QUÓRUM ACADÉMICO
Vol. 16 Nº 1, Enero - Junio 2019. Pp. 57-76
Universidad del Zulia
Reiny Beth Torres Barroso1
El trabajo expone algunos campos estratégicos de tarea comunicacional para el bien común, a partir de experiencias organizativas en las que destaca el papel de la mujer indígena, la defensa del ambiente y la acción comunitaria urbana. Dicho trabajo se deriva del proyecto de Investigación: Dinámicas de organización social comunitaria y su correspondencia con los principios del buen vivir. Caso analítico: Maracaibo, adscrito al Condes y al Cesa de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad del Zulia. Se realizó una revisión teórica con una metodología cualitativa de registro de saberes de La Red de Mujeres indígenas Wayuu, la Comunidad Socialista Comunidades sin Barreras y Amigos del Bosque. Son campos estratégicos de tarea comunicacional: las dinámicas urbanas ciudadanas, el cuidado de la vida y la ocupación soberana espacial. .
Recibido: Agosto 2018 – Aceptado: Octubre 2018
1 Profesora e investigadora de la Universidad del Zulia. reinytorres@yahoo.com
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento - NoComercial - CompartirIgual 3.0 Unported.
Social dynamic organization and communication task
of strategic fields for the common benefit
The research exposes some communication task of strategic fields for the common benefit, from organizational experience of the indigenous woman role, the environment defense and the communitarian urban action. This report comes from the research project: Social dynamic organization and communication task and the relation with the principles of good living. Analytic case: Maracaibo ascribed to CONDES and CESA of the Economic and Social Sciences University of Zulia Faculty. There was made a theoretical review with a qualitative methodology of the indigenous wayuu women net knowledge records, the Socialist Community “No Barrier Community” and the Forest Friends. There are strategic fields of the communicational task: the life care and sovereign space occupation.
Entre las cualidades humanas fundamentales para la sobrevivencia en diferentes escenarios, así como para la prosperidad, el desarrollo y la paz social con justicia, está la capacidad organizativa micro y a gran escala, cotidiana y socio-institucional, algunas veces puesta a prueba en contextos de tensión global o nacional. La necesidad de mejorar las condiciones de vida en colectivo, con sujetos diversos agrupados y no como individualidades, permite trazar objetivos y estrategias. Destaca en esto la comunicación, indispensable en los procesos organizativos porque permite informar, direccionar, movilizar esfuerzos, reivindicar la verdad, visibilizar avances, resolver conflictos, entre otros, especialmente en un siglo determinado por los flujos informativos variantes que no siempre estimulan una mejor ciudadanía, las incertidumbres y las destrezas comunicacionales.
En 20 tesis sobre política Dussel (2006: 83) explica que:
“para cazar, en el paleolítico, el ser humano debió organizarse: uno prepara las armas, otro el terreno, otro da el grito de ataque, otro va por el flanco derecho, otro por el izquierdo, otro toma la presa, otra la distribuye, todos sacian su hambre: viven. Para el aumento de vida (ecológica, económica, cultural, religiosa, etc.) es imprescindible la diferenciación de funciones, la organización. Hoy esta organización debe ser democrática, en todas sus instancias y siempre, con la participación simétrica de todos los afectados por la dominación o la exclusión”.
Esto permite pensar que un desafío urgente para la democracia protagónica venezolana en la crisis actual, lo representa la revisión e innovación de las capacidades organizativas y de alternativas contra-hegemónicas, esto implica un horizonte ético de trabajo y rediseño socio-institucional que supere esquemas burocráticos, de parcelas de poder y complicidades con el neoliberalismo. De igual manera, las redes de para-organización que han desplazado al Estado y anulado la fuerza social constructiva del país requiere estrategias urgentes de retoma de espacios vitales.
Cada localidad, con sus particularidades, da cuenta de unas dinámicas organizativas, determinadas por el territorio, la historia, la cultura y el modelo económico. Algunas dinámicas organizativas son situacionales, otras perduran en el tiempo y otras se van transformando. De aquí la intención de hacer un retrato de experiencias concretas en su búsqueda de mejores condiciones de vida. A su vez se pretende interpretar algunas lógicas o rasgos sociales, culturales, políticos y comunicacionales que emergen en la compleja realidad actual y dan muestra de procesos en curso y que visibilizan los asuntos claves en las agendas de transformación y defensa de la vida y la paz.
Esta investigación se lleva a cabo en el municipio Maracaibo, por lo general las ciudades y sus dinámicas organizativas están determinadas, desde su fundación hasta su desarrollo, por factores internos y externos, la geografía, la actividad económica, sus luchas, su cultura, la religión, etc. Por ejemplo, en los Andes venezolanos, la necesidad de los pequeños productores para colocar su cosecha en el mercado a precios justos y las condiciones de trabajo en el campo los llevó en un tiempo a organizar comités de riego. En Maracaibo la explotación petrolera, la complejidad fronteriza, el comercio
y las luchas de consolidación de la vivienda incidieron en la organización social.
Giraldo (2014: 80) señala que “en el siglo XXI impera la maximización de los intereses individuales sobre los colectivos, pues vivir en exclusiva para sí mismo significa ser más y no menos. El objetivo supremo es conseguir cada vez más bienes. Prima el deseo de riqueza económica y el éxito se mide de acuerdo con la cantidad de bienes materiales acumulados. Para vivir mejor hay que tener más y más, pues la felicidad se define por la capacidad de ostentar y consumir sin hastío”.
Esta pérdida del sentido humano y de los equilibrios que afectan la vida en el planeta, en donde los distractores del capitalismo mueven las voluntades a favor del mercado y dominan las conciencias, es sin duda un obstáculo para la configuración de una sociedad de justicia y humanizada.
Por otro lado, conviene resaltar los riesgos que implica reducir las capacidades sociales creadoras para la vida del pueblo venezolano, a la maquinaria de movilización político electoral adscrita a un modelo de democracia representativa, que dadas las ambiciones de toda índole, muchas veces fragmenta la unidad y el avance colectivo; no se niega el hecho de que la consulta popular y los procesos electorales son un ejercicio cívico valioso para animar la participación y hasta para defender conquistas sociales, sin embargo, el poder político no garantiza la ruptura del modelo dominante y las viejas prácticas políticas, si se considera un factor histórico, y es que las luchas populares muchas veces quedan secuestradas por las élites. De tal manera que es la plataforma social–comunitaria la que puede constituir un frente pensante y estratégico ante los intereses dominantes.
Una afectación para cualquier sistema político o para el avance real social, es sin duda la pérdida de la confianza en el destino común o futuro colectivo posible. Las necesidades materiales no cubiertas, derrotan cualquier discurso y crean el escenario perfecto de vulnerabilidad ciudadana frente a crecientes prácticas y poderes de facto. También el impulso socio- transformador históricamente ocurrido en Venezuela, se ve comprometido por diversos factores que limitan el horizonte de trabajo.
Ante las dificultades, urge la lucidez colectiva que es un estado o una cultura que en medio de la confusión solo puede entretejer la gestión comunicacional, entendiendo que cualquier razonamiento es acertado en la medida que se nutre del estudio de realidades y posibilidades, abarca espectros sociales, distingue y rescata lo verdadero-trascendente en medio de las banalidades y se expresa en esa ancestral cualidad humana de ver más allá de las coyunturas y problemas y en la práctica coherente con el otro, de la escucha, el intercambio y el debate vitales para los diagnósticos de amplio alcance.
Cada organización es un potencial referente social y hasta político que se configura en una definida, comprensible y reconocida red de fuerzas innovadoras en la que coexisten de manera coherente instituciones, comunidades, academia, sectores productivos que imaginan y rediseñan un desarrollo promovido desde el hacer social. Esto significa la posibilidad de creación de un poder social radicalmente democrático, porque ha logrado salirse de la estructura burocrática y tiene metodologías y tareas para asumir desafíos. Un signo de tal avance, es la superación del lucro, la mercantilización de la vida, el arte de instalar múltiples dinámicas solidarias.
El deseo de realización y la búsqueda de mejores condiciones de vida son propios del ser humano y todos sus esfuerzos y actos responden a esa necesidad, sin embargo, la visión egoísta e individualista guiada por patrones y estilos de vida más competitivos y derrochadores que cooperativos, no da cuenta de un sentido colectivo. Las sociedades capitalistas presentan limitaciones para disponer de dinámicas centradas en la corresponsabilidad, el trabajo voluntario y la co-gestión que favorece la vida plena y el desarrollo integral.
Es oportuna la discusión sobre el significado del vivir bien en Venezuela y en una ciudad caribeña, fronteriza y petrolera como Maracaibo, que enfrenta una crisis socioeconómica que afecta a gran parte de la población y donde se han generado prácticas viciadas, en un clima de incertidumbre y deterioro social, con una creciente para-organización (mafias, redes de corrupción, grupos al margen de la ley) que se filtra en el Estado y lo desplaza en sus
funciones y procesos político-administrativos y va haciendo costumbre sus modalidades en la sociedad.
Es probable que en el debate público nacional y más específicamente local, no se le preste suficiente atención a las definiciones del vivir bien o bien común; no pasan de una consigna; de hecho se sigue repitiendo “calidad de vida”. Existe un consenso sobre un bienestar dado por el acceso a los bienes materiales de primera necesidad, lo cual además puede encender la crítica al modelo socio-económico y productivo. De aquí la importancia de debatir y conectar propósitos.
En tal sentido, el vivir bien o bien común está necesariamente ligado a las posibilidades y capacidades socio-productivas de una población organizada que privilegia lo colectivo, porque lo practica en sus intercambios solidarios, libres y transparentes, que incluso pudiera evidenciarse no solo en la coyuntura actual sino en tiempos anteriores, marcados por la pobreza y la exclusión a través de experiencias de sobrevivencia.
Dussel (1973: 75) señala que:
“el bien común de una comunidad incluye el proyecto societario de promoción y bienestar de todos; la promoción de los instrumentos de la civilización (bienes materiales de producción y consumo), pero principalmente los valores del grupo y sus ethos. Dicho bien común se convierte en la finalidad de los que operan en el campo del servicio social. El bien común es el mejor de los bienes particulares, ya que solo en el cada parte alcanza su felicidad. En las sociedades donde se deja el libre juego de la oferta y la demanda, y donde se permite que el individuo más fuerte, capaz e inteligente domine al más débil, existe la primacía del bien individual sobre el bien común”.
Esto implica que para crear una red social de producción y cuidado de la vida, tiene un papel fundamental los valores que permiten establecer relaciones por un lado entre iguales y a su vez con respeto a las diferencias, sin dominación, explotación o manipulación, propiciando así un proyecto de construcción colectiva o que al menos gran parte de los sujetos sociales tengan claras sus responsabilidades, pero fundamentalmente que en su
reconocimiento socio-histórico y cultural dimensiona sus potencialidades en un contexto global complejo.
Según Monedero (2009: 81), “la falta de oportunidades colectivas ha sembrado el oportunismo. La amenaza en un mundo con rumbo incierto ha puesto en el corazón de las sociedades el miedo. Si el oportunismo y el cinismo son respuestas individuales, el miedo es un constructor de parálisis colectiva. Como una reacción a la dureza del siglo XX, lo político debiera ser una tarea que satisfaría mejor su función social cuando se alejase del cinismo, del oportunismo y del miedo”.
Esto implica considerar la dimensión política cuya tarea comunicativa y de gestión de plataformas ciudadanas novedosas, en el marco de una democracia participativa, debe ser capaz de diversificar- simplificar vías de conexión legítimas, que permitan recuperar la confianza y superar esos lados oscuros heredados de prácticas políticas que secuestran la lucha popular. Esto implica el diseño de metodologías de protagonismo socio-transformador, ilustradas con las mismas dinámicas sociales que van germinando de manera positiva en cada sociedad. No debe perderse de vista que los estados colectivos de frustración y conformismo, siempre terminan siendo favorables al modelo desigual que se impone.
El bien común, la vida buena, el buen vivir son conceptos con distintas geo-temporalidades, indican una ética de lo social, de lo colectivo. En el siglo actual supone una ética social, humana, espiritual y globalmente solidaria que muestre señales y resultados de las tareas en curso para salvar la vida.
El valor y la lucidez frente a las amenazas a la felicidad social, son vitales para el bien común. Destaca aquí la trascendencia de la intersubjetividad lo más despojada posible de los intereses, de la relación con el otro sin egoísmos, lo cual es fundamental para avanzar como un todo diverso con armonía en las tareas impostergables de la construcción del bienestar común. No casualmente los individualismos, confusiones, desesperanza y desconfianza es lo primero que brota cuando las sociedades atraviesan por crisis, de esto puede dar cuenta la Venezuela actual. Sin embargo, aquellas sociedades que logran resistir desde una práctica social sincera y que a la vez interpela los procesos de transformación, dan pasos hacia una cultura de la vida avanzada, que sabe reinventarse a partir de sus propias reservas.
La filosofía andina establece la perspectiva ambiental clave en esta discusión, en sus reflexiones sobre el suma oamaña, Medina (2011: 52) explica que “la tradición occidental de la Buena Vida bebe de dos fuentes:
(i) el mito bíblico del Jardín del Edén, y (ii) la visión aristotélica que liga la Buena Vida a la vida en la ciudad. En ambos casos, la coincidencia es su separación de la naturaleza. En los Andes se construye el paradigma de la Buena Vida basado justamente en su opuesto. No es la ciudad sino la chacra; no es la separación sino la simbiosis con la naturaleza, el espacio-tiempo de la calidad de la vida. La contraposición no podía ser más radical”.
Más adelante el autor agrega que “la Vida Buena occidental excluye el trabajo, pues es entendido como castigo divino. La Vida Dulce amerindia incluye el trabajo como algo bueno y positivo. El concepto andino de trabajo tiene como fondo una cosmovisión animista. El hombre se sabe parte de un cosmos vivo, el cosmos es entero, no quebrado por la oposición materia-espíritu; ni desintegrado por la contradicción religión-tecnología y el divorcio entre ética y economía; no partido por la separación del hombre respecto de su trabajo y por la enajenación del producto de su trabajo”.
El trabajo en las esferas organizativas comunitarias, es más cooperativo que a escala industrial bajo la lógica capitalista y por lo tanto traza rutas de superación de problemas y condiciones que afectan la vida en común y los derechos humanos. La actitud frente al trabajo socio-productivo es un compromiso voluntario, en constante formación para asumir las tareas y bajo el influjo del debate que permite evaluar procesos. Sin duda, no escapa a las conflictividades y las limitaciones materiales y político-burocráticas de estos tiempos, pero constituye una referencia en tanto que reivindica valores y busca los equilibrios amenazados por el modelo dominante. No es tampoco una generalidad y su fortalecimiento en el tiempo implica deslastrarse de la cultura de la posesión, la dependencia y la complacencia.
A continuación se presentan algunas breves referencias relativas a la visión nacional del Bien común y el Buen vivir que muestran algunas pinceladas de una concepción del desarrollo alternativo:
1 | Preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela 1999 | “Los principios de la solidaridad social y del bien común conducen al establecimiento de ese Estado Social, sometido al imperio de la Constitución y de la ley, convirtiéndolo, entonces, en un Estado de derecho” |
2 | Plan de la Patria | Aparece mencionado en el objetivo 1.5. “Desarrollar nuestras capacidades científico-tecnológicas 1.5.3 Garantizar las condiciones que permitan a las organizaciones y a todas las personas en el territorio nacional el acceso a la comunicación oportuna y ética a fin de contribuir a la satisfacción de las necesidades, así como la formación para el uso, creación y difusión de contenidos para el buen vivir de nuestro pueblo. 2. Construir una sociedad igualitaria y justa. 2.2.2.15 Ampliar la capacidad científicotécnica y humanística para garantizar la seguridad y soberanía en la producción de los insumos materiales, así como la producción teórico-metodológica y artística, necesarias para el buen vivir, mediante el incremento en un 70% el financiamiento a la investigación e innovación orientadas a proyectos que apuntalen la felicidad del pueblo”. |
3 | Discurso político bolivariano | Ejemplo: El líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, durante su programa Aló, Presidente número 370, transmitido el 13 de febrero de 2011, sostuvo que “el socialismo le da poder al pueblo para reafirmar su buen vivir y esto se refleja en tener acceso a una vivienda digna”. |
4 | Política pública | Aún cuando no es una política pública, si es considerado como formación necesaria en áreas tales como: hábitat y vivienda, desarrollo comunal y poder popular, deporte y recreación. |
5 | Planteamiento “ecosocialista”. Principios ecosocialistas para el siglo XXI Hacia una nueva visión de la sociedad. Miguel Núñez (2016: 28) | “En nuestra realidad actual el socialismo y la ecología se juntan para compartir valores cualitativos, contrarios a los que ha fomentado el mercado y el mercantilismo, al extractivismo de los recursos naturales, a la acumulación desmedida y al injustificado consumo e individualismo, entre otras cosas. Nuestro ecosocialismo es lo opuesto; radicalmente promueve la recuperación de la naturaleza , la cooperación y corresponsabilidad social, la reducción del tiempo de trabajo para vivir en paz y tener la libertad de convivir de crear, de dedicarse a la culturay a los verdaderos valores espirituales. Todos estos ideales están vigentes, ameritan ser reconocidos, se orientan y fortalecen con prácticas que los hacen posibles”. |
Fuente: Elaboracion propia
2. Breve reseña de tres experiencias organizativas
Red de Mujeres Indígenas wayuu:
Esta organización creada en Maracaibo el 24 de febrero de 1994, por las líderes wayuu Nohelí Pocaterra y Renilda Martínez, evidencia la lucha social de la mujer indígena en el Zulia. Es una dinámica organizativa de sobrevivencia, cuyo propósito ha sido la defensa de los derechos humanos, el reconocimiento y la respuesta solidaria frente a la pobreza y la violencia contra la mujer y la familia, que las impulsa a reunirse en un momento coyuntural pero que además conecta con las luchas continentales de los pueblos, dada su condición de exclusión y víctimas de una crisis producto del modelo neoliberal.
Se nutre del debate crítico de sus participantes, que toma fuerza en la acción coordinada con agendas puntuales, muchas veces determinadas por las coyunturas, tales como las estrategias de cuidado de la salud ante las epidemias que afectan a la población indígena y las oportunidades de participación en los foros internacionales, como la Conferencia Mundial de la Mujer, celebrada en Beijing, y su incorporación a la Organización Continental de Mujeres Indígenas de las Américas, ECMIA, donde se muestran las luchas reivindicativas, especialmente de Latinoamérica.
Su visión y accionar es coincidente en varios aspectos con los principios del buen vivir, tomando en cuenta que es una organización indígena y cuyo impulso central es la defensa de la vida, ante las injusticias creadas por modelos de desarrollo que no responden a las realidades socio- económicas, políticas y culturales del territorio. El aspecto espiritual está presente tanto en sus dinámicas de trabajo como para enfrentar los conflictos y desafíos. La concepción del territorio como esencia de la vida, la búsqueda de la paz y el equilibrio, las relaciones solidarias y el papel fundamental de la mujer más allá de estereotipos, forman parte de una búsqueda de mejores condiciones de vida, a pesar de las dificultades y en atención al Estado social democrático de derecho y de justicia.
Es a su vez una organización red porque se entrelaza con otras organizaciones similares en el territorio nacional, de carácter indígena, y que tiene su afianzamiento a partir de la conquista social que representó la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y las políticas de inclusión que ha emprendido el gobierno bolivariano.
Amigos del Bosque
La defensa del ambiente en el municipio Maracaibo, por la explotación por la actividad petrolera-carbonífera en el estado Zulia, la conexión vital con el Lago que ha sido disuelta bajo la lógica urbana capitalista y la presencia de pueblos indígenas, con sus justos reclamos por su cultura y tierras, da impulso programático ciertamente a dinámicas organizativas y de opinión pública, que buscan superar condiciones y problemáticas amenazantes. Es así como existen movimientos y organizaciones con la finalidad de denunciar, orientar, difundir y diagnosticar problemáticas ambientales y con un campo de acción regional con tareas específicas, como la arborización por ejemplo, pero que asume de manera integral una lucha social que tributa al cuidado de la vida en el planeta.
En el contexto nacional de discusión y debate crítico sobre temas ambientales, varios de ellos relativos a la pertinencia de modelos de desarrollo frente al capitalismo, y las consecuencias ambientales del neoliberalismo, se vienen dando dinámicas organizativas que hoy cuentan con la posibilidad de potenciar sus estrategias, a partir del uso de tecnologías de información y comunicación, por lo que el acceso a información especializada, problemáticas diagnosticadas, reportes transparentes sobre
grupos afectados, tienen mayor visibilidad y por tanto reconocimiento y capacidad de sumar esfuerzos y solidaridades colectivas.
La organización Amigos del Bosque es interdisciplinaria y no es la única organización ambiental que se expresa en Maracaibo. Su rasgo fundamental es el replanteamiento de los espacios comunes, desde el cuidado del ambiente a través de la arborización y denuncias de desastres ecológicos, como lo ocurrido durante las protestas violentas de 2014 y 2017, y ante las prácticas depredadoras. Soporta su acción en lineamientos técnicos y científicos que responden a una visión decolonial y rescata saberes ancestrales para la conservación.
Comunidad socialista Comunidades sin Barreras (parroquia Juana de Ávila, municipio Maracaibo)
El discurso del buen vivir ha estado presente precisamente en la política de Estado bolivariano, en lo que corresponde al hábitat y vivienda, de igual manera la organización estudiada de carácter urbano en la parroquia Juana de Ávila, es un agrupamiento socio-comunitario que se conforma por la necesidad de cubrir el déficit habitacional en el municipio Maracaibo, por lo que responde a una iniciativa de vecinos en una zona de riesgo de la parroquia vecina Idelfonso Vázquez, esto implica un desplazamiento de la periferia hacia el centro más urbano, lo cual responde no solo a la búsqueda de mejores servicios o condiciones de vida, sino a la disponibilidad de terrenos con un estatus jurídico que les permitiera considerarlo como zonas a vivir.
Sin embargo, da cuenta de las desigualdades en los procesos de construcción de ciudadanía. Las diferencias espaciales dan cuenta de una gestión pública local, regional y municipal. Desde el punto de vista organizativo no existen mecanismos institucionalizados para la auto- gestión de proyectos habitacionales, en vinculación con las tres instancias de gobierno, sino múltiples modalidades y vías de solicitud, a esto se le suma la estructura burocrática y sus vicios, y la ausencia de metodologías socio-comunicativas que tributen al Estado social democrático de derecho y de justicia. Todo esto forma parte de una cultura que aún debe solventar tensiones, formas de relacionarse y de articular con los entes competentes, para el desarrollo de proyectos alternativos a los intereses capitalistas y neoliberales.
Por último, cabe destacar que la organización social-comunitaria abordada es a su vez una experiencia cívico-militar con objetivos netamente sociales, de transformación de la realidad como parte de un proyecto de bien común que apunta a un desarrollo endógeno, con tareas compartidas y con capacidad para resistir y para convivir. La participación de algunos militares como beneficiarios del plan habitacional no implica un orden jerárquico, incluso en la distribución de tareas y responsabilidades que cada miembro o familia cumple. Se debe recordar que los procesos históricos de emancipación e independencia muestran esta fortaleza.
En Maracaibo la dinámica social organizativa se nutre de la diversidad cultural, de sujetos diferentes agrupados con cierta temporalidad y propósitos sociales conectados a los grandes temas mundiales, tales como la vivienda y hábitat, el ambiente, la salud pública, los derechos de la mujer, los derechos de los pueblos originarios, la alternativa soberana para la producción y abastecimiento, las problemáticas urbanas, las reivindicaciones laborales, entre otros. Su vocería es fundamental, así como la existencia de canales o mecanismos socio-institucionales oficiales para elevar demandas y propuestas en primera instancia y en segunda instancia para delinear las bases de un gobierno comunal.
Las coyunturas políticas determinan muchas veces su praxis. También existen factores condicionantes, como los intereses de grupos poderosos legítimos o no, la falta de recursos, los conflictos internos, los objetivos de lucha, su vinculación con el Estado.
Existen nociones claras y coincidentes en la necesidad de trascender el paradigma capitalista y se vislumbran estrategias bien definidas, como parte del plan de acción que intenta responder a un desarrollo con justicia social.
En cuanto a la perspectiva de desarrollo y alternativa económica señalan Gudynas y Acosta (2011:7) que en los casos de Ecuador y Bolivia, la idea del Buen Vivir está directamente vinculada con saberes y tradiciones indígenas. Por lo tanto, hay un esfuerzo deliberado de volver a hacer visibles saberes y concepciones que han estado ocultadas y sojuzgadas por largo tiempo.
También se busca otro desarrollo, apuntando a un cambio profundo en las economías y en otra postura frente al mercado.
El mercado por sí solo no es la solución, tampoco lo es el Estado, de donde el Buen Vivir apunta a relaciones dinámicas y constructivas entre el mercado, la sociedad y el Estado. Se busca construir una sociedad con diversidad de distintos tipos de mercados, para no tener una sociedad mercantilizada. No se quiere una economía controlada por monopolistas y especuladores, pero tampoco se promueve una visión estatista a ultranza de la economía.
Los impulsos desde un ámbito local como Maracaibo, dispuestos a enfrentar limitaciones, dan cuenta de ciertas capacidades y experiencias sociales con visión planetaria, sin que esto signifique la adhesión a un esquema o modelo impuesto por ciertos intereses, sino la genuina constancia de una ciudadanía comprometida con su desarrollo.
A continuación los aspectos más resaltantes relacionados a la organización socio-comunitaria en Maracaibo:
Fuente: Elaboración propia
Se consideran como campos estratégicos, aquellos ámbitos de acción conjunta en los cuales se debe incidir a través de tareas específicas que permitan superar la para-organización, retomar los procesos de transformación social, desactivar escenarios conflictivos y constituir referentes de bien común desde espacios locales.
Locales porque supone o garantiza un protagonismo social real y directo. Se trata de una metodología que estudia aquellos campos estratégicos (que pueden ser diferentes en cada territorio) y define tareas comunicacionales. Este trabajo hace énfasis en la organización social, en las experiencias concretas de lucha que van dando pistas para la transición a un poder social.
La tarea comunicacional no es un plan maestro o una campaña propagandística, ni el cumplimiento de deberes bajo estricta supervisión jerárquica. Se lleva a cabo en un esquema de trabajo combinado entre ciudadanía, organizaciones e instituciones con epicentros clave y en el marco de agendas comunes con temas urgentes y problemáticas identificadas- diagnosticadas desde lo local hasta lo global.
Las tareas y campos estratégicos pueden definirse desde diferentes entes (institucionales, vanguardias políticas, intelectuales, organizaciones sociales, medios de comunicación, empresas de producción social) no es un ámbito exclusivo del Estado, aunque éste sea importante. La fuente de generación de impulsos para la transformación debe contar con marcos de referencia legítimos (Constitución, leyes, valores, programas, estudios) que además respondan a las múltiples voces que insisten de manera contundente en aquellos asuntos urgentes y que solo pueden desplegarse a partir de metodologías simples de cooperación y trabajo.
Es preciso tener algunas coordenadas y puntos de partida. Especialmente dadas las complejidades nacionales y locales, por lo que conviene hacer precisiones tomando en cuenta no solo el panorama actual inmediato sino un abordaje más amplio.
Con aportes importantes a una teoría de la estrategia, Pérez (2007:
48) Señala que se trata de “pensar los conflictos y oportunidades con una mente del siglo XXI, y de resolverlos con una teoría y una metodología también de hoy. Y creemos que es importante trabajar ya en esa dirección,
porque el futuro de temas vitales: desarrollo, seguridad, paz, convivencia en pluralismo, multiculturalismo, educación, migraciones, la identidad de los pueblos, el status de la mujer, los derechos de la infancia y de las minorías, salud, SIDA- VHIP, gripe aviar, epidemias y pandemias, droga, crecimiento demográfico, urbanismo”.
Es decir, que en la actualidad la estrategia tiene un sentido de resguardo de la vida, la convivencia y la paz, que supera el convencional enfoque de la guerra, de los opuestos, y asume prácticas oportunas para el avance en función de los propósitos humanos, sociales y planetarios. Las dinámicas organizativas precisan de definiciones, metodologías, protocolos, certidumbres y procesos comunicativos aliados de la red social-humana global.
Por otro lado, sirve igualmente de coordenada la consideración de Rauber (2006) cuando señala que “tener poder es un proceso multifacético y multidimensional que se construye desde abajo, desde adentro, cotidianamente, en un proceso no lineal que va contradictoriamente de lo pequeño a lo grande”.
Para enfrentar los grandes temas, para abordar la crisis que vive Venezuela, es preciso encontrar las vías desde el quehacer ciudadano en su fortaleza organizativa porque la verticalidad del poder gubernamental parece bloqueado en su mecánica sistémica. Entretejer el poder social implica formas comunicativas auténticas, emancipadoras, que emergen a la par de la dinámica organizativa.
A continuación se hacen algunas precisiones que forman parte de una reflexión más amplia, que puede continuar y ampliarse, considerando la diversidad de vivencias de organización social.
Constituye uno de los principales ámbitos de acción estratégica. Las ciudades son espacios de valores y lógicas capitalistas, muchas veces desconectadas de la naturaleza. De igual manera, muchas sociedades que hoy gozan de espacios comunes, de hábitat, vivienda y buenas prácticas urbanas, tienen una historia de luchas y conquistas de movimientos sociales. Las vivencias organizativas presentadas en este trabajo muestran formas de
resistencia frente al neoliberalismo, burocratismo y las problemáticas que se agudizan en tiempos de crisis, plantean la necesidad de reapropiación de los espacios urbanos para la convivencia y la producción social, así como también la habilitación de mecanismos transparentes, eficientes y legítimos de relación político- administrativa con la ciudadanía. La tarea comunicacional es por tanto el diseño de un mapa local de dispositivos, mecanismos, medios, procesos, redes y vocerías de las organizaciones sociales que trabajan para el bien común.
Las dinámicas de organización social de una amplia zona fronteriza involucra entre sus intereses el ambiente, los pueblos originarios, la comunidad, la vivienda, los indígenas y la salud pública como un equilibrio que forma parte de un desarrollo integral que vincula a la ciudadanía con un entorno saludable. La Red de Mujeres Wayuu por ejemplo llegó a activar en un tiempo una campaña informativa-pedagógica incluso con niños para prevenir el contagio de enfermedades. Los Amigos del Bosque educan en los temas de arborización y recuperación de los espacios. De aquí que la tarea comunicacional debe reforzar el intercambio de saberes, la divulgación de conocimientos relativos a la salud y bienestar de la población, visibilizar las alternativas emprendidas en la crisis para la seguridad y resguardo de la vida en todos los sentidos.
En Maracaibo existen epicentros claves en los que convergen organizaciones y ciudadanos por tradición, son las escuelas y plazas. Parece que las salas de intercambio virtual tienen efectos socio-emocionales incluso conectados a la crisis, pero no tributan al cambio de realidades, hasta ahora. Lograr confluir con propósitos sociales, productivos, recreacionales, pedagógicos, del rescate del ambiente, más allá de las contiendas políticas electorales en tales espacios, constituye una demostración de avance social. La tarea comunicacional no excluye las plataformas virtuales que convocan y movilizan, pero se enfoca en la diseminación de metodologías organizativas desde diferentes ángulos.
La organización social es en esencia el ejercicio de buena comunicación, es una comunidad que discursivamente delata los poderes dominantes e ilegítimos, que impiden la conquista de una sociedad de iguales, es intercambio recíproco, acceso libre y oportuno a la información, es coordinación de esfuerzos, es claridad de propósitos sociales debatidos. Se reafirma en la medida que asume una identidad colectiva vinculada a un programa de acción, no se queda en lo local por lo que conecta sus esfuerzos con las luchas a escala global, esto la hace flexible y abierta a la cooperación.
La modalidad socio-organizativa comunitaria como expresión de una cultura ciudadana co-responsable de alternativas, en el marco de la democracia participativa y protagónica, no es una constante o la generalidad en una ciudad como Maracaibo. No se niega con ello la existencia de una evidente geometría del poder popular, impulsada desde el Estado y las leyes, pero en muchos casos se ha visto debilitada en el marco de una crisis socio-económicas. Las capacidades cotidianas para desplazar las prácticas corrompidas instaladas en la sociedad, o en estos momentos son mínimas, al punto que ofrecen poca posibilidad de constituir un referente socio-político revolucionario.
El bien común, la vida buena, están presentes en los discursos y visiones de las tres organizaciones sociales revisadas nacidas en Maracaibo, asumen un modelo de desarrollo alternativo al capitalismo que defiende el territorio, el hábitat y la comunidad, promueve relaciones de equilibrio afines a la filosofía andina del buen vivir. El fortalecimiento organizativo actual demanda otras dinámicas sociales-institucionales-comunicativas de vinculación con el Estado y de reconocimiento.
Los campos estratégicos de tarea comunicacional en la crisis son horizontes de acción colectiva identificados en cada localidad, deben tener efectos simbólicos, debe además nuclear organizaciones- instituciones que puedan resolver, innovar y construir. Esto implica una tarea pedagógica, intelectual, espontánea pero coordinada, con
epicentros claves: la escuela (potencial espacios socio-productivo) y la plaza (emblema de la convivencia republicana).
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