Profundización de la industrialización de Argentina: Aportes desde una perspectiva heterodoxa

Villadeamigo, José*

Cianci, Luciano J.**

Resumen

En el marco de la manifestación del fenómeno de la restricción externa en la economía Argentina en años recientes, reaparecieron en la escena nacional voces que propugnaron la aplicación de políticas de raíz neo-clásica -un retorno al mercado-, como camino de solución de las restricciones al crecimiento. El presente artículo, partiendo de un breve análisis de los efectos de la aplicación de ese tipo de políticas durante prácticamente todo el período ١٩٧٦-٢٠٠١ en el país, e indagando acerca de las bases teóricas que las sustentan a través del análisis crítico de sus obras fundantes, que da lugar a la identificación de manifiestas debilidades desde el punto de vista epistemológico, avanza en analizar las condiciones que pudieron haber hecho posible la vigencia extendida de las alternativas teóricas de raíz neoclásica, a través del análisis del sendero evolutivo de cuatro escuelas de pensamiento económico heterodoxas, en particular el Keynesianismo, observando un patrón común asociado a procesos de asimilación a la vertiente dominante. A partir de lo analizado se concluye en la necesidad de recurrir a una visión alternativa, pluralista, de la economía, para conducir el debate democrático en torno al diseño de políticas de industrialización.

Palabras clave: Economía Política; teoría económica; política industrial; desarrollo económico; economía heterodoxa.

Deepening of the industrialization of Argentina: Contributions from a heterodox perspective

Abstract

In the context of the manifestation of the phenomenon of external restraint in the Argentine economy in recent years, voices that advocated the application of neo-classical policies -a return to the market- reappeared on national scene, as a way to resolve the restrictions on growth. The present article, starting from a brief analysis of the effects of the application of this type of policies during practically the entire period ١٩٧٦-٢٠٠١, and inquiring about the theoretical bases that sustain them through the critical analysis of their fundamental works, which leads to the identification of manifest weaknesses from the epistemological point of view, advances in analyzing the conditions that could have made possible the extended persistency of the neoclassical theoretical alternatives, through the analysis of the evolutionary path of four schools of heterodox economic thought, particularly Keynesianism, observing a common pattern associated with assimilation processes to the dominant side. Based on this analysis, it concludes on the need to resort to an alternative, pluralist vision of the economy, to conduct the democratic debate about industrialization policies.

Keywords: Political economy; economic theory; industrial policy; economic development; heterodox economy.

Introducción

Cuando un país en desarrollo se enfrenta a crisis en su balanza de pagos, asociadas en última instancia al hecho de que sus necesidades de consumo y producción no pueden ser satisfechas en plenitud por estructuras productivas menos complejas, densas y diversificadas que las existentes en los países centrales, a la persistencia de la fuga sistemática de rentas hacia el exterior -la cual, al debilitar el proceso inversor, perpetúa y agrava el problema estructural citado-, a la consecuente necesidad creciente de recurrir al financiamiento externo para sostener el equilibrio macroeconómico, entre otros factores, suelen cobrar fuerza las voces que propugnan un retorno al mercado, es decir a la necesidad de aplicar políticas de corte liberal –de raíz neo-clásica- que se presentan frente a las mayorías como capaces de resolver, incluso con facilidad y rapidez, las crisis y restricciones imperantes.

Pero este tipo de políticas ortodoxas ya fueron aplicadas en Argentina, y en América Latina en general, en décadas recientes –en muchos casos, en el marco de regímenes autoritarios1, o en democracias débiles y condicionadas-, con resultados profundamente regresivos2. Así, habida cuenta del fracaso derivado de la aplicación de estas políticas, resulta pertinente indagar si los basamentos teóricos y metodológicos que las sustentan son suficientemente sólidos, o si, por el contrario, su recurrente aplicación mediante el uso de la fuerza3 está también relacionado con una debilidad en dichas bases. Asimismo, resulta interesante intentar responder a la siguiente pregunta: si los basamentos epistemológicos de la vertiente ortodoxa de la economía resultan débiles, ¿cómo se hace posible su supervivencia como alternativa teórica? Se piensa que la posibilidad de responder a esta pregunta puede contribuir a motivar la consideración de una visión alternativa, pluralista, de la economía, útil para sustentar con mayor firmeza epistemológica el diseño de políticas para afrontar los desafíos del presente, en particular los vinculados al proceso de industrialización.

En este sentido, el presente artículo, producto de una investigación científica, está dividido metodológicamente en las siguientes partes: Luego de un breve análisis de los resultados de la aplicación de políticas de raíz ortodoxa en Argentina en el período 1976-2001, basado en la consulta de la abundante literatura disponible, se indaga acerca de la validez epistemológica de los basamentos teóricos que sustentan estas vertientes, recurriendo al análisis crítico de sus obras fundantes. A continuación, se inquiere acerca de la paradoja de la supervivencia del pensamiento económico de raíz neoclásica hasta nuestros días, en relación a sus debilidades de tipo epistemológico, mostrando el modo mediante el cual él mismo ha respondido a la existencia de vertientes críticas, analizando cuatro casos particulares significativos. Por último, a partir de los análisis citados, se presentan las ventajas que podría aportar recurrir a visiones alternativas u heterodoxas de la economía para conducir las reflexiones en torno al diseño de políticas de industrialización en Argentina. Finalmente, se resumen las conclusiones del trabajo.

1. Políticas de raíz ortodoxa en Argentina y sus resultados (1976-2001)

La vertiente ortodoxa de la economía, es decir, la de raíz neo-clásica, fue aplicada en Argentina prácticamente durante todo el período 1976-20014, representando un viraje profundo respecto de las políticas que, desde los 30’, habían propiciado su industrialización. En ese marco, como muestra el Gráfico I, el Valor Agregado Bruto Manufacturero, VABM, se estancó en términos absolutos y, considerándolo en términos per-cápita, se retrotrajo persistentemente, hasta alcanzar valores inferiores a los verificados en 1950 desde 1998.

Fuente: Villadeamigo (2017).

Gráfico I

Valor Agregado Bruto Manufacturero y su participación en el PBI en Argentina (1950-2001)

Por su parte, la estructura interna de la industria verificó en el período una regresión hacia la primarización (Fernández y Porta, 2008), así como hacia la concentración, extranjerización y segregación en estratos de productividad muy diferenciada (Aspiazu y Schorr, 2010).

Como es obvio, lo enunciado dio lugar a la destrucción masiva y precarización del empleo industrial, y también a un incremento considerable de la deuda pública, empleada –junto con la privatización de empresas del Estado- para financiar el déficit comercial creciente.

Así, por el año 2001, ambos factores –endeudamiento externo y desocupación- se combinaron dando lugar a una crisis social y política aguda, que derivó en la renuncia del presidente de la Nación, la declaración de la cesación de pagos de la deuda externa nacional, y el posterior inicio de un nuevo ciclo político en que, gradualmente, varias prescripciones ortodoxas serían reemplazadas por políticas heterodoxas, que posibilitaron una recuperación relevante del PBI manufacturero, junto al descenso del desempleo y de los niveles de endeudamiento externo -aunque con deficiencias en cuanto a la efectividad para propiciar una modificación significativa de la estructura productiva inicial (Villadeamigo, 2017)-.

Sin embargo, en años más recientes, en el marco de la reaparición de la restricción externa, volvieron a escucharse en Argentina voces que reclamaron un retorno al mercado, es decir, a las políticas sustentadas en la vertiente neo-clásica de pensamiento económico, como camino de solución de las limitaciones existentes. Pero, más allá de la evidencia empírica que muestra el fracaso de estas políticas en el pasado, ¿puede afirmarse que tienen un basamento teórico sólido?

2. Debilidad en las bases teóricas del pensamiento económico ortodoxo

Para observar la debilidad de los basamentos teóricos del pensamiento económico ortodoxo basta observa que, desde su nacimiento, la escuela neo-clásica buscó prescindir de la sociedad, de la cultura, de la política, para construir sus teorías, así León Walras llegaría a afirmar que “…this pure theory of economics is a science which re­sembles the physico-mathematical sciences in every respect (Walras, 2003)”, y, llegando aún más lejos, Carl Menger, fundador de la Escuela Austríaca de Economía –pariente cercana de la escuela neo-clásica-, llegaría a sostener que “someter a prueba la teoría exacta de la economía a través de la plena experiencia no es más que un absurdo metodológico” (Bunge, 1999:353), –postura que sería sostenida también por su influyente discípulo Ludwig Von Mises-.

Pero, establecer un conjunto de axiomas respecto del comportamiento humano –sean cuales sean, y en particular los neo-clásicos, cuyo agente representativo, es un ser básicamente aislado, egoísta, omnisciente y libre en sus actividades de intercambio- y desplegar a partir de ellos un sistema lógico que pretenda explicar el funcionamiento económico de la sociedad, no constituye una actividad científica sino que se parece más a un ejercicio intelectual de índole lógico-matemática, cuya práctica exige olvidar que “no se deben considerar las ventajas formales de un concepto como ventajas de significado” (Camino y Fernández, 1988:306).

3. Pensamiento económico ortodoxo: la paradoja de su supervivencia en un marco de debilidad epistemológica

3.1. Vigencia del pensamiento económico ortodoxo

Podría pensarse que, con el paso del tiempo -y más allá de Von Mises-, no todos los economistas de raíz neoclásica o austríaca, sostuvieran las posturas ontológicas y metodológicas de Walras y Menger, pero Leontief (1982) se encargó de mostrar, por ejemplo, que más de la mitad de los investigaciones en economía publicadas por la influyente revista American Economic Review en el período 1972-1981 se focalizaban en el tratamiento de modelos matemáticos puros, sin datos de la realidad, lo cual no implica, por supuesto, que los restantes trabajos se hubieran apartado de los postulados básicos de la corriente principal.

Asimismo, después de las llamadas crisis del petróleo –la primera y más importante en 1973 y la segunda en 1979-, se verifica el ascenso del monetarismo, y de la macroeconomía nuevo clásica (MNC), escuelas que, criticando la incorporación a la ortodoxia de algunos aspectos del aporte de Keynes, es decir, a la llamada síntesis neo-clásica (SNC) –corriente principal durante los 60’, 70’ y 80’-, creyeron haber construido las bases de una macroeconomía correcta, que recuperara la noción del funcionamiento automático y eficiente de la economía en términos plenos.

Pero la MNC fue duramente criticada, aduciendo que “su metodología, basada en micro-fundamentos, conduce a ignorar grandes áreas consideradas en la macroeconomía de Keynes, como la incertidumbre, la inestabilidad y el desequilibrio” (Vercelli, 1991:235-236), dándose lugar al surgimiento de una vertiente que se propone contestar el anti-keynesianismo de la MNC, la macroeconomía nuevo-keynesiana (MNK), cuya publicación fundacional es la obra de Mankiw y Romer (1991).

Dicha escuela rechaza el concepto apriorístico de mercados que se equilibran automáticamente e incorpora elementos de la realidad al tiempo de elaborar sus modelos, como las imperfecciones del mercado y los precios que no son absolutamente flexibles. Pero coincide en el marco general de análisis neoclásico; utiliza las herramientas propias del modelo de equilibrio general dinámico, acepta las posiciones de los teóricos de la MNC acerca de las inconsistencias temporales y enfatiza en la importancia de la credibilidad de las políticas futuras. Es decir que, esencialmente, su enfoque teórico se mantiene dentro de los lineamientos metodológicos que consisten en utilizar como referencia el mercado perfecto y la eficiencia de Pareto que estaría demostrada en el modelo de equilibrio general.

De esta forma, si bien a diferencia del caso de la MNC, las políticas económicas deducidas de la MNK reconocen la posibilidad de que la intervención por parte del Estado en la economía resulta necesaria y conveniente, aducen que ésta debe realizarse en forma muy circunscrita y acotada al uso de ciertas herramientas, orientadas a disminuir los efectos inconvenientes del accionar de las fuerzas del mercado -derivados de las imperfecciones, de la falta de información completa, de las rigideces- sobre el bienestar.

Por todo lo antedicho, la MNK no puede considerarse como alternativa a las vertientes pre-keynesianas, sino más bien como un nuevo intento, como lo fuera antes el keynesianismo de la síntesis, de sostener dichas concepciones, realizando para ello sólo algunas variaciones que no modifican los aspectos esenciales.

En definitiva, resulta claro que el basamento epistemológico de la corriente dominante, signado por el marginalismo de Walras -y llevado al extremo en su postura apriorística por Menger- sigue, hasta hoy, vigente en una medida relevante.

3.2. Clave de la supervivencia: procesos de asimilación

Observando que la supervivencia del pensamiento económico ortodoxo implicó la asimilación de una importante vertiente crítica, el keynesianismo, a la cual, en sus versiones sintéticas (keynesianismo de la síntesis y macroeconomía nuevo-keynesiana) despojó de sus contenidos esenciales, se plantea analizar el sendero evolutivo de otras escuelas alternativas: la Institucionalista, la Economía del Desarrollo y la Organización Industrial, observando que la asimilación del keynesianismo es sólo uno de varios ejemplos del modo predominante de supervivencia para el pensamiento económico ortodoxo.

Así, la escuela Institucionalista, desde la cual se señalara tempranamente el error de pretender construir una economía basada en postulados apriorísticos y sesgada hacia el enfoque de las ciencias naturales (Veblen, 1898), y se propusiera un abordaje epistemológico y metodológico diferente (Kiekhofer et. al, 1932), sería asimilada por la ortodoxia a partir del surgimiento de la llamada Nueva Economía Institucional, de explicita raíz neo-clásica, cuya obra fundante corresponde a North (2012)5.

También este sería el derrotero de la Economía del Desarrollo, surgida luego de la segunda posguerra6, desde la cual se enfatizara en las profundas diferencias entre países de alto desarrollo industrial, y países que no han alcanzado dicho estadio, sus vinculaciones (no-) recíprocas, y la necesidad de emplear enfoques diferentes de los contemplados por la corriente principal para abordar esta realidad, pero cuya asimilación se manifiesta al observar que la ya citada Nueva Economía Institucional, de raíz neo-clásica, se constituye actualmente también como corriente principal en el campo de la Economía del Desarrollo (Evans, 2006; Acemoglu y Robinson, 2005).

Por último, se observa un sendero similar en el caso de la Organización Industrial7, focalizada en el análisis realista de la competencia en el capitalismo, la cual, a partir del rechazo de la metodología y supuestos ortodoxos, enfatizara fuertemente en el análisis empírico para la construcción de sus teorías, pero deviniera luego, principalmente desde los 80’, en la llamada Nueva Organización Industrial, basada en consideraciones a priori y prestando escasa atención a datos estadísticos (Bianchi, 2013).

Como se observa, la teoría neo-clásica ha recibido numerosas observaciones y críticas profundas, a las que ha respondido mediante procesos de asimilación -se han mostrado en este trabajo cuatro ejemplos-, sin que eso implique la modificación de sus basamentos epistemológicos y metodológicos. Es decir, puede decirse que la ciencia económica, ha recorrido un camino extendido de transición entre la fase de ciencia normal hacia la de ciencia revolucionaria, empleando la terminología de Kuhn (2006), mostrando una notabilísima resiliencia.

Queda planteado el interrogante acerca de si esta resiliencia puede ser explicada considerando la afinidad de dicha teoría con los intereses de los sectores sociales dominantes durante todo el extenso período en cuestión –dado que “acepta de manera demasiado acrítica el statu quo… [considera] la estructura socio-económica subyacente como algo dado” (Chang, 2015:122)-, como pueden sugerir los siguientes conceptos vertidos por Foucault (2003:28):

“Hay que admitir más bien que el poder produce saber (y no simplemente favoreciéndolo porque lo sirva o aplicándolo porque sea útil); que poder y saber se implican directamente el uno al otro; que no existe relación de poder sin constitución correlativa de un campo de saber, ni de saber que no suponga y no constituya al mismo tiempo unas relaciones de poder. Estas relaciones de “poder-saber” no se pueden analizar a partir de un sujeto de conocimiento que sería libre o no en relación con el sistema del poder; sino que hay que considerar, por lo contrario, que el sujeto que conoce, los objetos que conoce y las modalidades de conocimiento son otros tantos efectos de esas implicaciones fundamentales del poder-saber y de sus trasformaciones históricas. En suma, no es la actividad del sujeto de conocimiento lo que produciría un saber, útil o reacio al poder, sino que el poder-saber, los procesos y las luchas que lo atraviesan y que lo constituyen, son los que determinan las formas, así como también los dominios posibles del conocimiento”.

4. Pensamiento económico heterodoxo: aportes al debate en torno a la industrialización de Argentina

4.1. Economía política, economía pluralista: desafío al pensamiento único

Más recientemente, autores como Dow (1996), han enfatizado en la necesidad de asumir una postura epistemológica alternativa a la ortodoxa, que implica la aceptación de la validez simultánea y las relaciones de interdependencia entre diferentes teorías económicas, lo cual se ha denominado pluralismo económico.

Según esta aproximación, que presenta ciertos rasgos comunes con la de Lawson (2006), resulta posible, además de conveniente y necesario, considerar más de una vertiente de pensamiento, para que sus enfoques parciales puedan integrarse en visiones superadoras, útiles para afrontar desafíos económicos específicos de la realidad concreta. Se trata de una postura frente al conocimiento que fuera llamada Babilónica-Estoica (abierta, orgánica y no dual)8, opuesta de la denominada Cartesiana-Euclídea (cerrada, atómica y dual)9.

Entre los autores actuales destacados que también suscriben a la visión pluralista de la economía se encuentra Han Joon Chang, quien emplea el caso del progreso económico de Singapur como ejemplo de la necesidad de adoptar esta perspectiva para explicar fenómenos económicos:

“…si solo leemos The Economist o The Wall Street Journal, de lo único que nos enteraremos es de la política de libre comercio de Singapur y su receptividad a la inversión extranjera. Esto puede llevarnos a concluir que el éxito económico de Singapur es una prueba fehaciente de que el libre comercio y el libre mercado son la mejor receta para el desarrollo económico… hasta que tenemos noticia de que casi toda la tierra en Singapur es propiedad del Estado, de que el 85 por ciento de las viviendas las otorga un organismo estatal (el Housing and Development Board) y de que el 22 por ciento de la riqueza nacional la producen empresas públicas (el promedio internacional ronda el 10 por ciento). No hay un solo tipo de teoría económica —neoclásica, marxista, keynesiana o la que sea— que pueda explicar el éxito de esta combinación de mercado libre y socialismo” (Chang, 2015:57).

También, dicho autor destaca otro hecho importante: el nombre original de la disciplina hoy llamada Economía es Economía Política, y que esta denominación expresa con mayor claridad su objeto (Chang, 2015). Además, observando con detenimiento se puede percibir una paradoja: la pretendida transformación de la Economía en teoría pura puede considerarse como el resultado de acciones políticas, llevadas adelante desde el siglo XIX, transformación que, además de conducir a un extravío epistemológico, tiene un perfil totalitario, ya que convierte un enfoque particular en la verdad, la cual, además, resulta opaca y excluyente, ya que implica un uso improcedente de instrumental matemático de mayor o menor complejidad.

Por último, de acuerdo a estas consideraciones, es claro que no resulta posible desvincular a la Economía de las restantes ciencias sociales, como lo pretendiera hace tiempo Walras. Es decir, para construir conceptualizaciones consistentes de los fenómenos sociales, como son los económicos, no puede eludirse la observación de la sociedad y su devenir en el tiempo.

4.2. Economía pluralista y política industrial

Observadas las debilidades epistemológicas de la corriente económica principal -así como el mecanismo que permitiría explicar su extendida supervivencia como alternativa teórica-, las cuales acompañan y complementan a la literatura que muestra en forma detallada su rotundo fracaso en Argentina, y revalorizando así una visión alternativa, pluralista, de la economía, algunos emergentes empiezan a surgir, siendo el que interesa aquí el que pone en duda la capacidad de los automatismos del mercado para modificar las condiciones estructurales que impiden el crecimiento sostenido de la economía Argentina y el bienestar de su población.

Dicho emergente da lugar a tomar en cuenta un instrumento de política pública largamente soslayado: la política industrial, entendiendo como tal al conjunto de acciones de Gobierno orientadas a desarrollar o reestructurar ciertas industrias de la economía nacional que, por su potencial de encadenamientos y rendimientos crecientes dinámicos, son pasibles de inducir el cambio estructural virtuoso y aumentar la productividad de la economía (Johnson, 1982; Chang, 1993). Es decir, entendiendo a la política industrial como aquella que implica cierto grado de selectividad orientada a desafiar las ventajas comparativas estáticas preexistentes.

Por supuesto, por partir en varios aspectos de una situación de tierra arrasada en materia de industrialización en Argentina, tanto en términos materiales como teóricos-intelectuales, el trabajo por realizar resulta arduo y, los debates democráticos en torno a los criterios de la citada selectividad de la política industrial posiblemente encendidos.

En este sentido, algunos trabajos recientes avanzan en orientar este debate con puntos de vista que proponen una focalización de esfuerzos de la política industrial en segmentos proveedores del sector primario, y aquellos en que Argentina tuviera capacidades acumuladas significativas y trayectorias de aprendizaje considerables (Schteingart y Coatz, 2015), o en “bienes capaces de asumir un papel medular en la difusión intersectorial de tecnología, como ciertos bienes de capital, especialmente asociados a las denominadas tecnologías de la información y la comunicación” (Lavarello, 2017:17).

Cualquiera sea el rumbo que tomen estas discusiones, se considera un adelanto que la energía del debate intelectual en el país en torno a la industrialización pueda focalizarse crecientemente en ellas, apartándose de aquellas con un mismo denominador común signado no sólo por el fracaso en la práctica, sino también por un basamento teórico-epistemológico, como mínimo, cuestionable.

Conclusiones

Si bien con elementos de diferenciación, tanto del entorno nacional como del mundial, la industrialización de Argentina comenzó a enfrentar desde hace algunos años desafíos en buena medida relacionados con los verificados a mediados de los 70’. Como entonces, por ejemplo, la producción manufacturera per cápita llegó a alcanzar valores relativamente elevados para los parámetros históricos nacionales, el desempleo se había reducido (aunque con valores mayores que los verificados a mediados de los 70’), y la deuda externa no representaba una limitación drástica al desarrollo y a la soberanía del Estado. También, como entonces, se manifestaron dificultades para sostener el equilibrio comercial en el sector industrial, y el equilibrio del sector externo se vio crecientemente comprometido, siendo alcanzado en buena parte por el saldo favorable del sector primario y sus manufacturas derivadas. En ese contexto, se propugnaron visiones que proponían un retorno al mercado.

Sin realizar un análisis de las políticas económicas e industriales en años recientes en Argentina, basadas en forma explícita en una visión de la economía de raíz ortodoxa, pero sí considerando la abundante literatura que analiza los resultados de su implementación en el período 1976-2001, el presente artículo avanza en escudriñar sus basamentos teóricos y epistemológicos, poniendo en evidencia algunas de sus principales debilidades y mostrando su modo de supervivencia, basado en la asimilación de las vertientes críticas.

Partiendo de dichas consideraciones, se propone considerar una visión alternativa de la economía, pluralista, para conducir debates importantes y largamente soslayados en Argentina, como aquellos vinculados a su industrialización y a los instrumentos de política pública útiles para avanzar en ese objetivo.

Notas

1 Como en Argentina en el período 1976-1983.

2 Existe abundante literatura que detalla estas experiencias. Para el caso latinoamericano puede consultase por ejemplo a Lall (2004), quien realiza una comparación vis-a-vis de las políticas aplicadas en América Latina en los 80’ y 90’, y sus resultados, versus las aplicadas en el este de Asia, claramente apartada de los preceptos ortodoxos. Para el caso específico de Argentina, puede consultarse a Fernández Bugna y Porta (2008), a Aspiazu y Schorr (2010) y a Villadeamigo (2017).

3 La relación entre la aplicación de políticas económicas liberales y coerción política, con énfasis en el análisis de la expansión mundial del capitalismo en el siglo XIX, es analizada en Chang (2014: 69-70).

4 En 1984-1989, principalmente en los primeros años del sub-período, se ensayaron políticas alternativas de carácter neutralizante de las disposiciones implantadas durante la dictadura; sin embargo, el contexto internacional y la debilidad macroeconómica doméstica, decididamente desfavorables, sumados a fuertes condicionantes políticos tanto internos como externos, condujeron a la aplicación de medidas que no lograron contrarrestar el desequilibrio de pagos externos y la pérdida de reservas, ni contener la agudización del conflicto distributivo y la elevadísima inflación de fines de la década.

5 Un agudo análisis crítico de las bases teóricas y metodológicas de esta escuela puede encontrarse en Chang (2011).

6 Sobre los antecedentes, desde los siglos XVI y XVII, de la tradición desarrollista, puede consultarse a Chang (2014: 127-131).

7 Llamada, según la tradición inglesa, Economía de la Industria. El surgimiento de esta vertiente se vincula en forma directa con aportes realizados por referentes de otra heterodoxia, la Escuela Historicista Alemana de economía.

8 Opta por seguir distintas líneas argumentales que pueden tener puntos de partida diferentes, con premisas seleccionadas de acuerdo a su mejor adaptación al tratamiento del problema específico abordado. (Dow, 1996).

9 El conocimiento se genera a partir de un conjunto de axiomas básicos (que son considerados verdaderos por definición) y de una sistematización lógica, desembocando en teoremas que no son evidentes y constituyen un cuerpo de teoría. (Dow, 1996).

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