se avanza en edad, promedios que son menores a 88 cm. Según la WHO
(2008), al considerar la CCM de mujeres, el riesgo de complicación meta
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bólica se eleva a partir de 80 cm y se acentúa al superar los 88 cm por lo
que el valor encontrado en general y en los grupos se observan con cierto
nivel de riesgo, siendo menor al promedio de los valores encontrados por
(Ramos, et al. 2011: Almeida, et al. 2009: Cannan, et al. 2015 y Araujo, et
al. 2016).
Con relación al ICC encontramos un promedio de 0,80±0,07 en el
grupo general, con puntajes promedio de 0,76 a 0,82 según el grupo de
edad elevándose ligeramente al avanzar de edad. Reiman y Manske
(2009), indican un valor de 0,80 a partir del cual hay riesgos para la salud
con base en un estudio no publicado; Heyward y Wagner (2004), se refie
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ren a las normas del ICC de Bray y Gray con base en edades agrupadas
donde estaría la mujer zuliana en riesgos moderado y alto, mientras la
WHO (2008), señala que el ICC constituye un riesgo para la salud si es
igual o mayor a 0,85. El ICC del presente estudio resultó menor al encon
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trado por (Ramos, et al. 2011; Almeida, et al. 2009 y Canaan, et al. 2015).
Para Heyward y Wagner (2004), la profundidad abdominal (PAB) es
un término que aplica mejor que el diámetro abdominal sagital para refe-
rirse a la medición de la adiposidad abdominal señalando una fuerte re-
lación con factores cardiovasculares y metabólicos al compararlo con
otros índices. En el presente estudio la mujer zuliana alcanzó una media
de 24,23±3,70 en la PAB, elevándose al avanzar en edad. Sin embargo,
no se tienen medios de comparación con estudios similares por las dis-
crepancias existentes en torno a las técnicas de medición y los puntos de
corte (Silva, et al. 2012; Marques, 2012). Tampoco se pueden comparar
los resultados obtenidos con los referidos por (Risèrus, et al. 2010), quie-
nes midieron en posición supina sobre una mesa encontrando resulta
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dos similares entre la PAB y la CCM en mujeres de 60 y más años en
cuanto al riesgo metabólico, identificando el punto de corte para la PAB
en 20,1 cm a partir del cual habría riesgo metabólico.
Se ha sugerido la utilización de indicadores diferentes al IMC para
determinar el riesgo de la obesidad abdominal, ya que se encontró que
enfermedades como las cardíacas no mostraron asociación con el IMC
(WHO, 2008). En opinión de Ashwell y Hsieh (2005), el ICE es un indica
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dor más sensible que el IMC como aviso temprano de riesgos para la sa
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lud de hombres, mujeres, infantes y población de diferentes grupos eta
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rios, lo que respaldan (Valle, et al. 2016), al señalar que el ICE es un indi
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cador más eficiente para definir el riesgo metabólico en niños. De acuer
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do con Ashwell y Gibson (2009), el ICE y la CCM son mejores predictores
de riesgo metabólico que el IMC al haber un incremento en las evidencias
de la superioridad del ICE sobre otros índices antropométricos por su
asociación con riesgos metabólicos, hipertensión, ataque fulminante y
enfermedad renal crónica. De manera similar, se ha expuesto la superio
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ridad de la PAB como un indicador antropométrico de adiposidad abdo
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minal visceral relacionada con complicaciones metabólicas cardiovascu
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Omnia • Año 24, No. 2, 2018, pp. 58 - 81 75