Ordoñez
Sotomayor, Alex**
Ochoa
Cueva, Pablo***
El turismo comunitario en Ecuador es una actividad que ha comenzado a
tener relevancia también en la comunidad indígena de Saraguro, una de las
etnias que mejor conserva su cultura y tradiciones, que se encuentra ubicada en
el Sur de Ecuador. Por ello, este estudio tiene como objetivo analizar cómo adopta el modelo de turismo comunitario esta etnia,
y cuáles son sus condiciones actuales de calidad ambiental y social. En el
análisis se describe a las organizaciones no gubernamentales, que trabajan con los
Saraguro para desarrollar esta actividad, aspirando mejorar y diversificar sus
ingresos económicos, en busca del "Sumak Kawsay" (Buen Vivir); forma
de vivir y pensar que se encuentra en muchas comunidades indígenas
sudamericanas. Este estudio tiene alcance descriptivo transeccional, utiliza
la entrevista y observación directa con los principales actores, como
herramientas para la recolección de datos. De acuerdo con los resultados
obtenidos el turístico comunitario actualmente
genera bajos ingresos económicos en el área de estudio; sin embargo, esta
actividad podría contribuir mucho más para el desarrollo sostenible de Saraguro.
Se concluye que, el turismo comunitario,
puede ser una excelente alternativa que permita fusionar el
manejo y conservación del ambiente, con beneficios económicos y participación equitativa
de la comunidad.
Palabras clave: Ambiente; etnia Saraguro; turismo
comunitario; beneficios económicos; Ecuador.
Environment, society
and community tourism: The Saraguro ethnic group in Loja – Ecuador
Abstract
Community tourism in Ecuador is an activity
that has begun to have relevance also in the indigenous community of Saraguro,
one of the ethnic groups that best preserves its culture and traditions, which
is located in southern Ecuador. Therefore, this study aims to analyze how the
ethnic tourism model adopts community tourism, and what are its current conditions
of environmental and social quality. The analysis describes the
non-governmental organizations that work with the Saraguros to develop this
activity, aspiring to improve and diversify their economic income, in search of
the "Sumak Kawsay" (Good Living); way of living and thinking found in
many indigenous South American communities. This study has a cross-sectional
descriptive scope, uses the interview and direct observation with the main
actors, as tools for data collection. According to the results obtained, community
tourism currently generates low economic income in the study area; however,
this activity could contribute much more to the sustainable development of
Saraguro. It is concluded that community tourism can be an excellent
alternative that allows to merge the management and conservation of the
environment, with economic benefits and equitable participation of the
community.
Keywords: Environment; Saraguro
ethnic group; community tourism; economic benefits; Ecuador.
El
turismo convencional a nivel mundial es una fuente importante de ingresos. El
movimiento económico que esta actividad genera está determinado por el tipo de
visitante y el destino al cual estos acuden. Las empresas y compañías
vinculadas a esta actividad, son las que generalmente adquieren mayores
beneficios.
Algunos
países en desarrollo han intentado hacer del turismo comunitario una fuente
importante para sus ingresos. Generalmente los destinos turísticos alrededor
del mundo son manejados por empresas que trabajan con poblaciones de interés
cultural o étnico; para este caso las comunidades indígenas.
A lo
largo de la historia, los pueblos indígenas han ocupado una posición vulnerable
en muchos sentidos y han sido utilizados por diversos actores para alcanzar objetivos
económicos de desarrollo (Le Bot, 2004).
También, muchas comunidades indígenas y rurales de América Latina presentan tasas
de desnutrición elevadas, y paradójicamente es en el área rural donde se
producen los alimentos. Según Olarte (2015), la situación en Ecuador no es
diferente; los ingresos que estas comunidades reciben son muy bajos, lo que afecta
en su calidad de vida.
Las
comunidades autóctonas de América Latina se caracterizan por ser ricos en
cultura y tradiciones; donde la agricultura, ganadería, caza o pesca, forman su
perfil de vida. Canessa (2005), considera que el hecho de ser indígena se ha
convertido en una gran mercancía internacional, los indígenas son reconocidos
por sus estilos de vida austeros; y como guardianes de la naturaleza, donde su
cultura sirve como una estrategia para atraer a los turistas. Un modelo de
desarrollo alternativo podría ser el turismo comunitario, que busca aumentar el
nivel de ingresos en las familias de estas comunidades indígenas, y a la vez
conservar sus recursos naturales y su cultura (Schéou, 2014).
La
pluriculturalidad y multietnicidad de la población autóctona de Ecuador, sumadas
con sus múltiples atractivos como alta biodiversidad y endemismo, clima, gastronomía
y paisajes variados; incrementa esta oferta turística. También, la Constitución
de la República del Ecuador 2008 (Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador,
2011) en el Art. 14 señala: “Se
reconoce el derecho de la población a vivir en un ambiente sano y
ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el buen vivir o (Sumak Kawsay)”.
El “Sumak Kawsay” (termino quichua que significa
buen vivir), las comunidades indígenas lo han tenido siempre dentro de sus tradiciones,
cultura y cosmovisión, cuyo significado va mucho más allá de un “buen vivir”.
Este concepto es un nexo entre la naturaleza y el ser humano; es un concepto
filosófico y un modelo de vida que algunos gobiernos Andinos, intentan acoplar
al modelo capitalista impuesto y aceptado globalmente. El “Sumak Kawsay” o “Suma Qamaña”,
es un concepto que nació de la filosofía indígena y forma parte de la Constitución
no solo en Ecuador sino también en Bolivia. En lo que se refiere a la planificación
participativa para el buen vivir, se menciona que la participación ciudadana es
un derecho de todos, por lo que ésta es considerada como el eje central de la
política ambiental.
Algunas
organizaciones no gubernamentales (ONG) que en su gran mayoría se financian de
fondos internacionales, han auspiciado proyectos desde mediados del siglo XX,
para ayudar a las poblaciones pobres en todo el mundo; sin embargo, esto no ha
representado un gran beneficio para ciertas comunidades indígenas en Ecuador,
como es la de Saraguro. Si bien es cierto en el país existe una normativa sólida
que vela por los derechos de las personas y su entorno, en realidad estas no
son suficientes (Alvarado, 2017); por lo
que se debería tomar en cuenta la percepción de los ciudadanos, para el diseño
de políticas públicas económicas, sociales y ambientales, que se encaminen
hacia el desarrollo sostenible de estas comunidades.
Por
lo antes expuesto, este trabajo tiene como objetivo general analizar cómo se
adopta el modelo de turismo comunitario en la comunidad indígena de Saraguro; a
través de la percepción de todos los actores que conviven con esta etnia.
También fue analizado el empoderamiento de la comunidad para desarrollar proyectos
turísticos; y finalmente, conocer la percepción sobre su ambiente y
participación social, hacia su anhelado “buen vivir”.
1. Metodología
En
este contexto el presente estudio, que tiene alcance descriptivo transeccional,
es decir con análisis documental y descriptivo; puesto que se observaron los
hechos tal como se presentan en su contexto natural (Hernández, Fernández y
Baptista, 2014). Usa las técnicas para la recolección de datos como la entrevista
y observación directa, en las principales parroquias del cantón Saraguro, donde
se concentra la mayor población indígena de esta etnia. De acuerdo con el
último Censo desarrollado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos [INEC] (2010), la población aproximada es de 30.200
habitantes, distribuida en 183 comunidades.
La
técnica de la entrevista, fue aplicada a la
población objetivo utilizando cuestionarios semiestructurados, tomando en cuenta
únicamente a las personas involucradas directamente con el turismo; como son las
familias de acogida, fundación y operadora turística que inició el proyecto,
líderes comunitarios, y otras personas que en el proceso de estudio fueron
vinculadas con esta actividad; en total fueron elaboradas 12 entrevistas a los
actores clave. Se trabajó previamente con una
guía de preguntas, y se dejó desarrollar las expresiones propias a los
entrevistados, para generar contrapreguntas.
Los cuestionarios semiestructurados fueron aplicados aleatoriamente
para obtener datos cualitativos de categorias generales como: Desarrollo
social, turismo, y cosmovisión ambiental. A las personas mayores de 18 años y
residentes en el cantón; esto con el fin de aumentar la confiabilidad de la información
(Newing, Eagle, Puri y Watson, 2011). Para el calculo del tamaño de la muestra,
fue utilizado el software “Determine
Sample Size Calculator”(1);
con un nivel de confianza del 95% y un margen de error del 5%; partiendo del
total de la población se obtuvo 380 encuestas.
Por
otra parte, la observación directa participativa (Kawulich, 2005), fue llevada dos días por semana; principalmente en
fines de semana en los que se percibió un mayor número de visitas a la comunidad.
Se tomaron registros audiovisuales, importantes para sistematizar la
información y contar con una representación exacta de la cultura. La recolección de datos de campo fue hecha donde había
mayor concentración de personas, como parques, plazas, mercados, centro
comercial y centros turísticos.
La
investigación fue desarrollada en el cantón Saraguro, provincia de Loja, la
cual está administrativamente dividida en cantones, y se encuentra ubicada al
sur de Ecuador (ver Figura I). Saraguro es uno de los cantones más extensos de
la provincia, con una superficie aproximada de 1080 km2, su altitud
va desde los 1000 a los 3800 m s.n.m.; y el rango climático de 8 a 26°C. Su
economía se fundamenta en la producción agropecuaria, y son los «minifundios»
la unidad territorial básica; sobre la que se mantiene esta base económica.
Específicamente, la comercialización de productos agrícolas, lácteos y carne;
abastecen al mercado local y provincial (Gobierno Autónomo Descentralizado del cantón
Saraguro [GAD-Saraguro], 2015).
Fuente:
GAD-Saraguro, 2015.
Figura I: Mapa
del cantón Saraguro en el contexto provincial y nacional
El área urbana se encuentra
consolidada en manzanas, con viviendas de propiedad privada y limites bien
establecidos; cuentan con servicios básicos y sus calles son mayormente asfaltadas
o adoquinadas. El poblado se
encuentra atravesado desde los años cuarenta del siglo XX, por la carretera
panamericana que une todas las provincias de la sierra ecuatoriana (Masson, 2005). Sobre la etnogénesis de esta
población no se tiene información precisa; sin embargo, algunos piensan tienen
un origen Inca (Ogburn, 2007).
También
se ha considerado que parte de la población fue obligada a venir del Cuzco
(Perú), o de las cercanías del lago Titicaca (Bolivia), con el auge de este
imperio. Al ser estas civilizaciones muy territorialistas, su presencia y
permanencia en el sector se determinó por la frontera entre la cultura Palta
del sur occidente, de la provincia de Loja; y en el norte la cultura Cañari, presente
en las provincias de Azuay y Cañar (Masson,
2005; Ogburn, 2007). El cantón Saraguro fue un “tambo” (lugar para descansar y/o abastecerse de provisiones), al ser
un paso obligado para los viajeros desde la Real Audiencia de Quito y el Virreinato
de Perú.
Las
comunidades indígenas ecuatorianas fueron reguladas por la Ley de comunas en
1937. Luego en la década de 1960, el Estado planteó una reforma agraria que entregó
de a poco, tierras a algunos agricultores indígenas. Sin embargo, muchas de
ellas resultaron improductivas (por condiciones de relieve) o poco fértiles.
Esto, sumado a factores climáticos, hicieron que muchos agricultores indígenas
migraran en la década de 1970, desde la sierra Andina hacia la Amazonía, donde
las prácticas de talar y quemar el bosque natural, fue su principal actividad
para subsistir (Ochoa‐Cueva, Fries, Montesinos, Rodríguez‐Díaz y Boll, 2015).
Al respecto,
la población en Ecuador se identifica mayoritariamente como mestiza; sin
embargo, esto corresponde a criterios sesgados debido a la segregación y
discriminación que los pueblos indígenas enfrentan, principalmente por desigualdades
económicas (Schéou, 2014). Lo que ha
provocado que muchos decidan cambiar su identidad rechazando sus raíces.
Afortunadamente,
los autodenominados “runas” de Saraguro, han permanecido en constante posesión
de su cultura que se expresa en: El idioma “Kichwa”; sus atuendos negro
y blanco (pantalones cortos, poncho y sombrero los hombres, y las mujeres
“anaco” o pollera, blusa, reboso y sombrero); su cabello largo recogido en
trenza, llamada “jimba” sin diferencia de edad o sexo. Estos rasgos son
tan arraigados, que el rechazo a ellos constituye el abandono de su etnia, para
dar paso a ser considerados como blancos. Masson
(2005), lo describe como: “Autoidentificación histórico-cultural y
étnico social del segmento indígena”;
esta construcción o reconstrucción identitaria es posible gracias a la constante
búsqueda de sus raíces, sus derechos, su cultura y también al grado de preparación
y formación intelectual con la que algunos de sus miembros cuentan.
Los Saraguros
celebran los cuatro “raymis”, que son fiestas de origen Andino; es decir
propias de la cultura y tradición indígena. Estas fiestas coinciden con las
cuatro estaciones del año; a continuación, la explicación de estas por un
integrante de la comunidad:
Tenemos el “koya-raymi” (21 de septiembre), también
llamado “killa raymi” en el norte es la luna, es una mujer, una abuelita.
También es la siembra, es la fiesta de la fertilidad. Luego tenemos el “kapak raymi”
(21 de diciembre), lo que en la religión católica representa la navidad, en la
espiritualidad andina tenemos esta celebración que significa la fiesta del
poder, la fiesta en honor a la autoridad; entonces aquí tenemos la transmisión
de mando a través del bastón de mando. El “pawkar raymi” (21 de marzo), le
llaman en el norte la fiesta de las flores y de las frutas, en el mundo andino
es la celebración de las nuevas cosechas, es una fiesta femenina, lo verde, el
agua, en honor a la madre naturaleza, la “Pachamama”; y tenemos por último, el “Inti
raymi” (21 de junio) muy popular, es la fiesta del sol en honor a “Taita inti”,
la celebración de las cosechas, el grano maduro, los productos maduros, como el
maíz; ahí tenemos el sol, pero en el mundo andino es dual, es el sol y la luna,
la dualidad: hombre-mujer, el ser masculino y el ser femenino”. (Luis Lozano
Shingre, dirigente comunitario de Ilincho. Hostal Inti Wasi, Amauta)
El
turismo comunitario está basado en la relación intercultural entre la comunidad
que participa de manera activa en la misma, y los turistas; garantizando una
gestión apropiada de sus recursos naturales, de su patrimonio, cultura y
territorio, creando una distribución equitativa de ingresos (Cravatte, 2006; Roux, 2013; Schéou, 2014; Bravo y Zambrano, 2018). La actividad podría también
encontrarse con el nombre en inglés de “Community-based-tourism
– CBT”, donde esta se enmarca dentro
de los ejes principales del desarrollo sostenible que son ambiente, sociedad y
economía (Fernández, 2011; Organización Mundial del Turismo [OMT], 2018).
A
inicios del siglo XXI algunos promotores de turismo comunitario en Saraguro,
vieron como una alternativa de promoción internacional, el desarrollar páginas web
y subirlas en la internet. Al hacer una búsqueda rápida escribiendo los descriptores
«turismo» + «Saraguro», usted podrá visualizar entre otras, a las direcciones
que fueron creadas para este fin(2). Sin embargo, todas están dirigidas únicamente hacia
una población de habla hispana, pudiendo proyectarse al resto del mundo y
mostrar su cultura basta con direccionar su publicidad también en el idioma
inglés.
En
el año 2010 el exministro de turismo de Ecuador (Freddy Ehlers), manifestó que
el turismo comunitario será el vehículo para proteger los hábitats y la
“Pachamama” (naturaleza); y es uno de los objetivos más importantes del Plan
Nacional para el Buen Vivir (Vega, 2014),
que es una propuesta para el desarrollo de las tres recientes administraciones del
Ecuador 2009-2013-2017 (Secretaria Nacional de Planificación y Desarrollo [SENPLADES], 2013). También en este mismo año
fue redactado el Reglamento para los Centros Turísticos Comunitarios (García, 2016).
Además,
este Plan Nacional para el Buen Vivir, considera como primer eje fundamental a
los “derechos para todos, durante toda la vida”, establece la protección de las personas más vulnerables, afirma
la plurinacionalidad e interculturalidad, plantea el combate a la pobreza en
todas sus dimensiones y todo tipo de discriminación y violencia, así como
garantiza los derechos a la naturaleza.
El
segundo eje tiene relación con la “Economía al servicio de la sociedad”,
plantea consolidar el sistema económico social y solidario, ampliar la
productividad y competitividad, generar empleo digno, defender la dolarización,
y redistribuir equitativamente la riqueza; además busca garantizar la soberanía
alimentaria y el desarrollo rural integral. Finalmente, el tercer eje, “Más
sociedad, mejor Estado”, promueve la participación ciudadana y la construcción
de una nueva ética social basada en la transparencia y solidaridad, un Estado
cercano con servicios de calidad y calidez, abierto al diálogo social
permanente, así como la soberanía y la paz, posicionando estratégicamente al
Ecuador en el mundo. Esta propuesta tiene las mejores intenciones, pero se
implementa de forma limitada debido en parte a la recesión económica que vive
actualmente el país, así como la falta de voluntad en los mandos medios, y al
plazo para su cumplimiento hasta el 2021.
El
turismo comunitario desde su concepción ideológica se lo describe por muchos autores,
con ciertas ventajas como el poder alcanzar un desarrollo armónico del
territorio y la distribución equitativa de los recursos en función al aporte de
los involucrados. Sin embargo, otros autores hacen una crítica a este tipo de
turismo justamente por la mercantilización cultural que podría modificar
ciertos patrones conductuales para mostrar su cultura o comercializarla como si
fuera una mercancía.
Otra
crítica es la forma de participación en la actividad que se puede controlar
solo por un grupo de personas, por lo que el beneficio económico ya no se
distribuiría en una forma equitativa, incluso se menciona que se podría
monopolizar esta actividad a cierto grupo o personas. Específicamente en el
tema de mercantilización de la identidad cultural; Peemans (2008), describe al modelo neoliberal que intentó inferir
en la forma de vida de las comunidades campesinas e indígenas del sur, desde el
siglo XX. Es por eso que muchas comunidades campesinas indígenas, adoptan e
implementan el turismo comunitario como una estrategia para revalorizar su
cultura identitaria (Morales, 2008).
El
riesgo de comercializar o mercantilizar su cultura estaría específicamente en
la transformación o el folklorizar una imagen cultural, haciéndola exagerada
para intentar captar más turistas. La “Ethnicity, Inc” es un fenómeno
que ocurre en todo el mundo mediante el cual la cultura indígena está siendo
comercializada a través de una estrategia de marketing (Comaroff y Comaroff, 2009). Consiste en hacer
de la cultura algo novedoso y atrayente hasta convertirse en una cultura
mercantilizada. Mientras que Mellado (2010),
manifiesta que el turismo favorece su reapropiación y fortalecimiento cultural,
como una herramienta hacia el turismo comunitario cultural.
La “Union
Nationale des Associations de Tourisme” (UNAT), intenta también evitar la
representación victimista de las poblaciones del sur, para promover más bien
una imagen de turismo de reencuentro y de intercambio, bajo los principios del
“Trade not aide” o “comercio justo” (Cravatte, 2006).
Por
otra parte, la desigualdad de género ligado al indigenismo, pueden tener un
gran efecto sobre el capital cultural. Babb
(2012), analiza los géneros en relación con la conservación de las
tradiciones culturales, habiendo encontrado que esto implicaba una ventaja para
la mujer, por lo que resume que es ella quien conserva o guarda mejor sus tradiciones.
Dentro del turismo, es la mujer quien con sus atuendos, cantos o danzas ofrece
a los visitantes una “muestra” de su cultura. En el proceso de formación
identitaria la diferencia de género se encuentra a la par con la de clase,
sexo, indigenismo y lugar; estableciendo diferentes significados en relación
con las prácticas culturales (Babb, 2012).
En este estudio en particular, las habilidades de la
mujer indígena de Saraguro le permiten tener un mayor beneficio económico, al
mostrar los elementos que la caracterizan como tal; es decir, su vestimenta (trajes),
artesanías (orfebrería - collares), cantos y danzas; en otras palabras, su
“nuevo capital cultural”.
Otro
de los temas bastante discutido es el beneficio económico; un viaje turístico
hacia los países del sur va destinado a la compra de un pasaje de avión, siendo
la compañía aérea la que recibe la mayor parte del costo del viaje. De igual
manera ocurre con las operadoras de turismo, que retienen una gran parte de los
ingresos. Se estima que más de un 55% del costo del viaje estaría siendo
destinado a estas áreas, mientras que otros autores dicen que este costo podría
elevarse hasta a un 85% (Van de Walle y
Reinauld, 2010).
Sin
embargo, el turismo genera empleo en otras ramas relacionadas a la actividad turística,
como el comercio, la construcción, comunicaciones, actividades financieras;
además de las directamente vinculadas, como alojamiento, alimentación,
transporte, seguros, entre otras. La creación de fuentes alternativas de
ingreso es una salvaguarda para las comunidades (Ruiz, Hernández, Coca, Cantero y Del Campo, 2008). En este caso
particular, el turismo comunitario es una muy buena estrategia de reducción de
la pobreza; por ahora genera ingresos considerados por algunos irrisorios; pero
nada despreciables, por lo que podría funcionar como una actividad
complementaria.
En
relación con la naturaleza, el contexto sociocultural, y el impacto que el
turismo comunitario genera en la comunidad de Saraguro; también se describen estos
resultados de las encuestas, enmarcados en los siguientes tópicos: Ambiente, servicios
básicos, calidad de vida, participación ciudadana y equidad de género. Estos
tópicos se enfocaron hacia el “Sumak Kawsay”, en relación con la
cosmovisión indígena de Saraguro.
En
el tema ambiental, el 65% de la población
encuestada manifiesta tener conocimiento sobre el significado del término biodiversidad,
un 25% revela haberlo escuchado, pero desconoce su significado, y el 10%
restante declara que desconoce totalmente su significado.
Sobre
los factores que afectan al hábitat, el 27% considera que es la agricultura
intensiva, seguida de la contaminación al agua, suelo y aire con un 25%, igual
porcentaje le atribuyen al cambio climático, y un 11% consideran que la
introducción de especies es una de las principales causas, el porcentaje restante
asume diversidad de factores que no suman un porcentaje significativo.
Entre
los principales problemas ambientales que percibe la comunidad están, la
perdida de los recursos naturales (19%), incremento en la producción de desechos
sólidos domiciliares (13%), contaminación del agua (12%), extinción de especies
y cambio climático (9%), uso de pesticidas (8%), consumismo (7%), contaminación
de aire y ruido (6%), degradación del suelo (4%) y otras el 2% restante. En estos
dos últimos criterios consultados, no se destacó al turismo como una amenaza a
la biodiversidad o un problema ambiental.
Por
otra parte, el 23% considera que las soluciones para manejar los problemas
ambientales están en educar más sobre temas ambientales, el 18% considera que
el hacer cumplir las leyes, establecer multas a los infractores el 16%,
implementar una legislación ambiental efectiva un 9%, incorporar tasas por
daños al ambiente 8%, y en otras opiniones el porcentaje restante. De igual
forma, consideran que es el gobierno local y los organismos nacionales como el
Ministerio del Ambiente, los encargados de proponer estas soluciones, implementarlas
y hacerlas cumplir. Sobre este punto, los Objetivos de Desarrollo Sostenible
propuestos por las Naciones Unidas, vincula al turismo el garantizar
modalidades de consumo y producción sostenibles (OMT, 2018; Lalama y Bravo, 2019).
La mayor
densidad poblacional del cantón se encuentra en las parroquias: San Pablo de
Tenta, El Paraiso de Manu, Celén, Lluzhapa y Selva Alegre; todas cuentan con servicios básicos. El 100% en el
servicio de electricidad y alumbrado público y en menor porcentaje en servicio
de agua potable, debido a que algunas viviendas aún cuentan con sistemas
comunales de agua entubada, en casi todas estas parroquias. El alcantarillado
es muy antiguo y algunos sectores no cuentan con este servicio. La recolección
de basura es irregular y los servicios de telefonía e internet son escasos.
En este último punto, se puede inferir dos temas en particular; el bajo interés
o escasa inclusión social por parte de los gobiernos locales, o también la falta
de interés por parte de la comunidad indígena en relacionarse y conectar su
cosmovisión con el mundo (Reyes, Ortega y Machado,
2017).
Acerca
de la calidad de vida y bienestar social,
la población encuestada menciona estar algo satisfecha (48%) con el servicio de
transporte; igual porcentaje (48%) se encuentra algo satisfecho con los
servicios de salud pública. El 52% de los encuestados manifiestan estar muy
satisfechos con la presencia de escuelas y otros espacios educativos.
En relación
con los espacios públicos el 56% no se encuentra nada conforme, y de esta población
el 68% no lo está específicamente con los espacios verdes como parques y
jardines. Por otra parte, el 58% está insatisfecho con los mercados de abastos
y bodegas; y finalmente, los servicios de aseo público, solo un 35% manifiesta
estar de acuerdo. Haciendo un análisis general sobre la satisfacción de la población
en estos servicios y relacionándolos con calidad de vida, se puede decir que
gran parte de la población encuestada describe inconformidad, considerándolos
deficientes a estos servicios.
En
relación con la participación ciudadana, el 56% de la población encuestada
desconoce de estos derechos, mientras que el 44% restante menciona que si los
conoce, para participar activamente en la toma de decisiones. Sobre la capacidad
de asociación, el 24% de la población pertenece a la cámara de industria, el
22% a algún colegio de profesionales, el 8% vinculado a las juntas de agua, y
en porcentajes más bajos está el pertenecer a otras asociaciones. Sin embargo,
un 20% manifiesta no relacionarse a ningún tipo de asociación.
La vulnerabilidad
de las organizaciones sociales y la débil participación en el ejercicio del
poder sobre la toma de decisiones, es uno de los principales problemas que se
identifica en el cantón Saraguro, y que está relacionado con el poder tener resultados
eficaces hacia el turismo comunitario. En este cantón se encuentran registradas
en los diferentes ministerios cerca de 129 organizaciones sociales, pero las
mismas no han logrado consolidarse en procesos de autogestión y negociación de
recursos, puesto que en muchos casos llegaron a estas organizaciones por temas
políticos o de reivindicación social.
Sobre el aporte del turismo comunitario en la economía
de la etnia Saraguro, se tiene muy poca información.
Por ello se ha considerado fuentes diversas que describan parte de su cultura,
tradiciones y formas de vida, con las cuales esta comunidad promociona el turismo.
Una
fuente muy importante de ingresos económicos de los Saraguros es la venta de
artesanías, estas son tejidas y bordadas a partir de lana de oveja. Ellos
fabrican los textiles que a su vez sirven para la confección de diferentes
objetos para la decoración, utensilios y vestimenta. La orfebrería, también es
una fuente de ingresos mediante la cual la comunidad solventa sus principales
gastos.
El
50% de la población encuestada es económicamente activa y productiva; dedicados
a la agricultura, artesanía, maestros, empleados públicos y comerciantes. El
61,53% se dedica a la agricultura, ganadería y pesca, seguido de la
construcción con 5,55%; comercio al por mayor y menor con un 4,76% y la
enseñanza con el 4,56% entre las más representativas. Esta información concuerda
con el GAD-Saraguro (2015); que fundamenta
a la economía cantonal en el comercio con un 42%, seguido de la administración
pública con 24% y los servicios de salud en un 12%. En otras actividades que
generan economía están la financiera con un 7%, enseñanza con un 4% y en
actividades relacionadas directamente con el turismo (alojamiento y alimentación)
únicamente el 4%.
Ciertos
integrantes de la población indígena se identifican como mestizos; de acuerdo con
los datos de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE),
un 45% de la población debería ser indígena; sin embargo, según el último censo
de población solo el 14,1% se identificó dentro de esta clasificación (Ferreira, García, Macías, Pérez y Tomsich, 2014).
En algunas familias la actividad turística es manejada por mujeres; fue la
mujer quien tomó la iniciativa para desarrollar esta actividad, por lo que el enfoque
de género es importante tenerlo presente para el empoderamiento de temas como
el turismo comunitario.
A
pesar de que la equidad de género
hace referencia a la igualdad de derechos y obligaciones que debe tener un
hombre y una mujer en el ámbito del desarrollo y de trato (Ordóñez, Ruiz y Rodríguez, 2019), principio que
además lo señala la Organización de las Naciones Unidas [ONU] (2014), no
obstante, para gran parte de actividades, la etnia Saraguro describe ciertas
tendencias machistas, debido a la baja participación del hombre en las tareas
del hogar y reparto de trabajo equitativo. También, un 50% lo considera menos
cualificado para cumplir estas actividades; así mismo el 42% de la población
encuestada manifiesta que toda la familia sufre cuando la madre tiene un trabajo
a tiempo completo. Por otra parte, el 29% de esta población está de acuerdo en
que el padre participe en el cuidado de los niños, y solo el 22% opina en que
el padre o la madre deben poner su carrera profesional por encima del cuidado
de los hijos.
A nivel
general el 88% de los encuestados, consideran que existe mucha desigualdad de
derechos y obligaciones entre un hombre y una mujer, en el ámbito de
perfeccionar su trato.
A pesar de que la comunidad considera que las actividades turísticas no
atentan contra la “Pachamama”, ellos no están conformes con su manejo y
cuidado; es más, exigen mayor control y regularización sobre el uso de la
tierra y el impacto que se genera al ambiente. De igual manera consideran que
debería haber mayor educación para alcanzar una gestión ambiental integral en
el cantón.
Por otra parte, la comunidad indígena aún tiene mucho que aprender y mejorar
sobre la práctica del turismo. El empoderamiento de todos sus integrantes es
clave; puesto que, al no percibir un beneficio potencial en este rubro, solo ciertos
promotores toman conciencia de la importancia para su desarrollo. También, para
una distribución más equitativa de los ingresos económicos; que es lo que persigue
el turismo comunitario, deberían participar e involucrarse un mayor número de
integrantes de la comunidad.
Se deja demasiadas expectativas y responsabilidades en la administración
del Gobierno (servicios e infraestructura turística) y a las ONG. La comunidad
permanece a la espera de que sea el GAD-Saraguro quien promocione, y la operadora
turística quien envíe las personas a sus hogares; eso se evidenció en el bajo
interés por contratar y proyectarse a través de la internet.
El turismo comunitario busca que la etnia de Saraguro muestre su identidad
cultural; puesto que al ser una de las que mejor conserva sus costumbres y tradiciones
en Sudamérica, es lo que más llama la atención al visitante; sin que esto se considere
como una mercantilización de su identidad; por lo que se debe evitar que sus
fiestas, danzas, rituales y diario vivir; se conviertan en una simple
interpretación teatral. Cuando el turista simplemente busca otra cultura, otro
modo de vida auténtico para ver y sentir.
El turismo comunitario,
puede ser una excelente alternativa que permita fusionar el manejo y conservación del ambiente, con beneficios económicos
y participación equitativa de la comunidad; mejorando sus rentas en búsqueda
del “Sumak Kawsay”, y el desarrollo sostenible de esta población.
Notas
1 Disponible en http://www.surveysystem.com/sscalc.htm
2 http://www.kawsay.org/contenido.aspx?Mid=1&Sid=2
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* Este estudio
fue financiado en parte con fondos públicos de la Secretaría de Educación
Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT). Agradecemos
especialmente al Observatorio Ambiental IAMU (https://planoss.github.io/iamu/), de
la Universidad Técnica Particular de Loja; por la información proporcionada.
** Master en
Ciencias de la Población y Desarrollo. Ingeniero en Gestión Ambiental. Consultor
Ambiental y Docente de la Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador y de la
Université Catholique de Louvain, Belgique. E-mail: alordonez2@utpl.edu.ec
*** Doctor en
Ciencias y Tecnologías Agrarias, de los Recursos Naturales y de Desarrollo
Rural. Ingeniero en Gestión Ambiental. Docente-Investigador de la Universidad
Técnica Particular de Loja, Campus San Cayetano, Ecuador. E-mail:
paochoa@utpl.edu.ec ORCID: http://orcid.org/0000-0003-2230-1026
Recibido: 2019-12-17 · Aceptado:
2020-03-08