Revista de Ciencias Humanas y Sociales
© 2021. Universidad del Zulia
ISSN 1012-1587/ ISSNe: 2477-9385
Depósito legal pp. 198402ZU45
Portada: El que casi nada dejó
Artista: Rodrigo Pirela
Medidas: 100 x 160 cm
Técnica: mixta sobre tela
Año: 2009
Año 37, Regular No.95 (2021): 69-86
ISSN 1012-1587/ISSNe: 2477-9385
DOI:
https://doi.org/10.5281/zenodo.7467744
Recibido: 22-06-2021 Aceptado: 16-07-2021
Modelos educativos para emprendimientos:
Orientaciones para la formación de emprendedores en
Ecuador
Claudia Ruiz Chagna
Universidad Técnica del Norte- Ecuador
caruiz@utn.edu.ec
Ana Iglesias Rodríguez
Universidad de Salamanca- España
anaiglesias@usal.es
Resumen
La educación para emprendedores es una tarea urgente a
desarrollarse en cada país como medida para solventar la creciente
problemática económica y social relacionada con el empleo y el bienestar
social. El objetivo de esta investigación fue desarrollar orientaciones que
sirvan de base para la construcción de un diseño educativo para
emprendedores en Ecuador. Para ello se exploraron modelos educativos
para el emprendimiento y se aplicó una encuesta a 100 emprendedores
del Cantón Antonio Ante, provincia de Imbabura, que permitió describir
las características de la población. Finalmente se desarrollaron 10
orientaciones para la construcción de un modelo de formación de
emprendedores.
Palabras clave: modelos educativos, emprendimientos,
formación, educomunicación, competencias.
Entrepreneurship educational models: aspects to
entrepreneur’s formation in Ecuador
Abstract
Education for entrepreneurs is an urgent task to be developed in
each country as a measure to solve the growing economic and social
problems related to employment and social welfare. The objective of this
research was to develop guidelines that serve as the basis for the
construction of an educational design for entrepreneurs in Ecuador. For
this, educational models for entrepreneurship were explored and a survey
was applied to 100 entrepreneurs from the Cantón Antonio Ante, which
allowed describing the characteristics of the population. Finally, 10
guidelines were developed for the construction of an entrepreneur
training model.
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Key words: educative models; entrepreneurships; training;
educommunication; competition.
1. Introducción
La actividad emprendedora se ha constituido en un eje clave para
el aumento de la competitividad y el crecimiento económico de los países,
incidiendo de manera positiva sobre el incremento del empleo, los
avances tecnológicos, y el aumento de productividad, entre otros (Cavero
y Ruiz, 2017).
En consecuencia, la educación para el emprendimiento es una
necesidad de los gobiernos, y su objetivo no solo es la generación de
nuevas empresas, sino también la formación de emprendedores, el
impulso de la innovación y la creación de productos, así como el
mantenimiento de las iniciativas a largo plazo, a fin de ocasionar un
efecto sobre el bienestar social de la población en general (Álvarez y
Albuquerque, 2012). Esto obliga a las naciones a impulsar medidas para la
formación de emprendedores, de acuerdo con las teorías de
emprendimiento y los enfoques que se asuman. Por ejemplo, desde la
Unión Europea, el planteamiento discurre hacia el fortalecimiento de los
nexos entre el sistema educativo, las empresas y los procesos de
investigación e innovación, mediante la incorporación a nivel curricular
de elementos para la formación de emprendedores (Cavero y Ruiz, 2017);
mientras que en Latinoamérica, se hace énfasis en la promoción de
emprendimientos como una alternativa económica para las familias, así
como para suscitar oportunidades de empleo para los jóvenes e impulsar
la equidad de género.
Las diversas teorías de emprendimientos permiten que la
formación sea abordada desde varios enfoques didácticos, unos conducen
a la propuesta de modelos educativos para el desarrollo de
emprendedores que giran en torno a una educación centrada en
objetivos, y otros atienden al desarrollo de competencias por parte de los
participantes.
Por consiguiente, la Educación para la Innovación y el
Emprendimiento (EpIE), como la denominan Cavero y Ruiz (2017),
busca además de aumentar las capacidades de los ciudadanos
incrementando su empleabilidad y mejorando su vida profesional,
revelando el potencial de emprendimiento de cada persona impulsado
por nuevos enfoques pedagógicos (Álvarez y Albuquerque, 2012);
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conformar negocios competitivos que se mantengan en el tiempo.
Particularmente, en Ecuador, el desarrollo de emprendimientos es más
que una variable económica (Cavero y Ruiz, 2017), y es una acción para la
equidad social.
De acuerdo con el Global Entrepreneurship Index 2018, Ecuador se
encuentra en el puesto 96 de 137 países en el ranking global de
emprendimiento, con su mayor fortaleza en las habilidades de start-ups
que está asociada con la capacidad que muestran los emprendedores
individualmente; mientras que las mayores debilidades del país, en
términos de emprendimiento, están en la internacionalización y en el
riesgo de aceptación de sus productos (Ács, Szerb y Lloyd, 2017). Este
posicionamiento del país en cuanto a las condiciones de emprendimiento,
implica la necesidad de desarrollar acciones educativas para incrementar
el número de emprendedores y crear modelos que permitan sistematizar
las acciones de formación de la ciudadanía a todos los niveles.
Tomando en consideración los planeamientos anteriores, esta
investigación parte de una revisión de modelos educativos para el
emprendimiento, que dará lugar a la propuesta de algunas orientaciones
para la educación de emprendedores en Ecuador a partir de la
exploración de las características de emprendedores del Cantón Antonio
Ante, Provincia de Imbabura.
2. Fundamentos teóricos
Diversos países latinoamericanos han adoptado políticas para
impulsar el desarrollo económico mediante procesos asociativos, sistema
cooperativista, entre otros, en el caso de Ecuador, que se ajustan a
procesos del modelo de Economía Popular y Solidaria contemplados en
el Plan Nacional de Desarrollo (2019-2023). Es por ello que la
construcción de un modelo educativo requiere de bases teóricas sólidas
en el marco pedagógico y en el área a la que se destine el modelo
planteado. En el caso del emprendimiento, Virtanen (1997) afirma que no
existe una teoría universal, pero existen diversos enfoques desde la
psicología, la antropología, la sociología y las ciencias económicas.
Según Sarasty y Molina (2008), el estudio del emprendimiento en
el marco de los cambios impuestos por fenómenos como la
globalización, permite ubicarlo como un modelo que se ajusta de manera
particular al cambio y a la crisis. A esto se suma el vínculo entre
emprendimiento e innovación, con la consecuente capacidad de
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generación, transformación y aplicación de conocimientos, para la
renovación de recursos y contextos. Todo esto permite proponer al
emprendimiento como un asunto de gran impacto en las economías
locales y territoriales de la vida actual, en especial con el mundo de las
organizaciones y del trabajo.
Esta multiplicidad de teorías y enfoques ha suscitado una
diversidad de modelos para atender la formación de emprendedores e
incrementar el número de emprendimientos acorde con las realidades y
objetivos de cada país. Sin embargo, todos tienen como fundamento
desarrollar las habilidades que el sujeto necesita para emprender y
mejorar sus condiciones de vida de manera individual o colectiva
(Álvarez y Albuquerque, 2012).
Lo anterior permite comprender la importancia que ha adquirido
en la agenda económica de los gobiernos, el impulso de procesos
educativos para el emprendimiento desde el ámbito de la educación
formal y desde la educación no formal. En cuanto a la educación formal,
diversas propuestas atienden a la incorporación de programas de
formación de emprendedores en la educación básica y media para brindar
herramientas que contribuyan a la estabilidad económica de los jóvenes
en caso de deserción escolar, como una manera de promover nuevas
formas de pensar y de actuar para enfrentar problemas complejos y
reaccionar ante una cultura fatalista y de pasividad lvarez y
Albuquerque, 2012).
Otras propuestas señalan la importancia de los programas
educativos insertados en la educación superior, lo cual brinda mayores
oportunidades de éxito de los egresados universitarios en la gestión de
sus profesiones. Esto conduce a las instituciones de educación superior a
tener un rol más activo en el impulso económico de un país, más allá de
los aspectos académicos y de investigación (Etzkowitz y Leydesdorff,
1998), y a su incorporación al modelo de triple lice que asocia a las
casas de estudio con la industria y el gobierno, en una interacción
productiva (Paños, 2017).
Dentro del ámbito de la educación no formal, la formación de
emprendedores permite cerrar la brecha económica abierta por la
desigualdad social, étnica o de género existente en la sociedad, y
contribuye de manera eficiente al empleo y al incremento del PIB de cada
nación (Álvarez y Albuquerque, 2012).
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En cualquier caso, la educación formal y la no formal muestran
algunas características imprescindibles para la formación de
emprendedores que se centran en promover la creatividad, la innovación
y la independencia del individuo, y a su vez, transformar al sujeto en un
promotor del bienestar social, en lo que se conoce como espíritu
emprendedor, que es una característica del nuevo empresario.
Esta búsqueda de características más dependientes del individuo
ha ocasionado que se separen las tendencias de la educación para
emprendedores, ya sea desde lo formal o lo no formal, en aquellas que
apuntan a una educación por objetivos y las que atienden a la formación
de competencias. La educación centrada en objetivos está más ligada a la
concepción inicial de la formación de pequeños empresarios siendo su
finalidad la constitución de empresas. Mientras que, en la educación
basada en el desarrollo de competencias, el proceso formativo redirige
sus metas a una educación para el emprendimiento, en lugar de una
educación sobre el emprendimiento. Visto desde la educación formal, el
desarrollo de habilidades y competencias debe gestionarse en todos los
niveles educativos (Cavero y Ruiz, 2017).
Estas competencias responden, a su vez, al enfoque del
emprendimiento. Por una parte, las ciencias económicas desarrollan un
enfoque funcional, que apunta al qué desarrollar en función de las
necesidades económicas locales y nacionales; por otra parte, las ciencias
humanas ponen el énfasis en quién emprende y por qué se emprende; y
finalmente, las ciencias gerenciales focalizan su objetivo en el proceso, es
decir en el cómo lograr que un emprendimiento se desarrolle y sea exitoso
(Osorio y Pereira, 2011).
Como se planteó con anterioridad, la EpIE se apoya en diversos
modelos de acuerdo con la finalidad que se desee alcanzar, y el enfoque
que se adopte. De allí se puede hacer una categorización inicial de los
modelos centrados en objetivos y aquellos que buscan desarrollar
competencias.
2.1 Modelos basados en objetivos
Los modelos basados en objetivos atienden más a la adquisición
de conocimientos y la conformación de empresas. Están muy asociados a
las etapas iniciales del emprendedurismo y forman parte de los diseños
curriculares de las instituciones educativas convencionales.
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Su intención es que el sujeto alcance conocimientos relacionados
con la organización de las empresas, los aspectos económicos y
financieros, los procesos de creación de empresas y gestión de los
recursos (Cavero y Ruiz, 2017). Un ejemplo de ello es el modelo
FENDRIX propuesto por Pulido y Villanueva (2018), que se enmarca en
la teoría educativa del constructivismo social. Este modelo posee 4
componentes bien definidos: a) recursos e infraestructura; b) programa;
c) método; y d) valoración.
Otro modelo centrado en objetivos, pero que considera el
acompañamiento del sujeto y permite atender las necesidades que surgen
en la práctica, es el modelo del Centro de Innovación y Emprendimiento
de la Escuela de Ingeniería de Antioquia, que se fundamenta en la
educación formal de pregrado y postgrado, pero atiende también a los
egresados de la institución. Es un modelo basado en objetivos que busca
lograr, mediante el proceso formativo, la funcionalidad y sostenibilidad
de un emprendimiento supervisando de manera directa las
particularidades de cada uno de ellos.
Finalmente, debido a la incorporación de las Tecnologías de la
Información y de la Comunicación (TIC), la educación para el
emprendimiento ha avanzado tanto en la educación formal como en la
no formal, utilizando las TIC como medio para la formación de
emprendedores, y nicho productivo en un entorno cada vez más
competitivo.
En cuanto a la primera de las perspectivas, la tecnología es
considerada como una herramienta para el desarrollo de cualquier
proceso formativo dentro de diversos modelos. Por otra parte, cuando se
identifica a la tecnología como un nicho productivo, es necesario la
construcción de un modelo propio que parte de la capacitación mediante
la educación formal.
Kantis y Angelelli (2020) analizan el rol de los emprendimientos
de base científico-tecnológica (ECT) para América Latina, y plantean un
Modelo Sistémico-Organizacional para la creación de emprendimientos
científico-tecnológicos que no solo considera las fases de conformación
de empresas, sino que también asocia a las Instituciones de Educación
Superior como fuente de los recursos humanos para el funcionamiento
del modelo mediante el enfoque de triple hélice, al que ya se ha hecho
alusión, a través de las plataformas de Investigación, Innovación, Ciencia
y Tecnología estatales, el marco legal, político e institucional.
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2.2 Modelos basados en competencias
El modelo de formación de emprendedores centrado en
competencias, asume el proceso educativo de manera compleja,
incorporando además de las variables económicas y sociales, los aspectos
culturales y psicológicos. Este planteamiento es apoyado por Osorio y
Pereira (2011) al afirmar que la educación no debe considerar únicamente
la capacidad para crear y gestionar empresas, sino que también debe
considerarse la motivación individual para enfrentar riesgos.
Si se asume una competencia como la capacidad adquirida que
permite resolver problemas de acuerdo al contexto, entonces el
emprendimiento puede ser considerado una competencia general (Paños,
2017). Pero de manera más específica, Cavero y Ruiz (2017) señalan la
creatividad, la innovación, la asunción de riesgos, la iniciativa, la
autoconfianza, la planificación y el trabajo en equipo, como competencias
necesarias en un emprendedor.
De esta manera, Varela y Bedoya (2006) plantean un modelo de
formación que debe atender a los aspectos específicamente económicos y
sociales, y, por añadidura, debe considerar los aspectos culturales y
psicológicos de los sujetos en formación. Este modelo utiliza como
fundamento los planteamientos de la Teoría General de
Emprendimientos, y mantiene una secuencia de aprendizaje acorde al
ciclo de la carrera empresarial.
El modelo busca que el sujeto adquiera dos tipos de competencias.
Las primeras relacionadas con competencias conceptuales y, las segundas,
las competencias actitudinales. Ambos tipos de competencias han de
estar distribuidas en un proceso de seis etapas: (1) formación en espíritu
empresarial; (2) evaluación de ideas de negocio; (3) evaluación de
oportunidades de negocio; (4) elaboración del plan de negocio; (5)
procesos de arranque; y (6) crecimiento y desarrollo (Pulido y Villanueva,
2018).
2.3 Modelos basados en el enfoque cognitivo
El enfoque cognitivo del emprendimiento es una alternativa al
planteamiento de desarrollo de rasgos o habilidades para el
emprendimiento. Se apoya en las características cognitivas de los
emprendedores con la finalidad de explicar sus comportamientos e
identificar las oportunidades para la creación de negocios (Sánchez,
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Carballo y Gutiérrez, 2011). Este enfoque justifica su propuesta en que
cualquier cosa que hace o decide el ser humano está mediado por
procesos mentales como la motivación, la percepción y las actitudes
(Mussons y Tarrats, 2018), y, por ello, se apoya en el aprendizaje social.
Asimismo, el Modelo de Intención de Emprendimientos de Ajzen
(1991), basado en la teoría del comportamiento planeado, sugiere que el
comportamiento humano requiere de cierta cantidad de planeación que
está mediada por la creencia que influye en la actitud hacia la acción y las
reglas subjetivas, equivalentes a la percepción del atractivo planteado por
Shapero y Sokol (Musson y Tarrats, 2018).
3. Método
La investigación se desarrolló bajo un diseño documental y de
campo. La revisión documental permitió analizar los modelos educativos
utilizados para la capacitación de emprendedores, mientras que la fase
investigativa de campo fue necesaria para determinar las características de
la población de emprendedores del Cantón Antonio Ante, Provincia de
Imbabura, con el fin de poder identificar los aspectos a considerar para la
construcción de un modelo educativo para emprendedores en Ecuador.
La población considerada para el estudio está configurada por
emprendedores del Cantón Antonio Ante, representados en una muestra
de cien (100) emprendedores de diversas áreas económicas, conformada
por 54% de hombres y 46% mujeres con edades comprendidas entre los
20 años y más de 61 años. Para la exploración de las características de la
muestra, se solicitó a los sujetos seleccionados el consentimiento
informado y se aplicó un cuestionario, cuyos resultados fueron analizados
a través de estadística descriptiva y graficados mediante el software SPSS
versión 11. La revisión documental y los resultados de la encuesta
permitieron construir orientaciones que posibilitarán la construcción de
un modelo de educación para el emprendimiento.
4. Resultados
La población de emprendedores del Cantón Antonio Ante está
conformada por un 54% de hombres y un 46% de mujeres, con una edad
promedio de 39 años y una distribución de edades de 54% de personas
entre 20 y 40 años, siendo el más representativo el grupo de jóvenes entre
20 a 30 años, que constituye casi un tercio de la muestra. Por su parte, el
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menor porcentaje está en el grupo de s de 51 años con el 23% de
representatividad.
Si se comparan los valores anteriores con los registrados por el
Laboratorio del Banco Interamericano de Desarrollo (BIDLab, 2015) y
los del Informe GEM 2017 (Lasio, Ordeñana, Caicedo, Samaniego e
Izquierdo, 2018), se observa la similitud con los valores nacionales. Esto
implica la existencia de una población de emprendedores jóvenes y un
aumento en la equidad de género dentro del proceso de emprendimiento
que puede estar relacionada con el impulso al emprendimiento que se ha
realizado durante los últimos 20 años en el país.
Al discriminar porcentualmente los grupos de edad por el género,
se observa una mayor frecuencia en mujeres emprendedoras en los
grupos de 20 a 40 años, relación que se invierte en los grupos posteriores
(41 a 60 años), siendo significativamente diferente en el grupo de
mayores de 61 años (figura 1). Esta relación concuerda con la tendencia a
empoderar a las mujeres y con brindar mayores oportunidades de
emprendimiento, así como con la oportunidad de estudio de la mujer,
favoreciendo una mayor independencia económica de ésta.
Figura 1. Distribución porcentual de los emprendedores del Cantón
Antonio Ante de acuerdo con la edad y discriminados por género
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Esto queda comprobado con el estudio desarrollado por Ruiz y
Terán (2019) que determina que los emprendimientos en el cantón Ibarra
están liderados por mujeres de la zona urbana, cuya principal motivación
es la necesidad. La mayoría son jefas de hogar cuyo instinto de protección
a sus hijos sustenta su actividad. Asimismo, Chávez y Jaime (2016),
enfatizan la participación de la mujer ecuatoriana y los factores que les
motivaron a emprender, demostrando que la mujer emprende por
oportunidad en un 45.43% vs. el 54.57% de los hombres; mientras el
emprendimiento por necesidad en los hombres representa el 47.52% vs.
el 52.44% de las mujeres.
En cuanto al nivel educativo, más del 54% de los encuestados
poseen estudios de educación superior de tercer nivel, que sumado al
10% de profesionales con estudios de cuarto nivel, ofrece una perspectiva
importante de la formación profesional de los emprendedores. Estas
proporciones analizadas por género muestran una diferencia entre los
individuos que alcanzaron la educación básica o el bachillerato
completos, y se presenta equilibrada en cuanto a los estudios de tercer y
cuarto nivel. Esta distribución permite establecer dos grupos para ser
atendidos en un plan de formación. El primero de ellos alcanza el 36%
que no ha culminado estudios superiores y en los cuales los hombres son
mayoría; y el segundo grupo del 64% que posee un nivel de educación
formal más completo y donde se muestra mayor equidad de género
(figura 2).
El tipo de actividad desarrollada por los emprendedores en
Antonio Ante presenta predominancia en un 59% de los negocios
relacionados con el sector agropecuario, textil y de alimentación (figura
3), lo que favorece la dinamización en la economía local y nacional del
sector productivo. Otras iniciativas agrupan al resto de los
emprendedores encuestados (41%), que incluyen en su mayoría el sector
servicios, como venta de productos para la estética personal, servicios
automotrices y educativos. Esta información es comparada con el estudio
desarrollado por Ruiz y Terán (2019), en el cantón Ibarra que determina
que los emprendimientos liderados por mujeres son actividades
vinculadas a confección 26,88%, alimentos preparados 12,90%, artesanías
10,75%, labores de limpieza y mantenimiento 7,53%, esta condición
además permite incrementar de manera paulatina los ingresos del núcleo
familiar, constituyéndose en oportunidades de mejoramiento sustentable
de sus condiciones de vida de sus miembros.
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Figura 2. Distribución porcentual de los emprendedores del Cantón
Antonio Ante de acuerdo con el nivel educativo y con el género
Figura 3. Distribución porcentual de las actividades de emprendimiento
de los encuestados en el Cantón Antonio Ante
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El 6% de los emprendedores que manifestó haber concluido sólo
la educación básica se agrupa en el sector agropecuario, de alimentación y
textil, mientras la mayor diversidad de emprendimientos se observa en
aquellos que culminaron los estudios de tercer nivel. Sin embargo, los
emprendimientos agropecuarios y de alimentación son desarrollados por
personas de todos los niveles educativos, al contrario de lo que ocurre en
el sector textil que está dominado por el grupo con formación de tercer
nivel. En cuanto a los emprendimientos agropecuarios, predominan los
correspondientes al género masculino (17%), frente al femenino donde
las mujeres dominan el sector alimentario (12%), siendo en el sector textil
donde existe una mayor equidad entre ambos géneros en lo que respecta
a la participación (11%).
Una de las ventajas de los emprendimientos para el impulso de la
economía regional y nacional es la capacidad de generar empleo que es
acorde con el tamaño del emprendimiento. En la figura 4 se observa que
en el Cantón Antonio Ante dominan las microempresas (85%), el 13%
está conformado por pequeñas empresas y solo el 2% por medianas
empresas.
Figura 4. Distribución porcentual de los emprendimientos del Cantón
Antonio Ante de acuerdo con el tamaño de la empresa clasificado por el
número de empleados que poseen
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Las microempresas imperan en el sector agropecuario, textil y de
alimentación (50%) lo cual implica que, aunque estos sectores son los
más representativos en el Cantón, son los que contribuyen en menor
medida al empleo de la población. Sin embargo, aun con una baja
proporción en el ramo textil de la pequeña y mediana empresa, es este
sector quien brinda mayor impulso al empleo en el área.
La financiación es un aspecto clave en los emprendimientos. Por
ello, el 64% de los encuestados han solicitado u obtenido financiamiento,
pero se observa que las mujeres sólo alcanzan el 28% de las solicitudes
frente al 36% de los hombres, lo que pone de manifiesto la necesidad de
desarrollar competencias en cuanto a la búsqueda de recursos financieros.
El capital inicial y la financiación posterior para el crecimiento del
emprendimiento proviene de diversas fuentes (54%) que incluyen bancos,
cooperativas, prestamistas y el financiamiento de familiares. Solo un 3%
acude a una sola fuente de financiamiento como los prestamistas y las
asociaciones. El 43% restante opta por el autofinanciamiento o el apoyo
de la familia cuando son emprendimientos familiares, coincidiendo estos
datos con los obtenidos por Zambrano y Lasio (2019).
En cuanto a la opinión que poseen con respecto a la importancia
de las habilidades que creen que debe poseer un emprendedor para
mejorar sus negocios, señalan de manera categórica como muy
importante, el poseer conocimientos sobre gestión, saber negociar, saber
motivar al grupo, tomar decisiones, tener capacidad de adaptación,
conocimientos de contabilidad, la confianza y perseverancia, el liderazgo,
el ser comunicativo, asumir retos y ser proactivos.
De igual manera, para impulsar su emprendimiento reconocen que
deben mejorar la internacionalización de sus productos, poseer un buen
diseño de la marca, atender a la eco eficiencia y la responsabilidad
empresarial, conocer sobre mercadeo, atención al cliente, tener planes
para la previsión de eventos y saber idear planes de negocios.
Especial interés cobra la opinión sobre el uso de las redes sociales.
En este aspecto, el 78% opina que es muy importante, el 20% que es
importante y solo un 2% que es menos importante. Este 2% coincide con
la proporción de emprendedores que no usa ninguna red social, mientras
que el 32% utiliza, al menos, dos redes sociales, el 15% usa tres
plataformas, el 19% maneja 4 redes y el 32% usa cinco redes sociales
diferentes, siendo la más común Whatsapp y Facebook.
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En cuanto a la capacitación como emprendedores, el 61% afirma
haber recibido cursos o talleres presenciales, pero también algunos han
asistido a seminarios, charlas y congresos, y cursos online.
Debido a que la disposición y el interés son variables importantes
para la formación de emprendedores, y más importante aún en la
educación no formal, se les preguntó por su disposición semanal a
desarrollar procesos de capacitación. A este respecto, el 66% afirma que
está dispuesto a invertir entre 2 y 4 horas a la semana, el 27% 5 horas o
más de 5 horas a la semana, y el 7% solo una hora semanal.
Por otro lado, el 49% prefiere que esta interacción ocurra a través
de la modalidad presencial, el 31% a distancia y el 20% semi-presencial.
Esto supone que para el 72% de los encuestados, esta formación
ocasionaría un alto impacto sobre el desarrollo de su emprendimiento,
ante un 27% que considera que el proceso de formación solo le causaría
un impacto medio.
4.1 Orientaciones para la elaboración de un modelo de
educación para el emprendimiento
Los emprendimientos en la provincia de Imbabura están liderados
por mujeres cuya principal motivación es la necesidad. Un número
importante de ellas son lideresas de hogar cuyo instinto de protección a
sus hijos sustenta su actividad, -migración interna, familia, fuentes de
ingresos-, por lo que requieren una formación más específica y concreta,
adecuada a las necesidades empresariales, una formación que les
proporcione las competencias de emprendimiento que conviertan sus
negocios en óptimos y permanezcan en el tiempo (Ruiz y Terán 2019).
En este marco, las características de los emprendedores del
Cantón Antonio Ante requieren de un abordaje sistémico que atienda el
proceso de creación y fortalecimiento de los emprendimientos, y el
desarrollo de habilidades para el emprendimiento de los sujetos. El
abordaje educativo debe centrarse, pues, en el desarrollo de
competencias, lo que implica un cambio en todos los aspectos
tradicionales de la educación. Esto supone el desarrollo de las siguientes
10 orientaciones:
a) Reorganización del proceso educativo basado en objetivos hacia
un proceso orientado al desarrollo de competencias. Esto implica,
en primer lugar, una reconfiguración de la interacción entre
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facilitadores y discentes que debe pasar de una relación vertical a
una horizontal. Por otra parte, el desarrollo de competencias
requiere del acompañamiento durante el proceso del
emprendimiento para garantizar la sostenibilidad del mismo.
b) Coordinación entre los entes privados, estatales y académicos.
Esta interacción de sistemas acorde con el modelo de triple hélice
permitirá al sujeto acceder a los recursos académicos de las
universidades, ajustarse a las normativas estatales y acceder a sus
oportunidades, así como también aprender de las experiencias
exitosas de empresarios consolidados.
c) Desarrollo de competencias gerenciales. Deben abrirse espacios
formativos que brinden conocimientos sobre gestión, saber
negociar, conocimientos de contabilidad, planificación, y
conocimientos sobre principios y prácticas de los negocios, todo
ello para impulsar los emprendimientos desde el punto de vista
técnico.
d) Desarrollo de competencias de liderazgo. Aun cuando puedan
estar relacionadas con las competencias empresariales, desarrollar
específicamente estas competencias atiende a un proceso de
formación de un sujeto crítico que pueda ser actor principal en el
desarrollo social de su localidad. Para ello debe poseer
competencias para motivar al grupo, tomar decisiones, adaptarse a
nuevos contextos, liderazgo, comunicación eficiente, trabajo en
equipo, entre otras.
e) Desarrollo de competencias para emprendedores.
Específicamente, las competencias relacionadas con
emprendedores forman parte necesaria del impulso del
emprendimiento tales como, la confianza y perseverancia, la
capacidad para asumir retos y ser proactivos, la identificación de
nichos productivos de negocio y manejo de redes sociales.
f) Desarrollo de procesos para el impulso de emprendimientos.
Los emprendimientos exitosos y el crecimiento de los mismos
están correlacionados con la internacionalización de sus
productos, el diseño de la marca, la preocupación por la eco
eficiencia y la responsabilidad empresarial, el conocimiento del
mercadeo, la atención a los clientes, los planes para la previsión de
eventos y la capacidad para detectar oportunidades de
emprendimiento.
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g) Impulsar el desarrollo de emprendimientos familiares. Las
familias extendidas y sus recursos pueden ser un factor importante
para el desarrollo de emprendimientos tanto por la motivación por
necesidades como por mejorar las fuentes de financiamiento.
h) Incorporación de los aspectos culturales a los programas de
formación para aprovechar las potencialidades locales.
i) Incorporación de los medios de comunicación, Televisión y
Radio de señal abierta, así como de las Tecnologías de la
Información y de la Comunicación como medio de formación.
Esto permite mejorar la continuidad del proceso formativo y la
calidad del mismo.
j) Formación para el manejo de gestiones administrativas y
procesos burocráticos. La solicitud de permisos, financiamiento y
otros procesos administrativos permite la sostenibilidad de los
emprendimientos.
5. Conclusiones
El desarrollo de modelos educativos para el emprendimiento y la
innovación es una necesidad para el impulso de emprendimientos en los
países. Estos modelos se han centrado principalmente en la educación
formal como elementos del currículo tanto de la educación sica y
media como de la educación universitaria.
En Latinoamérica y, particularmente en Ecuador, las
características económicas y sociales generan la necesidad de desarrollar
modelos educativos enmarcados dentro de la modalidad de la educación
no formal que permitan disminuir la brecha de la desigualdad social,
étnica y de género mediante el desarrollo de emprendimientos. De
acuerdo con este planteamiento, las características de la población
conducen a proponer algunas orientaciones que posibiliten el desarrollo
de competencias generales y particulares, a través de la interacción de los
sistemas empresariales, estatales y académicos bajo un enfoque cognitivo
del emprendimiento, y atendiendo a las características de la teoría del
constructivismo social. De esta manera, se garantiza, no solo la
conformación de nuevos emprendimientos, sino también la formación de
un emprendedor eficiente, que logre establecer negocios sustentables, que
desarrolle un pensamiento crítico, logre la soberanía individual y se
Modelos educativos para emprendimientos: orientaciones para la formación de
emprendedores en Ecuador
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Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
constituya en un promotor para el desarrollo de una sociedad más
equitativa y democrática.
Con ello se determina la construcción de programas y materiales
en consonancia con los intereses, edades y condiciones de los grupos
meta, que contribuyan al desarrollo de emprendimientos individuales,
familiares y asociativos. Estos últimos como una herramienta para el
fortalecimiento social que ofrezca a las mujeres la posibilidad de acceder a
los beneficios estatales para el impulso y consolidación de propuestas
productivas.
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Año 37, N° 95 (2021)
Esta revista fue editada en formato digital por el personal de la Oficina de
Publicaciones Científicas de la Facultad Experimental de Ciencias, Universidad del
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