Estilos de aprendizaje para la superdotación en el talento humano de estudiantes universitarios

 

Esteves Fajardo, Zila*

 Chenet Zuta, Manuel Enrique**

 Pibaque Ponce, Maritza Sandra***

Chávez Rocha, Marielisa Lorena****

 

Resumen

 

Los estilos de aprendizaje a utilizar para la educación personalizada denotan la presencia de estudiantes que aparentemente no son iguales o peores que el resto, sino que demuestran un talento de altas capacidades que el Estado debe potencializar. Esta investigación, persigue identificar los indicadores más comunes de alta capacidad de los estudiantes superdotados, para estimar estilos de aprendizaje en estos grupos, con el objetivo de analizar desde una perspectiva teórica las relaciones existentes entre estilos de aprendizaje, superdotación intelectual y talento, así como su valor metodológico para el perfeccionamiento de la labor formativa en la universidad contemporánea. El método aplicado es el heurístico, porque interpreta el razonamiento de estudios experimentales de unidades de análisis, desde la enseñanza de los primeros niveles hasta llegar al tercer nivel. Como resultado se tiene que en los estilos de aprendizaje se deben aplicar procesos de razonamiento y pragmatismo en la enseñanza, puesto que los superdotados son ordenados y detallistas en los contenidos. En conclusión, las universidades no están preparadas para acoger jóvenes talentosos, sin embargo, la tutoría diferenciada resulta una vía eficaz para enseñarles a los universitarios a profundizar en contenidos científicos asociados a su formación y consecuente estimulación para el desarrollo de potencialidades.

 

Palabras clave: Estilos de aprendizaje; superdotación; talento humano; desarrollo de potencialidades; estudiantes universitarios.

 

 

Learning styles for the gifted human talent of university students

 

Abstract

 

The learning styles to be used for personalized education denote the presence of students who apparently are not the same or worse than the rest, but rather demonstrate a talent with high abilities that the State must enhance. This research aims to identify the most common indicators of high capacity of gifted students, to estimate learning styles in these groups, with the aim of analyzing from a theoretical perspective the relationships between learning styles, intellectual giftedness and talent, as well as its methodological value for the improvement of the formative work in the contemporary university. The applied method is the heuristic one, because it interprets the reasoning of experimental studies of units of analysis, from the teaching of the first levels to reaching the third level. As a result, learning styles must apply reasoning processes and pragmatism in teaching, since the gifted are ordered and detailed in the content. In conclusion, universities are not prepared to welcome talented young people, however, differentiated tutoring is an effective way to teach university students to delve into the scientific content associated with their training and consequently stimulate the development of potential.

 

Keywords: Learning styles; gifted; human talent; development of potentialities; University students.

 

 

Introducción

En el proceso de enseñanza-aprendizaje universitario los educadores se enfrentan, de manera cotidiana, a las particularidades de sus alumnos para interiorizar los contenidos de las asignaturas, las cuales se revelan en “la forma de estudiar, de tomar notas de clases, de participar de manera activa o pasiva en el aula, en las dificultades para aprender determinados contenidos y hasta en la facilidad para apropiárselos debido a altas potencialidades intelectuales” (Ortiz, Aguilera y González, 2010, p.85), en varios de estos. Frente a estos escenarios los docentes, en oportunidades, adoptan medidas que responden a criterios prácticos, pues los mismos no cuentan muchas veces con la suficiente preparación teórica para enfrentar acertadamente esta complejidad psicológica en su acción como facilitadores del conocimiento.

Al respecto, sostienen Guerra, Zuluaga y Saravia (2019) que el acelerado desarrollo del mundo, los cambios tecnológicos y sociales, así como la gestión y socialización del conocimiento, entre otras variables que afectan el proceso de enseñanza-aprendizaje, “obliga a los educadores de educación superior, a encontrar diferentes maneras para lograr que sus estudiantes universitarios, se motiven a desarrollar un proceso cognitivo que les permita alcanzar el nivel de competencias” (p.60), esperado para ampliar sus potencialidades intelectuales.

Las competencias, según Casanova, Canquiz, Paredes e Inciarte (2018) “representan capacidades, habilidades de las personas, que están en ellas y se desarrollan con ellas, de acuerdo con las necesidades e influencias del contexto, sus aspiraciones y motivaciones individuales” (p.116). Por lo cual, no solo es necesario saber o saber hacer, sino completar estos saberes con actitudes propicias para desarrollarlo, concebidas como la capacidad potencial que le permite realizar eficientemente un conjunto de acciones; lo cual aunado a los valores que posee, puede evidenciarse en el desempeño de su actitud profesional.

Como ya se dijo anteriormente, en ese proceso de enseñanza-aprendizaje se pueden encontrar estudiantes que sobresalen en sus competencias, observándose altas potencialidades intelectuales en algunos de ellos, demostrando un talento de valiosas capacidades que se deben potencializar, no obstante, es importante “considerar a todos los actores del proceso educativo como iguales en su dignidad y derechos, aunque haya diferentes roles entre ellos; con diálogo abierto, cooperación y tolerancia, sin que nadie sea considerado más o menos que el otro” (Llanos, 2019, p.403), mostrando, respeto a cada uno e incentivándoles a todos a mejorar su rendimiento académico.

En este sentido, con la determinación de los niveles e indicadores que permiten caracterizar los perfiles de estilos de aprendizaje y la identificación del talento así como la superdotación en los estudiantes universitarios, se facilita la atención personalizada a los mismos de acuerdo con sus potencialidades, además la realización de investigaciones desde posiciones psicodidácticas, dirigidas a profundizar en estos fenómenos tan interesantes y pertinentes en las universidades modernas. Pero ante todo, los docentes necesitan profesionalizarse en estos contenidos para que puedan aplicarlos de manera inteligente, intencional y adaptativa.

Escasas investigaciones desarrollan de manera explícita las relaciones teóricas entre los estilos de aprendizaje, la superdotación y el talento; sobre todo si se trata de estudiantes universitarios. Por lo general, las publicaciones especializadas tratan estos conceptos de forma aislada, como si entre ellos no existiera ninguna relación. Además, en referencia a los universitarios, “por el carácter profesionalizante de su formación, se hace muy necesario explicitar sus conexiones internas, como vía que contribuya de manera expedita a un desarrollo profesional lo más armónico e integral posible, de los futuros egresados del nivel superior” (Ortiz, et al., 2010, p.85).

Es por ello, que esta investigación, persigue identificar los indicadores más comunes de esa alta capacidad de los estudiantes, mediante el criterio de especialistas e investigadores, de los superdotados, para estimar estilos de aprendizaje con respecto a estos grupos de alto rendimiento, con el propósito de analizar desde un enfoque teórico-documental las relaciones existentes entre estilos de aprendizaje, superdotación intelectual y talento, así como su contribución al mejoramiento de la labor formativa en la universidad contemporánea.

 

1. Estilos de aprendizaje

Según la Real Academia Española (RAE, 2019), el aprendizaje se refiere a la acción y efecto de aprender algún arteoficio u otra cosa, por lo cual se adquiere el conocimiento por medio del estudio o de la experiencia. En ese sentido, cada persona manifestara diferentes estilos de absorber o asimilar ese conocimiento para incrementar su formación integral. Asimismo, este aprendizaje muestra un alto nivel de relación con las prácticas de enseñanza de calidad, que permitan garantizar una formación académica que implique el aprendizaje de destrezas, capacidades y habilidades (Ventura, 2011). 

Las experiencias pasadas referidas a estudios sobre las capacidades superiores en algunos individuos, fue llevado por la psicología, con pocos elementos registrados; pero las prácticas docentes que se adquieren en la vida cotidiana, alcanzan un peso decisivo en la conformación del estilo de aprendizaje que se desarrolla en aquellos, por tanto, el docente actual debe aplicar “estrategias que posibiliten no solamente mirar, comprender e incidir en las formas de aprendizaje del estudiante, sino también el ser consciente de la necesidad de las innovaciones pedagógicas para enfrentar los retos y exigencias científico-sociales de la época contemporánea” (Londoño y Calvache, 2010, p.12).

Ventura (2011), manifiesta que existen algunos elementos que “podrían incidir sobre este objeto de conocimiento, por ejemplo, la formación universitaria, el rendimiento académico, los tipos de tareas, los dominios disciplinares, los rasgos personales, la edad, el sexo, la culturalidad” (p.144). De allí la importancia de investigar la naturaleza procedimental del aprendizaje, así como la forma en que se adquieren las habilidades y destrezas humanas en la interacción social.

Al respecto, Llanos (2019) sostiene como una conclusión de su estudio que los estudiantes en la etapa universitaria “se consideraban presionados puesto que todas las esperanzas están puestas en ellos; igualmente son muy selectivos y formales en relaciones de reciprocidad amical y presentan la responsabilidad de mantener un estándar alto en sus notas educativas” (p.412). De la misma forma, Guerra, et al. (2019) evidencia que “los universitarios subestiman el aprendizaje, construido desde la memoria; le dan mucha relevancia a las calificaciones; adquieren sentimientos de miedo ante el control de notas” (p.61); lo cual representan apreciaciones que provienen tanto de la psicología del estudiante como de los factores del medio en el cual se desenvuelven, que puede terminar por limitar sus motivaciones hacia la construcción de un aprendizaje efectivo.

En este sentido, el estudio sobre los estilos de aprendizaje en estudiantes universitarios, como recurso para lograr el crecimiento personal (Bermúdez y Pérez, 2004), el desarrollo humano (Fariñas, 2005), o determinar cualidades y alcances conceptuales de los individuos (Ventura, 2011), requiere “asumir una concepción personológica, la cual tiene su origen a finales de la segunda mitad del siglo XX por influencia de la Psicología Humanista en el proceso de enseñanza-aprendizaje” (Ortiz, et al., 2010, p.85), es decir, “aluden a los rasgos cognitivos, afectivos y psicológicos del aprendizaje” (Ventura, 2011, p.145).

En el Centro de Estudios sobre Ciencias de la Educación Superior (CECES), de la Universidad de Holguín Oscar Lucero Moya, Cuba; se realizó un estudio sobre los perfiles de estilos de aprendizaje en estudiantes universitarios desde la concepción histórico- cultural de Lev Vigotski, en la que se afirma que: La valoración del proceso de caracterización de tales perfiles en la educación superior, permite comprender los recursos que pueden ofrecerse a docentes y estudiantes para elevar la efectividad del proceso de enseñanza-aprendizaje, lo cual resulta imprescindible para un desempeño académico, social y personal exitoso (Aguilera, 2012).

Por su parte, Aguilera y Ortíz (2010) manifiestan que a través de su implementación en la práctica, se revela la función mediadora del docente en todo el proceso; se potencia la función metodológica de los colectivos pedagógicos, con el fin de implementar estrategias didácticas personalizadas; y se reconoce el papel protagónico de los estudiantes, para desarrollar sus perfiles de estilos de aprendizaje. Implicaciones pedagógicas que deben sustentarse desde la teoría y luego demostrarse a través del estudio de situaciones reales. Esa capacidad de llegar a desarrollar la teoría es vital, porque muchos de ellos sobre todos en las asignaturas como matemáticas, mantienen un nivel de Asperger, que se “caracteriza por un trastorno en la comunicación social y una repetición de conductas” (Pacho, 2016, p.110), que les obliga a ser detallistas en los contenidos y prefieren una explicación exhaustiva de los procesos. Asimismo, García y De León (2014) afirman que:

Estar centrado en el estudiante involucra a los maestros en un enfoque humanista de la educación, en la que funcionan principalmente como facilitadores del aprendizaje. Otro aspecto a considerar es que los maestros que deseen centrarse más en el estudiante deben ser conscientes de los tipos de experiencias de aprendizaje de mayor valor para los alumnos, ya que pueden variar en función de las etapas particulares de desarrollo, edad y género. (p.7)

 

“Como resultado de los procesos evolutivos del hombre para su pertinente adaptación: primero las células se formaron como estructuras físico-químicas, luego (…) comenzaron a contar con atributos como la asociación-percepción, la conciencia, la atención, la memoria, el aprendizaje” (Coelho, 2017, p.61), entre otros. No hay que olvidar que al final de la pubertad, y pasada la crisis psíquica que lleva consigo el individuo, se sedimenta y cristaliza la personalidad al terminar la evolución psíquica de la infancia; se instalan los altos intereses morales del trabajo y del ideal; y es cuando el espíritu manifiesta su capacidad creadora y su individualidad.

Después de este análisis de conjunto, el crecimiento psíquico puede estudiarse de dos maneras: Una, analizando aisladamente cada uno de los factores que integran el contenido psíquico; otra, indicando la sucesión cronológica en que se desarrollan las funciones psíquicas. Al entrar a la universidad estos estudiantes adquieren mayor poder y capacidad de desarrollar las funciones psíquicas y entran en juego sus estilos de aprendizajes.

En función de ello, los estilos de aprendizaje están directamente relacionados con la calidad procesal del pensamiento que se revela en el desarrollo alcanzado por sus cualidades. “El estilo para aprender alcanza un mayor nivel de desarrollo cuando implica a la autoconciencia, es decir, que el sujeto sea capaz de conocerlo e identificarlo por sí mismo, estimulando un mayor autodesarrollo de la personalidad” (Aguilera y Ortiz, 2010, p.17); eso envuelve la enorme responsabilidad que tiene ésta última para llegar a aprovechar la autodotación, y así alcanzar el deseado nivel de desarrollo. Asimismo, Ortiz, et al. (2010) propone:

Una nueva definición de estilos de aprendizaje, si se tiene en cuenta que incluye un conjunto de fenómenos y procesos de la personalidad, tales como las capacidades, habilidades, la motivación por el estudio, la autovaloración, la autorregulación y las particularidades de procesos psíquicos, tales como la memoria y el pensamiento, que se manifiesta en estrategias tan importantes como la toma de notas por parte de los alumnos y la búsqueda de nuevas alternativas para la solución de problemas. (p.87)

 

Por su parte, González (2017) sostiene que el estilo de aprendizaje es “la disposición por parte del alumno para adoptar determinada estrategia cuando se enfrenta a un conjunto de actividades o a la solución de un problema (…), el modo (…) para recoger información, organizarla, recordarla, realizar tareas, estudiar o responder” (p.184).

Así, de acuerdo con Londoño y Calvache (2010) es importante considerar que como “cada uno de los estudiantes es un mundo individual y que el estudiante, en su tipología suigéneris (activo, reflexivo, teórico, pragmático), en su estilo (visual, auditivo, kinestésico) y en la complejidad del uso de sus diversas funciones neuroevolutivas” (p.12-13), representa una persona con grandes potencialidades y medular en el proceso enseñanza-aprendizaje; los docentes necesitan emplear formas de aproximación efectiva a sus estudiantes, así como conocer los estilos y estrategias de aprendizaje, para lograr que el desempeño de su labor educativa se convierta en un espacio de experiencias significativas, así como posibilidades para afianzar el aprendizaje y crecimiento personal de sus estudiantes.

 

2. Superdotación en el talento humano de estudiantes universitarios

Generalmente, los estudiantes considerados superdotados se caracterizan por tener una capacidad intelectual muy elevada, que les permite adquirir una mayor cantidad de conocimientos, con más rapidez y facilidad que los demás de su misma edad. Cuando la capacidad de aprender, entender, razonar, así como tomar decisiones en relación a su entorno, “son innatamente superiores a las del resto de personas, se puede hablar de superdotación” (Contreras, 2018, p.126).

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la superdotación se refiere a cuando la persona presenta un Cociente Intelectual  (CI) igual o superior a 130 puntos en un test homologado de inteligencia, sin embargo, hoy en día se habla de altas capacidades intelectuales, para lo cual se debe considerar además del CI, la creatividad, el estilo de aprendizaje, el desarrollo evolutivo, y otras características, no sólo de manera cuantitativa sino también cualitativa, que definiría a las personas que tienen una capacidad de aprendizaje superior. Según Pacho (2016):

La superdotación es el fenómeno cognoscitivo, emocional y motivacional, estable y global de la persona humana que se caracteriza y define por un hecho básico: las diferencias en la alta capacidad intelectual del sujeto, no sólo a nivel cuantitativo, sino sobre todo en su funcionamiento, pues implica una diferencia cualitativa muy importante. (p.55)

 

Muchas veces se suele confundir el término "superdotado" con el de "talentoso", cuando, en realidad, son conceptos claramente distintos: Los talentosos, son aquéllos que manifiestan una habilidad muy destacada en una materia determinada (por lo general, en el ámbito académico), mientras los superdotados, destacan en casi todas las áreas o materias, y manifiestan un talento especial en muchos campos, como la música, el arte, las matemáticas, el lenguaje, entre otros. 

En este sentido, y de acuerdo con Pacho (2016), “el nuevo paradigma de la superdotación y de las altas capacidades considera relevante el hecho de que las personas superdotadas constituyen el mayor capital humano de la sociedad, si sus dones y talentos se educan adecuadamente” (p.59).  

Ortiz, Mariño y González (2013), manifiestan que en distintas investigaciones realizadas en Cuba, sobre la superdotación y el talento en estudiantes universitarios, destacan “un conjunto de características generales, dentro de las cuales se encuentra cómo el estudiante opera y se relaciona con los contenidos del aprendizaje, sin abordar, de manera explícita la importancia de caracterizar los estilos de aprendizaje” (p.3). Por su parte, Shaunessy y Shannon realizaron en el año 2009, una investigación dirigida a conocer cómo los alumnos superdotados enfrentaban el estrés en la universidad en comparación con sus compañeros de aula, constatando diferencias en cuanto a la manera de enfrentar el enojo, el sentido del humor y la forma de resolver los problemas.

Asimismo, Prieto, Sanchez y Garrido (2008), encuentran en los superdotados características clasificadas en varios aspectos, como: Elevada capacidad de pensamiento convergente, facilidad para memorizar, mayor capacidad de abstracción, razonamiento, así como generalización, entre otros aspectos cognitivos; tienen buena captación y prestigio social, son independientes, autocriticos, con altas habilidades sociales, destacando entre los aspectos de adaptación e inserción social; como aspectos emocionales, figuran un alto nivel de autoestima, autoconfianza y muy sensibles; entre los aspectos de comunicación, poseen un amplio vocabulario, aprenden con rapidez, y expresan sus ideas con claridad; finalmente, en cuanto a los aspectos de creatividad, estos son creativos, tienen habilidades pictóricas y sensibilidad por la música, entre otros.

Por otro lado, en cuanto a los superdotados se pueden apreciar de acuerdo con Ortiz, et al. (2010), dos tipos: El académico, compuesto por alumnos con alto rendimiento escolar, así como alta inteligencia; y otro referido al creativo-productivo, en el cual el estudiante se caracteriza por ser creador de nuevos conocimientos, con procesos originales de pensamiento en la resolución de tareas o problemas. Este último se considera como el “verdaderamente superdotado, debido a su forma original de resolver tareas convencionales y hacer posible que el conocimiento aumente y se diversifique” (p.90).

Cuando se es docente universitario, se puede diagnosticar que la superdotación, posee un conjunto de factores intelectuales que posibilitan una producción general significativamente distinta de la del grupo, que se evidencia desde las tareas que entregan los estudiantes, hasta en el razonamiento científico, artístico o técnico que estos plantean para realizarlas; mientras que el talento, es una capacidad centrada en un aspecto cognitivo o destreza conductual concreta, y por lo tanto, implica un dominio más específico de las tareas. 

Por otra parte, hay un antagonismo entre la energía somática y la mental. Parece como si dicha energía fuera limitada y se tiene que balancear en sus direcciones (leyes de la limitación y de la alternancia de las actividades vitales). “Desde una mirada humanista no se puede reducir la amplitud de la mente a los límites de los procesos físicos neurales que ocurren en el cerebro tendiendo más a posturas dualistas” (Coelho, 2017, p.62), en la cual se reconoce la separación del cuerpo y la mente, como entidades individuales con causalidades diferentes.

Cuando la evolución psíquica es intensa, la mentalidad es inestable. El conocimiento de las fases de desequilibrio mental fisiológico tiene un alto interés en la pedagogía y para comprender la conducta del superdotado, entonces se está pendiente de cuán importante es el equilibrio o el desarrollo del conocimiento, pero bien vale plantearse que en la medida que hay avance en el conocimiento, hay un desequilibro por alcanzar nuevos estados de dominio de los contenidos, que el docente debe conocer.

Al respecto, Pacho (2016) afirma que la Organización Mundial de la Salud calcula que el 2% de la población mundial es superdotada, lo cual indica que presenta un CI superior a 130. Asimismo considera que desde 120, se trata de una persona que posee altas capacidades, y un CI de 100,es normal. El alumno superdotado dispone de una estructura cognitiva y de una capacidad para procesar información, adaptable a contenidos que sobre todo se asocian en algo a sus experiencias previas.

Goleman desarrolla en 1997 estudios en los que establece que “la superdotación intelectual por sí misma no constituye una garantía de éxito” (Esteves y Chenet, 2019, p.43), pues al indagar por ejemplo, sobre el desempeño laboral de graduados universitarios en el ámbito de la gestión, relacionaron sus CI con el desempeño laboral exitoso; en la cual se suponía que, con altos CI alcanzados durante la actividad universitaria, se aseguraba el éxito en la vida profesional y no fue así, porque también hay que considerar otros aspectos como la motivación, que evidencia en el estudiante la realización de las diferentes tareas que se le asignan o las que se plantea por iniciativa personal, así como la medida en que ellas movilizan su conducta; también la creatividad, en la búsqueda y creación de nuevas ideas, así como, en la resolución de problemas; y el avance intelectual, que muestra “la evolución de los recursos cognitivos del estudiante, que integra el desarrollo potencial, los estilos de aprendizaje y la calidad en los resultados que obtiene” (Ortiz, et al, 2010, p.96).

En la medición del CI sólo se consideraba “el polo cognitivo de la inteligencia de la persona (razonamiento abstracto, memoria, y discriminación perceptual), manifestándose en sus conocimientos y habilidades ante asignaturas como Matemáticas, Física e Historia”. (Esteves y Chenet, 2019, p.3). Pero no se tenía en cuenta la parte emocional, como los afectos, sentimientos y valores, situación que actualmente es de enorme relevancia en el diagnóstico y pronóstico a desarrollar.  

Dado todo lo anterior, en la realización sobre las definiciones existentes y basándose en una exhaustiva investigación empírica en el Instituto de Investigación para la Educación de los Alumnos Superdotados en 1977, Renzulli desarrolló el llamado modelo de tres anillos o la puerta giratoria, que ha sido reconocido como una excelente contribución al esclarecimiento y comprensión de la configuración estructural psicológica de la superdotación humana.

Al respecto, Renzulli (1986) sostiene que la superdotación es una combinación de tres elementos fundamentales y ninguno de ellos de manera aislada es condición suficiente para generarla: Capacidad intelectual superior a la media, en la cual un percentil de 75 o superior, se puede considerar adecuado, y se encuentra relacionada con la “capacidad cognitiva tanto en términos de aptitudes específicas como en términos de los procesos y habilidades que emplea el sujeto para procesar la información y adaptarse a nuevas situaciones” (Pacho, 2016, p.81); Motivación o compromiso con la tarea, referida a la disposición, perseverancia, trabajo duro, autoconfianza, entre otros, para realizar la tarea asignada, en sí este elemento, debe estar presente en toda definición de superdotación, pues “no todos los sujetos que puntúan alto en inteligencia llegan a ser sujetos de alta producción creativa; y viceversa, sujetos con CI algo superior a la media y fuerte motivación, han logrado aportaciones interesantes en el campo elegido” (Pacho, 2016, p.81).

Un tercer elemento considerado tiene que ver con la Creatividad, que supone originalidad de pensamiento, capacidad para crear nuevas y acertadas ideas yendo más allá de lo convencional, así como estar abierto a nuevas experiencias y presentar soluciones diferentes para problemas tradicionales. Al respecto Ortiz, et al. (2010) sostiene que la creatividad es entendida “como la singularidad, originalidad e ingeniosidad en la búsqueda, creación y resolución de problemas” (p.95), en tanto que, González (2017) la resume en “la habilidad para percibir y producir cosas nuevas” (p.167).

Finalmente, Pacho (2016) señala que existe cierto consenso en que la sobredotación alude a la presencia de potencialidades intelectuales genéricas y el talento a capacidades más específicas. Es decir, la generalidad es lo propio de la superdotación y la especificidad es lo característico del talento.

 

3. Estilos de aprendizaje para la superdotación en el talento humano de estudiantes universitarios

Uno de los investigadores más preocupados por diferenciar la superdotación y el talento fue Gagné (1991), con la presentación de un modelo que se refiere a ambas nociones, en el cual “asocia el don natural (superdotación) con capacidades humanas, desarrolladas no sistemáticamente, y, por lo tanto, naturales, con capacidades o habilidades desarrolladas sistemáticamente (talento)” (Pacho, 2016, p.86).

De acuerdo con Gagné (2009), la dotación distingue la posesión y uso de capacidades naturales destacadas, llamadas altas capacidades o dones, en un grado que sitúa al individuo dentro del 10% superior con respecto a los otros de su misma edad. El talento designa el dominio destacado de capacidades sistemáticamente desarrolladas, llamadas competencias (conocimientos y destrezas), en al menos un campo de la actividad humana. Sostiene Casanova, et al. (2018), que: “El desarrollo de competencias en los universitarios debe generar conocimientos y tecnologías que propendan a la solución de problemas y que induzcan al logro de una mejor calidad de vida” (p.116).

En este orden de ideas Pacho (2016), afirma que existe una diferencia entre lo que es el talento, la alta capacidad, el ser brillante, excepcional y superdotado; y a su vez estos se asocian con un rendimiento superior, al respecto señala que: “El talento es la capacidad de rendimiento superior en un área de la conducta humana” (p.58). El mismo puede ser clasificado por tipo como: Intelectual, creativo, científico, social, mecánico, y artístico; también puede ser simbólico, empírico, estético, intuitivo, ético y sintético, entre otros. Sobre la alta capacidad, el autor precitado sostiene que está referida para aquellos que tienen un CI entre 125 a 130; en tanto que las mentes brillantes, son sujetos que destacan en una capacidad dentro de un contexto explícito; y los superdotados, se refiere a la persona que posee una aptitud intelectual y/o creativa por encima de lo normal, considerando la edad.

 Asimismo, el mismo autor en su investigación afirma que, los niños superdotados son, en general, más creativos que los parámetros de la población normal, no obstante, se parecen mucho en los rasgos de su personalidad. Además que, el alumnado superdotado tiene una mayor estabilidad emocional y una mejor adaptación social, como ya lo habían confirmado los primeros estudios de Terman en 1925. De igual forma, demostró que las alumnas superdotadas tienen un pensamiento más flexible y una mayor imaginación, con respecto a los alumnos superdotados (Pacho, 2016). Por su parte González (2017), sostiene que en cuanto a la personalidad, los chicos son más introvertidos que las chicas.

La problemática sobre los elementos que se asocian a esta temática según Aguilera y Ortiz (2010), describen aspectos que Rubinstein en el año 1971 relataba en cuanto a la estructura de la configuración psicológica de los superdotados, en la cual y como ya se ha tratado anteriormente, se propone dos subsistemas en interacción, uno operacional, como conjunto de recursos psicológicos para la realización de las diferentes tareas y de la actividad en general (conocimientos, acciones, operaciones, hábitos y habilidades); y otro procesal, como la cualidad de los procesos psíquicos mediante los cuales estas operaciones y su funcionamiento se regulan.  

Por otro lado, se analiza la visión de Villarruel (2008), quien caracterizó la personalidad efectiva en estudiantes con alto nivel de desempeño ubicados en el nivel superior tecnológico, destacando sus deficiencias en las habilidades y estrategias metacognitivas para resolver problemas, puesto que no eran capaces de planificar, controlar ni evaluar lo que hacían, mostrando por tanto un desempeño limitado, por lo que necesitaban de un manejo didáctico que estimulara el uso del pensamiento crítico de manera consciente y voluntaria.

Por lo tanto, el docente universitario entre otras cosas debe tener una actitud positiva hacia una educación diferenciada y personalizada, por cuanto ello le permitirá optimizar el potencial de todos sus estudiantes, conocer sus actuaciones inteligentes y sus estilos de pensamiento. Además, su flexibilidad en las programaciones ayudará a una mejor adaptación del currículo e integración dentro de la universidad y en la sociedad. Asimismo, debe estar formado de manera continua y permanente, sobre todo en lo concerniente a un mayor conocimiento y comprensión de estudiantes superdotados y talentosos, que les permita tratarlos de acuerdo a sus necesidades educativas, optimizando la eficacia del aprendizaje.

En ese sentido, el perfeccionamiento de los estilos de aprendizaje en los alumnos representa una condición previa para el desarrollo de la superdotación y el talento, lo cual promueve su desarrollo tanto personal como profesional. Así el docente, como guía del proceso de enseñanza-aprendizaje, al lograr caracterizar los estilos de aprendizaje de sus alumnos y facilitar su toma de conciencia, contribuye también a la identificación de aquellos que muestran una superdotación intelectual o algún talento, lo cual a su vez les permite la determinación de sus estilos de aprendizaje.

 

Conclusiones

Los superdotados no necesitan ayuda en aquellas cosas que muchas veces para algunos es complejo; se desenvuelven bien solos, no obstante, como todos pueden padecer, pero tienen un alto nivel para solucionar sus problemas. El estilo de aprendizaje común de los superdotados se centra en el aprendizaje autoregulado, es decir siendo descubridor, independiente y creador de nuevas formas de pensamiento. Asimismo, requiere motivación, comprensión, respeto, aceptación, un entorno emocional adecuado. Necesita una estimulación intelectual adicional, así como ser entendido, atendido, reconocido y valorado.

Conviene que se relacionen con otras personas de habilidad mental similar para que no acaben encerrándose en sí mismos, al no encontrar eco en lo que pueden socializar. Muchos alumnos superdotados tienen habilidades que demandan necesidades de dosificación del tiempo, incluyendo una extraordinaria cantidad de información y retención poco común; conocimiento avanzado y comprensión de contenido, así como un ritmo más rápido de aprendizaje. En ese sentido, existen dos estilos principales de diferenciación por profundidad: La natural, que se basa en el conocimiento, habilidad o interés del alumno o grupo de alumnos, que va de lo concreto a lo abstracto, de lo familiar a lo extraño, de lo conocido a lo desconocido; o la diferenciación determinada por el profesor, pero que amerita un conocimiento pleno de la psicología evolutiva andragógica.

En este sentido, las universidades no están preparadas para acoger a los jóvenes superdotados ni talentosos, los cuales, debido a sus características, deben ser atendidos de manera diferenciada, sobre la base de una identificación previa y su consecuente estimulación para el desarrollo de sus potencialidades. Por lo cual, es necesario la elaboración de programas de intervención que desarrollen el potencial de que disponen los mismos y que haya correspondencia entre los estilos instruccionales y los de aprendizaje, por cuanto, cuando el estilo de enseñanza de los profesores coincide con el estilo de aprendizaje de los estudiantes, puede traducirse en un mayor rendimiento y éxito académico.

Al respecto, las tutorías individuales y personalizadas resultan una estrategia eficaz para enseñarles a profundizar en los contenidos científicos asociados a su formación, a mantener la motivación hacia las tareas, así como a la realización de trabajos investigativos, complejos y abstractos, que exijan un determinado nivel de esfuerzo intelectual y el uso de la creatividad en todas sus dimensiones.

Por lo tanto, deberá lograrse un currículo diferenciado que reconozca sus características y propicie el mayor desarrollo posible de sus peculiaridades y, de esa forma, facilitar una mayor realización de su potencial individual. Asimismo, se deben hacer adaptaciones curriculares de calidad en las instrucciones y materiales, de manera que permitan que se tornen cada vez más complejos e interdisciplinares. En la adaptación curricular en referencia a la superdotación, deberá lograrse un currículo diferenciado, en proyectos relacionados a las asignaturas, que reconozca sus características y propicie el mayor desarrollo posible de sus potencialidades y, de esa forma, facilitar una mayor realización de su capacidad individual.

La diferenciación del currículo se podrá realizar por el número de horas de práctica y talleres, al evaluarse el nivel de conocimientos y habilidades del alumno y lograr mejorar el contenido que haya sido aprendido. Ese tipo de distribución del tiempo, va al encuentro de las necesidades del alumno y posibilita que el fruto del aprendizaje se pueda realizar en menor tiempo y con mayor éxito. De igual forma, puede lograrse la diferenciación del currículo mediante el estudio en profundidad, el cual requiere la investigación de más detalles y nuevos conocimientos, así como del reconocimiento de nuevas perspectivas.

 

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* Magister en Educación. Docente Investigadora de la Universidad de Guayaquil, Ecuador. E-mail: zilaisabelesteves@hotmail.es ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2283-5370

 

** Doctor en Administración con especialidad en Dirección Estratégica. Doctor en Ciencias de la Educación. Docente Investigador de la Universidad Nacional Autónoma Altoandina de Tarma, Perú. E-mail: mchenet@unaat.edu.pe ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2088-2541

 

*** Magister en Educación. Docente Investigadora de la Universidad Estatal del Sur de Manabí, Ecuador. E-amil: maritza.pibaque@unesum.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2652-4799

 

**** Magister en Educación. Docente Investigadora de la Universidad de Guayaquil, Ecuador. E-mail: marielisa.cjavezr@ug.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6824-0380

 

 

Recibido: 2019-11-28                · Aceptado: 2020-02-05