COVID-19, educación en emprendimiento e intenciones de
emprender: Factores decisorios en estudiantes universitarios
Martínez
Garcés, Josnel
Durán
Omaña, Sandra
Serna
Borja, Walter
Resumen
El objetivo de esta investigación fue analizar las intenciones emprendedoras
de estudiantes universitarios en un entorno vulnerado por las consecuencias
derivadas de la COVID-19. Bajo un método positivista, deductivo-cuantitativo,
analítico, co-relacional, no experimental y de campo se abordaron 152
estudiantes de una institución de educación superior ubicada en el departamento
Valle del Cauca – Colombia que estuvieron cursando asignaturas de
emprendimiento durante el período académico 2020-02. Los resultados evidencian
que 31% de ellos tiene un emprendimiento activo y 38% tiene la intención de
iniciar uno. 13,33% consideran que la educación recibida en emprendimiento
dentro de la institución fue su inspiración para materializar esta iniciativa y
54,29% reconoce que fue de gran ayuda. Entre las principales intenciones emprendedoras
destacan autoconfianza (µ:3,16),
creatividad (µ:3,12),
capacidades y habilidades (µ:3,10)
y necesidades económicas (µ:3,00).
Se concluye, que la educación en emprendimiento sí resulta efectiva en la
consolidación de las ideas de negocios de los jóvenes universitarios y que las
intenciones determinantes van enfocadas a aspectos de índole personal, de
formación y del entorno; se destaca el efecto positivo que esto ha tenido entre
los jóvenes encuestados quienes, a pesar del contexto sanitario mundial,
encuentran en el emprendimiento una alternativa sostenible de empleabilidad,
ingreso y bienestar.
Palabras clave:
COVID-19; educación; emprendimiento; estudiantes universitarios; intenciones
emprendedoras.
* Magister Scientiarum en
Planificación y Gerencia de Ciencia y Tecnología. Magister Scientiarum en
Gerencia de Empresas, mención Gerencia Financiera. Coordinador de Investigación
en la Corporación Universitaria Autónoma de Nariño, Colombia. E-mail: martinezjosnel@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8120-3285
** MBA en Administración y Dirección
de Empresas. Coordinadora del programa Ciencias Económicas, Administrativas y Contables
en la Corporación Universitaria Autónoma de Nariño, Colombia. E-mail:
smile.leidenz@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2447-7677
*** Magister en Economía. Docente-Investigador en la
Corporación Universitaria Autónoma de Nariño, Colombia. E-mail: wasebo76@hotmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2083-4806
Recibido: 2020-12-07 · Aceptado: 2021-02-24
COVID-19, entrepreneurship education and intentions to
undertake: Decision factors in university students
Abstract
The objective of this research was to analyze the entrepreneurial
intentions of university students in an environment affected by the
consequences derived from COVID-19. Under a positivist, deductive-quantitative,
analytical, co-relational, non-experimental and field method, 152 students from
a higher education institution located in the Valle del Cauca department -
Colombia who were taking entrepreneurship courses during the academic period
2020 were approached. -02. The results show that 31% of them have an active
entrepreneurship and 38% intend to start one. 13.33% consider that the
education received in entrepreneurship within the institution was their
inspiration to materialize this initiative and 54.29% recognize that it was of
great help. Among the main entrepreneurial intentions, self-confidence (µ:
3.16), creativity (µ: 3.12), abilities and skills (µ: 3.10) and economic needs
(µ: 3.00) stand out. It is concluded that entrepreneurship education is effective
in consolidating the business ideas of young university students and that the
determining intentions are focused on aspects of a personal nature, training
and the environment; The positive effect that this has had among the young
people surveyed is highlighted who, despite the global health context, find
entrepreneurship a sustainable alternative for employability, income and
well-being.
Keywords: COVID-19;
education; entrepreneurship; college students; entrepreneurial intentions.
Introducción
El emprendimiento en Colombia es una práctica
ampliamente estudiada a lo largo de las últimas décadas; y no es para menos, puesto
que ha experimentado un sobresaliente auge que resulta digno de análisis. Según
Tarapuez, Osorio y Botero (2013), la acción pública del Estado sobre este
asunto data desde los inicios de los años 2000, momento en el cual algunos funcionarios
del gobierno nacional con fuertes vinculaciones al sector empresarial, proponen
elevarlo a condición de problema público.
De acuerdo con Pérez y Álvarez (2017), los
resultados del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) indican que en el país un 70
por ciento de la población adulta (entre 18 y 64 años) considera viable la
opción de ser empresario como un estilo de vida profesional, además de aportarles
reconocimiento social. A razón de esto, la adecuada orientación de su dinámica
productiva, es un impulso al desarrollo global en un entorno cada vez más
competitivo (Patiño, Ruiz y Pitre-Redondo, 2018).
Sin embargo, como todo proceso humano y
social, la práctica de emprender se encuentra rodeada de algunas dificultades
que, como sostienen Díaz y Silva (2017), al ser identificadas oportunamente
pueden convertirse en retos susceptibles de propuestas transformadoras, tanto
desde el imaginario individual y colectivo así como a la luz de políticas
estatales e institucionales.
Uno de los principales brotes en los últimos
años (por no decir que el más grande y complejo de todos), ha sido la pandemia
mundial a razón de la COVID-19. Este nuevo escenario que trastocó todo el
sistema político, económico y social de los países, tomó especial interés
nacional cuando el Gobierno a través del Ministerio de Salud y Protección Social de la República de Colombia (2020), anuncia
oficialmente la detección del primer contagiado en el país el día 06 de marzo
de 2020.
Desde entonces, y como medidas de contención
sanitaria y preservación de la vida, se han implementado distintas estrategias
como cuarentenas, toques de queda, restricciones de movilidad, que han ido
variando en función del comportamiento de la cadena de contagios en cada
localidad. Estas acciones, han traído consigo efectos negativos al sector
empresarial y productivo. Se ha podido conocer que tan sólo en Bogotá, la
capital del país, durante los primeros seis meses de pandemia un total de
37.000 empresas fueron liquidadas, es decir, 63% más que el mismo período
durante el año anterior. De estas, 99% eran mipymes: 95% bajo la figura de
personas naturales y 5% en forma de personería jurídica (Semana, 2020). La misma
fuente señala, que los principales sectores afectados han sido los
restaurantes, tiendas, bares y peluquerías, los cuáles, por regla general, son
producto de emprendimientos.
No obstante, a pesar de lo difícil de esta
situación muchos expertos consideran que el país ha entrado en “la nueva era
del emprendimiento”. Así, para Hinojosa (2021), la pandemia, la informalidad,
el desempleo y las limitaciones de movilidad, han incentivado un aumento de ellos.
En este orden de ideas, se hizo propicia la aprobación de la Ley 2069, o Ley de
emprendimiento, que nace en el seno del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 y
que, a juicio de BC Noticias (2021), se destaca por:
a. Establecer tarifas diferenciadas con simplificación
para la creación de emprendimientos.
b. Facilitar el acceso al mercado de compras
públicas para mipymes.
c. Orientar la consecución de recursos y acceso
a instrumentos financieros.
d. Actualizar el marco normativo alrededor de
la institucionalidad para el emprendimiento.
e. Implementar medidas que involucren al
sistema educativo con el emprendimiento desde los primeros años de colegio y en
la universidad.
Con relación a este último aspecto, la
promoción del emprendimiento desde los entornos educativos ya venía dada desde
la Ley 1014, publicada en el año 2006, donde se considera que este tipo de
formación debe permitir el desarrollo de competencias para hacer frente a las
exigencias del sector productivo. Paralelamente, Avendaño, Luna y Quintero
(2020), puntualizan que, en el afán de conseguir este propósito, no se debe dar
por sentado ni dejar de lado el carácter universal, constructivo, edificante,
demócrata y plural, que debe tener la educación en el país.
Así las cosas, este asunto resulta de esencial
interés en la presente investigación pues deja entrever cómo, desde una visión
normativa a nivel nacional, se resalta la importancia de la formación en
emprendimiento. Por ello, este estudio se centra en analizar las intenciones
emprendedoras, particularmente de los estudiantes de una institución de educación
superior ubicada en el departamento Valle del Cauca – Colombia, en un entorno
vulnerado por las consecuencias derivadas de la COVID-19.
1. Educar para emprender: La asignatura
obligatoria
Según Cardona, Montenegro y Hernández (2017),
las universidades están atravesando una transformación de su modelo pedagógico
tradicional hacia uno enfocado en el fortalecimiento de competencias y fomento
de la actitud emprendedora. Esta nueva propuesta se orienta hacia tres tipos de
beneficios: El personal (lucro individual), el social (generación de empleos) y
el colectivo (oferta de productos y servicios). Sin embargo, en su adherencia a
la figura de libertad en la organización curricular, algunas instituciones aún
se han quedado rezagadas en estos esfuerzos (Rico y Santamaría, 2017).
En este contexto, Muñóz y Martínez (2020) junto
a Suárez, Suárez y Zambrano (2017), consideran que el emprendimiento promovido
entre los jóvenes en formación puede ser un garante de la innovación social
expresada en una riqueza que se concreta en la satisfacción del bien común. Cuando
desde la formación se tienen sólidas bases en emprendimiento, resulta más fácil
identificar oportunidades y mantener una actitud favorable frente a las
inestabilidades del entorno (Durán y Martínez, 2019; Contreras y Macías, 2021;
Solis, et al., 2021).
Para los estudiantes colombianos, la acción
de emprender se asocia a calidad de vida (fundamentada en estabilidad y
seguridad laboral) y estatus social, puesto que el empresariado goza de un
aceptable respeto; de allí, que se estimula a que las universidades promuevan
ferias especializadas y capacitaciones específicas para exponer la labor
emprendedora como un medio sostenible de ingresos económicos (Rodríguez y
Prieto, 2009; Borrayo, Valdez y Delgado, 2019).
Alineado a esto, Arias y Castillo (2011)
aseveran que, ante una creciente constante del desempleo y la realidad de que
en el país la mayoría de ofertas laborales se generan desde las microempresas y
los independientes, ser capaces de emprender es fundamental para el desarrollo
profesional y personal. A partir de esta idea, se deriva una contundente
afirmación: La educación universitaria tiene una relación directa con el
emprendimiento (Chicas, 2020).
De esta manera queda claro que, con las
transformaciones globales que el mundo ha experimentado en las últimas décadas
y que han incidido en la cosmovisión de los jóvenes contemporáneos, sumándole a
ello las afectaciones producto de la COVID-19 desde inicios del año 2020, el
fomento del emprendimiento ya no debe ser una opción, sino una necesidad. Los
sistemas educativos, deben evolucionar en esa dirección constituyendo esta una
apuesta de valor en el intangible de formación que ofrecen a sus estudiantes.
2. Metodología
Desde el punto de vista metodológico, la
investigación está inmersa en el paradigma positivista con un enfoque deductivo-cuantitativo.
Se tipifica como analítica, co-relacional, no experimental y de campo. El
universo estuvo conformado por los estudiantes activos de una institución de
educación superior, ubicada en el departamento Valle del Cauca – Colombia, que
estuvieron cursando asignaturas de emprendimiento durante el período académico
2020-02. El muestreo fue no probabilístico y de participación voluntaria; de
esta manera, la muestra final se caracteriza en la Tabla 1.
Tabla
1
Características
de la muestra
Programa |
Cantidad |
Representatividad |
Administración
de empresas |
31 |
81% |
Contaduría
pública |
76 |
84% |
Gestión
empresarial |
11 |
59% |
Ingeniería
informática |
3 |
75% |
Procesos
administrativos |
14 |
100% |
Producción
gráfica |
17 |
89% |
Total |
152 |
81% |
Fuente: elaboración propia, 2020.
Para la recolección de los datos, se utilizó
la técnica de la encuesta, y como instrumento el cuestionario. Este estuvo
integrado por 17 ítems con opciones de respuestas en escala, de
selección simple, y abiertas. Se aplicó durante el último trimestre del año
2020 utilizando la herramienta Google
forms. La confiabilidad del mismo se midió a través del cálculo del Alfa de
Cronbach, el cual arrojó un resultado de 0,912, mientras que la validez
se hizo a través del juicio de cinco expertos en el área de emprendimiento.
3. Resultados y discusión
3.1. Emprendimientos activos o en etapa de ideación
En
primera instancia se buscó precisar cuántos de los estudiantes encuestados
tenían emprendimientos en marcha o al menos en etapa de ideación. En este
sentido, se pudo conocer que 47 estudiantes tienen emprendimientos activos
(31%), 58 alumnos están en procesos de ideación de negocios (38%), y 47
estudiantes no tienen intención de emprender (31%). Que la mayoría de los
jóvenes manifiesten esta inclinación respalda las ideas de Ortiz (2016) y Barbetti
(2020), quienes aseguran que ellos son los principales artífices de la
actividad emprendedora. Con base en esto, se hizo un refinamiento de la muestra
con el fin de conocer de qué manera la educación recibida en emprendimiento por
parte de la institución de educación superior había contribuido positivamente
en sus iniciativas; los resultados se muestran a continuación.
3.2. Influencia de la educación recibida en
emprendimiento sobre su acción emprendedora
A
través de la pregunta ¿han influenciado los conocimientos adquiridos en la
universidad para desarrollar tus ideas de emprendimiento?, se pudieron conocer
los resultados que se aprecian en el Gráfico I.
Fuente: Elaboración propia, 2020.
Gráfico
I: Influencia de la educación en emprendimiento sobre la acción de emprender
El Gráfico I, deja en evidencia que la
educación recibida en emprendimiento ha influido positivamente en los
estudiantes a tal grado que un 13,33% la considera su inspiración para iniciar
sus acciones emprendedoras, un 54,29% reconoce que le ha sido de mucha ayuda, y
un 31,43% admite que si le ha ayudado aunque no mucho. Sólo un 0,95% sostiene
que esta no le ha ayudado en lo absoluto. Así, queda claro el rol fundamental
del docente en la interiorización de la cultura emprendedora, tarea que se ha
hecho más ardua a raíz de la virtualización forzada de la educación producto de
los confinamientos para evitar la propagación de la COVID-19 (Pineda, Marulanda
y Martínez, 2018; Martínez-Garcés, Burbano-Vallejo y
Burbano-Vallejo,
2019; Martínez-Garcés y
Garcés-Fuenmayor,
2020). Asimismo, deja ver
cómo la institución de educación superior abordada ha ajustado sus procesos de
enseñanza-aprendizaje acorde a las exigencias contemporáneas (Fontalvo y
Cienfuegos, 2020).
3.4. Intenciones emprendedoras
Para
definir las intenciones emprendedoras, se tomó como base la literatura
consultada y relacionada en este documento. Tras la recolección de datos a
través del cuestionario, el Gráfico II muestra los resultados obtenidos. Es
importante aclarar, que para la consolidación de los resultados en este Gráfico,
se calcularon las medias aritméticas de cada ítem, de manera que a las
opciones de respuesta les fueron asignados los siguientes intervalos: 1,00 - 1,75
(Ninguna influencia); 1,76 - 2,50 (Poca influencia); 2,51 - 3,15 (Mucha
influencia); y 3,16 - 4,00 (Total influencia).
Fuente: Elaboración propia, 2020.
Gráfico
II: Intenciones emprendedoras en los estudiantes universitarios
El Gráfico II, permite determinar las
principales intenciones que conllevan a los estudiantes a emprender (aquellas
que son µ: ≥ 2,15). Estas se pueden agrupar elementalmente en tres
categorías: a) Las asociadas a su personalidad, b) las asociadas a su formación
y c) las asociadas al medio.
Así, en cuanto a lo personal destaca la
creatividad (µ:3,12), las capacidades y habilidades (µ:3,10), la
autoconfianza (µ:3,16) y el miedo a la incertidumbre (µ:2,24). Estos resultados concuerdan con los
planteamientos de Camacho y Viscarra (2020), quienes valoran la creatividad
como una de las principales motivaciones para emprender. Esto se relaciona
directamente con las capacidades y habilidades (o destrezas de los individuos
para transformar las ideas en actos) así como con la innovación y atreverse a
correr riesgos (Pulla, González y Macías, 2020).
Por esto, entra en el escenario la
autoconfianza para obtener la fortaleza requerida ante cualquier situación
complicada por la que puedan atravesar, ingrediente vital para no darse por
vencidos ante las primeras pruebas (quizás las más duras en el proceso), y
perseverar sin temor al fracaso, el mayor de los miedos de
todo emprendedor en sus comienzos (Cajigas, Haro y Ramírez, 2017; Sorroche,
2017). Sin duda, el temor a la incertidumbre que genera la pandemia mundial por
la COVID-19, debe ser contrarrestado para darle continuidad a los procesos
empresariales.
Sobre
su formación, resaltan la académica (µ:2,96) y la experiencia
laboral (µ:2,77). Así, se valida la postura de Hémbuz,
Sánchez y Bermeo (2020), quienes mencionan que las universidades colombianas
deben fomentar la educación empresarial respondiendo a las necesidades de la
sociedad desde la perspectiva de los estudiantes. A esto se le adiciona, la
influencia positiva que tienen las experiencias laborales previas, puesto que
los estudiantes que han trabajado antes tienen una mayor predisposición a emprender,
debido a que tienen un alto control percibido y se sienten mejor formados para
crear una empresa (Saavedra y Camarena, 2020).
Finalmente,
entre las intenciones asociadas al medio, sobresalen el entorno familiar y
social (µ:2,86), las necesidades económicas (µ:3,00),
el estrato socioeconómico (µ:2,60) y la cultura nacional
hacia emprender (µ:2,49). Estos datos son coincidentes con la
opinión de Torres-Vázquez, et al. (2020), al señalar que la familia es un
elemento clave para la formación en primer plano del espíritu emprendedor junto
a los amigos que, en su entorno social, alientan la independencia del joven;
por supuesto, esto va de la mano con la carencia de un empleo formal que
permita suplir sus necesidades económicas (Socorro, 2020).
Así,
se puede notar cómo
el estrato socioeconómico sale a relucir en los resultados obtenidos. La
población estudiantil de la institución de educación superior estudiada se
concentra en los estratos 1, 2 y 3 lo que refleja que la intención de emprender
se hace más fuerte en los estratos más bajos, tal como afirman Malo (2020); y, Querejazu
(2020).
De
ahí, que se insista en la cultura nacional de emprendimiento como una
estrategia global para la difusión y promoción de esta práctica: En la medida
en que exista más confianza en las instituciones y en la economía, más ideas
emprendedoras se generarán y llevarán a la realidad. Según Buitrago (2014), la
cultura del emprendimiento se apoya en las habilidades, destrezas y saberes que
el individuo adquiere socialmente en todos los aspectos relacionados con el
proceso emprendedor y con el planteamiento de objetivos de creación de negocios
innovadores que contribuyan a fortalecer la sociedad. Así pues, las políticas
públicas en el marco de la reactivación económica derivada de la COVID-19,
deben apuntar a la garantía del empleo y la vida digna de todos los ciudadanos.
3.5.
Correlaciones de las intenciones no significativas en el proceso emprendedor
En los resultados
expuestos anteriormente se pudo conocer que, de las variables estudiadas, solo
el sexo (µ:1,95) y las creencias espirituales (µ:2,04),
no resultan significativas al momento de determinar las intenciones
emprendedoras, a pesar de que la literatura las señala como importantes del
proceso emprendedor. Por ello, se realizó un análisis de correlaciones
bivariadas con base al coeficiente Rho de Spearman, con la finalidad de
conocer si estas pudieran tener alguna influencia de las otras variables. Los
resultados obtenidos se muestran en la Tabla 2.
Tabla 2
Correlaciones
|
IE1 |
IE2 |
IE3 |
IE4 |
IE5 |
IE6 |
IE7 |
IE8 |
IE9 |
IE10 |
IE11 |
IE12 |
IE1 |
1,00 |
0,36 |
0,29 |
0,23 |
,120 |
0,32 |
0,28 |
0,37 |
0,31 |
0,39 |
0,34 |
0,4 |
IE2 |
0,36 |
1,00 |
0,23 |
0,29 |
,043 |
0,37 |
0,22 |
0,33 |
0,33 |
0,34 |
0,52 |
0,32 |
IE3 |
0,29 |
0,23 |
1,00 |
0,75 |
0,23 |
0,29 |
,160 |
0,35 |
0,32 |
0,28 |
0,31 |
0,28 |
IE4 |
0,23 |
0,29 |
0,75 |
1,00 |
,189 |
0,31 |
0,25 |
0,35 |
0,37 |
0,28 |
0,36 |
0,29 |
IE5 |
,120 |
,043 |
0,23 |
,189 |
1,00 |
,071 |
0,27 |
,168 |
0,32 |
,139 |
0,23 |
,080 |
IE6 |
0,32 |
0,37 |
0,29 |
0,31 |
,071 |
1,00 |
0,47 |
0,66 |
0,45 |
0,7 |
0,49 |
0,71 |
IE7 |
0,28 |
0,22 |
,160 |
0,25 |
0,27 |
0,47 |
1,00 |
0,65 |
0,42 |
0,55 |
0,4 |
0,49 |
IE8 |
0,37 |
0,33 |
0,35 |
0,35 |
,168 |
0,66 |
0,65 |
1,00 |
0,48 |
0,84 |
0,61 |
0,68 |
IE9 |
0,31 |
0,33 |
0,32 |
0,37 |
0,32 |
0,45 |
0,42 |
0,48 |
1,00 |
0,52 |
0,6 |
0,43 |
IE10 |
0,39 |
0,34 |
0,28 |
0,28 |
,139 |
0,7 |
0,55 |
0,84 |
0,52 |
1,00 |
0,65 |
0,73 |
IE11 |
0,34 |
0,52 |
0,31 |
0,36 |
0,23 |
0,49 |
0,4 |
0,61 |
0,6 |
0,65 |
1,00 |
0,56 |
IE12 |
0,4 |
0,32 |
0,28 |
0,29 |
,080 |
0,71 |
0,49 |
0,68 |
0,43 |
0,73 |
0,56 |
1,00 |
Nota: IE1: Cultura
nacional hacia emprender; IE2: Estrato socioeconómico; IE3: Creencias
espirituales; IE4: Sexo; IE5: Miedo a la incertidumbre; IE6: Formación
académica; IE7: Experiencia laboral; IE8: Autoconfianza; IE9: Necesidades
económicas; IE10: Capacidades y habilidades; IE11: Entorno familiar y social;
IE12: Creatividad.
Fuente:
Elaboración propia, 2020
utilizando Statistical Package for the
Social Sciences v.20.
Como
se observa en la Tabla 2, las creencias espirituales (IE3) y el sexo (IE4), no
presentan correlaciones significativas con el resto de las variables, salvo
entre ellas mismas, por lo cual, se convierten en mutuamente descartables
dentro del ejercicio: El resultado de 0,75 indica que esta es
positiva-considerable (Mondragón, 2014). El hecho de que el sexo no se
correlacione con las variables que resultan más determinantes en el proceso
emprendedor se respalda en la caracterización que realiza el Global Entrepreneurship Monitor en Colombia tomando como base el género,
donde se conoce que la brecha existente entre la proporción de mujeres
emprendedoras es casi la misma que la de hombres emprendedores, si se observa
la tasa de actividad empresarial (Gómez, et al., 2019). En este orden de ideas,
la visión occidental de la religión tampoco resulta determinante como quizás
pueda ocurrir con emprendedores de ascendencia oriental (Torres-Salazar, et
al., 2017).
Conclusiones
Los resultados obtenidos permiten concluir,
que entre los estudiantes encuestados existe un alto nivel de espíritu
emprendedor el cual se demuestra en iniciativas concretas que se encuentran en
desarrollo, mientras que otros tienen la intención de iniciarlas. En este
sentido, se pudo conocer que la formación en emprendimiento brindada por parte
de la institución de educación superior ha contribuido de manera positiva,
llegando a ser la inspiración de muchos para cristalizar sus ideas de negocios;
esto a pesar de lo difícil que ha sido la virtualización de la educación a
partir de la pandemia por COVID-19.
Las intenciones para emprender, se concentran
elementalmente en tres aspectos. El primero asociado con lo personal, donde los
estudiantes han sido capaces de explorar sus capacidades y habilidades con el
fin de explotar su creatividad para tomar la decisión de emprender. Esto ha
implicado un fortalecimiento de su autoconfianza con el fin de hacer frente al
miedo a la incertidumbre que, de manera natural, genera vivir en la situación
de inestabilidad económica mundial debido a la emergencia sanitaria. Por otra parte,
algunos aspectos personales que resultaron irrelevantes fueron el sexo y las
creencias religiosas.
El segundo, asociado a lo ya dicho, tiene que
ver con su formación académica y con el impacto positivo que las experiencias
laborales previas tienen sobre su seguridad personal al momento de visualizarse
como emprendedores. El tercero y último, es la importancia del entorno en la
acción emprendedora: La familia y los amigos, son pieza clave en sus decisiones
de iniciar un negocio toda vez que buscan satisfacer sus necesidades económicas,
las cuáles son significativas por pertenecer mayormente a estratos
socioeconómicos 1, 2 y 3. En este sentido, el apoyo gubernamental al fomento de
una cultura emprendedora, es de vital importancia para generar confianza en la
economía y las instituciones.
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