1.358

.175

Not supported

H6

CAE

<---

PEA

.288

2.862

.004

Supported

H2

CAE

<---

VAL_SOC

.499

9.480

***

Supported

H1

AP

<---

VAL_SOC

.275

5.182

***

Supported

H4

AP

<---

PEA

.434

4.014

***

Supported

H10

INT_EMPR

<---

AP

.050

.898

.369

Not supported

H8

INT_EMPR

<---

VAL_SOC

.080

1.259

.208

Not supported

H9

INT_EMPR

<---

CAE

.264

4.250

***

Supported

H11

INT_EMPR

<---

DES_DOC

-.037

-.339

.735

Not supported

H12

INT_EMPR

<---

PEA

.237

2.111

.035

Supported

 

Fuente: Elaboración propia, 2020 con base en resultados del programa AMOS 22.

Las hipótesis H3, H5 y H11, involucran la variable formación docente, cuyos resultados además de no ser significativos son negativos. Se infiere que la educación mantiene un enfoque tradicional (uso de métodos de enseñanza tradicionales), por lo que se hace necesaria una transformación hacia la innovación como un ejercicio más integral y holístico a partir de la cooperación entre universidad, sector público, sociedad civil y empresarial como proveedores de escenarios de pasantías a fin de desarrollar una comprensión correcta y completa del emprendimiento.

Estos resultados coinciden con los de Coduras, Saiz-Alvarez y Ruiz (2016), quienes argumentan que el nivel de emprendimiento es acorde a la etapa de desarrollo en la que se encuentran los países. En este caso, México es un país subdesarrollado y, en tal sentido, es conveniente en el futuro evaluar cómo afecta este nivel de desarrollo en las políticas públicas relacionadas con el emprendimiento. Siguiendo a Miranda et al. (2017) otra explicación para este resultado puede ser la falta de cultura emprendedora en México. Además, los docentes universitarios, en particular los de tiempo completo realizan funciones de docencia, gestión, investigación y vinculación, sin embargo, es preciso que participen en la ruta del emprendimiento, la cual es una alternativa complementaria a su trabajo.

En la Figura II, se muestra la solución estandarizada del modelo, donde los círculos representan las variables latentes y los rectángulos representan los indicadores aplicados en el cuestionario que están relacionados con dichas variables latentes. En resumen, los resultados del presente trabajo documentan cómo la capacidad emprendedora y el proceso enseñanza aprendizaje influyen en la IE; sin embargo, no se observa cómo la atracción personal, la valoración social y la formación docente inciden en la IE. Estos hallazgos tienen implicaciones tanto para los gobiernos, las universidades y las familias.

Fuente: Elaboración propia, 2020 con apoyo en el programa AMOS 22.

Figura II: Modelo estructural, solución estandarizada

 

3.3. Discusión

En el presente documento, se analizan una serie de factores con el fin de determinar si estos influyen en la IE de estudiantes universitarios; los resultados empíricos muestran que se validan siete de las doce hipótesis planteadas en el modelo, es decir, se confirman resultados obtenidos por otros autores. Algunos estudios revelan un papel significativo del docente en la generación de IE, pero en este caso la evidencia obtenida no permite confirmar ese papel. Para Waghid y Oliver (2017), los educadores deben estar equipados con el conocimiento y las habilidades para servir como mentores de emprendimiento, y con ello, contribuir a desarrollar una cultura emprendedora en las escuelas.

En ese marco es recomendable, en el futuro, analizar el perfil de los docentes que participan directamente en las asignaturas vinculadas con el emprendimiento. Siguiendo a Mandel y Noyes (2016), este hallazgo puede ser resultado del perfil no idóneo de los profesores; por ello, el reto es encontrar docentes y mentores adecuados, que transformen el aula en un espacio propicio para los juicios y fracasos, que conduzcan a los estudiantes a trabajar con oportunidades empresariales y a confrontar la ambigüedad, así como las ansiedades sociales y profesionales, con el fin que se desarrollen dentro de un escenario real en el ámbito empresarial.

Otro factor relevante puede estar representado por el tipo de formación que se ejerce, es decir, la existencia de una educación anticuada, deficiencia de innovación de los docentes y la falta de un entorno de innovación, los cuales inhiben la IE (Xing y Liu, 2017). Además, debe considerarse que, para individuos sin conciencia de espíritu empresarial, cualquier plan de estudios de formación de empresas nuevas será en vano. Esto queda claro, si se considera que la gran mayoría de las universidades pretenden desarrollar la IE por medio de la denominada educación empresarial, la cual funge como una ideología orientadora, pero no proporciona una educación continua y diferenciada. Estos hallazgos concuerdan con los de Soria-Barreto et al. (2016), quienes encuentran que un curso de emprendimiento afecta negativamente la IE.

En consecuencia, se plantea la necesidad de realizar un análisis de todo el proceso de aprendizaje, incluidos sus actores, entre ellos el perfil del docente; según Seikkula-Leino et al. (2015), en Finlandia la educación en emprendimiento es tanto un método como un contenido de aprendizaje que inicia con la formación del profesorado. Al respecto, Pertuz-Peralta et al. (2016) plantean un perfil particular para el docente formador de emprendedores, el cual debe poseer características y competencias específicas, articuladas de manera integral para el desarrollo efectivo del PEA. Además, considerando que México cuenta con un bono demográfico(2) y de género que de acuerdo a Montes de Oca (2020):

(…) está en la búsqueda de transformar la realidad para colocarla a su servicio y para hacer efectiva esta capacidad de acción, hay que lograr la confluencia de elementos de diversa índole que van desde el capital, pasando por el aspecto simbólico del ser humano y los instrumentos de reproducción, hasta los hábitos de los agentes sociales, es decir, de los miembros de la comunidad. (p.310)

 

Es decir, desarrollar la IE en los estudiantes universitarios es solo un aspecto, que forma parte de un ecosistema -incompleto- más amplio. En este contexto, la cultura también juega un papel importante; en ese sentido, por tradición las familias mexicanas influyen en las decisiones de los hijos, siendo una constante la letanía: “Estudia y prepárate en una carrera universitaria para que accedas a un buen empleo”.

De acuerdo con Zelekha, Avnimelech y Sharabi (2014), la cultura puede influir en la explotación macro de la oportunidad empresarial, incide en la percepción de la conveniencia, así como en los riesgos y el rendimiento de las actividades empresariales. En este sentido, la cultura puede intervenir en los rasgos personales como la voluntad de trabajar duro, la voluntad de asumir riesgos, la actitud hacia la incertidumbre o la actitud hacia la acumulación de riqueza.

Siguiendo a Yan et al. (2018), la cultura que prevalece en México puede estar incidiendo en la fuerza de la IE de los estudiantes universitarios y, por ende, en la baja tasa de emprendimientos. Un aspecto a destacar es que la mayoría de las universidades buscan en un solo curso desarrollar la IE; de acuerdo a Sousa et al. (2018), en los cursos de emprendimiento los participantes son unidisciplinarios, cuando deberían participar estudiantes de diferentes áreas de conocimiento para generar grupos de personas dinámicas y multiculturales.

La IE es una competencia que debe generarse preferentemente en casa, empezando por la familia, con un cambio de discurso para sembrar la inquietud por emprender. Dicha inquietud debiera desarrollarse de forma transversal en el sistema educativo formal, vinculando contenidos y el desarrollo de competencias con la praxis empresarial, particularmente, en cómo se afecta el proceso de toma de decisiones. Esto resulta pertinente, así como relevante, considerando que la promoción de actividades empresariales no solo aumenta las opciones de empleo e ingresos, sino que también promueve la movilidad vertical, la igualdad y la justicia en la sociedad; por ello, es la alternativa a potenciar desde la academia según Yan et al. (2018).

Asimismo, es importante analizar las mejores prácticas aplicadas en distintas regiones del mundo como medio de aprendizaje; por ejemplo, en China los programas de emprendimiento masivo y emprendimiento de base, que han impulsado la creación de empresas, así como la creación de innovaciones soportadas con la plataforma Internet Plus, han dado como resultado el desarrollo de nuevas industrias que a su vez son causa del crecimiento económico y de un nuevo entorno para el emprendimiento (Xing y Liu, 2017; Mayer et al. 2020).

 

Conclusiones

Al considerar la matrícula universitaria que egresa cada ciclo, y genera presión sobre el empleo, es imprescindible propiciar un cambio de paradigma para dejar de formar empleados y desarrollar un ecosistema educativo que conduzca a los estudiantes a la creación de empresas, con el fin de poder contribuir a resolver el problema de desempleo y subempleo que presenta este grupo de la población en México.

Cabe mencionar, que el desarrollo de la IE en estudiantes universitarios es solo un elemento dentro de un ecosistema, que permita transformar la realidad y crear hábitos para hacer efectiva la capacidad de accionar de los jóvenes para materializar emprendimientos exitosos.

A partir de los resultados se concluye, que la atracción personal y valoración social no inciden en la IE, los jóvenes no se ven como empresarios, no es para ellos una alternativa de desarrollo profesional, consideran que ejercer de empresario no es valorado. También se puede concluir, que el docente no incide en el desarrollo de la IE, por lo que se recomienda revisar el perfil de los actores -particularmente del docente- que participan en la educación emprendedora, incluir unidades de aprendizaje que impulsen el desarrollo innovador en los negocios, la reflexión del contexto y el desarrollo de habilidades financieras y de gestión.

Pero, atender el tema de la IE en el nivel superior puede no ser la solución, es preciso promover un cambio desde el nivel básico, desde la educación primaria introducir a la niñez en el mundo del trabajo, que conozca las distintas profesiones, las implicaciones de ser empleado versus empresario, así como conceptos básicos de administración y finanzas. 

Entre las limitaciones del estudio se encuentra el tamaño de la muestra, que puede ser mayor para incluir a estudiantes de diversos antecedentes. Además, dado que los datos se recopilaron mediante un cuestionario autoadministrado, la variación del método común puede ser motivo de preocupación.

Por ello, investigaciones adicionales pueden tomar varias direcciones, una de ellas es la ampliación de la muestra más allá de un único centro educativo, que permita realizar un comparativo. De la misma forma, otro podría ser el de analizar el impacto que las variables de control (edad, el sexo, el campo científico y la categoría profesional), pueden tener en el modelo propuesto. Un aspecto relevante, es dar seguimiento a este estudio para analizar el paso de la IE a la acción de crear un nuevo negocio, es decir, si la intención se transforma en acción.

 

Notas

1 Aproximadamente de 5.32 a 15.96 dólares por jornada de 8 horas de trabajo.

2 Refiere al potencial de crecimiento que resulta de los cambios en la estructura de edad de la población, especialmente cuando las personas en edad de trabajar -entre 15 y 64 años- son más que las personas dependientes -menores de 15 años y mayores de 65-, particularmente por la incorporación de las mujeres a la vida productiva (Arreola-Rosales, 2018).

 

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* Doctora en Ciencias Administrativas. Docente de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales en la Universidad Autónoma de Baja California, México. E-mail: virginia.lopez@uabc.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2795-8951

 

** Doctora en Economía y Gestión de Organizaciones. Docente de la Facultad de Comercio y Administración en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, México. E-mail: yesanchez@docentes.uat.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4299-191X

 

*** Doctor en Economía. Docente de la Facultad de Ciencias Administrativas en la Universidad Autónoma de Baja California, México. E-mail: lmoreno@uabc.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2544-6562

 

**** Doctor en Filosofía. Docente de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales en la Universidad Autónoma de Baja California, México. E-mail: diego.alfredo.perez.rivas@uabc.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5666-0153

 

Recibido: 2021-05-18                · Aceptado: 2021-08-05