Editorial
Kasmera 48(2):e48234776, Julio-Diciembre, 2020
P-ISSN 0075-5222 E-ISSN
2477-9628
https://doi.org/10.5281/zenodo.4393342
Editorial:
Reflexiones de Fin de Año
Editorial:
End of the Year Reflections
Nos
complace que nuestra publicación arribe a un año más de existencia, arribando a
su 58 aniversario. el año 2020 ha sido un año lleno de dificultades, retos y
desafíos para nuestra sociedad, sistemas económicos y de gobierno.
Enfrentamos la pandemia de la COVID-19, la cual nos ha
obligado a reconsiderar nuestras prioridades y estilos de vida, así como
nuestras políticas de desarrollo, también nos ha permitido conocer el verdadero
lugar que ocupamos en el ecosistema de nuestro planeta, mostrándonos que no
somos la especie dominante e invencible capaz de transformar nuestro entorno a
voluntad.
La historia ha demostrado que, periódicamente, los humanos
nos enfrentamos a pandemias producidas por enfermedades infecciosas; sin
embargo, a pesar del avance tecnológico en todas las áreas, incluyendo las
ciencias médicas y, especialmente, el control de infecciones, al parecer no
estábamos lo suficientemente preparados para enfrentar esta pandemia.
Nuestros sistemas de gobierno, económicos y de producción
han generado un deterioro general del medio ambiente, han permitido la creación
de un alto porcentaje de población en estado de pobreza, refugiados y
desplazados, también han permitido el incremento de enfermedades crónicas como
hipertensión, diabetes y obesidad, toda esta población desasistida o ajena a
los sistemas de salud son el blanco principal del SARS-COV-2.
La pandemia ha demostrado que el sistema de salud de ningún
país estaba lo suficientemente preparado para enfrentar este problema, todos
los países sin importar el tamaño de su producto interno bruto han visto sus
sistemas de salud colapsados.
En la actualidad poseemos sistemas de vigilancia
epidemiológica avanzados; no obstante, no fuimos capaces de contener el avance
de la pandemia, esta incapacidad puede deberse a que estos sistemas son
manejados por los gobiernos, los cuales principalmente se preocupan por
mantener una imagen pública de fortaleza y eficiencia antes que preocuparse por
la salud pública de la población, esto permite suponer que la información
suministrada por los gobiernos de cada país no sea muy fidedigna. Algunos
expertos indican que el gobierno chino, al principio de la epidemia, ocultó
información importante, esto con el fin de no mostrar señales de debilidad o
incapacidad en el control de la enfermedad, si dicha información hubiese estado
disponible desde el principio existe la posibilidad de que la diseminación del
virus se habría controlado de manera más eficiente. Por otra parte, diferentes
gobiernos prefirieron proteger sus economías antes que la salud de la
población. Esto pone en tela de juicio la eficiencia de los sistemas de
vigilancia sanitaria, los mismos deben ser más eficaces y capaces de generar
señales de alerta temprana que eviten la diseminación de las enfermedades; por
otra parte, deben funcionar de manera independiente al poder ejecutivo, el cual
generalmente prioriza la imagen del gobierno por encima del bienestar de la
población.
En años anteriores nos enfrentamos a brotes y epidemias
importantes de Ébola, Influenza porcina, influenza aviar, SARS-COV y MERS, sin
embargo, no fuimos capaces de aprender de dichas experiencias y aplicar
modificaciones a nuestros sistemas de control y vigilancia, así como educar a
nuestras poblaciones para modificar las conductas y actitudes frente a la
enfermedad.
La conducta, comportamiento y actitudes de la población
constituyó otro factor determinante en la progresión de esta pandemia, a pesar
de pertenecer a una sociedad altamente informada y disponer de diferentes
medios para la difusión de la información, nuestros habitantes decidieron no
aplicar las medidas tendentes a reducir y evitar la transmisión del virus. Solo
algunos países como Japón estas medidas fueron exitosas, su educación se centra
en un sistema de valores basado en el respeto, la disciplina, la honestidad y
el bien común, por lo que su población se comprometió con la misión de vencer
al virus y las políticas preventivas tuvieron un alto impacto positivo en la
disminución de la transmisión.
Una vez agotados todos los mecanismos de lucha y control
disponibles, los resultados no son alentadores por lo que la última esperanza
en la lucha contra la pandemia se centra en las vacunas, para la fecha existen
disponibles varias vacunas contra el virus, algunas poseen toda la información
necesaria y han cumplido con todos los protocolos para garantizar una
aplicación segura en la población; por otra parte, otras vacunas no muestran
dicha información y su aprobación se ha hecho de forma acelerada con el único
fin de demostrar una aparente supremacía tecnológica, solo el tiempo nos
permitirá conocer la eficacia de dichas vacunas.
Una vez desarrolladas y aprobadas las vacunas nos
enfrentamos a un nuevo desafío, esta vez no científico-tecnológico sino
ético-moral, su distribución equitativa a nivel mundial, las potencias
económicas que invirtieron grandes capitales en el desarrollo de las mismas
tienen asegurado un gran número de dosis para su población, pero ¿qué
ocurrirá con los países pobres con poblaciones altamente vulnerables, que ente
o institución garantizará y aportará los recursos necesarios para la vacunación
de estas poblaciones?
La colaboración internacional desinteresada entre
científicos, la publicación rápida de hallazgos y datos experimentales (pre-prints), así como el acceso sin barreras a las fuentes
de información científica (acceso abierto a las publicaciones) han demostrado
ser la mejor herramienta disponible para superar los problemas comunes de la
humanidad; también hemos aprendido que los gigantes de la publicación
científica también cometen errores, esto nos ha hecho mirar de manera diferente
los sistemas de publicación y evaluación de desempeño tradicionales que tienen
más de un siglo de vigencia.
Aplicando un enfoque sistémico ecologista debemos considerar
a nuestro planeta como un ecosistema en equilibrio y nosotros como especie
formamos una pequeña parte del mismo. Los ecosistemas poseen mecanismos de
regulación que permiten mantener un equilibrio armónico, cuando uno de los
componentes sale de armonía y perjudica al resto de los elementos, estos
mecanismos de regulación se encargan de controlar al componente que se
encuentra fuera de fase, los humanos como especie nos hemos convertido en una
carga para el planeta y el resto de las especies que lo habitan. Algunos
autores proponen que las epidemias no son más que un mecanismo de regulación
planetaria para controlar el crecimiento de la población humana cuando alcanza
niveles críticos, no es más que la teoría de la selección natural de Darwin
puesta en la práctica, la supervivencia de los más aptos.
Entre las enseñanzas que nos ha dejado la pandemia tenemos;
mejorar los sistemas de vigilancia sanitaria, educación de la población basada
en valores, mejorar nuestros sistemas de publicación, divulgación y evaluación
científica, la colaboración académica internacional como elemento clave para el
desarrollo de soluciones a los problemas comunes. Debemos reformar nuestros
sistemas de gobierno, nuestras economías e implementar esquemas de desarrollo
sustentables que consideren las necesidades del planeta, el ambiente y nuestra
población por encima de las necesidades económicas o políticas de los
gobiernos. Una de las enseñanzas más importantes que nos debe dejar la COVID-19
es que las infecciones son naturales, mientras que las pandemias son producidas
por el hombre y no por la naturaleza.
Esperemos que estas enseñanzas nos obliguen a realizar los
cambios necesarios para mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos y
alcanzar los ideales de desarrollo del milenio propuesto por la Organización de
las Naciones Unidas.
Por último, todo el equipo de Kasmera les desea unas felices
fiestas y un venturoso año nuevo, esperanzados en la superación de todos los
problemas, retos y dificultades que nos ha presentado este año. Agradecemos a
nuestros evaluadores y autores por su desinteresada colaboración para lograr el
éxito en la publicación de cada número de la revista.
Dr. Armindo Perozo Mena
Director-Editor. Revista
Kasmera
Universidad
del Zulia. Facultad de Medicina.
Maracaibo-Zulia.
Venezuela
E-mail:
arperozo@fmed.luz.edu.ve
©2020. Los Autores. Kasmera. Publicación del Departamento de Enfermedades
Infecciosas y Tropicales de la Facultad de Medicina. Universidad del Zulia.
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