Año 11 - Vol. 22 / Issn:2244-8764
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receptor de mercancías de un incipiente puerto y como
punto de llegada de las actividades del lago de Maracai-
bo y los estados aledaños del sur andino. Resultando en
una pequeña evolución de zonas urbanas, posiblemente
con mejores medios económicos y con mejor acceso a
una mayor variedad de materiales, en el centro de la ciu-
dad.
Según los Archivo General de Indias de Sevilla, se
data que el 8 de septiembre de 1529 se funda el primer
asentaient r lns lner a el nre e illa
de Maracaibo, con una población de apenas 30 habitan-
tes, los cuales se trasladaron al norte de la región en 1535
al Cabo de la Vela en la Península de la Guajira, huyendo
de los aborígenes.
En el año 1569 el capitán Alonso Pacheco hace una
segunda refundación e instala la Nueva Ciudad Rodrigo
de Maracaibo; Pacheco fue mandado por el gobernador
Pedro Ponce de León, para reconquistar y poblar la Lagu-
na de Maracaibo, y proveer una vía de comunicación más
despejada hacia Nueva Granada, pero el asentamiento
decae nuevamente por problemas de abastecimiento ali-
mentario, y también con los aborígenes del lugar. Final-
mente, en 1574 el Capitán Pedro Maldonado, por orden
del Gobernador Diego de Mazariegos, refundó esta po-
blación bajo el nombre de Nueva Zamora de la Laguna de
aracai asentaient e nalente aanó la cia
hasta nuestros días; Pirela (2015).
La ciudad de Maracaibo se encuentra en la deno-
minada costa húmeda venezolana, zonas que se carac-
teriza por ser de gran vegetación, mucha humedad, altas
temperaturas y poca brisa. Es muy extensa, abarca toda
la zona del Lago de Maracaibo. Por estar ubicada a ori-
llas el la se catala c eicacines en nas e
aguas tranquilas en donde destacan construcciones indí-
enas c ls alats ls cales ern cnstris
en ríos, caños y ciénagas. Con los españoles se crearon
ciudades portuarias con viviendas constituidas por pe-
queños patios internos, puertas y ventanas en fachadas
con aleros de gran altura, con líneas de techos muy de-
nias e la traición e la carintería e l lanc e
lazo original del sur de España.
La transición y evolución del asentamiento de la
ciudad de Maracaibo y de las cubiertas de techos se dan
en dos atapa muy marcadas. La primera en techos de
Enea o Pajizas, y la segunda en tejas española o árabe y
más adelante en el siglo XIX la teja holandesa que devino
en na e las características s sinicativas e la casa
tradicional de Maracaibo.
2. ETAPA 1 TECHOS DE ENEA
Desde la insipiente tercera fundación de la ciudad de
Maracaibo se comenzaron a asentar los conquistadores
y religiosos que tenían por misión explorar la zona y la re-
ión cn la nalia e rertar las rieas encntraas
ara eterinar e rrs ecnóics ían recer
ser explotados en nombre de la corona, por ende, debían
tratar de conseguir materias primas para hacer todas sus
actividades tanto civiles como económicas, y primigenia-
mente debía construir habitáculos para su resguardo, ya
que tampoco conocían como seria el clima en el lugar;
los mismos divisaron a los aborígenes y sus modos de
vidas y subsistencia sostenible en un lugar agreste y de
mucha resequedad y altas temperaturas según relatan las
crónicas del momento.
Desde su fundación Maracaibo se fue constru-
yendo a partir de la línea costera del lugar, siendo al hoy
Plaza Bolívar el centro de todas las actividades principa-
les de la ciudad. En ellas a partir de las importancias polí-
tica/administrativa, religiosas y educativas emergieron las
viviendas que poco a poco fueron adaptándose al lugar y
mejorando estas a medida que pasaba el tiempo con las
técnicas constructivas de la época importada de Europa
y las de origen local aborigen. Las viviendas según cróni-
cas de la apoca iban de mayor a menor escala construc-
tiva a medida que se acercaban al centro de la ciudad, los
cis se ern ranian asas en ls rcts
que circulaban en torno al centro y acrecentando cuando
el imperio español de América crecía e intercambiaban
mercancías dando así la primacía de las ciudades.
Las primeras casas formales con geometría de
ci ern cnstrias en s renerancias na la
de piedra y ladrillo de barro, y la segunda de bahareque o
barro entrelazado en relleno de paja bejucos/cañas. Am-
bas compartían un elemento que los hacía parte del mis-
mo paisaje representativos de la ciudad lo cual era sus
estructuras de techos inclinados en dos aguas y cuatro
aguas. Las estructuras de techos en madera se vienen a
desarrollar insipientemente inspirados en los aborígenes
lugareños, quienes después de dos fundaciones fallidas
vienen a cartir esacis cis al ial e -
chos asentamientos coloniales comenzó con la construc-
Delgado, L. (2023)
Evolución arquitectónica y constructiva de la cubierta de techo de
armadura par nudillo y parhilera en casas tradicionales en Maracaibo.