MIME-Version: 1.0 Content-Type: multipart/related; boundary="----=_NextPart_01D3AAE8.96872450" Este documento es una página web de un solo archivo, también conocido como archivo de almacenamiento web. Si está viendo este mensaje, su explorador o editor no admite archivos de almacenamiento web. Descargue un explorador que admita este tipo de archivos, como Windows® Internet Explorer®. ------=_NextPart_01D3AAE8.96872450 Content-Location: file:///C:/8E47A22F/file9247.htm Content-Transfer-Encoding: quoted-printable Content-Type: text/html; charset="windows-1252"
Interacción
y Perspectiva =
Dep. Le=
gal
ppi 201002Z43506
Revista de Trabajo Social =
ISSN 2244-808X
Vol. 8 No 1 pp. 111-114 =
Copyright © 2018
Enero-Junio
RECENSIONES
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|
=
John Magdaleno*=
span>
El profesor Rob=
erto
Briceño-León presenta su más reciente libro, La Modernidad Mestiza, un importante trabajo que ofrece una tra=
ma
de múltiples claves interpretativas de la sociedad venezolana, en mi modesta
opinión imprescindibles para comprender el pasado, presente y, en buena med=
ida,
muy probablemente una parte del futuro del país, de nuestro futuro como
colectividad.
=
Roberto
Briceño-León es un investigador perenne e incansable. De esos que genuiname=
nte
están animados por la pasión de comprender, como le gustaba decir a Manuel
Caballero. De esos académicos que entienden que su labor docente es insepar=
able
de la tarea de decodificar la sociedad en la que viven y se desarrollan
profesionalmente. Y no sólo porque su formación y oficio se lo demandan, si=
no
sobre todo porque es su modo de vida. Roberto es, y procuro decirlo con la
mayor objetividad posible, un académico por vocación. Y esto no es poca cos=
a en
la Venezuela de hoy.
Como se sabe,
Roberto es Profesor Titular Jubilado de la Universidad Central de Venezuela,
pero creo no equivocarme al señalar que está en una formidable etapa de su =
vida
en la que se combinan la madurez intelectual y una extraordinaria capacidad=
de
trabajo. El país del futuro, ese que con esfuerzo, perseverancia y una
estrategia asertiva puede estar más cerca de lo que se piensa, tiene que ec=
har
mano de intelectuales de la talla de Roberto Briceño-León. Este libro, que =
es
fruto de años de reflexión, lo confirma.
Comparto con
Roberto la fortuna de hacer lo que nos gusta, de trabajar en aquello que vu=
elve
significativas nuestras vidas, de sentir pasión por la búsqueda de la verda=
d.
Que, como se sabe, equivale a la búsqueda de las múltiples “verdades” asoci=
adas
a los objetos de estudio que continuamente encaramos.
De paso, Robert=
o es
sociólogo. Y como quiera que la sociología y la politología son, permítasem=
e la
metáfora, parientes disciplinarias muy cercanas, nuestro diálogo siempre ha
sido fluido y comprehensivo. En más de una oportunidad, nos hemos formulado
preguntas al término de una investigación o un trabajo, cuando creíamos que
teníamos algunas respuestas y certidumbres, que han dado lugar a nuevas
indagaciones. Y pasado el tiempo, nos hemos sentado a conversar nuevamente.=
Hoy
quiero celebrar ese diálogo, que a mí personalmente, desde una perspectiva
intelectual, me ha alimentado por años, al tiempo que celebrar que el país
cuenta con individuos como Roberto.
¿Qué tiene de
especial este nuevo trabajo de Roberto? Muchas cosas. Para empezar, se trat=
a de
un texto que combina los hallazgos de varias investigaciones y una reflexión
sociológica que ha tomado décadas. Por otro lado, se tratan, en un mismo te=
xto,
varias de las temáticas que a lo largo de años han sido objeto de indagación
por parte de Roberto, procurando una comprensión más global de la singulari=
dad
venezolana. Y en tercer lugar, introduce nuevos conceptos y enfoques teóric=
os,
intentando establecer un puente, por un lado, entre la teoría social clásic=
a y
la teoría social contemporánea, y por otro lado, entre las aproximaciones c=
on
pretensiones universalistas y las realidades locales.
De todos los
aportes que nos trae este nuevo libro, quiero destacar el concepto de
“modernidad mestiza” que propone Roberto, en un diálogo con los enfoques
teóricos que han buscado caracterizar la modernidad y los procesos de
modernización. Por ello, cito a continuación, in extenso, uno de los pasajes más relevantes del libro de Robe=
rto:
“… sostenemos q=
ue
la idea de mestizaje como hecho cultural y proceso sociopolítico, es mucho =
más
apropiada para describir lo nuevo que hay en América Latina, que no se puede
reducir a lo que había de tradición con lo que se aportó de modernización, =
así
como el mestizo es una nueva realidad racial que no se puede reducir a los
progenitores negro y blanco, y el café con leche es algo nuevo que no se
restringe al café o la leche que lo originaron.
En su propuesta
para reconstruir la modernidad, Alain Touraine (1992) sostiene que la
modernidad es un resultado de complementariedades y oposiciones, del diálogo
entre la razón y el sujeto. Pero ese diálogo debe traducirse en una síntesi=
s,
en algo nuevo que no puede responder exclusivamente a la angustia de la
identidad perdida que, como piensa Touraine, se vive «el sur», sino a una
síntesis de las consecuencias del pasado y de los requerimientos del futuro=
.
La modernidad
mestiza en Venezuela comparte los mismos rasgos del resto de América Latina,
pero se le añade el componente particular que ha sido la renta petrolera y =
su
impronta sobre la sociedad.
En Venezuela, c=
omo
en América Latina, no se puede establecer un monoevento o unos plurieventos=
que
permitan ubicar la partida de nacimiento de la modernidad en la región, com=
o se
ha pretendido en otras latitudes (Martucelli, 1999), pues sería muy difícil
lograr un consenso por la desigual y fragmentaria recepción de las influenc=
ias
externas, como por su verdadero impacto en los cambios internos.
La modernidad
mestiza de Venezuela es entonces una a-sincronía, donde no coinciden los
procesos sociales con los tiempos históricos. Lo que sucedió en Europa o en
Estados Unidos en un tiempo, aparece unas veces atrasado y otras muy
adelantado. La modernidad del consumo norteamericano de la posguerra se
difundió como patrón cultural en Venezuela muchos años antes que en Francia=
o
España. Pero la industrialización ocurrió muy rezagada, y no solo de Europa,
sino de otros países de América Latina.
La difícil y
esencial pregunta es si debemos como sociedad continuar con el proyecto de
modernidad en la forma como lo hemos venido haciendo. Hasta hace pocas déca=
das
la sensación que predominaba en el país era que para alcanzar la modernidad=
lo
que se necesitaba era tiempo; que era simplemente una cuestión de esperar u=
nos
años o décadas más y llegaría. Pero los brutales retrocesos sociales en la
calidad de vida y la democracia que ha provocado el triunfo transitorio del
proyecto antimoderno de Chávez, obligan a repensar el camino de la modernid=
ad
estatista y populista. Debemos preguntarnos si los correctivos que deben
hacerse pasan apenas por aplicar ajustes y controles a la modernidad estati=
sta
del pasado o, si por el contrario, debemos permitirnos recuperar mucho de la
solidaridad tradicional que ha persistido en Venezuela y América Latina, y
lanzarnos a construir una modernidad capitalista y democrática contemporáne=
a.
Un modo distint=
o de
impulsar la modernidad es aceptar y emprender el camino del eclecticismo, f=
ormularnos
una relación diferente con los recursos naturales y un modo novedoso de
interpretar los vínculos entre el pasado y el futuro, entre lo privado y lo
público, entre la economía de mercado y la intervención del gobierno, entre=
la
racionalidad individual y la solidaridad, entre la fuerza de la ley y la
tolerancia, buscando un camino propio que nos permita utilizar el ingreso
petrolero para superar la modernidad petrolera. Y aceptar con orgullo, como
herencia y como proyecto, la modernidad mestiza”.
No me queda más que invitarlos a todos a=
leer
este nuevo trabajo de Roberto, cuando está en uno de los momentos de mayor
fecundidad intelectual. Aprovechemos los resultados de su infatigable pasión
por comprender a esta tierra de gracia y su gente.
John Magdaleno / Reseña.
Interacción y Perspectiva. Revista de Trabajo
Social Vol. 8 No 1 / enero-junio, 2018.