Universidad del Zulia
Facultad de Humanidades y Educación
Centro de Estudios Filosócos
“Adolfo García Díaz”
Maracaibo - Venezuela
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Depósito legal pp 197402ZU34 / ISSN 0798-1171
Dep. Legal ppi 201502ZU4649
99
2021-3
Septiembre-Diciembre
I. ÉTICA, GLOBALIDAD CRÍTICA Y BIENESTAR HUMANO
II. DIMENSIÓN EPISTÉMICA Y DESARROLLOS CULTURALES
III. LA EDUCACIÓN EN CONTEXTO INTERCULTURAL Y
DECOLONIAL
IV. REPENSAR LA EDUCACIÓN SUPERIOR: TEORÍAS Y
PRÁCTICAS
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Revista de Filosofía
Vol. 38, N°99, (Sep-Dic) 2021-3, pp. 791 - 802
Universidad del Zulia. Maracaibo -Venezuela
ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598
Apuntes teóricos para soportar las articulaciones y tensiones de la
educación en el siglo XXI
Theoretical Notes to Support the Articulations and Tensions of Education in
the XXI Century
Graciela Esther Reyes Pastor
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8206-1717
Universidad Privada Antenor Orrego
Trujillo - Perú
Susan Cristy Rodríguez-Balcázar
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3649-7496
Universidad Privada Antenor Orrego
Trujillo - Perú
Luis Augusto Durand Azcárate
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2590-7333
Universidad Privada del Norte
Trujillo - Perú
Resumen
La paz y la justicia constituyen un imperativo ético y político, articulado a las narrativas y prácticas
educativas, a fin de conformar nuevos paradigmas gnoseológicos, axiológicos y ontológicos,
capaces de soportar la estructura de la educación del siglo XXI, así como sus desafíos, retos y
oportunidades desde diversas miradas: constructivista, cooperativa y solidaria en concordancia
con el sentido práctico e interactivo de la sociedad, para desarrollar el pensamiento crítico en el
proceso de aprendizaje, no determinista, apoyado no exclusivamente en órdenes del ámbito lógico
y racional, sino que requiere considerar la importancia del ámbito indeterminista, relacional o
analógico que alimenta la vida con las narrativas, los relatos, las imágenes, los ritos y lo estético,
entre otros.
Palabras clave: educación; constructivismo; tecnologías información y comunicación;
comunicación.
________________________________________
Recibido 10-05-2021 Aceptado 15-08-2021
Abstract
Peace and justice constitute an ethical and political imperative, articulated with educational
narratives and practices, in order to shape new gnoseological, axiological and ontological
paradigms, capable of supporting the structure of education in the 21st century, as well as its
Este trabajo está depositado en Zenodo:
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.5701402
Reyes, G., Rodríguez, S., Durand, L., Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 791 - 802 792
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challenges, challenges and opportunities from different perspectives: constructivist, cooperative
and solidary in accordance with the practical and interactive sense of society, to develop critical
thinking in the learning process, not deterministic, supported not exclusively by orders of the
logical and rational scope, but rather It requires considering the importance of the indeterministic,
relational or analogical sphere that feeds life with narratives, stories, images, rituals and aesthetics,
among others.
Keywords: Education; Constructivism; Information and Communication Technologies;
Communication.
Introducción
La noción de situación de Comunicación, punto de partida de este papel de trabajo,
vista como la instancia donde se requiere la reciprocidad de al menos dos interlocutores
competentes para establecer un contrato de habla que deberá considerar un marco psico-
social, a fin de garantizar la comprensión mutua de la narrativa educativa.
Por otra parte, se aborda el reconocimiento de un objeto de conocimiento que
resulta políticamente sesgado por la mediación social. Así, las agendas de investigación,
los métodos y epistemologías que conforman el saber sobre la sociedad, vienen por lo
general establecidas por el desarrollo histórico y análisis crítico de las fuerzas productivas
de saberes en su enfrentamiento al capital financiero.
El avance de la ciencia y la tecnología en los últimos 50 años ha incidido
notablemente en el campo de la educación a partir del desarrollo de las tecnologías de la
información y la comunicación. Sin embargo, éstas son vistas de forma dual: como
obstáculos para un desarrollo humano y participativo o como un factor que, bien
orientado, podría potenciar las alternativas de integración e inserción en el desarrollo
social de las comunidades que se valgan de ellas.
1.- Punto de partida: situación de Comunicación
En el comunicación educativa, con miras al logro de objetivos de aprendizaje, es
importante mencionar la noción de situación de Comunicación como punto de partida de
este papel de trabajo, como la instancia donde se requiere la participación activa de al
menos dos interlocutores competentes para establecer un contrato de habla que deberá
tomar en cuenta un marco psico-social que garantice la comprensión mutua del discurso;
como también las condiciones físicas y materiales en que se da la interacción social.
Visto de esta manera: ¿se comunica, para decir qué?, nde se define el propósito
de la situación de Comunicación; ¿quién se comunica con quién? para definir la identidad
de los interlocutores o participantes en el intercambio de ideas y conocimientos; ¿se está
allí para comunicar a propósito de qué?, el tema que constituye el objeto del intercambio;
en fin, en ¿qué circunstancias se comunica? (Molero, L. 2009).
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Por otra parte, en el ámbito educativo, se muestra la presencia de un objeto de
conocimiento, que resulta políticamente limitada por la construcción y mediación social.
Las agendas de investigación, así como los métodos y epistemologías que conforman el
saber sobre la sociedad y sus múltiples mediaciones, vienen por lo general establecidas por
la conciencia y desarrollo histórico de las fuerzas productivas de saberes en su
enfrentamiento al capital financiero.
Así, también, no se puede obviar la adversa política científica latinoamericana de
financiación para estudios orientados a una visión crítica sobre el uso, transferencia y
apropiación socio-tecnológica de los saberes que marcan una agenda paradójicamente
improductiva, poco creativa sociológica e histórica al momento de repensar las
mediaciones que viven y experimentan los individuos e instituciones que hacen parte del
acto educativo. En tanto que existe una memoria de las prácticas, y una teoría e
investigación sensible a estas experiencias de insurgencia, subversión y resistencia cultural
(García, R. 2000).
Efectivamente, las críticas ideológicas y epistemológicas a esas corrientes y el
replanteo constante desde las teorías emergentes, con especial hincapié en las educativas,
pretenden identificar el estado de esa problemática, que requieren renovados esfuerzos
para que los debates, las críticas y propuestas de generación de conocimiento y
aplicaciones sean pertinentes para el ingreso a la sociedad del conocimiento, desde una
perspectiva abarcadora en la totalidad del contexto histórico, político, sociológico,
psicológico, antropológico, comunicacional y epistemológico de las ofertas académicas.
2.- Educación y complejidad
El presente papel de trabajo se propone un acercamiento de la Comunicación
humana, específicamente la lingüística, a la necesidad de conformar un andamiaje teórico
que soporte la estructura de los programas y de la investigación en el campo de estudio de
las Ciencias de la Educación, en estos tiempos signados por el cambio tecnológico y las
demandas de la sociedad en su conjunto, con miras al logro de la igualdad y oportunidades
para todos. Y esto sólo es posible gracias a la puesta en práctica de políticas públicas que
apunten al desarrollo social por la vía de la Educación (Wagensberg, 2009).
También, para comprender las complejidades del campo educacional se apoya en
una interpretación crítica de la visión filosófica de Jorge Wagensberg, (2003) expresada en
su obra “Ideas sobre la Complejidad del Mundo”, y su posible aplicación en la investigación
y práctica educativa. A partir de la lectura y reflexión teórica desde una óptica
constructivista, se analizan y discuten los principales conceptos y categorías expuestos por
el autor: la dicotomía entre el determinismo científico y el indeterminismo creativo, así
como consideraciones sobre el azar, la complejidad, el caos, el error, la incertidumbre, la
ininteligibilidad artística y la tolerancia o no a los ingentes paradigmas de estos tiempos:
En una era que se aproxima al desmontaje y búsqueda de una nueva orientación de la
práctica educativa, con miras a la conformación de un perfil del docente más tolerante,
reflexivo y creativo. (Delmastroy col. 2005)
Reyes, G., Rodríguez, S., Durand, L., Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 791 - 802 794
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Por otro lado, y particularmente, el tema del desarrollo en América Latina siempre
ha sido objeto de preocupación por parte de expertos, planificadores, gobiernos y hasta las
mismas comunidades, porque ha sido visto como un elemento indispensable para la
modernización, el avance y el mejoramiento de la calidad de vida de sus pobladores.
El avance de la ciencia y la tecnología en los últimos 50 años se muestra con
bastante incidencia en el campo de la educación, sobre todo a partir del desarrollo de las
tecnologías de la información y la comunicación (García, 2006). Sin embargo, estas
tecnologías han sido vistas de forma dual, bien como obstáculos para un desarrollo
humano y participativo o como un factor que, bien orientado, podría potenciar las
alternativas de integración e inserción en el desarrollo social de las comunidades que se
valgan de ellas.
Tampoco resultan ajenas a este proceso de comunicación humana las prácticas
educativas, en sentido amplio, es decir aquellas cuyo marco lo constituyen los sistemas
formales, como las que, independientemente del sistema organizativo se propongan
construir, difundir y compartir el conocimiento y los modos de hacer en sociedad.
3.- Complejidad y constructivismo
Así, el constructivismo, como teoría educativa, se ha convertido en la actualidad en
un marco teórico y metodológico que orienta buena parte de las investigaciones en el
aprendizaje de la educación y otras disciplinas. Lo que constituye, sin lugar a dudas, una
fuente de entrada necesaria para construir la fundamentación filosófico-heurística acerca
de cómo se organiza el conocimiento y la correspondiente generación de aplicaciones en la
práctica educativa. Puesto que partir de la noción de complejidad es abandonar la creencia
de que las respuestas a todas las preguntas están dadas, esto constituye un paso inicial
para superar los límites del empirismo. Se parte del enunciado constructivista de que la
realidad no se descubre o se inventa, se construye, y en este acto desmitifica la dicotomía
fácil-difícil (García, 2006). Se acepta de entrada que parece fácil aquello que conocemos,
pero, lo difícil, está constituido por todo lo desconocido. Se asume como postura inicial que
la concepción del azar y la complejidad del mundo y la aceptación de otros tipos de
conocimientos no formales (Bourdie, P. 2007), pueden ser reconocidos como nociones
básicas fundamentales para describir conceptualmente los constructos humanistas y
constructivistas que orientan las prácticas educativas en la actualidad, y partiendo de un
esbozo sintético de contenidos con el propósito de lograr construir el metalenguaje de
conceptos y significados que se manejan y lograr establecer la vinculación con el hecho
educativo.
Sin embargo, el desarrollo económico, como paradigma, no está desvinculado de un
contexto determinado y de unas condiciones históricas específicas, pero como éstas han
cambiado drásticamente en los últimos 50 años, y resulta indispensable que se comience a
ver este concepto desde otras perspectivas diferentes a las tradicionales, máxime cuando
en esta era digital, atravesada por la incorporación de tecnologías informáticas avanzadas,
se ha vuelto un fenómeno contradictorio y complejo (Pineda, 2002).
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A lo largo del presente artículo se aborda el tema de cuáles serían las alternativas
posibles para lograr un mejor desarrollo humano en la región, en este contexto de
transformaciones tecnológicas.
Por ello, en este apartado, se tratará el asunto relacionado con el papel a jugar por la
educación frente a los retos actuales del siglo XXI, partiendo de una revisión de las
propuestas de progreso económico que circularon en Latinoamérica desde los finales de los
cincuenta hasta la actualidad y donde se considera que desarrollo y educación son dos
conceptos profundamente enraizados, cuando se piensa en estrategias de intervención
social para mejorar el bienestar y la calidad de vida.
4.- El azar de la ignorancia y el azar absoluto
Se parte de la concepción de azar que ha manejado la práctica científica tradicional y
determinista: duda, confusión, descontrol e incertidumbre, en tanto invita a abandonar la
clásica postura de declarar la guerra al azar, ya que puede constituirse en la esencia del
cambio. El concepto de azar va más allá de la ignorancia o falta de información que maneja
la tradición empírica-racionalista, en fin determinista, y se constituye en un concepto
complementario del conocimiento sin límites (Wagensberg, 2003). Hace referencia a la ley
de probabilidad, puesto que este concepto asoma la existencia de una inteligencia
infinitamente superior a la humana en cuanto a lo cuantitativo. Sin embargo, al no poder
reducirlo, sólo a ecuaciones clásicas, opera el regreso a las fluctuaciones, al concepto de
evolución (Latour, B, 2013).
En este segmento, se establece la diferencia entre dos tipos de azar relacionándolos
con su causalidad o ausencia de ella: el azar corrosivo, deshacedor, sometido a la voluntad
de los sistemas, que es el azar del cambio biológico rutinario y cuyo fin es el
mantenimiento de lo conseguido; y el azar hacedor y creador de las complejidades
espontáneas, innovador y revolucionario, que es el azar de los sistemas vivos y complejos,
suministrador de nuevas complejidades. Partiendo de estos planteamientos se puede
proceder a una revisión de la definición del azar tanto de pensadores clásicos como
modernos.
La complejidad de los sistemas sobre los que tiene efectos el azar es tal, que puede
invalidar cualquier teoría. Cuando el azar se opone al determinismo científico las
fluctuaciones se amplifican y las leyes ya no reproducen, ni predicen. Ello genera cambios
en las observaciones, criterios, ideas y legalidades. En este sentido el azar se convierte en
la esencia del cambio. En tales puntos críticos,en tanto se hace creador, generando un
nuevo orden (García, 2006). Ello da la imagen de un universo siempre vivo y dispuesto a
presenciar un triunfo del azar. La existencia de fluctuaciones es entonces considerada una
consecuencia inmediata de la ignorancia. Esta concepción es perfectamente transferible a
la investigación en el área educativa, ya que fundamenta la aplicación de fórmulas
estadísticas que permiten definir y describir tendencias, medias, medidas de dispersión,
valores centrales y grados de desviación. Sin embargo, en este sentido nuevamente el azar
se hace creador al desestabilizar el sistema y aportar novedades imprevisibles. Atendiendo
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a estas ideas es posible afirmar que cuando los viejos sistemas ya no funcionan, el azar se
hace creador y generador de nuevos sistemas y organizaciones, quiérase o no, y esto es
transferible al caso de la práctica educativa, o a cualquier otro sistema social o político.
El azar: ¿Ignorancia o derecho intrínseco de la naturaleza? En este punto, se retoma
la pregunta sobre el determinismo del mundo. La ciencia es determinista y representa el
intento de representar el mundo conocido a través de un sistema cerrado. Sin embargo,
aun cuando las leyes son deterministas, la naturaleza no lo es, y los nuevos
descubrimientos rompen los límites del determinismo o del formalismo. El determinismo
está en las leyes, pero las fluctuaciones de la naturaleza, aceptadas y explicadas por la
ciencia, permiten la evolución científica. Los deterministas creen en un destino
predeterminado y asumen la creencia de que todo cuanto acontece es causa de algo
anterior, creencia anclada en el principio de la comprensibilidad o racionalidad occidental.
Sin embargo, la creciente complejidad del mundo no se explica sin el concurso del azar y
las formas de conocimiento modernas le confieren a éste un protagonismo creciente en la
explicación de fenómenos trascendentales.
En otras palabras, todo lo que vemos es complejo porque responde a un mecanismo
de adaptación cuya respuesta es: complicarse o morir. En este sentido el hombre ha
desarrollado la cultura, la ciencia y la tecnología para amortiguar las fluctuaciones del azar
en su entorno.
5.- El hacer científico: ¿determinista o indeterminista?
Sobre esta premisa se replantea y discute ¿Es el mundo determinista o
indeterminista? asumiendo el indeterminismo como la actitud científica “compatible con el
progreso del conocimiento”. Se percibe la clara intención de establecer las diferencias entre
la actitud científica determinista e indeterminista. En el determinismo se privilegian las
predicciones basadas sobre predefiniciones, observaciones, experimentaciones, así como el
conocimiento empírico, lineal, finito, controlable y cuantificable. El azar es confinado a la
oscuridad de lo infinito y el énfasis recae en la causalidad, ya que todo suceso obedece a
una causa. Esta tendencia se basa en el empirismo y la verificación estadística, con el
correspondiente énfasis en los sucesos observados y observables, las generalizaciones y las
teorías conductistas del aprendizaje (Wagensberg, 2009). Desde esta perspectiva se enfoca
el aprendizaje como resultado de procesos de condicionamiento basados en repetición de
patrones de estímulo-respuesta -esfuerzo.
El objeto de la ciencia desde la perspectiva determinista es la construcción de
definiciones y teorías capaces de predecir sucesos del mundo (Carr, W. 1996). El
indeterminismo, por otra parte, es una actitud científica que asume la postura de que
algunos sucesos del mundo no son predecibles y que la predictibilidad de un suceso nada
implica con respecto a otras teorías. La ciencia y el conocimiento, desde esta perspectiva,
se apoyan en actitudes científicas, más que sobre afirmaciones científicas. Se aceptan otras
formas de conocimiento (intuición o conocimiento interno, revelado), así como la
casualidad, el azar y la complejidad como aspectos importantes en el estudio de los
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sistemas y sucesos. El ‘conocimiento’ no es necesariamente empírico y observable y los
sucesos pueden ser interpretados o imaginados tomando en cuenta procesos internos.
Esta perspectiva genera implicaciones en la educación relacionadas con la teoría de
sistemas y enfoques holísticos/integradores del conocimiento. El objeto de la ciencia y el
conocimiento es el de representar interpretaciones apropiadas de complejidades
ininteligibles. Al respecto, Wagensberg (2009) discute las diferencias entre el científico
aplicador y el científico creador, tomando en cuenta además los conceptos de infinitud y
determinismo. Dicha diferencia responde a dos tipos de actitudes ante la investigación
científica, puesto que el científico aplicador es un científico experimental que aplica teorías
y se aboca a la descripción de cualquier suceso finito sobre la base de las teorías existentes.
Su objetivo es aplicar la ciencia conocida a todos los sucesos para lograr una descripción
del mundo, lo que requiere de una actitud determinista. El científico creador, por otra
parte, es el que crea conocimientos y se aboca a proyectos orientados a la búsqueda de
cualquier teoría explicativa para un conjunto finito de sucesos. Su objetivo es formular
nuevas teorías dirigidas al progreso del conocimiento, y trabaja sobre la base del
indeterminismo como verdad científica.
6.- El paradigma del desarrollo humano
Aparte, se plantea que no existe contradicción en asumir tanto el determinismo
como el indeterminismo como posturas trascendentales y necesarias, en virtud de que las
mismas representan “el núcleo de un método genuinamente científico, una idea
fundamental ante la complejidad del mundo” (Wagensberg, 2003:83).
Ya que el progreso o avance de la ciencia requiere de ambas actitudes. Es necesario
comprender que ambas posiciones se refieren a actitudes y no a proposiciones sobre la
realidad del mundo, de allí la ausencia de contradicción al asumir actitudes opuestas a la
hora de enfrentarse a condiciones y/o sistemas diferentes (Najmanovich, D. 2008).
También se puede preguntar sobre el porqué el desarrollo sigue siendo un problema
cualitativamente no resuelto y plantea una serie de condiciones para reenfocar el tema, de
manera que se dé cuenta de lo que ocurre hoy realmente en esta parte del mundo.
Se debe abordar cómo las tecnologías de la información y la comunicación pueden
ofrecer oportunidades de aplicación para el logro de los fines de la educación, teniendo en
cuenta que ellas ofrecen alternativas, programas y opciones para un desarrollo
participativo e inclusivo de los grupos y comunidades desfavorecidos (Villalobos, F. y
Pineda, M. 2007), y para el fomento de la ciudadanía y los derechos humanos y sociales.
Desde esta perspectiva, la educación no es un simple instrumento sino un puente
que une y armoniza intereses contrapuestos, sin imponer opciones de desarrollo, sino
restablecer, cooperativamente, el diálogo en pro de construir un proyecto de desarrollo
social y humano, antes que un modelo tecnológico. De manera que más que un
instrumento, la educación sería un proceso de producción de sentido socialmente
contextualizado y compartido (Ciapuscio, H. 2006), es decir, un medio significante para un
fin social que puede hacer posible el ejercicio de prácticas y derechos de los sujetos sociales
(Fuentes, R. 2003)
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Por ello, la educación es vital para garantizar un ambiente democrático que hoy s
que nunca facilite un equilibrio de los poderes establecidos, tanto locales, nacionales como
globales, y que fomente el respeto de los derechos civiles y ciudadanos, a modo de
posibilitar una convivencia pacífica en un clima de libertades plenas, capaz de mostrar que
la calidad de vida se refleja también en el ámbito político. La comunicabilidad de la
democracia es fundamental para garantizar la participación e interacción ciudadanas, es
decir, permitir el desarrollo ciudadano y crear condiciones, capacidades y competencias
para que la sociedad pueda participar equilibradamente en la deliberación pública, la
gestión de demandas, la propuesta de opciones y la generación de conocimientos y un
mejor aprovechamiento de las soluciones logradas (Torrico, 2001).
Pero debido a que nos encontramos en una sociedad globalizada, que impacta con
su alto desarrollo sociotecnológico. El problema está en cómo aprovechar estas tecnologías
para, desde múltiples realidades y contextos, poder reorientarlas en función de las
necesidades reales de la población.
Las posibilidades interactivas de dichas tecnologías podrían ser sumamente
aprovechables para fomentar la participación comunicativa de los grupos sociales
latinoamericanos, ya que haría posible que las audiencias no solo reciban contenidos
elaborados por otros, sino que reaccionen frente a estos para darle forma, cambiarlos o
experimentar de una manera diferente esos contenidos. Y estas acciones por parte de las
comunidades ya significan un cambio que supone no solo elegir dentro de las opciones
presentadas, sino participar en la toma de decisiones, reaccionar frente a ellas, establecer
relaciones de comunidad con otros a través de las redes e incluso conversar sobre los
contenidos en su vida cotidiana (Crovi, 2004). Lo cual implica que con las tecnologías de
la información y la comunicación, la pasividad clásica ante los medios educativos deje de
ser la única opción y se abran puertas para la participación en procesos de aprendizaje.
En la era digital, las posibilidades para interactuar a distancia, para integrar redes
sociales de intercambios personales y establecer relaciones con personas que no se
conocen o se encuentran distantes, están aumentando los procesos de comunicación e
información. La arquitectura participativa de las redes sociales favorece que ello ocurra
pero estos cambios también están impactando las actitudes y comportamientos de las
personas.
Cuando lo relacional emerge, se abren asimismo potencialidades para que el saber
popular se extienda a través de las redes digitales ya que la participación de las personas
ayuda a construir unos saberes colectivos que son compartidos por muchos, haciendo
factibles que las innovaciones populares o sociales encuentren vías de circulación y se
conviertan en conocimiento compartido (Pineda, 2009). Un conocimiento que no
provenga de los expertos, de una producción científica, podría ser la expresión de una
praxis social o de un compromiso compartido emanado de la sabiduría popular.
Las experiencias con los software sociales, que facilitan nuevos usos y prácticas,
como apoyo a las comunicaciones en grupos representan un apreciable instrumento para
impulsar la interacción social y conformar narrativas y mediaciones en línea en ese sentido
.El fomento de la cultura participativa es vital para desarrollar prácticas y mediaciones
Reyes, G., Rodríguez, S., Durand, L., Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 791 - 802 799
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culturales diferentes a través de las redes (Jenkins, 2009), piénsese en las posibilidades
que han abierto las experiencias a través de los blogs, las enciclopedias colectivas como las
wiki pedias, las redes sociales y todos los software libres que han aparecido, para abrir los
recursos tecnológicos a los usuarios de Internet, que están reformulando la relación entre
los sujetos, la información y el conocimiento, haciendo que la participación se convierta en
un derecho político social.
En la medida en que la participación colectiva crece, es más seguro que las
comunidades intenten buscar salidas y soluciones para sus problemas de una forma más
socializada y más activa socialmente hablando. Ello implica el surgimiento de nuevas
posibilidades para aumentar el poder de estas comunidades, es decir, mayor capacidad
para comprender y actuar en todos los campos de la vida social y, en consecuencia, para el
desarrollo social, humano y particularmente educacional.
Otro elemento determinante para entender los fines que persigue el desarrollo
humano lo expone la concepción tecnocientífica, representado por la superestructura
social, es decir, todo el aparato económico, político y cultural, que involucra no
solamente a la técnica, sino a la industria y al quehacer científico, en un recíproco
condicionamiento que ha marcado la consciencia humana, moldeada por las formas de
pensamiento y de comportamiento dictadas por la cultura dominante de cada tiempo,
conformando así una consciencia social que refleja la convicción de que sus perspectivas
culturales son únicas, naturales y racionales, o por lo menos comprensibles (Pineda y
Molero, 2017).
Las comunicaciones y las tecnologías de la información, que sirven de soporte al
proceso globalizante constituyen el factor clave en la construcción de este sentido común,
pues como mediación de los procesos sociales inducen prácticas sociales determinadas
que, soportadas en las nuevas tecnologías son, a la vez, una de las principales fuentes de
acumulación de capital. Por tales razones su conocimiento resulta fundamental para la
comprensión de las transformaciones económicas, políticas y socio-culturales que vienen
sucediéndose en el mundo actual (Crovi, D. 2004).
Así, las Tecnologías de la Comunicación y la Información constituyen el basamento
sobre el cual se articulan nuevas tensiones y transformaciones sociales convirtiéndose en
un objeto de estudio cada vez más complejo. Apoyadas en los resultados de la revolución
científico-técnica, especialmente en los de la microelectrónica, las comunicaciones y las
tecnologías de información se han transformado en el sector bastante dinámico de la
economía mundial y en una de las principales fuentes de acumulación de capital. Ellas son
también el principal factor condicionante de las prácticas socioculturales, las pautas de la
interacción educativas, los patrones conductuales y la percepción de la realidad. De la
naturaleza de la acción política, los espacios en que ésta se desarrolla y la naturaleza
cambiante de la relación entre lo público y lo privado y, en consecuencia, de las formas de
ejercicio democrático. En definitiva, no hay cambio importante en la actualidad, ni
proyección de transformación a futuro que no esté impulsado por las tecnologías de
información y comunicación.
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En otras palabras, las premisas de que parte esta visión no son sometidas a crítica;
son simplemente aceptadas, y su evidencia es incuestionable, puesto que las tecnologías
de información y comunicación no sólo operan como soporte para las actividades
productivas y la "circulación de mercancías y dinero", sino que ellas mismas constituyen
uno de los sectores más dinámico de la economía mundial. A este hecho se le suman las
perspectivas de crecimiento del sector dado su mercado potencial, las posibilidades de
desarrollo de innovaciones incrementales y las tasas de ganancias que ofrece, lo que
explica el afán privatizador y la desregulación del sector acordado por la Organización
Mundial del Comercio (Bauman, Z. 2013).
En el fondo, se mira el concepto de desarrollo no solo en términos de indicadores
cuantitativos, sino fundamentalmente cualitativos, para poder dar un vuelco a este tema en
América Latina, donde se debería considerar los siguientes planteamientos:
a) Que las diferencias no son solo económicas sino especialmente sociales y culturales
y que por ello cualquier intervención social deberá emprenderse teniendo en cuenta
esas diversidades.
b) Que la cultura popular está fuertemente arraigada en las comunidades autóctonas
regionales, por lo que toda acción que implique una política de desarrollo deberá
integrarse con la cultura popular.
c) Que la introducción de tecnologías para desarrollar especialmente las tecnologías de
la información y la comunicación, deberán responder más que a planes de difusión
de innovaciones al modo de impulsar una ruptura con los usos predeterminados por
la industria cultural de estas tecnologías y el desarrollo de habilidades y
competencias para el uso y la producción de contenidos y narrativas emergentes, el
desarrollo de innovaciones populares y de la creatividad de la sociedad. Para lo cual
hace falta vincular las tecnologías de información y comunicación a procesos de
aprendizaje en red, mediante procesos a distancia pero interactivos, en tiempo real,
con usos de multimedios y recursos telemáticos.
d) Que en virtud de que la globalización impuso salidas tecnológicas estandarizadas y
ajenas a los contextos específicos, se hace imprescindible que las políticas públicas
en el campo de la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación
para el desarrollo se articulen a las experiencias de desarrollo local para una
reflexión crítica en las comunidades que guie sus prácticas e interacciones para el
cambio social.
e) Que el problema de fondo en cuanto a menor o mayor desarrollo no es un asunto de
tecnologías avanzadas, ni de recursos, sino de un sistema social determinado, lo
cual implica un cambio sociocultural más profundo y utilizar la educación como
proyecto político para el cambio social (Gumucio, A. 2013).
f) Que el desarrollo pensado desde la periferia es un campo contradictorio y es más un
asunto de relaciones sociales, de significaciones y subjetividades, en torno al porqué
y el para qué de las tecnologías que un asunto de técnicas y de adelantos materiales.
g) Que el desarrollo debe ayudar a que la comunidad despliegue todo su potencial para
trazarse un proyecto de vida de acuerdo con sus intereses y necesidades, así como a
ofrecer opciones para que las personas puedan llevar a cabo esos proyectos. Porque
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los ciudadanos constituyen los ejes centrales de un nuevo tipo de desarrollo, y no las
estrategias de planificación y control de los organismos públicos pensadas desde
afuera.
Conclusiones
Entre las diversas posibilidades que ayudan a determinar, desde una revisión crítica,
el desarrollo de capacidades y competencias: análisis de argumentos, evaluación de la
credibilidad de las fuentes, elaboración de un punto de vista propio, definición de términos
de acuerdo con un contexto específico sin que se excluya de unas actitudes donde se
reconocen tales contextos y se consideran los sentimientos de los demás, sus
conocimientos y madurez intelectual. También es menester reconocer el despliegue de
unas áreas de las habilidades cognitivas: habilidades de búsqueda, de razonamiento, de
organización de la información y de traducción o transmisión puestas en acción en
comunidades deliberativas (Lipman, 2016). De valor capital se plantea, el cultivo de rasgos
distintivos del carácter en los pensadores críticos, como la humildad, solidaridad
intelectual, integridad y perseverancia intelectual, “fe en la razón” y sentido de la justicia,
todos estos posibles gracias a una instrucción dialógica y compleja que ayuda a ver un
problema desde diferentes ópticas para configurar de un modo más justo una mirada más
global e integral, que considera importante el orden lógico, como el analógico en torno de
una situación o problema (Páez-Martínez, 2017). En este punto se identifican las diversas
narrativas, imágenes, rituales, tradiciones e innovaciones educativas que mueven la vida
de las personas y sus comunidades y que les hacen actuar, pensar y sentir, en fin,
interactuar.
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REVISTA DE
FILOSOFÍA
Esta revista fue editada en formato digital y publicada
en octubre de 2021, por el Fondo Editorial Serbiluz,
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
Nº 99-3