Universidad del Zulia
Facultad de Humanidades y Educación
Centro de Estudios Filosócos
“Adolfo García Díaz”
Maracaibo - Venezuela
Esta publicación cientíca en formato digital
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Depósito legal pp 197402ZU34 / ISSN 0798-1171
Dep. Legal ppi 201502ZU4649
99
2021-3
Septiembre-Diciembre
I. ÉTICA, GLOBALIDAD CRÍTICA Y BIENESTAR HUMANO
II. DIMENSIÓN EPISTÉMICA Y DESARROLLOS CULTURALES
III. LA EDUCACIÓN EN CONTEXTO INTERCULTURAL Y
DECOLONIAL
IV. REPENSAR LA EDUCACIÓN SUPERIOR: TEORÍAS Y
PRÁCTICAS
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Revista de Filosofía
Vol. 38, N°99, (Sep-Dic) 2021-3, pp. 613 - 630
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598
Hacia una educación pasional
For a Passionate Education
Emmanuel José Ávila Estrada
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9501-5437
Universidad del Atlántico Barranquilla - Colombia
emmanuelavilaestrada16@gmail.com
Resumen
El presente escrito tiene como propósito presentar una propuesta educativa que confiere
desde la infancia la emancipación pasional, social y política al género humano,
fundamentado en el pensamiento filosófico de René Schérer (1922) y Charles Fourier
(1772-1837). Para desarrollar el objetivo se explicará lo concerniente a la atracción
apasionada, las doce pasiones (Charles Fourier) y la estética pasional (René Schérer); para
luego, exponer en qué consiste la educación pasional como emancipación del niño y cuáles
son sus implicaciones políticas para la transformación del orden social.
Palabras clave: Discriminación; Desfavorecido educacional; Educación alternativa;
Desarrollo de la educación; Sistema educativo (Tesauro de la UNESCO)
________________________________________
Recibido 23-07-2021 Aceptado 11-10-2021
Abstract
The present paper examines an educational proposal that gives the child (and in it the
Jove) his emancipation consisting in his insertion and active participation in society, all
from the philosophical thought of René Schérer (1922) and Charles Fourier (1772-1837).
To develop the objective, we will dedicate ourselves to explain: the passionate attraction,
the twelve passions (Charles Fourier) and the passionate aesthetics (René Schérer); and we
will explain, what passionate education consists of, how it allows the emancipation of the
child and what its political implications are for the transformation of the social order.
Keywords: passionate Education; emancipation; infancy; passionate aesthetics; the
passionate attraction.
Este trabajo está depositado en Zenodo:
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.5676562
Ávila, E. Revista de Filosofía, Nº 99, 2021-3, pp. 613 - 630 614
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Introducción
A lo largo de la historia del pensamiento o de las ideas se puede observar que gran
parte de la filosofía en Occidente ha procurado dar cuenta de la vida a partir de la
racionalidad, un ejemplo de ello son la teoría del conocimiento, la formación de sistemas
de filosóficos pensamiento, los postulados sobre la consciencia, la autoconciencia (Hegel,
Kant), entre otros encargos; un momento historico, sin duda, “en el que animales astutos
inventaron el conocer (p. 3), como bien afirmaría Nietzsche en Verdad y mentira en
sentido extramoral (1873). Casos como en la antigua Grecia con Platón o Aristóteles y en
nuestra más cercana contemporaneidad con la fenomenología, el psicoanálisis, la filosofía
analítica y la filosofía de las ciencias y, en relación a nuestro tema, la pedagogía moderna.
Esto demarcado y denotado en el interés particular de universalizar los modos en cómo el
ser humanos conoce, aprende, vive y experimenta, a partir de la aplicación de métodos
predictivos, productores abstractos y absorbente que estatizan la vida, que la idealizan en
un procesus de estandarización, medición, mostrándola estadísticamente (políticamente),
avanzando así hacia la Verdad en tanto que única, cualificada, una verdad que debe ser
asumida para vivir.
Con lo anterior, expuesto grosso modo, pueden observarse los vestigios de la
consolidación de una llamada filosofía tradicional en Occidente, expresada en una línea de
tiempo vertical donde la razón figura como su cueva cisterna. Filosofía tal que ha sido
criticada extensamente por filósofos como Emmanuel Lévinas, Gilles Deleuze, Félix
Guattari, René Schérer y, también en su momento, Charles Fourier, por su unicidad. Toda
esta fábrica de Universales presentada en la instauración de modelos únicos para el
conocimiento, para la educación, para la política, para la ética y, en general, para la vida
humana. En resumen, como criticaría Fourier, en civilización
1
no hay modos que resuelvan
el conflicto de superioridad y de egoísmo humano para construir caminos o rutas al
entendimiento hacia la felicidad.
A contramarcha, las filosofías de quienes partimos no tienen como prerrogativa la
constitución o establecimiento de una verdad, absolutismos, universales, más bien, se trata
de modos de pensamiento que se componen, descomponen e integran a través de un
movimiento inacabado sustentado en la estética (Schérer, 1989, 1983), en donde se
contraponen sus potencias a aquello que coacciona y reduce la multiplicidad a figuras
únicas y homogeneizantes. Estas filosofías están en estrecha relación a la “resistencia”
(concepto propiamente desarrollado en la obra de Gilles Deleuze y Michel Foucault). No se
trata aquí de un relativismo o escepticismo ciego, o de un irracionalismo como muchas
veces se acusó a la llamada escuela del deseo para deslegitimar sus propósitos y logros
2
.
1
Explicado por Jair España Galán en su artículo titulado Pivotes y mecanismo de la “Masculinidad
Consciente”. La masculinidad pensada desde la Filosofía Política (2017): “Para Fourier la civilización
corresponde, aproximadamente, a lo que en términos marxistas conocemos como la burguesía; pero el
término civilización no solo es usado para describir al conjunto de personas que detentan el poder sobre los
medios de producción, sino que representa todo un sistema de pensamiento y de organización” (p. 201).
2
Cita de René Schérer (2012), Miradas sobre Deleuze, del libro de François Châtelet, Crónica de las ideas
perdidas (1977): “«AI comienzo del pasado año universitario se produjo en el departamento de filosofía un
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René Schérer y Charles Fourier parten de las particularidades de los individuos para
componer un organismo que engrane en lo social de manera ascendente y a escala global,
yendo de las singularidades a la multiplicidad en la creación de “subjetividades estéticas”,
subjetividades fundamentadas en la estética y las pasiones. Justo aquí, encontramos como
proyecto filosófico y político, en Schérer y Fourier, los postulados de una educación
pasional, aquella que tiene como propósito primero la liberación o emancipación pasional
desde la infancia, la cual se adscribe a un principio de unidad social y política como fin
último de su proyecto.
Retomaremos y desarrollaremos en el presente texto una tesis expuesta por René
Schérer (2006) durante una conferencia titulada Hacia una Pedagogía pervertida (1984),
en referencia al Emile perverti (1974), a saber: “no es posible concebir una educación y una
pedagogía infantil sin pensar al mismo tiempo en la transformación completa de un orden
social” (Schérer, 2006, p. 212); lo cual, a nuestros ojos, nos conduce a la comprensión de
que el establecimiento de la educación pasional hace necesario un cambio en el orden
social y político actual, concibiendo así a la educación como una potencialidad
determinante en la transformación socio-política.
De acuerdo al pensamiento filosófico de René Schérer y Charles Fourier, la educación
pasional traería de suyo el accionamiento de mecanismos que establezcan condiciones para
la inclusión del niño, la niña y el joven en la sociedad, concibiendo así su emancipación
pasional, en términos de participación, inserción y libre exploración social, y la fórmula la
hemos obtenido de Charles Fourier: “Dios nos ha dotado de una brújula societaria y no de
dos. Esta brújula es la atracción desarrollada mediante series” (Fourier, 2016, p. 71).
Fundamentos de una educación pasional
La complicidad por convicción anticipada y expresa de Charles Fourier y René
Schérer no marcha en pro de objetivos o directrices señaladas por una filosofía que tenga
como principio la conformación de una única forma o un único modelo, no hay un
programa educativo ni político, sino un conjunto de mecanismos que abren paso a la
multiplicidad compactada y reducida al mínimo en los estatutos y cánones hechos cumplir
por dispositivos de seguridad
3
(Foucault, 2007) y los aparatos de opresión, como el que
fenómeno revelador. Docentes y estudiantes constituyeron un «sector marxista» con el propósito de
oponerse al auditorio cada vez más grande que reúnen Gilles Deleuze, François Lyotard, René Schérer y Guy
Hocquenghem, a quienes consideraban la avanzada del irracionalismo» […] Evidentemente, François
ridiculiza esta idea tan estúpida como extraña, así como la falsa unidad de una «pretendida filosofía del
deseo»” (Schérer, 2012, p. 12).
3
Foucault explica este asunto en sus cursos dictados en el College du France, compiladas en un texto
denominado Seguridad, territorio y población (2006), aquí define los “dispositivos de seguridad” de la
siguiente manera: “Los dispositivos de seguridad trabajan, fabrican, organizan, acondicionan un medio aun
antes de que la noción se haya constituido y aislado. El medio será entonces el ámbito en el cual se da la
circulación. Es un conjunto de datos naturales, ríos, pantanos, colinas, y un conjunto de datos artificiales,
aglomeración de individuos, aglomeración de casas, etc. El medio es una cantidad de efectos masivos que
afectan a quienes residen en él. Es un elemento en cuyo interior se produce un cierre circular de los efectos y
las causas, porque lo que es efecto de un lado se convertirá en causa de otro lado” (Foucault, 2006, p. 41).
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aquí hacemos alusión y crítica, la pedagogía moderna
4
, la cual propende a la creación de
universales o verdades absolutas fundamentadas en la dualidad pedagogo-alumno, una de
las parejas normativas más antiguas en la educación, una relación que bien podría leerse
desde los dispositivos saber-poder descubiertos por la arqueología foucaulteana.
La búsqueda de la felicidad del género humano es, entre otras, una preocupación que
recoge el presente texto. Para Charles Fourier dicha búsqueda no ha sido más que la lucha
fracasada de la filosofía tradicional racionalista de occidente, ya que los filósofos (de la
moral y la política) no han hecho más que reprimir las pasiones, dando penumbra y
tristeza a la existencia humana, totalitarismos y exterminios en nombre de políticas
sociales, luchas ideológicas, credos, dioses, etc.
La génesis o causa engendrante de este mal lo descubre Fourier, en su Théorie des
quatre mouvements (2009): “la razón, por muchas exhibiciones que haga de sus
progresos, no ha hecho nada por la felicidad en tanto que no ha procurado al hombre social
esta fortuna que es objeto de sus deseos” (Fourier, 2009, p.31). Tanto para Fourier como
para Schérer está claro que, la obstrucción o desvío del flujo natural de las pasiones
imposibilita la felicidad del género humano, entonces, solo a partir de la entrada en dicho
flujo pasional, en el encuentro con su dios y maestro, la atracción apasionada, podrá
encontrarse la felicidad y la libertad, contrario a los extravíos propios de la razón y de la
civilización.
En Schérer encontramos la identificación de un origen de la represión en la infancia
y un diagnostico sugerido por Charles Fourier que lo lleva a producir los mecanismos para
la liberación del flujo del deseo, el cual es un principio en pro de la multiplicidad. No
obstante, existe entre toda la maraña histórica y epistemológica de la filosofía tradicional
en Occidente un conjunto de preceptos compendiados por siglos de coerción que René
Schérer identifica en la pedagogía moderna, por lo cual se abre paso a través de la crítica.
La crítica aquí es la pauta de la emancipación en la búsqueda de un nuevo suelo, de un
nuevo fundamento para la educación, para ser guiada, ahora, ya no por la racionalidad,
progresista, perfeccionista y castrante, sino por una estética de las pasiones. La presente
investigación trata entonces de presentar antes ustedes un cambio de marcha y para ello
se hace necesario hacer mención de sus fundamentos o, si se quiere, de las motivaciones
que le consolidan y dan nuevas rutas para la vida humana.
Fourier habla de una ley natural que, al igual que la ley descubierta por Isaac
Newton, cambiaría la forma de ver, ya no el universo, sino las relaciones humanas y las
formaciones sociales y políticas: la ley de la atracción apasionada. Ella aparece por
primera vez en la historia embarcada en el proyecto sustentado en la La theorie des quatre
4
Hacemos referencia al conglomerado de teorías, de posturas filosóficas, de métodos y metodologías, de
didácticas, excursiones y experimentos que, para ReSchérer, logra consumarse en lo considerado por la
modernidad y nuestra contemporaneidad un canon para la pedagogía; Emilio o De la educación de Jean-
Jacques Rousseau. Una novela que ha mostrado claramente las directrices para el pedagogo.
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mouvements en 1808, texto publicado de manera anónima por Charles Fourier en el que
señalando aquí les destinées générales de la humanidad.
¿Qué son las destinées?, según Fourier (1998), ellas son los resultados presentes,
pasados y futuros de las leyes matemáticas de Dios, sobre el movimiento universal (p.
149), este último compuesto, a su vez, por cinco movimientos que forman su totalidad: el
movimiento social, el movimiento animal, el movimiento orgánico, el movimiento material
y el movimiento aromal
5
. De todos estos, del único que hasta ese entonces, siglo XIX, se
conocía era el movimiento material, que corresponde a la quinta parte aquella” de la
totalidad del movimiento universal. La quinta parte se refiere a la Ley de la atracción o de
la gravedad de Isaac Newton.
Para Fourier era claro que este descubrimiento hecho por el filósofo, físico e
inventor británico comprendía un grado mayor de conocimiento que él se dio a la tarea de
averiguar. Fourier pensaba que si existía una ley natural que organizaba, dirigía y
dominaba los cuerpos celestes, debía, igualmente, existir una fuerza, una potencia que
diera forma a la sociedad, un sistema matemático de la misma naturaleza divina de la
atracción gravitacional que organizara y dirigiera las relaciones humanas, et voilà! la
atracción apasionada.
España (2017) nos lo hace saber en su artículo titulado Pivotes y mecanismo de la
“Masculinidad Consciente”. La masculinidad pensada desde la Filosofía Política: si
Newton había sido el descubridor de las leyes que rigen el mundo físico, afirma el pensador
francés, él había ido mucho más allá, descubriendo la atracción apasionada como una ley”
(España, 2017, p. 202). Para Fourier, la atracción apasionada corresponde a la forma en
que Dios determina la dirección y sucesión de los mecanismos sociales para organizar en
todos los globos y que debe abrazar el pasado, presente y futuro” (Fourier, 1998, p. 149).
Esto mismo que un siglo más tarde, Karl Marx identificaría en la dialéctica del
materialismo historico, como una dinámica propia de la evolución del movimiento social.
La atracción apasionada pone en movimiento y articula en dos direcciones: hacia lo
macro y ascendente que es aquello que compone la totalidad misma del orden social (los
periodos evolutivos de la sociedad humana y la colectividad) y hacia lo micro o
infinitesimal, en el lenguaje de Fourier, aquello de las conformaciones individuales,
5
Fourier explicada cada uno de la siguiente manera: “El movimiento social, su teoría debe explicar las leyes
según las cuales Dios dirige la organización y la sucesión de los diversos mecanismos sociales en todos los
globos habitados.
El movimiento animal, su teoría debe explicar las leyes según las cuales Dios distribuye las pasiones e
instintos a todos los seres de creación pasada o futura en los diversos globos.
El movimiento orgánico, su teoría debe explicar las leyes según las cuales Dios distribuye las propiedades,
formas, colores, sabores, etc., a todas las sustancias creadas o a crear en los diversos globos.
El movimiento material, su teoría ya explicada por los geómetras modernos, ha hecho conocer las leyes
según las cuales Dios rige la gravitación de la materia para los diversos globos. (Fourier, 1998, p. 149)
Y “el movimiento aromal, es un sistema de distribución de aromas conocidos y desconocidos, dirigen a los
hombres y animales, formando los gérmenes de vientos y epidemias, rigiendo las relaciones sexuales de los
astros y proporcionando los gérmenes de especies creadas” (Fourier, 1998, p. 129)
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moleculares, anímicas (las destinaciones humanas). Como lo afirma España (2017a,
2017b), el movimiento social por atracción apasionada consiste en contribuir o realizar
aportes efectivos a la sociedad partiendo de lo individual, por tanto, se trata de ir de la
parte al todo, del individuo a la colectividad. En este cambio de marcha, los seres humanos
deberán dejarse orientar por dicha atracción apasionada, a partir de la organización
interna dispuesta sobre los engranes de un mecanismo pasional, puntualmente nos
referimos a la organización o composición de las pasiones. Para Fourier, existen doce
pasiones, de las cuales solo conocemos nueve, debido al orden social en el que estamos, la
civilización:
Estas nueve pasiones ya conocidas, son los cinco apetitos de los sentidos que
ejercen dominio más o menos sobre cada individuo, y los cuatro apetitos del
alma, a saber: el grupo de la amistad, el grupo del amor, el grupo de la
paternidad o familia, el grupo de la ambición o corporación. (Fourier, 1998, p.
188)
Simone Debout (1998), en la introducción a la Theorie des quatre mouvements, las
presenta así: “Dios ofrece a los hombres, para tocar sus destinaciones, el teclado de las
pasiones. Así como hay doce notas musicales, hay doce pasiones, más una pivotal o clímax
análogo a la treceava nota de la gama” (Debout, 1998, p. 47). A razón de lo anterior, los
seres humanos solo conocemos estos dos grupos de pasiones, aquellas de los sentidos y
aquellas del alma, aunque de manera limitada y simple” (España, 2017, p. 202). Sin
embargo, en el grupo restante de pasiones no es conocido, debido a que el orden social
civilizado ha trabado los mecanismos para su libre crecimiento o desarrollo, hacemos
alusión aquí a las tres pasiones distributivas: todas ellas desconocidas, dice Fourier, y que
son llamadas vicios, aun siendo infinitamente preciosas: la cabalística, el mariposeo o
alternante, y la compuesta (Debout, 1998, p. 47).
Tomémonos el tiempo para explicar estas tres últimas. La pasión cabalística hace
énfasis en la ambición y quizá en el deseo de superación sin dañar a los otros, es decir, hace
crecer al individuo, “es el espíritu de partido”, la competitividad en el sentido más positivo
de ella, está presente de manera particular en “los comerciantes y los ambiciosos”.
La pasión compuesta hace parte de un “fuego ciego”, “es un entusiasmo que excluye
a la razón […] su dominio es especialmente el amor” (Debout, 1998, p. 47), ella distribuye y
ponen en relación a las pasiones de manera libre, sin calculo predeterminado alguno,
además, de hacer permanecer abierta la formación de caracteres.
La pasión alternante o mariposeo se vincula a la necesidad de cambio, es la pasión
que contiene en la variedad periódica, “ella contiene la mecánica social y el más alto
rango entre las doce […] ella es principio de libertad, como la cabalística de riqueza y la
compuesta de justicia(Debout, 1998, p. 47). Ahora bien, a estas doce pasiones se le suma
una treceava, aquella que funciona como “pivote en movimiento”, ella es quien articula,
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engrana, forma y organiza estas doce pasiones en los individuos, dando lugar a los modos
de ser:
La treceava pasión en el uniteísmo o pasión de la unidad. Es ella el objetivo
común y la variedad de las otras pasiones, aunque ella no tenga lugar en el
orden civilizado, en el cual no se ha enfatizado más que en su contra realidad,
el egoísmo. (Debout, 1998, p. 47)
Esta última pasión explicada por Debout (1998), parte integral del universo
neologístico de Fourier, constituye un cambio de marcha; primero, dando la entrada a este
último grupo de pasiones que han estado excluidas de las sociedades humanas civilizadas y
garantizaría la felicidad y, segundo, en cambiar un eje (egoísmo) por un pivote que coloque
como centro al amor (el uniteísmo, como le llama Fourier). El orden social civilizado
obliga, inculca y advierte sobre el egoísmo como una contrapasión natural que busca el
beneficio de sí, esta es la base de la desigualdad en las sociedades humanas, pero también
el fundamento axiomático para su funcionamiento real y duradero. Cambiar de marcha es
entrar en un nuevo imaginario, buscar las nuevas condiciones de vida a partir de un
tránsito y no de manera abrupta. A razón de ello, critica Fourier (1998):
Si se comparan los deseos con los pocos medios que tenemos para
satisfacerlos, parece que Dios haya actuado desconsideradamente dándonos
pasiones tan ávidas de alegría, pasiones que parecen creadas para hostigarnos,
excitando miles fantasías, cuyo deseo no podemos satisfacer ni en la décima
parte en el orden civilizado. (Fourier, 1998, p.188)
La ley de la atracción apasionada como teoría del movimiento social y las doce
pasiones como la mecánica que agencia o produce las subjetividades, son la base teórica de
aquello que Schérer denomina estética pasional, una integración o incorporación de la vida
humana en sus relaciones consigo y fuera de sí, es decir, relaciones humanas y no-
humanas y que es otro de los fundamentos de la educación pasional.
Desde siempre se ha visto a la estética a través del filtro de la racionalidad, esencia
de lo humano para Aristóteles, asidero para los “modernos”. Pero, qué tal si el mundo de la
vida se “estetizará”. Terrible giro, como sugiere Barrera (2010) en el artículo Sur les pas
d’une philosophie en cours: “gran giro de la filosofía de Pascal a Nietzsche el cual consiste
en remplazar el saber por la creencia” (p. 88). Esta estética pasional constituye la base del
movimiento social aun no liberado, en tanto que nos muestra otras formas de relacionarse
con lo humano y no-humano; es decir, las plantas, los otros animales, los astros, los os,
los mares, la tierra, las piedras, la lluvia, el viento, etc. La estética pasional aquí es la
entrada a la exterioridad, ella se abre a la totalidad que compone lo existente.
La estética por sola permite la vivencia de lo pasional y deseado. No hay
separación, división o distinción entre la estética y la ética, ejemplo de ello, nos dice
Guattari (1996), son los pueblos llamados arcaicos en los que “semejante interpenetración
del socius con las actividades materiales y los modos de semiotización dejaba poco espacio
a una división y especialización del trabajo […] y menos aún a un desgajamiento de una
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esfera estética diferenciada de otras esferas económicas, sociales, religiosas, políticas”
(p.122). Este “paradigma estético” no es de ningún modo pasivo, por contrario, es reactivo.
En él se hacen enfáticas las relaciones estético-éticas, lo cual se enfoca en los “procesos de
creación” o la producción como procesos creativos.
Este paradigma en mención sostiene la idea de una estética en relación intrínseca
con la ética, aquello mismo que Schérer ha denominado estética pasional. “Este nuevo
paradigma estético reside en la aptitud de estos procesos de creación para autoafirmarse
como foco existencial, como maquina autopoietica” (Guattari, 1996, p. 130). Los procesos
creativos o de creación no se proyectarán a partir de un eje único, ni concentrados “en un
hipotético sujeto”, haciendo referencia a un “paradigma estético procesual”, sino en una
producción o creación en curso, en desarrollo, en devenir. Se trata de un paradigma
estético que posibilita una transversalidad que conectada a la acción política, a los procesos
de creación estético-éticos y, a su vez, una apertura de la multiplicidad en su forma
heterogénetica, debido a que no hay un punto o eje único de producción creativa u origen.
Del mismo modo, María Noel Lapoujade, en un artículo titulado La filosofía de
René Scherer en Pari sur l’impossible (1993), en referencia a René Schérer, afirma que
Schérer “descubre un ser ético-estético esencial” y lo hace “precisamente en la consecución
de una existencia ético-estética en que el hombre puede conquistarse como humano, en
una unidad universal, de todo con todo” (p. 151). Es decir, “para Schérer, la estética y la
ética se imbrican en una unidad dinámica (p. 154). Schérer (1989) ratifica esto en la
siguiente formula: “‘ir a lo bello por la vía de lo bueno’, ‘ir a lo bueno por la vía de lo bello’.
La virtud es estética y la estética es virtuosa” (p. 190).
El propósito principal que persigue la estética en Schérer es incorporarse en la vida
como otro modo de ser en el mundo, no poblando la Tierra, sino habitándola
(horizontalidad), construir creando la vida. Entendida así la estética, se posibilitan “modos
de ser” que estén dispuestos al cambio, a la apertura sensible en el mundo y a las
relaciones libre de jerarquías. Esta estética no es englobante, ella no concentra la vida en
una única figura de representación. La estética en Schérer es aquella de la multiplicidad, de
la diversidad, de la diferencia, de lo imprevisible, de lo indeterminado y, sobre todo, es una
estética del detalle y de la singularidad, una estética del movimiento y particularmente una
estética atómica.
La estética pasional está compuesta de momentos de estetización en
desplazamiento. Por ello, afirma Schérer y Hocquenghem en L’âme atomique: nosotros
retomamos un movimiento estético inacabado, en cada uno de sus momentos, que no
forman simples estadios estructurales” (Schérer y Hocquenghem, 1986, p. 301). No hay,
por tanto, periodos ni tiempos definidos en la estética, se trata de unas categorías que
hacen parte de un movimiento que es “transhistórico” (Schérer, 1986), que permanecen de
manera intempestiva, como por ejemplo lo “barroco” (Schérer, 1986). Este juego
atractivo”, en términos de Fourier, trae como resultado la creación de nuevos modos de ser
y debido a que las formas que organizan las pasiones son distintas en cada viviente, se da
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por sentado que la existencia está plagada de multiplicidades que son recogidas por esta
estética. Schérer encuentra en Fourier el fundamento para el cambio y la reconfiguración
social y política sobre los linderos de la estética. Se denomina entonces “estética pasional”
a aquello que no busca estatizar la vida en un movimiento incorporal que devenga
absoluto, por el contrario, es incorporar la vida en la estética, y viceversa.
Todo esto nos lleva a comprender como se forman las subjetividades estéticas, las
cuales se oponen a toda estructura, no poseen sistema, no poseen modelo, son negatividad
porque son resistencia, su marcha es marcada por la errancia, el nomadismo, lo
indeterminado y la atomicidad.
Dichas subjetividades se afirman como proyecciones múltiples. Las subjetividades
se hallan nómadas, desterritorializadas, no-fijas sino ligadas al devenir, al desplazamiento
atractivo sobre el plano de inmanencia y todo gracias al cambio de eje. Ahora bien,
partiendo de estos fundamentos, ¿cómo se hace posible una propuesta educativa?, ¿cómo
sería este tipo de educación?, ¿de qué manera una educación pensada desde estos
fundamentos puede constituir una emancipación desde la infancia y un cambio social?
Hacia una infancia mayor
La infancia es uno de los males de nuestro mundo. De un mundo que padece,
que sufre a esos gamberros, a esos salvajes o “vándalos”, es esa ralea que, sin
embargo, él mismo ha ilustrado y en la que ha dejado de reconocerse”. (Schérer,
2016, p. 11)
¿Cómo pensar la educación partiendo de la atracción apasionada, de la existencia de
las pasiones y de fundamentos estéticos? Ofreceremos aquí un camino para llegar a ello, no
sin antes reiterar que no intentamos cometer el error de entregar un modelo o programa
para entender la infancia, ni mucho menos cómo debe educarse al niño
6
, esto aquí no es
más que una lectura a la luz de la atracción apasionada y de su materialización en el
movimiento social. Por tanto, no hay modelo porque el fin de la educación pasional dista
de ello, no obstante, hay un principio, dejar-hacer. Abrámonos paso con esta pregunta que
corresponde al título de la edición en español del libro Vers une enfance majeure (2006)
compilado por René Schérer sobre educación en Fourier: ¿Cómo educar para la libertad y
la felicidad?
Para Charles Fourier hay un movimiento venido de la naturaleza que ha sido
interrumpido, coaccionado, desviado por el orden civilizado, un orden que solo ha traído
malestar y pesadez. En este mismo texto, ya mencionado ¿Cómo educar para la libertad y
6
Para René Schérer hablar del niño, en el sentido de política e inclusión social, es también hablar del Joven, como lo
afirma en el preámbulo de ¿Cómo educar para la libertad y la felicidad? (2016): “el niño, incluyendo en el mismo
término al Joven, a las nuevas generaciones, inquieta y atemoriza” (p. 11).
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la felicidad? (2016), René Schérer nos presenta una bella colección de imágenes, una
cartografía de lo que sería para Fourier la educación en el orden societario armónico o,
como él lo llama, educación armónica o educación natural; a partir de un análisis
comparativo entre la educación civilizada y sus consecuencias en el siglo XIX, una lista que
bien podría extenderse en nuestra contemporaneidad.
A diferencia de la educación civilizada, la educación armónica que hemos decidido
llamar educación pasional, para darle un énfasis y relevancia a las pasiones, parte de tres
objetivos: “vigor, destreza e instrucción, sin someterlos a la voluntad de padres ni
preceptores, permitiéndoles la mayor y más absoluta libertad” (Fourier, 2016, p. 47).
¿Cómo lograr una educación en la que se prescinda de maestros y padres para crecer y
desarrollar las pasiones?, pues, “todo se basa en la influencia de las Series de Grupos” (p.
47), pero, ¿qué son las Series?
Para facilitar la comprensión del neologismo fourierista, Schérer presenta las Series
comparándolas con lo que en nuestra actualidad serían los grupos de adultos como
“guerrillas, clubes, casinos” y que se presentan en los niños con el nombre de “bandas”. Se
hace referencia al impulso que mueve a formar grupos por deseo, por atracción, por
propósitos en común, en una palabra, las Series constituyen una muestra del
establecimiento de una “relación pasional” (ralliement passionnel) o mecanismo pasional
y de la vigencia de la atracción apasionada. De aquí la necesidad de abandonar las “parejas
normativas” para así dejarse llevar por la atracción, por tanto, el infante seguirá su propio
deseo. De esto obtenemos un doble carácter: estético, de acuerdo a las pasiones y a la
creación de subjetividades, y político, a través de la organización social primera en grupos.
Organicemos, pues, esta segunda sección en dos partes: la primera, la propuesta educativa
y, la segunda, la transformación social y política.
Educación pasional y su principio emancipatorio
La propuesta de una educación pasional señala que el niño desde que pueda andar
es apto para hacer parte activa de la sociedad, “los Chiquillos, desde los cuatro años, están
hasta cierto punto emancipados. A esa edad son libres de actuar como deseen” (Fourier,
2016, p. 106), no hay que esperar a que sea un adulto, no hay aplazamiento, sino
condiciones para el establecimiento de la libertad o libre crecimiento (livre essor). Desde
ese momento, “en que puede andar por mismo debe confiársele a la naturaleza y a la
atracción” (Fourier, 2016, p. 47).
La potencia que existe en los niños, en tanto que fuerza o impulso vital, en
civilización son catalogados como trastornos, tal es el caso de la Hiperactividad y el Déficit
de Atención (TDAH), de los cuales el mariposeo puede bien ofrecernos una lectura
interesantemente contraria sobre ambos; para la educación pasional éstas aquí son
virtudes, “no hay niños perezosos […] Todos son trabajadores infatigables cuando se dejan
llevar por sus antojos” (p. 48).
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Rousseau en el Emilio ofrece un manual comprendido en etapas de la infancia y la
adolescencia, una organización por edades en la que se buscaba indicar qué cosas enseñar
para cada edad, pero también lo que debe prohibirse para él, como critica Schérer (1983):
“El Emilio de Rousseau […] fija para el niño su puesto en la sociedad y su entrega a los
cuidados del pedagogo […] El Emilio da al siglo de las Luces un estatuto que era buscado.
Lo hace nacer y crecer, le conduce desde la cuna hasta el matrimonio” (p. 20), visto de esta
manera, el Emilio no es solo un compendio de preceptos pedagógicos sino también
morales. Fourier también ofrecerá una organización etaria, pero de forma distinta, sin ser
en modo alguna absoluta o determinante a priori, es producto de la observación, de
seguimiento línea a línea del movimiento social del cual la infancia no está exclusa. Será
entonces una organización ilustrada por Fourier en las Series, las bandas, los grupos que
pueden ser fácilmente percibidos en nuestra más cercana cotidianidad. Fourier lo presenta
así, pero para su mejor comprensión organicémosla en una pequeña tabla:
Fourier simplifica esta misma organización de la siguiente manera: de cero a dos
años (educación material), de dos años a cuatro años (educación anterior), de cuatros años
y medio a nueve años (educación citerior), de nueve años a quince años (educación
ulterior); y de quince años a veinte años (educación posterior). Ahora bien, la pregunta que
desde la lógica del pedagogo emerge es aquella que demanda por un método, por el cómo,
la cual aquí no es válida, pues a estas preguntas presuntuosas y arrogantes están
relacionadas a la teoría del conocimiento a aquello que desde la modernidad intento
reducir el mundo de la vida a la objetividad.
La organización etaria no está dada en términos de epistemológicos, sino políticos y
sociales desde la estética de las pasiones, no hay una construcción teórica, sino
disposiciones para el engranaje social y económico en relación con el trabajo. Estos
intentos de reducir los comportamientos y el flujo pasional a conceptos científicos y
universales no es algo que importe a la educación pasional, más bien se trata de
“neutralizar la influencia de los padres” (Fourier, 2016, p. 86), del preceptor, de los adultos
en general, sobre los niños; puesto que “el verdadero preceptor del niño […] es la compañía
de otros niños seis meses o un año mayores” (p. 87), a lo que Fourier llama subordinación
pasional de los niños.
Categoría o grado
Edad
Niños Y Niñas de pecho
0 a 9 meses
Nenes Y Nenas
9 a 21 meses
Diablillos Y Diablillas
21 a 36 meses
Querubines Y Querubinas
4 años y medio a 6 años y medio
Serafines Y Serafinas
6 años y medio a 9 años
Colegiales Y Colegialas
9 años a 12 años
Gimnastas (ambos sexos)
12 años a 15 años
Jovencitos Y Jovencitas
15 años a 19 años
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Esta subordinación no tiene nada que ver con jerarquías de mando, sino con el
ejemplo, la emulación, con la admiración y devoción que unos niños sienten respecto de
otros. Si queremos encontrar la prerrogativa de la educación pasional, como afirma
Schérer (2002), tendríamos que ir al antes de la enseñanza, al momento previo de la
instalación del dispositivo y ahí lo encontraremos. Por tanto, la educación es dada por
influencia de sus pares o contemporáneos. Esto podría significar ir al antes de la
educación: la imitación, ya no por imposición sino por pasión y deseo. No se trataría de un
modelo único a seguir, sino de la difracción de dicho modelo, de la multiplicidad del
mismo.
Para ratificar esto Schérer señala que Fourier “tomando las pasiones de la infancia
en la diversidad de sus detalles, las engrana desde su origen y antes de la enseñanza,
indicando los medios para sobreponerse a los bloqueos y los cortes” (p. 55), dándole la
entrada al niño al orden social que será puesto en marcha luego de ser “abandonado a su
voluntad”.
La teoría de la atracción apasionada soporta todo lo aquí dicho, puesto que el juego
atractivo de las pasiones en la creación de subjetividades estéticas (Schérer, 1986), el modo
en que estas se engranan para formar un carácter específico permitirá que, luego, el niño
según su orientación pasional se una a un grupo o Serie de niños por edades y pasiones;
por ejemplo, si le gusta trabajar la madera, ser recolector de basura, limpiar las calles,
cultivar, etc., pues buscará Series que se dediquen a realizar este tipo de artes. Nadie
decidiera por él, solo él puede hacerlo y está en pleno uso de sus facultades y competencias
para demandarlo.
Apoyándonos en España (2018), para Fourier el trabajo es el centro alrededor del
cual se satisface tanto la subjetividad del individuo como las pasiones de la colectividad
(p. 5), razón suficiente para la inclusión del niño por medio de éste:
El trabajo es atractivo, todos los movimientos y actividades en el falansterio
están orientados por el sentir estético […] El trabajo en el falansterio tendrá la
facultad de ser parte activa de la felicidad de las personas, ya que siempre se
trabajará bajo la influencia de las pasiones, en trabajos que sean del gusto de
quien lo realiza. (España, 2018, p. 5)
El falansterio es una estructura arquitectónica pensada en pro del libre desarrollo y
crecimiento de las pasiones, consiste en un espacio pensado estéticamente para las
relaciones humanas y sociales, pero también para esos momentos de misantropía y
soledad. Armand y Maublanc en su texto Fourier (1996), definen al falansterio como un
inmenso hotel amueblado, donde cada quien se agrupará de acuerdo con sus afinidades,
donde se cambiará todos los días de grupo para no tener constantemente a la vista a las
mismas personas(p. 69). El falansterio es concebido aquí como un espacio diseñado para
que las doce pasiones tengan su expresión.
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Ahora bien, el niño en el falansterio, en el orden societario, incentivado por los
grupos, las series graduales y los talleres infantiles, pide trabajar al dejar la cuna, desde el
momento en que puede andar con seguridad y seguir a otros Chiquillos iguales a él”
(Fourier, 2016, p. 127). El trabajo es deseado por él, por tanto, la explotación infantil desde
esta perspectiva no radica en la vinculación del niño al trabajo, sino porque éste no trabaja
apasionadamente, ya que en el sistema capitalista todo lo que entra es explotado.
En civilización el trabajo no es atractivo, sino forzado, y esto en la misma medida es
aplicable a los adultos, debido a que “la civilización no ofrece garantías a las personas para
vivir felizmente, y mejor aún, lo habían convencido de que el trabajo es utilizado como una
forma de explotación” (España, 2018, p. 3). Sin embargo, “ni el trabajo en mismo, ni la
inserción temprana en la sociedad de los adultos son causa de la explotación de la infancia,
lo cual revela un desconocimiento de la atracción apasionada” (Schérer, 1989, p. 179). El
niño por la educación pasional pedirá trabajar, será algo deseado, pedido a voluntad,
porque la atracción apasionada así se lo ha susurrado al corazón.
La educación entendida así consistiría en un conjunto de mecanismos que, al igual
que una orquesta, proporcionan movimiento a las pasiones para que, tal cual fuera una
pieza musical, se organicen y formen una linda melodía con todas sus variaciones, tonos
altos y fuertes y también, por momentos, tonos bajos y suaves.
La educación pasional será el medio para la entrada a una nueva sociedad industrial
en el que todos los personajes del ámbito social actual serán incluidos y juegan un papel
importante. La educación pasional se propondrá liberar al niño desterrando el deber ser,
cambiándolo por el dejar hacer; al decir de Fourier (2016): “el deber viene de los hombres,
la atracción viene de Dios (p. 189), siguiendo la naturaleza de la educación por el ejemplo
y los mecanismos pasionales que producen las subjetividades, las cuales son polifónicas
(Guattari, 1996) múltiples y heterogéneas.
Hay que cuidarse de creer que haya reinado la igualdad(Fourier, 2016, p. 172), la
igualdad con esto queda sin bases, ella es signo de sometimiento y represión, tan
incomprensible como impracticable, la organización por Series nos indica un camino
totalmente distinto, donde la cabalística y el mariposeo toman el mando y control del
orden social. ¿Es posible pensar, entonces, la libertad o emancipación del niño desde una
educación pasional? Pues, ello se consolida en la medida en que este personaje olvidado
y sometido acceda al espacio político y social por vía del trabajo atractivo, es así como se
comprende la libertad en Schérer y Fourier, una libertad que no solo implica una
transformación y disposición anímica de los individuos, sino de todo un sistema social y
político.
Implicaciones políticas y sociales de la educación pasional
Para Schérer, pensar en una educación infantil, en tanto que ésta adquiera el
compromiso de emancipación, debe implicar una cambio completo en el orden social de
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modo diferencial; puesto que, como es evidente, no es posible que en nuestras sociedades
contemporáneas el niño haga parte del engranaje social por medio del trabajo, porque eso
significaría explotación, un alto costo de la humanidad y de la libertad que se predica en
nuestras sociedades ya agotadas del liberalismo y neoliberalismo (analizado
magistralmente por Foucault, 2006). La corporación como formación de Series y Grupos
apasionados posibilitará la inserción directa del niño sin condiciones preestablecidas para
su emancipación, “este espíritu de corporación […] se transmite de tribu en tribu a lo largo
de la infancia” (Fourier, 2016, p. 170).
Ahora bien, señalemos tres puntos o principios sobre los que marcha la educación
pasional: 1) Es práctica, emulativa más que teórica y retardataria; 2) Se basa
exclusivamente en las pasiones, en el carácter o subjetividad que de estas se produce y de
su orientación pasional en relación al trabajo, siendo éste el medio y campo abierto para el
conocimiento y para “ganar destrezas” y virtudes; 3) En ella se encuentran múltiples
formas de variación para la inserción social del niño, girando todas en torno al placer, al
goce, “pues cualquier trabajo proporciona un goce gracias a las series pasionales” (Fourier,
2016, p. 187). En resumen, “cabe, por tanto, asignar a la educación cuatro objetivos: Para el
cuerpo: destreza y talentos prácticos. Para el alma: virtud y ciencia teórica” (p. 186).
Si aún no es posible encontrar en todo esto las implicaciones políticas de la
educación pasional, he aquí otro ejemplo: el uso de las libertades, concebida como una
experiencia propiamente política que en civilización se muestra en los niños de forma
subversiva, como una forma de retar el orden social que les reduce, al decir de Fourier
(2016), formando auténticas hordas dedicadas a pequeños robos, a romper cristales y
cercados, a lanzar piedras, a maltratar” (p. 192) producto de la opresión del sistema
civilizado, lleno de coerción y señalamientos, en Armonía
7
todo será de forma distinta.
“En el régimen educativo de la Armonía” (Fourier, 2016, p. 193) “los niños disfrutan
continuamente de completa libertad desde los cuatro años de edad” (p. 193). La libertad no
está reducida aquí al mercado o al comercio, no tiene fundamentos en la economía política
sino en una economía doméstica. En Civilización las pasiones y la producción de los
caracteres constitutivos de las subjetividades son vicios, lo cual no hace más que suponer la
existencia de estructuras, modelos, universales y totalitarismos que convocan plenamente
a ideas absolutas y únicas, “así pues, dejemos de pensar que los niños y los hombres tienen
vicios. No es así. Tienen pasiones que la Civilización no es capaz de desarrollar y de
orientar hacia el bien (Fourier, 2016, p. 195). Por tanto, siempre se les escucha a los
expertos civilizados y a los moralistas más diestros hablar de “corregir”, de “desviación”, de
7
Armonía aquí no debe entenderse como una tal calma, tranquilidad, quietud o inmovilidad absoluta, sino la
orden social, a un estadio, gradación u organización social y política a la que puede acceder el género humano
para alcanzar la felicidad, es una aproximación a todo lo concerniente, actualmente, a ecosistemas
sostenibles. Según España, la “Armonía es un estadio superior, un sistema de funcionamiento que alcanza la
humanidad orientada por las pasiones, luego de haber pasado unos estadios inferiores como la barbarie, el
patriarcado, la civilización. (España, 2017ª, p. 202)
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“moderar” respecto de las pasiones. A razón de ello, Fourier interpela: ¿Desearías que se
corrigieran? (2016, p. 195).
No hay nada que cambiar, ni corregir o moderar, “no se cambia al hombre”, “no se
cambian las pasiones”, por contrario, ellas son “la regla al orden de educación social”. Sin
embargo, hay un cambio, “pero es un cambio de marcha” (Schérer, 2002, p. 27). Se tratará
entonces, contrario a estas prácticas civilizadas, de suministrar otros medios para
desarrollar más activamente sus pasiones” (Fourier, 2016, p. 193) y en esto consiste el
objetivo de una educación pasional, facilitar los medios, llevando al niño a sentir por el
trabajo productivo ese entusiasmo que el orden civilizado sólo es capaz de despertar
cuando se trata de un trabajo de destrucción” (Fourier, 2016, p. 195).
La liberación de la infancia tiene una prerrogativa muy clara y concreta: cambiar el
deber-ser por el dejar-hacer (laisser-faire) “propio de un laxismo”, sustitución o giro de la
prerrogativa moral kantiana. Pero para que dicha liberación se haga efectiva es necesario
que al niño se le “abandone” y no se le proteja. Afirmará Fourier:
Si, en lugar de querer corregir las pasiones, se investigará cuáles pueden ser los
motivos de la naturaleza para dar a las pasiones una marcha tan diferente al
deber, se nos mostrará, más bien, que estos deberes sagrados no tienen
ninguna relación con la justicia. (Fourier, 1998, p. 189)
Schérer nos da una noción que señala una nueva forma, un punto de partida para
empezar a tratar la infancia, a la infancia respecto a su relación con el trabajo: una
“infancia mayor” (l’enfance majeure). En ella se contiene la función y el puesto del niño en
la sociedad. El niño en Schérer es el principio social, es el portador, si se quiere, del
movimiento social originario; “el niño revela propiedades irremplazables aun no conocidas
en civilización” (Schérer, 2002, p. 87). La “infancia mayor” deviene útil y colectiva, útil por
los aportes efectivos hechos a la sociedad, debido a su necesidad atractiva que crea
relaciones, que lo llevan a trabajar en grupos organizando Series. Explica Schérer, en
Enfantines (2002), que “lo esencial es que el infante, en Fourier, no aprende por aprender,
sino que desarrolla sus potencias o poderes al servicio de sus pasiones y de la Falange en
todas partes” (Schérer, 2002, p. 18).
Si las pasiones constituyen un don otorgado por Dios y que además son éstas las
portadoras del orden social y político, por estar ligadas a la atracción apasionada, entonces,
son ellas la posibilidad para la emancipación del niño al campo social y político, pero
también el canal de acceso a su represión y coerción social, se trataría de ir contra de la
naturaleza que insta al niño, al igual que el adolescente y el adulto, a aportar a la sociedad
según sus capacidades y conforme al desarrollo de sus pasiones. Las pasiones no son
inútiles, ellas son las señalan el camino, son los códigos abiertos que portan las destinées
de la humanidad. Por eso hablar de una infancia mayor es proponer y pensar que los
niños no son menos que los adultos y no se deben someter sus deseos y decisiones, ellos
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son poseedores de una orientación pasional que debe ser escuchada, ella es deseo y
constituye la clave de acceso a la compresión de su inserción social.
Las doce pasiones que por la atracción apasionada crean el carácter de los
individuos (subjetividades estéticas) son las que infinitesimalmente portan en el orden
social expresado en la formación de Series, lo cual no es otra cosa que individuos reunidos
por afinidades: los carpinteros, los campesinos, los cocineros, los músicos, los filósofos y
humanistas, los biólogos y los químicos, los científicos, los danzarines y los actores de
teatros, estas son las Series, individuos en relación, subjetividades producidas en el flujo
del deseo o, en palabras de Fourier, vinculados por atracción apasionada, formula política
para la organización social.
Ahora solo resta imaginarlo a una escala mayor, en la imagen del Imperio, un
imperio sin maestros ni reyes o monarcas. La educación pasional es quien da la marcha, no
es un cambio en el sentido de la revolución suministrada por golpes de Estado, sino a
partir de un tránsito en la creación de nuevos imaginarios, formas de pensamiento que lo
proporcionen, es así como se propone construir una realidad social y política.
La educación pasional está antes (como creación de nuevos imaginarios para
apertura y preparación al tránsito), durante (en el establecimiento de un nuevo orden
social y político en la formación de Series apasionadas desde la infancia hasta a la vejez) y
después (como preparación para el crecimiento y desarrollo de nuevos gérmenes
pasionales y nuevas necesidades para la sociedad).
Conclusiones
Las vías y caminos que se han recorrido para emancipar al niño y darle su lugar en
la sociedad ha sido pedregoso, nunca lo ha resuelto, solo han sido impresiones, “trampas al
conocimiento”. La ilustración abrió, sin duda, esta posibilidad, pero también logro cerrar, a
su vez, la vía recta y directa que le permitía al niño entrar. La educación así empezó a
rodear y plagar el entorno del niño que, en lugar de liberarlo sobre el campo social
inmanente, lo dispuso deponiendo sus potencias al atraso conservado en la promesa futura
de emancipación: chantajes modernos, al fin y al cabo.
La pedagogía moderna que hace alarde de sus logros no ha hecho otra cosa que,
disimuladamente, atentar contra las pasiones del niño a partir de metodologías que parten
de estereotipos, moldes y estatutos fijos y universalizantes; es difícil, por tanto, pensar una
liberación desde esta perspectiva. La educación pasional como un plan de acción para la
emancipación del género humana, empezando por los niños, busca hacer el niño un
individuo activo que aporte a la colectividad, al mismo que tiempo en que desarrolla sus
pasiones y crece en virtudes; ella consiste en ir a la práctica y aprender por medio del
ejemplo, de la observación para luego imitar, sin imposición de maestros, su seguimiento
es por devoción y en lugar de maestro será su amigo, una amistad apasionada.
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Una propuesta de educación que no busque el niño sea carne para experimento y
análisis, sino que simplemente se deje, se le abandone a su voluntad para que él mismo
descubra y explore sus deseos, es una educación que apuesta por la libertad, un laxismo
que necesita de unas condiciones políticas y sociales especiales, no nos aproximamos, por
tanto, a la realización de este bello sueño para la civilización, nuestra sociedad
contemporánea, ello contraería un problema mayor, ya que en lugar de proporcionar
libertad al niño le estaríamos condenando a un calvario ininterrumpido.
Existe con esta propuesta educativa una exigencia de cambio, pensar en una
educación pasional, la cual inste a la liberación estética del niño, es pensar en la
transformación del orden social, es llegar a un mundo en el que las pasiones se hayan
desarrollo de modo tal que cada uno esté en marcha de su felicidad, ya que en nuestras
sociedades contemporáneas no se puede ser completamente feliz, porque nadie lo es, se
vive en el resentimiento y las envidias negativas, cambiar de marcha es cambiar de ejes y el
de la educación pasional es el uniteísmo, que es lo contrario al egoísmo; es decir, lo más
próximo al amor, a la bondad. Es así como educación pasional no solo trae consigo la
emancipación del niño y su entrada activa al orden social, sino la transformación completa
de las sociedades desde su fondo, no de forma abrupta, sino a partir de un tránsito liderado
por vía pasional. Un tránsito necesario para el establecimiento de un orden social en el que
la armonía como sistema social y político llegue a la realidad, sin más.
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REVISTA DE
FILOSOFÍA
Esta revista fue editada en formato digital y publicada
en octubre de 2021, por el Fondo Editorial Serbiluz,
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
Nº 99-3