Masificación, segmentación y fragmentación de la educación superior chilena: Bienestar subjetivo de profesionales*

Iturrieta Olivares, Sandra**

Resumen

En un contexto neoliberal como la sociedad chilena y con el objetivo de analizar los efectos de la masificación, segmentación y fragmentación de la educación superior sobre el bienestar subjetivo de profesionales de las ciencias sociales, y la posible existencia de una promesa profesional incumplida, el presente artículo muestra los resultados de un estudio de caso con enfoque cuantitativo, sobre el bienestar subjetivo de quienes componen una profesión paradigmática al respecto: trabajo social. Sobre la base de que el bienestar subjetivo tiene componentes hedónicos y cognitivos, se concluye que la satisfacción vital en el campo de lo laboral, de estos profesionales y técnicos es mayor que el expresado por los chilenos en general. No obstante, los profesionales declaran menores niveles de bienestar subjetivo que los técnicos de su área, siendo ello extrapolable a otras profesiones afectadas por las reformas neoliberales impuestas por la dictadura cívico-militar en el país, cuyos efectos se mantienen vigentes.

Palabras clave: Masificación; segmentación y fragmentación de la educación superior; bienestar subjetivo; promesa profesional incumplida; trabajo social.

Massification, segmentation and fragmentation of chilean higher education: Subjective well-being of professionals

Abstract

In a neoliberal context like the Chilean society and with the objective of analyzing the effects of the massification, segmentation and fragmentation of higher education on the subjective well-being of professionals in the social sciences, and the possible existence of a broken professional promise, the present article shows some results of a case study with a quantitative approach, on the subjective well-being of those who make up a paradigmatic profession in this regard: social work. On the basis that subjective well-being has hedonic and cognitive components, it is concluded that the life satisfaction in the field of work, of these professionals and technicians is greater than that expressed by Chileans in general. However, the professionals declare lower levels of subjective well-being than the technicians of their area, being this extrapolated to other professions affected by the neoliberal reforms imposed by the civic-military dictatorship in the country, whose effects remain in force.

Keywords: Massification; segmentation and fragmentation of higher education; subjective well-being; unfulfilled professional promise; social work.

Introducción

La educación superior ha sido ampliamente debatida en los últimos años en Chile, siendo las protestas estudiantiles iniciadas en el año 2011 el hito que marca su visibilidad como un problema social en el país (Fleet, 2011; López y Prado, 2016). Las demandas de tal movimiento social se sustentan en la necesidad de que en Chile se considere la educación como un bien social y no de consumo (Brunner y Ferrada, 2011), como quedó establecido luego de la reforma a la educación superior impuesta por la dictadura cívico-militar en los años ’80 (Fischer, 2009; Slachevsky, 2015). Lo que sostiene estas protestas ciudadanas es el endeudamiento estudiantil, cuyos efectos negativos han sido bastamente demostrados (Olavarría y Allende, 2013; Pérez-Roa, 2014).

Menos visible para la ciudadanía es la masificación, segmentación y fragmentación de la educación superior propiciada por la reforma dictatorial, que favoreció la creación de universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica, en que el Estado asumió un rol subsidiario desplazándose el control de la educación terciaria hacia el mercado y la competencia. Ello condujo a la masificación de la educación superior (Brunner y Uribe, 2007; Iturrieta, 2014) y a su segmentación en cuanto al tipo de instituciones, al nivel socioeconómico de quienes acceden, a las titulaciones obtenidas y a su ubicación socio-laboral (Carmona et al., 2014; Iturrieta, 2014). Mientras que la fragmentación se evidencia en que una misma profesión puede ser dictada en universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica, sin que existan evidencias de orientaciones formativas diferenciadas, como tampoco de prerrogativas laborales distintivas.

El contexto anteriormente esbozado, está presente en todos los países de economías capitalistas, provocando lo que Bourdieu (1998) llamó “descualificación estructural de las titulaciones” que consiste en que los profesionales estarían “destinados a obtener de sus titulaciones menos de lo que hubiera obtenido de ellas la generación precedente” (Bourdieu, 1998:140). Ello provoca menores prerrogativas laborales y en ocasiones subempleo (Lavado et al., 2014), y tiene como efecto el credencialismo, ya que la progresiva masificación estratificada de los certificados educacionales, impulsada por las estrategias expansivas de las instituciones educativas como por el mercado laboral, que dispone de un mayor número de postulantes cada vez con mayores certificaciones, provoca una “suerte de pirámide de credenciales” (Bruner y Uribe, 2007:232).

Las menores prerrogativas laborales y el subempleo, provocarían en las profesiones más pobladas, una promesa profesional incumplida (Brunner y Uribe, 2007; Lavado et al., 2014). Es decir, una especie de desilusión colectiva que resulta del desajuste entre las aspiraciones que el sistema de enseñanza promete y las oportunidades que realmente ofrece el mercado laboral (Bourdieu 1998).

Considerando que una profesión establece vínculos entre niveles de educación formal relativamente altos y posiciones y/o recompensas en la división social del trabajo, relativamente deseables, se refuerza la idea ampliamente difundida de que obtener un título de educación superior trae oportunidades más favorables de inserción laboral y progreso, además de una mejor posición social respecto de los no profesionales (Sarfati, 1989). En ello radica la predisposición favorable al endeudamiento de quienes acceden a este tipo de educación y pertenecen a los estratos socioeconómicos más desfavorecidos (Olavarría y Allende, 2013). No obstante, la realidad chilena evidencia una oferta de vacantes disociada del número de plazas laborales disponibles, generándose sobre oferta de profesionales y aumento de la competencia en el mercado laboral. Ello concuerda con los datos de la OCDE referidos a que en Chile “un título terciario no ofrece mucha garantía contra el riesgo de desempleo: 5,6% de los que tienen un título terciario están desempleados, pero sólo el 4,6% de los adultos sin un título de educación superior lo están” (OCDE, 2014:2).

Por otra parte, la segmentación de la educación superior se refleja en que el ingreso a universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica, está directamente asociado al estrato socioeconómico de proveniencia de los postulantes, reservándose las universidades para los estratos altos y medios, mientras que los institutos profesionales y centros de formación técnica captan preferentemente estudiantes provenientes de los estratos socioeconómicos más desfavorecidos (Carmona et al, 2014; Trucco, 2014). Ello no sólo genera oportunidades diferentes, sino además aspiraciones educacionales también diferenciadas (PNUD-UNICEF, 2014) entre quienes provienen de estratos medios y bajos y han aumentado su nivel educativo en relación a sus padres (CEPAL, 2007).

1. Bienestar subjetivo en profesionales

Según Foucault (2017) la subjetivación, es un proceso en que cada momento histórico propone a los individuos elementos para fijar su subjetividad, conservarla o transformarla en razón de un cierto número de fines, debido a las relaciones de dominio de sí, sobre sí, o de conocimiento de sí por sí mismo más allá de la idea de un individuo disciplinario. La subjetividad corresponde al resultado de mecanismos de normalización en el individuo, congruentes con las condiciones culturales existentes (Foucault, 2017), en que las experiencias individuales pueden ser valoradas de acuerdo a los diferentes modos de percibir el mundo.

De modo que el bienestar subjetivo, corresponde en primera instancia a la valoración que una persona hace de su propia vida, en términos de la preponderancia de sentimientos positivos sobre los negativos referidos a su satisfacción con la vida García (2002). En tal evaluación hay componentes hedónicos y cognitivos que se encuentran interrelacionados (García, 2002; Tov y Diener, 2013; Casas et al., 2014). El componente hedónico está constituido por los sentimientos, emociones y estados de ánimo más frecuentes de una persona. Mientras que el cognitivo representa la discrepancia percibida entre aspiraciones y logros, cuyo rango evaluativo va desde la sensación de realización personal, hasta la de fracaso o frustración (García 2002). El componente cognitivo denominado satisfacción vital, se refiere a la evaluación de una persona sobre la calidad de su vida como globalidad o valorando ámbitos específicos de ella, como la familia, amigos, trabajo, entre otros (Casas et al., 2014).

Así, la subjetividad corresponde al “espacio y el proceso en que los individuos construyen una imagen de sí, de los otros y del mundo en el contexto de sus experiencias sociales” (PNUD, 2012:16) y el bienestar subjetivo “se produce cuando los individuos tienen una buena imagen de sí y una buena imagen del mundo, cuando pueden construir proyectos de vida y cuando consideran que la sociedad en que viven les ofrece las posibilidades para desplegarlos” (PNUD, 2012:138).

Por otra parte, aun cuando ha sido discutida la idea del trabajo como un huso seguro en el cual se enrollan y fijan definiciones del yo, identidades y proyectos de vida, (Bauman 2000), éste continúa cumpliendo un rol en la vida moderna como: eje de integración social; parte del sentido de la vida personal; espacio privilegiado de participación ciudadana y como motor del progreso material. En tal sentido, cobra relevancia indagar sobre el bienestar subjetivo en relación al ejercicio laboral de profesionales que se desempeñan en un contexto marcado por la masificación, segmentación y fragmentación de sus profesiones.

2. El paradigmático caso del trabajo social chileno

En América Latina es paradigmático el caso chileno en relación a la masificación, segmentación y fragmentación de la educación superior (UNESCO-IESALC, 2014). Dentro de ello es también señero el caso del trabajo social chileno, ya que en el año 1970, existían 11 programas de trabajo social en el país, sin embargo, durante la instauración de la dictadura cívico-militar chilena en el año 1973, fueron cerrados cinco de estos programas y los que permanecieron abiertos debieron suspender los ingresos a primer año o restringir su número de vacantes. En el año 1980 conforme al decreto con fuerza de ley Nº 1, del Ministerio de Educación chileno, se terminó la tradición de exclusividad universitaria para algunas profesiones en Chile, entre ellas trabajo social1.

En el año 2005, luego de una amplia discusión parlamentaria y gremial, se promulga la Ley 20054, restableciendo el rango universitario a trabajo social. No obstante, por mandato de dicha ley, la profesión se separa en “Servicio Social” y “Trabajo Social”, quedando el otorgamiento del grado de licenciatura en trabajo social, reservado exclusivamente a las universidades, mientras que el título profesional puede ser otorgado por diversas instituciones de educación superior. De allí que en la actualidad la carrera se encuentre fragmentada en: 107 ofertas de programas universitarios de trabajo social; 97 de servicio social ofrecidos por institutos profesionales; 17 programas de trabajo social en institutos profesionales; 61 técnicos en trabajo social dictados por centros de formación técnica; además de 50 programas de técnicos en servicio social y 94 de técnicos en trabajo social dictados por institutos profesionales. Siendo la profesión del campo de las ciencias sociales más fragmentada en el país.

Por otra parte, al considerar la totalidad de oferta programática del campo del trabajo social en Chile, se constata su masividad debido a la existencia de un total de 426 ofertas de formación terciaria en el área, contra por ejemplo: 146 programas de psicología, 20 de sociología y 9 de antropología, todos dictados en universidades (MINEDUC, 2017). De manera que aunque las carreas de sociología y antropología, no cuenten con exclusividad universitaria en la actualidad, no se encuentran masificadas ni fragmentadas como trabajo social.

La segmentación del trabajo social se refleja en la matrícula del año 2017, donde un 4,3% de quienes ingresaron a la carrera provienen de colegios particulares pagados, a los que habitualmente acceden los sectores económicos más acomodados. En tanto que un 95,7% de tales estudiantes lo hacen desde establecimientos con financiamiento público o mixto, es decir, subvencionados por el Estado, a los que habitualmente acceden quienes pertenecen a los estratos socioeconómicos menos favorecidos. Ello contrasta con las carreras de sociología, antropología y psicología, cuyos estudiantes provienen respectivamente en un 26,4%; 24,5% y 19,6% de colegios particulares pagados (MINEDUC, 2017).

Considerando lo anterior y la favorable disposición al endeudamiento de quienes acceden a la educación terciaria, que podría potenciar la sensación de una promesa profesional incumplida, afectando negativamente el bienestar subjetivo de tales profesionales, cobra relevancia producir conocimientos sobre el bienestar subjetivo de quienes conforman la profesión más afectada por la masificación, estratificación y segmentación de la educación superior en Chile, que corresponde a trabajo social.

3. Metodología

Para alcanzar tal fin se desarrolló una investigación empírica, con diseño no experimental, de nivel exploratorio y enfoque cuantitativo. Para comparar el bienestar subjetivo de los profesionales encuestados con el de los chilenos en general, se aplicó un segmento de la encuesta sobre el bienestar subjetivo, formulada por el PNUD para medir el desarrollo humano en Chile. De entre las 174 preguntas de tal encuesta, se seleccionaron 21 de ellas referidas a la medición del bienestar subjetivo en cuanto a la educación y empleo, a las que se sumaron 22 interrogantes más: Seis relativas a la caracterización sociodemográfica de los encuestados y 16 para indagar distinciones entre trabajo social, servicio social, y técnicos en trabajo o servicio social. La fiabilidad del instrumento de recolección de datos fue de 0.9, medida con el alfa de Cronbach a través del software SPSS, versión 15,0.

La encuesta fue aplicada a una muestra representativa al 95% de confianza, construida sobre la base de un universo no conocido de profesionales y técnicos de trabajo o servicio social. Asumiendo que el universo tiene una distribución normal, se trabajó con un diseño muestral estratificado por conglomerados en tres etapas. La estratificación en su primera etapa estuvo dada por el tipo de institución laboral: pública o privada. La segunda etapa por el sector de desempeño profesional: salud; trabajo y seguridad social; justicia; educación; y vivienda. Mientras que la tercera etapa estuvo representada por el título profesional.

Considerando que n es mayor que 300, se encuestó presencialmente o en línea a 3.166 profesionales y técnicos a nivel nacional, seleccionados a través de muestreo aleatorio simple y de acuerdo a los criterios de conformación de los conglomerados, agregando como requisitos contar con experiencia laboral de al menos cinco años, considerado tiempo suficiente para adentrarse en el campo laboral y sin estudios de pos grado o el título profesional en el caso de los técnicos, para salvaguardar la posibilidad de comparación entre las formaciones de origen.

Con la finalidad de comparar los resultados con aquellos publicados por el del PNUD sobre felicidad de los chilenos, se siguió el mismo método de trabajo con los datos que corresponde a un análisis porcentual, el que fue realizado a través del software SPSS, versión 15,0.

4. Bienestar subjetivo de profesionales y técnicos del trabajo social

Los encuestados declaran una libertad de elección proporcionada por el nivel y tipo de estudios, superior al porcentaje expresado por los chilenos en general, siendo aquellos que poseen un título de técnico en trabajo o servicio social, quienes declaran mayor libertad de elección (93,75%) y los trabajadores sociales quienes menos lo expresan (91,3%), aun cuando es superior al porcentaje nacional declarado (ver Tabla I).

Tabla I

Libertad de elección

Rango

Nacional

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

Mucho

21,6

34,78

43,75

50

Algo

27,9

56,52

48,44

43,75

Poco

27,2

8,7

7,81

6,25

Nada

22,3

0

0

0

Fuente: Elaboración propia (2017).

El optimismo con el que los encuestados ven las posibilidades de aprender algo nuevo para desempeñarse mejor en el mundo actual, supera el porcentaje con el que los chilenos en general lo expresan. Quienes poseen un título técnico manifiestan mayor optimismo al respecto, tal como se puede observar en la Tabla II.

Tabla II

Posibilidades de aprender algo nuevo

Rango

Nacional

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

Muy posible

17,2

47,83

39,06

68,75

Algo posible

28

41,3

46,88

31,25

Poco posible

24,4

0

0

0

Nada posible

29,2

10,87

14,06

0

Fuente: Elaboración propia (2017).

En cuanto a la confianza en mantener el empleo durante los próximos doce meses, se puede apreciar en la Tabla III, que los trabajadores sociales muestran el porcentaje más bajo de confianza, siendo inferior al nacional. Mientras que los asistentes sociales son los más optimistas al respecto, seguidos por los técnicos, ambos por sobre el porcentaje a nivel nacional.

Tabla III

Confianza en mantener el empleo actual

Rango

Nacional

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

Ninguna

8,3

8,7

4,75

18,75

Poca

19,1

30,43

11,11

6,25

Bastante

35,7

47,83

57,14

62,5

Absoluta

35,5

13,04

27

12,5

Fuente: Elaboración propia (2017).

Quienes poseen título técnico son más optimistas sobre la posibilidad de encontrar una nueva fuente de trabajo si pierden su actual empleo o así se lo proponen, siendo su porcentaje de confianza superior al nacional. Mientras que los asistentes sociales y los trabajadores sociales presentan niveles de confianza menores al porcentaje nacional, siendo estos últimos quienes exhiben los menores niveles de confianza en relación a aquellos (ver Tabla IV).

Tabla IV

Posibilidad de encontrar un nuevo empleo

Rango

Nacional

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

Muy difícil

17,3

2,17

12,5

0

Difícil

41,3

67,4

54,69

50

Fácil

32

28,26

29,69

43,75

Muy fácil

7,2

2,17

3,12

6,25

Fuente: Elaboración propia (2017).

En lo relativo a las posibilidades de cambiarse a un trabajo que otorgue mayor seguridad, se visualiza en la Tabla V, que quienes ejercen su profesión con el título de asistentes sociales presentan los menores niveles de optimismo, siendo los más optimistas quienes tienen título técnico, seguidos por los trabajadores sociales. En todos los casos, los porcentajes de optimismo son superiores al nacional.

Tabla V

Posibilidad de cambiarse de trabajo

Rango

Nacional

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

Muy posible

16,7

2,17

6,25

6,25

Algo posible

31

71,74

48,44

81,25

Poco posible

31,9

21,74

43,75

12,5

Nada posible

17,8

4,35

1,56

0

Fuente: Elaboración propia (2017).

Por otra parte, mientras que la mayoría de los chilenos significa el trabajo como un medio para conseguir dinero, desarrollarse y ser reconocidos en lo que hace, la idea referida a la necesidad de hacer un aporte valioso para la sociedad, es preponderante en todos los encuestados, independientemente de sus títulos, aun cuando los técnicos muestran la mayor asociación entre trabajo y un medio de autodesarrollo y reconocimiento social. Igualmente, el significado del trabajo asociado principalmente a un medio para conseguir dinero, que ocupa el segundo nivel de preponderancia a nivel nacional, es inexistente en el caso de los técnicos y muy poco preponderante en el caso de los trabajadores y asistentes sociales (ver Tabla VI).

Tabla VI

Significado del trabajo

Rango

Nacional

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

Un medio para conseguir dinero

32,6

2,27

3,08

0

Un medio para desarrollarse y ser reconocido

45,2

27,27

23,07

33,33

Además del dinero es un medio para hacer un aporte valioso a la sociedad

19,1

70,46

73,85

66,67

Fuente: Elaboración propia (2017).

Tal como se puede apreciar en la Tabla VII, los técnicos consideran que sus capacidades son muy aprovechadas, seguidos por los asistentes sociales y luego por los trabajadores sociales que consideran que tales capacidades son algo aprovechadas. En todos los casos tal porcentaje es superior al nacional.

Tabla VII

Aprovechamiento de capacidades

Rango

Nacional

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

Mucho

38,3

40

37,5

50

Algo

34,6

46,67

54,69

28,57

Poco

20,3

11,11

7,81

21,43

Nada

5,6

2,22

0

0

Fuente: Elaboración propia (2017).

Los técnicos son quienes declaran mayor reconocimiento por el trabajo realizado, seguidos de los trabajadores sociales, mientras que los asistentes sociales son quienes menos lo declaran, tal como se muestra en la Tabla VIII.

Tabla VIII

Reconocimiento por el trabajo realizado

Rango

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

Si

69,57

49,23

75,0

No

30,43

50,77

25,0

Fuente: Elaboración propia (2017).

En cuanto a la satisfacción con las actividades laborales, los asistentes sociales se declaran más satisfechos, seguidos por los técnicos (ver Tabla IX). Los trabajadores sociales son los menos satisfechos con su labor, aun cuando tal porcentaje es superior al nacional. El nivel de satisfacción con el ejercicio laboral está por sobre los seis puntos de diez, lo que podría ser considerado bueno. No obstante, quienes poseen el título técnico se muestran más satisfechos con su ejercicio laboral en términos generales, que los trabajadores sociales y éstos a su vez, más satisfechos que los asistentes sociales.

Tabla IX

Satisfacción con las actividades laborales

Rango

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

1 Nada contento/a

2,17

0

0

2

0

3,07

0

3

0

0

0

4

4,34

4,61

0

5

4,34

10,8

13,33

6

21,73

7,69

33,33

7

19,6

20

0

8

17,4

24,61

6,67

9

21,73

20

13,33

10 Muy contento/a

8,7

9,23

33,33

Fuente: Elaboración propia (2017).

En la Tabla X se puede visualizar como los técnicos son quienes más declaran totalmente logradas sus expectativas profesionales, mientras que los asistentes sociales las expresan algo logradas, siendo los trabajadores sociales quienes más las declaran como poco logradas, aun cuando ello es minoritario en relación a la percepción de logro total o parcial de tales expectativas por parte de estos últimos profesionales.

Tabla X

Logro de expectativas profesionales

Rango

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

Totalmente logradas

32,6

23,07

50

Algo logradas

58,7

72,3

43,75

Poco logradas

8,7

4,62

6,25

Fuente: Elaboración propia (2017).

Lo anterior estaría relacionado con que los trabajadores sociales tienen una percepción del salario como insuficiente, aun cuando son quienes más declaran que su salario les permite ahorrar (ver Tabla XI). Ambos porcentajes son superiores a los nacionales. Mientras que ninguno de los técnicos declara poder ahorrar con su salario, su percepción de que el salario les alcanza justo, es superior al porcentaje nacional. En el caso de los asistentes sociales en un porcentaje mayor al nacional declaran que su salario les alcanza justo.

Tabla XI

Percepción del salario

Rango

Nacional

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

No alcanza, tiene grandes problemas

6,8

16,36

1,54

6,25

No alcanza, tiene dificultades

27,1

14,54

10,8

37,5

Alcanza justo, sin grandes dificultades

52,1

43,63

67,65

56,25

Alcanza bien, puede ahorrar

14,7

25,45

20

0

Fuente: Elaboración propia (2017).

En cuanto a la preocupación por el futuro, en la Tabla XII se muestra como los trabajadores sociales son quienes ven el futuro con mayor confianza en relación a los técnicos, y a los asistentes sociales, que corresponden a quienes ven el futuro con mayor preocupación. No obstante, los profesionales y técnicos encuestados ven el futuro con un nivel de confianza menor que el porcentaje nacional.

Tabla XII

Preocupación por el futuro

Rango

Nacional

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

1 Preocupación

5,2

0

3,08

1,5

2

3,4

2,17

3,08

2,3

3

6

2,17

7,69

4,51

4

7,8

2,17

6,15

5,26

5

14,3

15,22

21,54

18,04

6

12,2

17,39

10,77

15,03

7

12,3

23,91

21,54

23,31

8

17,8

17,4

16,92

12,78

9

9

13,04

4,61

12,03

10 Confianza

11,7

6,52

4,61

5,26

Fuente: Elaboración propia (2017).

Aun cuando los trabajadores sociales corresponden a quienes se declaran menos felices en relación a los técnicos y a los asistentes sociales, el nivel de felicidad declarado por ellos es superior al porcentaje nacional. Sin embargo, la categoría nada feliz está presente sólo en los trabajadores sociales y es superior al porcentaje nacional (ver Tabla XIII).

Tabla XIII

Felicidad en general

Rango

Nacional

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

Muy feliz

26,2

23,91

19,04

31,25

Bastante feliz

52,7

65,21

74,6

68,75

No muy feliz

19,5

8,69

6,34

0

Nada feliz

1,3

2,17

0

0

Fuente: Elaboración propia (2017).

Por otra parte, los trabajadores sociales son quienes ven el trabajo como más influyente en su felicidad, seguidos de los asistentes sociales, y por los técnicos que lo ven como menos influyente, aun cuando ninguno de ellos situó sus respuestas en la categoría nada influente como lo hicieron algunos de los trabajadores sociales, tal como se aprecia en la Tabla XIV.

Tabla XIV

Influencia del trabajo en la felicidad

Rango

Trabajador Social

Asistente Social

Técnicos

Mucho

26,66

21,87

18,75

Algo

60

62,5

50

Poco

11,11

15,62

31,25

Nada

2,22

0

0

Fuente: Elaboración propia (2017).

Conclusiones

Si bien los profesionales y técnicos encuestados declaran un nivel de bienestar subjetivo mayor que el de los chilenos en general, en sus experiencias afectivas en relación a su ejercicio laboral, no siempre predominan los aspectos positivos sobre los negativos, siendo relativos sus niveles de bienestar subjetivo.

Al compararlos entre sí, son los trabajadores sociales quienes enfatizan más en los componentes cognitivos del bienestar subjetivo, declarándose menos felices, lo que evidencia la distancia percibida entre las aspiraciones forjadas como profesionales y los logros alcanzados mediante su ejercicio laboral. En tanto que quienes poseen títulos técnicos enfatizan en los componentes hedónicos del bienestar subjetivo, declarándose más felices que el resto de las personas encuestadas, ya que su subjetividad engloba estados de ánimo más cercanos a una buena imagen de sí y de su entorno laboral, considerando que pueden construir proyectos de vida propios, y que la sociedad chilena les ofrece las posibilidades para desplegarlos. Mientras que quienes poseen el título de asistentes sociales, enfatizan los componentes del bienestar subjetivo tanto hedónicos como cognitivos, ubicándose en una posición intermedia de felicidad entre los técnicos y los trabajadores sociales.

Si bien los técnicos y profesionales encuestados muestran niveles de bienestar subjetivo superiores al porcentaje nacional en varias dimensiones de las referidas a educación y empleo, se mantendría vigente la hipótesis de que en Chile se estaría frente a la sensación de una promesa profesional incumplida, ya que la masificación y fragmentación de la educación superior chilena afectaría la satisfacción vital de quienes han optado por la educación superior, en particular por la universitaria, ya que en sus valoraciones en el ámbito del trabajo prima el componente cognitivo del bienestar subjetivo, en el sentido de que la posesión de un título de tal naturaleza no genera mayor confianza en el futuro, como tampoco seguridad en la mantención de la fuente laboral, lo que es contradictorio con lo planteado en relación a que los profesionales tendrían oportunidades más favorables de inserción laboral y progreso, además de una mejor posición social, respecto de los no profesionales, lo que es concordante con los planteamientos de la OCDE referidos a que en Chile un título terciario no ofrece garantías contra el riesgo de desempleo.

Por otra parte, la comparación del bienestar subjetivo entre quienes poseen distintas titulaciones, evidencia que la segmentación de la educación superior chilena, afecta el componente cognitivo del bienestar subjetivo, ya que la evaluación de la discrepancia entre las aspiraciones y logros, estaría mediada porque la segmentación de la educación superior en Chile, generaría expectativas también diferenciadas entre quienes han egresado desde estos distintos centros educativos. Ello explicaría el mayor nivel de bienestar subjetivo expresado por los técnicos y el mayor nivel de descontento declarado por los universitarios, lo que es concordante con lo planteado en relación a que las diferencias en las aspiraciones de los diversos grupos sociales, tiende a reproducir las desigualdades en los logros educacionales aumentando las brechas sociales.

En tanto que las mayores expectativas de los universitarios se verían poco logradas y desde allí su menor nivel de bienestar subjetivo, lo que es afín a los planteamientos de la CEPAL cuando dice que la masificación y segmentación de la educación superior serían factores contribuyentes en la insatisfacción de quienes provienen de estratos medios y bajos y han aumentado su nivel educativo en relación a sus padres, ello debido a la inconsistencia entre los mayores logros educativos y las oportunidades que ofrece el mercado laboral. A ello se sumaría la favorable disposición al endeudamiento para financiar la educación superior de los estratos más desfavorecidos y el esfuerzo económico de las familias de los estratos medios para financiar la educación superior de sus hijos sin endeudarse, no obstante tal inversión no se estaría traduciendo en bienestar subjetivo para estos profesionales, respecto de los no profesionales.

Las diferencias encontradas en relación a los componentes hedónicos y cognitivos respecto del bienestar subjetivo de técnicos y profesionales, instan a producir conocimientos a través, por ejemplo de estudios intergeneracionales sobre la posible descualificación estructural de las titulaciones y sus efectos sobre la satisfacción vital de los titulados. Igualmente quedan abiertas preguntas en relación a posibles diferencias en el bienestar subjetivo de hombres y mujeres, así como entre profesionales y técnicos. Producir conocimientos sobre estas temáticas, ampliando esta investigación a otras profesiones y otros países latinoamericanos, es especialmente relevante si se considera que la segmentación, fragmentación y masificación de la educación superior en Chile y sus efectos, es paradigmática en América Latina.

Notas

1 Las profesiones que permanecieron con exclusividad universitaria, corresponden a: derecho, arquitectura, bioquímica, odontología, agronomía, medicina, veterinaria, psicología, química farmacéutica e ingeniería civil, comercial y forestal.

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