Introducci�n
El ser humano es una compleja unidad hol�stica
en interacci�n con su medio; libre por naturaleza sujeto a inestabilidades
emocionales producto de sus necesidades (Slade y Vaičiūnienė,
2018). Por tanto, ante la privaci�n de su libertad, como en castigos de
reclusi�n, se agravan sus patolog�as sociopsicol�gicas (Butler, Solomon y
Spohn, 2018). Estas, en la convivencia carcelaria
se empeoran por falta de empat�a, desarrollando una relaci�n de antagonismo
(Bullock y Bunce, 2020); en la cual el personal
penitenciario desencadena en el recluso toda forma de violencia (Isenhardt y Hostettler,
2020). La respuesta com�n a esta violencia es a trav�s de motines y revueltas, exacerbando los trastornos mentales (Arnau, et
al., 2020).
Al respecto, Salda�a, Polo-Vargas, Guti�rrez-Carvajal
y Madrigal (2020), sostienen que lo antes se�alado representan factores de
riesgo psicosocial, que amenazan al individuo, debido a que
generan da�os a su salud tanto f�sica como mental, actuando como desencadenantes
sobre todo de tensi�n y estr�s, lo cuales pueden alterar y desequilibrar los
recursos as� como las capacidades de la persona psicol�gicamente, como una
experiencia subjetiva y respuesta emocional frente a sus estresores o
agresores.
Estos
trastornos en los centros de
reclusi�n se suman principalmente tanto a las condiciones de hacinamiento como al
tratamiento m�dico inadecuado, desencadenando problemas sanitarios (Carbonell y
Revuelta, 2000). Las condiciones
de insalubridad de estos centros propician el surgimiento de diversas
patolog�as, destacando entre ellas: Parasitosis, hepatitis C, hepatitis B, VIH, tuberculosis s�filis,
sarna y pediculosis (Machado, Becker, De Oliveira, Possuelo y Pollo, 2019).
Las patolog�as fisiol�gicas y sobretodo los
trastornos mentales anteriormente descritos potencian la personalidad ansiosa,
psic�pata o deprimida del convicto amenazando la reinserci�n y la calidad de vida (Barqu�n, Cano y Calvo, 2019). En este contexto una forma viable de fortalecer la
personalidad es mediante la rehabilitaci�n bucal (Gavrilovici y Dronic,
2019). Sin embargo; la atenci�n en salud bucal de los convictos oscila entre lo
deficiente o lo inexistente y agravada si previamente
el convicto pose�a una enfermedad bucal no tratada (Soares, et al., 2019). Entre
las principales patolog�as se tienen: La carie dental, enfermedad periodontal,
enfermedades pulpares, queilitis, glositis, leucoqueratosis nicot�nica
palatina, bruxismo y edentulismo (Kondratyev, Turkina, Franco, Budina y Ovsienko,
2019).
El resultado de esta falta de tratamiento bucal es
una alta incidencia de p�rdida de dientes y deterioro de la personalidad, conllevando
a dificultades para la reinserci�n social (Ali, Baker, Shahrbaf, Martin y Vettore,
2019). Las estad�sticas se�alan
que el 60% de la poblaci�n con dentadura postiza experimenta depresi�n (Shah, et
al., 2015). De esta manera se evidencia un menoscabo tanto en la funcionalidad
masticatoria como tambi�n en la personalidad (Nordenram, et al., 2013). En ese
sentido, para lograr la reinserci�n, es necesario potenciar la personalidad atendiendo
los diversos estados de edentulismo. Pues el fracaso de la reinserci�n del convicto
potenciar� el consumo de alcohol, drogas y readmisi�n hospitalaria (Kouyoumdjian,
et al., 2020).
En base a todo lo anterior el objetivo de esta
investigaci�n fue analizar la salud bucal de los privados de la libertad en
centros penitenciarios de alta seguridad, como un problema de reinserci�n
social, utilizando para ello el centro penitenciario de alta seguridad de
Huancas, Per�.
1.
Percepci�n social: Una mirada de involucramiento del individuo a la sociedad
La reforma judicial tiene un sistema de rehabilitaci�n
fallido pues todas las correccionales permiten vulneraciones de derechos
humanos mediante la violencia (Bhatt y Bahuguna, 2019). Estas transgresiones
principalmente se desarrollan en relaci�n a la imagen como un pilar de las relaciones
sociales; puesto que una persona con mayor atractivo f�sico y sobretodo facial,
posee m�s posibilidades de ser evaluado positivamente en la sociedad (Chang,
2019).
Este panorama otorga a las personas atractivas menos
posibilidades de ser etiquetadas como negativas en las relaciones sociales e intelectuales
del entorno de reinserci�n (Beaver, Boccio, Smith y Ferguson, 2019). El primer elemento en ser juzgado en estas
relaciones es el atractivo dental, pues es el eje principal del atrayente f�sico
y facial, por lo tanto, tiene que ser tratado para eliminar los prejuicios (Papio,
Fields, Beck, Firestone
y Rosenstiel, 2019).
Debido a todo esto el convicto posee un estigma
de falta de credibilidad frente a la sociedad, condenado a la discriminaci�n,
falta de oportunidades y potencial fracaso en el intento de interactuar con otras
personas (Rosen y Cruz, 2018). Y aunque las instituciones desarrollen proyectos
para fortalecer la credibilidad basados en la fe, ritos o por reajustes
judiciales, tendr�n por resultado a ex presidiarios etiquetados por desde�ar la
rehabilitaci�n del atractivo f�sico (Rodr�guez, 2018), sinti�ndose excluidos
socialmente.
Al respecto, Castro, Garc�a y L�pez (2020)
manifiestan que las personas con alto riesgo de exclusi�n social,
presentan habituales trastornos psicosociales, acompa�ados de una baja
autoestima, generalmente relacionada con experiencias pasadas de ser rechazado, lo
cual les impide insertarse favorablemente en el mercado
laboral �y complejiza el entramado al desarrollar una percepci�n de que no se
es incluido ni en lo laboral, ni en lo social� (p.47).
En este sentido, esta complicada perspectiva de las
personas con poco atractivo tienen mayores posibilidades de fracasar en su
intento por reinsertarse (Beaver, et al., 2019). Este
fracaso se debe a la percepci�n social, pues el impacto del atractivo influye
en los juicios sobre la integridad y confianza (Papio, et al., 2019). En este contexto el atractivo dental generado por la
rehabilitaci�n de la salud bucal, influye positivamente en la percepci�n
general propiciando la redenci�n del convicto.�
1.1. Contexto de los privados de libertad en el
Per�
El a�o 2002, la Comisi�n Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) realiz� una visita in
loco al centro de reclusi�n de Challapalca, Per�, confirmando atenci�n de
salud precaria, torturas f�sicas y psicol�gicas, recomendando su clausura
(Organizaci�n de Estados americanos [OEA] y CIDH, 2003). Dos
d�cadas despu�s esta situaci�n se generaliz� a todo el sistema carcelario,
sumando a las caracter�sticas mencionadas el hacinamiento y la escasez de
personal penitenciario
(Campos, 2015).
Este contexto solo ha sido denunciado por la
iglesia cat�lica, quienes revelaron que el derecho b�sico primordialmente vulnerado
es la salud, porque no se realiza una atenci�n m�dica, psiqui�trica y
odontol�gica descrita en las leyes (Ru�z, 2013). En
tal situaci�n el estado prioriza la atenci�n m�dica, de manera tal que
64 de los 69 establecimientos penitenciarios cuentan con m�dicos, quienes
enfatizan su atenci�n sobre todo a programas de TBC y VIH (Castillo y Fern�ndez,
2019).
Esta priorizaci�n como se destac� excluye a la salud bucal, pues seg�n el Instituto Nacional
Penitenciario del Per� (INPE), la necesidad de tratamiento odontol�gico
generalmente se cubre mediante las campa�as de salud bucal (INPE, 2019), lo cual conlleva a que no existan datos oficiales
de la salud bucal de los convictos. Un reporte no oficial indica que cada
convicto tiene siete o m�s dientes perdidos, adem�s que posee un alto riesgo de
perder los presentes en boca (Rojas, 2018).
El contexto social y cultural de los
privados de libertad, se desarrolla en una realidad que combina la falta de atenci�n
m�dica con la profunda crisis de la educaci�n penitenciaria, resaltada por el
hacinamiento, violencia, tr�fico de drogas e indiferencia (Rangel,
2019). En esta realidad la tendencia a reincidir despu�s de haber salido de
prisi�n es alta y est� condicionada por la raza (negro), el g�nero (masculino),
la edad (j�venes) y el prejuicio (apariencia f�sica) (Pr�tor y Suhling 2016).
De igual manera, el sistema de salud bucal intracarcelario se desarrolla en un
�mbito de desigualdades, por lo cual las oficinas encargadas no se ocupan
adecuadamente de las necesidades de estas poblaciones y es improbable que lo
hagan en el futuro (Glassman y Subar 2010). A pesar de esta situaci�n, el
personal odontol�gico intenta lograr la promoci�n de salud bucal mediante un
triaje dental que detecta patolog�as odontol�gicas para priorizarlas en las
referencias m�dicas (Gray y Fawcett 2014).
2. Edentulismo
El edentulismo, es la patolog�a caracterizada
por la p�rdida de piezas dentales ocasionadas por diversos factores; esta carencia
puede ser total o parcial, y se padece de forma independiente tanto en el
maxilar superior como en la mand�bula (Carr, McGivney
y Brown, 2006). Por lo tanto, respecto a esta enfermedad existen dos
tipos: Edentulismo total y parcial. En cuanto a este �ltimo existe una clasificaci�n
que se compone de cuatro tipos b�sicos, de acuerdo con las denominadas clase de
Kennedy.
La clase I, que tiene por caracter�stica principal
la presencia de �reas ed�ntulas bilaterales despu�s de los dientes anteriores; por
su parte en la clase II, el �rea ed�ntula es unilateral posterior a los dientes
anteriores; mientras que en la clase III, la zona ed�ntula es unilateral con presencia
de dientes naturales delante o detr�s del �rea mencionada; y por �ltimo, la
clase IV, est� marcada por la presencia de un espacio ed�ntulo en la zona de
dientes anteriores (Carr, et al., 2006).
3. Metodolog�a
Se efectu� una investigaci�n cuantitativa mediante
un estudio descriptivo, transversal y observacional (Hern�ndez, Fern�ndez y Baptista,
2014). Con la finalidad de realizar la recolecci�n de datos mediante el examen
cl�nico, se utiliz� el odontograma, que sirvi� para determinar el tipo de
edentulismo seg�n la clasificaci�n de Kennedy (Carr, et
al., 2006) .
La recolecci�n de datos fue realizada por seis
estudiantes de la carrera de Estomatolog�a de la Universidad Nacional Toribio
Rodr�guez de Mendoza de Amazonas, Per�, los cuales fueron capacitados en el
registro del llenado del odontograma. Este �ltimo, es un instrumento validado
por el Ministerio de Salud del Per� (MINSA, 2019)(1). El periodo de
recolecci�n fue del 15 al 18 de junio del 2018; la toma de datos fue realizada
en un d�a en cada pabell�n.
Asimismo, debido a que no propicia peligro para
la salud de la poblaci�n a la que se aplic� este procedimiento, no se requiri�
de un comit� de �tica. Sin embargo; para obtener los datos, formalmente se
solicit� la autorizaci�n de ingreso a la Direcci�n del Establecimiento
Penitenciario. El an�lisis aplicado fue del tipo descriptivo, determin�ndose la
prevalencia del edentulismo, entendido como la ausencia parcial o total de
dientes. De igual manera, se identific� el tipo predominante de edentulismo
seg�n la clase de Kennedy (ver Figura I).
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Clase I |
Clase II |
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|
Clase III |
Clase IV |
Fuente: Carr, et al. (2006).
Figura I:
Clasificaci�n de Kennedy
La poblaci�n estuvo constituida por la totalidad
de los convictos del establecimiento penitenciario de alta seguridad
"Huancas", ubicado en el distrito de Huancas, Regi�n Amazonas � Per�
(ver Figura II).
Fuente: Elaboraci�n propia, 2020.
Figura II:
Ubicaci�n Huancas, Per�
En ese sentido, el n�mero total de reclusos que
conform� la poblaci�n fue 533 reclusos, de ambos sexos y con edades comprendidas entre 18 y 75 a�os. La muestra fue
conformada por la misma cantidad de personas que la poblaci�n, por tanto se aplic�
un censo. Estos reclusos se encuentran divididos en cuatro pabellones, de los
cuales el pabell�n A, present� la mayor cantidad de reclusos con 158 y el resto
de pabellones presentaron 125 internos.
4.
Percepci�n social para la reinserci�n de los privados de libertad en Per�
Los convictos peruanos combinan preocupaciones
som�ticas con desesperanza, conductas antisociales, rebeld�a, inconformidad,
suspicacia y hostilidad; de modo que generalmente mal interpretan la conducta
de otras personas (Arias, Canales y De la Torre, 2016). En
este entorno, con la rehabilitaci�n caracterizada por la falta de entrenamiento
en habilidades sociales para conseguir la autorregulaci�n de la conducta, se elevan
los niveles de trastornos emocionales (Ruiz, 2007).
El clima de c�mo percibe el individuo a los
dem�s, influye fuertemente en el bienestar; pero con las caracter�sticas
narradas con anterioridad otorgan al convicto una sensaci�n de inseguridad con
el establecimiento penitenciario, y consigo mismo (Van Ginneken,
Palmen, Bosma y Sentse, 2019). Por lo tanto, al hilvanar la salud psicol�gica a
la corporal que experimenta el convicto, se observa que desde el punto de vista
de la percepci�n social
no se lograr� la reinserci�n (Jones, 2020).
Este panorama se ampl�a si el convicto es desdentado,
pues este padecimiento no solamente afecta la funci�n masticatoria sino tambi�n
a la calidad de vida y consecuentemente no le permite alcanzar su bienestar (Schuster, Pastorino,
Marcello-Machado y Faot, 2019).
De manera tal que ignorar el edentulismo juega
en contra de la reinserci�n social, pues su desatenci�n magnifica negativamente
los efectos psicosociales, funcionales y est�ticos del individuo que la padece
(Ali, et al., 2019).
En la Figura III, se evidencia que el 100% de
convictos del establecimiento penitenciario presentan alguna forma de
edentulismo. Estos resultados son iguales a los encontrados en establecimientos
penitenciarios de Estados Unidos (Lowa), Kosovo y el norte de Brasil (Boyer,
Nielsen-Thompson y Hill, 2002; Ara�jo, et al., 2014; Zajmi, Begzati, Sejdini, Berisha y Krasniqi, 2018). Se aprecia que existe falta de previsi�n en la
salud bucal en pa�ses con sociedades completamente dis�miles pero que cuentan
con una problem�tica de conflictos internos bastante parecidos como en Kosovo,
y de bajos ingresos econ�micos en el Norte de Brasil, que contrasta con la
situaci�n de los Estados Unidos, en la que el servicio odontol�gico es de coste
elevado puesto que no forma parte del sistema de salud.
Fuente: Elaboraci�n propia, 2020.
Figura III:
Edentulismo en el establecimiento Penitenciario Huancas, Per�
Sin embargo, existen reportes que indican
poblaciones carcelarias con menor porcentaje de edentulados en pa�ses como: Italia
con 85,1% (Nobile, Fortunato, Pavia y Angelillo, 2007); Rusia con 81,9%
(Kondratyev, et al., 2019); Senegal con
70,6% (Diouf, et al., 2010); Grecia con 42% (Donta,
Lampadakis, Pilalitos y Spyropoulos, 1989); India con 40% (Reddy, Kondareddy, Siddanna y
Manjunath, 2012); Francia
con 26% (Decerle, Woda, Nicolas y Hennequin, 2012); y Australia
con 17% (Osborn, Butler y Barnard, 2003).
Esta disparidad de resultados demuestra que la salud bucal es precaria
a�n en naciones de primer
mundo, como Italia con una plena democracia o Rusia con control sobre la
democracia; as� mismo, se tiene que recalcar una cierta paridad en los sistemas
de salud bucal en naciones europeas vecinas al continente asi�tico como Grecia,
en Estados de pujante econom�a como la India; siguiendo la misma l�nea, se
tiene que destacar la salud bucal de naciones como Francia que cuenta con
apertura social y sobre todo Australia que presenta un sistema de atenci�n
odontol�gica gratuita.
En cuanto al tipo predominante de edentulismo
determinado en el presente estudio, el mismo es del tipo parcial con 83,5% (73,5%
ubicados en la clase IV de Kennedy); cabe resaltar que la p�rdida dentaria
afectar� notablemente a la armon�a dental y facial, lo cual influir� negativamente
en la percepci�n social respecto al convicto en el Per�.
En ese sentido, la prevalencia de la clase IV
indica la perdida de dientes anteriores; esta carencia, seg�n Tridapalli y
Steinbach (2018) deteriora la estructura facial. La ausencia de los dientes
anteriores afecta la l�nea de sonrisa, vinculada con la armon�a facial. Esto
coincide con lo reportado por Ferracuti (1996), quien afirma que existen rasgos
en la apariencia facial criminal como caninos desarrollados, labios delgados y
mand�bula prominente. En el inconsciente colectivo existe la creencia del gen
de la criminalidad, de manera tal que la ausencia de dientes anteriores, con el
pasar del tiempo otorgar� una apariencia de mayor tama�o en los caninos como
una mand�bula m�s protruida.
De igual forma, Yang, et al. (2019)
reportan que la apariencia facial no atractiva tiene menor posibilidad de
reinserci�n social. Esto explicar�a la raz�n por la que un individuo con rostro
hosco tiene menores probabilidades de encajar en la cultura actual y por lo
tanto ser excluido. Ahondando este argumento Frumkin y Stone (2020), indican
que los j�venes del g�nero masculino con apariencia desagradable son los que
experimentar�n fracasos en la reinserci�n. Sobretodo por la existencia del
estereotipo de que las facies desagradables est�n vinculadas a los delitos.
Para atender esta problem�tica Freedman, Warren, Cunningham y Blackwell (1988),
consideran que la rehabilitaci�n en la apariencia facial influye positivamente
en la reinserci�n a la sociedad. Un tratamiento de rehabilitaci�n bucal
restituye la arquitectura facial; contribuyendo a mejorar las posibilidades de
reinsertarse en la comunidad satisfactoriamente.
En lo que concierne al retorno del individuo a
la sociedad, Maruna (2014) menciona que los convictos estadounidenses
experimentan un proceso de degradaci�n y etiquetado, que influye en una falsa
percepci�n de los miembros de la sociedad y que termina en una reincidencia en
la pr�ctica delictiva. A su vez Roy (2015), reporta que en las penitenciar�as
europeas, son las instituciones eclesi�sticas las que asumen el servicio social
para lograr la redenci�n y reintroducci�n a la sociedad. Estos estudios
demuestran que los Estados del primer mundo han perdido el enfoque rehabilitador
para la reinserci�n, pues la estigmatizaci�n es atendida por instituciones
religiosas, las cuales tratan de afrontar el problema desde el punto de vista
de la fe, lo cual es loable pero no asegura el cambio de percepci�n de una
sociedad que siempre mirar� con desconfianza cada acci�n.
Ci��ndonos al Per�, Ru�z (2013) reporta que los
privados de libertad est�n atendidos por un precario sistema de salud, que solo
se enfoca en la atenci�n m�dica, dejando de lado la salud psicol�gica y
odontol�gica. A esta situaci�n se adiciona lo reportado por Rangel (2019), quien indica que en estos establecimientos se
imparte una educaci�n penitenciaria deficiente, que
se desarrolla en un ambiente demarcado por el hacinamiento, violencia, tr�fico
de drogas e indiferencia. Esta situaci�n refleja el estado de
postergaci�n en que se encuentra el proceso de rehabilitaci�n de los reos; de
tal manera, que estas personas incrementan exponencialmente sus padecimientos e
inexorablemente al egresar del establecimiento no est�n preparados para
reinsertarse, pues no re�nen las caracter�sticas sociales del peruano promedio.
Al respecto, en el presente estudio se evidencia
la existencia de un 100% de perdida dental en los convictos; lo cual indica que
no existe atenci�n para el edentulismo, hecho derivado de la precariedad del
sistema de salud bucal. En ese sentido, Bezamat, et al. (2020) y Huang,
Michaud, Lu y Platz (2020)
afirman que el edentulismo est� vinculado al riesgo de c�ncer orofacial y al c�ncer
generalizado, respectivamente. Siguiendo este razonamiento Selvamani y
Singh (2020), sugieren una relaci�n positiva entre el bajo peso y el
edentulismo producto de un deficiente estado nutricional. Asimismo, Cillo,
Schorr y Dattilo (2020) aseveran que el edentulismo est� vinculado con apnea de
sue�o m�s severa.
Por su parte, Guevara, Behr y Thollon (2019) ratificaron que la p�rdida
de dientes altera a la mand�bula y le ocasiona variaciones morfol�gicas.
Mientras que, Fonteyne, et al. (2019) reportan que varios sonidos del habla tienden
a ser alterados, lo cual afecta la calidad de vida. En ese sentido, el
edentulismo es un padecimiento que afecta a todos los elementos de la salud: En primer lugar a la salud som�tica,
que est� relacionada con neoplasias o desnutrici�n; luego, a la salud
psicol�gica, pues est� conectada con la mala calidad del sue�o o en la
expresi�n fon�tica.
De todo lo antes comentado, se infiere que el
edentulismo no tratado en los establecimientos penitenciarios, potencia la
personalidad inestable del privado de la libertad, y este hecho influye
negativamente en la percepci�n por parte de la sociedad, raz�n por la cual los
convictos contar�n con un factor m�s en contra en el proceso de su reinserci�n,
propiciando un pronto retorno a estos establecimientos. �
Conclusiones
La totalidad de los
convictos del establecimiento penitenciario de alta seguridad de Huancas en
Per�, padecen de edentulismo. Este padecimiento es primordialmente de la clase
IV de Kennedy (73,5%), en la que se afectan los dientes anteriores. Raz�n por
la cual bas�ndose en otros estudios se cree que esta situaci�n disminuye sus
posibilidades de reinserci�n, este hecho se convierte en un detrimento de esta
meta.
As� tambi�n, la falta de programas preventivos como el de
rehabilitaci�n bucal en el sistema de salud peruano, contribuye con la p�rdida
dental y a desarrollar un rostro poco atractivo. Esta carencia de dientes en la
zona anterior favorece a que la mand�bula sea m�s prominente adem�s que da la
apariencia de caninos enormes; profundizando los problemas est�ticos dentales y
faciales en el presidiario.
Finalmente, la percepci�n
social de los convictos del establecimiento penitenciario de Huancas se basa en
la idea del �gen de criminalidad�, pues la apariencia facial atractiva es un
elemento clave para lograr la aceptaci�n social, por tanto, se propone el
desarrollo de estudios en otros centros penitenciarios y parearlos con tasas de
reinserci�n, incorporando los reportes de reingreso a los centros de reclusi�n.
Notas
1 Se encuentra disponible en https://www.gob.pe/institucion/minsa/normas-legales/268140-272-2019-minsa
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