Revista de Ciencias Humanas y Sociales
© 2021. Universidad del Zulia
ISSN 1012-1587/ ISSNe: 2477-9385
Depósito legal pp. 198402ZU45
Portada: S/T. De la serie “RETORNO”
Artista: Rodrigo Pirela
Medidas: 25 x 30 cm
Técnica: mixta sobre tela
Año: 2009
Año 37, Regular No.96
(2021): 186-214
ISSN 1012-1587/ISSNe: 2477-9385
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.7470662
Recibido: 14-10-2021 Aceptado: 20-11-2021
Reflexiones sobre evolución tecnológica y sociología
política. Perspectivas para interpretar los cambios
sociales
Miguel Eduardo Negrón
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín,Maracaibo, Venezuela
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3054-0457
miguel.negron@urbe.edu
Yanelis Ramos Márquez
Universidad Privada Dr. Rafael Belloso Chacín, Maracaibo, Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación, Venezuela
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6096-2755
yanelisramos6@gmail.com
Rafael Martínez González
Corporación Universitaria del Caribe, Sincelejo, Colombia
ORCID: https://orcid.org/ 0000-0001-5517- 1198
rafaelchapamartinez@gmail.com
Eudes De Armas Pérez
Universidad de la Guajira, Maicao, Colombia.
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7665-7838
edearmas@uniguajira.edu.co
Resumen
Se reflexiona sobre algunos cambios de importancia producidos
por el devenir social y tecnológico con impacto en la teoría socio-política.
Mediante investigación interpretativa de algunos textos relevantes, se
obtuvo como resultado que, a lo largo de su historia, la humanidad ha
transformado el contexto socio-histórico con fines sociales. Esos
cambios exigen modelos dinámicos de sociedad en la era tecnológica,
orientados por la política como fin y como proceso. En conclusión, se
precisa que las transformaciones sociales exigen compromiso ciudadano
para lograr fines de convivencia, por lo cual, finalmente, el desempeño
político-gubernamental marca significativamente un nuevo modelo social
basado en la tecnología.
Palabras clave: humanidad, ciudadanía, transformaciones del
contexto, gestión gubernamental, nuevo modelo social.
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Miguel Eduardo Negrón et al.
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Reflections on Technological evolution and political
sociology. Perspectives for interpreting social changes
Abstract
This paper reflects about some important changes produced by
the social and technological evolution with impact on socio-political
theory. Through interpretative research of some relevant texts, it was
obtained as a result that, throughout its history, humanity has
transformed the socio-historical context for societal purposes. These
changes demand dynamic models of society, always guided by politics as
end and as process. In conclusion, it is specified that social
transformations require citizen commitment to achieve coexistence goals,
for which, finally, the political-governmental performance significantly
marks a new social model based in the technology.
Keywords: humanity, citizenship, transformations of the context,
government management, new model.
1. Introducción
Afirma ANTHONY GIDDENS (1993) en los comienzos de los
Noventa del Siglo XX, que gran parte de los escritores del área se han
dedicado al estudio de la <<filosofía de la acción>>. La cuestión se
centra en el hecho de que la sociología anglonorteamericana, después de
asumir los postulados del segundo Wittgenstein, reorientaron el trabajo
descriptivo más allá de los juegos de lenguaje, para afianzar la
investigación mucho más en las justificaciones terminológicas y
pragmáticas que en las acciones significativas. Las consecuencias de ello
resultaron en un trabajo que muchas veces se pudo precisar como
“escaso” y de poca utilidad explicativa. La cuestión está en que los
filósofos pos-wittgensteinianos, no lograron separar de su metodología
de estudio las cuestiones referentes a las estructuras sociales, como
tampoco a los cambios producidos. Así, expresa el sociólogo británico
que:
…Tal como lo consideran los autores anglonorteamericanos, la
“filosofía de la acción” participa en su mayor parte de las limitaciones de
la filosofía poswittgensteinianas en su conjunto, incluso ahí donde otros
autores no aparecen como discípulos tan cercanos de Wittgenstein y
difieren sustancialmente de por lo menos alguna de sus ideas: en
particular, en relación a su falta de interés por las estructuras sociales, por
el desarrollo y el cambio de instituciones…(GIDDENS, 1993, 73).
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Esta conclusión del sociólogo permite pensar en la idea de una
disciplina que en su madurez se orientó por un camino que no le llevó a
conseguir dar explicaciones de lo social en general precisamente por estar
enmascaradas por un proceso reduccionista de la acción; vale decir, que al
parecer, según concluye el autor citado, la sociología contemporánea
estaba enfrascada en mirar más los signos que los significados, razón por
la cual, la mayoría de las veces no lograba describir el mundo social de la
vida como un proceso dinámico y eminentemente dependiente de los
contextos en los cuales se produce el fenómeno humano (GIDDENS,
1993, 73).
Pues bien, a pesar de lo observado por el sociólogo angloparlante,
los cambios institucionales no solo provienen o son causados por los
cambios políticos o sociales o de gobernanza, sino que ocurren por la
intervención del contexto natural y social. Frecuentemente puede
observarse que las características de los fenómenos naturales se replican
en los contextos sociales, produciendo cambios muchas veces radicales, o
que traen consecuencias retadoras para la convivencia social, generando
también cambios que transforman el curso ordinario del devenir social;
movimientos telúricos, cambios ambientales, desafíos de supervivencia de
las especies, son solo algunos de los cambios que se reproducen en el
ámbito natural, que traen como consecuencias caos social (terremotos),
tránsito de ambientes armoniosos a ambientes caóticos (cambio
ambiental), supervivencia humana (desafíos de supervivencia), entre otras
muchas razones.
En ese sentido, se debe tener en cuenta, entre otras explicaciones
válidas, que las realidades cambiantes, a lo largo de la historia humana,
han respondido a un proceso evolutivo que se pudiera comparar con la
Teoría de la Evolución, más que demostrada, de Charles Darwin, quien
explica que las nuevas especies aparecen por cambios del ambiente, a lo
cual solo sobreviven los seres vivos que son capaces de adaptarse a los
nuevos desafíos de supervivencia que traen consigo esos procesos
transformadores. Lo que se sostiene en esta investigación, es que los
cambios mencionados, al ser producidos por intervención humana
mediante la participación de la tecnología como agente de cambios
estructurales, generan grandes desafíos sociales que son de importancia
para el tema aquí discutido.
Con relación a lo anterior, es de esperar, entonces, siguiendo el
hilo conductor de Giddens, en cuanto a los cambios institucionales, e
interpretando lo que afirmó Aristóteles, que el hombre es un ser social
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por naturaleza, siendo la condición de ser gregario la que caracteriza al ser
de las especies mamíferas; en especial, la del ser humano, el cual se
organiza justamente para soportar y resistir los avatares de la naturaleza
mencionados, afianzando así su carácter gregario. En otras palabras, los
individuos necesitan del acompañamiento e interrelación permanente de
sus pares sociales en todo aquello que les es común, tal como requiere la
acción de procurar alimentos, por ejemplo, o la acción de habla como
característica fundamental de la especie, o la misma reproducción social;
por ello, al definirse al individuo humano como zoon politikón, se incluye
a una individualidad que pertenece al contexto social y natural, y
viceversa. Tal como afirma MORÍN (1990), el individuo hace lo social, y
lo social al individuo; y entre ambos, se hace la especie humana.
Según afirman CASTILLO et al (2017), los límites entre la
naturaleza de la naturaleza y la naturaleza social humana, se han ido
borrando de cierta manera; con ello se quiere expresar que la naturaleza
social es parte de la naturaleza también, razón por la cual las estrategias
de conocimiento de ambas realidades se han integrado al correr de los
tiempos; ya no se concibe hoy al ser humano distinto de la naturaleza, en
especial para explicar los fenómenos sociales; hoy se entiende que el ser
humano es parte del sistema global, pues ello ha sido justamente un
elemento fundamental para entender los cambios de paradigma en cuanto
a la naturaleza se refiere. Hoy se estudian ambos como si fueran parte de
un mismo sistema (ontológico); así, plantean los autores citados que:
…El antagonismo de la relación naturaleza-sociedad, las
tendencias que surgen a partir de esta y los nuevos enfoques que buscan
integrar y asociar estos dos componentes fundamentales para el
desarrollo social y la preservación del ambiente, serán el objeto de
reflexión y descripción (CASTILLO et al., 2017: 349).
Ahora bien, como un manifestación histórica comprobada, se
afirma que es la acción del hombre como protagonista la que ha
conducido la transformación del contexto socio histórico que le ha
correspondido vivir a la especie humana; por ello, esto se convierte en la
base filosófica de la revoluciones que la sociología política describe,
segmentando la historia humana a partir de los cambios producidos por
el conocimiento tecnológico; entre ellas las que se identifican como
Revolución Industrial, Revolución tecnológica, Revolución del
conocimiento, o bien, Revolución de la información (ZUBOFF, 2021).
Cada una de ellas ha exigido un modelo de sociedad diferente, porque
además la ha transformado en su despliegue como tal sociedad,
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justamente adaptada a los cambios socio-tecnológicos, de manera que ha
obligado al individuo a transformase para sobrevivir a los desafíos
emergentes.
En ese sentido, cuando Ortega y Gasset (citado por
CABALLERO, 2015), define al hombre, lo hace con una profundidad
epistemológica incuestionable; de su parafraseo se puede afirmar que el
hombre es él y su circunstancia, mismas que lo hacen en cuanto tal
humano; por ello se hace necesario estudiar la realidad social para
interpretarla en su precisa dimensión circunstancial, que en nuestro caso
viene de la mano de las circunstancias transformadoras que produce la
tecnología. De esta manera, para la sociología política, queda claro que no
es posible estudiar a los individuos extrañándolo del contexto socio
histórico que le ha tocado vivir. Por lo tanto, la visión que se tenga del ser
humano en sociedad no puede ser en el marco de una cosificación
individualizada por definición; es decir, como mineralización del
concepto, sino que ello debe ser desde la perspectiva de la complejidad
observada en la vida humana y del cambio que protagoniza, del cual
también es parte, atendiendo al entorno cambiante que lo rodea y con el
cual interrelaciona (MORIN, 1990), sobre todo si se asume la máxima
que se propone en el presente contexto acerca de la tecnología: ella es
modificante de la vida humana.
En la perspectiva enunciada, puede afirmarse, siguiendo al mismo
Morin, que el hombre es una unidad bio-psico-social, pues el ser humano
si bien es una unidad biológica, se caracteriza también por ser una unidad
psíquica, individual y personal, la cual se integra a una unidad superior
que es la unidad social; vale decir, que es naturaleza animal en medio de
una realidad interior, además de ser y encontrarse rodeado por pares
humanos que constituyen un grupo con el cual interactúa, conformando
de esa forma el contexto social natural referido. También pudiera
afirmarse del ser humano, que es un ser imaginario, que desarrolla su
propio ser personalísimo a partir de imaginar su devenir como parte de la
propia naturaleza proyectiva del ser que mira siempre hacia el futuro
(VILLALOBOS y RAMÍREZ, 2018); este carácter imaginario es
propiciado por influencias de su entorno asumidas desde la plasticidad
del cerebro, el cual además posee como sustrato un sistema multicelular
organizado estructuralmente en tejidos, órganos, sistemas, aparatos y, en
fin, como ser vivo (MATURANA y DÁVILA, 2015).
En este sentido, se pudiera comparar el contenido del imaginario
de cada persona, con la información que está contenida en el genotipo
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humano. Y más detalladamente, así como la información genética pasa de
generación en generación, mediante un proceso hereditario que la
genética toma como dato (MORÍN, 1990; MATURANA y DÁVILA,
2015), el contenido intangible del imaginario también pasa a través de la
historia mediante el proceso natural de socialización. Es importante
destacar que las mutaciones en el genotipo dan origen a nuevos
individuos. Comparativamente, en el ámbito social las matizaciones del
imaginario individual y social traen como consecuencias nuevos modelos
de convivencia, y, en consecuencia, nuevas formas de organización social
y política, así como también nuevas maneras de entender el gobierno; o
incluso, nuevas formas de ideologías para el dominio político, cuestiones
todas ellas que han sido siempre un desafío novedoso y de importancia
para el estudio de disciplinas como la sociología, la filosofía, la
antropología, el derecho, la biología cultural, o la sociología política, entre
otras (MATURANA y DÁVILA, 2015; HABERMAS, 2002; 2010).
Ahora bien, se debe estar convencido que el tema de las relaciones
entre los individuos entre sí y con el contexto, no se ha agotado ni nunca
se agotará en el devenir científico social, pues es siempre una constante
en la historia humana; más bien es todo lo contrario, cada día se hace más
necesario repensar el fenómeno social debido a la alta velocidad con la
que suceden los cambios, en especial en la era de la globalización y de las
tecnologías de información (HAN, 2020). De allí que un aspecto
importante es la incorporación de forma transversal de la sociología en
los pensa de estudio de carreras universitarias de pregrado, pero también
en los estudios de postgrado, no solo para estudiar estos temas y
profundizarlos a los fines de elaborar teorías al respecto, sino para
mantener a la comunidad informada de los fenómenos sociales que ella
misma protagoniza; además de entenderlos, claro está.
Otro aspecto trascendental de la sociología política, lo constituye
el estudio de las ideologías, entendiendo por estas, en sentido general, al
conjunto de fundamentos filosóficos, sociológicos y políticos, pero
también retóricos, que permiten interpretar una realidad dada con fines
de dominio, así como de ejercicio del poder en circunstancias
determinadas; en vista de ello, las mismas tienen un gran poder
discriminatorio en el diseño de cada política pública puesta en práctica
por parte de los entes gubernamentales; vale decir, que la pirámide
referida a la acción de los gobiernos para la ejecución de los fines
propuestos en representación del Estado, clásicamente se tiende a
estratificar a los fines de estructurar la acción política como forma de
resolver problemas, pero también como manera de entender los cambios
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producidos, los cuales son manejados e intervenidos desde una
determinada manera de concebir el poder, es decir, desde su concepción
ideológica.
De manera que, para la atención ciudadana se requiere de
estrategias políticas para atenderla, por lo que todo diseño requerido para
ello, presentaría y presenta las siguientes etapas, claro que
independientemente de la ideología que la abarque: en primer lugar, se
diseña de forma general una Política Pública particular sobre algún tema
determinado, bien con fines de atención directa de problemas, bien con
fines de desarrollo y de proyección al futuro; en segundo lugar,
acompañamiento de un Plan relacionado al asunto a ser atendido, con el
fin de generar estructuras conceptuales de ejecución de la Política; en
tercer lugar, direccionamiento a través de un Programa comprensivo de
las líneas maestras de la acción; en cuarto lugar, presentación de un
Proyecto particularizado a escala media o pequeña, como forma de
aplicación de estrategias de atención pública y de incorporación de una
agenda que permita temporalizar su ejecución; y finalmente, el diseño
necesario de acciones de Gestión pública, como mecanismos de
interacción entre la sociedad como un todo y el ente gubernamental
competente en la aplicación de las estrategias de gobierno. La ideología,
lógicamente arropa todo este andamiaje de praxis gubernamental, razón
por la cual a la sociología política le es de sumo interés.
Sin embargo, el contenido de cada uno de estos elementos es
distinto si su diseño y elaboración corresponde a concepciones
determinadas desde el punto de vista de la teoría de la elección racional
enmarcada dentro del proceso ideológico de la concepción de gobierno
(HABERMAS, 1999); ello puede ir desde el utilitarismo como ideología y
doctrina filosófica con cuyos postulados se pretende alcanzar el máximo
beneficio para el mayor número de personas miembros de la sociedad,
hasta el populismo, que implica la aplicación de esas mismas estrategias
pero con propósitos clientelares; esto, desde luego, pasando por teorías
conservadoras como las del republicanismo, que centran su atención de
problemas en el cumplimiento estricto de las leyes para evitar
disgregación y desorden en el proceso de atención de los problemas
sociales, enfatizando en las estructuras de las instituciones y en el carácter
contralor de los recursos para también garantizar disciplina fiscal
(SABINE, 1994; TOUCHARD, 2006).
Todas estas cuestiones generan el piso adecuado para el
florecimiento de teorías económicas que implican la inversión de recursos
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y la conformación de instituciones con fines de Estado; esto es, con el
propósito de lograr la estabilidad del sistema instaurado, a pesar de los
cambios que constantemente se generan. Incluso, en la actual era
tecnológica, estas perspectivas derivaron en algunas teorías neopopulistas,
que implican la atención de los problemas mediante la generación de
matrices de opinión positiva para favorecer a la entidad ejecutante, sin
considerar la atención concreta de problemas ni la satisfacción real de las
necesidades de los miembros de la sociedad (VILLALOBOS et al, 2019).
Desde ese sentido ideológico de la acción política, el mundo
moderno del siglo XX
1
conoció los fines prácticos del socialismo, el cual,
de acuerdo con las tesis menos radicales (como la de los artífices de la
Escuela de Frankfurt), se basa en la igualdad en la distribución de las
riquezas, razón por la cual se les cataloga como utopía, no precisamente
por su aspiración de igualdad de la sociedad como un todo, sino por la
imposibilidad de alcanzarse las promesas políticas y económicas
(HABERMAS, 1999 b). Esto trae como consecuencias, el hecho de que
gobiernos de esta naturaleza sean proclives a llevar adelante un sistema
económico no de libre mercado, sino de controles y subsidios,
modelando una forma obsequiosa a repartir bienes y dinero a la sociedad
que así lo demanda, implantando con ello un régimen económico basado
en el clientelismo político, trayendo como consecuencia más pobreza que
riqueza.
Es claro que, con estas perspectivas reduccionistas, el sistema
democrático se ve resquebrajado al no propiciar una clara cultura política,
basada en la transparencia y en la cultura del trabajo, bajo la excusa de
depositar el poder en las bases populares de una sociedad que va viendo
poco a poco cómo se desprovee de mecanismos formales y de controles
fiscales para el manejo de los recursos económicos del Estado. En
realidad, se modela una sociedad sin propietarios, con las consecuencias
conocidas; es decir, se estructura una sociedad que robustece la
propiedad comunal, dejando al desamparo jurídico y político, la
propiedad individual (HABERMAS, 1992).
En contraposición con lo anterior, el régimen capitalista basa su
estrategia de gobernabilidad en el trabajo, al pretender propiciar una
igualdad en las oportunidades para los ciudadanos; esta cuestión se
vislumbra también con un tono utópico, pues en la realidad de lo que ha
acontecido, la distribución de riqueza mediante la igualdad de
1
Aunque con raíces en el Siglo XIX (SABINE, 1994; TOUCHARD, 2006)
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oportunidades, no es del todo eficaz, aunque hay que decir que es mucho
más garantista de la estabilización económica, con sus aspectos negativos
y positivos, que aquí no se analizan (HABERMAS, 1992). De esta manera
el gobierno así surgido es mucho más normativo, reservándose la
aplicación mediante el empleo de canales regulares diseñados para ello.
Comparativamente, y siguiendo la lógica hilada en este trabajo, puede
adelantarse la afirmación de que el sistema democrático que surge de esta
perspectiva liberal (equivalente al capitalismo para algunos autores;
HABERMAS, 1987; SABINE, 1994, etc.), exalta las diferencias
individuales como forma estructural del sistema, pero además el poder
político, bajo estos designios, sirve para garantizar la aplicación de las
normas creadas como estandarte del régimen político. La Ley es la base
del sistema, y las instituciones son creadas para hacerlas cumplir, claro
que en sentido democrático (HABERMAS, 2010).
La globalización ha obligado a repensar muchos aspectos de los
que tratan las ciencias sociales, entre ellas, la política y la sociología
política. Una de las cuestiones que han provocado cambios conceptuales
es precisamente el tema de la globalidad de los problemas sociales y
políticos, pues se tenían como Ley o “verdad dura”, como una verdad
epistémica, a dos de las definiciones centrales de la sociología y la ciencia
política; son ellas la de Estado y la de Democracia (HABERMAS, 1999).
La primera revisión, se debe hacer en base a la territorialidad, ya que, en
el ciberespacio, donde hoy se mueve con destreza el hombre, va más allá
de las condicionantes de esta entidad, como lo es el clásico espacio
geográfico. No hay fronteras para el mundo del internet y de la World
Wide Web (www); este es un mundo agobiado de incertidumbres
generadas por la acción humana cuyos derroteros y consecuencias apenas
comienzan a verse (HAN, 2017; ZUBOFF, 2021). Para este mundo no
hay barreras; es un espacio continuo.
La otra condicionante presente en esta onda de cambios es la
población; vivimos en una aldea global en la cual, los habitantes del
planeta se interrelacionan con inmediatez y con una supuesta fidelidad,
sin importar la distancia que lo separe. Esto tiene sus consecuencias con
la soberanía, interpretada como potestad de gobernar y enseñorearse
sobre el territorio según los criterios establecidos en el Contrato Social
que rige el desenvolvimiento de una Nación (llámese Constitución
Política), dentro de un área determinada; esta resulta superada por el
empoderamiento de conocimientos e información que exhiben el mundo
social derivado de estos cambios en el orden tecnológico (HAN, 2020),
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generando a su vez cambios en el proceso de racionalización social,
trayendo como consecuencia situaciones no reconocidas en procesos
sociales previos.
Es importante destacar que, siendo la globalización un proceso
que ha traído cambios fundamentales en todo el quehacer humano, debe
ser estudiado en el marco inter y trasdisciplinar, teniendo en la sociología
política un apoyo esencial para una eficiente aproximación a la realidad
epistémica que contribuya con una sociedad marcada por la calidad de
vida; al menos, es la aspiración de los más vulnerables. En este sentido
CASTRO (2016: 78) expone:
El desarrollo de la Sociología se impulsó desde la
universidad casi a mediados del siglo XX, en su evolución
se ha diversificado en una proliferación de especialidades
(referidas a la familia, educación, religión, lo urbano-rural,
ambiental, de la organización política de los partidos y
movimientos políticos, de género y otras). Lo importante
es indicar que ha surgido una nueva élite más crítica en
cada sociedad, que es un laboratorio sociológico para la
investigación de nuevos fenómenos.
Desde los parámetros indicados, se pude articular como problema
de investigación el rol que juega la sociología política a partir de los
cambios que sufre el conglomerado social y sus consecuencias en el
desarrollo sostenible de la sociedad a futuro. El presente trabajo,
entonces, analiza los principales cambios experimentados por la sociedad
vista como un todo, para proyectar posiciones doctrinarias que permitan
entender desde nuestra perspectiva, qué ha motivado esos cambios, y
cuáles son las consecuencias para la ciencia que los describe y explica; en
este caso, la sociología política.
2. Desarrollo
En esta sección se describen algunos hitos que han generado
cambios en el ámbito social, especialmente en los aspectos de
socialización y de articulación de estrategias empleadas por el ser humano
en sociedad con estos propósitos gregarios. Se abordan algunas de las
teorías que asumen el tema tecnológico bien de forma directa, o bien de
forma transversal, pues desde la perspectiva aquí asumida se entiende que
la tecnología es uno de los factores de mayores cambios en los procesos
humanos; claro está, sin dejar de considerar los procesos evolutivos
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normales y ordinarios que la sociedad experimenta producto de la propia
naturaleza evolutiva humana. Entones, la tesis básica que se asume es que
es el mismo ser humano quien altera o transforma el contexto socio-
histórico particular que vive, en el marco de su cosmovisión y de sus
perspectivas de futuro, consideradas siempre como parte del desarrollo
humano.
2.1. Estado, individuo y sociedad. Reflexiones críticas acerca
del desarrollo como problema de la sociología política
La etapa pre-jurídica se conoce como aquel tiempo social en el
cual el hombre se dio sus propias normas de convivencia desde su estado
natural (primitivo o salvaje), con el propósito de mejorar su cohabitación
y su convivencia en un lugar determinado. Vale decir que, los individuos
en grupos sociales vieron la necesidad, desde su poder de decisión, de
organizarse de alguna manera; fueron los tiempos en los cuales el poder
se ejercía sin criterios de organización; eran los tiempos del
medalaganismo, esto es, el control del poder de manera primitiva, a través
de castigos corporales y otras formas violentas de control social, solo con
la intención de doblegar al desaforado en conducta, pues perturbaba sin
razones justificadas la armonía del clan; regía la imposición de reglas
autoimpuestas por aquél que ostentaba la fuerza bruta. Las consecuencias
de ese tipo de control social eran las aspiraciones de mejoramiento de las
interrelaciones entre los individuos con vistas a la armonía social
(JIMÉNEZ URE, 2017).
Ahora bien, del hecho antes descrito, surgió otro requerimiento en
el proceso de socialización, como lo fue la obligatoria designación de
grupos de sujetos del seno de estos conglomerados para garantizar el
cumplimiento de los preceptos y reglas internas del grupo previamente
establecidos. Esto se fue profundizando y perfeccionando hasta iniciar la
etapa jurídica propiamente dicha con el surgimiento del Estado en el siglo
XVIII. Este fue un proceso de casi tres siglos consolidándose luego del
establecimiento del capitalismo (SABINE, 1994).
En este sentido, la conformación de los Estados representó la
transición del feudalismo al capitalismo, interviniendo una multiplicidad
de factores que produjeron cambios políticos, económicos, sociales y
culturales hasta lograr el proceso de afianzamiento y estabilización, entre
los siglos XVI al XVIII; por ello la sociedad pre-industrial se caracterizó
por lo normativo y por la verticalidad en cuanto a las relaciones de poder.
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En las sociedades industriales, se establecen relaciones que representan
un gran abanico de interacciones, reguladas por normas sociales, entre
varias personas o grupos, donde corresponde ejercer el poder de manera
organizada.
Es importante destacar, que esta verticalidad que caracterizó la
sociedades pre-industrial e industrial, fue disminuyendo, producto de que
los señores feudales fueron perdiendo poder en favor de una clase
política que había asumido el dominio de manera absolutista en la
persona de Reyes y Emperadores, quienes distribuían los bienes y las
riquezas de manera discrecional (TOUCHARD, 2006).
Por otra parte, luego de ese proceso comienza la aparición de
grupos con objetivos sociales y políticos muy específicos, como lo fueron
los sindicatos y los partidos políticos. Los primeros en busca de mejoras
para los trabajadores y los segundos para intermediar entre los
gobernantes y la clase popular en el marco de la estratificación de la
sociedad y del poder. Estos actores produjeron cambios de tal magnitud
que el Estado omnipotente y absolutista fue cediendo espacio hasta su
casi desaparición en el siglo XIX; en este trinomio de capitalismo, poder
y política, aparece la ciencia política para estudiar la relación entre pueblo,
sociedad y Estado, así como otras relaciones de importancia, tales como
la economía y la economía política, encargadas de examinar la influencia e
impacto que tienen los arreglos sociales en el marco de la convivencia y
con vistas a la estabilidad económica del individuo, de los grupos sociales,
así como de la sociedad en su conjunto (MIGUEZ, 2009).
Es importante señalar, con respecto a la economía en todos sus
sentidos, que la sociedad preindustrial entendió de forma precaria la
relación entre economía y sociedad, pues las relaciones basadas en el
feudalismo como sistema económico, por ejemplo, se mostraron
prácticamente de espaldas al desarrollo social; su empeño no era más que
el dominio territorial para satisfacer las demandas económicas de quienes
ostentaban el poder económico; es decir, el señor feudal. Nada más
alejado del futuro despliegue de la economía, en especial mediante el uso
del aparato técnico que significó la era industrial en el siglo XVIII-XIX.
La revolución industrial trajo consigo justamente el uso de la tecnología
como elemento fundamental para el desarrollo de la economía a gran
escala, generando un impacto masivo en todos los niveles sociales, pues
se trataba de dar el paso del ejercicio del poder como control soberano al
ejercicio del poder con propósitos de gobernabilidad en una sociedad que
demandaba libertad y satisfacción de necesidades; desde estas tensiones
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logró verse una relación estrecha entre economía y política
(MARTÍNEZ, 2020). De allí que la economía libre mercado solo está a
un paso de la historia.
Con respecto a los procesos sociales sintetizados en los párrafos
anteriores, MIGUEZ (2009: 3) expone que:
Una sociedad de mercados libres no era la consecuencia
evidente de la consagración del trabajo humano como
fuente del valor, como el fundamento último de la riqueza.
Para la antropología económica, especialmente para Karl
Polanyi, las sociedades tradicionales o pre-capitalistas
desconocían la distinción entre “lo político” y “lo
económico”. Para que tal distinción fuera posible, esto es,
pudiera haber nacido, fue necesario primero que la
economía pudiera ser vista como un sistema separado de lo
social, con leyes propias.
En otro orden de ideas, la industrialización de la producción de
bienes y servicios a nivel mundial determicambios significativos en la
sociedad desde el siglo XVIII; ya la invención de la rueda en el pasado
remoto, que significó el progreso de las protosociedades de manera lenta
pero significativa; el de la imprenta en el siglo XV y el de la máquina a
vapor en el siglo XVIII, representaron hitos históricos de gran
importancia gracias a que estos dispositivos tecnológicos cambiaron
radicalmente la vida de las sociedades en sus contextos, los cuales
generaron procesos de producción económica de gran importancia,
gracias a la radicalidad de los procesos sociales así generados; sin
embargo, se requería de modelos de producción más eficientes para
satisfacer la mercantilización creciente de la sociedad, los cuales si fueron
generados justamente con la sociedad industrial que parte desde la
invención de la máquina a vapor (ECONOMIPEDIA, 2021).
En sentido general, en consecuencia, el impacto económico
generado por aquellos hitos históricos de la tecnología, impacta de
manera directa la economía individual de aquellos individuos que la
protagonizaron, aumentando expectativas a través del trabajo para cada
uno. Se puede afirmar que los contextos socioeconómicos de las
sociedades pre-industrial e industrial, se pueden describir como aquellos
que persiguen la máxima producción a través de la organización del
trabajo: en este caso, se logra la productividad a través de la
reestructuración de las actividades laborales, teniendo en cuenta que el
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Opción, Año 37, Regular No.96 (2021): 186-214
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trabajo coordinado en grupos de trabajo (cuadrillas) logra mayores y
mejores resultados; se busca que, en la fábrica, la máquina reemplace la
mano de obra. Asimismo, los descubrimientos tecnológicos dan lugar a la
fabricación en masa con disminución de costos y aumento de beneficios
(mayor productividad), es decir, hay mayor penetración de maquinaria,
organizando las actividades en sustitución de la mano de obra; es un paso
en el avance tecnológico. Crece la división del trabajo y los trabajadores
tienen una visión más especializada; surgen así teorías como las de Taylor
y Ford para la producción en serie (MARTÍNEZ, 2020).
Como se planteó en la sección introductoria, el imaginario social a
partir de estos procesos económicos se centra primeramente en el
individualismo, y luego con algunas matizaciones hasta llegar al
colectivismo como teoría social; es decir, la sociedad se conforma con la
intervención del imaginario individual propio de cada sujeto miembro del
conglomerado; pero aun así, es posible distinguir grupos de individuos
con semejanzas en las maneras de pensar y con semejanzas en el arraigo
cultural también, lo que determina que las sociedades se repiten y se
distingan unas de otras de acuerdo a los cambios que se producen en su
interior cuando cambian los imaginarios sus miembros. Asimismo, para
que estos cambios logren enraizarse es necesario que pasen de generación
en generación, mediante el proceso de socialización, como en efecto así
se han llevado a cabo dichos procesos.
En este sentido DI PIETRO (2004: 110) plantea que:
La socialización de las nuevas generaciones por parte de
los adultos es necesaria ya que las características
constitutivas del ser humano (a diferencia de los animales)
hacen imposible trasmitir por vía hereditaria todas las
aptitudes requeridas por la vida social. Si los hombres
superan a los animales es porque cooperan entre y
conservan los resultados de sus experiencias de generación
en generación. Para apropiarse de ese “tesoro” acumulado,
la sociedad moldea a los individuos por medio de la
educación y les inculca ciertas cualidades intelectuales y
físicas totalmente ajenas a su naturaleza espontánea, de las
que carecerían si no fuera por esa acción metódica e
intencional.
Ahora bien, uno de los aprendizajes básicos de los individuos es el
aprender a convivir (la condición gregaria de los seres vivos animales así
Reflexiones sobre evolución tecnológica y sociología política. Perspectivas para interpretar
los cambios sociales
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Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
se lo impone); el hombre en este empeño y desde sus etapas evolutivas de
salvaje, se dio algunas normas de cohabitación para hacer de su entorno
social un medio proclive a la convivencia sana. Con este propósito, se
constituyó el Estado con la visión de control social formal para garantizar
el cumplimiento de la normativa impuesta. Es así, como esta entidad se
conforma con miembros del grupo social determinado, pero que tiene la
potestad de reprimir mediante la fuerza a quienes no cumplan con las
pautas establecidas; por lo tanto, el primer deber es implementar los
mecanismos de socialización para evitar la represión.
El Estado tiene el monopolio de la fuerza; sin embargo, esta debe
estar regida por la Ley; cualquiera acción gubernamental que no esté
prevista en el ordenamiento legal se puede caracterizar como violencia
política, a la cual han sido proclives los regímenes totalitarios que, en
nombre de su autoridad y del deber de preservar el orden constituido,
hace uso de la represión desmedida.
Por otra parte, la ciencia política, tiene como objetivo fundamental
estudiar las relaciones del Estado con sus ciudadanos, siendo este un
marco complejo que incluye las relaciones de: a) Poder político; b) el
modelo de desarrollo que se ejecuta por parte del gobierno; c) la
distribución de las riquezas de la Nación, la participación ciudadana en el
gobierno, d) la cultura y e) la ética del Estado y los ciudadanos.
En cuanto a lo político, la historia destaca que en una sociedad
pueden existir, y de hecho existen, diferentes posturas ideológicas que
aspiran el poder, pero solo una de ellas por lo general lo detenta; sin
embargo, el reconocimiento de todas las fracciones ideológicas y de
cualquier otra naturaleza se hace necesario para una convivencia humana
en paz. A pesar que en la actualidad las organizaciones políticas han
perdido reconocimiento social, aún se conservan las intermediaciones que
estas llevan a cabo entre la sociedad civil y el gobierno; en los sistemas
democráticos el papel de los partidos políticos es estimularos, mientras
que en los regímenes totalitarios estos son reducidos a uno solo o son
proscriptos todos.
Plantean WILHELH y KARSTEN (2013: 5) que:
En una democracia, en el mejor de los casos, deberían
involucrarse en la política tantos ciudadanos como fuera
posible. Todos deberían poder decidir sobre la
institución de un gobierno y sobre las medidas que éste
asuma. Sin embargo, una democracia en la que todos los
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Opción, Año 37, Regular No.96 (2021): 186-214
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
ciudadanos participen directamente en todas las
decisiones políticas no es posible en las sociedades
masivas modernas. Por ello, una democracia moderna
necesita de instituciones y organizaciones que
representen la voluntad y los intereses de los ciudadanos
de la manera más auténtica posible.
En otro orden de ideas, en cuanto a los aspectos económicos se
refiere, los miembros de una sociedad determinada deben estar de
acuerdo acerca del modelo de desarrollo propuesto desde el Estado
para ser llevado a cabo por el gobierno que corresponda en cada
período que políticamente así se determine (las Constituciones
políticas son determinantes en esto, que en Occidente es la única
forma de organizarla; SABINE, 1994), donde se plasman las políticas
públicas para alcanzar el desarrollo y el bienestar social y mejorar la
calidad de vida de los ciudadanos.
Las ideologías tienen un gran poder discriminatorio en los
modelos de Estado consagrados en las Constituciones, que se
prescriben en las acciones del gobierno, como ya se expresó antes.
Así, los Estados socialistas tienen un modelo de desarrollo económico
y social de la Nación concentrando el Poder en el Estado, mientras
que los Estados capitalistas le dan prioridad al mercado. El punto de
diferenciación de estas ideologías está en que, por ejemplo, el
socialismo se basa en la igualdad en la distribución de las riquezas, sin
darle prioridad a quien las produzca; mientras que el capitalismo hace
intentos por dar prioridad a la igualdad en otro sentido; es decir,
mediante la consagración de estrategias políticas que asuman más bien
las oportunidades como la forma de distribución de la riqueza, sin que
se tomen en cuenta las diferencias individuales. La pregunta que surge
es sobre cuál es el mejor sistema de producción y de distribución de la
riqueza. La cuestión al parecer no está clara, aunque las ciencias
políticas aun no la han respondido a pesar de más de 4 siglos de
haberse conformado la idea de Estado (SABINE, 1994;
TOUCHARD, 2006).
Asimismo, como se indicó más arriba, es claro, entonces, que
lo económico incide en lo social y en el tipo de relaciones que se
establezcan entre el Estado y sus ciudadanos. En este sentido, las
sociedades que se logan conformar en los sistemas socialistas tienen una
Reflexiones sobre evolución tecnológica y sociología política. Perspectivas para interpretar
los cambios sociales
202
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
alta dependencia del Estado a través de programas de distribución
económicos basados en la idea de solidaridad y gratuidad en la
satisfacción de necesidades; es decir, exaltación de dádivas y ayudas
humanitarias solidarias configuradas como riquezas que justamente no
producen los beneficiarios directos; la cultura en esta situación no es la
producción y el emprendimiento individual para la generación de riqueza
y de aportes al producto interno.
Por otra parte, en el capitalismo se conforma una sociedad que le
da importancia al trabajo y al emprendimiento individual y social como
forma de aumentar la riqueza de la nación; la relación con el Estado es
mucho más clara y transparente, pues se basa en la idea de retorno de los
recursos aportados por éste para el desarrollo individual y social,
propiciando con ello la producción generalizada de la riqueza
involucrando la competencia y la calidad de los productos y servicios así
generados, impactando positivamente al desarrollo de la Nación (SMITH,
1996; SABINE, 1994; TOUCHARD, 2006).
En cuanto a lo cultural, es importante destacar que el contexto
origina cambios en los individuos y viceversa; en los Estados que
concentran poder, se conforman gobiernos hegemónicos donde el tráfico
de influencia y la corrupción pasan a ser de la cotidianeidad y se vuelven
un elemento cultural, además que todos los elementos identitarios se
soslayan en función de algunas pocas figuras del régimen político en
gobierno; estas figuras personalistas son exaltadas de forma muchas veces
impredecibles e inexplicables, cambiando y alterando el curso de la
historia y la cultura.
Finalmente, en lo referente a lo ético, se puede decir que el poder
político pasa a ser el objetivo principal de los regímenes totalitarios de
izquierda, quizás emulando a Maquiavelo con su famosa expresión “el fin
justifica los medios”. Ello desde luego representa de alguna manera
riesgos en el ejercicio del poder además de faltas a la ética del Estado,
pues no puede basar su accionar sobre la base de alcanzar los fines por
cualquier medio. Al actuar de esa forma, se estaría en el juego de una
doble moral al aceptarse valores y principios para gobernar, distintos a los
que se asumen en lo personal. En los sistemas capitalistas, el
desenvolvimiento oficial se sustenta en el ordenamiento legal, en la
producción y el emprendimiento que crea una cultura propia de esta
circunstancia en el seno de la sociedad.
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Opción, Año 37, Regular No.96 (2021): 186-214
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
2.2. Las ideologías como referentes de la acción del Estado
Por lo significativo que ha sido el papel que han jugado las
ideologías en la historia política universal, conviene hacer algunas otras
apreciaciones que complementan las ya señaladas; en este sentido
RICOEUR (1994), citado por (VARGAS, 2008: p.155) plantea que:
la conjunción de estas dos funciones (ideología y utopía)
opuestas o complementarias tipifica lo que podría llamarse
la imaginación social y cultural” (1994: 45). O sea, Ricoeur
sitúa la ideología y la utopía dentro del espacio de lo
imaginario, en donde tales conceptos entrarían a funcionar
en la construcción identitaria, en tanto que estos conceptos
cumplen una función de integración.
De la interpretación del párrafo anterior, se puede rescatar que las
ideólogas por ser un elemento amalgamador en torno a elementos y
factores identitarios e intangibles, pueden convertirse en una cultura que
bañe a sociedades enteras a veces por largos periodos de años e influya en
la manera de gobernar; esto es, de hacer política, de organizar a los
grupos de interés, los partidos políticos que median entre la población y
el Gobierno en busca del bienestar social de las colectividades.
Por otra parte, la Revolución francesa es considerada como un
hito histórico de la reclamación por la participación de los ciudadanos
en los asuntos de su interés y que le puedan afectar; es así como luego de
declarar Luis XIV que “EL estado soy yo”, en una determinante
expresión de autoritarismo, mediante el cual el sistema político se basa en
el sometimiento absoluto a una autoridad, decretó impuestos de manera
unilateral, razón por la cual, el pueblo, en la persona de los jacobinos,
tomó La Bastilla para exigir al absolutista imperante: Libertad, Igualdad,
Fraternidad.
Ahora bien, con el devenir del tiempo y con la adaptación a los
contextos históricos, estos principios se han convertido en libertad,
justicia y solidaridad, los que al mismo tiempo han determinado la
aparición de ideologías extremas, opuestas, mixtas e inclusive se han
matizado de tal manera que se confunden al tal punto, que se ha
conformado en el mundo un abanico bastante amplio de estas, es
decir, de ideologías.
En atención a los principios de la Revolución francesa, las
ideologías más reconocidas en las ciencias políticas son: Liberalismo
Reflexiones sobre evolución tecnológica y sociología política. Perspectivas para interpretar
los cambios sociales
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Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
(neo-liberalismo, post neoliberalismo) donde la libertad está mayormente
ponderada, siendo ello considerado como sistema de extrema derecha.
Asimismo, el socialismo se sustenta en la solidaridad en el extremo
contrario a la anterior, finalmente, la socialdemocracia no le otorga
preferencia ningún principio.
En otro orden de ideas, se sabe de la complejidad con la que se
distingue el actual giro social, en el cual se aprecian diferentes elementos
identitarios que logran agrupar de manera inverosímil al conglomerado
humano en el mundo, entre los cuales destacan los Derechos humanos y
el Desarrollo sustentable en base a los cuales se han conformado partidos
políticos.
Sin embargo, los autores del presente trabajo de investigación
consideran que los primeros pueden canalizarse ideológicamente en la
justicia, ya que los mismos propugnan una vida digna que es un acto de
justicia de la sociedad con sus miembros y con la solidaridad se puede
abarcar el Desarrollo Sostenible (incluye elementos sociales, económicos
y ambientales), entendiendo que se debe ser solidario en el quehacer
humano, para garantizar una existencia futura de la población mundial en
las mismas condiciones que las actuales.
Por otra parte, las ciencias políticas explican las relaciones de los
ciudadanos con el Estado; en este sentido, las ideologías políticas marcan
significativamente esta interrelación humana, que se ha venido haciendo
cada vez más compleja. Expone MARTÍNEZ GONZÁLEZ (2012: p.
243) que:
Si como es cierto, esa visión aquejaba un dejo reduccionista
que negaba autonomía a la política y la hacía un
epifenómeno de lo económico o social, no constituye un
despropósito recordar que la unión política-economía-
sociedad, era también una posición (política, ideológica y
académica) prefigurada por el convencimiento de que la
política era un espacio integral y no específico,
departamentalizado o estrecho. Que el actual discurso por
la calidad democrática no esté dispuesto a regatear que el
ciudadano es un agente moral y el estudio de la democracia
una tarea que requiere de la teoría axiológica, social y
filosófica, parece, precisamente, un reconocimiento de que
la autonomía de la política no es su clausura y cierre en un
esquema desligado de lo económico, cultural o ético...
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Es importante destacar que, los individuos en un contexto social
determinado no solo se relacionan entre sí, sino que intercambian con el
medio que lo rodea; en esta interrelación surgen transformaciones en
ambos sentidos. El hombre, gracias a sus emprendimientos e
innovaciones, produce cambios en la realidad que lo envuelve, pero al
mismo tiempo se ve influenciado por las nuevas circunstancias que crea y
propicia.
Sin duda alguna, el cambio más trascendental que ha producido el
hombre en los últimos años, junto con el conocimiento total del genoma
humano en las ciencias bilógicas y la identificación de la “partícula de
Dios” en el campo de la física cuántica, una partícula
elemental propuesta en el modelo estándar de la física de partículas,
conocida también como “Bosón de Higgs”; ha sido el dominio del
ciberespacio y su implementación como estrategia de expansión en la
globalización; es decir, que este ha servido como catapulta y como
entramado (como causa y efecto), de una nueva realidad marcada por la
ciencia y la tecnología con impacto en los procesos sociales. Para
VESSURI (2014: 172), la globalización debe interpretarse como:
(…) procesos [que] (…) afectan a las distintas áreas de las
ciencias. En particular, las ciencias sociales tienen un papel
en la difusión de la voluntad del Estado corporativo en su
intento de disciplinar la sociedad. Pero como los patrones
de interconexión global son bastante diferentes en cada una
de las áreas y en cada uno de los contextos, cualquier
explicación general de los procesos de globalización de las
ciencias sociales debe reconocer que, lejos de ser una
condición singular, puede describirse mejor como un
proceso diferenciado y multifacético.
De esta manera, la globalización introduce un elemento de
totalización de la comprensión de la realidad que ella misma produce a
partir de los intercambios naturales que ocurren entre ciencia, Estado y
sociedad. Veamos cómo se dan estas relaciones a la luz del elemento
diferenciador de las épocas tecnológicas que vive y ha vivido la sociedad:
el surgimiento y uso de nuevas tecnologías.
2.3. Sociedad, Ciencia y Tecnología
Si bien es cierto que el ideario de cada individuo es único, se dan
coincidencias que pueden determinar grupos diferenciados, digamos por
Reflexiones sobre evolución tecnológica y sociología política. Perspectivas para interpretar
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ejemplo que, desde el punto de vista ideológico, están quienes
asumen el capitalismo y quienes comulgan con el socialismo; así
como aquellos que propugnan la economía social de mercado, que sin
ser una ideología como tal es un modelo de desempeño
gubernamental. Lo anterior vale también para los grupos sociales;
vale decir, las sociedades se repiten, conservando las diferencias
individuales y estando propensas a la evolución a partir de la
evolución social de los grupos diferentes que la conforman.
Asimismo, en esa multifactorialidad ya expuesta, se debe
interpretar que en el entramado de interrelaciones que se dan en un
grupo social, los cambios que se producen en un elemento
determinado pueden afectar a una o más de las aristas con las que
cuenta la compleja trama social. En el mundo cambiante de hoy, que
es sustrato de una sociedad cada vez más diversa y en permanente
evolución, se pueden apreciar realidades novedosas que influyen en la
población mundial, como lo son el empoderamiento de conocimiento
y saberes de las clases más vulnerables de la pirámide social, que la
hace más consciente de sus derechos políticos y sociales, así como de
sus derechos fundamentales.
Igualmente, el aumento de la participación de la mujer en
todos los campos del quehacer humano, activada en el marco de los
Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) para logar la igualdad de
género, ha influido en el colectivo universal en general, abriéndose
espacios de participación para las féminas, cuestión que en recientes
años pasados era impensable. Es importante también destacar la
concientización en el orbe de la necesidad de preservar los bienes del
planeta en medio de la sostenibilidad. También se debe resaltar la
disposición cada vez mayor de los ciudadanos en participar en los
asuntos públicos que sean de su interés y la reclamación de sus
derechos políticos.
En este sentido, se debe asumir que, las ciencias políticas, se
sustentan en gran medida en el empirismo; este no es más que la
aceptación de las nuevas realidades para luego darle una
interpretación científica, gracias a lo cual surgirán las teorías y las
categorías que se determinen pertinentes, para ser consideradas como
nuevos conocimientos en esta área de la comprensión humana. Se
dejan así planteados los parámetros de la discusión que se propicia a
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la luz de la mirada global que se ha descrito. Pasemos enseguida a ver
los términos de la polémica surgida a la luz de estas observaciones
iniciales.
3. Sociedad, sociología política y posverdad
Como ya se ha afirmado, la actividad política se ha circunscrito
tanto al ciudadano común que la ciencia misma se ha visto obligada a
repensar algunas de sus postulados, entre ellos la definición de Estado
por uno s funcional, dejando atrás el estructuralismo y la
territorialidad; asimismo, ha evolucionado en cuanto a los sistemas
democráticos para decantarse en estos tiempos de cambio en la
democracia participativa; esto es, como una progresividad del sistema de
representación popular.
Pues bien, en el marco de lo indicado anteriormente, las
circunstancias de desarrollo político de la democracia han devenido en la
llamada “teoría de la posverdad”, entendida como PostEstado,
PostDemocracia y otras numerosas maneras de concebir las “verdades”
en el marco de la acción social, ya superadas justamente en estas
circunstancias. En ese sentido, la democracia ha experimentado
significativos cambios, producto de una inclinación cada vez mayor en la
participación en los asuntos públicos que le afectan por parte del
ciudadano común. El modelo de democracia representativa ha
evolucionado hacia la democracia participativa; algunos hablan de una
democracia directa.
Es importante destacar que, la “postverdad” no es una postura
que va a eliminar lo que le haya podido anteceder, sino que representa un
progreso de estas creencias que imperaban desde antes, no porque estas
hayan sido falsas, sino porque el contexto socio histórico cambió; con
ello cambia el hombre, por lo que estamos frente a una nueva realidad.
Los mismos partidos han dejado los esquemas de cuadros y han
adoptado un sistema organizado gracias a las tecnologías de información
y de comunicación (TIC’s), pertinentes con la era de la información y el
conocimiento, utilizando herramientas de las mismas a través de las redes
sociales digitales y los diferentes medios informáticos que facilitan el
inmediatismo, la veracidad y la oportunidad de la contemporaneidad.
En virtud de ello, se hace muy necesario la reconfiguración una
nueva sociedad civil, con capacidad de adaptarse a la nueva realidad de la
globalización, que se ha crecido frente al Estado con el apoyo de los
Reflexiones sobre evolución tecnológica y sociología política. Perspectivas para interpretar
los cambios sociales
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medios de comunicación de masa junto con su la politización. Todo ello
exige la conformación de una nueva ciudadanía en el marco de la praxis
de las relaciones entre el Estado y sus ciudadanos; de esta manera el
comportamiento social no está signado por un decálogo de principios y
valores, sino que será una respuesta a la gestión pública.
En este sentido BOKSER (2006: 165), plantea que:
Resulta interesante destacar que, a la luz de los procesos
contemporáneos, la reemergencia del concepto de
ciudadanía ha sido explicada como un intento por integrar
las exigencias de justicia en directa referencia a la idea de
derechos individuales con las de pertenencia comunitaria,
dimensión grupal derivada de fenómenos de rearticulación
de las identidades colectivas; conceptos ambos que han
estado en el centro de la teoría política en los años setenta y
ochenta, respectivamente
De esta manera, se ve claramente que el proceso de socialización
con miras a la conformación de las estructuras del Estado, o mejor
dicho, de la organización social con vistas a la organización política, en la
actual era tecnológica pasa por comprender en su justa dimensión la idea
de cambio en los valores de socialización a partir del uso masificado de
las tecnologías de información y comunicación. Se ve la evolución del
Estado dirigida fundamentalmente por las razones de cambio
tecnológico, pero también por las razones de cambio de ideas en los
procesos mismos de socialización. El concepto de ciudadano en su
perspectiva dinámica, genera cambios en las estructuras políticas y
jurídicas. De ello se ocupa en estas circunstancias, la nueva sociología
política.
4. Reflexiones finales
La presente indagación reflexión nos permite a los investigadores
arribar a los siguientes cometarios finales: En primer lugar, se puede
afirmar que la sociología política se hace cargo de los principales roles
sociales con vistas a la conformación de los entramados políticos, los
cuales representan, y han representado a lo largo de la historia, motivos
de miradas conjeturales a los fines de dar con las respuestas a las
preguntas por la socialización de la política. En segundo lugar, la
tecnificación de la sociedad a partir de las innovaciones tecnológicas en el
ámbito de la electrónica y la computación, bajo el paradigma
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tecnocientífico, marcan pautas revolucionarias en las formas de
producción económica, las cuales han propiciado transformaciones nunca
imaginadas; y, en la etapa de las invenciones llamadas “tecnologías
punta”, que bajo la denominación de “telemática”, misma que
protagoniza la era de la universalización del conocimiento, ha conducido
a una de relativización del trabajo, como quedó indicado.
Asimismo, los cambios tecnológicos desde las primeras
transformaciones masivas, generaron un conjunto de normas que
tuvieron aplicación en el proceso de industrialización y mercantilización
del aparato productivo, con propósitos de lograr la flexibilización,
necesaria para poder avanzar en los procesos económicos que propicia.
Bajo esos parámetros, el mundo industrializado del siglo XVIII asumió
teorías económicas con vistas a la producción de bienes, bajo la
denominación de fordismo y taylorismo, estos como modelos de
producción. Por lo tanto, la sociedad que se conformó en la etapa pre-
industrial e industrial se caracterizó por la poca participación en los
asuntos públicos, con unas relaciones de poder establecidas por la clase
dominante y una facción obediente, intermediando entre ellos los grupos
que recibían la potestad de representar a estos últimos en las relaciones
laborales (sindicatos) y en sus atribuciones sociales (los partidos
políticos).
También se puede afirmar, que los procesos de socialización son
fundamentales para garantizar la permanencia y evolución de los rasgos
culturales de una sociedad determinada, y que estos cambian en la medida
que se producen cambios en el imaginario de los individuos que la
conforman. El impacto o influencia de la ideología en las organizaciones
políticas, partidos políticos, grupos de interés y actores sociales, es
producto de estos cambios; por eso se llega al enunciado final de que la
ideología influye de forma significativa en estos procesos, al extremo que
los sistemas políticos y de gobierno, los partidos y los grupos de interés y
el desarrollo de la actividad social en general, son resultado de su
intervención, bien sea de forma directa, bien sea de forma indirecta.
Finalmente, se puede afirmar que en las circunstancias actuales, se
han producido cambios trascendentales en la sociedad, de manera que
han requerido de una nuevo individuo y de instituciones permeables a los
cambios para poder mantenerse en el quehacer cotidiano de las
transformaciones sociales, pues estos han sido motorizados
fundamentalmente gracias a la globalización, produciendo un
empoderamiento de la población de aspectos fundamentales de
Reflexiones sobre evolución tecnológica y sociología política. Perspectivas para interpretar
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información y conocimiento generados por el sistema de tecnología,
haciendo del habitante global mucho más inclinado a establecer nuevos
modelos de relación con el Estado y consigo mismo. Esta nueva
interrelación exige de inmediato una ciudadanía caracterizada por el
pragmatismo, en el cual el desempeño gubernamental marca de manera
significativa el modelo de ciudadanía, dejando de ser un enunciado
teórico para convertirse en una respuesta a la gestión gubernamental.
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Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
BIODATA DE AUTORES
Miguel Eduardo Negrón Fuenmayor: Postdoctor en Integración y
Desarrollo de América Latina, Postdoctor Estado, Políticas públicas y
Paz social, Postdoctor en Gerencia de la Educación Superior, Doctor en
Ciencias de la Educación, Magister Scientiarium en Docencia para la
Educación Superior, Licenciado en Educación. Docente Investigador
universitario; Centro de Investigador en Ciencias Jurídica, Políticas y
Sociales de la Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín. Investigador
categoría B, Venezuela.
Yanelis Ramos Márquez: Postdoctorado en Estado, Políticas Publicas y
Paz Social. Doctora en Ciencias de la Educación, Magister en Gerencia
Educativa, Profesora en educación para el trabajo, Docente/
Investigadora Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín Venezuela,
Directora de trabajos de investigación de maestría y doctorado, Asesora
editorial de revistas científicas.
Rafael Martínez González: Postdoctorado en Estado y Políticas
Públicas y Paz Social. Postdoctorado en Gerencia de las Organizaciones.
Doctor en Ciencias Gerenciales. Máster en Gerencia de Recursos
Humanos. Especialista en Administración Deportiva. Licenciado en
Educación Física. Docente Investigador Corporación universitaria del
Caribe (CECAR) Colombia. Categorizado. Investigador 1 por
ColCiencia..
Eudes De Armas Pérez: Doctor en Ciencias Políticas. Magister
Scientiarium en Gerencia de Proyectos de Investigación y Desarrollo.
Especialista en Administración de Programas de Desarrollo Social.
Ingeniero Industrial. Docente/Investigador de la Universidad de la
Guajira, sede Maicao. Colombia. Miembro fundador del Grupo de
Investigacion PANGEA, clasificado B por ColCiencia.
UNIVERSIDAD
DEL ZULIA
Revista de Ciencias Humanas y Sociales
Año 37, N° 96 (2021)
Esta revista fue editada en formato digital por el personal de la Oficina de
Publicaciones Científicas de la Facultad Experimental de Ciencias, Universidad del
Zulia. Maracaibo - Venezuela
www.luz.edu.ve
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