Revista de Ciencias
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Vol. XXVII, Número
Especial 3, 40-49. pp.
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Rojas de
la Puente, Edward Enrique*
Guido Ayay, Arista**
Resumen
Las universidades
como instituciones y empresas organizadas no escapan de una realidad
comunicacional con dificultades, por el contrario, se ven afectadas por quienes
no la asumen como cultura, en el proceso de evolución y transformación. El
propósito de esta investigación es reflexionar sobre el conocimiento teórico de
la comunicación y lenguaje como estrategias potenciales para las Instituciones
de Educación Superior, particularmente se toma en consideración los actores que
intervienen en los procesos de comunicación y el lenguaje utilizado, así como
las herramientas digitales para su desarrollo. El estudio es
descriptivo-documental, utilizando como metodología el análisis de documentos
teóricos y empíricos. Los resultados dan cuenta que la comunicación se apoya en
las unidades administrativas clave de las Instituciones de Educación Superior y
están vinculadas a estilos de lenguaje, lo cual se relaciona con elementos tecnológicos
y digitales. Asimismo, la comunicación de crisis en estas instituciones,
implica definir y colocar en práctica con criterios convenientes y acertados,
una estrategia comunicacional ante un contexto desfavorecedor para la gestión. Se
concluye que, es emergente disponer de diseños comunicacionales bajo un
contexto de crisis, caracterizados por ser objetivos, racionales, y que puedan
disponer de mecanismo de atención a los trabajadores y de la propia
organización.
Palabras clave: Comunicación; lenguaje;
universidades; educación superior; tecnología.
Communication and Language: Potential strategies for Institutions of
Higher Education
Abstract
Universities as institutions and organized companies do not escape from
a communicational reality with difficulties, on the contrary, they are affected
by those who do not assume it as a culture, in the process of evolution and
transformation. The purpose of this research is to reflect on the theoretical
knowledge of communication and language as potential strategies for Higher
Education Institutions, particularly taking into consideration the actors
involved in communication processes and the language used, as well as digital
tools For their develpment. The study is
descriptive-documentary, using as methodology the analysis of theoretical and
empirical documents. The results show that communication is supported by the
key administrative units of Higher Education Institutions and is linked to
language styles, which is related to technological and digital elements.
Likewise, crisis communication in these institutions implies defining and
putting into practice, with suitable and correct criteria, a communication
strategy in the face of a disadvantageous context for management. It is
concluded that, it is emergent to have communicational designs under a crisis context,
characterized by being objective, rational, and that can have a mechanism of
attention to workers and the organization itself.
Keywords: Communication; language; universities; higher education; technology.
Introducción
La sociedad debe
apropiarse de valores que expresen tradiciones e ideales, de proyectos
realizables de los cuales debe existir un reconocimiento y respeto mutuo, que a
su vez estén orientados a la equidad, solidaridad y la paz. La educación, tiene
la responsabilidad de preparar al individuo y la sociedad, de todo el universo necesario
para vivir a tono con el desarrollo de todas sus posibilidades físicas y
espirituales. Esto da razón de ser a la educación como una práctica
enculturizadora.
La Universidad, que
constituye el modelo clásico de organización de educación superior, se distingue
por tres funciones básicas: Enseñanza, investigación y extensión. En este
modelo, los conocimientos se generan mediante la investigación, que son
transferidos a individuos que los necesitan, mediante la docencia y aplicados a
la sociedad, no solo por sus egresados sino también por los profesores, a
través de proyectos o servicios de asesoría hacia la comunidad (López, 2018). La
diversidad del sistema de educación superior es mayor que cualquiera de los
otros que conforman el sistema educativo de un país. Se puede tener
instituciones que son unifuncionales, que ejercen
fundamentalmente la docencia; y otras multifuncionales, que realizan las
funciones de docencia, investigación y extensión.
De igual manera, hay
universidades que se dedican por ejemplo a las áreas técnicas solamente, como
las ingenierías y arquitectura o a las humanidades; mientras que otras, cumplen
funciones en todos los campos. Las hay públicas y privadas, de acuerdo al
financiamiento. En ese sentido, la preparación que brinda la educación superior
es de tipo profesional o académica, en la cual se distingue entre estudios de
pregrado (carrera universitaria) y postgrado (máster y doctorado), según el
sistema de titulación profesional y grados académicos.
Las universidades
como instituciones y empresas organizadas, no escapan de una realidad
comunicacional con dificultades, por el contrario, se ven afectadas por quienes
no la asumen como cultura, en el proceso de evolución y transformación. Para
los investigadores Páez y Fuenmayor (2005), la dimensión comunicacional en las
universidades es dispersa, a pesar de la infraestructura generada para difundir
información; ellos consideran que existe ausencia de una visión corporativa
(identificación y proyección) tanto externa como internamente.
Para Rodiles-Casamayor y Viel-Fajardo (2016),
en muchas de las instituciones universitarias, la gestión de comunicación no se
tiene en cuenta como parte de sus sistemas de gestión; se asume la comunicación
como proceso natural, espontáneo, que puede desarrollarse de manera empírica a
partir de la experiencia y quizás de la intuición o el buen juicio. Como
resultado de ello, se evidencian deficiencias en los flujos comunicacionales,
situación que no garantiza la suficiente información sobre procesos sustantivos
universitarios, influyendo negativamente en la integración de sus valores
culturales.
Dado lo anterior, este
artículo tiene como propósito reflexionar sobre el conocimiento teórico de la
comunicación y lenguaje como estrategias potenciales para las Instituciones de
Educación Superior, particularmente se toma en consideración los actores que
intervienen en los procesos de comunicación y el lenguaje utilizado, así como
las herramientas digitales para su desarrollo, mediante un estudio
descriptivo-documental, utilizando como metodología el análisis de documentos
teóricos y empíricos.
1. Constructo de la comunicación y el
lenguaje
“En América Latina,
se gesta un contexto relevante sobre la comunicación de crisis que está muy
vinculado a factores económicos, políticos y sociales particulares de cada país”
(Hernández, Cogco y Gómez, 2020, p.117). Respecto de
esto, Navarro, et al. (2020), aseveran que la comunicación, como fenómeno
social, tiene plena correspondencia con las acciones mediante las que los
humanos se interrelacionan con sus semejantes para expresarse, tomando en
cuenta que este es el código más propicio, para intercambiar información,
compartir ideas y experiencias, que a su vez moldean actitudes, conocimientos,
sentimientos y conductas.
Por su parte, Trelles
y Marín (2014), afirman que perviven entornos (América Latina, por ejemplo) en
los que la comunicación sigue siendo considerada como un proceso de generación
espontánea, que no requiere gestión, planificación, control y evaluación; sin
tomar en consideración que una entidad, que asuma la comunicación de esta
manera, se priva del aporte de un proceso esencial para lograr la implicación
de las personas en la consecución de los objetivos, con base en la motivación,
el compromiso y la información sobre el presente y el futuro de la institución
internamente y en su vinculación con el entorno social.
No obstante, últimamente,
se ha comenzado a discutir acerca de la comunicación de crisis, dada “las distorsiones que en la
propia gestión existen, se trata de construir e implementar nuevas estrategias
y modelos de gestión, que logren sistematizar métodos innovadores para atender
la crisis” (Hernández, et al., 2020, p.118), o inconvenientes que puedan presentarse
dentro de la empresa, entre ellos destaca que, cada crisis presenta una
complejidad que perturba a las organizaciones y especialmente a las personas
que las integran, y se extiende hasta la imagen de gestión. Al respecto,
sostienen Noboa, et al. (2020), que “las
dificultades de comunicación al interior de una empresa comprometen su
desempeño y sostenibilidad en el mercado” (p.208).
En este sentido, la
comunicación de crisis, “es definida como un pilar fundamental ante una
coyuntura de transformación organizacional, en el cual los medios de
comunicación se convierten en un instrumento fundamental por el seguimiento y
difusión de la información que realizan” (Hernández, et al., 2020, p.118) bajo
los criterios acordados entre los sujetos que se vinculan con un fin específico.
La comunicación de
crisis “es un elemento fundamental a la hora de gestionar un problema de una
organización. Ignorarla o aplicarla erróneamente puede incrementar el daño a la
reputación de la empresa o incluso puede amenazar a la supervivencia de la
misma” (Ortíz, 2020, p.1). En tanto que, si se aborda
un problema considerando algún plan de crisis previamente establecido y el
mismo se aplica de una forma organizada por parte de la gerencia de la empresa,
puede que sean menores las consecuencias de la misma.
De igual manera, se
encuentra una definición realizada por la Comisión de Investigación de la
Asociación de Directivos de Comunicación (DIRCOM, 2008) acerca de la gestión y comunicación
de crisis, en la cual se hace mención a una situación no prevista en la
organización o su entorno, que exige acciones innovadoras para recuperar el
control de los acontecimientos y preservar una legitimidad e imagen. Al
respecto, Matías (2008) manifiesta que, del estudio llevado a cabo por DIRCOM, se desprende que:
(…) las empresas afrontan las situaciones de crisis más como
un trance o episodio que daña el funcionamiento de la entidad y que tiene su
origen en la propia dinámica de sus sectores -como si se tratara de una
enfermedad que se contrae en el ambiente- que como una situación derivada de
oportunidades de cambio o de crecimiento. (p.1)
Dado lo anterior, de
acuerdo con Saura (2003), se observan distintos espacios en los cuales destacan
situaciones de conflicto que pueden repercutir en la gestión empresarial, que a
su vez logran impactar en los grupos de interés de la misma y crear una imagen
negativa del proceso de tal gestión. Si bien se encuentran elementos en común
dentro de las definiciones presentadas, se resalta que con respecto a la
comunicación de crisis existe una situación adversa al proceso de gestión, jugando
un papel importante los medios que se utilicen para difundir la información,
así como las estrategias implementadas para asumir las consecuencias que tienen
sobre los grupos de interés, fundamentalmente, sobre los trabajadores de la
organización involucrada. Así, la comunicación debe estar vinculada a estilos
de lenguaje, que conlleven al entendimiento entre las personas, lo cual se
relaciona con elementos tecnológicos y digitales.
Es por ello, que la gestión de la información, se considera una
herramienta imprescindible de la gerencia, con la finalidad de proporcionar datos
oportunos y pertinentes, que favorezcan tanto la toma de decisiones como el
establecimiento de estrategias empresariales
(Barzaga, et al., 2019). Al respecto, Hernández y
Martínez (2019), manifiestan que cuando la información es
incompleta, deficiente o inadecuada, afectan la motivación, actitud, satisfacción,
así como el rendimiento en todas las áreas de una organización.
2. Dinámica de la
comunicación en las Instituciones de Educación Superior
La
precariedad laboral, de acuerdo con Hernández, et al. (2020), se conceptualiza
a partir de los trabajadores, que representan los sujetos de la gestión, considerando
elementos como sexo, nivel académico, edad, y condiciones físicas, entre otros;
al igual que del objeto de la gestión, es decir, de los procesos de trabajo que
se generan, como la jornada de trabajo, al igual que los medios de producción
que se especifican en las condiciones laborales.
En
este sentido, considerando estos dos elementos como son los trabajadores
(sujetos de gestión) y condiciones laborales (objeto de la gestión), la
precariedad laboral está “referida al detrimento y disminución de ciertas
condiciones acordadas al momento de que el sujeto acepte las condiciones
laborales, particularmente, se orienta por una disminución del salario y
prestaciones laborales y aumento en la jornada laboral” (Hernández, et al.,
2020, p.119), a la par se resta importancia al sector productivo donde labore,
tamaño de la empresa, edad, sexo, estado civil y la formación del trabajador.
En
las universidades, estos retos demandan concentrar lo mejor del pensamiento
docente e investigativo y colocarlo en función de las necesidades
socio-económicas de los territorios donde se encuentran enclavadas las
universidades, directriz que sigue el proceso de integración. Lo anterior,
permite que la misión, visión y planeación estratégica, de las universidades se
particularicen, tengan características específicas al redefinir las líneas de
investigación en el pregrado y el postgrado, supeditadas al nivel de desarrollo
de los territorios en los que se encuentran, de sus reservas, materias primas o
fuentes productivas.
Este
fenómeno, viabiliza que cada centro de educación superior tenga un papel rector
a nivel nacional en determinado campo científico y se continúen fortaleciendo
los principios de la enseñanza profesional, el vínculo entre el estudio y el
trabajo, la formación de valores y el acceso a una educación gratuita y de
calidad para el estudiante que cumpla con los requisitos de ingreso. Logros por
los que hoy se lucha en otros países del mundo y los cuales permiten consolidar
estructuras comunicativas en las universidades para el desenvolvimiento de los
entornos donde estas se encuentran.
Es
por ello, que tal como lo manifiesta Román (2013), la precariedad laboral puede
ser encaminada desde la demanda, donde el Estado brinda un apoyo a las
organizaciones o instituciones, en relación a diversas estrategias de negocios e
incorporación de procesos tecnológicos, a través de lineamientos legales donde
se especifican las condiciones laborales de los trabajadores. “Si bien se está
en un contexto de transformación donde la información y el poder económico
exigen la redefinición de estrategias y modos tradicionales usados para la
gestión” (Hernández, et al., 2020, p.119), el Estado se convertirá en el
garante de ciertas condiciones para los trabajadores, con el fin de que los empleadores
no desmejoren las condiciones laborales y se establezcan incentivos económicos
que estimulen la eficiencia y eficacia de los trabajadores (Álvarez, González y
López, 2009; Hernández et al., 2020), lo cual se puede observar en la Figura I.
Fuente:
Hernández, et al. (2020).
Figura I:
Elementos que intervienen en la precariedad laboral
Algunos
conflictos en la empresa pueden presentarse por la adopción de innovación y los
costos que esta acarrea, por lo cual, en muchas ocasiones se decide reducir
beneficios a los trabajadores, traduciéndose ocasionalmente en incremento de las
jornadas laborales, reducción de personal, así como de los sueldos y salarios,
por lo cual, las instituciones de educación superior no escapan de esta u otras
problemáticas.
Para
Hernández, et al. (2020), este repertorio interpretativo se presenta como una
descripción factual evaluada de la situación en la cual se constituye la
experiencia del docente en condiciones de precariedad. Esta descripción da cuenta
del mundo en el cual éste se desenvuelve; si bien se trata de una descripción
factual, es una con agencia, en donde, son las políticas de educación superior
las responsables de tal situación, de la cual no son garantes los docentes,
aunque sí responsables de reproducir en parte ese orden.
Con
el fin de ilustrar lo anterior, se tiene como ejemplo que la escolarización de
la universidad ha alargado los estudios universitarios, en vez de acortarlos, en
ese sentido, se reducen los pregrados y de esa manera, se incita doblemente a
las personas a consumir postgrados; por eso una carrera que se dictaba en cinco
años, ahora se dicta en cuatro, con lo cual, de hecho se está alargando los
estudios universitarios a siete años; porque primero, se tiene que realizar el
pregrado y luego el postgrado, entonces se está alargando el estudio, y con
ello, el negocio en el que los estudiantes son consumidores de universidad.
4.
Comunicación, lenguaje y tecnología,
una trilogía vinculada a actores potenciales en las Instituciones de Educación
Superior
De acuerdo con las nuevas tendencias del management, existen numerosas evidencias
empíricas que demuestran que la actual comunicación intangible constituye la
principal fuente generadora de valor. A tal efecto, la gestión de comunicación
universitaria, se debe concebir como la actividad estratégica vinculada a la
gestión institucional, que permita articular mejor a las universidades con la
sociedad para construir y mantener relaciones a largo plazo a través de la
potenciación de sus recursos intangibles (Rodiles-Casamayor y Viel-Fajardo (2016).
Hoy más que nunca, el proceso de enseñanza
aprendizaje se ha visto transformado por el uso de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC), lo que ha
permitido cambiar de una tiza y pizarrón, a una clase más didáctica con el uso
de la tecnología (laptos, infocus, smartphones, tablets,
wifi, networks, internet), y demás instrumentos que han facilitado el enriquecimiento
de la educación actual (Vega, Moran y Bejerano, 2016;
Varguillas y Bravo, 2020; Tolozano,
Washburn y Santiana, 2021).
Así, se hace necesario distinguir las implicaciones
que trae la implementación de las TIC en la creación de ambientes apropiados
para la enseñanza, el aprendizaje y la retroalimentación, por lo cual, “pueden considerarse un
instrumento que promueve el progreso social de cualquier nación, contribuyendo
a suscitar la economía digital además de fortalecer la sociedad como un todo” (Briñez, 2021, p.181), permitiendo desarrollar competencias
digitales; además, estos medios de comunicación y redes informáticas
conforman un espacio de vital importancia, influyendo en la mejorar de la
capacidad comunicativa (Ortiz-Colón, Ortega-Tudela y
Román, 2019).
Así,
y tal como lo señalan Hernández, et al. (2020): “Los procesos de globalización
y las transformaciones tecnológicas afectan a los procesos productivos, en
tanto que la heterogeneidad afecta a las organizaciones y específicamente a la
naturaleza de las actividades asalariadas” (p.120), misma que puede verse amenazada
por la precariedad de los diversos empleos, suplantando la estabilidad laboral
como rasgo dominante de la organización del trabajo (Castell, 1998); todo ello,
acarrea situaciones en la que los empleadores junto con las políticas
implementadas por el Estado, terminan transgrediendo los intereses de los
trabajadores. En ese sentido, Hernández, et al. (2020), manifiestan que:
Los
medios electrónicos no cumplen con el principio de fácil acceso a la
información ni tampoco de máxima publicidad, puesto que, con el fin de lograr
obtener información muy detallada, se solicita el acceso realizando un proceso
a través de los portales oficiales, el cual puede resultar largo y tedioso. Asimismo,
muchas veces la información se encuentra únicamente en el idioma inglés;
también puede ocurrir que al tratar de ingresar a algún portal oficial en donde
se muestran datos sobre las contrataciones o quejas realizadas referentes a
estas, y proceder a descargar documentos con datos o estadísticas muy
específicos, las plataformas oficiales de gobierno marcan errores como, por ejemplo,
“errores en la conexión”. (p.120-121)
Dado
todo lo anterior, la comunicación de crisis establecerá y se gestionará con el
fin de difundir la información generada y producida, convirtiéndose en una
estrategia de gestión tanto del sector público como del privado, que define concretamente
las situaciones y contextos organizacionales, relacionados con las condiciones
desfavorables de los trabajadores (Hernández, et al., 2020). Al respecto, Ortiz
(2020) sostiene que “el estallido de la pandemia del Covid-19 ha hecho abrir
los ojos a todos: las crisis suceden y son complicadas de abordar desde todos
los ámbitos, incluido el comunicativo” (p.1), por lo cual, se recomienda llevar
a cabo un plan eficaz que permita la fluidez en la comunicación de crisis.
En el proceso se identifican dos elementos
clave que se usan, el primero los medios de comunicación, en el cual se genera
la difusión de la información y la segunda fase es la innovación, es la
creación de valor para atender las necesidades de los sujetos como grupos de
interés afectados. (Hernández, et al., 2020, p.121)
Duderstand
(1997), destaca cuatro puntos importantes al hablar de socialización del
conocimiento, o como él y otros más le llaman, la sociedad de la información, en
tal sentido, los puntos que convergen son: El conocimiento (quien lo posee, tiene
el poder), la generalización de la sociedad, la facilidad con la cual se
intercambia información, y la informalidad de los nuevos sistemas de comunicación. Al
respecto, Hernández y Martínez (2019) manifiestan que, se abre la posibilidad
de implementar “acciones que se traducen en la sistematización del cúmulo de
información que circula en las organizaciones” (p.54), a través de la cual se da
sentido y valor a los datos e información, que resulta fundamental para el normal
desenvolvimiento organizacional, empleando tecnologías que facilitan y actualizan
tal proceso.
Seguidamente,
Toffler (1985) expresa que las universidades van
sintiendo esta necesidad, el atraso se hace palpable y tienen que ceder ante la
presión externa, viéndose obligadas a adoptar los mencionados criterios (el
cambio irreversible), ante personas insatisfechas (estudiantes dinámicos que
buscan la eficiencia en su aprendizaje o docentes en precariedad laboral), e
implementar una alternativa coherente presentada en un plan, modelo o visión
(el uso de las TIC). Así pues, para materializar el cambio, debe prestarse
atención a los mensajes del entorno.
En
ese sentido, en la comunicación en crisis, los elementos negativos o de
insatisfacción para las personas, se deben dar a conocer a través de los diferentes
medios de información, por cuanto y de acuerdo con Saura y García (2010), “en
momentos de crisis es necesario tomar decisiones con mucha agilidad, atender a
las personas afectadas con rapidez y responder, en la mayoría de los casos, a
multitud de preguntas de los medios de comunicación” (p. 52), permitiendo que
la comunicación sea efectiva y logre los beneficios esperados.
Es
importante señalar, como afirma Zorob (2012), que el
uso de las TIC en las universidades propicia la globalización educativa en
redes de saberes, provoca cambios radicales en el entorno virtual del
aprendizaje, elimina barreras físicas, temporales y espaciales, crea elementos
críticos con mayor flexibilidad en la reconceptualización didáctico-curricular
del sistema educativo mundial y su vínculo Universidad-Empresa-Sociedad. En los
momentos actuales, las universidades tienen el reto de innovar o perecer. Sin dudas,
el uso de las nuevas tecnologías debe ser un proceso innovador, en el cual la
universidad debe ocupar un lugar cimero. La sociedad exige personas
emprendedoras, profesionales capaces de crear proyectos que permitan el
tránsito de la educación tradicional a la educación a distancia
multidisciplinaria con el uso de las TIC insertadas en redes sociales
universitarias (Vega, Moran y Bejerano, 2016).
Conclusiones
La comunicación
efectiva y el lenguaje utilizado en la misma, representan estrategias
potenciales para las instituciones de educación superior, por cuanto las
universidades como instituciones y empresas organizadas, no escapan de una
realidad comunicacional con dificultades, por el contrario, se ven afectadas
por quienes no la asumen como parte de su cultura, en el proceso de evolución y
transformación.
Es por ello, que la
comunicación de crisis en estas organizaciones, requiere definir y colocar en
práctica, con criterios provechosos y acertados, diversas estrategias
comunicacionales, que permitan enfrentar las situaciones adversas para la
gestión, ajustando las estructuras y nuevas formas de relaciones, personales, laborales,
profesionales, mediante un proceso de negociación que logre satisfacer todas
las partes involucradas.
De igual manera, es
necesario para estas instituciones contar con información veraz y oportuna,
comunicada a través de las TIC, con la finalidad de poder atender las
necesidades de estudiantes y docentes, así como de todo el personal que en
ellas labora, permitiendo mejorar sus condiciones e incrementar la reputación y
legitimidad de la gestión.
Finalmente, los
resultados del estudio dan cuenta que la comunicación se apoya en las unidades
administrativas clave de las Instituciones de Educación Superior y están
vinculadas a estilos de lenguaje, lo cual se relaciona con elementos
tecnológicos y digitales. Además, es fundamental disponer de diseños
comunicacionales bajo un contexto de crisis, caracterizados por ser objetivos,
racionales, y que puedan disponer de mecanismo de atención a los trabajadores y
de la propia organización.
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* Doctor en Gestión y
Administración Educativa. Docente de la Universidad Toribio Rodríguez de
Mendoza, Perú. E-mail: edward.rojas@untrm.edu.pe
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9026-1244
** Maestro en
Educación/Gestión Educativa y Desarrollo Regional. Docente de la Universidad Toribio
Rodríguez de Mendoza. Perú. E-mail: estudioaprendizaje@gmail.com
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5716-7376
Recibido: 2021-02-22 · Aceptado:
2021-05-11