Invest Clin 61 (3):185-187, 2020 https://doi.org/10.22209/IC.v61n3a00


EDITORIAL

Avances de la ciencia y perspectivas de las personas infectadas por el VIH en Venezuela.


Actualmente, no existe una cura para el VIH debido en gran parte a su capacidad de establecer una infección latente y persisten- te en prácticamente todos los individuos in- fectados. Sin embargo, la esperanza de vida de estas personas ha mejorado considerable- mente con el advenimiento del tratamiento antirretroviral (TAR) combinado que con- trola la replicación del VIH a niveles clíni- camente indetectables, junto con un grupo de estrategias para la prevención y el trata- miento de las coinfecciones y comorbilida- des asociadas a la infección. Hoy en día, la esperanza de vida de un paciente con TAR es de ~53 años. Por el contrario, la superviven- cia era de 1-2 años en los primeros casos de SIDA estudiados en 1981-1982. Unos 19,5 millones (53%) de pacientes están recibien- do el TAR a nivel mundial y la mortalidad por SIDA se ha reducido a la mitad desde el 2005 (1). Las evidencias científicas han demostra- do que el TAR evita la transmisión sexual del VIH cuando produce la supresión viral, definida como <200 copias/mL o niveles in- detectables. Recientemente, se llegó al con- senso de que, si la carga viral de una persona con HIV que recibe el TAR es indetectable, no hay transmisión sexual (2).

El Programa de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) tiene los objetivos 90-90-90 para el 2020. Es decir, que el 90% de las personas infectadas hayan sido diagnosticadas, que el 90% de éstas re- ciban el TAR y que el 90% de los tratados logren la supresión del virus. Predice el fi- nal de esta pandemia como un problema epidemiológico y de salud pública global

para el 2030. Tácitamente, el número de nuevas infecciones sería menor que el nú- mero de muertes por SIDA, la incidencia del SIDA disminuiría a <1 caso de SIDA/ 1,000 habitantes, el 73% de los pacientes que tienen VIH y SIDA recibirían tratamiento, el 86% experimentaría supresión del virus y la transmisión de madre a hijo se reduciría a <5%. Este final sería factible si los obje- tivos 90-90-90 se logran para el 2020 y los objetivos 95-95-95 se alcanzan, con una dis- minución de 200.000 nuevas infecciones en adultos anualmente (3).

Aunque algunos países cumplen con los objetivos 90-90-90 y el 53% de todas las personas con SIDA tenían acceso al TAR en el 2016, sigue existiendo una brecha críti- ca en el tratamiento global del VIH. De los 36,7 millones de personas infectadas, se es- tima que 17,2 millones no reciben el TAR y el virus se suprime en sólo 44% (3). Existen barreras estructurales, legales y sociales que resultan en desigualdades de acceso y aceptación de las pruebas de diagnóstico y el tratamiento y acceso limitado a algunas poblaciones. Existen deficiencias primordia- les en los programas actuales de control es- pecialmente en la disponibilidad de métodos de detección. Una limitación importante de nuevas tecnologías de diagnóstico con mejor sensibilidad, es el costo. El acceso al diag- nóstico y tratamiento es significativamente menor en países de escasos recursos. En Ve- nezuela, no hay pruebas de detección dispo- nibles para personas con VIH y la mayoría de ellas no tiene acceso al TAR, necesario para evitar la transmisibilidad y el SIDA.

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En las dos últimas décadas, la grave cri- sis política, económica y social del país ha ocasionado una crisis humanitaria sin prece- dentes que se intensifica cada vez más. El co- lapso de la infraestructura y los sistemas de salud y de los servicios públicos han provoca- do la emergencia de enfermedades infeccio- sas ya controladas y múltiples epidemias (4). La hiperinflación y la escasez de alimentos ha aumentado los índices de pobreza y des- nutrición: de 46% (2016) al 87%, con pobre-

za extrema de 61.2% (2014-2017) (5), y de

3.6% (2010-2012) a 11.7% (2015-2017) (6),

respectivamente. Esta catastrófica situación afecta la gran masa de la población. Sin em- bargo, uno de los grupos más afectados son las personas infectadas por el VIH ya que no tienen acceso al TAR necesario para evitar el SIDA y la transmisibilidad y disminuir o evitar las coinfecciones y morbimortalidades asociadas. La carencia de una infraestructu- ra sanitaria apropiada, de saneamiento am- biental y de un nivel básico de agua potable favorecen estas infecciones ya que auspician la propagación, la prevalencia y la epidemio- logía dinámica de los agentes infecciosos ha- ciendo a estos pacientes más vulnerables a las coinfecciones.

La criptosporidiosis es una de las infec- ciones oportunistas de mayor riesgo para los pacientes con SIDA ya que son susceptibles a una forma devastadora, crónica de la infec- ción, que puede afectar atípicamente tejidos extraintestinales. El riesgo a la infección, a la enfermedad severa y al desarrollo de com- plicaciones es proporcional a la disminución en el número y la función de los linfocitos CD4+. No existe una quimioterapia curati- va ni vacunas aprobadas para el tratamiento o prevención de esta infección en pacientes con el VIH. Lo mejor para la terapia y pre- vención de la criptosporidiosis en estos pa- cientes es el TAR, ya que la restauración de

los linfocitos CD4+ permite la recuperación clínica o la erradicación de la infección. En Venezuela, se han reportado tasas altas de infección por Cryptosporidium en estos pa- cientes de hasta 41.3% (7) y la relación entre la marginalización social y la infección (8) lo cual sugiere la gran vulnerabilidad de estos pacientes a esta parasitosis en la región.

Ante la hiperinflación galopante, es de esperarse un incremento de la pobreza lo cual auspiciará las coinfecciones en las per- sonas con VIH, incluyendo Cryptosporidium, lo cual, aunado a su alto potencial oportu- nista, cronicidad y gravedad eventual de la infección y la falta de TAR señalan el gran riesgo de estos pacientes. Es factible que las infecciones por VIH hayan aumentado con ímpetu en los últimos años. De hecho, más del 80% de los casos importados en Colom- bia proceden de Venezuela (9); ya que estos pacientes migran en busca de tratamiento y huyen de la crisis, al igual que millones de venezolanos han emigrado, especialmente en los dos últimos años. Esta diáspora hacia diversos países tendrá un gran impacto glo- bal en la dinámica de transmisión del VIH y otros agentes infecciosos (10).

La situación de los pacientes con VIH/ SIDA en Venezuela en medio de esta grave crisis es patética, sombría y digna de com- pasión. Las perspectivas son desoladoras. UNAIDS debería implementar los avances biomédicos y otras estrategias necesarias en estos pacientes dentro del contexto socioe- conómico, cultural, demográfico y político de la región como un gesto humanitario ha- cia estos pacientes que con desesperación, impotencia, tristeza y resignación ven extin- guir sus vidas pudiendo disfrutar de una po- tencial larga vida si tuvieran acceso al TAR.


Leonor Chacín-Bonilla


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Investigación Clínica Vol. 61(3): 2020

Editorial 187

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Advances in science and perspectives of people infected with HIV in Venezuela.


People infected with HIV have greatly benefitted with the advent of antiretroviral treat- ment (ART). UNAIDS has set targets 90-90-90 by 2020: to diagnose 90% of infected people, to provide 90% of those diagnosed with ART, and that 90% of those treated achieve the virus suppression. However, access to diagnosis and therapy is significantly lower in low-in- come countries. The surprising crisis in Venezuela has caused the collapse of health systems and public services, and increased poverty and malnutrition rates. HIV infected persons are greatly impacted; most of them do not have access to diagnosis and ART. The proliferation of infectious agents favor coinfections in these patients. The high opportunistic potential of Cryptosporidium, and severity of the infection is a high risk. An increase of HIV infections in the country is expected and will have a global impact in the transmission dynamics of HIV through the exceptional diaspora of Venezuelans.


  1. Eisinger R, Fauci A. Ending the HIV/AIDS Pandemic. Emerg Infect Dis 2018; 24: 413-416. Doi: 10.3201/eid2403.171797.

  2. Centers for Disease Control and Prevention. https://www.cdc.gov/hiv/library/dcl/dcl/092717. html 2017, September.

3. UNAIDS. 90-90-90: An ambitious treatment target to help end the AIDS epidemic. http://www. unaids.org/sites/files/media asset/2017/ November.

  1. Chacín-Bonilla L. Perfil epidemiológico de las enfermedades infecciosas en Venezuela. Invest Clin 2017; 58:103-105.

  2. Freites A. Venezuela la caída sin fin ¿hasta cuándo? Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2016 (ENCOVI 2016): UCAB; 2017.

  3. Doocy S, Ververs MT, Spiegel P, Beyrer C. The food security and nutrition crisis in Venezuela. Soc Sci Med. 2019; 226:63-68. https://doi.org/10.1016/j.socscimed.2019.02.007.

  4. Chacín-Bonilla L. Criptosporidiosis en humanos. Revisión. Invest Clin 1995; 36: 207-250.

  5. Chacín-Bonilla L, Barrios F, Sanchez Y. Environmental risk factors for Cryptosporidium infection in an island from Western Venezuela. Mem Inst Oswaldo Cruz 2008; 103: 45-49.

  6. Rodriguez-Morales A, Bonilla-Aldana D, Morales M, Suarez J, Martinez-Buitrago E. Migration crisis in Venezuela and its impact on HIV in other countries: the case of Colombia. Ann Clin Mi- crobiol Antimicrob 2019; 18-19. https://ann-clinmicrob.biomedcentral.com/articles/10.1186/ s12941-019-0310-4.

  7. Chacín-Bonilla L. Las enfermedades parasitarias intestinales como un problema de salud pública global. Invet Clin 2013; 54: 1-4.


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Vol. 61(3): 185 - 187, 2020