174 Magdiel Gómez Múñiz
Opción, Año 37, Regular No.94 (2021): 173-177
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
Es una creencia errónea suponer que el poder opera únicamente
inhibiendo o destruyendo. En las sociedades del rendimiento se le otorga
un lugar especial para visibilizar y, en su caso reducir, las asimetrías
derivadas de su implementación.
En esta magistral obra, Byung-Chul Han reflexiona alrededor del
poder y su caos teórico que, exige repensar la visión del concepto oscuro
hacia un poder amable e incluyente. La inclusión del otro es el elemento
clave en el que el soberano y el súbdito se amoldan espontáneamente en
tinglado de acuerdos basados en una libertad semi-condicionada.
Esto, se hace posible cuando la obediencia libre produce
ecosistemas de inclusión para dar paso a un amplio espectro de
comunicación efectiva. Sin comunicación, el poder constriñe la libertad, y
por tanto, la posibilidad de que el otro acepte la decisión del yo, ese
sujeto que sugiere sin imponer con la capacidad de recobrarse a sí mismo.
“El yo realiza en el otro sus propias decisiones”.
En este manifiesto se expone una narrativa compuesta por cinco
capitulados: 1) Lógica del poder, 2) Semántica del poder, 3) Metafísica del
poder, 4) Política del poder, y 5) Ética del poder, todas ellas engarzadas
perfectamente para dar vida a la excelsa pluma del pensador surcoreano.
Para Han, se deberán sortear una serie de impedimentos que lo
constriñen a un imaginario colectivo que supone que la ley es sinónimo
de espada, así como, el dominio una reducción de libertades situación que
de aceptarse correría el riesgo de transitar en el mundo de las apariencias.
Es preciso recalcar que, la dialéctica del poder se erige como un
fenómeno de la continuidad, que le suministra al soberano un amplio
espacio para sí mismo, y le permite sustraer la voluntad humana
argumentando que el hombre aislado se vuelve incapaz de decidir desde
su autonomía. El poder trasciende todas las medidas interhumanas por lo
que se hace indispensable la figura de semidioses que se comunican
indirectamente para incrementar la posibilidad de que el otro acepte la
decisión del yo.
Suscitando en el lector el deseo de aproximarse a la obra, se debe
asumir que la condición que hace posible diferenciar lo individual de lo
colectivo, corre una suerte de modelos de interpretación que sirven para
legitimar y mantener un orden de dominio en el colectivo social. Unido a
esto, hay un elemento clave a considerar, que es la experiencia de la
finitud o de la limitación que no se engendra en las entrañas de la
dominación. La limitación de la existencia humana no tiene por qué ser la