Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
1. Introducción
Los comienzos del infoentretenimiento son difíciles de situar,
tanto a nivel temporal como geográfico, aunque al término como tal se le
asigne un origen, pues la mayoría de estudios coinciden en que el primero
en utilizarlo fue Udo Michael Krüger (Marín Lladó, 2012: 85; Ortells
Badenes, 2015: 493) en el año 1988 con su artículo Info-Infotainment-
Entertaiment. Sin embargo, parece lógico pensar que la tendencia de
mezclar información con entretenimiento debe venir de mucho antes, o,
como señala Toni Soler, director del programa Polònia (TV3, 2013): “El
humor y la información son dos géneros que a menudo discurren de la
mano, pues son de las primeras fusiones de género de las que la televisión
guarda en la memoria” (Ferré Pavia et al., 2013b: 6).
Berrocal, Redondo García, Martín Jiménez y Campos Domínguez
(2014b: 87) reconocen que “no existe unanimidad en torno a las fechas
de su aparición en televisión”. Algunos marcan su comienzo a finales de
la década de los 60 y principios de los 70, ubicándolo en los canales
locales de Estados Unidos (Salgado, 2010), y lo describen como
“resultado del genio de estos realizadores de tomar los elementos
presentes en la ficción en prime time y adaptarlos a los informativos locales
de toda la nación donde permanecen asentados” (Stark, 1997 cit. en
Berrocal et al., 2014b: 39). Los ejemplos clásicos de los late-shows
estadounidenses han acostumbrado desde hace décadas a combinar estos
contenidos, como Saturday Night Live (NBC, 1975) o That was the week that
was (BBC, 1962), contribuyendo a configurar la época de la “sociedad del
espectáculo” (Debord, 1967). Se tendía a incrementar lo anecdótico de lo
superficial (Missika, 2006) o a simplificar el debate público dejando a un
lado lo relevante (Blumer, 1999). Así, muchos, como Postman, Bourdieu,
Ramonet o Kapuscinski se mostraron críticos con las fórmulas híbridas.
Sin embargo, otros, como Mattelart, quien acuñó el edutainment, señaló
que también podía ser interesante y beneficioso para la sociedad mezclar
la formación con la diversión (Redondo García, Campos Domínguez,
2015).
Con el paso de los años, el aumento de la oferta programática y la
incorporación de los recursos digitales “han convertido a esta hibridación
en uno de los rasgos más sobresalientes de la programación televisiva”
(Gordillo et al., 2011). Casero y Marzal (2011: 15) definen la hibridación
como el “cruce o mestizaje discursivo de contenidos, estilos y géneros
que traspasa las diferentes formas de comunicación”, y que se detectaría
en “los modos de representar, narrar, consumir y comerciar con
imágenes”. A modo de síntesis, y como señala Bobo (2005 cit. en Alonso